Elevada a la gloria del cielo, con su alma y su cuerpo

Evangelio según San Lucas 1,39-56. 

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! 
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". 
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. 
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz". 
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: 
¡su Nombre es santo! 
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. 
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. 
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. 
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. 
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". 
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. 

San Germán de Constantinopla (¿-733), obispo 

Homilía 1 sobre la Dormición de la Madre de Dios; PG 98, 346

«Elevada a la gloria del cielo, con su alma y su cuerpo» (Oración de la fiesta)

Templo viviente de la divinidad santísima del Hijo único, Madre de Dios, verdaderamente, lo repito con agradecimiento, tu asunción no te ha alejado de los cristianos. Sigues viviendo de manera imperecedera y, sin embargo, no permaneces lejos de este mundo perecedero; al contrario, estás cerca de los que te invocan, y los que te buscan con fe te encuentran. Era necesario que tu espíritu quedara para siempre fuerte y viviente y que tu cuerpo fuera inmortal. En efecto, ¿cómo la disolución de la carne hubiera podido reducir tu cuerpo a polvo y ceniza siendo así que tú has liberado al hombre de la ruina de la muerte por la encarnación de tu Hijo?... 

Un niño busca y desea a su madre, y a la madre le gusta vivir con su hijo; de la misma manera, puesto que tenías en tu corazón un amor maternal a tu Hijo y a tu Dios, era normal que habías de volver cerca de él, y Dios, a causa de su amor filial hacia ti debía, muy justamente, concederte participar de su condición. Así, muerta a las cosas perecederas, has emigrado a las moradas imperecederas de la eternidad en donde resides Dios con quien compartes desde ahora la vida... 

Tú has sido su morada corporal; y ahora es él quien, a cambio, se ha hecho la mansión de tu descanso. «Este es, dice él, el lugar de mi descanso por los siglos de los siglos» (Sl 131,14). Este lugar de descanso, es la carne que él revistió después de haberla tomado de ti, Madre de Dios, la carne en la cual, así lo creemos, se presentó en el mundo presente y se presentará en el mundo futuro cuando vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Puesto que tú eres la mansión de su descanso eterno, te ha sacado de la corrupción y te ha hecho morar con él queriendo guardarte en su presencia y en su afecto. Por esto, todo lo que tú le pides como lo hace una madre atenta a sus hijos, y todo lo que tú deseas, lo cumple con su poder divino, el, bendito por la eternidad.

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Asunción de la Bienaventurada Virgen María

Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, consumado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950.

La cuestión de la introducción y evolución de la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen es extensísima, sin embargo, sirvan como punto de partida para hilvanar el tema estos tres hitos históricos:

-En primer lugar, la construcción de iglesias dedicadas a la Virgen María, la Theotokos (Madre de Dios), trajo inevitablemente consigo la celebración de la dedicación de dichas iglesias. Consta con certeza que en la primera mitad del siglo V había ya en Roma y en Éfeso iglesias dedicadas a Nuestra Señora, y algunos historiadores opinan que ya en el año 370 se celebraba en Antioquía la conmemoración de «la siempre Virgen María, Madre de Dios».

-En segundo lugar, dicha conmemoración de la Santísima Virgen no hacía al principio mención de su salida de este mundo, simplemente se celebraba, como en el caso de los demás santos, su «nacimiento para el cielo» («natalis»); la fiesta recibía indiferentemente los nombres de «nacimiento», «dormición» y «asunción».

-En tercer lugar, según una tradición apócrifa pero muy antigua, la Santísima Virgen murió en el aniversario del nacimiento de su Hijo, es decir, el día de Navidad. Como ese día estaba consagrado a Cristo, hubo de posponerse la celebración de María. En algunos sitios empezó a celebrarse a Nuestra Señora en el invierno. Así, san Gregorio de Tours (c. 580) afirma que en Galia se celebraba a mediados de enero la fiesta de la Virgen. Pero también consta que en Siria la celebración tenía lugar el quinto día del mes de Ab, es decir, hacia agosto. Poco a poco fue extendiéndose esa práctica al Occidente. San Adelmo (c. 690) afirma que en Inglaterra se celebraba el «dies natalis» de Nuestra Señora a mediados de agosto. La costumbre de dedicar iglesias a la Asunción de la Virgen data de la época moderna; en la Edad Media se dedicaban simplemente a Santa María. La advocación particular de cada una de las iglesias dedicadas a la Virgen dependía de varios factores; no menor era la ventaja de que la Asunción no cae durante la cuaresma sino en el verano. 

La fiesta de la Asunción es, por excelencia, «la fiesta de María», la más solemne de cuantas la Iglesia celebra en su honor y es también, la fiesta titular de todas las iglesias consagradas a la Santísima Virgen en general. La Asunción es el glorioso coronamiento de todos los otros misterios de la vida de María, es la celebración de su grandeza, de sus privilegios y de sus virtudes, que se conmemoran también, por separado, en otras fiestas. El día de la Asunción ensalzamos a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre y, sobre todo, por la gloria con que se dignó coronar esas gracias. Sin embargo, la contemplación de la gloria de María en esta fecha no debe hacernos olvidar la forma en que la alcanzó, para que imitemos sus virtudes. Ciertamente, la maternidad divina de María fue la fuente de su grandeza, pero Dios no coronó precisamente la maternidad de María, sino sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su perfecto homenaje de adoración a Dios, amor, alabanza y agradecimiento. La asunción corporal de la Virgen a los cielos tomó carta de ciudadanía en la fe católica de una manera natural, a lo largo de los siglos, y como corolario de una gloria de la Madre de Dios que el Señor había querido manifestar de muchas maneras. Por ello podrá decir SS Pío XII el 1 de noviembre de 1950, al proclamar el dogma de la Asunción:

«La extraordinaria unanimidad con que los obispos y los fieles de la Iglesia católica afirman la Asunción corporal de María al cielo como un dogma de fe, nos hizo ver que el magisterio ordinario de la Iglesia y la opinión de los fieles, dirigida y sostenida por éste, estaban de acuerdo. Ello probaba con infalible certeza que el privilegio de la Asunción era una verdad revelada por Dios y contenida en el divino depósito que Cristo confió a su esposa la Iglesia para que lo guardase fielmente y lo explicase con certeza absoluta» Y de esa certeza, y para testimonio y guía de las futuras generaciones, la proclamación del dogma:

«Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.»

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Me enseñas que aquello en lo que creíste era Verdad

Santo Evangelio según San Lucas 1, 39-56. Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

María, cuéntame lo que es ver cumplido todo lo que se te fue prometido.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

María... María... Cuánto me has enseñado; cuánto has creído; cuánto has amado.

Me enseñas a creer, me enseñas a amar... me enseñas a esperar. No sabías qué iba a pasar y, sin embargo, decidiste amar pues tu mirada no estaba en aquello que no comprendías o en el asombro del mensaje que en ti producía... estaba en aquello que más querías; que más amabas... estaba en Dios.

Tu mirada estaba en ese Dios que bien conocías... Estaba en ese Dios que sabías que te amaba más que nadie. Tu mirada estaba puesta en la esperanza de ese amor que, por ser amor, implica dolor, confusión, soledad, cruz...Amor que no se estanca ahí, sino que se transforma en plenitud, en verdadera paz, en verdadera felicidad.

Tu mirada estaba puesta en ese Dios que cumple sus promesas... En ese Dios que aunque parece que algunas veces abandona, nunca lo hace. Tu mirada, simplemente, estaba puesta en el verdadero Dios.... Aquél en el que siempre creíste; a quien siempre amaste.

Hoy, en este día de la Asunción, me enseñas que aquello en lo que creíste era verdad... que aquellas promesas en las que pusiste todas tus fuerzas, toda tu mente, todo tu corazón se han cumplido. Me enseñas a caminar con la mirada puesta en Dios y lo demás... ya sea el dolor, la confusión, la soledad, la cruz, se transformarán en plenitud, en verdadera paz, en verdadera felicidad. Gracias por enseñarme a esperar.

María... María... "Dichosa tú que has creído, porque se cumpliótodo cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Cometemos una gran injusticia contra Dios y su gracia cuando afirmamos en primer lugar que los pecados son castigados por su juicio, sin anteponer -como enseña el Evangelio- que son perdonados por su misericordia. Hay que anteponer la misericordia al juicio y, en cualquier caso, el juicio de Dios siempre se realiza a la luz de su misericordia. Por supuesto, la misericordia de Dios no niega la justicia, porque Jesús cargó sobre sí las consecuencias de nuestro pecado junto con su castigo conveniente. Él no negó el pecado, pero pagó por nosotros en la cruz. Y así, por la fe que nos une a la cruz de Cristo, quedamos libres de nuestros pecados; dejemos de lado cualquier clase de miedo y temor, porque eso no es propio de quien se siente amado. "Cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. [...] Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización". Que seamos, con María, signo y sacramento de la misericordia de Dios que siempre perdona, perdona todo.

(Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy antes de dormir rezaré un avemaría pidiéndole a María que renueve mi esperanza en el Amor de Dios.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Con María, aprendiendo de su admirable Asunción

Desde el día de la Asunción pude ser más plenamente madre de todos, fuera ya de los límites del tiempo.

Toda tu vida, María Santísima, es para tus hijos enseñanza y camino. Al meditar sobre tus días, tus pasos, palabras, silencios y gestos de amor, hallamos respuesta a nuestro dolor, nuestras dudas, tristeza o soledad. Desde tu ejemplo y compañía aprendemos a caminar, en el alma, los senderos de tu Hijo.

Y no sólo es tu vida la que nos enseña, Madre, sino también los hermosos regalos con que el Padre, enternecido de amor por tu gracia y fidelidad, te ha adornado.
Uno de esos regalos es tu Admirable Asunción.

¡Ay, Madre, cuánto me gustaría pedirte que me dejaras caminar cerca de ti en ese último día! Sí, ese último día tuyo entre nosotros en que el sol te habrá besado con más fuerza y las flores se deshicieron en perfumes para acompañarte… ¡Y los pájaros!!! Seguro se habrán alborotado en los árboles cercanos, acomodándose en los mejores sitios para deleitarte con sus gorjeos…

Madre, el más pequeño de los pajarillos es más digno que yo de hacerte compañía. Pero aún así, desde mi nada, mi alma se atreve a soñar que te despide en un mediodía pleno de perfumes y trinos.

- Hija, aunque me acompañases y despidieses, como tú dices, de poco te serviría si no intentas meditar el significado de este regalo de amor de Dios en tu propia vida.

-¿Cómo se hace eso Señora?

- Intentaré explicarte. Desde el día de la Asunción pude ser más plenamente madre de todos, fuera ya de los límites del tiempo. Y no solamente Madre para que me llames en los problemas temporales que te inquietan sino, por sobre todo, Madre para acompañarte en el camino hacia mi Hijo. Madre para que comprendas que, a cada instante, Dios te está dando oportunidades para que le descubras, para que te venzas en aquellos defectos que más opacan tu corazón. Quiero que un día todos estén aquí, en la gloria de Dios Padre. Poder abrazarlos y decirles cuanto les he amado, cuanto les amo.

- ¿Podré, entonces, abrazarte un día, María?

- Querida, eso no depende de mí, sino de ti. Yo puedo ayudarte y, de hecho, lo hago. Por ejemplo, te he dado a ti, a todos, el Santo Escapulario del Carmen. Pero por sí mismo no puede salvarte. Eres tú la que debe conservarse, el mayor tiempo posible, en estado de gracia. Mi Hijo les ha dejado el Sacramento de la Reconciliación y se ha quedado con ustedes en la Eucaristía. Los medios están, hija. Pero, si los aprovechas o no, si los valoras o no, ésa es ya tu propia decisión. El camino es tuyo ¿comprendes? Nadie puede recorrerlo por ti. Y el camino es interior. Es más difícil para ti llegar a descubrir las profundidades de tu corazón que trepar una montaña para llegar a un santuario. Y muchas veces eliges la montaña ¡Y no te bastaría toda la cordillera si no te decidieras a conocerte a ti misma y cambiar de ti lo que te aleja de mi Hijo! ¿Puedes comprender?

- Ay Madrecita… cuánto debo caminar, aún, hacia los desconocidos paisajes de mi corazón.

- Debes saber que allí encontrarás cosas hermosas, como por ejemplo los dones que el Espíritu Santo te ha dado en el Santo Bautismo y aún no has utilizado. ¡Úsalos antes de que te sean quitados! También hallarás vanidades, egoísmos y rencores ¡Arráncalos antes de que te ahoguen! Entonces hija, estarás caminando hacia el corazón de Jesús. Hacia mi corazón. Ambos te esperamos al final del camino. Sé que no será tarea fácil, que algunas veces tendrás pequeñas victorias y otras sentirás que no puedes avanzar ni un paso. No te angusties hija, tú sólo mantén el deseo de caminar hacia Jesús, que Él te irá proveyendo los medios. Eres libre, hija. Nadie puede impedirte recorrer este camino. Aunque estés lisiada y postrada en una cama puedes realizar, dentro de ti, excursiones que no lograría el mejor de los alpinistas.


Voy comprendiendo, Madre, voy comprendiendo… poco a poco. No me es fácil, pero sé que estás allí, detrás de cada alegría y de cada dolor.

Se que tu Asunción es “una anticipación de la resurrección de los demás cristianos”(*). Y, al imaginarte en ese día pleno de trinos, flores y sol sereno, hallo las fuerzas para caminar según tus consejos.
 Madre, debo ahora comenzar a armar la mochila para la peregrinación a mi interior. Para ello, consultaré con los que puedan aconsejarme.

Hablare con mi sacerdote, le pediré su consejo y guía. Seguro me recomendará buenos libros que serán como carteles luminosos en medio de la noche señalando el camino. Además, no debo olvidar la mejor de las brújulas. El Santo Rosario.

- Ve, hija, ve. No tengas miedo. Alimenta tu alma con la Santa Eucaristía, y alivia tu carga con la Confesión. Sé que será éste el mejor de tus viajes.
Es hora de partir. Te abrazo con el alma y me sonríes. 


- Feliz fiesta de la Asunción, Madre querida.

- Feliz viaje, hija mía.

(*)Catecismo de la Iglesia Católica

Fundamentos Bíblicos del Dogma de la Asunción de la Virgen María

La Asunción no está en la Biblia en forma expresa, pero sí se concluye de la Biblia en forma necesaria.

Es un dogma que se formula así: "La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo." (Constitución Munificentisimus Deus)

La Asunción no está en la Biblia en forma expresa, pero sí se concluye de la Biblia en forma necesaria. Recordemos que la Biblia debe leerse como un todo

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena, 2 Tm 3, 16-17.

O de lo contrario terminaremos haciendo decir a la Biblia lo que no dice. Por eso hay que seguir la guía que nos proporciona la Iglesia

Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios, 2 Pe 1, 20-21.

Pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.1 Tm 3,15,

Iglesia que recibió de Cristo la gracia de enseñar con autoridad ("Quien les escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado", Lc 10, 16).

Primero entendamos que "asunción" no es lo mismo que "ascensión". La "ascensión" es el hecho de ascender a los cielos por sí mismo como Jesús (Lc 1, 3-11). "Asuncion" es ser llevado a los cielos por Dios mismo o por los ángeles.

1. ¿Es bíblica la Asunción de las personas?

Las personas pueden ser asuntas a los cielos como María. Fue antes el caso de Enoc

Siguió siempre los caminos de Dios, y luego desapareció porque Dios se lo llevó, Gn 5, 24

O de Elías

Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: "¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!". Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos,2 Re 2, 11-12.

Alguien dirá que con Jesús se abren las puertas del cielo, porque todos debieron esperar su llegada, pero olvida que los designios de Dios no están al alcance de los hombres

¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! , Rm 11, 33.

Así lo rátifica la Biblia:

Yavé hizo subir a Elías al cielo en un torbellino... 2 Re 2, 1

¿Porqué fueron llevadas las personas al cielo?

Por la fe y por haber agradado a Dios toda la vida ("Enoc anduvo con Dios...." dice Gn 5, 22). Dice San Pablo para que entendamos el caso de Enoc:

Por su fe también Enoc fue trasladado al cielo en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. Antes de que fuera arrebatado al cielo, se nos dice que había agradado a Dios; pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan, Hb 11, 5-6.

¿Fue ese el caso de María? Lo fue y en mayor grado.

3. Nadie como Maria en materia de fe y agrado a Dios

"Llena de Gracia" le dice el ángel Gabriel (Lc 1, 28), quien también le dice que Dios está con ella (la maravillosa frase de Lc 1, 28 es "Salve, llena de gracia, el Señor está contigo."); Enoc anduvo con Dios, pero Dios estaba con María. El mismo Dios, por su mensajero, la declara llena de gracia en una forma permanente pues ha encontrado el favor de Dios (Lc 1, 30) y María acata en forma totalmente incondicional la voluntad del Altísimo (Lc 1, 38). Es tal el estado de María, que -antes de la pasión de Jesucristo- puede declarar que Dios la ha salvado y todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lc 1, 48). Siendo así, es un caso como el de Enoc en grado máximo, pues mereció ser la Madre de Nuestro Señor ("...has encontrado el favor de Dios" dice el ángel).

Tenemos claro entonces que María agrada a Dios y es modelo de Fe, en tan esplendoroso sentido que ya es salva desde antes de la pasión de Nuestro Señor.

4. En María se da el cumplimiento de las promesas del Señor

Decía Jesús a los saduceos:

Pues cuando resuciten de la muerte, ya no se casarán hombres y mujeres, sino que serán en el cielo como los ángeles, Mc 12, 25.

Dice San Pablo

Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de él y nosotros vamos hacia él, 1 Co 8, 6

Y en otra parte:

Nosotros tenemos nuestra patria en el cielo, y de allí esperamos al Salvador que tanto anhelamos, Cristo Jesús, el Señor, Fil 3, 20

Esa es una promesa. Cuando María visita a su prima Santa Isabel, esta -llena del Espíritu Santo- declara

¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!, Lc 1, 45.

A los apóstoles, Jesús les recuerda que les prepara una morada en la casa del Padre:

No se turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino, Jn 14, 1-4.

Tenemos entonces frente a nosotros la promesa de la Resurrección. Ya Dios había salvado a María, no quedaba sino que al final de su vida resucitara inmediatamente. "La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (Catecismo, n. 966).

María nos precedió en el cielo y nos precederá siempre, como madre del rey que se sienta al lado del trono (Sal 45(44), 7-10).

Así las cosas, el dogma de la Asunción de María es plenamente bíblico.

5. María es la Nueva Arca de la Alianza, la cual debía subir al cielo

El Señor debía entrar en el reposo, y con El el arca:

¡Levántate, Señor, y ven a tu reposo, tú y el Arca de tu fuerza!, Sal 132,8

Que María es la Nueva Arca se sigue de Apocalipsis 11, 19 y el texto subsiguiente. Dice San Juan que se abrió el Santuario de Dios en los cielos y vio el Arca de la Alianza. ¿Y qué es lo que ve exactamente San Juan? La mujer vestida de sol, María.

Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza, Ap 12, 1

Juan ve a María en el cielo. ¿Cómo nos dice la Biblia que ella es la nueva arca de la alianza? Fíjate en lo que dice David cuando supo que el Arca iba camino de su casa:

Ese día sintió David un verdadero temor por Yavé y se dijo: "¿Y el Arca de Yavé va a entrar en mi casa?", 2 Sam 6, 9

Cuando María va a visitar a Isabel, esta -llena del Espíritu Santo- pregunta en voz alta:

Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor?, Lc 1. 43

Lo mismo que David salta de alegría frente al Arca (2 Sam 6, 14), Juan el Bautista lo hizo en el vientre de su madre cuando llegó María (Lc 1, 44). El Arca, luego del episodio de David, permeneción tres meses en el lugar (2 Sam 6, 11), el mismo tiempo que María permaneció en casa de Isabel (Lc 1, 56).

6.¿Cómo sabemos que efectivamente María fue asunta a los cielos?

Por la tradición de la Iglesia desde los principios del cristianismo. Las tradiciones de la Iglesia se verifican contra la Sagrada Escritura, y en este caso de la Asunción ya sabemos que es consecuencia necesaria de la Biblia.

Que las tradiciones de la Iglesia deben atenderse, es mandato bíblico:

Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta, 2 Tes 2, 15.

Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido, 1 Co 11, 2

Ver además Hch 28, 17. Eso por supuesto contradice la típica tesis de los hermanos separados de que la Biblia es la única fuente en los temas de Dios, tesis que no tiene fundamento bíblico alguno.

De pie a tu derecha está la reina
Reflexión del evangelio de la misa del Martes 15 de Agosto de 2017

María, madre sencilla, mujer oculta, la mujer que sabe escuchar, hoy nos llena de esperanza.

La  Asunción de la Virgen María
 Apocalipsis 11,19; 12,1-6.10: “Una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies”
Salmo 44: “De pie a tu derecha está la reina”
1 Corintios 15,20-26: “Resucitó primero Cristo, como primicia; después los que son de Cristo”
San Lucas 1,39-56: “Ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Exaltó a los humildes”

Con mucha razón nuestros pueblos han encontrado en la fiesta de la Asunción una fuente de esperanza y aliento para su vida diaria. Ya las mismas lecturas, de forma simbólica, nos presentan lo que ocurre en todos nuestros ambientes: dragones poderosos que parecen engullir a los débiles e inocentes que han puesto su esperanza en Cristo. El dragón y la mujer en fiero combate nos presentan la debilidad de la mujer preñada que está a punto de dar vida pero que debe enfrentar la crueldad del monstruo perverso que quiere arrebatarle a su hijo. La bestia ha dominado, según el Apocalipsis, gran parte del mundo y los creyentes tiemblan de miedo. Sin embargo la mujer logra escapar con su hijo y obtiene una victoria que llena de esperanza. Es verdad que hay maldad en el mundo, es verdad que el pecado y la violencia parecen dominar, pero la fuerza de Cristo, San Pablo dirá que de Cristo Resucitado, nos llena de seguridad para continuar en el combate.

La fiesta de la Asunción, que en muchos de nuestros pueblos se celebra con singular alegría, es la manifestación de que el Reino de Dios se construye con los humildes y con los sencillos, con la “esclava del Señor”, que espera que se cumpla en ella su palabra.

 

El Papa bendice desde la ventana

Confía a la Virgen los que sufren por desastres naturales o conflictos sociales
Francisco: "María nos trae la capacidad de la misericordia, de entender al otro, de sostenernos mutuamente"
"Nos trae una nueva capacidad de atravesar con fe los momentos más difíciles"

C.D./RV, 15 de agosto de 2017 a las 13:09

Le pedimos a la Virgen que vele por nosotros, que nos apoye, que podamos tener una fe fuerte, alegre y compasiva, que nos ayude a ser santos

(Cameron Doody).- Un deseo especial del Papa Francisco hoy, en su catequesis previa al ángelus en la fiesta de la Asunción, para todos los hogares del mundo. Que reine en ellos el mismo "ambiente de alegría y comunión" que reinaba en la casa de Isabel y Zacarías tras la visita de María, la cual se cuenta en el Evangelio de hoy. "Portando a Jesús, María nos trae una nueva alegría, llena de significado", ha recordado el pontífice, antes de confiar a la Virgen "las angustias y los dolores" de los que sufren hoy por desastres naturales o conflictos sociales.

Algunas frases de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, solemnidad de la Santísima Virgen María, el Evangelio nos presenta a la joven de Nazaret, que habiendo recibido el anuncio del Ángel, se fue con prisas para estar cerca de Isabel

María oye de su boca las palabras que vinieron a formar la oración de "Ave María": 'Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre'

El don más grande que María ofrece a Isabel -y al mundo- es Jesús, que ya vive en ella

María vive ya no sólo por la fe y por la esperanza, al igual que muchas mujeres del Antiguo Testamento

En la Virgen, Jesús tomó carne humana para su misión de salvación

En la casa de Isabel y su esposo Zacarías, donde antes reinaba la tristeza por la falta de hijos, ahora existe la alegría de un bebé en camino: un niño que se convertirá en el gran Juan Bautista, precursor del Mesías

Y cuando llega María, la alegría brota de los corazones y los desborda, porque la presencia invisible pero real de Jesús llena todo de sentido: la vida, la familia, la salvación de la gente ... ¡todo!

Esta alegría completa se expresa con la voz de María en la hermosa oración que el Evangelio de Lucas nos ha trasmitido, que se llama el Magnificat

Es un canto de alabanza a Dios, que hace grandes cosas a través de las personas humildes, desconocidas para el mundo, como la misma María, o su esposo José, o como era también el lugar donde vivían, Nazarét

El Magníficat canta sobre el Dios misericordioso y fiel, que cumple su plan de salvación con los más pequeños y los pobres, con los que tienen fe en él, que confían en su palabra, como María

En esta casa [la de Isabel], la venida de Jesús a través de María no sólo ha creado un ambiente de alegría y comunión fraterna, sino también un ambiente de fe que lleva a la esperanza, a la oración, a la alabanza

Nos gustaría que todo esto sucediera hoy día en nuestros hogares

Nos gustaría que la celebración de Santa María de la Asunción nos llevara a nosotros, a nuestras familias, a nuestras comunidades, este inmenso don, la única gracia que hay que pedir siempre, antes y por encima de las otras gracias... ¡la gracia que es Jesucristo!

Portando a Jesús, María nos trae una nueva alegría, llena de significado

Nos trae una nueva capacidad de atravesar con fe los momentos más dolorosos y difíciles

Nos trae la capacidad de la misericordia, del perdón, de entender al otro, de sostenernos mutuamente

María es un modelo de virtud y fe

Al contemplar su asunción hoy al cielo, la realización final de su viaje terrenal, le damos las gracias porque siempre nos precede en la peregrinación de la vida y la fe

Le pedimos que vele por nosotros, que nos apoye, que podamos tener una fe fuerte, alegre y compasiva, que nos ayude a ser santos

Algunas frases de su saludo

A María, Reina de la Paz, que hoy contemplamos en la gloria celestial, quiero confiar una vez más las angustias y los dolores de los pueblos en muchas partes del mundo que están sufriendo debido a los desastres naturales, disturbios o conflictos sociales

¡Que reciban a nuestra Madre celestial para su consuelo y para un futuro de paz y armonía!

¡Os saludo a todos, romanos y peregrinos de diferentes países!

En particular, saludo a los jóvenes de Mira (Venecia) y la Asociación de Don Bosco de Noci

Gracias por venir. Les deseo un buen día de la Asunción, y, por favor, no se olviden de rezar por mí.

¡Buena comida y adiós!

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