Juan Bautista, muere por Cristo

Un alma limpia

Santo Evangelio según san Marcos 6, 17-29. Jueves XXI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Padre, concédeme la gracia de tener cada día mi alma lo menos sucia para servirte mejor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 17-29

En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: "No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano". Por eso Herodes lo mandó encarcelar.

Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.

La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista".

El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.

Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Siempre me ha llamado la atención una cosa de este pasaje evangélico. El rencor, vemos aquel rencor envenenador, que envenena el alma y no la deja en «paz» hasta que cobre su venganza. Herodías había guardado por mucho tiempo ese veneno en su alma, desde que Juan el bautista le había dicho la verdad en su cara, pues la verdad duele y esto no solo le dolió a Herodías, sino que la envenenó en el alma.

Nosotros como cristianos corremos el riesgo de que muchos de los venenos que nos presenta el mundo se queden en nuestra alma, los guardamos y les damos vueltas y vueltas. Muchas veces no los sacamos y los dejamos ahí dentro de nosotros para que se añejen y entonces es más difícil sacarlos.

Nos preguntaremos, ¿cómo lo sacamos? Por qué se podría sacar como lo hizo Herodías, cobrando la venganza del rencor que tenía acumulado o como lo hizo san Juan que caminaba en la verdad y decía las cosas como tenía que decirlas, aunque a veces a dolieran. Y yo, ¿cómo saco mis venenos añejados dentro de mí? ¿cómo Herodías o cómo Juan?

Pidamos pues la gracias a María santísima para que nos conceda tener un corazón libre de rencores para que sea manso y humilde como el de su Hijo.

«El Evangelio sólo dice de ella que “odiaba” a Juan, porque hablaba con claridad. Y nosotros sabemos que el odio es capaz de todo, es una fuerza grande. Satanás respira el odio. Pensemos que él no sabe amar, no puede amar. Su ‘amor’ es el odio. Y esta mujer tenía el espíritu satánico del odio”, que destruye. El tercer personaje, la hija de Herodías, Salomé, buena bailarina, que gustó tanto a los comensales y al rey. Herodes, en aquel entusiasmo, prometió a la muchacha: “Te daré todo”. “Usa las mismas palabras que ha usado satanás para tentar a Jesús. ‘Si tú me adoras te daré todo, todo el reino’”. Pero Herodes no podía saberlo. Detrás de estos personajes está satanás, sembrador de odio en la mujer, sembrador de vanidad en la muchacha, sembrador de corrupción en el rey. Y el hombre más grande nacido de mujer terminó solo, en una celda oscura de la cárcel, por el capricho de una bailarina vanidosa, el odio de una mujer diabólica y la corrupción de un rey indeciso. Es un mártir, que dejó que su vida disminuyese, disminuyese, disminuyese, para dar lugar al Mesías».

(Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero de 2019, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Que pueda sacar hoy con la ayuda de Dios un rencor que tenga en mi corazón, con un amigo, un vecino, un familiar o conmigo mismo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Martirio de San Juan el Bautista

Memoria Litúrgica, 29 de agosto

Mártir

Martirologio Romano: Memoria del martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad (s. I)

Breve Reseña

El evangelio de San Marcos nos narra de la siguiente manera la muerte del gran precursor, San Juan Bautista: "Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: "No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano". Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto".

"Pero llegó el día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños dio un gran banquete a todos los principales de la ciudad. Entró a la fiesta la hija de Herodías y bailó, el baile le gustó mucho a Herodes, y le prometió con juramento: "Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino".

La muchacha fue donde su madre y le preguntó: "¿Qué debo pedir?". Ella le dijo: "Pida la cabeza de Juan Bautista". Ella entró corriendo a donde estaba el rey y le dijo: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista".

El rey se llenó de tristeza, pero para no contrariar a la muchacha y porque se imaginaba que debía cumplir ese vano juramento, mandó a uno de su guardia a que fuera a la cárcel y le trajera la cabeza de Juan. El otro fue a la prisión, le cortó la cabeza y la trajo en una bandeja y se la dio a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse los discípulos de Juan vinieron y le dieron sepultura (S. Marcos 6,17).

Herodes Antipas había cometido un pecado que escandalizaba a los judíos porque esta muy prohibido por la Santa Biblia y por la ley moral. Se había ido a vivir con la esposa de su hermano. Juan Bautista lo denunció públicamente. Se necesitaba mucho valor para hacer una denuncia como esta porque esos reyes de oriente eran muy déspotas y mandaban matar sin más ni más a quien se atrevía a echarles en cara sus errores.

Herodes al principio se contentó solamente con poner preso a Juan, porque sentía un gran respeto por él. Pero la adúltera Herodías estaba alerta para mandar matar en la primera ocasión que se le presentara, al que le decía a su concubino que era pecado esa vida que estaban llevando.

Cuando pidieron la cabeza de Juan Bautista el rey sintió enorme tristeza porque estimaba mucho a Juan y estaba convencido de que era un santo y cada vez que le oía hablar de Dios y del alma se sentía profundamente conmovido. Pero por no quedar mal con sus compinches que le habían oído su tonto juramento (que en verdad no le podía obligar, porque al que jura hacer algo malo, nunca le obliga a cumplir eso que ha jurado) y por no disgustar a esa malvada, mandó matar al santo precursor.

Este es un caso típico de cómo un pecado lleva a cometer otro pecado. Herodes y Herodías empezaron siendo adúlteros y terminaron siendo asesinos. El pecado del adulterio los llevó al crimen, al asesinato de un santo.

Juan murió mártir de su deber, porque él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: "Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar". El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente. Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral. Fue un verdadero mártir.

Una antigua tradición cuenta que Herodías años más tarde estaba caminando sobre un río congelado y el hielo se abrió y ella se consumió hasta el cuello y el hielo se cerró y la mató. Puede haber sido así o no. Pero lo que sí es histórico es que Herodes Antipas fue desterrado después a un país lejano, con su concubina. Y que el padre de su primera esposa (a la cual él había alejado para quedarse con Herodías) invadió con sus Nabateos el territorio de Antipas y le hizo enormes daños. Es que no hay pecado que se quede sin su respectivo castigo.

Cuando el odio quiso matar el amor

En los pequeños detalles es donde se libra la batalla del odio contra el amor.

Escuché una vez este relato: Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: "Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. "Quiero que matéis al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el informe del Mal Carácter quedaron decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".

Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará". Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida y la adoró en sus ídolos, que son una tentación constante, y una causa frecuente del alejamiento del amor verdadero.

Muchos ídolos se levantan muy bien construidos y refinados que se presentan bajo capa de “progreso” o que proporcionan más material bienestar, más placer, más comodidad...: su dios es el vientre, y su gloria la propia vergüenza, pues ponen su corazón en las cosas terrenas, como dice San Pablo en su Carta a los Filipenses, y es aplicable a la idolatría moderna, a la que se ven tentados tantos, olvidando el tesoro auténtico, la riqueza del amor. Pero, después de luchar por salir adelante, el Amor renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. Cuando venían las Desgracias parecía sucumbir, pues como decía Claudio de Colombiere los golpes imprevistos no permiten muchas veces que uno aproveche de ellos, a causa del abatimiento y turbación que levantan en el alma; mas con un poquito de paciencia, se ve como Dios dispone a recibir gracias muy grandes precisamente por aquel medio. Sin tales percances tal vez no habría sido el amor del todo malo, pero tampoco del todo bueno.

El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: "No podemos hacer nada más... El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos”.

De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré el Amor”, dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: "Ve y hazlo".

Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor había muerto. Todos estaban felices, pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí os entrego el Amor totalmente muerto y destrozado", y sin decir más ya se iba. "Espera", dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "soy La Rutina."

La rutina es ausencia de amor, monotonía, y “la monotonía es falta de energía” (dice la cantante Laura Pausini), significa que está ya muerto el amor. El amor es un fuego al que hay que echar cada día cosas nuevas: "Los pequeños actos de cortesía endulzan la vida, los grandes la ennoblecen" (Karina Valenzuela). En la batalla del amor frente al odio, hay que cuidar las cosas pequeñas que son –en frase de la Escritura- las que si faltan dejan paso a las pequeñas raposas que destrozan el campo de ese amor. La dejadez, el abandono de los detalles, produce el desmoronarse de todo el amor: “Será que la rutina ha sido más fuerte” (canta el grupo “Ella baila sola”).

En los pequeños detalles es donde se libra la batalla del odio contra el amor: el amor alienta, el odio abate; y tomo de Mauricio Fornos algunos de los campos en los que se libra esta batalla: el amor sonríe, el odio gruñe; el amor atrae, el odio rechaza; el amor confía, el odio sospecha; el amor enternece, el odio enardece; el amor canta, el odio espanta; el amor tranquiliza, el odio altera; el amor guarda silencio, el odio vocifera; el amor edifica, el odio destruye; el amor siembra, el odio arranca; el amor espera, el odio desespera; el amor consuela, el odio exaspera; el amor suaviza, el odio irrita; el amor aclara, el odio confunde; el amor perdona, el odio intriga; el amor vivifica, el odio mata; el amor es dulce; el odio es amargo; el amor es pacífico; el odio es explosivo; el amor es veraz, el odio es mentiroso; el amor es luminoso, el odio es tenebroso; el amor es humilde, el odio es altanero; el amor es sumiso, el odio es jactancioso; el amor es manso, el odio es belicoso; el amor es espiritual, el odio es carnal. El amor es sublime, el odio es triste.

10 frases del Papa Francisco para todas las familias del mundo

Frases que valen la pena ser recordadas

Luego de su viaje a Irlanda, el 25 y 26 de agosto de 2018, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias, el Papa Francisco dejó varias frases para todas las familias del mundo, que valen la pena ser recordadas por su carácter evangélico y formativo.

Aquí una lista con las mejores frases del Papa Francisco durante el encuentro realizado en Irlanda:

1. En la familia siempre se encuentra a Jesús

“El Evangelio de la familia es verdaderamente alegría para el mundo, ya que allí, en nuestras familias, Jesús siempre puede ser encontrado; él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.  

2. La familia es el lugar más importante para transmitir la fe

“El primer y más importante lugar para transmitir la fe es el hogar, a través del sereno y cotidiano ejemplo de los padres que aman al Señor y confían en su palabra”.

3. La familia es el lugar privilegiado para difundir el Evangelio

“Sus familias son un lugar privilegiado e importante medio para difundir la ‘buena noticia’ para todos, especialmente para aquellos que desean dejar el desierto y la ‘casa de esclavitud’ para ir hacia la tierra prometida de la esperanza y de la libertad”.

4. La familia debe tener como base el perdón

“Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. Si entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio”.

5. La familia manifiesta toda su belleza si está “anclada” al amor de Dios

“El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen para que podamos darle gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo”.

6. La familia es la esperanza del mundo

“Ustedes, familias, son la esperanza de la Iglesia y del mundo. Con su testimonio del Evangelio pueden ayudar a Dios a realizar su sueño, pueden contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”.

7. La familia genera paz

“En toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades”.

8. La familia que reza unida permanece unida

“Como enseñaba un buen sacerdote irlandés, ‘la familia que reza unida permanece unida’ e irradia paz. Una familia así puede ser un apoyo especial para otras familias que no viven en paz”.

9. La familia no debe considerar las redes sociales un problema

“Las redes sociales no son necesariamente un problema para las familias, sino que pueden ayudar a construir una ‘red’ de amistades, solidaridad y apoyo mutuo”.

10. La iglesia es “una familia de familias”

La Iglesia es efectivamente una familia de familias, y siente la necesidad de ayudar a las familias en sus esfuerzos para responder fielmente y con alegría a la vocación que Dios les ha dado en la sociedad.

¿Hay que dar la Unción a los enfermos moribundos?

Pregunta:

Hace unos días llamamos a un sacerdote para que atendiera a un pariente que se encontraba en estado grave. El sacerdote llegó cuando ya el enfermo había perdido la conciencia; me sorprendió que igualmente le diera la «unción de los enfermos». ¿Hizo bien? ¿No tendría que haber esperado a ver si recobraba la conciencia? ¿Qué valor tuvo el sacramento si el que lo recibió no fue consciente de ello?

Respuesta:

Estimado:

El sujeto de la unción de los enfermos es el bautizado que ha llegado al uso de razón. No es necesario que tenga perfecto uso de razón, ni que se haya confesado alguna vez ni que haya hecho su primera comunión; basta con que tenga el suficiente conocimiento para distinguir el bien y el mal y que pueda padecer tentaciones del demonio. En todo caso, el sacramento confortará su ánimo contra las molestias de la enfermedad. Tampoco se requiere el uso actual de razón; por eso pueden y deben ungirse los enfermos destituidos ya del uso de los sentidos. Tampoco se requiere el pecado actual, con tal de que el sujeto pueda pecar o ser confortado contra las tentaciones; por eso puede y debe ungirse al pagano adulto gravemente enfermo inmediatamente después de su bautismo (así lo declaró la Congregación de Propaganda Fide el 26 de setiembre de 1821)[1].

El Papa Pío XII afirmó la exigencia y la validez de la unción –extremaunción en este caso– cuando la inutilidad de los tratamientos permiten retirar los aparatos respiratorios: «Si no se le ha administrado la extremaunción, se debe prolongar la respiración hasta que se pueda llevar a cabo. En cuanto a saber si la extremaunción es válida en el momento de la paralización definitiva de la circulación o aun después de esto, es imposible responder con un ‘sí’ o un ‘no’. Si esta paralización definitiva significa, según el parecer de los médicos, la separación cierta del alma y del cuerpo, aun cuando determinados órganos particulares continúen funcionando, la extremaunción será, ciertamente inválida, ya que el que la recibe ha dejado de ser un hombre, pues ésta es una condición indispensable para la recepción de los sacramentos. Si por el contrario, los médicos estiman que la separación del cuerpo y el alma es dudosa y que la duda no se puede resolver, la validez de la extremaunción es dudosa también. Pero aplicando sus reglas habituales: ‘Los sacramentos son para los hombres’ y ‘En caso de extrema necesidad se intentarán las medidas extremas’, la Iglesia permite administrar el sacramento, bajo condición siempre, por respeto al signo sacramental»[2].

Por estas razones no pueden recibir la unción de los enfermos:

–quienes aún no han sido bautizados;

–los que no han llegado al uso de razón;

–los locos de nacimiento.

Sí, en cambio, los dementes perpetuos que durante su vida han tenido momentos de lucidez; en caso de duda se debe administrar bajo condición.

Algunos principios que deben tenerse en cuenta[3]:

1º No puede reiterarse este sacramento durante la misma enfermedad, a no ser que el enfermo haya convalecido después de la unción y haya recaído en otro peligro de muerte[4]; la razón es que la eficacia se extiende a todo el tiempo en que persiste el peligro. Cuando se duda si se trata de una recaída, de un agravamiento o de la misma enfermedad, se puede reiterar.

2º Cuando se duda si el enfermo ha llegado ya al uso de razón, o si está realmente en peligro de muerte, o si ha muerto ya, debe administrársele[5]. En cambio, si al sacerdote le consta que ya ha muerto, «rece por él y pida a Dios que lo absuelva de sus pecados y lo admita misericordiosamente en su reino; pero no le administre la unción»[6].

3º A los enfermos que, cuando estaban en el uso de su razón, lo pidieron al menos implícitamente o verosímilmente lo habrían pedido, debe administrárseles en absoluto, aunque después hayan quedado privados de los sentidos o del uso de su razón[7].

Es importante tener en cuenta que «aunque de por sí este sacramento no es necesario con necesidad de medio para la salvación, en circunstancias especiales puede ser el único medio de salvar el alma del enfermo. Tal ocurriría si, destituido ya del uso de los sentidos, no pudiera hacer ninguna manifestación externa del dolor de sus pecados ni la hubiera hecho antes de la pérdida de la razón. En este caso, la absolución sacramental es inválida (por falta de materia próxima, que son los actos del penitente rechazando sus pecados) y solamente puede ayudársele con la extremaunción, que no requiere aquella manifestación externa y puede producir accidentalmente la gracia (aunque se trata de un sacramento de vivos) al pecador que tenga, de hecho, atrición de sus pecados, aunque no pueda manifestarla externamente. Por eso, en los que están destituidos del uso de sus sentidos es siempre más seguro el efecto de la extremaunción que el de la absolución sacramental, si bien se les deben administrar siempre ambas cosas (sub conditione), comenzando por la absolución»[8].

La pequeña Patricia lucha contra el VIH

Tiene 12 años, y es VIH positivo tras sufrir una violación.

La organización sanitaria Médicos Sin Fronteras comparte con emoción la historia de la pequeña Patricia, una niña de 12 años que fue abusada sexualmente hace tres meses. Fruto de ese traumático hecho, resultó contagiada por el VIH: virus que aborda y altera el sistema inmunológico, por lo que se incrementa el riesgo de aparición e impacto de otras infecciones y enfermedades como por ejemplo, el SIDA.

Caminó cinco horas para llegar al hospital
Decidida a acudir al hospital de Betangafo, gestionado por MSF en República Centroafricana, con el fin de buscar ayuda sanitaria y recibir los medicamentos antirretrovirales fundamentales para tratar el virus, Patricia recorrió a pie durante cinco horas, el largo y peligroso camino desde su aldea hasta el centro médico.

Lo hizo sola, ya que nadie pudo acompañarla: una odisea que sorprendió a los adultos que la recibieron, admirando su determinación y valentía a la hora de arriesgar la propia vida con tal de llegar al hospital y obtener las medicinas.

Arriesgando todo para recibir su tratamiento
Este ha sido el primero de los muchos viajes que la pequeña deberá realizar, ya que tendrá que regresar al hospital cada tres meses para seguir recibiendo tratamiento.

"Su familia, por diferentes circunstancias, no podía acompañarla y ella decidió emprender el camino sola (viendo que ya se estaban acabando sus antirretrovirales) para ir hasta el hospital de Batangafo y recuperar su próximo paquete de medicamentos necesarios para los tres meses siguientes", explica el médico español de MSF que la atendió.

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