¿Cómo se encuentra tu fe?


Margarita de Escocia, Santa

Reina

Martirologio Romano: Santa Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, que dio a luz ocho hijos, y fue sumamente solícita por el bien del reino y de la Iglesia; a la oración y a los ayunos añadía la generosidad para con los pobres, dando así un óptimo ejemplo como esposa, madre y reina († 1093)

Breve Biografía

De estirpe regia y de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza inglesa y por parte de madre con la de Hungría. Los santos son, por parte de padre, san Eduardo —llamado el "Confesor"— que era su bisabuelo y, por parte de madre, san Esteban, rey de Hungría.



Nació del matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha difícil de determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado por la nobleza inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el Conquistador invade sus tierras, se corona rey e impone el juramento de fidelidad; al poco tiempo murió Eduardo de muerte natural.




Pero esta situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de Escocia por casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la familia regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su esposo y, bien sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por la confianza en la buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que atracaron en Escocia y allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se casó con ella.



Es una mujer ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la conoce delicada en el cumplimiento de sus obligaciones de esposa; esmerada en la educación de los hijos, les dedica todo el tiempo que cada uno necesita; sabe estar en el sitio que como a reina le corresponde en el trato con la nobleza y asume responsabilidades cristianas que le llenan el día. Señalan sus hagiógrafos las continuas preocupaciones por los más necesitados: visita y consuela enfermos llegando a limpiar sus heridas y a besar sus llagas; ayuda habitualmente a familias pobres y numerosas; socorre a los indigentes con bienes propios y de palacio hasta vender sus joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo que es mejor ¡se esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca las luces y las fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice decorado con primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del río en que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).



También se ocupó de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la edificación de la abadía de Dunferline.



Puso también empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en materia religiosa y se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones; para ello, convocó concilios con la intención de que los obispos determinaran el modo práctico de exponer todo y sólo lo que manda la Iglesia y las enseñanzas de los Padres.



"Gracias, Dios mío, porque me das paciencia para soportar tantas desgracias juntas". Esta fue su frase cuando le comunicaron la muerte de su esposo y de su hijo Eduardo en una acción bélica. Fue cuando marcharon a recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland, del que se había apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos momentos la larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093, en Edimburgo.

Es la reina Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa Inociencio IV en el año 1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por desconocerse el lugar donde reposan. Por la manía que tenían los antiguos de desarmar los esqueletos de los santos, su cráneo —que perteneció a María Estuardo— se perdió con la Revolución francesa, porque lo tenían los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron muy bien parados sus bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo pidió Gelliers, arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se trasladó a España por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El Escorial para los restos de Margarita y de su esposo.



Aunque les duela esa carencia de reliquias a los escoceses, tienen sin embargo el orgullo de disfrutar en su historia de las grandes virtudes de una mujer que supo primar su condición cristiana a su condición de reina. O mejor, que ser reina no fue dificultad para vivir hasta lo más hondo su responsabilidad de cristiana. O aún más, supo desde la posición más alta ser testigo de Cristo. Y eso es mucho en cualquier momento de la Historia. ¿No será la gente como ella los que se llaman pobres de espíritu?

Hacer del Amor una realidad

Santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8. Sábado XXXII del Tiempo Ordinario


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Hola, Señor. Me olvido de todo, de todo lo que me preocupa. Quiero estar contigo, pero antes, eres Tú quien quiere venir a mi vida porque sabes que esa es mi felicidad. Tú, quien me conoces como hijo en Jesús, ves que me dispongo a contemplar las verdades que mi corazón busca y las cuales sólo tienen respuesta en tu Hijo. Espíritu Santo, guía mi mente y corazón para encontrar tu amor y tus fuerzas consoladoras.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8



En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:

"En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: 'Hazme justicia contra mi adversario'.

Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: 'Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando'".

Dicho esto, Jesús comentó: "Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?".


Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


Hace unos días recordaba las palabras de Jesús «hay que ser como los niños para entrar en el Reino de los Cielos», en el Reino de Cristo. Y cuando hay angustias, necesidades espirituales, tristezas en mi vida, es de capital importancia volver a confiar como un niño, esto es, tomarse del amor del Padre y que sea prioritario en mi vida. ¿De verdad, así lo creo y vivo?



«¿Cómo se encuentra tu fe?» Es la pregunta de Jesús para mí. Acepto que Cristo viene a mi vida, que vino al mundo y sufrió un gran dolor que le entraba hasta los huesos, para que mis pecados y los de toda la humanidad fueran inferior a la vida eterna, a la vida con Dios. Cada día, Cristo viene y se presenta en la Eucaristía porque su alianza, su amor por mí es eterno… «¿Cómo encuentra mi fe?».



Dios quiere estar con nosotros, pero hay que abrir los ojos para verlo. Quiere estar conmigo, por eso me redime. Soy yo quien desfallezco dejando de vivir en la relación con Jesús y, sin Él, me voy sintiendo alejado del amor del Padre, abandonado por el Dios quien me alimenta del Pan vivo y el mismo que me impulsa a darme a los demás.



Veo en esta parábola, Palabra de Dios, a un juez quien es mediocre por no temer a Dios, ni respetar al hombre. Es un juez muy humano, y esa persona muchas veces soy yo, sin darme cuenta. Por eso nunca debo dejar de tener fe; se la pediré a Dios de corazón, para llenarme del amor del Padre al contemplar y vivir según el Hijo. Así, siempre fiel en oración recibiré el Don del Espíritu Santo, quien me impulsa a ser Cristo Apóstol en todo lo que hago, en todo lo que pienso y en todo lo que digo. Amén.



«A propósito de oración en los santuarios, quisiera subrayar dos requisitos. En primer lugar, alentar la oración de la Iglesia que con la celebración de los sacramentos hace la salvación presente y eficaz. Esto permite que cualquier persona presente en el Santuario se sienta parte de una comunidad más grande que desde todas las partes de la tierra profesa la única fe, testimonia el mismo amor y vive la misma esperanza. Muchos santuarios han surgido precisamente por la petición de oraciones de la Virgen María al vidente, para que la Iglesia no olvide nunca las palabras del Señor Jesús de rezar sin interrupción y de permanecer siempre vigilantes a la espera de su regreso ».
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2018).


Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicar cinco minutos a reflexionar primero que es Dios quien quiere estar conmigo, y luego pediré por mis necesidades.



Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!



Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Hazme justicia contra mi adversario!

Lucas 18, 1-8, Tiempo Ordinario. Dios quiere que recemos, que vayamos todos los días a llamar a su puerta.


Del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8


En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos que era preciso orar siempre sin desfallecer, les propuso esta parábola: Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: "¡Hazme justicia contra mi adversario!" Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme." Dijo, pues, el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?



Oración introductoria


Señor, quiero crecer en mi amor a Ti y a los demás; alimentar mi amistad contigo por medio de la oración humilde y perseverante. Ayúdame a buscar cumplir tu voluntad sobre mi vida, dejando que tus palabras modelen todo mi comportamiento. No permitas que el miedo me acobarde. Aumenta mi confianza, mi amor y mi fe.



Petición


Señor, ¡auméntame la fe y mi perseverancia en la oración!



Meditación del Papa Francisco

Hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero nos pregunta: "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" Si se apaga la fe, se apaga la oración y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida.

Aprendamos por tanto de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos. Era buena esta viuda, sabía luchar por sus hijos, y pienso en tantas mujeres que luchan por su familia, que rezan, que no se cansan nunca. Un recuerdo hoy todos nosotros a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de bien, de valentía, de poder de la oración. Un recuerdo a ellas. Luchar, rezar siempre ¡Pero no para convencer al Señor a fuerza de palabras! ¡Él sabe mejor que nosotros qué necesitamos! Más bien la oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, en cada momento, para vencer al mal con el bien. (S.S. Francisco, 20 de octubre de 2013).

Reflexión


Un mosquito en la noche es capaz de dejarnos sin dormir. Y eso que no hay comparación entre un hombre y un mosquito. Pero en esa batalla, el insecto tiene todas las de ganar. ¿Por qué? Porque, aunque es pequeño, revolotea una y otra vez sobre nuestra cabeza con su agudo y molesto silbido. Si únicamente lo hiciera un momento no le daríamos importancia. Pero lo fastidioso es escucharle así durante horas. Entonces, encendemos la luz, nos levantamos y no descansamos hasta haber resuelto el problema.



Este ejemplo, y el del juez injusto, nos ilustran perfectamente cómo debe ser nuestra oración: insistente, perseverante, continua, hasta que Dios "se moleste" y nos atienda.



Es fácil rezar un día, hacer una petición cuando estamos fervorosos, pero mantener ese contacto espiritual diario cuesta más. Nos cansamos, nos desanimamos, pensamos que lo que hacemos es inútil porque parece que Dios no nos está escuchando. Sin embargo lo hace. Y presta mucha atención, y nos toma en serio porque somos sus hijos. Pero quiere que le insistamos, que vayamos todos los días a llamar a su puerta. Sólo si no nos rendimos nos atenderá y nos concederá lo que le estamos pidiendo desde el fondo de nuestro corazón.



Propósito


Dedicar especial tiempo de mi día a la oración con la confianza que Dios me escucha si lo pido con fe y esperanza.



Diálogo con Cristo


Jesús, eres mi juez, pero también mi Padre y mi Salvador. Te suplico que esta oración me lleve a crecer en la fe, en la esperanza, en el amor y en la confianza, en mi vida diaria. Abre mi corazón para pueda perseverar en la oración, dame la humildad y la sabiduría para reconocer que sólo unido a Ti podré recorrer mi camino a la santidad.
 
La verdadera justicia se basa en el diálogo, no en la cultura del descarte

La cultura del descarte está manifestando la grave tendencia a degenerar en una cultura del odio.


"El derecho penal no ha sido capaz de protegerse de las amenazas que, en nuestra época, pesan sobre las democracias". Lo afirmó el santo Padre en su discurso a los participantes en el XX Congreso de la Asociación internacional de derecho penal. En este contexto, el Pontífice señaló dos aspectos importantes relacionados con la "idolatría del mercado" y los "riesgos del idealismo penal".

Idolatría de mercado


"La persona frágil y vulnerable – explicó Francesco – está indefensa ante los intereses del mercado". "Hoy, algunos sectores económicos – como se lee en la encíclica Laudato Si' – ejercen más poder que los propios Estados".

Lo primero que los juristas deberían preguntarse hoy es qué pueden hacer con su propio saber para contrarrestar este fenómeno, que pone en peligro las instituciones democráticas y el mismo desarrollo de la humanidad. En concreto, el reto actual para todo penalista es el de contener la irracionalidad punitiva, que se manifiesta, entre otras cosas, en reclusiones masivas, el hacinamiento y las torturas en las prisiones, la arbitrariedad y el abuso de las fuerzas de seguridad, la ampliación del ámbito de la penalidad, la criminalización de la protesta social, el abuso de la prisión preventiva y el repudio de las garantías penales y procesales más elementales.

Riesgos del idealismo penal


"Uno de los mayores desafíos de la ciencia penal – observó el Papa – es la superación de la visión idealista”. Y agregó que “la imposición de una sanción no puede justificarse moralmente con la pretendida capacidad de fortalecer la confianza en el sistema normativo y en la expectativa de que cada individuo asuma un papel en la sociedad y se comporte de acuerdo con lo que se espera de él".

El daño social de los delitos económicos


Francisco recordó también "una de las frecuentes omisiones del derecho penal, consecuencia de la selectividad sancionadora". A saber: "la escasa o nula atención que reciben los delitos de los más poderosos, en especial la macro-delincuencia de las corporaciones".

El capital financiero mundial está en el origen de graves delitos no sólo contra la propiedad, sino también contra las personas y el medio ambiente. Se trata de criminalidad organizada responsable, entre otras cosas, del sobreendeudamiento de los Estados y del saqueo de los recursos naturales de nuestro planeta.

Derecho penal y crímenes de lesa humanidad


"El derecho penal – afirmó el Pontífice – no puede quedar ajeno a conductas en las que, aprovechando situaciones asimétricas, se explota una posición dominante en detrimento del bienestar colectivo". Y "esto ocurre, por ejemplo, cuando se provoca la reducción artificial de los precios de los títulos de la deuda pública mediante la especulación, sin preocuparse de que afecte o agrave la situación económica de naciones enteras".

Se trata de delitos que tienen la gravedad de los crímenes de lesa humanidad, cuando conducen al hambre, a la miseria, a la migración forzada y a la muerte por enfermedades evitables, al desastre ambiental y al etnocidio de los pueblos indígenas.

Protección jurídica del medio ambiente


Francisco subrayó que no deben quedar impunes todas esas conductas que pueden considerarse como "ecocidio": "la contaminación masiva del aire, de los recursos de la tierra y del agua, la destrucción a gran escala de la flora y de la fauna, y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema”. Además, el Papa recordó que recientemente, durante el sínodo para la Región Panamazónica, los padres sinodales propusieron definir "el pecado ecológico como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, contra la comunidad y contra el medio ambiente". Y añadió que hay planes para introducir el pecado contra la ecología en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Como ha sido señalado en sus trabajos, por "ecocidio" se debe entender la pérdida, daño o la destrucción de ecosistemas de un territorio determinado, de modo que su disfrute por parte de los habitantes haya sido o pueda verse gravemente afectado. Se trata de una quinta categoría de crímenes contra la paz, que debería ser reconocida como tal por la comunidad internacional. En esta circunstancia, y a través de ustedes, quisiera hacer un llamamiento a todos los líderes y referentes en este sector para que contribuyan con sus esfuerzos a asegurar una protección jurídica adecuada de nuestra casa común.

Abusos de poder sancionador


El Papa Francisco puso de manifiesto algunos de los problemas que se han agravado. Entre ellos, "el uso indebido de la prisión preventiva": "la situación – observó – ha empeorado en distintas naciones y regiones, donde el número de los detenidos sin condena ya supera con creces el cincuenta por ciento de la población carcelaria". Otro aspecto preocupante que indicó el Santo Padre, es el incentivo involuntario a la violencia": "En diversos países se han llevado a cabo reformas del instituto de legítima defensa y se ha pretendido justificar los crímenes cometidos por los agentes de las fuerzas de seguridad como formas legítimas del cumplimiento del deber". Son "conductas inadmisibles en un Estado de derecho" y, en general, "acompañan los prejuicios racistas y el desprecio por los grupos sociales de marginación".

Cultura del odio y sentimientos de anti-política


La cultura del descarte – explicó Francisco – "está manifestando la grave tendencia a degenerar en una cultura del odio".

"No es casual que a veces reaparezcan emblemas y acciones típicas del nazismo. Yo les confieso que cuando oigo algún discurso, a alguna persona a cargo del orden o del gobierno, me vienen a la mente los discursos de Hiltler en 1934 y en 1936".

De la oración a la virtud: cómo es el camino

La oración va abriendo nuestros ojos a nuestra maldad


Es necesaria la desconfianza en uno mismo, hay que poner toda la confianza en Dios y lo indispensable de recurrir a Él continuamente por medio de la oración. Hoy intentaremos trillar el camino que va de la oración -de las gracias que se obtienen con la oración- al verdadero cambio de vida.

Decía el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira que uno de los frutos más apreciados de las gracias que vienen con una oración bien hecha es la formulación de firmes principios: a medida que la persona reza recibe conocimientos y fuerzas, y con estos ella debe ir consolidando su estructura de formulaciones morales, gran dique este en el momento de la tentación.

La oración trae un fortalecimiento de la convicción de que debemos regirnos por los 10 mandamientos, y nos va aclarando la importancia y las implicaciones más finas, más detalladas, de esos 10 mandamientos.

La oración va abriendo nuestros ojos a nuestra maldad, la intrínseca, la potencial y la actual, y nos va mostrando el camino para salir de la maldad y arribar al bien, que tiene como una de sus etapas más importantes la decisión firme en el alma de hacer el bien y evitar el mal. Pero miremos como resume este caminar el P. Lorenzo Scúpoli, en El Combate Espiritual 1:

"Aborrecer lo que es malo. (...) conviene nos ejercitemos en sentir un gran aborrecimiento y asco hacia el vicio que queremos vencer". 2 Lo dicho por el P. Scúpoli sobre un vicio se debe extender a toda trasgresión a cualquier mandamiento. Pero es claro que cada hombre tiene un vicio capital al que más tiende. En todo caso, todos los vicios tienen como madre más que el ocio a la soberbia, y por tanto la soberbia, el orgullo, siempre debe ser objeto de nuestro desprecio y de nuestro ataque.

"Tenemos que hacer actos contrarios a los que las pasiones y malas inclinaciones nos proponen. Así, por ej., si la ira quiere invitarnos a la venganza, debemos rezar por el bien de la persona que nos ofendió. Si la tristeza trata de inclinarnos al desánimo, debemos cultivar pensamientos de alegría y de esperanza". 3 Entonces, ver la necesidad de negar las inclinaciones de la propia naturaleza e ir actuando en contrario, aunque sea con cosas pequeñas, como 'hormiguita', lo que termina construyendo una gran edificación.

Es precisa la persistencia, que va unida al no desánimo. La generalidad de los espiritualistas afirma que más que la caída, lo que el demonio quiere es el desánimo, porque ahí corta de raíz cualquier ímpetu hacia la virtud. Entonces no desanimar: el desánimo es fruto del orgullo, pues es la mera naturaleza humana orgullosa no queriendo aceptar su debilidad. Por el contrario, el humilde no desanima, él sabe que lo normal en él son las caídas, pero que con la gracia de Dios, él ira realizando los actos contrarios a las malas pasiones que terminarán construyendo la virtud: "Ya sabemos que para adquirir una mala costumbre o un vicio se necesitan muchos pecados repetidos, y de la misma manera para conseguir una virtud contraria a ese vicio se necesitan repetidos y frecuentes actos buenos hasta lograr adquirir la buena costumbre que sea capaz de enfrentarse al vicio y alejarlo. Y aún más: son necesarios más actos buenos de virtud para formar una buena costumbre, que actos pecaminosos para formar un vicio, porque al vicio le colaboran las pasiones y malas inclinaciones, y en cambio a la virtud se le opone nuestra naturaleza corrompida y viciada por el pecado". 4 Entonces, tranquilos, y... para adelante.

Finalmente, "hay que mortificarse en lo que es lícito. (...) Se llama lícito lo que es permitido, lo que se puede hacer o decir sin cometer pecado". Si dejamos de hacer algunas cosas que incluso son lícitamente placenteras "la persona se va acostumbrando más fácilmente a dominarse a sí misma, y cuando le lleguen los atractivos de las pasiones y de los malos instintos ya tiene fuerza de voluntad y podrá salir vencedora de muchas tentaciones". 5
Por tanto, a rezar, a luchar, a levantarse, a seguir rezando, siempre con confianza y perseverancia.

¿Qué debe hacer un católico con las cadenas de oración de Whatsapp?

¿Qué hacer cuando el mensaje incluye condiciones a cumplir para "que Dios nos oiga"

Desde hace algunos años es común recibir a través de Whatsapp las conocidas “cadenas de oración”, que exhortan a reenviar un mensaje a todos los contactos en un cierto periodo de tiempo con el fin de recibir una bendición de Dios y evitar “un castigo”.
Ante este tipo de oraciones que circulan por Internet, ¿qué es lo que debe hacer un católico?

El sacerdote mexicano, P. Sergio Román, explicó cómo responder a estas cadenas en un artículo publicado en el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).

¿Qué hacer?

“En primer lugar, lo que debemos hacer es recordar que Dios no puso condiciones a la hora de invitar a sus discípulos a orar, por lo que lo recomendable es borrar el texto, aunque quien nos lo haya enviado sea nuestro mejor amigo. ¿Y no pasa nada?

¡Absolutamente nada! No se preocupen”, indicó.

En segundo lugar, el presbítero sostuvo que se puede “aprovechar este tipo de cadenas como un recordatorio para orar por las muchas necesidades del mundo”, sin embargo, no se puede “dejar de señalar que intrínsecamente son malas, y no deben hacerse ni seguirse, porque presentan una imagen equivocada y supersticiosa de Dios”.

En tercer lugar, tener una legítima la devoción a Jesús, a la Virgen y a los santos, porque “de esa manera estarían haciendo una propaganda buena que serviría para instruir a otras personas y para animarlas a compartir su devoción”.

Razones por las cuales las cadenas NO son recomendables    

1. Causan molestias

Si bien que estas cadenas son hechas por “personas de buena fe que piensan que de ese modo ayudarán a fomentar la devoción a algún santo”, el P. Román asegura que “lo único que hacen es causar molestias a sus contactos, sobre todo a aquellos que, por ignorancia, se dejan esclavizar por las cadenas”.

2. Fomentan supersticiones

Fomentan la superstición al hacer creer que las gracias divinas dependen de la repetición sin sentido de una acción que no tiene ninguna importancia, sostiene el presbítero.

3. Se asemejan a la magia o brujería

“Las cadenas rayan en la magia o en la brujería, que atribuye a las cosas el poder que solo Dios tiene y que considera que hay fórmulas infalibles para obligar a Dios a hacer nuestros caprichos”, concluyó el P. Román.
Nota de Catholic.net: Los mismos criterios se aplican a cadenas de oración difundidas por medio de otras redes sociales.

 

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