“A vosotros se os han dado a conocer los misterios del Reino de Dios”

La América Latina que escuchó al papa Francisco

Sus homilías y discursos en Ecuador, Bolivia y Paraguay tuvieron denuncia y anuncio (III)

JOSÉ ANTONIO VARELA

© Marko Vombergar - ALETEIA

 

A pocas semanas de terminada la visita apostólica de Francisco al Ecuador, Bolivia y Paraguay, aún queda en la memoria los intensos momentos vividos por las calles de las ciudades visitadas, y ha sido el mismo papa Bergoglio quien lo ha destacado en varias intervenciones públicas posteriores al viaje.

Aleteia viene entregando una serie de artículos que rememoran también la visita, y a la vez explica las fuentes del magisterio social latinoamericano del cual ha bebido el santo padre, desde su vida de presbítero, luego obispo y posteriormente cardenal. UN magisterio que le ha permitido iluminar la realidad de su trabajo pastoral y hoy en día “enganchar” bien con la población de América Latina.

Obispo en Santo Domingo

Ya como obispo auxiliar de Buenos Aires, al papa Francisco le tocó vivir con entusiasmo los días de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se desarrolló en Santo Domingo, República Dominicana, del 12 al 28 de octubre de 1992. Había una razón especial para conmemorarlo en esas fechas: corrían los 500 años del inicio de la evangelización en América.

Esta nueva convocatoria de los obispos latinoamericanos y del Caribe, quería acentuar la llamada a la conversión, centrándose en la figura de Jesucristo, con una lectura de la realidad tanto eclesial como social.

Según resúmenes de la época, Santo Domingo mantuvo, respecto a Puebla y Medellín, “el esfuerzo de evangelizar la cultura y salir al encuentro de la pobreza, pero además profundiza el compromiso por la justicia y los derechos humanos; mejora la pastoral juvenil y familiar; acentúa el rol de los laicos; cobran fuerza temas como la defensa de la vida, la cultura urbana, los movimientos y asociaciones eclesiales, el papel de la mujer, las expresiones culturales de los amerindios y afro americanos, así como la misiónad gentes”.

Todo un programa para un nuevo obispo que, con el celo que hoy se le conoce, estaba por empezar su ministerio en un país como la Argentina, que se recuperaba a pocos de sus heridas con el retorno de la democracia.

Profesión de fe en Jesucristo

Todo estaba dispuesto para que el cargo del entonces obispo auxiliar y posterior coadjutor Bergoglio siguiera los principios de los prelados de Latinoamérica, quienes proclamaron su fe en Jesucristo, el mismo "ayer, hoy y siempre". 

Era el espíritu de la época, que con ciertos sistemas políticos y económicos derrumbados, retomaba la figura del Salvador como “el Señor de la historia”.

Estos conceptos que trataban de hacerse vida en todo el continente, traían también la convicción de que “solo en Jesucristo, que una vez más se ofrece a todos los hombres y mujeres de América Latina, puede haber liberación de la dramática situación de pecado y de muerte: guerras, terrorismo, injusticias sociales, droga, prostitución, abortos, explotación de los más débiles, que amenaza a todos los estrados de la sociedad”.

Por eso los prelados se comprometían a hacer retornar a la Iglesia sobre sus huellas de “peregrina y misionera”, a fin de realizar una “nueva evangelización” que pudiera "transmitir, consolidar y madurar" en todos los pueblos a su cargo, la fe en Dios, Padre de Jesucristo. 

Eran conceptos y certezas que en obispos como Jorge Bergoglio, generaban gran celo pastoral, coraje y una decisión firme de convertir a las Iglesias locales en comunidades dispuestas a “salir”, como tanto lo recuerda en su pontificado.

La nueva evangelización

Las líneas de trabajo fueron claras y adoptadas de inmediato. Por eso hoy se puede decir que la Iglesia de América Latina fue pionera en responder a este desafío presentado por el hoy santo papa Juan Pablo II en años previos; y que luego, desde la privilegiada plataforma de Santo Domingo lanzara las líneas programáticas para las siguientes décadas...

No fue extraño por eso que, durante la misa de clausura de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización de octubre de 2012, el papa Benedicto XVI mencionara a la “Misión Continental” latinoamericana, como una eficaz estrategia a considerar para los planes a futuro.

Un obispo dominicano recordaba aquel entonces que el protagonismo de los obispos del continente en la Asamblea sinodal, respondió a que ellos “trajeron la práctica de la nueva evangelización, y no solo la teoría”.

Este reconocimiento no es gratuito. Sus esfuerzos son una respuesta al documento de Santo Domingo que, en obispos como Bergoglio, sembró la certeza de que el sujeto de la nueva evangelización “es toda la comunidad eclesial: los obispos en comunión con el papa, los presbíteros y diáconos, los religiosos y las religiosas, así como todos los laicos”.

Ayer como hoy, vemos en el papa la convicción de que su oficio principal es predicar el Evangelio, con el kerigma y las catequesis.

Por una promoción humana

Los participantes en Santo Domingo fueron muy explícitos en algunas de sus definiciones. Una de ellas fue clarificar que la Doctrina Social de la Iglesia es la enseñanza del magisterio en materia social y contiene principios, criterios y orientaciones "para la actuación del creyente en la tarea de transformar el mundo según el proyecto de Dios".

Todo esto llevó a buscar modos diversos para aplicar este gran legado a obras concretas. No es raro entonces ver hoy al papa Francisco cumpliendo con su compromiso de años atrás: vivir según el estilo de Jesús.

Porque como se puede concluir de los desafíos del documento continental, la falta de coherencia entre la fe que se profesa y la vida cotidiana es una de las causas que generan pobreza. Esto porque los cristianos “no han sabido encontrar en la fe la fuerza necesaria para enfrentarse a los desafíos ideológicos, políticos y económicos”.

Cuando habló al inicio de su pontificado de una Iglesia “pobre y para los pobres”, no estaba lanzando una frase tipo eslogan, sino una convicción hecha vida por décadas en él mismo y a través de su ministerio episcopal, de que la Iglesia al proclamar el evangelio, “hace de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión evangelizadora”. Por eso, el que pueda hacerse más pobre para testimoniarlo, o contribuir materialmente en eso, aún mejor.

Descubrir el rostro del Señor en los rostros sufrientes de los pobres y marginados, dijeron los obispos en 1992, es algo que desafía a todos los cristianos a una profunda conversión personal y eclesial.

Esta convicción se hizo cada vez más fuerte en la Iglesia de América Latina, a fin de que los cristianos puedan dar testimonio auténtico de pobreza evangélica en sus vidas, y en las estructuras eclesiales.
 
La cultura cristiana

Un tema de por sí novedoso de la IV Conferencia del Celam fue el referido a la Cultura Cristiana. Los obispos explicaron que “por medio de la inculturación, la Iglesia encarna el evangelio en las diversas culturas”.

Por eso vemos y escuchamos al papa repetir tanto que el cristiano, cualquiera que sea su cultura, “debe caminar hacia y con Cristo” para adoptar una moral cristiana. Porque de esta formación, tanto individual como colectiva, "de la madurez de mentalidad, de su sentido de responsabilidad y de la pureza de las costumbres depende el desarrollo y la riqueza de los pueblos".

Lo sabe bien el papa, y lo ha vivido ya como arzobispo de una capital cada vez más desarrollada como es Buenos Aires. Allí, el impacto que ha producido la cultura moderna con sus valores y contravalores, ha hecho que gobiernos y grupos sociales se salgan de la “centralidad del hombre”.

Un llamado de alerta ya lo hizo Santo Domingo al respecto, cuando identificó las causas de este despeñadero: “la absolutización de la razón y el olvido de Dios, relegado a un problema de conciencia personal, ha llevado a desafiar la evangelización de la cultura”.

El papa Bergoglio escuchó algo desde 1992, que resonó en sus oídos y marcó su voluntad a futuro: “¡Es la hora misionera de América!, no solo en el seno de nuestras Iglesias sino más allá de nuestras fronteras”.

Próxima entrega: Cuando el cardenal Bergoglio contribuyó a redactar el documento de Aparecida. 

Evangelio según San Mateo 13,10-17. 

En aquel tiempo, los discípulos se acercaron y le dijeron: "¿Por qué les hablas por medio de parábolas?". 
El les respondió: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 
Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. 
Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. 
Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, 
Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. 
Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. 
Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron." 

San Hilario (c. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia 
Tratado sobre los misterios, Prefacio

“A vosotros se os han dado a conocer los misterios del Reino de Dios”

Toda la obra contenida en los santos libros, anuncia a través de palabras, revela a través de hechos, establece a través de ejemplos la venida de Jesucristo nuestro Señor que, enviado por el Padre, se hace hombre naciendo de una virgen por obra del Espíritu Santo. En efecto, a lo largo de toda la creación, es él quien, a través de prefiguraciones variadas y manifiestas, engendra, lava, santifica, escoge, separa o rescata a la Iglesia en los patriarcas: por el sueño de Adán, por el diluvio de Noé, por la justificación de Abraham, por el nacimiento de Isaac, por la servidumbre de Jacob. En una palabra, a lo largo del tiempo y sus acontecimientos, el conjunto de las profecías, la puesta en marcha del plan secreto de Dios, es, por pura benevolencia, que se nos ha dado a conocer su futura encarnación…

En cada personaje, en cada época, en cada hecho, el conjunto de las profecías proyecta, como en un espejo, la imagen de su venida, de su predicación, de su Pasión, de su Resurrección y de nuestra concentración en la Iglesia… Comenzando por Adán, punto de partida de nuestro conocimiento del género humano, desde los orígenes del mundo encontramos anunciado, en gran número de prefiguraciones, todo lo que en el Señor ha recibido su plenitud total.

Del santo Evangelio según san Mateo 13, 10 - 17

Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?».Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure". Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron». 

Oración introductoria
Señor, concédeme la gracia de conocer los misterios del Reino que me has revelado, y puesto que me lo has dado a conocer a mí, no permitas que sea indiferente a la predilección de tu amor. Hazme ser consciente de que mi felicidad solo puede venir de la experiencia de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
Pero este Evangelio insiste también en el “método” de la predicación de Jesús, es decir, precisamente, en el uso de las parábolas. “¿Por qué les hablas en parábolas?”, preguntan los discípulos.

Y Jesús responde poniendo una distinción entre ellos y la multitud: a los discípulos, es decir, a los que ya se han decidido por él, les puede hablar del reino de Dios abiertamente; en cambio, a los demás debe anunciarlo en parábolas, para estimular precisamente la decisión, la conversión del corazón; de hecho, las parábolas, por su naturaleza, requieren un esfuerzo de interpretación, interpelan la inteligencia pero también la libertad.

Explica san Juan Crisóstomo: “Jesús pronunció estas palabras con la intención de atraer a sí a sus oyentes y solicitarlos asegurando que, si se dirigen a él, los sanará”. En el fondo, la verdadera “Parábola” de Dios es Jesús mismo, su Persona, que, en el signo de la humanidad, oculta y al mismo tiempo revela la divinidad.

De esta manera Dios no nos obliga a creer en él, sino que nos atrae hacia sí con la verdad y la bondad de su Hijo encarnado: de hecho, el amor respeta siempre la libertad. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de julio de 2011 2014, en Santa Marta).

Reflexión 
Es abrumador considerar que Dios nos ha escogido a nosotros, humanos, para conocer los misterios del Reino, es decir, conocer el amor de un Dios que ha llegado a hacerse hombre para alcanzarnos la redención. Pero no a todos se nos ha dado a conocer este amor: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no». Estas personas que no conocen el amor de Dios son las que «miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden», porque sus corazones se han endurecido.

Sí, hoy en el mundo hay quizás millones de personas que no quieren oír, ni ver, ni experimentar el amor de Dios en sus vidas y que, por tanto, no serán curadas. El amor de Dios es rechazado por muchos corazones, es excluido de la vida de muchas personas y es incluso ofendido por el desprecio irreverente de quienes quieren vivir al margen de los mandamientos.

Y ante este panorama conviene preguntarnos: ¿Quiénes somos nosotros para contarnos entre los que, al menos un poco, sí hemos experimentado el amor de Dios? Nosotros conocemos, escuchamos y experimentamos en nuestra vida el amor de Dios y, poco o mucho, procuramos corresponderlo. Como católicos hemos sido contados entre el número de los felices que ven y escuchan lo que muchos profetas y justos desearon ver: el amor de un Dios hecho hombre para salvarnos, para acompañarnos en nuestras alegrías, luchas y tristezas; el amor de un Dios que se ha quedado en el Sagrario hasta el final de los tiempos para ser el alimento y el consuelo de nuestra vida; el amor de un Dios que para desatarnos de los lazos del pecado se ha atado a sí mismo a una cruz.

¿Quiénes somos nosotros para que podamos conocer los misterios del Reino de Dios? Todo es don, todo es gracia, nosotros no merecemos nada por nuestras obras, es Dios el que se ha fijado en nosotros y ha querido darnos el don de la fe y de la experiencia de su amor. No podemos quedar indiferentes ante tal predilección, debemos corresponder al amor de Dios mediante el cumplimiento incondicional de su voluntad en nuestra vida ordinaria. Si nos ha hecho sus predilectos, es para que al menos nosotros podamos corresponder y amar.

Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para agradecerle el don de la fe y de su amor.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por hacerme conocedor de tus misterios, que se sintetizan en tu amor por mí. Dame la gracia de corresponder a tu amor llevándolo también a tantas personas que no lo conocen o que simplemente lo rechazan. Dame la gracia de vivir con el ardiente deseo y el firme propósito de conocerte, de amarte y de imitarte cada día más en la realidad de mi vida diaria.

«Ayudad al hombre moderno a experimentar el amor misericordioso de Dios» (Juan Pablo II).

Brígida de Suecia, Santa
Fundadora, 23 de julio

Fuente: Corazones.org 

Martirologio Romano: Santa Brígida, religiosa, nacida en Suecia, que contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, a los cuales educó piadosamente, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad. Muerto éste, peregrinó a muchos santuarios y dejó varios escritos, en los que habla de la necesidad de reforma tanto de la cabeza como de los miembros de la Iglesia. Puestos los fundamentos de la Orden del Santísimo Salvador, en Roma pasó de este mundo al cielo (1373).

Etimológicamente: Brigida = Aquella que es poderosa y fuerte, el origen es incierto, posiblemente hebreo o céltico

Breve Biografía

SANTA BRIGIDA era hija de Birgerio, gobernador de Uplandia, la principal provincia de Suecia. La madre de Brígida, Ingerborg; era hija del gobernador de Gotlandia oriental. Ingerborg murió hacia 1315 y dejó varios hijos. Brígida, que tenía entonces doce años aproximadamente, fue educada por una tía suya en Aspenas. A los tres años, hablaba con perfecta claridad, como si fuese una persona mayor, y su bondad y devoción fueron tan precoces como su lenguaje. Sin embargo, la santa confesaba que de joven había sido inclinada al orgullo y la presunción.

La Pasión: centro de su vida
A los siete años tuvo una visión de la Reina de los cielos. A los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: "Mira en qué estado estoy, hija mía." "¿Quién os ha hecho eso, Señor?", preguntó la niña. Y Cristo respondió: "Los que me desprecian y se burlan de mi amor." Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.

Matrimonio
Antes de cumplir catorce años, la joven contrajo matrimonio con Ulf Gudmarsson, quien era cuatro años mayor que ella. Dios les concedió veintiocho años de felicidad matrimonial. Tuvieron cuatro hijos y cuatro hijas, una de las cuales es venerada con el nombre de Santa Catalina de Suecia. Durante algunos años, Brígida llevó la vida de la época, como una señora feudal, en las posesiones de su esposo en Ulfassa, con la diferencia de que cultivaba la amistad de los hombres sabios y virtuosos.

En la Corte
Hacia el año 1335, la santa fue llamada a la corte del joven rey Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca de Namur. Pronto comprendió Brígida que sus responsabilidades en la corte no se limitaban al estricto cumplimiento de su oficio. Magno era un hombre débil que se dejaba fácilmente arrastrar al vicio; Blanca tenía buena voluntad, pero era irreflexiva y amante del lujo. La santa hizo cuanto pudo por cultivar las cualidades de la reina y por rodear a ambos soberanos de buenas influencias. Pero, aunque Santa Brígida se ganó el cariño de los reyes, no consiguió mejorar su conducta, pues no la tomaban en serio.

Las Visiones
La santa empezó tener por entonces las visiones que habían de hacerla famosa. Estas versaban sobre las más diversas materias, desde la necesidad de lavarse, hasta los términos del tratado de paz entre Francia e Inglaterra. "Si el rey de Inglaterra no firma la paz -decía-- no tendrá éxito en ninguna de sus empresas y acabará por salir del reino y dejar a sus hijos en la tribulación y la angustia." Pero tales visiones no impresionaban a los cortesanos suecos, quienes solían preguntar con ironía: "¿Qué soñó Doña Brígida anoche?"

Problemas familiares y peregrinaciones
Por otra parte, la santa tenía dificultades con su propia familia. Su hija mayor se había casado con un noble muy revoltoso, a quien Brígida llamaba "el Bandolero" y, hacia 1340, murió Gudmaro, su hijo menor. Por esa pérdida la santa hizo una peregrinación al santuario de San Olaf de Noruega, en Trondhjem. A su regreso, fortalecida por las oraciones, intentó con más ahinco que nunca volver al buen camino a sus soberanos. Como no lo lograse, les pidió permiso de ausentarse de la corte e hizo una peregrinación a Compostela con su esposo. A la vuelta del viaje, Ulf cayó gravemente enfermo en Arras y recibió los últimos sacramentos ya que la muerte parecía inminente. Pero Santa Brígida, que oraba fervorosamente por el restablecimiento de su esposo, tuvo un sueño en el que San Dionisio le reveló que no moriría. A raíz de la curación de Ulf, ambos esposos prometieron consagrarse a Dios en la vida religiosa.

Viuda, vida religiosa, aumentan las visiones
Según parece, Ulf murió en 1344 en el monasterio cisterciense de Alvastra, antes de poner por obra su propósito. Santa Brígida se quedó en Alvastra cuatro años apartada del mundo y dedicada a la penitencia. Desde entonces, abandonó los vestidos lujosos, solo usaba lino para el velo y vestía una burda túnica ceñida con una cuerda anudada. Las visiones y revelaciones se hicieron tan insistentes, que la santa se alarmó, temiendo ser víctima de ilusiones del demonio o de su propia imaginación. Pero en una visión que se repitió tres veces, se le ordenó que se pusiese bajo la dirección del maestre Matías, un canónigo muy sabio y experimentado de Linkoping, quien le declaró que sus visiones procedían de Dios. Desde entonces hasta su muerte, Santa Brígida comunicó todas sus visiones al prior de Alvastra, llamado Pedro, quien las consignó por escrito en latín. Ese período culminó con una visión en la que el Señor ordenó a la santa que fuese a la corte para amenazar al rey Magno con el juicio divino; así lo hizo Brígida, sin excluir de las amenazas a la reina y a los nobles. Magno se enmendó algún tiempo y dotó liberalmente el monasterio que la santa había fundado en Vadstena, impulsada por otra visión.

En Vadstena había sesenta religiosas. En un edificio contiguo habitaban trece sacerdotes (en honor de los doce apóstoles y de San Pablo), cuatro diáconos (que representaban a los doctores de la Iglesia) y ocho hermanos legos. En conjunto había ochenta y cinco personas. Santa Brígida redactó las constituciones; según se dice, se las dictó el Salvador en una visión. Pero ni Bonifacio IX con la bula de canonización, ni Martín V, que ratificó los privilegios de la abadía de Sión y confirmó la canonización, mencionan ese hecho y sólo hablan de la aprobación de la regla por la Santa Sede, sin hacer referencia a ninguna revelación privada.

En la fundación de Santa Brígida, lo mismo que en la orden de Fontevrault, los hombres estaban sujetos a la abadesa en lo temporal, pero en lo espiritual, las mujeres estaban sujetas al superior de los monjes. La razón de ello es que la orden había sido fundada principalmente para las mujeres y los hombres sólo eran admitidos en ella para asegurar los ministerios espirituales. Los conventos de hombres y mujeres estaban separados por una clausura inviolable; tanto unos como las otras, asistían a los oficios en la misma iglesia, pero las religiosas se hallaban en una galería superior, de suerte que ni siquiera podían verse unos a otros.

El monasterio de Vadstena fue el principal centro literario de Suecia en el siglo XV. A raíz de una visión; Santa Brígida escribió una carta muy enérgica a Clemente VI, urgiéndole a partir de Aviñón a Roma y establecer la paz entre Eduardo III de Inglaterra y Felipe IV de Francia. El Papa se negó a partir de Aviñón pero, en cambio envió a Hemming, obispo de Abo, a la corte del rey Felipe, aunque la misión no tuvo éxito. Entre tanto, el rey Magno, que apreciaba más las oraciones que los consejos de Santa Brígida, trató de hacerla intervenir en una cruzada contra los paganos letones y estonios. Pero en realidad se trataba de una expedición de pillaje. La santa no se dejó engañar y trató de disuadir al monarca. Con ello perdió el favor de la corte, pero no le faltó el amor del pueblo, por cuyo bienestar se preocupaba sinceramente durante sus múltiples viajes por Suecia.

En Roma e Italia
Había todavía en el país muchos paganos, y Sarta Brígida ilustraba con milagros la predicación de sus capellanes. En 1349, a pesar de que la "muerte negra" hacía estragos en toda Europa, Brígida decidió ir a Roma con motivo del jubileo de 1350. Acompañada de su confesor, Pedro de Skeninge y otros, se embarcó en Stralsund, en medio de las lágrimas del pueblo, que no había de volver a verla. En efecto, la santa se estableció en Roma, donde se ocupó de los pobres de la ciudad, en la espera de la vuelta del Pontífice a la Ciudad Eterna. Asistía diariamente a misa a las cinco de la mañana, se confesaba todos los días y comulgaba varias veces por semana (según era permitido en aquella época). El brillo de su virtud contrastaba con la corrupción de costumbres que reinaba entonces en Roma: el robo y la violencia hacían estragos, el vicio era cosa normal, las iglesias estaban en ruinas y lo único que interesaba al pueblo era escapar de sus opresores. La austeridad de la santa, su devoción a los santuarios, su severidad consigo misma, su bondad con el prójimo, su entrega total al cuidado de los pobres y los enfermos, le ganaron el cariño de muchos. Santa Brígida atendía con particular esmero a sus compatriotas y cada día daba de comer a los peregrinos suecos en su casa que estaba situada en las cercanías de San Lorenzo in Damaso.

Pero su ministerio apostólico no se reducía a la práctica de las buenas obras ni a exhortar a los pobres y a los humildes. En cierta ocasión, fue al gran monasterio de Farfa para reprender al abad, "un hombre mundano que no se preocupaba absolutamente por las almas". Hay que decir que, probablemente, la reprensión de la santa no produjo efecto. Más éxito tuvo su celo por la reforma de otro convento de Bolonia. Allí se hallaba Brígida cuando fue a reunirse con ella su hija, Santa Catalina, quien se quedó a su lado y, fue su fiel colaboradora hasta el fin de su vida. Dos de las iglesias romanas más relacionadas con nuestra santa son la de San Pablo extramuros y la de San Francisco de Ripa. En la primera se conserva todavía el bellísimo crucifijo, obra de Cavallini, ante el que Brígida acostumbraba orar y que le respondió más de una vez; en la segunda iglesia se le apareció San Francisco y le dijo: "Ven a beber conmigo en mi celda". La santa interpretó aquellas palabras como una invitación para ir a Asís. Visitó la ciudad y de allí partió en peregrinación por los principales santuarios de Italia, durante dos años.

Profecías y revelaciones
Las profecías y revelaciones Santa Brígida se referían a las cuestiones mas candentes de su época. Predijo, por ejemplo, que el Papa y el emperador se reunirían amistosamente en Roma. Al poco tiempo así lo hicieron (El Papa Beato Urbano V y Carlos IV, en 1368). La profecía de que los partidos en que estaba dividida la Ciudad Eterna recibirían el castigo que merecían por sus crímenes, disminuyeron un tanto la popularidad de la santa y aun le atrajeron persecuciones. Brígida fue arrojada de su casa y tuvo que ir con su hija a pedir limosna al convento de las Clarisas.Por otra parte, ni siquiera el Papa escapaba a sus severas admoniciones proféticas.

El gozo que experimentó la santa con la llegada de Urbano a Roma fue de corta duración, pues el Pontífice se retiró poco después a Viterbo, luego a Montesfiascone y aun se rumoró que se disponía a volver a Aviñón.

Al regresar de una peregrinación, a Amalfi, Brígida tuvo una visión en la que Nuestro Señor la envió a avisar al Papa que se acercaba la hora de su muerte, a fin de que diese su aprobación a la regla del convento de Vadstena. Brígida había ya sometido la regla a la aprobación de Urbano V, en Roma, pero el Pontífice no había dado respuesta alguna. Así pues, se dirigió a Montefiascone montada en su mula blanca. Urbano aprobó, en general, la fundación y la regla de Santa Brígida, que completó con la regla de San Agustín. Cuatro meses más tarde, murió el Pontífice. Santa Brígida escribió tres veces a su sucesor, Gregorio XI, que estaba en Aviñón, conminándole a trasladase a Roma. Así lo hizo el Pontífice cuatro años después de la muerte de la santa.

En 1371, a raíz de otra visión, Santa Brígida emprendió una peregrinación a los Santos Lugares, acompañada de su hija Catalina, de sus hijos Carlos y Bingerio, de Alfonso de Vadaterra y otros personajes. Ese fue el último de sus viajes. La expedición comenzó mal, ya que en Nápoles, Carlos se enamoró de la reina Juana I, cuya reputación era muy dudosa. Aunque la esposa de Carlos vivía aún en Suecia y el marido de Juana estaba en España; ésta quería contraer matrimonio con él y la perspectiva no desagradaba a Carlos. Su madre, horrorizada ante tal posibilidad, intensificó sus oraciones. Dios resolvió la dificultad del modo más inesperado y trágico, pues Carlos enfermó de una fiebre maligna y murió dos semanas después en brazos de su madre. Santa Brígida prosiguió su viaje a Palestina embargada por la más profunda pena. En Jaffa estuvo a punto de perecer ahogada durante un naufragio Sin embargo durante, la accidentada peregrinación la santa disfrutó de grandes consolaciones espirituales y de visiones sobre la vida del Señor.

A su vuelta de Tierra Santa, en el otoño de 1372, se detuvo en Chipre, donde clamó contra la corrupción de la familia real y de los habitantes de Famagusta quienes se habían burlado de ella cuando se dirigía a Palestina. Después pasó a Nápoles, donde el clero de la ciudad leyó desde el púlpito las profecías de Santa Brígida, aunque no produjeron mayor efecto entre el pueblo.

La comitiva llegó a Roma en marzo de 1373. Brígida, que estaba enferma desde hacía algún tiempo, empezó a debilitarse rápidamente, y falleció el 23 de julio de ese año, después de recibir los últimos sacramentos de manos de su fiel amigo, el Padre Pedro de Alvastra. Tenía entonces setenta y un años. Su cuerpo fue sepultado provisionalmente en la iglesia de San Lorenzo in Panisperna. Cuatro meses después, Santa Catalina y Pedro de Alvastra condujeron triunfalmente las reliquias a Vadstena, pasando por Dalmacia, Austria, Polonia y el puerto de Danzig.

Santa Brígida, cuyas reliquias reposan todavía en la abadía por ella fundada, fue canonizada en 1391 y es la patrona de Suecia.

Visiones y escritos

Uno de los aspectos más conocidos en la vida de Santa Brígida, es el de las múltiples visiones con que la favoreció el Señor, especialmente las que se refieren a los sufrimientos de la Pasión y a ciertos acontecimientos de su época. Por orden del Concilio de Basilea, el Juan de Torquemada, quien fue más tarde cardenal, examinó el libro de las revelaciones de la santa y declaró que podía ser muy útil para la instrucción de los fieles; pero tal aprobación encontró muchos opositores. Por lo demás; la declaración de Torquemada significa únicamente que la doctrina del libro es ortodoxa y que las revelaciones no carecen de probabilidad histórica. El Papa Bcnedicto XIV, entre otros, se refirió a las revelaciones de Santa Brígida en los siguientes términos: "Aunque muchas de esas revelaciones han sido aprobadas, no se les debe el asentimiento de fe divina; el crédito que merecen es puramente humano, sujeto al juicio de la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que gozan para que crearnos píamente en ellas."

Santa Brígida, con gran sencillez de corazón, sometió siempre sus revelaciones a las autoridades eclesiásticas y, lejos de gloriarse por gozar de gracias tan extraordinarias, las aprovechó como una ocasión para manifestar su obediencia y crecer en amor y humildad. Si sus revelaciones la han hecho famosa, ello se debe en gran parte a su virtud heroica, consagrada por el juicio de la Iglesia.

El libro de sus revelaciones fue publicado por primera vez en 1492.

Las brigidinas tienen unas lecciones de maitines tomadas de sus revelaciones sobre las glorias de María, conocidas con el nombre de "Sermo Angelicus", en recuerdo de las palabras del Señor a la santa: "Mi ángel te comunicará las lecciones que las religiosas de tus monasterios deben leer en maitines, y tú las escribirás tal como él te las dicte".

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

¿Es bueno ver telenovelas?

En sí las telenovelas no son buenas ni malas, pero puedes preguntarte si te acercan a Dios

PADRE HENRY VARGAS HOLGUÍN 

Kathryn-cc

En la vida hay cosas que intrínsecamente son malas, hay cosas que son buenas y, finalmente, hay cosas que no son ni buenas ni malas en sí mismas, son simplemente cosas, situaciones o circunstancias; y aquí se puede incluir la televisión: las telenovelas, las series, los espectáculos.
 
Dios es nuestro fin último donde se halla nuestra perfección, de modo que puedes saber si algo es bueno si te acerca a Dios, y si es malo si te aleja de Él.

Las telenovelas y demás series televisivas serán malas en la medida que sean el inicio de cambios negativos de comportamiento individual y colectivo.

Hay que dedicar una especial atención a las repercusiones sobre todo en la niñez y adolescencia, a los casos en que la conciencia sea manipulada. La falta de madurez puede favorecer que las telenovelas distorsionen la visión de la realidad; y aumenten los niveles de estrés perjudicando la salud mental y emocional.

Pero la “maldad” de las telenovelas no está en las telenovelas en sí mismas, ni mucho menos está en los productores, libretistas, actores y demás personal que en ellas interviene. Ellos simplemente trabajan. Llevar a la televisión una novela no es malo en sí mismo, como tampoco hay maldad o mala intención en la creación de una telenovela.

Las telenovelas serán buenas en la medida que generan trabajo, permiten hacer carrera a los están involucrados en ese mundo, promocionan el talento actoral, pretenden divertir, etcétera.
 
¿Cuál es el lado negativo de las telenovelas, series y películas?

1. Los niños y adolescentes tienden a imitar lo que ven en las telenovelas, normalmente cargadas más de antivalores que de valores;  y ven las novelas como acciones normales de la vida diaria.
 
Las telenovelas y series televisivas afecta en el subconsciente y más aún a los niños que se están educando. En el caso de los adolescentes pueden quedar influidos y ver en las telenovelas una escuela de vida, tomar ese aprendizaje para adquirir una nueva forma de conducta.
 
Para ellos las novelas reflejan la vida real, pero entre lo real y lo ficticio hay muchas diferencias. Por ejemplo en las novelas siempre hay un final “feliz”, felicidad lograda a menudo costa del sufrimiento de algunos y de la muerte de otros.

2. La violencia que ven los niños y adolescentes en la televisión, los puede llevar a desarrollar conductas agresivas, por cuanto aún no han desarrollado su capacidad crítica y valorativa.
 
Cuantos más programas vean, es más fácil que tengan menor sensibilidad emocional y usen la agresión como mejor respuesta a las situaciones conflictivas. Las telenovelas pueden mostrar la violencia como la única forma de solucionar problemas, promover el odio, la no importancia del perdón y de consecuencia la venganza.
 
Las telenovelas pueden crear estereotipos. No es tanto que estimulen la violencia sino que presentan ciertas conductas como normales, las legitiman.

3. Han facilitado también que el sexo se banalice y se vuelva una moda su mal uso. Fomentan la promiscuidad sexual, la prostitución y los embarazos no deseados.
 
El adulterio y las relaciones entre novios son comunes y se ven como algo muy normal en los llamados “culebrones”. Se comienzan a aceptar como normales nuevas propuestas de familia y se ridiculizan a menudo los valores familiares y sociales.

4. Con las telenovelas se incentiva la brujería, el dinero fácil, la corrupción.  Se suele inculcar la idea de que el fin justifica los medios y pueden incidir en la reproducción de roles familiares.

5. También ha menudo facilitan el uso, en las familias y consecuentemente en la sociedad, de un mal vocabulario y la falta de respeto.

6. En muchos casos la televisión implica la paralización de las actividades cotidianas. Es una pérdida de tiempo y una evasión de la realidad. Se centra la atención en historias y personajes ficticios descuidando la propia realidad y persona.
 
7. Casi siempre los escenarios y el modo donde se desarrolla la trama de una telenovela gira en torno a lugares espectaculares con lujos, comodidades, con dinero, lo que hace que la persona que ve la telenovela pueda sentirse frustrada pues supuestamente no tiene ese ideal de la vida.
 
8. Las telenovelas fácilmente pueden aumentar las inseguridades y la mala imagen que la persona tiene de sí misma al compararse con lo que ve en la televisión.
 
9. También pueden facilitar la pérdida del criterio personal, cuando se imita a los personajes y se copian personalidades, nombres y estilos de vida.
 
En ellos suele estar presente la vanidad. Los actores suelen ser jóvenes, guapos y siempre están bien presentados, maquillados, bien peinados y poseen un excelente físico, y ello puede reforzar la baja autoestima.

10. A menudo los libretos y las tramas contienen errores de coherencia y se llega a caer en lo ilusorio y hasta lo ridículo.

Si alguien ha resultado impactado negativamente por las telenovelas en algún momento de la vida o de alguna forma, tampoco tiene que echarle la culpa a la telenovela ni a nadie, sino mejor ver la influencia de su errónea gestión, su inmadurez y su falta de criterio.
 
Y recordando el criterio objetivo antes mencionado para determinar algo como bueno (y lo es si te acerca a Dios), pues habría que ver si las novelas no te acercan a Dios, en cuyo caso se podría decir que no son convenientes.

- Aleteia

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