«Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo»

Papa Francisco: La fiesta es un regalo precioso de Dios a la humanidad
Las 3 dimensiones de la familia según el Papa Francisco: fiesta, trabajo y oración

Aleteia

 

© Antoine Mekary / Aleteia

La fiesta no es “tumbarse en el sofá o emborracharse para evadirse”, sino el momento de detenerse y mirar con cariño al trabajo hecho. Lo dijo hoy el Papa Francisco en su catequesis sobre la familia, dedicada a lo que él definió como las tres dimensiones de la familia: la fiesta, el trabajo y la oración.
 
“La fiesta es un precioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana. ¡No lo estropeemos!”
 
El Papa Francisco insistió en la importancia de salvaguardar el domingo: “El tiempo del descanso, sobre todo el dominical, nos ayuda a gozar de lo que no se produce ni se consume, lo que no se compra ni se vende. Y en cambio vemos que la ideología del beneficio y del consumo quiere comerse la fiesta”.
 
“La fiesta es ante todo una mirada amorosa y agradecida al trabajo bien hecho, es el momento de mirar a los hijos y nietos que crecen y pensar: ¡que bello! Es el tiempo de mirar nuestra casa, los amigos que acogemos, la comunidad que nos rodea, y decir: ¡qué bueno!”
 
Así, la fiesta no tiene que ver con la pereza, al contrario: “¡es importante hacer fiesta!”, incluso, dijo el Papa, “en circunstancias difíciles y dolorosas”. “Vosotros, mamás y papás, lo sabéis bien: cuántas veces, por amor a los hijos, sois capaces de olvidar los disgustos para que ellos vivan bien la fiesta”
 
La fiesta “recuerda al hombre y a la mujer que no son esclavos del trabajo, sino señores”. “Sabemos que hay millones de hombres y mujeres e incluso niños esclavos del trabajo”, afirmó. “Esto va contra Dios y contra la dignidad humana”.

Evangelio según San Mateo 18,15-20. 

Jesús dijo a sus discipulos: 

Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. 

Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. 

Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. 

Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. 

También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. 

Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos. 

Isaac de Stella (¿-c. 1171), monje cisterciense 

Sermon 11, 13

«Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo»

Todo lo del Esposo y la esposa es común: el honor de recibir la confesión y el poder de la remisión. Es la razón de esta palabra: «Vete y muéstrate al sacerdote»(Mt 8, 4)... La Iglesia no puede por tanto restablecer nada sin Cristo; y Cristo  no quiere restablecer nada sin la Iglesia. La Iglesia no puede restablecer nada salvo al penitente, es decir lo que Cristo primero ha tocado.

Cristo no quiere reservarse ninguna remisión que la Iglesia menosprecie. Cristo todopoderoso puede todo por sí mismo: bautizar, consagrar la Eucaristía, ordenar, perdonar los pecados, y el resto; pero, el Esposo humilde y fiel, no quiere hacer nada sin la esposa. «Lo que Dios ha unido, que el hombre por tanto no lo separe»(Mt 19,6).«Este gran misterio, yo lo refiero a Cristo y a su Iglesia»(Ef 5,32)...Guárdate tú bien de separar la cabeza del cuerpo; no impidas que Cristo exista todo entero; pues Cristo no está jamás entero sin la Iglesia, y la Iglesia no puede ser sin Cristo. El Cristo total, integral, es cabeza y cuerpo.

Oración introductoria
Señor, gracias, por ser tan bueno. Por darme la oportunidad de este momento de oración. Ayúdame a estar atento a las inspiraciones de tu Espíritu Santo. Este día seguramente estará lleno de desafíos y actividades, oportunidades para perdonar y buscar el perdón: con tu gracia lo podré vivir plenamente.

Petición
Concédeme cultivar, Señor, un alma contemplativa, sencilla y alegre para lograr ser un instrumento de tu paz.

Meditación del Papa Francisco

Las etapas en este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. Es necesario ante todo evitar el clamor de la crónica y los chismes en la comunidad. Esto es lo primero que hay que evitar.

'Ve, amonéstalo, tú y él solos'. La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien cometió una culpa, evitando las palabras que puedan herir y asesinar al hermano.

Porque ustedes saben que las palabras matan. Cuando hablo mal y hago una crítica injusta, cuando descarno a un hermano con mi lengua, esto es asesinar la reputación del otro. También las palabras asesinan. ¡Vamos, con esto, seriamente!

Al mismo tiempo esta discreción, de hablarle estando solo, tiene la finalidad de no mortificar inútilmente al pecador. Se habla entre los dos, ningún otro escucha y todo acaba aquí.

Y a la luz de esta exigencia se entiende también la serie de sucesivas intervenciones, que prevé involucrar a algunos testimonios y después a la misma comunidad. La finalidad es de ayudar a la persona a darse cuenta de lo que ha hecho, y que con su culpa ha ofendido no solamente a uno, pero a todos. (S.S. Francisco, Ángelus del 7 de septiembre de 2014).

Reflexión
Nos dice nuestro Señor que "si un hermano peca -o sea, falla en cualquier cosa de moral o dignidad en su comportamiento- repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, habrás salvado a tu hermano". Con esto nos está diciendo el Señor que la corrección es un bien y un servicio que se hace al prójimo. Pero aquí también hay reglas del juego, y hemos de tenerlas muy en cuenta para practicar cristianamente estos consejos de nuestro Señor. Veamos algunas de ellas.

La primera es que, antes de corregir a los propios hijos o a nuestros educandos, debemos estar muy atentos nosotros para no faltar o equivocarnos en aquello mismo que corregimos a los demás; y, por tanto, el que corrige -ya se trate de un maestro, de un educador y, con mayor razón, de un padre o madre de familia- debe hacerlo primero con el propio testimonio de vida y ejemplo de virtud, y después también podrá hacerlo con la palabra y el consejo. Nunca mejor que en estas circunstancias hemos de tener presente el sabio proverbio popular de que "las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra". Las personas –sobre todo los niños, los adolescentes y los jóvenes– se dejan persuadir con mayor facilidad cuando ven un buen ejemplo que cuando escuchan una palabra de corrección o una llamada al orden.

La segunda regla es que, al corregir, hemos de ser muy benévolos y respetuosos con las personas, sin humillarlas ni abochornarlas jamás, y mucho menos en público. ¡Cuántas veces un joven llega a sufrir graves lesiones en su psicología y afectividad por una educación errada! Y es un hecho que muchos hombres han quedado marcados con graves complejos, nunca superados, a causa de las humillaciones y atropellos que sufrieron en su infancia por parte de quienes ejercían la autoridad. Y no digo yo que no hay que corregir a los niños -dizque para no traumarlos, pero sí que hay formas y formas.

Diálogo con Cristo
Señor, te pedimos que al corregir, procuremos usar una gran bondad, mansedumbre y miramiento, y de un hondo sentido de la justicia y la equidad.

Si somos corregidos alguna vez –pues también nosotros estamos sometidos a autoridad–, no nos rebelemos ni tomemos a mal la corrección, sino con buen ánimo, con humildad y sencillez, según Tus palabras: "Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor y no te abatas cuando seas por Él reprendido; porque el Señor reprende a los que ama, y castiga a todo el que por hijo acoge" (Hb 12, 5-6; Prov 3, 11-12).

Petición
Te pedimos para que sepamos dar una educación y ejemplo auténticamente cristiana a nuestros hijos y a los niños y jóvenes confiados a nuestro cuidado o que puedan aprender de nosotros.

Juana Francisca de Chantal, Santa

Co-Fundadora, El 13 de diciembre recordamos su ingreso al reino de los cielos, pero su fiesta fue asignada para el 12 de agosto

Fuente: Corazones.org 

Co-Fundadora de la Orden de la Visitación de Santa María

Martirologio Romano: Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal, religiosa, que siendo primero madre de familia, tuvo como fruto de su cristiano matrimonio seis hijos, a los que educó piadosamente, y muerto su esposo, bajo la dirección de san Francisco de Sales abrazó con decisión el camino de la perfección y realizó obras de caridad, en especial para con los pobres y enfermos. Dio comienzo a la Orden de la Visitación de santa María, que dirigió también prudentemente, y su muerte tuvo lugar en Moulins, junto al Aller, cerca de Nevers, en Francia, el día trece de diciembre (1641).

Santa Juana Francisca Fremiot nació en Dijon, Francia, el 23 de enero, de 1572, nueve años después de finalizado el Concilio de Trento. De esta manera, estaba destinada a ser uno de los grandes santos que el Señor levantó para defender y renovar a la Iglesia después del caos causado por la división de los protestantes. Santa Juana fue contemporánea de S. Carlos Borromeo de Italia, de Sta. Teresa de Ávila y S. Juan de la Cruz de España, de S. Juan Eudes y de sus compatriotas, el Cardenal de Berulle, el Padre Olier y sus dos renombrados directores espirituales, San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. En el mundo secular, fue contemporánea de Catalina de Medici, del Rey Luis XIII, Richelieu, Mary Stuart, la Reina Isabel y Shakespeare. Murió en Moulins el 13 de diciembre, de 1641.

Su madre murió cuando tenía tan solo dieciocho meses de vida. Su padre, hombre distinguido, de recia personalidad y una gran fe, se convirtió así en la mayor influencia de su niñez. A los veintiún años se casó con el Barón Christophe de Rabutin-Chantal, de quien tuvo seis hijos. Dos de ellos murieron en la temprana niñez. Un varón y tres niñas sobrevivieron. Tras siete años de matrimonio ideal, su esposo murió en un accidente de cacería. Ella educó a sus hijos cristianamente.

En el otoño de 1602, el suegro de Juana la forzó a vivir en su castillo de Monthelon, amenazándola con desheredar a sus hijos si se rehusaba. Ella pasó unos siete años bajo su errática y dominante custodia, aguantando malos tratos y humillaciones. En 1604, en una visita a su padre, conoció a San Francisco de Sales. Con esto comenzó un nuevo capítulo en su vida.

Bajo la brillante dirección espiritual de San Francisco de Sales, nuestra Santa creció en sabiduría espiritual y auténtica santidad. Trabajando juntos, fundaron la Orden de la Visitación de Annecy en 1610. Su plan al principio fue el de establecer un instituto religioso muy práctico algo similar al de las Hijas de la Caridad, de S. V. de Paúl. No obstante, bajo el consejo enérgico e incluso imperativo del Cardenal de Marquemont de Lyons, los santos se vieron obligados a renunciar al cuidado de los enfermos, de los pobres y de los presos y otros apostolados para establecer una vida de claustro riguroso. El título oficial de la Orden fue la Visitación de Santa María.

Sabemos que cuando la Santa, bajo la guía espiritual de S. Francisco de Sales, tomó la decisión de dedicarse por completo a Dios y a la vida religiosa, repartió sus joyas valiosas y sus pertenencias entre sus allegados y seres queridos con abandono amoroso. De allí en adelante, estos preciosos regalos se conocieron como "las Joyas de nuestra Santa." Gracias a Dios que ella dejó para la posteridad joyas aún más preciosas de sabiduría espiritual y edificación religiosa.

A diferencia de Sta. Teresa de Ávila y de otros santos, Juana no escribió sus exhortaciones, conferencias e instrucciones, sino que fueron anotadas y entregadas a la posteridad gracias a muchas monjas fieles y admiradoras de su Orden.

Uno de los factores providenciales en la vida de Sta. Juana fue el hecho de que su vida espiritual fuera dirigida por dos de los más grandes santos todas las épocas, S. Francisco de Sales y S. Vicente de Paúl. Todos los escritos de la Santa revelan la inspiración del Espíritu Santo y de estos grandiosos hombres. Ellos, a su vez, deben haberla guiado a los escritos de otros grandes santos, ya que vemos que ella les indicaba a sus Maestras de Novicias que se aseguraran de que los escritos de Sta. Teresa de Ávila se leyeran y estudiaran en los Noviciados de la Orden.

Santa Juana fue una auténtica contemplativa. Al igual que Sta. Brígida de Suecia y otros místicos, era una persona muy activa, llena de múltiples proyectos para la gloria de Dios y la santificación de las almas. Estableció no menos de ochenta y seis casas de la Orden. Se estima que escribió no menos de once mil cartas, que son verdaderas gemas de profunda espiritualidad. Más de dos mil de éstas se conservan todavía. La fundación de tantas casas en tan pocos años, la forzó a viajar mucho, cuando los viajes eran un verdadero trabajo.

Sta. Juana le escribió muchas cartas a S. Francisco de Sales, en búsqueda de guía espiritual. Desafortunadamente, después de la muerte de S. Francisco la mayoría de las cartas le fueron devueltas a Sta. Juana por uno de los miembros de la familia de Sales. Como era de esperarse, ella las destruyó, a causa de su naturaleza personal sagrada. De este modo, el mundo quedó privado de lo que pudo haber sido una de las mejores colecciones de escritos espirituales de esta naturaleza.

El  13 de diciembre  recordamos su ingreso al reino de los cielos, pero su fiesta fue asignada para el 12 de agosto.

Ladrones

Existen bienes, ladrones y procedimientos tan especiales y tan sutiles que muchos robos pasan desapercibidos como tales

Por: Alejo Fernández Pérez | Fuente: Revista Arbil 

Hay muchas formas de robar, de sustraer lo que es debido, a la familia, a la sociedad, a los trabajadores, a las empresas, a la comunidad, a la naturaleza..., incluso a nosotros mismos.

Hace tres mil años, Moisés recibió un mandamiento de Yahvé: No robarás. Y, aunque parezca mentira, sigue vigente. Robar es algo más que apoderarse o retener los bienes de otra persona injustamente o perjudicarle en sus bienes. Pero además de la cartera, la motocicleta o el coche, la fruta en el campo, el mobiliario o enseres de la vivienda, la mujer de otro o el atraco a un banco; existen bienes, ladrones y procedimientos tan especiales y tan sutiles que muchos robos pasan desapercibidos como tales. Ni siquiera llamamos ladrones a los que hurtan ciertas cosas o de ciertas maneras. Bueno será recordar algunos:

Chapuceros. Son aquellos que nos roban un tiempo precioso haciéndonos esperar uno y otro día. Terminan mal su trabajo y nos hacen repetir la operación al poco tiempo con un costo doble. Constituyen una de las pestes de todas las sociedades. El chapucero se da en todas las actividades y capas sociales, desde ministros a peones.

Muchas empresas de todos los tamaños: Bancos, Seguros, Constructoras,... ponen tranquilamente en la calle a los empleados por "No estar integrados en la Empresa" , u otros eufemismos, que significan que los tales empleados no quieren trabajar las horas extras que no les pagan; los que no soportan cobrar pagas donde la nómina dice una cosa y la paga otra; los que no quieren firmar que han recibido las vacaciones sin disfrutarlas; los que no están dispuestos a cobrar paga de peón, con título y master universitario...

Esos profesores que habitualmente faltan o entran en sus clases con 10 minutos de retraso y llevan las lecciones sin preparar. Alumnos que no estudian ni dejan estudiar a los compañeros, que faltan a sus clases y molestan a los profesores. Un alumno que no cumple sus obligaciones ¿tiene derechos como alumno?


Rateros de tiempo. En una época en que trabajo se cobra normalmente por hora, perder el tiempo o hacérselo perder a los demás es un robo como otro cualquiera. Papeleo administrativo que nos hace perder meses y años, para arreglar asuntos que se podrían solventar en 24 horas- léase abrir un negocio-. Médicos que citan a varios pacientes a la misma hora para no perder ellos ni una; fontaneros, albañiles, que raramente se presentan a la hora o el día acordado; pleitos a los que nadie ve el fin, y sin cuyo resultado se paraliza la vida de mucha gente.

Los obreros y empleados, que con un sueldo aceptable y empleo fijo andan todo el día racaneando, trabajando a medio gas y no todas sus horas. Los que intentan justificar su incompetencia y nulidad murmurando de jefes y compañeros en todo momento. Casualmente cogen la gripe dos veces cada año. Pocos son suficiente para emponzoñar y destruir una empresa.

Los políticos forman parte de la más noble de las actividades humanas. Mucha es su gloria, cuando son honestos y eficaces; pero también es grande su responsabilidad y miseria cuando trabajan mal, y sobre todo, cuando retrasan o no cumplen sus obligaciones. ¿Qué gloria hay para los que en vez de servir al pueblo se sirven de él? Son los que llenan los puestos de gobierno o trabajo con sus familiares, amigos, compañeros de partido o ideología; ignorando, despreciando o persiguiendo a los que no son de su cuerda.

La lealtad es, en primer lugar, muy en primer lugar, para el pueblo a quien se dice servir, las otras lealtades son secundarias. La democracia, los votos no son valores absolutos, y, desde luego, no pueden utilizarse, ni son aceptables como excusa para cometer, en su nombre, verdaderas tropelías. Además, tienen el agravante de que sus actos son, generalmente, legales.

Medio ambiente. Los que dejan basura y suciedad por donde pasan, los que emponzoñan el aire o el agua, los que destrozan árboles; los malos pescadores o cazadores que no pasan de ser más que asesinos de animales. Los grafiteros cuyas gracias roban millones a los Ayuntamientos en limpieza. Todos y cada uno de los que privamos a las generaciones futuras de un mundo mejor ¿No estamos robando algo que vale más que el dinero?


Salud. Traficantes de drogas, incitadores al alcohol, a la pornografía, al botellón, al juego, a la violencia... ¿No están robando salud? ¿No están robando vida? ¿No están malgastando enormes medios económicos?


Sin embargo, vemos que los comerciantes inteligentes no necesitan robar, pues saben como hacer frente a sus problemas, y están convencidos que la honradez es una buena inversión y la mejor de las propagandas. Tardan más en triunfar, pero es un triunfo que da más satisfacciones y más duradero. El robo se deja para los torpones, que no se enteran donde se meten, ni saben después como salir. Donde se pone comerciante, podemos escribir cualquier otro nombre.

Tampoco olvidemos que buena parte de estos casos son posibles por la permisividad, la falta de coraje, la desunión y la no utilización de los medios de protesta y denuncia, que las leyes ponen a nuestro alcance. Si nosotros no luchamos por nuestros derechos ¿Por qué lo van a hacer los demás?

Además, también dicen que son ladrones los que roban por hambre. Cuando huyen corriendo, la gente grita ¡Al ladrón!, ¡Al ladrón! Pero, cuando a nuestro lado pasa tranquilamente y pavoneándose un grafitero, un chapucero; un mal juez, político, profesor, médico, empresario u obrero le saludamos y damos los buenos días muy cordialmente : "Buenos días Señor, vaya Vd. Con Dios". "Quede Vd. Con Él", nos responden.

Ante este panorama lo primero que pensamos es ¿Qué hace El Estado? ¿Qué hace el Ayuntamiento, la escuela, la, la, la...?

¡Oiga!, Y ¿Qué hacemos Vd. y yo?

Extracto del Artículo "Ladrones" de Alejo Fernández Pérez, publicado en la Revista Arbil

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