“No temas, desde ahora serás pescador de hombres”

El Papa se alza contra la curia

El Papa ha roto moldes y "ha pisado callos"
Francisco: ¿Curialmente inaceptable?
"Es lamentable esta especie de oposición tan cercana"

José Luis Ferrando Lada, 06 de febrero de 2016 a las 10:33

De vez en cuando, el Espíritu Santo da soplo y elige a un hombre adecuado para su tiempo

(José Luis Ferrando).- Una carta anónima de un ex-curial, publicada hace unos días en este portal y muy bien respondida irónicamente por un laico irlandés, Eamon Sweeney, refleja perfectamente el estado de ánimo de, al menos, un grupo de miembros de la Curia vaticana ante las actuaciones y mensajes del Papa Francisco.

Sería muy inocente pensar que se trata de una iniciativa solitaria, y aunque fuera así, sin duda, su carta es fruto de conversaciones con muchas personas. Es lamentable esta especie de oposición tan cercana, no debida al legítimo pluralismo eclesial, sino a otros intereses, que se reflejan claramente en esa misiva.

La carta se puede resumir en dos ideas: el Papa ha roto moldes y "ha pisado callos", como se dice vulgarmente. Cuando alguien, en cualquier institución, intenta cambiar las cosas se encuentra con enormes resistencias.Los cancerberos del sistema habitualmente se rebelan contra los cambios, porque se creen los celadores y propietarios de las "esencias" de las instituciones.

El argumento es siempre el mismo: las cosas siempre se han hecho así, han funcionado más o menos bien, y no hay razón para cambiarlas. De ahí que si a alguien -aunque sea el mismo Papa- se le ocurre cuestionar este planteamiento, se sienten personalmente afectados y la rebelión se canaliza fundamentalmente de manera subterránea con críticas, contubernios y conjuras.

El Papa Francisco les ha dicho a los religiosos en la Clausura del Año de la Vida Consagrada: "Quien chismorrea es un terrorista dentro de la propia comunidad (¡Curia!), porque lanza una palabra en la comunidad como si lanzase una bomba. Quien hace esto destruye como una bomba". Todo esto salpicado en esos ambientes cerrados por tensiones y desconfianzas. Al final, todos sienten que tienen que situarse -antes que les etiqueten-, saber de que lado se está, quien está... Y se instala la lógica de la división, la hipocresía y el cainismo. ¡Qué lástima!

Sin embargo, lo más grave son las acusaciones continuas y veladas para descalificar al Papa Francisco. A fuerza de repetirla quieren que cale en la opinión pública la siguiente afirmación: la debilidad de su pensamiento teológico. Esto es absolutamente falso tanto en lo que respecta al Papa, como a sus colaboradores. Una cosa son "sesudas" y legítimas disertaciones teológicas, incomprensibles para la mayoría de la gente y otra, buenas reflexiones comprensibles para el Pueblo de Dios, ancladas en la teología y en la espiritualidad. Ambas no se contraponen. Se necesitan y se complementan.

Pero lo que les duele es que la gente le entienda cuando habla y su mensaje vaya calando en el pueblo de Dios, que le siente como Pastor. Su popularidad no es fruto de un populismo barato, sino de sus gestos y su mensaje que poco a poco va penetrando en muchas capas de la sociedad creyente y no creyente. Les molesta también que los medios de comunicación no afines, le traten bien y que muchos no creyentes tengan una buena imagen del Papa. Y deslizan, siempre de manera velada, que está adulterando el mensaje o vendiendo una vida cristiana "ligth". Por el contrario, el pueblo percibe la coherencia y cercanía del evangelio en sus palabras y hechos, por eso les causa simpatía. La radicalidad es la misma o más. Así de claro.

Muchos de estos señores curiales confunden lo definitivo y lo coyuntural en cualquier tema. ¡Cuánto sufrimiento en la Familia Franciscana, en discusiones vanas, sobre lo esencial que eran las sandalias para el carisma! Respecto a la Eucaristía, pasarán siglos y no cambiará nunca lo nuclear, aunque puedan cambiar las formas de celebrarla. La misma eucaristía era antes y después del Concilio, que ahora. Y en el siglo XXIII...¡ellos verán! No podemos olvidar que el Papa tiene el carisma del discernimiento y la responsabilidad de leer los signos de los tiempos. Mantener lo definitivo, pero adaptar lo coyuntural. Pero sin confundirlos... El necesario proceso de renovación no es vender barato el producto, sino limpiarlo de las adherencias que, con el paso del tiempo, lo empañan. ¿Acaso no creen en el Espíritu Santo? ¿O se creen que tienen ellos el patrimonio?

Cada escritor sagrado de la Biblia ha sido elegido, de acuerdo con su personalidad, para escribir, inspirado por el Espíritu Santo. Un Papa ha sido señalado por el Espíritu Santo para, desde su personalidad, no otra, desempeñar su tarea. Él es quien es y como es, y justamente por eso le ha elegido el Espíritu Santo, para seguir siendo así. Cuando hablan de "tradiciones" con minúscula están queriendo obligar al Papa a renunciar a su propia personalidad y sensibilidad, a dejar de ser "él mismo" en aspectos irrenunciables. Y de paso, quieren que Iglesia continúe con formas caducas. Las opciones del Papa Francisco no desmienten, ni desdicen nada esencial del pasado, ni ponen en evidencia a los anteriores Papas, sino todo lo contrario, se deja llevar por el "Veni Creator...".¿No lo rezamos así?

Y, de vez en cuando, el Espíritu Santo da soplo y elige a un hombre adecuado para su tiempo. Y si a alguien le duele y no está a gusto, ya lo sabe. También estoy convencido que en la Curia hay gente muy buena y muy fiel al Papa, que pasa olímpicamente de estas "cuitas" de comadrejas. Pero los otros hacen más ruido subterráneo...

Reconocer el pecado  5 Tiempo ordinario - C
(Lucas 5,1-11)

El relato de «la pesca milagrosa» en el lago de Galilea fue muy popular entre los primeros cristianos. Varios evangelistas recogen el episodio, pero solo Lucas culmina la narración con una escena conmovedora que tiene por protagonista a Simón Pedro, discípulo creyente y pecador al mismo tiempo.

Pedro es un hombre de fe, seducido por Jesús. Sus palabras tienen para él más fuerza que su propia experiencia. Pedro sabe que nadie se pone a pescar al mediodía en el lago, sobre todo si no ha capturado nada por la noche. Pero se lo ha dicho Jesús y Pedro confía totalmente en él: «Apoyado en tu palabra, echaré las redes».

Pedro es, al mismo tiempo, un hombre de corazón sincero. Sorprendido por la enorme pesca obtenida, «se arroja a los pies de Jesús» y con una espontaneidad admirable le dice: «Apártate de mí, que soy pecador». Pedro reconoce, ante todos, su pecado y su absoluta indignidad para convivir de cerca con Jesús.

Jesús no se asusta de tener junto a sí a un discípulo pecador. Al contrario, si se siente pecador, Pedro podrá comprender mejor su mensaje de perdón para todos y su acogida a pecadores e indeseables. «No temas. Desde ahora, serás pescador de hombres». Jesús le quita el miedo a ser un discípulo pecador y lo asocia a su misión de reunir y convocar a hombres y mujeres de toda condición a entrar en el proyecto salvador de Dios.

¿Por qué la Iglesia se resiste tanto a reconocer sus pecados y confesar su necesidad de conversión? La Iglesia es de Jesucristo, pero ella no es Jesucristo. A nadie puede extrañar que en ella haya pecado. La Iglesia es «santa» porque vive animada por el Espíritu Santo de Jesús, pero es «pecadora» porque no pocas veces se resiste a ese Espíritu y se aleja del evangelio. El pecado está en los creyentes y en las instituciones; en la jerarquía y en el pueblo de Dios; en los pastores y en las comunidades cristianas. Todos necesitamos conversión.

Es muy grave habituarnos a ocultar la verdad pues nos impide comprometernos en una dinámica de conversión y renovación. Por otra parte, ¿no es más evangélica una Iglesia frágil y vulnerable que tiene el coraje de reconocer su pecado, que una institución empeñada inútilmente en ocultar al mundo sus miserias? ¿No son más creíbles nuestras comunidades cuando colaboran con Cristo en la tarea evangelizadora, reconociendo humildemente sus pecados y comprometiéndose a una vida cada vez más evangélica? ¿No tenemos mucho que aprender también hoy del gran apóstol Pedro reconociendo su pecado a los pies de Jesús?

5 Tiempo ordinario - C    José Antonio Pagola

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Is 6,1-2a.3-8; Sal 127; 1Cor 15, 1-11; Lc 5, 1-11)
ELEGIDO DEL SEÑOR

Estamos a punto de entrar en el Tiempo de Cuaresma y el texto bíblico nos propone las vocaciones de Isaías y de Simón Pedro y de su hermano. La Palabra de Dios que se proclama este domingo parece que adelanta la intención del papa Francisco de enviar, como signo especial, a los misioneros de la misericordia, el próximo miércoles de ceniza: “Durante la Cuaresma de este Año Santo tengo la intención de enviar los Misioneros de la Misericordia. Serán un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios” (MV 18).

En ambos casos de las lecturas bíblicas, los elegidos reaccionan con la misma actitud de sorpresa, porque no ven razón personal para tal honor. El profeta, al hacerse consciente de la visión, se siente morir, porque le parece incompatible su identidad de pecador con la experiencia luminosa de gracia. Pero el Señor le responde: -«Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.» Entonces, escuché la voz del Señor, que decía: -«¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Contesté: -«Aquí estoy, mándame.»

Simón Pedro, ante la pesca milagrosa, se echa a los pies de Jesús: Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: -«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» A lo que el Maestro le responde: -«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»

La llamada es más fuerte que la debilidad, el profeta declina toda resistencia, y de manera abierta y disponible, responde: “Aquí estoy, mándame”. Y Simón Pedro, como gesto comprometido, junto con su hermano, “sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”.

La conclusión parece evidente: si Jesús nos llama no deberemos resistirnos, ni siquiera escudados en nuestra pobreza y debilidad. Cabe incluso que en la providencia divina, el elegido haya tenido que sufrir la experiencia de su fragilidad, para convertirse en verdadero misionero de la misericordia.

San Benito, en su Regla, anticipa que el Señor, que comienza en nosotros su obra, Él mismo la lleva a término. “Ante todo, cuando te dispones a realizar cualquier obra buena, pídele con oración muy insistente y apremiante que él la lleve a término” (Prólogo 4). El salmista expresa: “Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos”.

Tú puedes ser un signo de la misericordia divina. No lo rehúses por creerte pecador, la gracia de Dios es mayor que la pobreza de la fragilidad. Deja que a través de ti el Señor prolongue su misericordia.

Evangelio según San Lucas 5,1-11. 

En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron. 

Beato Pío IX, papa

En Roma, beato Pío IX, papa, que proclamó la verdad de Cristo, a quien estaba íntimamente unido. Instituyó muchas sedes episcopales, promovió el culto de la santísima Virgen María y convocó el Concilio Vaticano I.

Giovanni Maria Mastai-Ferreti, Papa Pío IX, nació en Senigallia, Marcas, en 1792 y murió en Roma, en 1878. Procedente de la pequeña nobleza italiana, se ordenó sacerdote en 1819. Era obispo de Imola desde 1832 y cardenal desde 1840. En 1846 fue elegido para suceder en el Papado a Gregorio XVI, y ejerció el ministerio petrino por 32 años. Lo que sigue es el fragmento dedicado al nuevo beato en la homilía de SS Juan Pablo II en la misa de beatificación, el 3 de septiembre del 2000:

Al escuchar las palabras de la aclamación del Evangelio: "Señor, guíanos por el recto camino", nuestro pensamiento ha ido espontáneamente a la historia humana y religiosa del Papa Pío IX, Giovanni Maria Mastai Ferretti. En medio de los acontecimientos turbulentos de su tiempo, fue ejemplo de adhesión incondicional al depósito inmutable de las verdades reveladas.

Fiel a los compromisos de su ministerio en todas las circunstancias, supo atribuir siempre el primado absoluto a Dios y a los valores espirituales. Su larguísimo pontificado no fue fácil, y tuvo que sufrir mucho para cumplir su misión al servicio del Evangelio. Fue muy amado, pero también odiado y calumniado.

Sin embargo, precisamente en medio de esos contrastes resplandeció con mayor intensidad la luz de sus virtudes: las prolongadas tribulaciones templaron su confianza en la divina Providencia, de cuyo soberano dominio sobre los acontecimientos humanos jamás dudó. De ella nacía la profunda serenidad de Pío IX, aun en medio de las incomprensiones y los ataques de muchas personas hostiles. A quienes lo rodeaban, solía decirles: "En las cosas humanas es necesario contentarse con actuar lo mejor posible; en todo lo demás hay que abandonarse a la Providencia, la cual suplirá los defectos y las insuficiencias del hombre".

Sostenido por esa convicción interior, convocó el concilio ecuménico Vaticano I, que aclaró con autoridad magistral algunas cuestiones entonces debatidas, confirmando la armonía entre fe y razón. En los momentos de prueba, Pío IX encontró apoyo en María, de la que era muy devoto. Al proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción, recordó a todos que en las tempestades de la existencia humana resplandece en la Virgen la luz de Cristo, más fuerte que el pecado y la muerte. fuente: Vatican

Oremos
Cristo, Cabez, Rey de los pastores, el pueblo entero, madrugando a fiesta, canta a la gloria de tu sacerdote himnos sagrados.
Con abundancia de sagrado crisma, la unción profunda de tu Santo Espíritu lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia jefe del pueblo.
Él fue pastor y forma del rebaño, luz para el ciego, báculo del pobre, padre común, presencia providente, todo de todos. Tú que coronas sus merecimientos, danos la gracia de imitar su vida y al fin, sumisos a su magisterio, danos su gloria. Amén

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que Beato Pío IX, Papa, presidiera a todo tu pueblo y lo iluminara con su ejemplo y sus palabras, por su intercesión protege a los pastores de la Iglesia y a sus rebaños y hazlos progresar por el camino de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sermón 43, 5-5; CCL 41, 510-511

“No temas, desde ahora serás pescador de hombres”

¡Qué grande es la bondad de Cristo! Pedro ha sido pescador, y ahora un orador merece un gran elogio si es capaz de comprender a este pescador. Ved por qué el apóstol Pablo dirigiéndose a los primeros cristianos, dice: “Hermanos, fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios... Ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta” (1Co 1,26-28).

Porque si Cristo hubiese escogido en primer lugar a un orador, el orador hubiera podido decir: “Me ha escogido por mi elocuencia”. Si hubiera escogido a un senador, el senador hubiera podido decir: “Me ha escogido a causa de mi rango”. Si, en fin, hubiera escogido a un emperador, el emperador hubiera podido decir: “Me ha escogido a causa de mi poder. Que se calle toda esa gente, que esperen un poco y estén tranquilos. No serán olvidados ni rechazados; que esperen un poco, porque podrían gloriarse de lo que son en sí mismos.

“Dame, dice Cristo, este pescador, dame ese hombre simple y sin instrucción, dame ese hombre con el cual el senador no se digna hablar, ni tan sólo cuando le compra un pescado. Sí, dame ese hombre. Cuando lo habré llenado, se verá claramente que soy únicamente yo quien actúa. Ciertamente, llevaré a cabo mi obra en el senador, en el orador, en el emperador..., pero mi acción será más evidente en el pescador. El senador, el orador y el emperador pueden gloriarse de lo que ellos son: el pescador, únicamente de Cristo. Que el pescador venga a enseñarles la humildad que procura la salvación. Que el pescador pase primero.”

Rema mar adentro y echa las redes 
Lucas 5, 1-11. Tiempo Ordinario. Ojalá que nosotros, como Pedro, creamos en Jesús y obedezcamos su palabra.

Oración introductoria 
Gracias, Señor, por revelarme tu corazón misericordioso. Tu Sagrado Corazón me da la confianza de regresar a Ti cada vez que caigo en el pecado.

Sé que lo que más te puede ofender es que dude de tu misericordia, por eso en esta meditación, amado y buen Jesús, ayúdame a saber escucharte y descubrir cuál es tu voluntad para este día.

Petición
Dios mío, dame la fe que me convierta en un instrumento dócil que responda con prontitud a lo que quieras pedirme.

Meditación del Papa Francisco
El evangelio de hoy narra como Pedro confía en el Señor y tira las redes obteniendo una pesca milagrosa, tras una noche de trabajo en vano. La fe es un encuentro con Jesús y me gusta pensar que Jesús pasaba la mayor parte de su tiempo en las calles, con la gente, y al anochecer se retiraba solo a rezar.

El evangelio usa la misma palabra sobre esta gente, sobre el pueblo, los apóstoles, y Pedro: se quedaron asombrados. Y el pueblo sentía este estupor y decía: Él habla con autoridad. Nunca un hombre ha hablado así.

En cambio entre los que encontraban a Jesús había otro grupo que no dejaba entrar en sus corazones al asombro. Los doctores de la Ley hacían sus cálculos, tomaban distancia y decían; 'es inteligente, dice cosas verdaderas, pero a nosotros no nos conviene'.

Los mismos demonios confesaban que Jesús era el 'Hijo de Dios', pero como los doctores de la Ley y los malos fariseos no tenían la capacidad de asombrarse, estaban cerrados en su autosuficiencia, en su soberbia. Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, pero confiesa que es un pecador. Los demonios llegan a decir la verdad sobre él. Mientras que los doctores de la Ley si bien dicen es inteligente, es un rabino capaz, hace milagros, no dicen somos soberbios, somos autosuficientes, somos pecadores. La incapacidad de reconocerse pecadores nos aleja de la verdadera confesión de Jesucristo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2015, en Santa Marta).

Reflexión
"¡Que Dios es la mar de raro!..." es el título de un libro escrito hace ya algunos años por un sacerdote, pensador y periodista mexicano llamado Antonio Brambila. Y me pareció muy acertado este título para mi reflexión del día de hoy.

El padre Brambila explica en el prólogo de su libro el porqué de ese título. Cuenta que un día, hace ya mucho tiempo, atendía en dirección espiritual a una joven religiosa que estaba pasando por un momento muy difícil en su vocación, uno de esos períodos de desolación y de sequedad espiritual en los que el alma sufre bastante interiormente, pero que Dios nuestro Señor aprovecha, de un modo misterioso, para purificarla y acercarla más a Él. Y el padre le decía que Dios juega a las escondidas con sus hijos, que se les oculta para hacerse desear y buscar; y luego se les manifiesta para volverse a esconder; y que, durante nuestra vida en este mundo, muchas veces nos muestra su amor en forma de castigos que nos desconciertan y nos hacen llorar y sufrir... La religiosa, tras un momento de silencio, concluyó: "¡pues, la verdad, Dios es la mar de raro!".

Efectivamente, ¡la mar de raro! Rarísimo. Porque Dios es misterioso. Más aún, Él mismo es un misterio que no podemos comprender y en muchísimas ocasiones su modo de actuar nos sorprende, nos confunde y nos "destantea". ¡Parece ilógico y extraño! Ya el profeta Isaías nos decía que "los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos, ni sus caminos son nuestros camino." (Is 55, 8).

No entendemos, por ejemplo, por qué Dios permite el sufrimiento, máxime cuando el que sufre es una persona inocente. ¿Por qué el dolor de tanta gente pobre en tantos países del África, de Asia o de América Latina, y muchísimos de ellos a veces sin lo mínimo para subsistir? ¿Por qué tantas injusticias y abusos contra los pobres y débiles? Pensemos en las guerras, en las discriminaciones, en las persecuciones y segregaciones de pueblos enteros a causa del color, la religión, la raza, la cultura o su condición social. ¿Por qué tantos abusos de niños y mujeres, usados para la trata de blancas y un comercio brutalmente indigno y escandaloso? ¿Por qué tantos niños tronchados en el vientre de su propia madre antes de ver la luz del sol?

Tal vez también nosotros tengamos experiencias de sufrimiento en nuestra vida. Es tremendamente doloroso. ¿Por qué Dios permite la enfermedad o la muerte de un ser querido, sobre todo cuando aún es necesaria su presencia en este mundo? ¿Por qué el Señor permite a veces que sintamos el dolor terrible de la depresión, la soledad, la tristeza, el abandono? ¿Por qué ciertos problemas sin resolver, después de tantos años de haber luchado en vano por superarlos? ¿Por qué fracasan a veces los matrimonios, con tanto sufrimiento para la esposa, los hijos, los familiares? ¿Y por qué no se puede rehacer la propia vida con otro hombre o con otra mujer después de haber fallado el primer matrimonio religioso?..  Éstos y muchos otros interrogantes tocan a la puerta de nuestra alma sin encontrar suficientes respuestas.

El evangelio de este día no nos habla sobre el dolor, pero sí nos puede ofrecer alguna luz para tratar de comprenderlo y de aceptarlo.

San Lucas nos presenta hoy la escena de la pesca milagrosa. Nuestro Señor se halla en el lago y, después de predicar, le dice a Simón Pedro que reme mar adentro y que eche las redes para pescar. Simón era un experto pescador –ése era su oficio- y conocía perfectamente los lugares y las horas más oportunas para ello. Él sabía de sobra que se pesca durante la noche porque las aguas están tranquilas y los peces dormidos. Es más, se habían pasado la noche entera bregando ¡y no habían cogido ni un miserable charal! Y ahora llega este Jesús -todavía no conocía bien Pedro a nuestro Señor- y, sin conocer el arte y los gajes del oficio, le dice así, tranquilamente, que eche las redes para pescar...

"¡Pero, Señor –le pudo haber dicho Pedro— no es hora de pesca, ni el lugar ni las condiciones son apropiadas!...". Y humanamente tenía toda la razón. Cuando se callan las palabras de nuestra propia experiencia, de nuestras previsiones y cálculos humanos ("nos hemos pasado toda la noche bregando"); cuando hemos probado la amargura del fracaso o de la desilusión ("no hemos cogido nada"), entonces puede brotar el milagro: "Pero, en tu nombre echaré las redes". Esto es lo más maravilloso de todo. Y ya sabemos lo que pasó después.

En realidad, éste fue el verdadero milagro: que Pedro haya creído en Cristo y que, cuando todo era ilógico, adverso y contradictorio para la razón, haya aceptado la orden del Señor y haya obedecido. La pesca sobreabundante y las redes repletas fueron ya sólo una consecuencia. Para nuestro Señor no hay imposibles porque Él es Dios. El único imposible es que nuestra voluntad no quiera adherirse a lo que Él quiere Y el milagro está precisamente aquí.

Si echamos una hojeada a todo el evangelio, nos daremos cuenta de que siempre actúa así nuestro Señor: todos los milagros comienzan con la FE y es la única condición que Él pone para poder actuar. Sólo cuando aceptamos a Jesús con el corazón y doblamos las rodillas de nuestra mente, aunque humanamente no se vea nada, aunque el llanto explote en nuestra garganta y las lágrimas arrasen nuestros ojos, aunque tengamos que esperar contra toda esperanza humana y sangre el corazón... si creemos en Él y lo aceptamos, así como Dios nos visita, ¡es entonces cuando Jesús realiza el milagro!

Propósito
No es fácil. Necesitamos una fe muy grande. Y la fe es un don de Dios. ¡Pidámosle con humildad ese grandioso don!

Diálogo con Cristo
Ojalá que también nosotros, como Pedro, creamos en Ti, Señor y obedezcamos tu palabra: "¡Rema mar adentro y echa las redes para la pesca!". Y entonces veremos otro milagro en nuestra vida.
Papa en ventana

RD

Pide aplausos para "hermanos del Extremo Oriente, que celebran el año lunar"
El Papa clama para que se sienten "en la mesa de negociación las partes impicadas en la guerra de Siria"

Insta a "ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas cadenas de la explotación"

José Manuel Vidal, 07 de febrero de 2016 a las 12:31

Lo esencial del cristianismo es difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y misericordia hacia todos

(José M. Vidal).- Ángelus papal ante miles de peregrinos, muchos de ellos del 'pueblo del Padre Pío', que celebraron ayer, aquí mismo, su Jubileo. En su discurso, el Papa Francisco recuerda a los que "escapan de los horrores de la guerra en Siria" y pide negociaciones para acabar con ella. También denuncia la trata de seres humanos y pide un aplauso para los hermanos de Extremo Oriente, que celebran el final de su año lunar.

Algunas frases del Papa
"El Evangelio cuenta la llamada de los primeros discípulos de Jesús"
"En la vida cotidiana"
"Por tu palabra, echaré las redes"
"Y las redes se llenaron de tal cantidad de peces que casi se rompían"
"Jesús no es sólo un formidable maestro, sino el Señor, la manifestación de Dios"

"Su condición de pecador requiere que el Señor no se aleje de él, como el médico no puede alejarse del que está enfermo"
"Y Pedro lo dejó todo y siguió al Señor"
"Ir a la búsqueda, pescar a hombres y mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituirles la plena dignidad y libertad"
"Lo esencial del cristianismo es difundir el amor regenerador y gratuito de Dios, con actitud de acogida y misericordia hacia todos"
"Para que todos puedan encontrar la ternura de Dios"
"Pienso especialmente en los confesores: los primeros que tienen que dar la misericordia del Padre...como hicieron los dos hermanos santos: Padre Leopoldo y Padre Pío"
"El Evangelio de hoy nos interpela: ¿Cuidamos la Palabra del Señor?"
"Estamos llamados a confortar a los que se sienten pecadores e indignos ante el Señor"
"Es mayor la misericordia del Padre que tus pecados. Es más grande. No temas"
"Seguir las huellas del Maestro"

Saludos después del ángelus

"Con viva preocupación sigo la dramática suerte de la población civil implicada en los violentos combates en la amada Suria y obligados a abandonarlo todo para escapar a los horrores de la guerra"

"Deseo que, con generosa solidaridad, se preste la ayuda necesaria, para asegurar su supervivencia y dignidad, mientras llamo a la comunidad internacional, para que no ahorre medio alguno para llevar con urgencia a la mesa de negociación las partes implicadas"

"Solo una solución política del conflicto será capaz de ganrantizar un futuro de reconciliación y de paz a aquel querido y martirizado país, por el cual os invitio a rezar mucho. Incluso, ahora, todos juntos, recemos a la Virgen por la amada Siria"

"Hoy, en Italia, se celebra la Jornada por la vida, con el tema 'La misiericorida hace florecer la vida'" "Un renovado empeño en favor de la vida humana desde la concepción hasta el final" "Testimoniar la cultura de la vida"

"Mañana, Jornada de oración contra la trata de personas". "Oportunidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las poesadas cadenas de la explotación"

"Pienso en particular en tantos mujeres y hombres y niños. Hay que hacer esfuerzos paradesvelar este crimen y esta intolerable vergüenza"

"Mañana, en Extremo Oriente, millones de hombres y mujeres celebran el fin de año lunar. A todos les deseo serenidad y paz, en el seno de su familia". "Que el nuevo año apotre frutos de compasión, misericordia y solidaridad"

"Saludémosles con un aplauso desde aquí a nuestros hermanos del Extremo Oriente, que celebran el año lunar"

"Saludo al Colegio mexicano. Gracias por rezar por mi viaje a México y por el encuentro que tendré en La Habana con mi querido hermano Kiril".


El papa Francisco se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano, como cada domingo, para rezar el ángelus con los fieles congregados en la plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del Papa para introducir la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo cuenta – en la redacción de san Lucas – la llamada de los primeros discípulos de Jesús (Lc 5,1-11). El hecho sucede en un contexto de vida cotidiana: hay algunos pescadores sobre la orilla del mar de Galilea, los cuales, después de una noche de trabajo pasada sin pescar nada, están lavando y preparando las redes. Jesús sube a la barca de uno de ellos, Simón, llamado Pedro, le pide separarse un poco de la orilla y se pone a predicar la Palabra de Dios a la gente que se había reunido numerosa. Cuando terminó de hablar, le dice a Pedro que se adentre en el lago y echar las redes. Simón ya había conocido a Jesús y experimentado el poder prodigioso de su palabra, por lo que responde: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes” (v. 5). Y su fe no queda decepcionada: de hecho, las redes se llenaron de tal cantidad de peces que casi se rompían (cfr v. 6).

Frente a este evento extraordinario, los pescadores se asombraron. Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”(v. 8). Ese signo prodigioso le convenció de que Jesús no es solo un maestro formidable, cuya palabra es realmente poderosa, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Y tal presencia despierta en Pedro un fuerte sentido de la propia mezquindad e indignidad. Desde un punto de vista humano, piensa que debe haber distancia entre el pecador y el Santo. En verdad, precisamente su condición de pecador requiere que el Señor no se aleje de él, de la misma forma en la que un médico no se puede alejar de quien está enfermo.

La respuesta de Jesús a Simón Pedro es tranquilizadora y decidida: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres” (v. 10). Y de nuevo el pescador de Galilea, poniendo su confianza en esta palabra, deja todo y sigue a Aquel que se ha convertido en su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, compañeros de trabajo de Simón. Esta es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia: ir a buscar, “pescar” a los hombres y las mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituir a todos la pelan dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerante y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno puede encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida.

Y aquí de forma particular pienso en los confesores, son los primeros en tener que dar la misericordia del Padre siguiendo el ejemplo de Jesús. Como han hecho los dos monjes santos, padre Leopoldo y padre Pío.  

El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos fiarnos verdaderamente de la palabra del Señor? ¿O nos dejamos desanimar por nuestros fracasos? En este Año Santo de la Misericordia estamos llamados a confortar a cuantos se sienten pecadores e indignos frente al Señor y abatidos por los propios errores, diciéndoles las mismas palabras de Jesús: “No temas”. Es más grande la misericordia del padre que tus pecados. Es más grande. No temas. Nos ayude la Virgen María a comprender cada vez más que ser discípulo significa poner nuestros pies en las huellas dejadas por el Maestro: son las huellas de la gracia divina que regenera vida para todos.

Después del ángelus:
Con viva preocupación sigo la dramática situación de la población civil afectada por los violentos combates en la amada Siria y obligada a abandonar todo para huir de los horrores de la guerra. Deseo que, con generosa solidaridad, se dé la ayuda necesaria para asegurar su supervivencia y dignidad, mientras hago un llamamiento a la comunidad internacional para que no ahorre ningún esfuerzo para llevar con urgencia a la mesa de la negociación a las partes implicadas. Solo una solución política en el conflicto será capaz de garantizar un futuro de reconciliación y de paz a ese querido y golpeado país, por el que os invito a rezar mucho. Y también ahora, todos juntos, rezamos a la Virgen por la amada Siria.  

Queridos hermanos y hermanas, hoy, en Italia, se celebra la Jornada por la Vida, sobre el tema “La misericordia hace florecer la vida”. Me uno a los obispos italianos para desear por parte de varios sujetos institucionales, educativos y sociales un renovado compromiso a favor de la vida humana desde la concepción hasta su natural tramonto. Nuestra sociedad debe ser ayudada a sanar de todos los atentados a la vida, mediante un cambio interior, que se manifiesta también a través de las obras de misericordia. Saludo y animo a los profesores universitarios de Roma y a cuantos están comprometidos en testimoniar la cultura de la vida.

Mañana se celebra la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas, que ofrece a todos la oportunidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas cadenas de la explotación para reapropiarse de su libertad y dignidad. ¡Pienso en particular en tantas mujeres y hombres, y en tantos niños! Es necesario hacer todos los esfuerzos necesarios para vencer este crimen y esta intolerable vergüenza.

Y mañana, en el Extremo Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres celebra el fin de año lunar. A todos les deseo experimentar serenidad y paz en el seno de sus familias, que constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención del cuidado del otro. Pueda el nuevo año llevar frutos de compasión, misericordia y solidaridad. Y a estos hermanos y hermanas nuestras del Extremo Oriente que mañana celebrarán el año lunar, les saludamos con un aplauso desde aquí.

Saludo a todos los peregrinos, a los grupos parroquiales y a las asociaciones procedentes de Italia, España, Portugal, Ecuador, Eslovaquia y otros países. ¡Son muchos para enumerarlos todos! Cito solo a los jóvenes de conformación de la diócesis de Treviso, Padua, Cuneo, Lodi, Como y Crotone. Y saludo a la comunidad sacerdotal del Colegio Mexicano de Roma, con otros mexicanos: gracias por vuestro compromiso de acompañar con la oración el viaje apostólico en México que realizaré dentro de pocos días y también el encuentro que tendré en La Habana con mi querido hermano Kirill.

A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto! 

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