«Proclamando la buena noticia y curando enfermedades»

San Antonio María Zacarías 

Nació en Cremona en el año1502, precisamente en la Italia septentrional, situada en la región de Lombardía, junto al río Po, sede episcopal, con su imponente catedral románica, construida entre 1107 y 1490 que posee en sus paredes interiores frescos de Boccaccio Boccaccino. La madre de Antonio María, Antonieta Pescaroli, enviudó pronto y no quiso contraer nuevas nupcias para dedicarse enteramente a la educación de su hijo. De ella aprendió virtudes y escuchó consejos; sobre todo, se trataba del trato con la Virgen, del respeto a la Eucaristía; aprendió el valor de la pureza y vivió con dignidad la virtud de la pobreza. Sólo once años de vida presbiteral, pero Dios quiso que fuera fecunda. Ve como una necesidad imperiosa transmitir a los hombres de su época -metida hasta los huesos en la exaltación de los valores humanos y en la exaltación de la razón- la ceguera que comporta la fe y la locura de la cruz. Y a ello va a dedicar sin escatimar esfuerzos su existencia. La contemplación de la pasión y muerte del Señor, el amor a la Eucaristía y la adoración continua al Santísimo Sacramento serán el eje de su actividad apostólica renovadora.   Fundó en Milán la asociación que recibe el nombre de Clérigos de la Congregación de san Pablo, aunque popularmente se les conocerá luego por los "barnabitas", tomando el nombre de la sede definitiva a partir del año 1545, y que fue aprobada por el papa Clemente VII en el año 1533.

Tuvo por colaboradores de primera hora al sacerdote Bartolomé Ferrari y al laico Jacobo Morigia, quienes, animados por el espíritu del fundador y queriendo imitar a san Pablo, mueven y remueven a la gente haciéndose notar pronto en Milán por su austeridad y espíritu de mortificación. A la actividad que desarrollan la califican de "excentricidad", a la doctrina que exponen "herejía" e "hipocresía" a su estilo de vida. Los ánimos se encrespan bastante y los que están descontentos denuncian a la nueva criatura que acaba de nacer en la Iglesia ante las autoridades de Cremona; menos mal que aquello les valió para que el papa Paulo III los tomara bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede.   Y llega su labor al mundo de los seglares, de los laicos. Consciente por propia experiencia personal de la importancia que tiene para trasformar el mundo la vida cristiana, laboriosa y honesta de la familia, hizo una tercera fundación para los casados que, con formación seria intelectual y recia en lo ascético, se capacitaran para transmitir, como por ósmosis, el espíritu cristiano a la sociedad por medio de la institución familiar.Las "Cuarenta horas" de adoración continuada al Santísimo Sacramento, y el recuerdo de la Pasión y muerte del Señor al toque de campanas del medio día son costumbres seculares cristianas que tienen su origen o se potenciaron por la actividad del santo que tenía apellido de profeta.   Murió en Cremona el 5 de Julio de 1539 y lo canonizó León XIII, en 1890.

Oremos  
Concédenos, Señor, aquel sublime conocimiento de Cristo que tan abundantemente otorgaste a San Antonio María Zacaría, y que, penetrados como él lo estuvo del espíritu del apóstol San Pablo, anunciemos infatigablemente el mensaje de salvación a todos los fieles de la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Evangelio según San Mateo 9,32-38. 

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel". Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha." 

San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia 
Homilías sobre el evangelio de san Mateo, nº 32

«Proclamando la buena noticia y curando enfermedades»

Jesús, en cambio, tras de infinitas injurias y querellas: recorría las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino de Dios y curando toda enfermedad y toda dolencia. Y no sólo no los castiga por ingratos, pero ni siquiera los reprende. Manifestaba así su mansedumbre (...) Recorría así las ciudades y aldeas y sinagogas, enseñándonos a rechazar las injurias, no con injurias, sino con beneficios mayores. Si tú haces los beneficios por Dios y no por los hombres, hagan lo que hagan tus consiervos, no dejarás de beneficiarlos, para que sea mayor tu recompensa. (…) Cristo, para enseñarnos que procedía por pura benignidad, no sólo no esperaba a que los enfermos fueran a él, sino que iba en busca de ellos y les hacía un doble beneficio: el del reino de los cielos y el de la curación de todo género de enfermedades. 

Y no se contentaba con esto sino que tomó otra providencia además. Pues dice el evangelista: Viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ella, porque estaban fatigados y decaídos, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a los discípulos: "La mies es mucha, pero pocos los obreros. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies". Considera de nuevo cuan ajeno está a la vanagloria.

Para no atraerlos todos personalmente hacia sí, manda a sus discípulos. Pero no únicamente por eso, sino además para adiestrarlos, a fin de que, ejercitándose en Judea, como en una palestra, se preparen de este modo para las luchas en todo el orbe. (…) 

Por de pronto los gradúa como médicos de las enfermedades corporales y les reserva para más tarde la curación de las almas, que es la principal. Advierte en qué forma les hace ver ser esto cosa fácil y necesaria. ¿Qué les dice? La mies es mucha y los obreros pocos. Como si les dijera: «Mirad que no os envío a la siembra, sino a la cosecha». (…) Les decía esto para reprimirles sus altos sentires e instruyéndolos al mismo tiempo para que tuvieran gran confianza y demostrándoles que ya había precedido el mayor trabajo.

La mies es mucha, pero los trabajadores pocos
Mateo 9, 32-38. Tiempo Ordinario. Cristo no se olvida de nosotros. Trabajemos siguiendo su ejemplo.


Oración introductoria

Jesús, me postro ante tu presencia con la seguridad de tu amor. Tu gracia puede moldear mi corazón, curarlo de esas debilidades que me alejan de tu amor. Compadecete de mí, soy tu oveja descarriada que te busca en esta oración.

Petición
Señor, sé que la mies es mucha y los trabajadores pocos. ¡Hazme un obrero de tu mies!

Meditación del Papa
Más allá de sus trabajos apostólicos, los religiosos, con las vidas que llevan, son una fuente fructífera de espiritualidad para toda la comunidad cristiana. De la misma manera que se abren a la gracia de Dios, los religiosos y las religiosas inspiran a otros a responder con verdad, humildad y alegría a la invitación del Señor a seguirle.

Respecto a esto, mis queridos hermanos obispos, sé que sois conscientes de los muchos factores que inhiben el crecimiento espiritual y vocacional, especialmente entre la gente joven. Sin embargo, sabemos que sólo Jesucristo responde a sus anhelos más profundos y da un verdadero sentido a sus vidas. Sólo en Él nuestros corazones pueden encontrar reposo. Continuad, por tanto, hablando a la gente joven y animadles a considerar seriamente la vida consagrada o sacerdotal; hablad con sus padres sobre su papel indispensable en el fomento y apoyo a vocaciones de este tipo; y pedid a vuestra gente que rece al dueño de la mies a que mande más obreros. 

Benedicto XVI, 8 de septiembre de 2011.

Reflexión
Después de que expulsó al demonio, comenzó a hablar el mudo. Así sucede con nuestra alma: aspira dones espirituales muy elevados y nosotros la tenemos callada con un demonio que le impide hablar todas las cosas buenas de Dios. Este demonio seguramente es nuestro orgullo y soberbia que nos mantiene tan irreconciliables con Dios como lo pudiesen estar la noche y el día al mismo tiempo. Sin embargo, para superar estos obstáculos que nos impiden ser santos sólo nos queda la esperanza de ser curados por Cristo. Sólo con su presencia permitiremos dejar hablar a nuestra alma todas esas palabras bellas que quiere transmitir de Dios, del perdón, del consuelo, del amor, de la paz.

Hoy día Cristo no se olvida de nosotros. Él desea seguir curando enfermos y expulsando demonios, pero "le faltan" pies y manos, "le faltan" corazones y bocas, "le falta" la fuerza corporal de la juventud para que todos queden sanos. Podría permitir que el mundo se convirtiese en un instante pero no lo hace por respeto a nuestra libertad, el don más grande después de nuestra fe.

Qué hermosa lección sacaríamos de este evangelio si nos diésemos cuenta de esta compasión que siente Jesucristo por nosotros. Compasión de ver a tantas ovejas sin pastor y que sienten la necesidad de recibir la salud pero que no pueden por falta de esos pastores entregados y generosos. Pidamos a Cristo que nos envíe hombres y mujeres que no teman dar su vida para seguir a Cristo incondicionalmente.

Propósito
Organizar mi tiempo para participar, en una Hora Eucarística por las vocaciones.
Diálogo con Cristo
Acéptame, Jesús, como uno de los tuyos, como un fiel seguidor dispuesto a todo por tu Reino.

¿Cómo llegar a esa pasión misionera?
¿De dónde surge el fuego que anima a tantos hombres y mujeres a llevar el Evangelio a otros? 

¿De dónde surge el fuego que anima a tantos hombres y mujeres a llevar el Evangelio a otros? De una experiencia profunda, íntima, personal, de Jesucristo.

Quien tiene a Cristo en su corazón, quien siente en sus venas el fuego que el Maestro vino a traer al mundo (cf. Lc 12,49), necesita darlo a conocer a otros, porque el amor es, esencialmente, comunicativo.

El Papa Francisco lo explica en la exhortación “Evangelii gaudium”, sobre todo en los nn. 264-267. El n. 264 inicia con estas palabras:

“La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Pero ¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de hacerlo conocer?”

El anhelo que impulsa a tantos católicos a predicar a Cristo es tan intenso que permite repetir las palabras de san Pablo: “Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!”(1Co 9,16‑17)

¿Cómo llegar a esa pasión misionera? De un modo muy sencillo: con la cercanía que surge desde la contemplación. Quien reza, quien participa en la Liturgia de la Iglesia, quien se deja tocar por la misericordia, se convierte en misionero.

“La mejor motivación para decidirse a comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, es detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón. Si lo abordamos de esa manera, su belleza nos asombra, vuelve a cautivarnos una y otra vez. Para eso urge recobrar un espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los demás” (“Evangelii gaudium”, n. 264).

Cada ser humano anhela, a veces sin darse cuenta de ello, el encuentro con Dios salvador. Cuando nos damos cuenta de ello, somos capaces de comprometer toda nuestra vida en la tarea de llevar el Amor de Cristo a los otros.

“A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno.

Cuando se logra expresar adecuadamente y con belleza el contenido esencial del Evangelio, seguramente ese mensaje hablará a las búsquedas más hondas de los corazones”(“Evangelii gaudium”, n. 265).

Cristo camina hoy en la historia humana en cada bautizado que celebra, que agradece, que reza, que vive en la misericordia. Porque ese bautizado transmite, muchas veces con su presencia humilde y llena de cariño sincero hacia el otro, que Dios Padre es Amor y que nos lo ha dado todo en su Hijo Jesucristo.

Amor entre hermanos
Tu éxito cuesta el amor y sacrificio de alguien en tu vida. Testimonio de los hermanos Durer

En el siglo 15, en un pueblito cerca de Nuremberg, Alemania, vivió una familia de 18 hijos.

¡Dieciocho! Para simplemente mantener comida sobre la mesa para esta multitud, el padre y cabeza de la familia, que era relojero por profesión, trabajó casi dieciocho horas al día en su profesión junto con otros varios trabajos que podía encontrar en su vecindad. A pesar de su aparentemente desesperada condición, dos de los hijos del padre Albrecht Durer tenían un sueño de que los dos podían algún día perseguir una carrera de arte. A la vez, sabían que su padre nunca podía pagar para mandarlos a estudiar a la Academia de Arte en Nuremberg.


Después de muchas discusiones por las noches en una cama bien llena con hermanos, los hermanos hicieron un pacto entre los dos.

Al echar un volado, el que perdiera, bajaría a las minas cerca de la casa a trabajar y así sostendría los estudios de su hermano en la Academia de Arte Luego, cuando el hermano que ganó el volado terminara sus estudios que serían cuatro años, él sostendría a su otro hermano - o con las ventas de su arte o, si fuera necesario, trabajando en las mismas minas. Echaron el volado después del culto dominical. Albrecht Durer el hijo ganó y su hermano Albert bajó a las minas peligrosas para empezar su parte del pacto. Por los siguientes cuatro años, Albert fielmente pagó por los estudios de su hermano, cuyos trabajos de arte fueron un éxto casi de inmediato. Sus trabajos de madera, pintura y dibujos eran todos mucho mejores que los de sus propios maestros y para cuando se recibió, estaba ganando bastante dinero por sus obras. El joven artista regresó a su pueblito y la familia Durer hizo una fiesta de comida en la casa para celebrar el triunfo de Albrecht. Después de una buena y larga comida memorial, puntuado con música y risa, Albrecht se levantó de su posición de honor en la mesa para brindar por su amado hermano por sus años de sacrificio que hizo para que Albrecht pudiera cumplir con sus deseos de ser artista. Sus palabras al concluir su discurso fue, "Y ahora mi querido y bendito hermano mío, ahora será tu turno. Tu ahora podrás ir a Nuremberg para perseguir tu propio sueño mientras que yo ahora te mantengo con todo lo que necesitas".

Todas las cabezas de los reunidos en la mesa dieron la media vuelta para ver la cara del Albert que estaba sentado al otro extremo de la mesa. Lágrimas estaban trazando su triste cara mientras Albert asentaba con su cabeza de lado a lado diciendo, "no, no, no, no". Al fin, se levanta Albert, limpia sus lágrimas de sus mejillas, mira a las caras de su amada familia y, levantando cuidadosamente sus manos y colocándolas cerca de su mejilla derecha dijo con mucha ternura, "No, hermano. Ya no puedo ir a Nuremberg. Para mí es demasiado tarde. Mira...mira lo que cuatro años en las minas ha hecho a mis manos. Los huesos de cada dedo han sido destrozados por lo menos una vez y ahora, a causa del trabajo en las minas, estoy sufriendo de artritis en mi mano derecha tanto que ni puedo levantar mi vaso y brindar en honor tuyo, mucho menos tratar de pintar y dibujar. No hermano, para mí es demasiado tarde." Más de 450 años han pasado. Hoy en día las sienes de obras de arte de Albrecht Durer aparecen en casi cada museo de mayor importancia en este mundo. Pero es posible que tu, como casi todos en el mundo, reconocerán solamente una obra de Albrecht Durer y a lo mejor tienes una reproducción de esta obra colgado en tu casa u oficina.

Un día, para hacer homenaje a todo lo que sacrificó su hermano Albert, Albrecht Durer cuidadosamente y detalladamente dibujó las manos lastimadas de su hermano. Las llamó simplemente "Manos" pero el mundo entero abrió su corazón a esta gran obra de maestro y renombraron esta obra "Manos Orando".

La próxima vez que veas esta obra, piensa en esto: ¡Nadie ...pero nadie llega al éxito solo! Tu éxito cuesta el amor y sacrificio de alguien en tu vida.

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