Antes de la Pascua, la gran fiesta de los judíos

Evangelio según San Juan 6,1-15. 

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan". Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña. 

Santa Gianna Beretta

Gianna nació el 4 de octubre de 1922 en Magenta, Italia. En una familia con 13 hermanos, se orientó a la profesión de médica, que era una tradición de familia, y se casó en 1955 con Pietro Molla, ingeniero industrial también militante de Acción Católica. Estaba decidida a formar una familia cristiana y combinar su vida familiar, profesional y apostólica en su proyecto de vida.

Ingresó a la Acción Católica Italiana desde muy joven, en 1943, y sirvió a sus hermanos a través de distintos cargos, en el campo estudiantil y parroquial.   A los 39 años, embarazada de su cuarto hijo, comenzó a tener complicaciones de salud. Hoy, su marido de 82 años lo recuerda con detalles: «Durante el cuarto embarazo, en septiembre de 1961, apareció un gran fibroma en el útero, por lo cual –a los dos meses y medio- se hizo necesaria una intervención quirúrgica.

Este fue el inicio de su holocausto. Fidelísima a sus principios morales y religiosos, dispuso sin dudar que el cirujano se ocupase primero de salvar la vida de su criatura».   En vísperas del parto no dudó en reunir junto a su lecho al marido y a los médicos para decirles: «Si deben elegir entre el niño o yo, ni lo duden: elijan, y se los exijo, al niño. ¡Sálvenlo!».   Con estas convicciones profundas y sabiendo lo que le esperaba –Gianna era pediatra- entró en la clínica de Monza y el 20 de abril de 1962, Viernes Santo,  tuvo a su hija, Gianna Manuela. La hasta hoy beata falleció ocho días después.

El Papa Juan Pablo II la declaró venerable en julio de 1991 y el 24 de abril de 1994, en su beatificación, la propuso como modelo para todas las madres.

Oremos
Himno
Un amor casto y puro

Calladamente: Más grande que la vida
Y que la muerte.   Dulce su casa,
Y su marido en ella Se contemplaba.
Era su amor de madre Como una rosa:
Pétalos de fragancia Y espinas rojas.
Y era su seno Un arrullo de lirios Y de silencios.
Olor a roja viña Y a tierna hogaza:
Y su mano prudente Acariciaba
Sus dedos limpios Iban tejiendo lana Para sus hijos.
Y Dios desde su cielo Se sonreía,
Por la casta frescura De fuente limpia.
Amor callado Que vestía al Cordero De rojo blanco.
Amén

Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Santa Gianna Beretta, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Catecismo de la Iglesia Católica § 1333-1335

«Antes de la Pascua, la gran fiesta de los judíos»

En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Fiel a la orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de Él, hasta su retorno glorioso, lo que Él hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...", "tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen significando también la bondad de la creación. Así, en el ofertorio, damos gracias al Creador por el pan y el vino (cf Sal 104,13-15), fruto "del trabajo del hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la vid", dones del Creador. La Iglesia ve en en el gesto de Melquisedec, rey y sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de su propia ofrenda (cf Plegaria Eucaristía I o Canon Romano, 95; Misal Romano). 

En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Pero reciben también una nueva significación en el contexto del Éxodo: los panes ácimos que Israel come cada año en la Pascua conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive del pan de la Palabra de Dios (Dt 8,3).   Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. El "cáliz de bendición" (1 Co 10,16), al final del banquete pascual de los judíos, añade a la alegría festiva del vino una dimensión escatológica, la de la espera mesiánica del restablecimiento de Jerusalén. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz. 

Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.

Luis María Grignion de Montfort, Santo
Memoria Litúrgica. 28 de abril

Presbítero y Fundador

El santo de la verdadera devoción Mariana
Martirologio Romano: San Luis María Grignion de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea francesa de Saint-Laurent-sur-Sévre. ( 1716)

Fecha de canonización: 20 de julio de 1947, durane el pontificado de Pio XII

Breve Biografía

La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo al final del S. XVII hasta apenas comenzado el XVIII.

Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote.

Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.

El jansenismo apartaba a las almas de la intimidad con Dios, de la relación sencilla y confiada característica del espíritu de filiación que es fruto del Espíritu Santo y la presencia de María en la vida del cristiano, acentuando en forma desmedida la Majestad y Santidad Infinita de Dios y nuestra indignidad.

De ahí la obsesión por interminables preparaciones, exámenes de conciencia más que escrupulosos, vueltas y revueltas sobre sí mismo, como si uno tuviera que lograr cierto grado de perfección previa para recibir los Sacramentos... ¡que son los que, en realidad, nos curan y nos perfeccionan..!

La gracia sería (dentro de este esquema), más bien un premio al propio esfuerzo, tal como Jesús nos lo ilustra en la parábola del fariseo y el publicano, que muchos no comprenden todavía...

Y aún nosotros mismos, cada vez que tememos acercarnos al sacramento de la Confesión ‘’porque tengo demasiadas culpas...’’. ¿Y para qué está el Sacramento? Precisamente porque tenemos demasiadas culpas, necesitamos confesarnos con frecuencia y comulgar, porque sólo Jesucristo nos lava de nuestras culpas y nos fortalece para que las recaídas se vayan extinguiendo, poco a poco.

Luis María Grignion de Montfort reacciona con santa violencia ante el estrago que semejante postura causaba dentro de la Iglesia en ese momento, y ante la difusión de una falsa sabiduría en el ambiente intelectual cristiano, que desdibuja la radicalidad del Evangelio y huye del Camino de la Cruz.

Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado(cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.

El desarrollo de estas ideas lo realiza en su primera obra: ‘’El Amor de la Sabiduría Eterna’’ (1703-1704). El capítulo XVII de este libro es ya un anticipo de lo que explicará largamente acerca del papel de María Santísima en nuestra santificación, en el célebre ‘’Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’’ (1712, aprox.). Valiosísimos consejos de orden práctico para vivir la dependencia total de María nos son dados en su otra obra: ‘’El Secreto de María’’, como resumen y complemento del ‘’Tratado...’’.

El Hijo de Dios, 2da. Persona de la Santísima Trinidad (o también ‘’Verbo’’, o ‘’Sabiduría Eterna’’), ha querido salvarnos y glorificar al Padre haciéndose hombre y muriendo en la Cruz. Y todo esto lo realizó Por María, Con María, En María y Para María, porque a Ella se entregó primero y para Ella en primer lugar derramó su Sangre Preciosa. No ha querido venir a nosotros directamente, sino a través de María.

Y así lo sigue haciendo, porque ha hecho de su Madre verdadera Madre nuestra, ‘’Mater Gratiae’’, Madre de la Gracia en nuestras almas. El Espíritu Santo realiza cada día el milagro de formar a Cristo en el bautizado en unión con María, tal como lo hizo desde el principio.

Deja que Dios sea Dios en tu vida San Juan 6, 1-15. II Viernes de Pascua.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te agradezco de todo corazón este momento de intimidad que me regalas. Quiero estar contigo. Te necesito.

Creo en Ti, pero dame Tú la fe que me hace falta. Soy pequeño y débil. Me cuesta aceptar todo aquello que no pasa por la pequeña ranura de mi mente. ¡Ayúdame a creer más en Ti y tus palabras!

Confío en Ti, pero mi esperanza es todavía muy pequeña. ¡Ayúdame a confiar cada día más!

Quiero abandonarme a tus manos providentes.
Te amo y Tú lo sabes. Sin embargo, mi amor es muy débil y pequeño. Te suplico que me ayudes a participar del infinito amor que me tienes. Te necesito. ¡No me abandones!

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Más de cinco mil hombres... dos pescados y tres peces. Te pregunto a ti, amada alma, ¿crees que puedo darles de comer a todos? Ya has leído el desarrollo de los hechos: todos comieron y sobraron doce canastos. Seguramente no es la primera vez que oyes o lees lo que aquel día hice en la rivera del Tiberíades, ¿qué te dice? ¿Qué piensas cuando escuchas este relato?

Probablemente se te viene en mente:"¡claro!, ¡eres Dios!, ¡Tú lo puedes todo!" Pero… ¿realmente lo crees? Mis discípulos no creyeron. Se preguntaban cómo conseguir pan para que todos alcanzaran por lo menos un pedazo. Ellos no creyeron…pero el muchacho sí. Quizá él ni se imaginaba que sus pobres cinco panes bastarían para más de cinco mil... ¡y que incluso sobraría! Probablemente su única intención era que yo y los míos más o menos comiéramos aunque él se quedase sin alimento. No le importó. Creyó que darme lo poco que tenía, era mejor que disfrutarlo solo. ¿Y tú?, ¿crees en mi poder? ¿Crees que cuando permito una situación difícil en tu vida, una enfermedad, un problema, cualquier cosa que te parezca mala, puedo sacar un bien de ello aunque tú en el momento no veas como lo haré? ¿Crees que puedo transformar tu vida?¿Crees que de ti, ¡DE TI!, con tus defectos, pecados, debilidades...con todo eso puedo hacer un santo? ¿Lo crees? Ese muchacho creyó en mí aunque no entendía. Me dejó actuar sobre sus panes y sus peces. ¡Me permitió ser Dios en su vida! Y tú, ¿me permitirás ser Dios en tu vida?

"Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer ese poco que tenemos. Seguramente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna capacidad… ¿Quién de nosotros no tiene sus "cinco panes y dos peces"? Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y de alegría.

¡Cuánto es necesaria la alegría en este mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don."

(Homilía de S.S. Francisco, 26 de julio de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a buscar escuchar lo que Dios me pide a lo largo del día y voy a luchar por dárselo.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Perder a Cristo
Quien se sienta triste porque le parece encontrarse lejos de Cristo, tenga esperanza, Él no se va.

Le han matado a su Señor y ella no pudo socorrerle. Sus gritos en medio de la multitud no sirvieron de nada y en seguida los sofocaron con golpes y empujones. ¡No había podido hacer nada por Jesús! Seguirle en silencio y acompañarle de pie junto a la cruz. Y nada más.

Lloraba recordando, en cambio, lo bueno que había sido Jesús con ella aquel día en la casa de Simón, la paz que le había inundado siempre al lado del Maestro, su mirada bondadosa y limpia, aquella seguridad... Pero ya todo había acabado. Sus enemigos habían vencido y se habían desecho de Él y ahora ni siquiera le permitían a ella ungir como era debido el cuerpo del Señor.

Ella había creído que ya nunca podría llorar más. Que, después de la muerte de Jesús, quedaría insensible a cualquier otro dolor. Pero sí, aquello era demasiado. ¡Ya no tenía a Cristo! ¡Ni siquiera su cuerpo! Se lo habían quitado. Sintió rabia, amargura, odio, nostalgia. Todo a la vez.

Se le aparecen de pronto unos ángeles, pero ella ni se inmuta. ¿Qué le importa todo si ha perdido a Cristo? Jesús en persona se le acerca. No le oye llegar. Él se insinúa.

Nada: está tan inmersa en su desesperación que no distingue la voz de Cristo hasta que Él mismo se le revela.

Ella se arroja sin dudarlo un instante a los pies de Cristo, los abraza llorando de alegría y en un instante cree entender todo lo que había pasado. Nosotros, mientras tanto, observémosla.

Ahí está María, de la que Jesús había expulsado siete demonios. Cristo le había perdonado sus muchos pecados porque ella había amado mucho. Y porque Jesús le había perdonado demasiado pensó que, en adelante, jamás podría decir que ella le amaba ya bastante.

Es una mujer y le ama como ella es: con sencillez, con naturalidad, con esos pequeños detalles que dejan la impronta de una alma delicada. No se le habían presentado oportunidades especiales, pero tampoco había perdido ninguna ocasión para demostrar a Jesús su cariño y su eterno agradecimiento por haberla salvado.

Con fina intuición esta mujer había experimentado que nada era comparable con la posesión de Cristo, con su amistad, con la paz que Él irradia. Y que, por ello, no existe peor tragedia que perderle o disgustarle.

Sólo se había equivocado en un detalle: creía que había perdido a Cristo, que se lo habían quitado. Y nadie pierde a Cristo "sin querer", como extraviamos un llavero o un reloj. María, en realidad lo llevaba muy, pero que muy vivo en su alma. Por eso se había levantado de madrugada. Por eso lloraba.

Quien se sienta triste porque le parece encontrarse lejos de Cristo, tenga esperanza. Si estuviese tan lejos como el demonio le sugiere, ninguna pena le daría. Una de dos: o ya tiene a Cristo o lo está tocando ya. Bastará, como hizo María, darse la vuelta, actuar como si ya lo hubiese hallado y descubrir la presencia de Cristo que le dice: "No me buscarías, si no me hubieses encontrado ya".

Señor, permíteme encontrarte en mi búsqueda de cada 

¿Eres calumniado y perseguido por ser cristiano?
Homilía pronunciada en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta


Solo el Espíritu puede cambiarnos el corazón y puede hacernos a todos testimonios de obediencia

En una nueva Misa en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dio algunas claves sobre cómo responder ante las calumnias y las persecuciones que todos los cristianos sufren en algún momento de su vida: siendo “testigos de la obediencia”.

Al comentar la primera lectura de la Misa, Francisco dijo que las palabras de San Pedro “hay que obedecer a Dios en lugar de a los hombres” muestra que “el cristiano es testimonio de la obediencia”.

El cristiano es testimonio de la obediencia y si nosotros no estamos en este camino de crecer en el testimonio de la obediencia no somos cristianos. Al menos caminar en este sendero: testimonios de obediencia. Como Jesús. No es testimonio de una idea, de una filosofía, de una empresa, de un banco, de un poder: es testimonio de obediencia, como Jesús”.

Esto se consigue porque “es una gracia del Espíritu Santo”: “Solo el Espíritu puede hacernos a nosotros testimonios de obediencia. ‘No, yo voy a ese maestro espiritual, yo leo este libro…’. Todo está bien pero solo el Espíritu puede cambiarnos el corazón y puede hacernos a todos testimonios de obediencia”.

“Es una obra del Espíritu Santo y debemos pedirlo, es una gracia que hay que pedir: ‘Padre, Señor Jesús, envíame tu Espíritu para que sea testimonio de obediencia’, es decir, un cristiano”.

Pero ser testimonio de la obediencia conlleva unas consecuencias, como las “persecuciones”. “Cuando Jesús enumera las Bienaventuranzas termina: ‘Dichosos seréis cuando os persigan y os insulten’”.

El Papa destacó que “la cruz no se puede eliminar de la vida de un cristiano”. “La vida de un cristiano no es un estatus social, no es un modo de vivir una espiritualidad que me hace bueno, que me hace un poco mejor. Esto no es suficiente. La vida de un cristiano es el testimonio en obediencia y la vida de un cristiano está llena de calumnias, rumores, persecuciones”.

Por tanto, para ser testimonio hay que pedir a Dios “la gracia de ser testimonios de obediencia” y no temer cuando lleguen “las calumnias” porque “el Espíritu nos dirá qué debemos responder”.

11:05 – Viaje a Egipto: El vuelo que lleva al papa Francisco despegó hacia El Cairo

El Airbus 321 de Alitalia llega después de 3,15 hora de vuelo

28 ABRIL 2017 REDACCION VIAJES PONTIFICIOS

(ZENIT – Roma, 28 Abr. 2017).- El papa Francisco fue este viernes por la mañana al aeropuerto Leonardo da Vinci, en Fiumicino, a las 10:40. Allí saludó a diversas autoridades y partió rumbo a El Cairo, en el vuelo AZ400 del Aribus 321 de Alitalia, que despegó a las 11:05, en su 18º viaje internacional y hacia el 27º país visitado.

Un viaje que tiene tres motivos: “una dimensión pastoral con la comunidad católica aunque pequeña; una dimensión ecuménica con los cristianos coptos ortodoxos; y una interreligiosa con los musulmanes”, indicó el portavoz Greg Burke al explicar el viaje a la prensa.

El Pontífice ha sido invitado por el presidente Abdelfatah Al-Sisi, por el papa copto Tawadros II, por los obispos locales y por la universidad de Al-Azhar.

En sus desplazamientos en El Cairo el Santo Padre utilizará un auto normal, no descapotado. Los efectivos de seguridad del Vaticano son los mismos que en otros viajes.

Viajan en el avión de Alitalia, además del Santo Padre, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano; los cardenales Leonardo Sandri y Kurt Koch, del Pontificio Consejo para las Iglesias orientales y de Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos respectivamente. También el nuncio apostólico en Egipto, Bruno Musaró, y el interprete que es el secretario del Papa y oficial de la Secretaría de estado, Yoannis Lahzi Gaid. Además de la comitiva de unos 70 periodistas.

El Papa tendrá en total cinco discursos. El más importante en la Universidad de Al-Azhar, en la Conferencia Internacional por la Paz, hoy viernes por la tarde, en el que invitará al diálogo y a no instrumentalizar la religión para usar la violencia. Allí están reunidos unos 200 líderes religiosos mundiales, y se espera favorezca el diálogo entre las diversas corrientes del mundo musulmán.

El Santo Padre reza en Santa María la Mayor encomendando su viaje a Egipto

En la víspera del viaje a El Cairo y deja un bouquet de flores a los pies de María

28 ABRIL 2017 REDACCION EL PAPA FRANCISCO



En El Altar De Maria Salus Populi Romani, Después De Rezar Y Dejar Un Ramo De Flores.

(ZENIT – Roma, 28 Abr. 2017).- En la víspera del viaje apostólico a Egipto, el papa Francisco fue  al santuario de Santa Maria Maggiore, para rezar delante del ícono de la Virgen, que lleva la advocación de Salus Populi Romani. Lo indicó el director de la

Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, desde su cuenta Twitter, este jueves por la noche.

Antes y al regreso de cada viaje internacional el Santo Padre pasa por este santuario, el más antiguo existente dedicado a María, allí deposita un ramo de flores sobre el altar y reza encomendando su labor apostólica a la Madre de Jesús.

En Egipto estará 26 horas, en las que se tendrá un encuentro clave con el mundo islámico, en particular este viernes por la tarde en la Universidad Al-Azhar, donde se desarrolla una conferencia de paz internacional.

El Avión hacia El Cairo parte del aeropuerto Leonardo Da Vinci, en Fiumicino, a las 10,45 horas de Roma y llega a Egipto después de 3,15 horas de vuelo.

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