Dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir

Evangelio según San Marcos 12,38-44. 


Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad". Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".


Santo Ángel de Portugal

Santo Ángel de Portugal

Los ángeles, que son parte del mundo invisible, extienden  la acción creadora de Dios, viviendo totalmente dedicadas a la alabanza y el servicio de Dios.

La inteligencia humana no puede expresar la naturaleza espiritual de estas criaturas. Su misión, sin embargo, es conocido a través de la Biblia, que en muchos pasajes, da testimonio acerca de la existencia de los Ángeles.

En Portugal, la devoción al Ángel de la Guardia es demasiado antigua.Sin embargo, aumentan con la participación especial del Ángel, en la visita de la Virgen María en Fátima a los tres pastorcitos.

Pío XII introdujo esta celebración en el calendario litúrgico portugués.


Benedicto XVI, papa 2005-2013 Mensaje para la Cuaresma 2008 (trad.  Libreria Editrice Vaticana)


Dio todo lo que tenía para vivir

Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee, sino lo que es: toda su persona. 

   

Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días que precedente inmediatamente a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se hizo pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros... Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándolo estaremos dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

Olvidarme

San Marcos 12, 38-44. IX Sábado de Tiempo Ordinario.



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, creo en Ti. Pongo todo mi ser a tu disposición, mis afectos, mis pensamientos, mis sentidos, todo mi corazón. Quiero estar aquí contigo.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Señor, no deseo suscitar en mí un sentimiento falso de culpabilidad, pero siento que la actitud del "fariseo" puede aplicárseme también. ¡Tengo un corazón que tan frecuentemente se busca a sí mismo! O, para decirlo más directamente: tantas veces me percato que aún soy egoísta. Pero esto no lo traigo a mi memoria para caer en la desesperación, sino para crear conciencia y dirigir nuevamente mi mirada sólo a Ti.

Sí: quiero apartar la vista de mí mismo, dejar de admirarme demasiado y contemplarte a Ti. Y en tu rostro ver también a mis hermanos y hermanas. ¿Me siento quizá el centro, el protagonista, la figura en torno a la cual de verdad gira todo el mundo? Es que, es cierto que tengo problemas y me parecen más grandes que los de los demás; quizá por eso me cuesta tanto quitar la vista de mí mismo.

Ahora bien, ¿alguna vez he intentado olvidarme un poco de mis deseos para cumplir los de mi prójimo?, ¿sean los de mis amigos, mi cónyuge, mis hijos, mis compañeros de trabajo o apostolado?, ¿por qué no hacer la prueba? En eso consiste, en parte,el testimonio del Evangelio: en negarse a sí mismo. Pero no es un negarse sin sentido, sino en miras a amar.

Ésa es la actitud que quiero formar en mi corazón, ése es el afecto que quiero que crezca en mí, Señor. El olvidarme un poco de mí en este día para pensar un poco en el otro. Y que mis obras se centren en amar.

Tengo tu testimonio, tengo tu gracia y tengo tu compañía.

"Pidamos al Señor que nos admita en la escuela de esta pobre viuda, que Jesús, con el desconcierto de los discípulos, hace subir a la cátedra y presenta como maestra de Evangelio vivo. Por intercesión de María, la mujer pobre que ha dado toda su vida a Dios por nosotros, pidamos el don de un corazón pobre, pero rico de una generosidad alegre y gratuita."
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a hacer un detalle de caridad para con alguien que no suelo tenerlo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La viuda pobre, para quien toda esperanza era Dios

Quien no espera algo, no lucha por ello. 



Encontramos este relato en Mc 12, 41-44.


Nos encontramos ante una escena que nos enseña la perspicacia de Cristo y el espíritu de observación que le caracterizan. Acababa de instruir a los suyos sobre el peligro de la vanidad, del apego a las cosas materiales, de la búsqueda de la fama, y toma asiento frente al arca del Tesoro. Desde allí ve cómo algunos ricos echaban mucho en el arca del Tesoro. Pero descubrió también a una pobre viuda que echó sólo dos monedas. Hasta allí todo normal. Unos echan más y otros echan menos. Entonces llama a sus discípulos y les dice algo que impresiona y que solo él podía conocer: Esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba; ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir. No hay más comentarios, ni la escena continua. Lo ha dicho todo. Sobre todo, ha descubierto en aquella mujer una actitud espléndida: el comportamiento de alguien que solo lo espera todo de Dios. Otra vez nos encontramos ante una mujer sin nombre, no sabemos si joven o mayor, de quien sólo sabemos que era viuda.


A veces resulta difícil comprender la realidad de la virtud teologal de la esperanza. La esperanza a nivel humano es una de las once pasiones más fuertes de la persona (amor, esperanza, deseo, gozo, odio, aversión, temor, tristeza, ira, audacia, desesperación) y consiste fundamentalmente en el sentimiento que confía poder poseer el bien ausente. Este sentimiento sostiene al ser humano a pesar de las dificultades. Pero lógicamente lo importante para nosotros es la esperanza teologal que es la que nos mantiene a los cristianos de pie en medio de las dificultades que se oponen a la salvación.


La esencia de la esperanza cristiana es el deseo de Dios como bien supremo nuestro, deseo que se asienta firmemente en la bondad y omnipotencia divinas que nos asegura el alcanzar la salvación eterna, es decir, a Dios mismo. Es el amor de Dios hacia nosotros quien nos asegura esta posibilidad y quien logra que no pongamos nuestro corazón en los bienes de la tierra, sino más bien en los bienes del cielo. Este deseo de Dios es realmente el que estimula el camino del bien. Quien no espera algo, no lucha por ello. Cuando más fuerte es el deseo, más fuerte es la lucha. En nuestra sociedad desgraciadamente para muchas personas Dios no es el Bien primero, ni el Bien supremo. Por eso, vemos a tantas personas mirar tanto hacia las cosas de la tierra, correr animosamente detrás de ellas, desgastarse por lo que perece, y mirar tan poco a las cosas de allá arriba.


Cuando el corazón humano se deja arrebatar por Dios y lo experimenta fuertemente, entonces la esperanza de poder poseer a Dios se convierte en la fuerza que mueve la vida. Basta ver cómo la esperanza de Dios ha hecho santos a niños, jóvenes y adultos, mujeres y hombres, que han sido capaces de dar la vida por él. También es verdad que la falta de ilusión por Dios conduce a muchos otros cristianos a la mediocridad, a la tibieza, al pecado. Son las leyes de la vida. Así es el corazón humano y así responde. No olvidemos, sin embargo, que es Dios quien acreciente en nosotros este deseo e incluso quien inspira los medios para poderlo realizar mediante una vida santa.



Debemos meternos dentro de nosotros mismos para constatar hasta qué punto Dios se ha convertido en el deseo de los deseos, en la aspiración suprema de nuestra vida, en el valor primero, en la ilusión que nos anima cada día. Poca respuesta habrá en la vida a las cosas de Dios, si Dios no es todo para nosotros, como lo era para S. Pablo: Para mí la vida es Cristo. Todo lo considero basura con tal de alcanzar a Cristo, mi Señor. Hay que pedirle a Dios que acreciente en nosotros cada día más este deseo.


En los momentos de dolor el camino es la oración 


Homilia del Papa en la misa de hoy en la casa Santa Marta: 

El Santo Padre señala que en los momentos difíciles de la vida no sirve refugiarse en la vanidad


Por: Redaccion Papa Francisco | Fuente: ZENIT – Roma / 9 de junio de 2017 



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- En los peores momentos, de tristeza y de dolor, incluso frente a los insultos, hay que elegir el camino de la oración, de la paciencia y de la esperanza en Dios, sin refugiarse en la vanidad.

Lo indicó el papa Francisco este viernes en la homilía de la misa en la residencia Santa Marta, pidiendo no dejarse engañar ante la “belleza disfrazada” de vanidad, sino dejar que entre en nuestro corazón esa “alegría que es de Dios”, agradeciendo al Señor la “salvación que nos concede.

Partiendo de la lectura del Libro de Tobías, de una historia ‘normal’, de un suegro y una nuera; de cuando Tobit, el padre de Tobías se vuelve ciego y Sara, la esposa de Tobías, es acusada de ser responsable de la muerte de algunos hombres. Un pasaje del que se comprende cómo el Señor lleva adelante “la historia” y también la nuestra”.

Señaló que para ambos, en aquellos momentos “todo era negro”, al punto de pensar que era “mejor morir”. El Pontífice añade que Todos nosotros hemos pasado por momentos graves, pero rezar es la actitud que nos salva.

Y “la paciencia, porque los dos son pacientes con su propio dolor. Y la esperanza de que Dios nos escuche y nos haga pasar estos momentos graves. En los momentos de tristeza, poca o tanta, en los momentos oscuros: oración, paciencia y esperanza. No hay que olvidar esto”.

Después también están los momentos bellos en su historia. Si bien el Papa pidió no se confunda con el “final feliz” de una novela.

“Después de la prueba, el Señor está cerca de ellos y los salva. También hay momentos bellos, auténticos, como éste, no como aquellos momentos con belleza maquillada, donde todo es artificioso, de fuegos artificiales, pero no es la belleza del alma. ¿Y qué hacen ambos en los momentos bellos? Dan gracias a Dios, dilatan el corazón en la oración de agradecimiento”.

El sucesor de Pedro invitó así a preguntarnos ,si en las diversas vicisitudes de nuestra vida somos capaces de discernir lo que sucede en nuestra alma, comprendiendo que los momentos graves son “la cruz” y que es necesario “rezar, tener paciencia y tener, al menos, un poquito de esperanza”.

Al concluir la homilía el Papa invitó este fin de semana, a leer esta parte de la Biblia pidiendo “la gracia de saber discernir qué cosa sucede en los momentos graves de nuestra vida, cómo ir adelante, y qué sucede en los momentos bellos, sin dejarse engañar por la vanidad”.

8 Consejos para padres cuyos hijos se alejan de la fe

Muchos jóvenes llevados por distintas razones abandonen la fe, ¿cómo proceder?



No es una situación poco frecuente (ojalá lo fuera) que hoy en día muchos jóvenes (sobre todo cuando ingresan a la universidad)  llevados por distintas razones abandonen la fe. Las causas pueden ir desde la influencia de los amigos, las modas, un racionalismo intenso, información incompleta hasta la decepción por la misma iglesia. Sea cual fuere la razón, para padres católicos el que su hijo formado en la fe la abandone, es un dolor muy grande. Un dolor que inevitablemente viene acompañado de culpa: ¿qué fue lo que hice mal para que mi hijo ya no crea en Dios?

Más allá de lo bueno y malo que hacemos como padres, porque para padre perfecto solo el celestial, lo primero que hay que entender es que nuestros hijos nos fueron dados como un encargo precioso. Pero, por decirlo de alguna manera; no son nuestros. Su formación es nuestra responsabilidad primera y nuestro deber. Llegada la edad adulta sus decisiones, son suyas. Siempre seremos sus padres, siempre seremos sus referentes pero, las decisiones del curso de su propia vida las tomarán ellos mismos. Así como las tomamos nosotros.

Un buen amigo me decía que es necesario recordar que el amor a nuestros hijos constituye también un camino de santidad, de prueba y de amor incondicional. Diciendo esto les dejamos una serie de reflexiones que podrán servir de ayuda para enfrentar la difícil situación de nuestros hijos que de pronto dicen no creer más en Dios.

1. Lo que has formado desde pequeño se encuentra aún ahí

Todo el esfuerzo que has hecho por formarte como padre, por darles lo mejor, y no me refiero solo a lo material, se encuentra ahí, en el interior de tu hijo. Lo que le has enseñado ha moldeado de una manera importante el tipo persona que es hoy. En la edad adulta verás los frutos de ese esfuerzo inagotable por formarlos en la fe, en las virtudes, en los buenos modales, en el respeto, en la libertad. Lo que sembramos en nuestros hijos pequeños dará fruto en la edad adulta. Y si en este momento pareciera que todos tus esfuerzos han caído en saco roto, no desesperes, ten paciencia y esperanza. Tu trabajo no ha sido en vano.

2. Escúchalo, trátalo con respeto e interésate por su decisión

En lugar de entrar en desesperación y dejarte llevar por solo por el sentimiento, respira. Antes de hablar primero escucha, interésate por él. No te dejes llevar por la indignación y te enredes en sermones que podrían ocasionar que tu hijo se aleje. Escucha sus razones, pregúntale y sigue escuchando. Trata de conocer su pensamiento, sus razones, sus anhelos e ilusiones. Solo con esa información, sabrás qué camino ir tomando.

3. No trates de convencerlo

No empieces una campaña incesante de convertir al hijo, es muy probable que consigas el resultado contrario. Esto no significa que ustedes, los padres, dejen sus prácticas religiosas o dejen de hablar de Dios frente a su hijo. Por el contrario continúen con ellas como siempre y sean cada vez más coherentes con su fe y vida cristiana. Muchas veces la decepción a causa del proceder de algunos cristianos es un factor clave para que los hijos dejen de lado la fe. No lo fuercen a rezar, pero que tu actitud frente a la oración sea un ejemplo. No es que seas indiferente, puedes hablar abiertamente de tu pensamiento y tu fe, dejar que él te escuche así como tú lo escucharás a él.  Es una situación oportuna para aprender a conversar y a respetarse.

4. No lo manipules con castigos o le cortes la ayuda a condición de su fe

Condicionar su fe a tu ayuda no va a llevar la relación a ningún buen lugar. Nuestra fe no es una obligación impuesta por alguien, nuestra fe es una relación de amor, un regalo. Jesús no se acercó diciendo: «Te obligo a creer en mí». Jesús se volvió pequeño como uno de nosotros y con paciencia, ternura y con su ejemplo de vida nos mostró el camino. Como cristiano sigue ese ejemplo de Jesús que es cercano, paciente, amable y todo lo provee.

5. Muéstrale la alegría de tener una relación con Dios

Nuestra fe no es simplemente creer en algo. La riqueza de nuestra fe está en que consiste en una relación con Alguien. No se trata de una serie de normas a cumplir sin razón y que hacemos mecánicamente. Nuestra fe nace de un encuentro con otra persona, la persona de Cristo Jesús. En una situación así, más que mil palabras, valdrá el ejemplo de tu vida cotidiana. Tu coherencia, tu alegría, tu trato con los demás, tu amor firme e incondicional.

6. Inclúyelo en tus actividades sin forzarlo

Así como tú respetas y a la vez conversas sobre su decisión, de la misma manera muéstrale tu pensamiento y conversa sobre él. No tengas miedo a mostrar tu fe, continúa haciéndolo partícipe e invitarlo siempre  que puedas (aunque él diga que no) a tus actividades religiosas, incluso a campañas de ayuda social. Invítalo a misa (por lo menos pregúntale si te acompaña), continúa con las celebraciones Pascuales, Navideñas, hazlo partícipe como siempre. Celebra junto a él con alegría. La decisión de participar o no será suya, pero lo más probable es quiera ir (a algunas por lo menos). Estas celebraciones han formado parte de su historia desde siempre y además están llenas de amor.

7. No caigas en la tristeza y en la desesperanza

Puede que él haya decidido no creer en Dios, pero recuerda que Dios siempre cree en él. Es su creador, su Padre y nunca lo dejará desamparado, aunque a veces así parezca. No te dejes caer en la tentación de pensar que tu hijo será condenado, ese es asunto solo le compete a Dios. A nosotros nos compete el amar y entregarnos al servicio de los demás. Así que en lugar de dejarte vencer por la tristeza y la desesperanza, confía en Dios aún con más fuerza.

8. Que Santa Mónica se vuelva tu mejor amiga

Santa Mónica es nuestra aliada por excelencia en esta misión. Ella sabe y conoce perfectamente la situación de un hijo alejado de Dios. Recurre a ella para que interceda por tu hijo y como ella ofrécele a Dios todos tus pesares y dolores. Ora constantemente y sin cansancio. El camino hacia la conversión de nuestros hijos pasa indiscutiblemente por nuestra propia conversión. Por pedirle a Dios cada día más fe, y por entregarnos de una manera cada vez más completa. Y así como el obispo le dijo a Santa Mónica:“Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.

BONUS: Fórmate continuamente

A veces, ante las preguntas de nuestros hijos nos quedamos sin respuestas, no porque la pregunta sea difícil, sino porque simplemente no nos hemos informado bien. En la fe es importante la práctica pero también es muy importante la formación, el conocer nuestra historia como católicos y los fundamentos de nuestra vida cristiana. Fórmate constantemente, consulta fuentes confiables, cultívate y aprende todos los días a ser un mejor padre.

«Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia» (Papa Francisco – 4 de febrero de 2015).

¿Qué tipo de católico eres tú?

Es cierto que hay un gran número de católicos, al menos, católicos bautizados. Sin embargo, ¿cuántos están realmente viviendo su fe?



Jesús nos habla en una de sus parábolas de un Rey que envía invitaciones para la fiesta de bodas de su hijo, y muchos buscan excusas para no asistir a la ceremonia. Aparentemente tienen otras obligaciones más importantes que atender, insultan los siervos del Rey e incluso matan a algunos de ellos.

El Rey, enfurecido, los mata y luego destruye sus ciudades. Más sin renunciar, se mantiene tenazmente y persistente, y decide enviar más siervos, pero esta vez, sí traen a personas al banquete.

Uno no estaba vestido decente para la celebración, y no tenía excusas para ello, así que es expulsado de la sala del banquete. Jesús termina esta parábola diciendo:

"Muchos son llamados, pero pocos son escogidos".

Las parábolas de Jesús son historias humanas con mensajes divinos. Nos desafían a dejar nuestra complacencia y a seguir a Jesús auténticamente.

Miremos objetivamente la sociedad y la Iglesia Católica de hoy en día y preguntémonos dónde estamos. Es cierto que hay un gran número de católicos, al menos, católicos bautizados. Sin embargo, ¿cuántos están realmente viviendo su fe?

Ser sacerdote por más de 28 años y haber trabajado en varios países como Europa, Argentina, Chile, Paraguay y Estados Unidos, me lleva a hacer reflexiones sobre las razones por las cuales tantos los católicos, como citan la parábola mencionada allá arriba, tienen tantas excusas para simplemente no asistir al Santo Sacrificio de la Misa, que en términos de la parábola, ¡se refiere al banquete de la boda del Rey y de Su Hijo!

Esta observación pastoral servirá para ayudarnos a quienes trabajamos arduamente en la viña del Señor para ir en dirección correcta a salvar almas para nuestro Rey Eterno. En otras palabras, para que podamos conocer las almas errantes, la razón por la que se han ido y dar un remedio o una solución al problema.

Por supuesto, leer profundamente la "Alegría del Evangelio" por el Papa Francisco, será de inmensa ayuda en nuestro trabajo como siervos. Recuerda las palabras desafiantes de Jesús, el Buen Pastor del rebaño, nuestro Modelo y ejemplo:

"La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos".

A continuación se presentan las razones por las que "las ovejas" se han alejado del rebaño, dejando la práctica de la fe y la recepción de los sacramentos que dan vida a un lado:

1.- Católicos con malas experiencias.

Algunos católicos errantes se quejan de tener que dejar la Iglesia porque tuvieron una mala experiencia muy fuerte con otro miembro, y la situación los hería profundamente.

El mal ejemplo que pueden llegar a dar los mismos sacerdotes, diáconos, secretarios parroquiales, catequistas o simplemente católicos practicantes, puede alentar a otras personas a crear una debilidad en la fe.

Una palabra áspera y cortante, un comentario o un gesto sarcástico, distante o frío, una aguda reprensión o cualquiera de estos gestos hechos a un alma frágil, ¡podrían ser la última gota que derrame el vaso!

Esto podría ser suficiente para despegar a cualquier persona de la práctica de la fe. ¿Cómo se remedia esto? ¡Con bondad y caridad! Una vez se le preguntó a San Agustín tres veces sobre qué debería uno practicar con el prójimo, y él respondió:

¡Bondad, bondad, y más bondad!

San Francisco de Sales acuñó un clásico:

"Puedes coger más moscas con una cucharita de miel, que con un barril de vinagre".

2.- Escándalos en la Iglesia.

No se puede ignorar la realidad de la existencia de los escándalos relacionados con la Iglesia que han salido a la luz en los últimos 15 años. No es un secreto que algunas personas que han elegido servir al Señor, como sacerdotes, algunos religiosos e incluso obispos, ¡y le hayan fallado!

En vez de dar ejemplo como buen pastor a las ovejas, ¡se han transformado en lobos voraces! Obviamente estos escándalos penetra el Sagrado Corazón del Buen Pastor y han causado estragos en el rebaño. ¿Qué podemos hacer para reparar y remediar un golpe tan grave a la Iglesia?

Primero, rogamos perdonar al mundo en general, así como lo han hecho los últimos papas, clara y públicamente. Además, debemos orar por los futuros sacerdotes, pero sólo por aquellos que están firmemente comprometidos con el celibato al 100%, que hacen del amor por Jesús el centro de sus vidas y aquellos que tienen un llamado para salvar almas y realizar la búsqueda de las ovejas perdidas.

3.- Distracciones del mundo moderno.

En una ocasión un pastor vino de África a Estados Unidos y le preguntaron cuál era, según él, el más grande impedimento de los Estados Unidos para la difusión de la Palabra y el Reino de Dios. Sin pensar mucho, soltó una palabra ¡DISTRACCIONES! Una observación muy interesante viniendo de un extranjero.

¿Qué quería decir él exactamente? Lo siguiente: televisión radio, deportes, películas, fiestas, Internet, medios electrónicos, casinos, carreras de caballos, juegos al azar, etc.

Y no es que todas estas actividades y entretenimientos sean pecaminosos. Pero tan fácil encontrarse totalmente absorbido y sumergido en estas "diversiones" que el domingo de Santa Misa ha sido olvidado o llevado a un segundo lugar de importancia.

Como dijo un conocido sacerdote:

"Los domingos en Estados Unidos se han convertido en un sábado más".

4.- Estilo de vida inmoral.

Los católicos que se encuentran descontentos y enojados frecuentemente apuntarán su dedo contra la Iglesia Católica por los muchos fracasos de la misma, pero en sus corazones hay un serio problema hoy en día: ¡Una incapacidad para llegar a un acuerdo y vivir con la exigente moralidad sexual que la Iglesia ha impartido los últimos 2000 años!

Nuestra Señora de Fátima dijo, en sus apariciones en 1917, refiriéndose a muchos jóvenes (¡algunos no tan jóvenes!), que:

"Muchos matrimonios no son buenos. En el mundo entrarán muchas modas (probablemente refiriéndose a los códigos de vestimenta) que pueden ofender gravemente a Dios.

Y finalmente, la mayoría de las almas están perdidas y van a Infierno por los pecados que se comenten contra la virtud de la pureza, también refiriéndose a dejar el Iglesia y recibir los sacramentos".

Muchos han decidido simplemente vivir juntos en unión libre o resignarse a vivir en matrimonio civil. A los ojos de Jesús y su Esposa, la Iglesia, están objetivamente equivocados y también están eligiendo vivir en un estado permanente de pecado mortal. Siendo este el caso, esta pareja se ha separado voluntariamente de la vida vivificante. Jesús dijo:

"Yo soy la vida y ustedes son las ramas, y mi Padre corta las ramas que no dan fruto" (Juan 15,1-2)

Estas parejas, debido forma de vida, el cual eligieron libremente, ya no pueden recibir a Jesús, el Pan de la Vida, en la Sagrada Comunión.

Este es el caso, cuando asisten a la Santa Misa y llega el momento de la comunión, muchas personas la reciben mientras ellos se ven obligados a quedarse sentados esperando que termine el momento.

Son como calentadores de banco (imagen deportiva) y ver a los demás recibir a Jesús, el viviente pan que descendió del cielo para darnos vida en abundancia, es incómodo.

Esta pareja probablemente decida dejar la Iglesia Católica e ir a alguna Iglesia protestante, donde puedan tener acceso gratuito a la recepción del Servicio de comunión. ¡Adiós Iglesia Católica! ¡Hola, Iglesia protestante!

Posible remedio: ¿Por qué no invitar a esta pareja separada a reunirse con un sacerdote que podría aclarar las condiciones para tener su matrimonio bendito en la Iglesia y así puedan estar en plena comunión con la misma? Además, invítelos a algún fin de semana dinámico, o un retiro matrimonial, ¡para hacer que las cosas mejoren entre esos dos!

Conclusión, acabamos de explicar unas pocas razones que explican el enorme éxodo de la Iglesia Católica en las últimas décadas.

Nuestras intenciones con este artículo son animar al ferviente y celoso seguidor de Jesús a buscar estas ovejas perdidas y traerlas de vuelta a los brazos del Buen Pastor.

 

Artículo publicado originalmente en FatherBroom.com

 


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