No teman
- 20 Octubre 2017
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- 20 Octubre 2017
Evangelio según San Lucas 12,1-7.
Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.
A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.
Yo les indicaré a quién deben temer: teman a quel que, despues de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.
¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros."
San Pedro de Alcántara
Famoso por sus terribles penitencias, nació en 1499 en la comunidad española de Alcántara. Su padre era gobernador de la región y su madre era de muy buena familia. Ambos se distinguían por su gran piedad y su excelente comportamiento. Estando estudiando en la universidad de Salamanca, el santo se entusiasmó por la vida de los franciscanos debido a que los consideraba personas muy desprendidas de lo material y muy dedicadas a la vida espiritual. Pidió ser admitido como franciscano y eligió para irse a vivir al convento donde estaban los religiosos más observantes y estrictos de esa comunidad.
En el noviciado lo pusieron de portero, hortelano, barrendero y cocinero. Pero en este último oficio sufría frecuentes regaños por ser bastante distraído. Llegó a mortificarse tan ásperamente en el comer y el beber que perdió el sentido del gusto y así todos los alimentos le sabían igual. Dormía sobre un duro cuero en el puro suelo. Pasaba horas y horas de rodillas, y si el cansancio le llegaba, apoyaba la cabeza sobre un clavo en la pared y así dormía unos minutos, arrodillado. Pasaba noches enteras sin dormir ni un minuto, rezando y meditando. Por eso ha sido elegido protector de los celadores y guardias nocturnos.
Con el tiempo fue disminuyendo estas terribles mortificaciones porque vio que le arruinaban su salud. Fue nombrado superior de varios conventos y siempre era un modelo para todos sus súbditos en cuanto al cumplimiento exacto de los reglamentos de la comunidad. Pero el trabajo en el cual más éxitos obtenía era el de la predicación. Dios le había dado la gracia de conmover a los oyentes, y muchas veces bastaba su sola presencia para que muchos empezaran a dejar su vida llena de vicios y comenzaran una vida virtuosa. Prefería siempre los auditorios de gente pobre, porque le parecía que eran los que más voluntad tenían de convertirse.
Pidió a sus superiores que lo enviaran al convento más solitario que tuviera la comunidad. Lo mandaron al convento de Lapa, en terrenos deshabitados, y allá compuso un hermoso libro acerca de la oración, que fue sumamente estimado por Santa Teresa y San Francisco de Sales, y ha sido traducido a muchos idiomas.
Deseando San Pedro de Alcántara que los religiosos fueran más mortificados y se dedicaran por más tiempo a la oración y la meditación, fundó una nueva rama de franciscanos, llamados de "estricta observancia". El Sumo Pontífice aprobó dicha congregación y pronto hubo en muchos sitios, conventos dedicados a llevar a la santidad a sus religiosos por medio de una vida de gran penitencia. Los últimos años de su vida los dedicó a ayudar a Santa Teresa a la fundación de la comunidad de Hermanas Carmelitas que ella había fundado, logrando muchos éxitos en la extensión de la comunidad carmelita.
oremos
Tù, Señor, que concediste a San Pedro de Alcàntara el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concèdenos tambièn a nosotros, por intercesiòn de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocaciòn, tendamos hacia la perfecciòn que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.
San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús Carta 17 de noviembre 1555
“No teman”
Paréceme debería V. decidirse, haciendo lo que puede suavemente. Del resto no se tenga inquietud, dejando a la divina providencia aquello que la suya no puede disponer. Y si bien es a Dios grato nuestro esmero y moderada solicitud en proveer a las cosas que por cargo debemos atender, no le es grata la ansiedad y aflicción de ánimo, porque quiere que nuestra limitación y flaqueza se apoyen en la fortaleza y omnipotencia suya, esperando en su bondad suplirá donde nuestra imperfección falta.
A quien trata en muchos negocios, bien que con intención santa y buena, le es necesario resolverse a hacer la parte que podrá, no afligiéndose si no puede cumplirlos todos como desea, y haciendo, según el dictamen de la conciencia, aquello que el hombre puede y debe hacer. Si otras cosas se dejan, precisa haber paciencia y no pensar que pretende Dios Nuestro Señor lo que no puede hacer el hombre, ni por ello quiere que se aflija; y satisfaciendo a Dios, que importa más que la satisfacción de los hombres, no es necesario mucho fatigarse; mas, haciendo competente esfuerzo para satisfacer, se deja el resto a quien puede toda cosa que quiere.
Plega a su divina bondad siempre comunicar la luz de su sapiencia para siempre ver y cumplir su beneplácito en nosotros y en los demás.
PIDE "REZAR POR NUESTROS PASTORES, PARA QUE NO CERREMOS LA PUERTA A LA GENTE QUE QUIERE ENTRAR”
El Papa critica a los párrocos que no bautizan a hijos de madres solteras: "Escandalizan al pueblo de Dios"
Dios "no es un montón de prescripciones". "Así no se puede hacer Doctrina ni enseñar Teología"
Francisco bautiza niños en la Capilla Sixtina
Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento
(Jesús Bastante).- Párrocos que no bautizan a los hijos de madres solteras. Curas que sí lo hacen, pero obligan al padre a no entrar en el templo. "Esto sucede hoy. Los fariseos, los Doctores de la Ley, no son cosas de aquellos tiempos". El Papa criticó con dureza a los pastores que cierran la puerta, escandalizan al pueblo de Dios", cayendo "en la corrupción", durante su misa matutina en Santa Marta.
"También hoy hay tantas de éstas. Por esto es necesario rezar por nuestros pastores. Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no cerremos la puerta a nosotros y a la gente que quiere entrar", clamó Bergoglio en su homilía.
El Papa recordó dos ejemplos de dicha corrupción: una, hace tiempo, en Buenos Aires. La otra, "hace tres meses", muy cerca de Roma. "En mi país escuché muchas veces de párrocos que no bautizaban a los hijos de las madres solteras, porque no habían nacido dentro del matrimonio canónico. Cerraban la puerta, escandalizaban al pueblo de Dios, ¿por qué? Porque el corazón de estos párrocos habían perdido la clave del conocimiento. Sin ir tan lejos en el tiempo y en el espacio, hace tres meses, en un país, en una ciudad, una mamá quería bautizar al hijo recién nacido, pero ella estaba casada civilmente con un divorciado. El párroco dijo: ‘Sí, sí. Bautizo al niño, pero tu marido está divorciado. Que se quede afuera, no puede estar presente en la ceremonia'".
Todas estas actitudes, denunció Bergoglio, denotan la importancia de la "responsabilidad" de los pastores, y la necesidad de recordar la "gratuidad" de la salvación, la importancia de ser personas que "ayudan a abrir la puerta", a uno mismo y a los demás. La liturgia hablaba de las discusiones entre escribas y fariseos, y de la actitud de Jesús ante ellos, demostrándoles que sólo Dios es justo. "Hay que entender el corazón de Dios, comprender la salvación de Dios. Si no, hay un grave olvido. Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento". Y de este modo, cuando "la gratuidad es olvidada", algunos anuncian "un montón de prescripciones que, de hecho, se convierten en la salvación". La ley "es siempre una respuesta al amor gratuito de Dios", que tomó "la iniciativa" de salvarnos. Y "cuando se olvida la gratuidad de la salvación, se cae, se pierde la clave de la inteligencia de la historia de la salvación", perdiendo "el sentido de la cercanía de Dios". "Para ellos Dios es el que hizo la Ley. Y éste no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es Dios, que ha comenzado a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el complimiento de la Ley. La cercanía de Dios".
En efecto, cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración - evidenció el Papa - "no se puede enseñar la Doctrina" y ni siquiera "hacer teología", y menos aún "teología moral". Francisco reafirmó que la teología "se hace de rodillas, siempre cerca de Dios". Y dijo que la cercanía del Señor llega "al punto más alto en Jesucristo crucificado", habiendo sido nosotros "justificados" por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.
Por esta razón - explicó el Pontífice - con las obras de misericordia se va a tocar la carne de Cristo, "tocar a Cristo que sufre en una persona, tanto corporal como espiritualmente". Y además, advirtió que cuando se pierde la clave del conocimiento, se llega también "a la corrupción".
Santo Evangelio según San Lucas 12,1-7. Viernes XXVIII del tiempo ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ven, Señor, a mi alma; inspira en ella la fuerza para ser tu testigo en el mundo. Muéstrame aquello que debo transmitir hoy a los demás por mi manera de actuar, de hablar y de pensar. Llena mi corazón de amor por Ti, para que pueda serte siempre fiel, incluso si en mi camino encuentro obstáculos y pruebas.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Existen dos actitudes opuestas a la hora de practicar nuestra religiosidad. Jesús las compara con dos tipos de levadura que hacen fermentar la masa de dos modos distintos. Por un lado, "el Reino de los Cielos es semejante a la levadura que una mujer toma y lo pone en tres medidas de harina hasta que todo fermenta." (Mt 13, 33). Por el contrario, hoy el Señor nos indica que tengamos "cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía." Un tipo de levadura oculta la propia identidad, mientras que el otro la revela.
El Evangelio de Cristo, como la buena levadura, es expansivo. Una cucharadita hace que toda la masa se llene de volumen y de sabor después de un tiempo. Del mismo modo, la gracia entra al fondo del alma y lo permea todo hasta llenar de sentido nuestra vida. Y no sólo nuestra vida "privada"; hace cambiar nuestra manera de ver las cosas, de actuar en el mundo y de relacionarnos con las demás personas.
La Palabra que Cristo nos ha compartido no puede quedarse a oscuras, en los susurros de la noche y a puertas cerradas. Debemos acogerla con apertura y dejar que haga "fermentar" nuestra vida hacia afuera. Si no, fermentará hacia adentro, creando una capa de apariencias de cara al mundo, pero dejándonos vacíos por dentro. Ésta es precisamente la levadura de la hipocresía: aparentar algo que no somos, forzar una cara hacia donde no tenemos el corazón. Entonces nos podemos convertir en "cristianos de fachada," o bien en "cristianos camuflados" a las formas y el estilo del mundo. Ambos igual de lejanos a lo que Cristo vino a traer.
Los cristianos camuflados esconden la levadura y no la muestran con obras, ahogados en el miedo a las consecuencias. Si vivimos nuestra fe con autenticidad, recibiremos críticas y desprecios; el mundo nos odiará, de la misma manera que odió a Jesús y persigue a tantos cristianos hasta el día de hoy. Es un miedo real que todos sentimos en un momento u otro de nuestra vida. Por eso Cristo nos habla también de la confianza en Dios Padre.
Nos pueden juzgar los hombres, nos pueden perseguir e incluso quitarnos la vida del cuerpo. Pero para Dios nuestra vida es valiosa. Sobre todo la vida del alma, es decir, la vida eterna que nos prometió y que nos dará si somos fieles testigos de su Evangelio.
Cuando, en el Evangelio, Jesús invita a los discípulos en misión, no les ilusiona con espejismos de éxito fácil; al contrario, les advierte claramente que el anuncio del Reino de Dios conlleva siempre una oposición. Y usa también una expresión extrema: "Seréis odiados —odiados— de todos por causa de mi nombre". Los cristianos aman, pero no siempre son amados. Desde el principio Jesús les pone frente a esta realidad: de manera más o menos fuerte, la confesión de la fe acaece en un clima de hostilidad. Los cristianos por ello son hombres y mujeres "contracorriente". Es normal: ya que el mundo está marcado por el pecado, que se manifiesta en varias maneras de egoísmo y de injusticia, quien sigue a Cristo camina en dirección contraria. No por el espíritu polémico, sino por fidelidad a la lógica del Reino de Dios, que es una lógica de esperanza, y se traduce en el estilo de vida basado en las indicaciones de Jesús.
(Catequesis de S.S. Francisco, 28 de junio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré compartir la alegría del Evangelio por medio de comentarios positivos y optimistas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Somos hipócritas o servidores?
Este discurso de Jesús se dirige a los cristianos de todos los tiempos. Se dirige a las autoridades de la Iglesia y se dirige igualmente a cada uno de nosotros.
En las Sagradas Escrituras, frecuentemente, Jesús ataca a los escribas y fariseos. Invita a los suyos a hacer y cumplir lo que enseñan, pero no imitarlos en su conducta. Son críticas duras que les hace a los dirigentes espirituales de su pueblo. En concreto les echa en cara lo siguiente:
1. No cumplen lo que enseñan
2. Imponen cargas pesadas a la gente, pero ellos ni las tocan
3. Quieren aparentar ante los demás
4. Buscan los primeros puestos y los saludos en las plazas
Ahora, uno podría pensar que estas actitudes fueron propias de esta gente y que con su muerte se acabaron. Lastimosamente no es así. Este discurso de Jesús se dirige, por eso, también a los cristianos de todos los tiempos. Se dirige a las autoridades de la Iglesia y se dirige igualmente a cada uno de nosotros.
Porque los fariseos no son una categoría de personas. Se trata, más bien, de una categoría del espíritu de una postura interior. Es un bacilo siempre dispuesto a infectar nuestra vida religiosa.
Todos somos fariseos:
a. Cuando reducimos la religión a una cuestión de prácticas espirituales, a un legalismo estéril;
b. Cuando pretendemos llegar a Dios dejando de lado al prójimo;
c. Cuando nos preocupamos más de “parecer” que de “ser”;
d. Cuando nos consideramos mejores que los demás.
Toda esta plaga tiene un único y solo nombre: hipocresía. Por eso, con toda justicia, fariseísmo se ha convertido para nosotros en sinónimo de hipocresía.
Los hipócritas tienen una “doble cara”, una vuelta hacia Dios y la otra hacia los demás. Y, sin duda, la cara que mira a Dios es horrible, espantosa.
Para Cristo, la ley no era un ídolo, sino que era un medio. Tenía la tarea de empujar al hombre hacia adelante, de ayudarle para crecer.
El desafío que hoy nos presenta Jesús es, entonces: amor o hipocresía. Porque amar significa servir. Quien ama realmente, sirve a los demás, se entrega a los hermanos.
Es la actitud de Cristo. Toda su vida en esta tierra no fue sino un servicio permanente a los demás. Y al final entrega hasta su vida por nosotros, para liberarnos y salvarnos.
Y es también la actitud de María. En la hora de la Anunciación se proclama la esclava del Señor. Nosotros muchas veces creemos que estamos sirviendo a Dios porque le rezamos una oración o cumplimos una promesa. Miremos a María: Ella le entrega toda su vida, para cumplir la tarea que Dios le encomienda por medio del ángel. Cambia en el acto todos sus planes y proyectos, se olvida completamente de sus propios intereses.
Lo mismo le pasa con Isabel. Sabe que su prima va a tener un hijo y parte en seguida, a pesar del largo camino de unos cien kilómetros. No busca pretextos por estar encinta y no poder arriesgar un viaje tan largo. Y se queda tres meses con ella, sirviéndola hasta el nacimiento de Juan Bautista.
Hace todo esto, porque sabe que en el Reino de Dios los primeros son los que saben convertirse en servidores de todos. Cuando el ángel le anuncia que Ella será Madre de Dios, entonces María comprende que esta vocación le exige convertirse en la primera servidora de Dios y de los hombres.
Pidamos a Jesús y a María que nos regalen ese espíritu de servicio desinteresado y generoso, que ellos han vivido tan ejemplarmente. Sólo con ese espíritu podremos enfrentar los desafíos del mundo de hoy. Sólo con ese espíritu podremos ser instrumentos aptos para construir un mundo nuevo.
Mateo Casals y 108 compañeros, Beatos
Religiosos y Mártires, 5 de Septiembre
Mártires
En distintas poblaciones de España, Beatos Mateo Casals, sacerdote profeso, Teófilo Casajús, escolástico profeso, Fernando Saperas, hermano profeso, y 106 compañeros, de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María; asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil en España entre el 1936 y el 1937.
Breve Semblanza
En Sabadell, la ciudad más industrial de Cataluña, a 20 km. de Barcelona, los Claretianos regentaban en el centro de la Ciudad una iglesia que ofrecía un cuidado culto, y la constante presencia de sacerdotes siempre dispuestos a la Confesión. Los Padres eran ocho, casi todos adultos mayores, a los que ayudaban tres Hermanos ejemplares. La revolución se iba a cebar en esta pacífica Comunidad, de la que ocho de sus once miembros iban a ser mártires.
El 20 de Julio ardían los templos de Sabadell, y los claretianos se dispersaron y refugiaron en casas de familias amigas. Antes se congregaron en la iglesia para celebrar la Eucaristía. Su llave la depositaron a los pies de la imagen del Corazón de María para que Ella velase por todo, y si entraba en los planes de Dios, salvara lo ya casi insalvable. El mismo día 20 incendiaban la iglesia.
Seis de los mártires de la Comunidad cayeron en manos de los milicianos de manera misteriosa. Durante el día, 4 de Agosto fueron a buscarlos a sus respectivos domicilios, siendo requeridos nombre por nombre y con los datos personales exactos. Todos fueron a parar a la cárcel de Sabadell.
Allí se encontraron el Superior Padre Mateo Casals, el venerable Padre José Puig, que había celebrado ya sus bodas de oro sacerdotales, los Hermanos José Clavería y Juan Rafí, ya cercanos a los setenta, el Hermano José Solé, en plena madurez, y el Hermano José Cardona, de sólo veinte años.
Encerraron a los misioneros en una cárcel casi vacía, en la que sólo había otros nueve presos: un Padre Escolapio y ocho excelentes jóvenes carlistas. Con benévola tolerancia de los funcionarios de la prisión, los detenidos llevaron vida tranquila cada uno en su celda, y con facilidad para reunirse y rezar juntos el Rosario a la Virgen. A los seglares les traían la comida sus familiares, y a los claretianos, con el dinero que trajeron al venir, se la preparaba el buen cocinero Hermano Cardona. El anciano y candoroso Padre Puig escribe:
Nos encontramos bien, y nos parece como si estuviéramos en casa.
Hasta les hacían entrever la libertad; pero a finales de Agosto caía Irún en poder de los nacionales, y en venganza, una columna de milicianos que iban a partir para el frente, ven menos arriesgado asaltar la cárcel y matar a presos indefensos.
Se apostaron a la entrada de la cárcel dos milicianos y otros dos guardias de Asalto. En la noche del 4 de Septiembre los milicianos exigen las llaves y despiden a los guardias. Uno dice:
Las once y media. Hemos de comenzar la faena.
La faena consistió en sacar a los presos de sus celdas para cuando llegasen los coches. Al llegar éstos presentan al Director un papel firmado por el Consejero de Defensa, Esteve, que ordenaba trasladar a Barcelona a los presos que relacionaba, "en evitación de un asalto a la cárcel por los fascistas".
Una voz empezó a contar: Uno, dos, tres, cuatro, ¡Adelante!; otro coche y nuevo recuento. Igual con un tercero. Con el cuarto vehículo ya no se oyeron más que tres números, sin llegar al cuatro. Quince cadáveres aparecían al amanecer de aquel día 5, primer sábado del mes de septiembre, dedicado al Inmaculado Corazón de María, en las carreteras de los alrededores.
Cinco en la carretera de Sabadell a Matadepera; otros cuatro en la de Castellar a Tarrasa: los del P. Puig y los hermanos Clavería, Rafí y Solé. En un tercer grupo se halló el cadáver del P. Mateo Casals, junto con el escolapio P. Viñolas y los jóvenes Bartrons y Siscart. Junto al caserío de Santiga, carretera de Santa Perpetua se hallaron los cadáveres del Hermano José Cardona, junto a los jóvenes Moga y Boada.
Aquella aciaga noche del 5 de septiembre de 1936 eran también asesinados en las carreteras que rodean la ciudad los Padres Escolapios Juan Viñolas, vicerrector del Colegio de Sabadell, el P. Juan Soler, el P. Fco. Farreny, y el P. Ignacio Gorina, profesores de la Escuela Pía.
Otros dos miembros de la Comunidad de Sabadell fueron también mártires: el P. Jose Reixac el 26 de julio de 1936, y el Padre Juan Torrents el 17 de marzo de 1937.
Padre Josep Reixach Reguer, CMF.
El Padre José Reixach, bueno porque sí, a sus setenta y un años no se avenía a vivir fuera de su convento. Por la mañana toda la comunidad lo había abandonado, pero él, al atardecer del mismo día 20 dejaba la familia que lo acogía para volverse a casa.
A medianoche irrumpían las turbas en el edificio y daban con el Padre, a quien ordenaron les sirviese de guía en su registro del convento. Al llegar a la capilla ve ya amontonadas las imágenes y objetos del culto, que empezaban a arder. En el barullo pudo escabullirse y volver por su pie a casa de la familia Tanyá que lo acogía. Allí da a sus amigos la consigna: Si vienen a buscarme, no nieguen que estoy aquí. ¡Seré mártir como los demás!
Dios aceptó ofrecimiento tan generoso. A las dos de la mañana del 25 de Julio era sacado de la casa por una patrulla de forajidos que le dispararon a quemarropa en medio de la calle, dejándole tendido en el suelo. El pobre Padre, arrastrándose con una mano por el suelo, mientras que con la otra mano procura detener los intestinos que se le escapan por las heridas del bajo vientre, logró como pudo llegar hasta la Casa de Caridad.
Tras dos horas de doloroso recorrido, llama a la puerta, y las Hermanas de la Caridad, dejado ya el hábito y vestidas de enfermeras, le atienden sin saber quién es el casi moribundo que ha llegado.
El Padre, receloso, disimula, y a la Hermana, de la que pensaba era una enfermera seglar, le dijo cariñoso:
Chica, qué bien lo hace usted. Ya la encomendaré a Dios en mis oraciones.
La Hermana le indicó silencio, pero advirtiendo el rosario en su bolsillo, exclamó:
¡Pero si es el Padre Reixach!.
Pretenden ocultarlo, pero la Dirección de la Casa de Caridad llama al Comité de Salud Pública, que con el alcalde y el Juez se presentan en compañía de varios milicianos con los fusiles en alto. Al verlos, el Padre exclama:
"¡Pero si vosotros sois quienes me habéis disparado los tiros¡, bueno, os perdono de corazón, quiero morir como Jesús, que también perdonó a quienes le acababan de crucificar."
El Juez ordena el traslado del herido a la Clínica de Nuestra Señora de la Salud, a la que llega a las siete de la mañana. A Sor Julia, que le atiende vestida de enfermera, le dice:
¿Es usted Hermana o enfermera?... ¡Cuánto que me alegro, Hermana! Me voy al Cielo. Allí rogaré por usted.
El intestino, perforado por varias partes, emitía hemorragias continuas. Sus labios no dejaban de soltar jaculatorias fervorosas, hasta que a las dos de la tarde del día de Santiago perdió el conocimiento, y entregó su alma en manos de Dios.
Padre Juan B. Torrents Figueras
El 19 de julio, a la vista de los acontecimientos, el P. Superior decidió trasladar al Padre Juan Torrents, de 73 años y casi ciego, a casa de unos rientes en Premiá de Mar. De allí regresó a lona y se alojó en la fonda de unos amigos en el barrio de Gracia, de la que ya no se movería hasta Febrero de 1937, cuando el primer bombardeo de la aviación nacional sobre Barcelona hizo blanco en la fábrica de material de guerra Elizalde, y la autoridad imperante ordenó represalias en sacerdotes localizados.
El 16 de febrero detuvieron en su pensión al Padre Torrents, que no quiso disimular su condición sacerdotal. Fue llevado a la terrorífica checa de San Elías, de la que sacerdote ni religioso salía vivo. En su interrogatorio le preguntaron: ¿No eres uno de los escapados del Padre Claret?, a lo que el P. Torrents asintió con un leve movimiento de cabeza. Fue suficiente; no hubo más preguntas Dos jóvenes, Juyol y Marlet, acompañaban cada mediodía y noche al casi ciego Padre Torrent al comedor de San Elías. Al cabo de un mes, el 17 de Marzo, le sacaron para llevarlo al cementerio de Montcada, en cuya tapia le fusilaron.
Dice su biógrafo que cuando sea declarado Santo por la Iglesia, habrá de aparecer su imagen con el rosario en la mano. Como en las horas interminables de la pensión y de la cárcel no tenía nada más que hacer, los rosarios a la Virgen se sucedían uno tras otro sin interrupción, llegando cada día a superar el centenar. A un compañero que le visitó en su celda solitaria, le demoró:
Un momento, por favor, que termino esta decena.
Y así hasta el 17 de Marzo de 1937, cuando la Virgen bajaba a la cárcel de San Elías para llevárselo al Cielo.
El 21 de diciembre de 2016 el Santo Padre Francisco autorió, a la Congregaciónn para las Causas de los Santos, promulgar el decreto reconociendo estos hechos como martirio.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre
La voluntad desenfrenada de diluir la indisolubilidad del matrimonio es algo grotesco
El cardenal alemán Paul Josef Cordes, presidente emérito del Consejo Pontificio Cor Unum, es uno de los once cardenales que han colaborado en el libro «Matrimonio e famiglia», que fue lanzado al mercado -a finales de septiembre de 2015- por la editorial «Cantagalli». La contribución del purpurado alemán tiene un título que recuerda a un discurso de Bendicto XVI de 2009 en la plenaria de la Congregación por el Clero, cuando exhortaba a los pastores «a la comunión con la ininterrumpida Tradición eclesial, sin censuras ni tentación de discontinuidad».
En su intervención el cardenal Cordes se ocupa en particular del tema que tanto ha movido el debate sinodal y que hace referencia al posible acceso de los divorciados vueltos a casar a la eucaristía. Un tema que, parafraseando el título, corre realmente el riesgo de generar «censura y discontinuidad» en el sínodo que está por comenzar.
De este tema se habló también el pasado 30 de septiembre en Roma, en la conferencia internacional «permanecer en la unidad de Cristo» co-organizada por «La Nuova Bussola Quotidiana».
Eminencia, a propósito de los divorciados vueltos a casar, la Iglesia alemana desde hace tiempo se esfuerza por resolver el problema. En el sínodo de las diócesis de la República Federal Alemana de 1972-1975 se buscaba la «escapatoria de la misericordia». ¿Qué puede enseñar la historia a la iglesia alemana hoy?
Como en aquel periodo yo era el referente de la sección pastoral en la secretaría de la Conferencia Episcopal Alemana, tengo bien presente lo que ha sucedido. La Plenaria del Sínodo durante las consultas sobre el tema «matrimonio y familia» había formulado un voto: preguntar a la Santa Sede la posibilidad del acceso de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos.
Una comisión de obispos y profesores universitarios progresistas debían formular ese voto. Yo era secretario de la comisión. Hemos discutido varias veces el tema, pero no éramos capaces de producir un texto que fuese presentable: si las formulaciones del Nuevo Testamento y de los Concilios debían permanecer vinculantes para nosotros, no se habría encontrado ninguna «escapatoria de la misericordia».
Además, teníamos escrúpulos: ¿qué consecuencias habría provocado en los matrimonios en crisis una nueva disciplina pastoral, que habría permitido a los divorciados vueltos a casar el acceso a la Comunión? ¿No habría acabado por debilitar la voluntad de mantenerse fieles en los momentos de tensión conyugal?
Los signos de los tiempos no son fuentes de fe
El obispo de Osnabruk, monseñor Franz-Josef Bode, en la plenaria de la Conferencia Episcopal Alemana en febrero de 2015 habló de la necesidad de «un cambio de paradigma». En la pastoral familiar, según Bode, se debería prestar atención a los así llamados «signos de los tiempos» ¿La vida y la historia como fuente de la fe?
La tentativa de armonizar la experiencia de vida del hombre con la fe, es motivada sin duda de una gran intuición pastoral. De todos modos el cuidado pastoral se pervierte en una ilusión ruinosa, si de «los signos de los tiempos» vienen deducidos contenidos de fe.
Durante la elaboración de la constitución La Iglesia y el mundo contemporáneo del Vaticano II (Gs) este aspecto ocupó a los padres conciliares, y el teólogo conciliar Joseph Ratzinger informa en modo detallado la negativa de una tal teoría teológica.
La discusión giraba alrededor de la importancia en términos de fe del fenómeno social y eclesial y se paraba sobre la expresión bíblica «signos de los tiempos»: ¿vemos u oímos en estos signos la indicación o la voz de Dios? ¿Podemos interpretarlos como verdad teológica?
Posteriormente en las discusiones vino rechazado categóricamente trazar estos «signos de los tiempos» en la vida de los hombres como «fuente de la fe» - como había estado inicialmente formulado en Gs nr 11. Más bien era necesario discernir tales signos.
De este modo los padres conciliares explicaban que los nuevos eventos y necesidades de los cristianos que se presentaban servían a los pastores de la Iglesia como impulso, y debían ser leídos a la luz de la fe, probados y era necesario responderlos a partir de la verdad de la Revelación.
Los padres han excluido a propósito el cortocircuito penoso, según el cual un fenómeno que desafía a la Iglesia se convertiría ya por sí mismo en una fuente de la fe (locus theologicus); esto ha sido explicado por ellos de un modo profundo.
A este propósito se puede recordar que Joseph Ratzinger describe de modo detallado, cómo los padres conciliares han afrontado esta cuestión en el comentario al nr 11 de la constitución Gs, en el Lexikon für Theologie und Kirche (XIII, Freiburg 1968). Por otra parte la misma constitución del concilio sobre la «Divina Revelación» no deja ninguna duda sobre el hecho que la Iglesia católica debe su fe sólo a la Sagrada Escritura y a la enseñanza de la Iglesia (Cfr. H. de Lubac, Die göttliche Offenbarung, Einsiedeln 2001, 140 ss.).
La Palabra de Dios, interpretada por la enseñanza de la Iglesia católica, es por tanto la piedra, que da a la Iglesia el fundamento seguro (cfr. Lc 6,47 ss.). La así llamada ortopraxis o la «mística del pueblo» están siempre embebidas del «espíritu del mundo» (cfr. Rm 12,2) y oscurecen la verdad de la fe.»
Leyendo su contribución en el libro de los once cardenales impacta el título de un párrafo: «grosería». Perdóneme la pregunta ¿pero a quién y a qué se refiere?
El sentido exacto de la palabra italiana «grosería» [en italiano «scurrilità»] no me es familiar. En alemán llamamos «skurill» a lo que es extraño y grotesco.
La voluntad desenfrenada de diluir la indisolubilidad del matrimonio seduce también a profesores universitarios a proferir abstrusidades (conceptos absurdos) teológicas. Querría demostralo con dos citas. Las he encontrado en un volumen publicado por Herler- Verlag (G. Augutin/I. Proft (Hg.), Ehe und Familie. Wege zum Gelingen aus katholischer Perspektive, Freiburg 2014).
En una contribución el ordinario de una facultad católica está a favor de un segundo matrimonio después del divorcio, con motivo de la «sacramentalidad generativa, que quita el límite al sacramento del matrimonio. El primer matrimonio sacramental continúa existiendo, pero la ruptura activa no demuele el carácter indestructible de la promesa de fidelidad de Dios, pero mete en acción nuevamente su promesa...»(391).
¡Con esta especulación el «segundo matrimonio» viene interpretado como una específica fuente de gracia! Otro enseñante universitario utiliza un pasaje del Apóstol de los gentiles a los Corintios, para admitir la posibilidad de la recepción indigna del Cuerpo de Cristo.
Mientras Pablo empuja a examinarse a sí mismos amenazando de lo contrario con el castigo - «Porque quien come y bebe sin reconocer el Cuerpo del Señor come y bebe su propia condena. Es por esto que entre vosotros hay muchos enfermos y un buen número están muertos» (1 Cor. 11,29 ss). El profesor da la vuelta al sentido del apóstol, haciéndole decir que aconseja la Comunión indigna, porque esta «no lleva a la condena, sino a la salvación» (418). ¡Realmente una interpretación sorprendente!»
Traducción del Equipo de Traducción de InfoCatólica
María Bertila, Santa
Virgen, 20 de octubre
Martirologio Romano: En Treviso, en Italia, santa María Bertila (Ana Francisca) Boscardin, virgen de la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea de los Sagrados Corazones, que en su trabajo en un hospital se mostró solicita de la salud corporal y espiritual de los enfermos († 1922).
Fecha de beatificación: 8 de junio de 1952 por el Papa Pío XII.
Fecha de canonización: 11 de mayo de 1961 por el Papa Juan XXIII.
Breve Biografía
Anna Francesca Boscardín era una muchacha campesina nacida en Brendola, cerca de Vicenza, en el seno de una familia de agricultores. Trabajó en los campos, frecuentó la escuela unos pocos años y trabajó como criada en las casas del poblado. Le gustaba la vida parroquial y formó parte de la Unión de las Hijas de María, enseñando el catecismo a los niños. Desde joven se caracterizó por su espiritualidad mariana.
A los 17 años, por indicación de su párroco, se hizo religiosa de las Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones, y tomó el nombre de María Bertila. En su comunidad, como no la consideraron ni muy despejada, ni capaz de hacer grandes cosas, le confiaron los quehaceres de cocina. Al ingresar ya había dicho: "Soy una pobre cosa, una gansa. Enséñeme. Quiero convertirme en una santa".
Profesó en 1907, y fue enviada a Treviso, donde trabajó en un asilo infantil, y al estallar la I Guerra Mundial, ejerció como enfermera en un hospital militar cerca de Como; allí despertó grandes admiraciones por su serenidad durante los bombardeos y su abnegada solicitud para con los enfermos, a los que logró atraerlos a la fe a muchos de ellos. Consiguió con gran esfuerzo el diploma de enfermera. En 1910, tuvo que someterse a una operación para extraerle un tumor cerebral.
Al concluir la guerra, una superiora decidió que, debido a su escasa instrucción y a sus cortas luces, sólo podían encomendársele tareas serviles, y pasó a una lavandería, aunque en 1919 volvió al asilo de Treviso. Su salud nunca había sido buena, y una dolorosa enfermedad le llevó al quirófano del que no saldrá con vida. Entonces la comunidad se dio cuenta que la "tonta" de sor Bertila había dejado un recuerdo imborrable en quiénes la habían conocido. Su tumba colocada inicialmente en el cementerio de Treviso, se convirtió en centro de peregrinación popular. Hoy sus restos descansan en la capilla de la casa madre de Vicenza. Dejó escrita su vida en su “Diario espiritual”. El papa san Juan XXIII la canonizó el 11 de mayo de 1961.
Obras Misionales Pontificias
Vocaciones misioneras al servicio de la Iglesia
Las Obras Misionales Pontificias son una institución de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular, surgidas con el objetivo de apoyar la actividad misionera de la Iglesia en las regiones no cristianas.
Tienen la finalidad de alentar la conciencia misionera del Pueblo de Dios, y de favorecer la cooperación entre las Iglesias por medio de la oración, el recíproco intercambio de vocaciones misioneras y la ayuda material de las comunidades cristianas en favor de los más necesitados.
Las Obras Misionales Pontificias tienen como objetivo principal, ayudar a la primera evangelización de los pueblos, sin excluir la colaboración a la promoción y liberación integral de los pueblos, especialmente de los menos favorecidos.
Las Obras Misionales Pontificias realizan su tarea a través de las Direcciones Diocesanas y de los Institutos Misioneros, nacidos prioritariamente para el servicio de la evangelización del mundo.
Están especialmente vinculadas al que es Cabeza del Colegio de los Obispos, principio de unidad y de universalidad de la Iglesia, y están a su disposición para cumplir el mandato misionero
Dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que se encarga de cubrir las necesidades misioneras de la Iglesia:
- Proveer misioneros para las Iglesias jóvenes;
- Fomentar la animación y espíritu misionero en la Iglesia universal;
- Conseguir los fondos y medios necesarios para llevar adelante el esfuerzo y trabajos misioneros.
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