No anteponer nada a Cristo

Evangelio según San Lucas 14,25-33. 

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: 

"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. 

El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 

¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 

No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. 

¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? 

Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. 
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo." 

Beato Juan Duns Scoto

Nació en la ciudad de Duns (Escocia), en torno al año 1265. Su familia estaba muy vinculada con los hijos de San Francisco de Asís, los cuales, imitando a los primeros predicadores del Evangelio, habían llegado a Escocia desde los albores de la Orden. Hacia el año 1280 Juan Duns Escoto fue acogido en la Orden de los Frailes Menores por su tío paterno, fray Elías Duns, que era el vicario de la Vicaría de Escocia, que acababa de fundarse.

Poseía una inteligencia viva y aguda. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de marzo de 1291. Fue enviado a París para completar sus estudios. Dadas sus eximias virtudes sacerdotales, le fue encomendado el ministerio de confesor, tarea entonces de gran prestigio. Obtuvo los grados académicos en la Universidad de París y comenzó su enseñanza universitaria, que prosiguió en Cambridge, Oxford y Colonia. Fiel a la enseñanza de San Francisco, que en su Regla (Rb 12) prescribe a sus frailes que sean plenamente obedientes al Vicario de Cristo y a su Iglesia, rehusó firmar el libelo de Felipe IV, rey de Francia, contra el Papa Bonifacio VIII. Por ese motivo fue expulsado de París. Sin embargo, al año siguiente pudo volver y reanudar la enseñanza filosófica y teológica. Después fue enviado a Colonia. El 8 de noviembre de 1308 murió repentinamente; en ese tiempo estaba dedicado a la vida regular y a la predicación de la fe católica.

Centraba en Jesucristo todos sus pensamientos y afectos, y tuvo un profundo y sincero amor a la Iglesia. Utilizó sabiamente las dotes recibidas de Dios desde su nacimiento, y fijó los ojos de la mente y los latidos de su corazón en las profundidades de las verdades divinas; se elevó muy alto en la contemplación y en el amor a Dios.

Juan Duns Escoto sobresalió entre los grandes maestros de la doctrina escolástica por el excepcional papel que desempeñó en la filosofía y en la teología; brilló especialmente como defensor de la Inmaculada Concepción y eximio defensor de la suprema autoridad del Romano Pontífice. Además, con su doctrina y sus ejemplos de vida cristiana, gastada enteramente en buscar la gloria de Dios, ha atraído a muchos fieles, a lo largo de los siglos, al seguimiento del divino Maestro y a caminar más expeditamente por el camino de la perfección cristiana.

Su vida estuvo rodeada por la fama de virtudes y sabiduría, que fue aumentando y consolidándose después de su muerte, tanto en Colonia como en otras ciudades. Aunque su fama de santidad se difundió, enriquecida por testimonios de culto, inmediatamente después de su muerte, y no ha disminuido, sin embargo la Providencia ha dispuesto que fuese en nuestros tiempos cuando se llevara a término el proceso de su glorificación, mediante el reconocimiento del culto que se le ha tributado desde tiempo inmemorial y de sus virtudes heroicas que refulgen en la Iglesia santa.
El sábado 20 de marzo de 1993, en la basílica de San Pedro, el papa Juan Pablo II, durante la celebración de las primeras vísperas del IV domingo de cuaresma, declaró solemnemente el reconocimiento del culto del beato Juan Duns Escoto, que ya había sido oficialmente reconocido el 6 de julio de 1991.

San Basilio (c. 330-379), monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia 
Grandes Reglas monásticas; cuestión 8

No anteponer nada a Cristo

Nuestro Señor Jesucristo ha dicho a todos, en diferentes ocasiones y dando diversas pruebas: “Si alguno quiere venir detrás de mi, que se renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga”; y además: “El que de entre vosotros no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo”. Nos parece, pues, exigir la renuncia más completa… “Donde está tu tesoro, dice en otra parte, allí está tu corazón” (Mt 6,21). Si nosotros, pues, nos reservamos bienes terrestres o algo perecedero, nuestro espíritu permanece atascado en ellos como en el barro. Entonces es inevitable que nuestra alma sea incapaz de contemplar a Dios y se vuelve insensible a los deseos y fulgores del cielo y de los bienes que se nos han prometido. No podremos obtener estos bienes más que si los pedimos sin cesar, con un ardiente deseo que, por otra parte, hará ligero el esfuerzo necesario para alcanzarlos.

Renunciarse es, pues, desatar los lazos que nos atan a esta vida terrestre y pasajera, liberarse de las contingencias humanas, a fin de hacernos más aptos para caminar por el camino que conduce a Dios. Es liberarse de los impedimentos a fin de poseer y usar los bienes  que son “mucho más preciosos que el oro y la plata” (Sl 18,11). Y para decirlo del todo, renunciarse es transportar el corazón humano a la vida del cielo, de tal manera que se pueda decir: “Nuestra patria está en el cielo” (Flp 3,20). Y, sobre todo, es empezar a ser semejante a Cristo, que por nosotros se hizo pobre, él que era rico (2C 8,9). Debemos asemejarnos a él si queremos vivir según el Evangelio.

"EL SEÑOR NO PIDE NADA A CAMBIO"
Papa: "La iniciativa de Dios siempre es gratuita"
"Si no se comprende la gratuidad de la invitación de Dios no se entiende nada"

Francisco y la gratuidad Agencias

¡La salvación es gratuita! Y si tú no entras en esta dinámica de la gratuidad no entiendes nada. La salvación es un don de Dios al que se responde con otro don, el don de mi corazón

Si se pierde la capacidad de sentirse amados, se pierde todo. Es la síntesis del concepto que expresó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer martes de noviembre.

El Santo Padre reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de San Lucas propuesto por la liturgia del día, en el que Jesús narra una parábola, sin explicaciones, para responder a uno de los comensales que le había dicho: "¡Bienaventurado el que tomará la comida en el Reino de Dios!". El Señor aconseja a quien debe invitar a alguien a su casa, que invite a quien no puede devolver la invitación. Un hombre ofreció una gran cena - relata precisamente la parábola - e invitó a muchas personas. Los primeros invitados no quisieron ir porque no tenían interés ni por la cena, ni por la gente, ni por la invitación del Señor: estaban ocupados en sus propios intereses que eran más grandes que esa invitación. Estaba el que había comprado cinco pares de bueyes, el que había comprado un campo, o el que estaba recién casado. En una palabra - subrayó el Papa - se preguntaban qué habrían podido ganar. Estaban "ocupados" como aquel hombre que había construido depósitos para acumular sus bienes, pero que murió aquella noche. Estaban apegados a sus intereses hasta el punto de que esto los llevaba a una "esclavitud del Espíritu", es decir a ser "incapaces de comprender la gratuidad de la invitación". Una actitud ante la cual el Papa Francisco hizo una recomendación: "Y si no se comprende la gratuidad de la invitación de Dios no se entiende nada. La iniciativa de Dios siempre es gratuita. Pero para ir a este banquete, ¿cuánto hay que pagar? El boleto de entrada es estar enfermo, es ser pobre, es ser pecador... Así estos te dejan entrar. Este es el boleto de entrada: estar necesitado, tanto en el cuerpo como en el alma. Pero, para la necesidad de cuidado, de curación, hay que tener necesidad de amor...".

De manera que hay dos actitudes: por una parte la de Dios que no hace pagar nada y dice después al siervo que conduzca a los pobres, a los lisiados, a los buenos y a los malos. Se trata de una gratuidad que "no tiene límites". Dios "recibe a todos", subrayó el Santo Padre. Por otra parte, está el modo de actuar de los primeros invitados que, en cambio, no comprenden la gratuidad. Como el hermano mayor del Hijo Pródigo, que no quiere ir al banquete organizado por el padre para su hermano que se había ido, y que no entiende. "Pero a éste, que ha gastado todo su dinero, que ha gastado la herencia, con los vicios, con los pecados, ¿tú le haces fiesta? ¿Y yo que soy un católico, que practico, que voy a misa todos los domingos, que cumplo con las cosas, a mí nada?". Este no entiende la gratuidad de la salvación, piensa que la salvación es fruto del "yo pago y tú me salvas". Pago con esto, con esto, con esto... No. ¡La salvación es gratuita! Y si tú no entras en esta dinámica de la gratuidad no entiendes nada. La salvación es un don de Dios al que se responde con otro don, el don de mi corazón". El Papa Francisco volvió a referirse a quienes piensan en sus propios intereses, que cuando oyen hablar de dones, saben que se deben hacer, pero que inmediatamente piensan en "la devolución": "Haré este regalo", y él después "en otra ocasión, me hará otro". En cambio el Señor "no pide nada a cambio": "Sólo amor y fidelidad, como Él es amor y Él es fiel" - dijo el Papa Bergoglio - evidenciando que "la salvación no se compra, sencillamente se entra en el banquete". "Bienaventurado quien tomará alimento en el Reino de Dios": ésta es la salvación. Pero aquellos que no están dispuestos a entrar en el banquete, "se sienten seguros", "salvados a su modo, fuera del banquete". "Han perdido el sentido de la gratuidad - explicó Francisco - el sentido del amor". "Han perdido - añadió - una cosa más grande y más bella aún y esto es muy malo: han perdido la capacidad de sentirse amados".

"Y cuando tú pierdes - no digo la capacidad de amar, porque eso se recupera - la capacidad de sentirte amado no hay esperanza, has perdido todo. Nos hace pensar en lo que está escrito en la puerta del infierno dantesco: "Dejen la esperanza", has perdido todo. Debemos pensar ante este Señor: "Porque yo les digo, yo quiero que mi casa se llene". Este Señor que es tan grande, que es tan amoroso, que en su gratuidad quiere llenar la casa. Pidamos al Señor que nos salve de perder la capacidad de sentirse amados".

Ser cristiano

Santo Evangelio según San Lucas 14,25-33. Miércoles XXXI del tiempo ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de escuchar tu Sagrado Corazón.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

A muchos nos da miedo la idea de tener que cargar con una cruz, esto es algo natural, a nadie le gusta tener dolor o sufrir por algo. Hace algún tiempo una persona me preguntó, ¿por qué para ser cristiano hay que cargar con una cruz? ¿Si Dios es bueno por qué nos pide eso?

Ser cristiano no es cargar una cruz, ser cristiano es responder al "sígueme" de Jesús; es caminar todos los días junto a Él. Ser cristiano no es tener una vida sencilla o fácil, ser cristiano es tener una vida donde está Cristo. Cristo no me promete una vida sin cruz sino me promete una vida con Él. De mí depende cargar una cruz con Cristo o sin Cristo.

Pero la cruz es algo real, algo que cuesta y pesa. Al mismo Cristo le pesó y se cayó, pero siguió caminando porque Él no miraba la cruz, Él caminaba mirándonos, caminaba amándonos. Así debo cargar mi cruz, mirándoley amándole.

Ser cristiano significa caminar mirando el rostro de Cristo con el corazón, amarlo cuando la cruz pesa o es ligera, cuando la cruz es grande o pequeña. Ser cristiano es estar con Cristo. ¿Cómo cargo mi cruz? ¿Miro a Cristo?

Señor, permíteme que jamás aparte mi corazón de tu rostro, que siempre pueda verte aun cuando me pese la cruz, que siempre pueda amarte. Amén.

"No llevar la cruz sólo como un símbolo de pertenencia, como "un distintivo", sino mirar al Crucificado como a "este Dios que se he hecho pecado" para salvarnos".

Poner a Jesús en medio de su pueblo, es asumir y querer ayudar a cargar la cruz de nuestros hermanos. Es querer tocar las llagas de Jesús en las llagas del mundo, que está herido y anhela, y pide resucitar.

Ponernos con Jesús en medio de su pueblo. No como voluntaristas de la fe, sino como hombres y mujeres que somos continuamente perdonados, hombres y mujeres ungidos en el bautismo para compartir esa unción y el consuelo de Dios con los demás.

(Homilía de S.S. Francisco, 2 de febrero de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Ver el rostro de Cristo en las cruces que se me presenten el día de hoy.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Ser cristiano: vocación al compromiso

Ser cristiano es una vocación (una llamada) al amor y la verdad

Ser cristiano es una vocación (una llamada) al amor y la verdad. Si toda persona tiene esta llamada, el cristiano debe comprometerse con Dios para servir a las necesidades materiales y espirituales de todas las personas del mundo, comenzando por los que tiene más cercanos (su familia, sus amigos).

La encíclica Caritas in veritate, donde el término “vocación” (llamada) aparece en 25 ocasiones, afirma:

“Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano”. Esa vocación universal al amor y a la verdad es manifestada por Jesucristo, que la libera de las limitaciones humanas y la hace plenamente posible.

En la medida de su respuesta a esa llamada –explica el documento–, “los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad”.

Puesto que toda llamada espera una respuesta, ¿cuáles serían las condiciones para responder a esta “vocación al desarrollo humano”? La encíclica señala tres condiciones principales: la libertad, la verdad y la caridad.

a) La libertad va siempre unida a la responsabilidad, palabra que viene de responder. Y deben responder a esa llamada –de Dios, del propio ser humano y de las personas necesitadas– cada cristiano y también las estructuras e instituciones sociales y eclesiales.

b) Responder al desarrollo humano con la verdad significa “promover a todos los hombres y a todo el hombre”. Con otras palabras: preocuparse por todos, con espíritu de solidaridad y corazón universal, y atender a todas las necesidades reales de los demás, las del cuerpo y las del espíritu. A este propósito el Evangelio es fundamental, porque enseña a conocer y respetar el valor incondicional de la persona humana. Cristo revela el hombre al propio hombre –señala el Concilio Vaticano II– y, así, le muestra que su valor es grande para Dios. Le muestra “el gran sí de Dios” a todos sus anhelos.

De aquí deduce el Papa que sólo abriéndose a Dios el hombre puede ser feliz y realizarse plenamente: “Precisamente porque Dios pronuncia el ‘sí’ más grande al hombre, el hombre no puede dejar de abrirse a la vocación divina para realizar –ante todo– el propio desarrollo” y contribuir al desarrollo de los demás.

c) Finalmente, “la visión del desarrollo como vocación comporta que su centro sea la caridad”. Las causas del subdesarrollo –se lee en la encíclica– no son principalmente materiales, sino que radican, primero, “en la voluntad que con frecuencia se desentiende de los deberes de la solidaridad”. Después, en el pensamiento, que no siempre sabe orientar adecuadamente a la voluntad (por eso se requiere configurar un “humanismo nuevo”). Y, sobre todo, la causa está en “la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos”.

Ahora bien –se pregunta Benedicto XVI–, ¿podrán los hombres lograr esta fraternidad por sí mismos, especialmente en nuestra era de la globalización? Y responde que no, porque la fraternidad nace de Dios Padre, que nos amó primero y nos enseñó mediante su Hijo lo que es la caridad fraterna. De ahí también –añade– que la vocación para el desarrollo requiere hoy la urgencia de la caridad de Cristo.

Sólo esa urgencia de la caridad permite responder a los aspectos concretos y costosos de esa llamada. Así es la intervención en la vida pública, cultural y política, cada cual según su condición. “Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis”. Otro aspecto es el cuidado y la responsabilidad por la naturaleza; y, antes, el cuidado respetuoso de cada persona en la familia, en la empresa, en la universidad, sabiéndose servidores y no dueños de los demás. Responder a esta vocación requiere del trabajo y de la técnica que de él procede. En todo caso, Benedicto XVI proclama la necesidad de formar “hombres rectos… que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común”.

Finalmente, conviene subrayar que esta vocación no nos la hemos dado a nosotros mismos, sino que viene de Dios. Por eso, antes que nada, y continuamente, es preciso acoger a Dios en nuestra vida, dejarle entrar libremente y seguirle con toda fidelidad y entusiasmo. Ha llegado la hora –especialmente para los jóvenes y más aún para los universitarios– del compromiso con Dios y los demás. Pues “sólo si pensamos que se nos ha llamado individualmente y como comunidad a formar parte de la familia de Dios como hijos suyos, seremos capaces de forjar un pensamiento nuevo y sacar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero”.
 

"ENSEÑAD A LOS NIÑOS A HACER BIEN EL SIGNO DE LA CRUZ, NO UN GARABATO"
Francisco advierte de que "la misa no es un espectáculo" para que fieles, curas y obispos hagan fotos con sus móviles

"Una nueva serie de catequesis sobre el corazón de la Iglesia: la eucaristía"

El Papa, en la audiencia, con dulleta

El Concilio Vaticano II alentó la formación litúrgica de los fieles, porque la Iglesia vive siempre de la Liturgia y se renueva gracias a ella

(José M. Vidal).- Con dulleta (hace frío en Roma), el Papa Francisco preside la audiencia de los miércoles. Con un nuevo ciclo de catequesis sobre la eucaristía, que "no es un espectáculo" a fotografiar por files, curas u obispos. También pidió a los padres que enseñen a sus hijos a "hacer bien la señal de la cruz" y a los enfermos a ofrecer sus sufrimientos por "tantos cristianos perseguidos".

Lectura del Evangelio de Juan: "En verdad, en verdad os digo: 'Quien cree en mi tiene la vida eterna. Yo soy el pan de la vida...Este es el pan que desciende del cielo, para que quien lo coma, no muera...Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente. El pan que os daré es mi carne para la vida dle mundo"

Algunas frases de la catequesis del Papa

"Una nueva serie de catequesis sobre el corazón de la Iglesia: la eucaristía"

"Comprender bien el valor y el significado de la santa misa"

"Muchos cristianos resistieron hasta la muerte para defender la eucristía. Y todavía hoy, ariresgan sus vidas, para participar en la santa misa"

"Los primeros cristianos testimoniaron que se puede renunciar a la vida terrena por la eucaristía"

"Un testimonio que nos interpela a todos"

"La eucaristía significa acción de gracias"

"En las próximas catequesis daré respuesta a algunas preguntas sobre la eucaristía"

"UN tema central subrayado por los padres conciliares: la formación litúrgica de los fieles"

"Crecer en el conocimiento de este gran don de Dios que no es dado en la eucaristía"

"Participar en la misa es vivir de nuevo la pasión y la muerte del Señor"

"Es una teofanía: el Señor está ahí, en el altar, con nosotros, presente". "Si hoy viniese el presidente de la República o alguien muy importante, seguro que todos querríamos saludarle. Piensen, cuando van a misa, allí está el Señor. Y tú estás distraído...Es que, padre, las misas con aburridas...Pues que se conviertan los curas, pero el Señor sigue estando allí. No lo olviden"

"¿Por qué se hace el signo de la cruz y el acto penitencial al principio de la misa?"

"¿Habéis visto cómo se persignan los niños? Hacen algo así, rápido, unso cuantos garabatos...Enseñar a los niños a hacer bien el signo de la cruz. Mirad a los niños y enseñadles a hacer bien el signo de la cruz"

"El sacerdote dice: 'levantemos el corazón'. No dice: levantemos nuestros teléfonos".

"Me da mucha tristeza cuando celebro aquí en la plaza o en la basílica y veo tantos teléfonos...No sólo de fieles, sino también de curas y obispos...Por favor, la misa no es un espectáculo"

"Descubrir la belleza que habita en la celebración eucarística"

"Que la Virgen nos acompañe en este nuevo pasaje dle camino"

Texto íntegro del saludo del Papa en español

Queridos hermanos:
Comenzamos hoy una serie de catequesis sobre la Eucaristía. Intentaremos comprender mejor su importancia y su significado, y cómo el amor de Dios se refleja en este misterio de fe.

Inspirándose en las palabras de Cristo: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna», cristianos de todas las épocas no han dudado en entregar su vida por amor a la Eucaristía. El testimonio de los mártires nos cuestiona también a nosotros: ¿Qué importancia le damos al sacrificio de la Misa y a la comunión en la mesa del Señor? ¿Buscamos de verdad esa fuente de "agua viva", que transforma nuestra vida en un sacrificio espiritual de alabanza y acción de gracias? La Eucaristía significa "acción de gracias": acción de gracias a la Trinidad, que nos introduce en su comunión de amor. El Concilio Vaticano II alentó la formación litúrgica de los fieles, porque la Iglesia vive siempre de la Liturgia y se renueva gracias a ella. Por eso, intentemos conocer mejor este gran don que Dios nos ha dado con la Eucaristía, en la que Cristo se hace presente para que participemos de su pasión y muerte redentora. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que sintamos el deseo de conocer y amar más el misterio de la Eucaristía, sacramento del Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesús. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

Saludo en polaco El Papa agradece la jornada, convocada por la Conferencia episcopal y la Asociación Iglesia necesitada, para ayudar a los cristianos perseguidos en el mundo, especialmente en el Oriente Medio. Saludo en italiano. Saluda a los oblatos benedictinos y a las escuelas carmelitas, a los hermanos de las Escuelas Cristianas y a los hermanos Verbitas. Pide a los enfermos que ofrezcan sus sufrimientos "por tantos cristianos perseguidos"

(ZENIT –8 Nov. 2017).- La Eucaristía significa “acción de gracias”: acción de gracias a la Trinidad, que nos introduce en su comunión de amor, ha apuntado el Papa.

El Papa Francisco ha comenzado hoy en la Audiencia general un nuevo ciclo de catequesis sobre la Eucaristía, para comprender mejor su importancia y su significado, “y cómo el amor de Dios se refleja en este misterio de fe”, ha indicado.

Con un sol radiante en Roma, a las 9:35 horas ha llegado el Santo Padre a la plaza de San Pedro, donde se ha encontrado con grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de otras partes del mundo para participar en la Audiencia general.

El Papa ha explicado que cristianos de todas las épocas “no han dudado en entregar su vida por amor a la Eucaristía”, inspirándose en las palabras de Cristo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”.

El testimonio de los mártires –ha dicho el Obispo de Roma– nos cuestiona también a nosotros: “¿Qué importancia le damos al sacrificio de la Misa y a la comunión en la mesa del Señor? ¿Buscamos de verdad esa fuente de `agua viva´, que transforma nuestra vida en un sacrificio espiritual de alabanza y acción de gracias?”

Asimismo, Francisco ha observado que el Concilio Vaticano II alentó la formación litúrgica de los fieles, porque “la Iglesia vive siempre de la Liturgia y se renueva gracias a ella”. Por eso –ha añadido– intentamos conocer mejor este gran don que Dios nos ha dado con la Eucaristía, en la que “Cristo se hace presente para que participemos de su pasión y muerte redentora”.

Terminando su catequesis en español, el Papa ha saludado a los peregrinos de esta lengua, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latinay haciendo una mención especial a la delegación sindical argentina, allí presente. “Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que sintamos el deseo de conocer y amar más el misterio de la Eucaristía, sacramento del Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesús”, ha dicho el Santo Padre.

5 laicos, padres de familia trabajadores, entre los futuros beatos vicencianos
Mártires de la Virgen de la Medalla Milagrosa de Madrid

La ceremonia se llevará a cabo el sábado 11 de noviembre en Madrid

El 11 de noviembre de 2017, serán beatificados en Madrid 60 mártires de la familia vicenciana, asesinados durante la persecución religiosa en la Guerra Civil española. Es la feliz unión de dos causas independientes: la de Vicente Queralt Lloret y 20 compañeros y la de José Maria Fernández Sánchez y 38 compañeros. De ellos la mayoría eran clérigos paúles, pero algunos de ellos eran laicos y padres de familia.

Este es el caso de los 5 miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa, detenidos por los milicianos del Círculo Socialista del Norte, que tenían su base, desde el 22 de julio de 1936, en el convento de las Esclavas del Sagrado Corazón en la actual calle de Martínez Campos, número 8 (entonces se llamaba Calle de Francisco Giner).

Estos milicianos eran conocidos como "los Leones Abisinios". En el diario ABC del 28 de agosto de 1937, escrito desde el entusiasmo republicano, se explica que "el batallón Leones Abisinios está constituido en su mayor parte por militantes socialistas; de Madrid, unos; otros de Fuencarral; de Villacarrillo (Jaén), no pocos. Curtidas todas las caras por el sol y por el viento. Los espíritus curtidos por la lucha proletaria".

La "lucha proletaria" les había "curtido" en tareas como detener y matar a personas de clase trabajadora simplemente porque pertenecían a asociaciones devocionales y religiosas. En el caso de los 5 mártires de la Medalla Milagrosa se ve con claridad.

Un portero sindicalista, un cartero, un camarero, un vendedor...
Justo Ramón Piedrafita, de 40 años, casado, con 6 hijos, era portero, el clásico conserje, vestido de librea, siempre presente en la puerta de la casa y dispuesto al servicio de todos los vecinos. Era además miembro de un sindicato católico de porteros.

Agustín Fernández Vázquez era cartero, tenía 41 años y estaba casado, sin hijos.

Felipe Basauri tenía 55 años, era camarero, viudo, con dos hijas ya adultas.

José Garvi Calvente tenía 55 años, era dependiente en la tienda de ropa "Casa Baranda", estaba casado y tenía una hija adulta y casada.

Eduardo Campos Vasallo tenía 50 años y era ayudante de obras públicas; estaba casado y tenía 6 hijos, de entre 20 y 10 años.

En apenas dos semanas, entre el 8 y el 23 de agosto de 1936, los cinco fueron detenidos y asesinados.

La UGT y los comunistas lo soltaron; los socialistas, no
Justo, el portero, fue denunciado por un compañero, un portero del número 39 de su calle. Primero le detuvieron milicianos de los "Leones Rojos", del sindicato pro-socialista UGT. Lo interrogaron y lo dejaron marchar. Siete días después le detuvieron otros milicianos, esta vez comunistas. También lo dejaron marchar.

En cada detención había registros en su piso, y veían que no ocultaba sino que mantenía a la vista el crucifijo de su cuarto y la medalla de la Milagrosa. Los milicianos no sabían que en un piso del mismo edificio, con la familia Sarria Carvajal, se escondía una monja reparadora, con objetos de culto camuflados en la leñera.

Al cabo de siete días más, el sábado 22, fue detenido una tercera vez, esta vez por los "Abisinios" del Círculo Socialista. Su esposa acudió a Castejón, jefe de los Abisinios, explicándole que tenía 6 hijos y pidiendo compasión. Le dieron largas y luego le dijeron que estaba en el Cuartel de la Montaña. Efectivamente, allí pasó su última noche, acompañado por dos sacerdotes y el médico y periodista Manuel Pombo Angulo.

Pombo se salvaría de ser fusilado por un miliciano que había sido empleado de su padre: dijo a sus compañeros que se "encargaría" de él... y lo llevó a casa y le ayudó a huir. La familia del portero Justo no supo qué había pasado con él hasta que después de la Guerra Pombo acudió a explicarles cómo habían sacado primero a los sacerdotes y luego a Justo para matarlos.

El que entregaba en persona las ayudas a los pobres
Agustín Fernández Vázquez, el cartero, era también el tesorero de las obras de caridad de los Caballeros de la Milagrosa y era el encargado de entregar a los pobres esas ayudas personalmente. Aunque estaba afiliado al partido conservador Acción Popular no tenía en él ningún cargo y parece claro que se le buscó por aparecer en las listas de los Caballeros de la Milagrosa, o bien denunciado por alguno de los que ayudaba, o ambas cosas.

Lo vinieron a buscar a casa el 17 de octubre los Abisinios y su esposa vio como lo llevaban al Círculo Socialista, muy cerca de su casa. Después ya no lo volvió a ver. Se considera que fue asesinado en el Cuartel de la Montaña al día siguiente, 18 de agosto.

Un panadero le avisó, pero no quiso huir
A Felipe Basauri, camarero viudo, de 55 años, le avisó el panadero de enfrente de su casa: había oído a unos individuos decir por teléfono que "iban a buscar a un carca de mucho cuidado en el número 31", su casa. Basauri no se escondió, pensando que no tenía nada que ocultar.

Ese mismo lunes 10 de agosto le vinieron a buscar los Abisinios del Círculo Socialistas. Su portero vio como se lo llevaban. Solo tres meses después supieron sus hijas, por varios testigos, que fue después llevado al Cuartel de la Montaña, donde fue ejecutado, probablemente el 12 de agosto.

A la Puerta del Sol, y casi atrapan a su hija
A José Garvi Calvente, otro miembro de la asociación vicenciana, lo fueron a buscar a las 9 de la mañana del 19 de agosto a la tienda de ropa donde trabajaba de dependiente, Casa Baranda, en la misma Puerta del Sol, número 2. Allí mismo intentaron detener también a su hija Elvira, de 27 años, pero la joven, casada un año antes y embarazada, escapó usando la escalera interior del edificio.

Unos milicianos dijeron luego al marido de Elvira que lo habían llevado a la checa comunista de Santa Engracia, 46, pero esta checa comunicaba por un pasillo con la checa socialista del Círculo, en Martínez Campos, 8. Estuvo preso allí los dos días habituales y llevado el 21 de agosto al Cuartel de la Montaña donde fue fusilado.

Se llevaron a su hijo para que él se entregara
A la misma hora y el mismo día que detenían al vendedor José Garvi, milicianos de las Juventudes Socialistas Unificadas de Centro llegaban a la casa de Eduardo Campos, que trabajaba para el Ministerio de Obras Públicas. Al frente del grupo esta el llamado "Capitán Centellas", un ex-maestro de unos 30 años, y el conductor del coche, apodado el Sargento Veneno, de unos 50 años.

Como Eduardo Campos no estaba en casa, se llevaron a su hijo mayor, que tenía 20 años y estudiaba telegrafía. Lo encerraron en el Círculo Socialista, donde pudo ver a otros congregantes de la Milagrosa, entre ellos José Garvi, el vendedor de ropa.

Cuando Eduardo Campos se enteró, acudió en persona a entregarse a cambio de su hijo. En la puerta encontró al yerno de José Garvi, que buscaba a su suegro. Los milicianos no liberaron al joven hasta que firmó un documento comprometiéndose a no irse de su domicilio y a estar displonible, e hicieron venir a su hermano de 15 años para que firmara lo mismo.

El tintorero de la calle Santa Engracia, 60, que estaba preso ese día, explica que a Campos le dieron de comer pero "insultándolo extraordinariamente". Un miliciano que habló con el yerno de Garvi le enseñó una lista de los que "pasaban al Cuartel de la Montaña" y allí figuraban su suegro y Campos. Parece casi seguro que Campos fue asesinado en el cementerio nuevo de Aravaca el 21 de agosto, a un día de cumplir 52 años.

Listas confiscadas al asaltar la Milagrosa
Ya en julio de 1939 los Padres Paúles calculaban que "son cerca de 80 los caballeros de la basílica de la Medalla Milagrosa fusilados durante la revolución". En el caso de los 5 que comentamos, se trataba de unos laicos que eran bien conocidos en el barrio de Chamberí. El tintorero que coincidió con Garvi, Campos y otros miembros de la asociación estaba convencido: iban a por los caballeros de la Milagrosa, con listas.

Las listas las podían haber obtenido al ocupar (y luego saquear y quemar) la Basílica de la Milagrosa, epicentro de la actividad paúl en la zona. Fernando López Miraved, otro miembro de la asociación que se salvó por poco de ser atrapado, declaraba al acabar la Guerra que la checa del Círculo Socialista "se dedicó con especial interés" a esta asociación. Los llamados "Leones Abisinios" afilaron sus garras deteniendo trabajadores desarmados, no políticos ni combatientes, incluso a sus hijos, por figurar en una asociación devocional.

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