«Al que llama, se le abre la puerta»
- 09 Octubre 2014
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Francisco, en la jornada de hoy del Sínodo
Una mayoría de participantes aboga por un "cambio de paradigma" en la moral sexual
El arzobispo de Glasgow pide a los padres sinodales que "no fallen" a los divorciados
Los obispos latinoamericanos abogan por la plena igualdad entre hombres y mujeres en la familia
Tanto se habla críticamente de lo negativo de la sexualidad fuera del matrimonio, que la misma sexualidad dentro del matrimonio parece haberse convertido en una imperfección permitida
El arzobispo de Glasgow, Philip Tartaglia, pidió hoy a los obispos reunidos en el Sínodo sobre la familia, que se celebra en el Vaticano, que no "fallen" a quienes fracasan en su matrimonio y se quieren acercar a la Iglesia católica. El arzobispo escocés fue el encargado hoy de pronunciar la homilía durante el rezo de apertura de la reunión de la mañana y entró de lleno en el debate más controvertido del Sínodo, que es el del comportamiento de la Iglesia católica con los divorciados. "La Iglesia tiene que encontrar una manera de hablar con las palabras de amor de San Pablo y obrar con compasión y perdonar, pero también sanar, renovar y ayudar a levantarse", explicó Tartaglia según el texto que difundió la oficina de prensa del Vaticano. Para Tartaglia, la Iglesia tiene que tener "compasión por el dolor y por la laceración de los corazones humanos atrapados en la separación, la traición y el divorcio". "En momentos de angustia y de desgracia, la gente regresa instintivamente a la Iglesia para recibir esperanza, consuelo e inspiración. No debemos fallarles", indicó. Y añadió que "en la cruz, Jesús sufrió con paciencia, perdonó a sus verdugos y abrió los brazos para abrazar y dar la bienvenida a todos los pecadores y a todos los que sufrían dolor y angustia". Para apoyar su reflexión, el arzobispo escocés puso como ejemplo el referéndum celebrado en Escocia para la independencia y de cómo tras el resultado, en el que ganó el permanecer en el Reino Unido, la pregunta era: "¿las comunidades, familias y amigos galeses podrán conciliar sus diferencias?". El arzobispo explicó que la respuesta es "el amor", que "puede siempre llegar a la realidad, a los aspectos prácticos, y a todas las circunstancias de la vida real, de la familia, de la amistad, del trabajo y de la política". La reflexión del arzobispo fue publicada por el Vaticano ya que se trató de la homilía durante la oración de la mañana, mientras que las ponencias del resto de obispos no serán divulgadas.
Aunque tampoco el arzobispo entró en detalle sobre la posibilidad de que los divorciados que se casan de nuevo puedan volver a recibir los sacramentos, este argumento centra el debate en estos días entre lo aperturistas y aquellos que afirman que quienes se han vuelto a casar no pueden regresar plenamente a la Iglesia. Por su parte, los obispos latinoamericanos que intervinieron hoy en el Sínodo que se está celebrando en el Vaticano trasladaron su preocupación por cómo el machismo y la violencia doméstica afectan a las familias. El portavoz vaticano para el sínodo, Manuel Dorantes, explicó que durante las intervenciones de ayer y de hoy en el Aula del Sínodo, obispos de Latinoamérica, África y Medio Oriente expresaron la necesidad de que la Iglesia católica defienda la importancia de la igualdad entre hombres y mujeres. Ello ayudaría a solventar algunos de los problemas de las familias actuales. Los obispos latinoamericanos coincidieron en que el machismo en Latinoamérica es un problema importante para la Iglesia, pues se suma a la pérdida de valores que terminan en la pérdida de fe. Un machismo, explicaron los obispos, que está relacionado con la violencia doméstica, otro de los problemas de las familias en Latinoamérica, agregó la fuente. En el sínodo, también se habló de la poligamia como uno de los problemas con que lidian los obispos católicos en África, pero que es difícil de afrontar ya que no se puede obligar al hombre a abandonar a sus mujeres, que quedarían solas en la sociedad. Durante las sesiones de debate de ayer y de hoy, sobre las que informó el Vaticano, otro de los temas fue el de la crisis económica como causa de fragmentación de las familias. Para uno de los llamados padres sinodales, como se denominan a aquellos que presentan sus ponencias, las tres grandes amenazas para la familia son "la pobreza, la emigración y la violencia". Para este participante, la injusticia social y la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres son causas por las que la familia acaba disgregándose. La falta de oportunidades empuja a veces a los miembros de una familia a perder sus valores y a caer en la delincuencia y el narcotráfico. También los obispos latinoamericanos hablaron de cómo la pobreza empuja a muchos a emigrar. A veces se trata de jóvenes y niños que viajan solos y son objeto de violencia.
Los problemas de las familias, desde la disgregación por las separaciones hasta abusos psicológicos y sexuales, la Iglesia quiere dar una respuesta adecuada a los tiempos actuales, aseguró el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis.
Con esas palabras, el arzobispo de Aparecida introdujo esta mañana los trabajos de la tercera jornada de la asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, una cumbre episcopal que analiza los desafíos de las familias en el contexto actual.
"En una Iglesia que el santo padre no dudó en comparar con un hospital de campaña después de la batalla, queremos salir como pastores al encuentro de tantas familias en crisis para dar una respuesta inspirada en el evangelio de la misericordia", afirmó el purpurado, hablando en italiano.
Damasceno Assis es uno de los tres presidentes delegados que, por turnos, encabezan los debates en el encuentro del cual participan 191 padres sinodales, en la Sala Nueva del Sínodo ubicada dentro del complejo Aula Pablo VI del Vaticano.
El purpurado advirtió que no se pueden ignorar las muchas situaciones críticas de la vida familiar, debida sea a factores internos como externos, entre los cuales incluyó la dificultad de relación y de comunicación entre los miembros de la familia, entre los cónyuges, entre los padres y los hijos, entre los hermanos.
Además señaló la fragmentación y disgregación provocadas sea por el divorcio o por la separación de los esposos, sea por otras situaciones críticas, que van desde realidades familiares alargadas con múltiples relaciones invasivas a las uniones de hecho.
"Tantas otras situaciones exigen nuestra atención y caridad pastoral, las diversas formas de violencia y abuso a nivel psicológico, físico y sexual, en detrimento de las mujeres y -sobre todo- de los niños, que interpelan fuertemente no sólo la sociedad sino también la Iglesia misma, las diversas dependencias a la droga, alcohol, juegos de azar, los medios y las redes sociales", ponderó.
Sostuvo que la Iglesia no quiere que se apague la alegría de vivir por la falta de respeto y por la violencia, provocadas por esas presiones externas a la familia como la incidencia de la actividad laboral, el fenómeno migratorio, la pobreza y la lucha por la subsistencia, el consumismo y el individualismo, los anti-testimonios católicos.
Pidió no olvidarse de otras situaciones particulares, entre las cuales se cuentan el peso de las expectativas sociales sobre el individuo, el impacto de las guerras, la disparidad de culto y otras realidades.
A los problemas de las familias, desde la disgregación por las separaciones hasta abusos psicológicos y sexuales, la Iglesia quiere dar una respuesta adecuada a los tiempos actuales, aseguró el cardenal brasileño Raymundo Damasceno Assis. Con esas palabras, el arzobispo de Aparecida introdujo esta mañana los trabajos de la tercera jornada de la asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, una cumbre episcopal que analiza los desafíos de las familias en el contexto actual. “En una Iglesia que el santo padre no dudó en comparar con un hospital de campaña después de la batalla, queremos salir como pastores al encuentro de tantas familias en crisis para dar una respuesta inspirada en el evangelio de la misericordia”, afirmó el purpurado, hablando en italiano. Damasceno Assis es uno de los tres presidentes delegados que, por turnos, encabezan los debates en el encuentro del cual participan 191 padres sinodales, en la Sala Nueva del Sínodo ubicada dentro del complejo Aula Pablo VI del Vaticano. El purpurado advirtió que no se pueden ignorar las muchas situaciones críticas de la vida familiar, debida sea a factores internos como externos, entre los cuales incluyó la dificultad de relación y de comunicación entre los miembros de la familia, entre los cónyuges, entre los padres y los hijos, entre los hermanos. Además señaló la fragmentación y disgregación provocadas sea por el divorcio o por la separación de los esposos, sea por otras situaciones críticas, que van desde realidades familiares alargadas con múltiples relaciones invasivas a las uniones de hecho. “Tantas otras situaciones exigen nuestra atención y caridad pastoral, las diversas formas de violencia y abuso a nivel psicológico, físico y sexual, en detrimento de las mujeres y –sobre todo- de los niños, que interpelan fuertemente no sólo la sociedad sino también la Iglesia misma, las diversas dependencias a la droga, alcohol, juegos de azar, los medios y las redes sociales”, ponderó. Sostuvo que la Iglesia no quiere que se apague la alegría de vivir por la falta de respeto y por la violencia, provocadas por esas presiones externas a la familia como la incidencia de la actividad laboral, el fenómeno migratorio, la pobreza y la lucha por la subsistencia, el consumismo y el individualismo, los anti-testimonios católicos. Pidió no olvidarse de otras situaciones particulares, entre las cuales se cuentan el peso de las expectativas sociales sobre el individuo, el impacto de las guerras, la disparidad de culto y otras realidades.
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Finalmente,Un obispo católico pidió ayer un cambio de paradigma en la forma en que la Iglesia afronta la moral sexual y matrimonial, ante la Asamblea del Sínodo de los Obispos, que se realiza en El Vaticano con la asistencia de 191 padres sinodales.
"No luchemos contra el sexo", clamó uno de los obispos participantes, cuya identidad no fue revelada en el resumen que ofrece la oficina de información de la Santa Sede sobre las discusiones del Sínodo que se realizan a puerta cerrada. En la segunda jornada de la cumbre episcopal, en la cual participan 191 sacerdotes sinodales de diversas nacionalidades, varios de ellos se sumaron a la petición de uncambio de paradigma en la forma en que la Iglesia católica afronta la moral sexual y el matrimonio. Las reuniones se realizan en la Sala Nueva del Sínodo, un auditorio ubicado en el complejo del Aula Pablo VI, y en ellas está presente el papa Francisco. En su discurso ante el pleno, uno de los obispos reconoció que los católicos se han enfocado de manera excesiva "en el justo rechazo del matrimonio homosexual", pero han descuidado transmitir el valor de la sexualidad en el matrimonio. "Tanto se habla críticamente de lo negativo de la sexualidad fuera del matrimonio, que la misma sexualidad dentro del matrimonio parece haberse convertido en una imperfección permitida", indicó el prelado, según la sala de prensa del Vaticano. Unos 70 obispos han tomado la palabra en los dos días de debate para abordar muy diversos temas, desde la preocupación por el impacto de la cultura individualista en las familias, hasta la pérdida de sentido de la unión matrimonial por parte de los esposos. Otro de los obispos llamó a reconocer los "elementos de santificación y de verdad" presentes en situaciones "imperfectas" según las enseñanzas de la Iglesia católica, como las uniones de hecho en las cuales "se convive con lealtad y amor". Uno más instó a que la Iglesia esté cerca de las parejas "en dificultad", por ejemplo los divorciados y vueltos a casar, para las cuales pidió "comprensión, perdón y misericordia". "El matrimonio es y sigue siendo un sacramento indisoluble, sin embargo, ya que la verdad es Cristo, una persona, y no un conjunto de reglas, es importante mantener los principios, no obstante cambien las formas concretas de su actuación", sostuvo. "El Sínodo no cuestiona la doctrina, pero reflexiona sobre la pastoral, es decir, sobre el discernimiento espiritual para la aplicación de la misma para enfrentar los retos de la familia contemporánea", indicó el obispo. Agregó que "en este sentido, la misericordia no elimina los mandamientos".
El Papa y Adolfo Nicolas a su llegada el Gesú
El general de los jesuitas, rotundo: "El Sínodo está completando el Concilio"
Adolfo Nicolás: "Puede haber más amor cristiano en una unión irregular que en una pareja casada por la Iglesia"
"Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos"
Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto al concilio
Es el prepósito general de los jesuitas. El español Adolfo Nicolás, sj., uno de los padres sinodales, afirma, rotundo, que "puede haber más amor cristiano en una unión canónicamente irregular que en una pareja casada por la Iglesia". En una entrevista al Vatican Insider, el líder de la Compañía de Jesús afirma que "el Sínodo está completando el Concilio".
Estos son algunos de los extractos de la entrevista de Giacomo Galeazzi:
¿Será actualizada la moral familiar?
La discusión, libre y franca, se está dirigiendo hacia un cambio, la adecuación pastoral a la realidad de los tiempos de hoy. Es un signo histórico, porque en estos años ha habido fuerzas que han tratado de hacer retroceder a la Iglesia con respecto al concilio. Y, ¿en cuanto a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar?
No se puede impedir que el Sínodo discuta al respecto, como habrían querido algunos. Los obispos no fueron convocados para insistir en ideas abstractas a fuerza de doctrina, sino para buscar soluciones a cuestiones concretas. Es muy significativo que el Papa y muchos padres sinodales hayan hecho referencia en sus intervenciones a los textos del Concilio. También el cardenal Martini,hasta el final de sus días, esperaba que se expresara esa Iglesia que escucha.
Los "conservadores" dicen que la doctrina está en peligro ...
No es correcto absolutizar. Por ejemplo, el caso de las uniones de hecho. No quiere decir que si existe un defecto todo esté mal. Es más, hay algo bueno en donde no se daña al prójimo. Francisco ha insistido al respecto: "Todos somos pecadores". Hay que alimentar la vida en todos los ámbitos.Nuestra tarea es acercar a la gente a la gracia, y no rechazarla con preceptos. Para nosotros, los jesuitas, es una práctica cotidiana. Lo sabe muy bien la Inquisición.
¿Cómo?
Nuestro fundador, San Ignacio de Loyola, fue sometido ocho veces al examen de la Inquisición después de escuchar al Espíritu. Entonces, como ahora, para nosotros cuenta más el Espíritu, porque viene de Dios con respecto a las reglas y a las normas, que, en cambio, vienen de los hombres. Lo que necesitan la moral familiar y sexual es dulzura y fraternidad. No se trata de dividir, sino de armonizar. No se puede evangelizar a las personas a golpe de Evangelio. Solo la decisión de concentrarse en Cristo nos salva de estériles disputas, de las controversias ideológicas abstractas. Las lagunas y las imperfecciones no invalidan la entereza de la evolución de la familia en la sociedad de las últimas décadas. Si hay algo negativo, no significa necesariamente que todo sea negativo.
Evangelio según San Lucas 11,5-13.
Jesús dijo a sus discípulos: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle', y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'. Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!".
Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022), monje griego
Catequesis 33.
«Al que llama, se le abre la puerta»
Cristo dice a los doctores de la Ley: «Malditos vosotros porque habéis quitado la llave del conocimiento» (Lc 11,52). ¿Qué es la llave del conocimiento sino la gracia del Espíritu Santo dada por la fe, que por la iluminación da el pleno conocimiento, y abre la puerta a nuestro espíritu cerrado y velado?… Y yo añadiría: la puerta, es el Hijo: «Yo soy la puerta», dice él mismo. La llave de la puerta, el Espíritu Santo: «Recibid el Espíritu Santo, dice; a los que perdonéis los pecados, les serán perdonados, a los que se los retengáis, les serán retenidos». La casa, es el Padre: «Porque en la casa de mi Padre, hay muchas estancias». Poned, pues, una esmerada atención al sentido espiritual de estas palabras… Si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, como dice Cristo: «Nadie va al Padre si no por Mí». Ahora bien, que el Espíritu es el primero que abre nuestro espíritu y nos enseña todo lo que se refiere al Padre y al Hijo, es él mismo quien nos lo ha dicho: «Cuando vendrá el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí, y os guiará hasta la verdad plena». Así ves, como, por el Espíritu, o mejor aún, en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer inseparablemente… En efecto, si llamamos ‘llave’ al Espíritu Santo, es que por él y en él, primeramente, tenemos el espíritu iluminado, y, purificados, estamos iluminados con la luz del conocimiento y bautizados de lo alto, regenerados y hechos hijos de Dios, tal como lo dice Pablo: «El mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables», y también : «Dios ha derramado su Espíritu en nuestros corazones, que clama: ‘Abba, Padre’». Es, pues, él quien nos da a conocer la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que aquél que habita en la casa es, él también, luz inaccesible.
(Ref. bíblicas: Lc 11,52; Jn 10,7.9; 20,22-23; 14,2; 10,3; 14,6; 15,26; 6,13; Rm 8,26; Ga 4,6)
San Dionisio de Paris
San Dionisio de París y compañeros, mártires
Santos Dionisio, obispo, y compañeros, mártires. Según la tradición, Dionisio, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fue el primer obispo de París, y allí, junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padecieron todos en las afueras de la ciudad,
San Gregorio de Tours, que escribió en el siglo VI, cuenta que san Dionisio de París nació en Italia. El año 250 fue enviado con otros obispos misioneros a las Galias, donde sufrió el martirio. El Hieronymianum menciona a san Dionisio el 9 de octubre, junto con los santos Rústico y Eleuterio. Ciertos autores posteriores afirman que Rústico y Eleuterio eran respectivamente el sacerdote y el diácono de san Dionisio, que se establecieron con él en Lutetia Parisiorum e introdujeron el Evangelio en la isla del Sena. Debido a las numerosas conversiones que obraban con su predicación, fueron arrestados; al cabo de largo tiempo de prisión, los tres murieron decapitados. Los cuerpos de los mártires fueron arrojados al Sena, pero los cristianos consiguieron rescatarlos y les dieron honrosa sepultura. Más tarde se construyó sobre su sepulcro una capilla, junto a la cual se erigió la gran abadía de Saint-Denis.
Dicha abadía fue fundada por el rey Dagoberto I, quien murió el año 638. Probablemente un siglo más tarde, empezó a introducirse la identificación de san Dionisio Areopagita con el obispo de París o, por lo menos, la idea de que san Dionisio de París había sido enviado por el papa Clemente I en el primer siglo. Pero tal idea no se popularizó sino hasta la época de Hilduino, abad de Saint-Denis. El año 827, el emperador Miguel II regaló al emperador de Occidente, Luis el Piadoso, la copia de unos escritos que se atribuían a san Dionisio Areopagita. Por desgracia, dichos escritos llegaron a la abadía de Saint-Denis precisamente la víspera de la fiesta del santo. Hilduino los tradujo al latín y, algunos años más tarde, cuando el rey le pidió una biografía de san Dionisio de París, el abad escribió un libro que llegó a convencer a la cristiandad de que el obispo de París y el Areopagita eran una sola persona.
En su obra titulada «Areopagitica», el abad Hilduino empleó muchos materiales falsos o de poco valor, y resulta difícil creer que haya procedido así de buena fe. La biografía que escribió es un tejido de fábulas. El Areopagita va a Roma, donde el Papa San Clemente I le recibe personalmente y le envía a evangelizar París. Los habitantes de París intentan en vano darle muerte, arrojándole a las fieras, echándole al fuego y crucificándole, hasta que por fin, Dionisio muere decapitado en Montmartre, junto con Rústico y Eleuterio. El cuerpo decapitado de San Diniosio, guiado por un ángel, caminó, tres kilómetros, desde Montmartre hasta la abadía que lleva su nombre, portando en las manos su propia cabeza y rodeado de coros de ángeles; por ello fue sepultado en Saint-Denis.
El culto de san Dionisio fue muy popular en la Edad Media. Ya en el siglo VI, Venancio Fortunato le reconocía como el patrono de París ("Carmina", VIII, 3, 159) y el pueblo le considera como el protector de Francia, además de ser uno de los «Catorce santos auxiliadores». El elogio del martirologio actual no descarta que haya sido enviado a París por el Sumo Pontífice -como afirma el relato tradicional-, pero evita dar nombres, ya que no se sabe con certeza los años en que vivió.
En Acta Sanctorum, oct., vol. IV, hay un largo artículo sobre san Dionisio. El relato más antiguo del martirio se atribuía erróneamente a Venancio Fortunato; B. Krusch, Monumenta Germaniae Historica, Auctores Antiq., vol. IV, pte. 2, pp. 101-105, hizo una edición crítica de dicho relato, en el que no se identifica a san Dionisio con el Areopagita, pero se dice que fue enviado a París por san Clemente I.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Oremos: Dios nuestro, que enviaste a San Dionisio y a sus compañeros a anunciar el Evangelio a pueblos que no te conocían y les concediste una gran fortaleza en su martirio, haz que también nosotros, siguiendo su ejemplo, tengamos en menos los favores de este mundo y no temamos nunca sus desprecios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
El Papa preside la apertura del Sínodo
El Papa impulsa el modelo de trabajo de Aparecida a los trabajos del Sínodo de la Familia
Francisco, a los padres sinodales: "No tengan miedo de que Müller se les eche encima"
Fisichella aboga por "soluciones diferentes" para las familias heridas
Jesús Bastante, 09 de octubre de 2014 a las 09:36
Los obispos alemanes han redactado un documento conjunto que presentarán al Sínodo y en el que apoyan la posición del cardenal Walter Kasper
(Jesús Bastante).- Ya lo hizo en Aparecida, en 2007, cuando Bergoglio se encargó de la coordinación de los trabajos del Episcopado latinoamericano. "No quiso ningún texto previo; pidió a los participantes que hablaran libremente, sin preocuparse por el hecho de que si no hubiera habido tiempo no habría habido un documento final", reveló ayerVíctor Manuel Fernández, el teólogo de cabecera del Papa y uno de los encargados de redactar el texto final del Sínodo de los Obispos.
"El documento de Aparecida era muy heterogéneo, pero es el resultado de un debate real", confesaba el rector de la UCA en la Sala Stampa del Vaticano. Ese mismo debate, real, sin límites, es el que Francisco quiere impulsar en este histórico encuentro, que puede marcar un antes y un después en la actuación de la Iglesia en el ámbito de la familia, de las familias.
"Lo importante es comenzar los procesos", subrayó Fernández, quien incidió en la necesidad de afrontar con serenidad, pero con audacia, los cambios que demanda el pueblo de Dios. "Si hubiéramos querido repetir las mismas cosas, no habríamos hecho un Sínodo". El propio Francisco está volcado en ello, hasta el punto de llegar a pedir a los padres sinodales que hablen con completa libertad, sin temor a posibles consecuencias. "No tengan miedo de que Müller se les eche encima", bromeó el Papa, según relató Victor Manuel Fernández.
"Nadie quiere eliminar el concepto indisoluble del matrimonio, ni debilitar ese vínculo tan importante", destacó el teólogo, quien explicó que muchos de los obispos que están interviniendo en el Sínodo insisten en "elrealismo comprensivo que debe acompañar al sufrimiento de muchas familias, aunque esto implique que nos tengamos que manchar de fango".
Con todo, parece imponerse la "visión Kasper", que propone la búsqueda de respuestas nuevas para un tiempo nuevo, que la doctrina tenga en cuenta que cada persona, cada caso, es único e irrepetible, y que ha de ser tratado como tal. La misericordia frente a la condena. Así también se expresó el arzobispo de Munich (y uno de los miembros del G-9), el cardenal Reinhard Marx, quien informó de que los obispos alemanes han redactado un documento conjunto que presentarán al Sínodo y en el que apoyan la posición del cardenal Walter Kasper.
"El Concilio encontró un camino nuevo. ¿Ahora podrá hacerlo el Sínodo, el extraordinario de ahora y el ordinario del año próximo?; ¿podrá encontrar un nuevo enfoque (sobre la familia, ndr.)? Nadie quiere cancelar la indisolubilidad del matrimonio, debilitar el vínculo ni poner en discusión el ideal de los cónyuges fiele shasta la muerte: es un ideal hermoso y le hace bien a la sociedad. La mayor parte de los padres sinodales insiste en el hecho de que esta propuesta cristiana no debe volverse "light". Otros insisten en la comprensión de las dificultades que encuentran las familias, como Jesús, que se acercaba a todos", subrayó ayer Federico Lombardi en rueda de prensa. No se trata, pues, de modificar el concepto de matrimonio ni la doctrina en cuanto al mismo, pero sí de encontrar "nuevos enfoques".
En el mismo sentido se expresó el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, quien insistió en la necesidad de buscar "soluciones diferentes" para las familias heridas. "La Iglesia quiere acoger a todos como una madre y no como un juez", subrayó en una entrevista al Vatican Insider, donde dejó varias preguntas-propuesta en el aire.
"Hay formas de discriminación insensata. ¿Por qué los divorciados que se han vuelto a casar y que frecuentan la comunidad no deberían tener la oportunidad de enseñar en una escuela católica?". Algo que pocos, hoy, entiende. Pero que en lugar como España continúan siendo razones para el despido de docentes de Religión.
El amigo inoportuno
Lucas 11, 5-13. Tiempo Ordinario. Pidamos, busquemos, las veces que haga falta, no quedaremos defraudados si lo hacemos con fe y confianza.
Oración introductoria
Señor, vengo ante Ti con la confianza y la seguridad que Tú eres mi Padre, dispuesto a darme todo lo bueno que necesito, aunque muchas veces no sepa pedirlo ni agradecerlo. Me dices que pida, que toque, que busque... esas son las intenciones de mi oración.
Petición
Señor, dame las gracias que más necesito para mi santificación.
Meditación del Papa Francisco
Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra y al que llama, se le abrirá. Pero se necesita, buscar y tocar a la puerta. Nosotros, ¿nos involucramos en la oración? ¿Sabemos tocar el corazón de Dios? En el evangelio Jesús dice: "Pues si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su
Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!" Esto es algo grande.
Cuando oramos valientemente, el Señor nos da la gracia, e incluso se da a sí mismo en la gracia: el Espíritu Santo, es decir, ¡a sí mismo! Nunca el Señor da o envía una gracia por correo: ¡nunca!
¡La lleva Él mismo! ¡Él es la gracia! Lo que pedimos es un poco como el papel en que se envuelve la gracia. Pero la verdadera gracia es Él que viene a traérmela. Es Él. Nuestra oración, si es valiente, recibe lo que pedimos, pero también aquello que es lo más importante: al Señor. (Cf. S.S. Francisco, 10 de octubre 2013, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Cuando recorremos alguna playa o las zonas costeras y percibimos la arena y los acantilados, no podemos menos que maravillarnos del poder del agua. No es que el agua sea fuerte en sí.. A base de la constancia y la perseverancia es capaz de perforar, limar o erosionar cualquier tipo de roca o de superficie.
El Evangelio de hoy nos habla de la perseverancia en la oración. "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá...". Un ejemplo tan humano como el del amigo que nos viene a pedir tres panes a medianoche, es suficiente para hacernos pensar sobre la realidad de este hecho.
En el caso de la oración, no se trata de una relación entre hombres más o menos buenos o, más o menos justos. Se trata de un diálogo con Dios, con ese Padre y Amigo que me ama, que es infinitamente bueno y que me espera siempre con los brazos abiertos.
¡Cuánta fe y cuánta confianza necesitamos a la hora de rezar! ¡Qué fácil es desanimarse a la primera! ¡Cómo nos cuesta intentarlo de nuevo, una y mil veces! Y sin embargo, los grandes hombres de la historia, han sufrido cientos de rechazos antes de ser reconocidos como tales.
Ojalá que nuestra oración como cristianos esté marcada por la constancia, por la perseverancia con la cual pedimos las cosas. Dios quiere darnos, desea que hallemos, anhela abrirnos... pero ha querido necesitar de nosotros, ha querido respetar nuestra libertad. Pidamos, busquemos, llamemos, las veces que haga falta, no quedaremos defraudados si lo hacemos con fe y confianza. Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Colaboremos con Él. ¡Vale la pena!
Propósito
Hacer el esfuerzo de salir de mí mismo, para que mi oración no se limite a la petición.
Diálogo con Cristo
Redescubrir mi fe por medio del encuentro contigo en tu Palabra y en la Eucaristía, es la ruta trazada. Esforzarme por conocer más el Catecismo, el Credo y los documentos del Concilio Vaticano II serán los medios. Y todo será posible con tu gracia, la cual suplico por la intercesión de tu Santa Madre María, para que también ella me guíe para vivir plenamente este año de gracia en lo personal, en lo familiar y en la Iglesia.
María, la que más conoce y mejor puede enseñar
Meditaciones del Rosario. Tercer Misterio de la Luz. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión. Creer en Jesús y en el mensaje de salvación que trae.
Conversión: cambio, nueva vida, hombres y mujeres nuevas. El Reino de Dios está cerca. El reino del Diablo se acabó. De ahí el cerrar la puerta al pasado y abrirla a la nueva vida. Arrepentirse del pecado: dejar la enemistad con Dios, dar la espalda al pecado en todas sus formas. La nueva religión exige un rompimiento fuerte con la vida anterior, la vida que era la muerte en el pecado y en la desvergüenza. El que no nace de nuevo no puede ser cristiano, como afirmaba Jesús a Nicodemo. El hombre debe arrancarse el corazón de piedra y cambiarlo por un corazón cristiano, es decir, semejante al de Jesús y al de María. Muchos cristianos aman el barniz, la fachada, las formas externas. Son la nueva generación de los fariseos.
Hay que cambiar por dentro, con el dolor y la alegría que supone ser un hombre y una mujer nueva. Todos necesitamos renovarnos y convertirnos: la rutina y el cansancio nos muerden a todos; caen polvo y telarañas sobre los más sagrados ideales; todas las cosas más bellas y sagradas, si no se renuevan, acaban por morir.
El amor muere en muchos matrimonios, la vida consagrada se marchita si no se renueva con el agua de la oración. Una buena parte de la existencia consiste en renovar, refrescar, en echar nueva leña a la hoguera. Subir, siempre subir, querer ser otro, distinto, mejor; mejor en lo humano, mejor en lo intelectual y en lo espiritual. Cuando uno se para, se enferma; cuando uno se para definitivamente, ha comenzado a morir. Con Cristo hay que volver a empezar.
Todo comienza, todo vuelve a empezar, si queremos; todo como recién estrenado. Lo viejo, lo sucio y desordenado no van con la nueva vida. Y creed en el Evangelio, la Buena Nueva: Creer en Jesús y en el mensaje de salvación que trae. Este mensaje es muy actual: convertios y creed en el Evangelio. Pero hay diferentes maneras de reaccionar frente al mismo: desde la aceptación amorosa hasta el rechazo absoluto, pasando por la aceptación a medias. Nos asusta el compromiso, porque nos falta el amor.
¡Cuánto nos cuestan las virtudes: la obediencia, la caridad, la humildad, el vencer los halagos de la pereza, porque no tenemos amor, porque andamos bajos de entusiasmo, porque no pensamos sino en cosas duras, difíciles! La vida, tu vida podría ser una aventura apasionante. A veces, la has tomado como un castigo, la has imaginado terrible y dura, y te has clavado las espinas. Pero podría convertirse en otra cosa, mil veces más bella, atractiva y fascinante, si convirtieras las punzantes espinas en rosas. Con un poquito de amor y de entusiasmo: Ésa es la receta, el elíxir divino que transforma lo duro y amargo en dulce y suave.
Reacción de María: apertura total a una renovación de su misma espiritualidad: El Antiguo Testamento lo verterá en el molde del Nuevo, en el molde de su Hijo y de su doctrina. El Espíritu Santo le inspiraba, le hacía comprender como a nadie la doctrina cristiana. María es la primera cristiana, la que mejor ha entendido y ha imitado a Jesús, la verdadera Mujer Nueva. De tal manera que podría decir con más fuerza que San Pablo: “Para Mí el vivir, el respirar el amar es Jesús”. Por eso, la que más conoce es la que mejor puede enseñar. Pero María es una maestra y madre, que por tanto enseña a sus discípulos con gran sabiduría, y a sus hijos con inmenso amor la doctrina cristiana.
La vida, que en principio es igual para todos, es tan diferente para cada uno. Porque hay vidas verdaderas, en las que vivir es amar, es realizar tareas transcendentes y ser feliz. Pero hay otras que se parecen tan poco a la vida y tanto a la muerte.
Tu vida depende de ti.