El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho

Evangelio según San Juan 5,1-16. 

Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. 
Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. 
[Porque el Angel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. 
Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?". 
El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes". 
Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina". 
En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla". 
El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma tu camilla y camina'". 
Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: 'Toma tu camilla y camina?'". 
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. 
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía". 
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. 
Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado. 

San Leandro de Sevilla

(Cartagena, ca. 534 – Sevilla, 13 de marzo de 600 ó 601). Clérigo católico, santo, nacido de una notable familia hispanorromana. Su padre era hispanorromano y su madre era visigoda. Su padre se llamaba Severiano y se le adjudica el título de dux (si bien su hermano Isidoro establece que era simplemente un ciudadano).

Tuvo tres hermanos menores (Fulgencio, Isidoro y Florentina) todos los cuales, como él mismo, fueron canonizados y son conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena.

Se supone a su familia huida de Cartagena con ocasión de la ocupación bizantina (¿552? ¿555?), estableciéndose en Sevilla (si los bizantinos eran aliados de Agila I, tendría mucho sentido que la familia de Leandro se trasladara a la capital de su rival Atanagildo); la región de Cartagena en tal caso, hubiera sido partidaria de Atanagildo) donde ingresó en un monasterio. Cuando su padre murió, Leandro asumió la dirección de su familia quedándose como tutor de sus tres hermanos y ocupándose de la educación de Isidoro. Terminada la educación de sus hermanos San Leandro se dedicó a la vida monástica y a difundir el catolicismo entre los visigodos en contra del arrianismo

Su hermano Isidoro de Sevilla le atribuye la conversión de Hermenegildo al catolicismo el 579 aunque podría tratarse de un afán de protagonismo (pues cuando lo escribió Hermenegildo ya había triunfado). Sí es cierto que, tras conseguir la conversión, saldría inmediatamente hacia Constantinopla a solicitar auxilio imperial para el príncipe, o bien acababa de regresar de la capital del Imperio de Oriente, pues no parece que tuviera tiempo de volver en el mismo año y convertir al príncipe.

Su acceso al arzobispado de Sevilla se había producido antes del 584, año en que Leovigildo tomó la ciudad, siendo después desterrado por el rey. Desde el monasterio es elevado a las sede episcopal hispalense, donde sigue su preocupación contra la herejía arriana, que Leovigildo quiso hacer extensiva a toda Hispania. Pero el plan real sufre un duro golpe cuando su hijo Hermenegildo se convierte al catolicismo. El padre le había hecho gobernador de la bética cuya capital era Sevilla. Aquí, San Leandro e Infunda esposa católica de Hermenegildo, logran que este se convierta a la fe católica. Todos los autores contemporáneos atribuyen su conversión a la predicación y consejos de San Leandro. Esto provoca una guerra civil entre el duque de la bética, Hermenegildo contra su padre Leovigildo. Hermenegildo es vencido y desterrado. El rey veía en Leandro el culpable de la conversión de su hijo y por tanto su mayor obstáculo en su intento de unificación político-religiosa sobre la base de la fe arriana, por eso lo desterró.

Desde el exilio San Leandro siguió combatiendo el arrianismo. Viendo Leovigildo la imposibilidad de unificar la península en el arrianismo levanto el destierro a los obispos católicos. Su otro hijo, Recaredo, en contacto con San Leandro se convierte al catolicismo en el III Concilio De Toledo, en el año 586, presidido por el arzobispo hispalense. De esta forma, la población española adquiere la convicción de que forma un pueblo, una nación. Pero la influencia de San Leandro en la sociedad hispana no termina en ese concilio. En el 590 convoca y preside el I Concilio de Sevilla, creada por el, fue el más ilustre de todas las de España y el centro de la restauración científica visigótica. De esta escuela salió su discípulo más importante, su hermano San Isidoro.

Falleció a finales del siglo (finales de febrero o mediados de marzo del 598 o 601) en Sevilla. Se ha llegado a suponer que tenía una hermana llamada Teodosia o Teodora, que sería la primera esposa de Leovigildo, y por tanto Hermenegildo y Recaredo serían sus sobrinas, a causa de lo cual tuvo tanta influencia sobre ellas, pero nada acredita este extremo.

La mayor parte de sus restos mortales descansan junto a algunos de sus tres hermanos santos, Fulgencio, Isidoro y Florentina, en una urna de plata expuesta en el altar mayor de la Catedral de Murcia, ya que la mayor parte de los restos de San Fulgencio Y Santa Florentina están en la parroquia de S.Juan Bautista de Berzocana (Cáceres) pueblo en donde fueron hallados sus restos en 1223 y del que son sus Santos Patronos.

Oremos

Señor, tú que colocaste a San Leandro de Sevilla en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 

Fiestas de  Fiestas Marianas: Nuestra Señora de la Emperadora, Roma (593)

Balduino de Ford (¿-c. 1190), abad cisterciense, después obispo 
Homilía sobre la carta a los Hebreos 4,12 (Trad. ©Evangelizo.org)

“El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho.”

“Viva es La palabra de Dios” (He 4,12). Toda la grandeza, la fuerza y la sabiduría de la palabra de Dios, he aquí lo que por medio de estas palabras el apóstol muestra a aquellos que buscan a Cristo, palabra, fuerza y sabiduría de Dios. Esta palabra estaba en el principio junto al Padre, eterno con él (Jn 1:1). Fue revelada en su tiempo a los apóstoles, anunciada por ellos y recibida humildemente por el pueblo de los creyentes… 

Vive esta palabra a quien el Padre le ha dado de vivir en ella misma, como él la posee en ella misma (Jn 5:26). No solamente vive, sino que es la vida, como está escrito «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14:6). Y puesto que es la vida, ella vive y es vivificante porque así « como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere» (Jn 5:21). La palabra es vivificante cuando llama a Lázaro afuera de la tumba y le dice: « ¡Lázaro, sal afuera!» (Jn 11:43). Cuando esta palabra es proclamada, la voz que la pronuncia resuena al exterior con una fuerza que, percibida al interior, hace revivir a los muertos, despertando la fe, suscitando verdaderos hijos a Abraham (Mt 3:9). Si, esta palabra vive, vive en el corazón del Padre, en la boca del que la proclama, en el corazón del que cree y ama. 

El médico al revés

Santo Evangelio según San Juan 5, 1-16. Martes IV de Cuaresma.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

¡Señor, aumenta mi esperanza! Ayúdame a confiar que todo lo que me sucede siempre es para mi bien y a aceptar siempre tu Voluntad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cristo es un médico que hace las cosas al revés. Normalmente, cuando alguien está enfermo va en busca de un médico o de una cura. Si nos duele la cabeza vamos por una aspirina; si nos caemos, vamos a que nos enyesen la mano o el pie. Pero nunca viene la medicina ni el médico hacia nosotros.

Cristo le dijo al hombre del evangelio: ¿Quieres curarte? En esta Semana Santa Cristo, una vez más, sale a nuestro encuentro. Él sabe más que nosotros mismos de qué estamos enfermos, pero debemos aceptar nuestras enfermedades.

Dejarnos sumergir en el océano de la misericordia de Dios es la cura de nuestros males.

Pidámosle a María que nos siga acompañando en estos días previos a la Semana Santa.

Jesús tenía autoridad porque se acercaba a la gente. Él "entendía" los problemas de la gente, entendía los dolores de la gente, entendía los pecados de la gente.

Por ejemplo, Jesús entendió bien que aquel paralítico en la piscina de Betsaida era un pecador y después de haberlo sanado, ¿qué le dijo? "No peques más". Lo mismo dijo a la adúltera. El Señor podía decir estas palabras porque era cercano, entendía, acogía, curaba y enseñaba con cercanía.

(Homilía del Papa Francisco, 9 de enero de 2018, en santa Marta)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

En una visita a Jesús le pediré que sea Él el único que alimente mi alma y que me ayude a curarme de aquello que me aleja de su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Descubre dentro de tu corazón la mirada de Dios
Martes cuarta semana de Cuaresma. No podemos regresar auténticamente a Dios si no es desde el corazón.


Es demasiado fácil dejar pasar el tiempo sin profundizar, sin volver al corazón. Pero cuando el tiempo pasa sobre nosotros sin profundizar en la propia vocación, sin descubrir y aceptar todas sus dimensiones, estamos quedándonos sin lo que realmente importa en la existencia: el corazón (entendido como nuestra facultad espiritual en la que se manejan todas las decisiones más importantes del hombre). El corazón es el encuentro del hombre consigo mismo.

“Volved a mí de todo corazón”. Son palabras de Dios en la Escritura. No podemos regresar auténticamente a Dios si no es desde el corazón, y tampoco podemos vivir si no es desde el corazón. Dios llama en el corazón, pero, en un mundo como el nuestro, en el cual tan fácilmente nos hemos olvidado de Dios, en un mundo sin corazón, a nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, nos cuesta llegar al corazón. Dios llama al corazón del hombre, a su parte más interior, a ese yo, único e irrepetible; ahí me llama Dios.

Yo puedo estar viviendo con un corazón alejado, con un corazón distraído en el más pleno sentido de la palabra. Y cuánto nos cuesta volver. Cuánto nos cuesta ver en cada uno de los eventos que suceden la mano de Dios. Cuánto nos cuesta ver en cada uno de los momentos de nuestra existencia la presencia reclamadora de Dios para que yo vuelva al corazón. El camino de vuelta es una ley de vida, es la lógica por la que todos pasamos. Y mientras no aprendamos a volver a la dimensión interior de nosotros mismos, no estaremos siendo las personas auténticas que debemos de ser.

Podría ser que estuviésemos a gusto en el torbellino que es la sociedad y que nuestro corazón se derramase en la vida de apariencia que es la vida social. Pero es bueno examinarse de vez en cuando para ver si realmente ya he aprendido a medir y a pesar las cosas según su dimensión interior, o si todavía el peso de la existencia está en las conveniencias o en las sonrisas plásticas.

¿Pertenezco yo a ese mundo sin corazón? ¿Pertenezco yo a ese mundo que no sabe encontrarse consigo mismo? Dios llama al corazón para que yo vuelva, para que yo aprenda a descubrir la importancia, la trascendencia que tiene en mi existencia esa dimensión interior. Estamos terminando la Cuaresma, se nos ha ido un año más de las manos, recordemos que es una ocasión especial para que el hombre se encuentre consigo mismo.

Curiosamente la Cuaresma no es muy reciente en la historia de la Iglesia, los apóstoles no la hacían. La Cuaresma viene del inicio de la vida monacal en la Iglesia, cuando los monjes empiezan a darse cuenta de que hay que prepararse para la llegada de Cristo. Todavía hoy día hay congregaciones que tienen dos Cuaresmas. Los carmelitas tienen una en Adviento, cuarenta días antes de Navidad, y tienen cuarenta días antes de Pascua, de alguna manera significando que a través de la Cuaresma el espíritu humano busca encontrarse con su Señor. Las dos Cuaresmas terminan en un particular encuentro con el Señor: la primera en el Nacimiento, en la Natividad, en la Epifanía, como dicen estrictamente hablando los griegos; y la segunda, en la Resurrección. Si en la primera manifestación vemos a Cristo según la carne; en la segunda manifestación vemos a Cristo resucitado, glorioso, en su divinidad.

De alguna manera, lo que nos está indicando este camino cuaresmal es que el hombre que quiera encontrarse con Dios tiene que encontrarse primero consigo mismo. No tiene que tener miedo a romper las caretas con las que hábilmente ha ido maquillando su existencia. El hombre tiene que aprender a descubrir dentro de su corazón la mirada de Dios.

Para este retorno es necesario crear una serie de condiciones. La primera de todas es ese aprender a ensanchar el espacio de nuestro espíritu para que pueda obrar en nuestro corazón el Espíritu Santo. Ensanchar nuestro espíritu a veces nos puede dar miedo. Ensanchar el corazón para que Dios entre en él con toda tranquilidad, no significa otra cosa sino aprender a romper todos los muros que en nosotros no dejan entrar a Dios.

¿Realmente nuestro espíritu está ensanchado? ¿Mi vida de oración realmente es vida y es oración? ¿Realmente en la oración soy una persona que se esfuerza? ¿Consigo yo que mi oración sea un momento en el que Dios llena mi alma con su presencia o a veces con su ausencia? Dios puede llenar el corazón con su presencia y hacernos sentir que estamos en el noveno cielo; pero también puede llenarlo con su ausencia, aplicando purificación y exigencia a nuestro corazón.

Cuando Dios llega con su ausencia a mi corazón, cuando me deja totalmente desbaratado, ¿qué pasa?, ¿Ensancho el corazón o lo cierro? Cuando la ausencia de Dios en mi corazón es una constante —no me refiero a la ausencia que viene del sueño, de la distracción, de la pereza, de la inconstancia, sino a la auténtica ausencia de Dios: cuando el hombre no encuentra, no sabe por dónde está Dios en su alma, no sabe por dónde está llegando Dios, no lo ve, no lo siente, no lo palpa—, ¿abrimos el espíritu?, ¿Seguimos ensanchando el corazón sabiendo que ahí está Dios ausente, purificando mi alma? O cuando por el contrario, en la oración me encuentro lleno de gozo espiritual, ¿me quedo en el medio, en el instrumento, o aprendo a llegar a Dios?

Cuando nuestra vida es tribulación o es alegría, cuando nuestra vida es gozo o es pena, cuando nuestra vida está llena de problemas o es de lo más sencilla, ¿sé encontrar a Dios, sé seguirle la pista a ese Dios que va abriendo espacio en el corazón y por eso me preocupo de interiorizar en mi vida? Uno podría pensar: ¿Cuál es mi problema hoy? ¿Hasta qué punto en este problema —un hijo enfermo, una dificultad con mi pareja, algún problema de mi hijo—, he visto el plan de Dios sobre mi vida?

Tenemos que experimentar la gracia de esta convicción, hay que ensanchar el corazón abriéndolo totalmente a la acción transformadora del Señor. Sin embargo, nunca tenemos que olvidar, que contra esta acción transformadora de Dios nuestro Señor hay un enemigo: el pecado. El pecado que es lo contrario a la Santidad de Dios. Y para que nos demos cuenta de esta gravedad, San Pablo nos dice: “Dios mismo, a quien no conoció el pecado, lo hizo pecado por nosotros”. Pero, mientras no entremos en nuestro corazón, no nos daremos cuenta de lo grave que es el pecado.

Cuando yo miro un crucifijo, ¿me inquieta el hecho de que Cristo en la cruz ha sido hecho pecado por mí, de que la mayor consecuencia del pecado es Cristo en la cruz? ¿Me ha dicho Dios: quieres ver qué es el pecado? Mira a mi Hijo clavado en la Cruz.

Cuando uno piensa en el hambre en el mundo; o cuando uno piensa que en cada equis tiempo muere un niño en el mundo por falta de alimento y por otro lado estamos viendo la cantidad de alimento que se tira, preguntémonos: ¿No es un pecado contra la humanidad nuestro despilfarro? No el vivir bien, no el tener comodidades, sino la inconsciencia con la que manejamos los bienes materiales. ¿Nos damos cuenta de lo grave que es y lo culpable que podemos llegar a ser por la muerte de estos hermanos?

¿Me doy cuenta de que cada persona que no vive en gracia de Dios es un muerto moral? ¿No nos apuran la cantidad de muertos que caminan por las calles de nuestras ciudades? Tengo que preguntarme: ¿Me preocupa la condición moral de la gente que está a mi cargo? No es cuestión de meterse en la vida de los demás, pero sí preguntarme: ¿Soy justo a nivel justicia social? ¿Me permito todavía el crimen tan grave que es la crítica? ¿Me doy cuenta de que una crítica mía puede ser motivo de un gravísimo pecado de caridad por parte de otra persona?

Siempre que pensemos en el pecado, no olvidemos que la auténtica imagen, el auténtico rostro donde se condensa toda la justicia, todo desamor, todo odio, todo rencor, toda despreocupación por el hombre, es la cruz de nuestro Señor.

El abandono que Cristo quiere sufrir, el grito del Gólgota: “¿Por qué me has abandonado?” pone ante nuestros ojos la verdadera medida del pecado. En Cristo esta medida es evidente por la desmesurada inmensidad de su amor. El grito: “¿Por qué me has abandonado?” es la expresión definitiva de esta medida. El amor con el que me ha amado, el amor que ama hasta el fin. ¿He descubierto esto y lo he hecho motivo de vida; o sólo motivo de lágrimas el Viernes Santo? ¿Lo he hecho motivo de compromiso, o sólo motivo de reflexión de un encuentro con Cristo? ¿Mi vida en el amor de Dios se encierra en ese grito: ¿“Por qué me has abandonado”?, que es el amor que ama hasta el último despojamiento que puede tener un alma?

En esta Cuaresma es necesario volver al interior, descubrir la llamada de Dios a la entrega y al compromiso, volver a la propia vocación cristiana en todas sus dimensiones. Y para lograrlo es necesario abrir primero nuestro espíritu a Dios y comprender la gravedad del pecado: del pecado de omisión, de indiferencia, de superficialidad, de ligereza. Es ineludible volver a la dimensión interior de nuestro espíritu, en definitiva, no ir caminando por la vida sin darnos cuenta que en nosotros hay un corazón que está esperando ensancharse con el amor de Dios.

¿Dónde esta nuestra fe?

El Papa Francisco señaló, durante la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este lunes 12 de marzo, que la fe no debe sustentarse únicamente en los milagros, sino que debe fundamentarse en el deseo de Dios.

El Santo Padre reflexionó sobre las palabras que Jesús dedica al funcionario que acudía a su encuentro en Galilea para pedirle que curara a su hijo enfermo: “Si no veis signos y prodigios, no creéis”. Francisco señaló que Jesús parecía perder la paciencia porque parecía que los prodigios eran la única cosa que contaba para el pueblo.

El Papa preguntó: “¿Dónde está vuestra fe? Veis un milagro, un prodigio y decís: ‘Tú tienes el poder, tú eres Dios’, sí, es un acto de fe, pero muy pequeño. Porque es evidente que este hombre tiene un poder fuerte. Si bien la fe comienza ahí, después debes ir adelante. ¿Dónde está tu deseo de Dios? Porque la fe es eso: tener el deseo de encontrar a Dios, de encontrarse con Él, de ser con Él, de ser felices con Él”.

Para explicar el gran milagro realizado por el Señor, el Pontífice recurrió a la primera lectura, del libro de Isaías: “He aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva, y no serán mentados los primeros ni vendrán a la memoria; antes habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear”. De esta manera, “el Señor suscita nuestro deseo de experimentar la alegría de ser con Él”.

Señaló que “cuando el Señor pasa por nuestra vida y hace un milagro en cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros sabe lo que el Señor ha hecho en su vida, ahí no termina todo: hay una invitación a seguir adelante, a continuar caminando, a buscar el rostro de Dios, a buscar esta alegría”.

El milagro sólo es el comienzo, por lo que el Papa invitó a no pararse, a seguir caminando. “Hay muchos cristianos parados, que no caminan; cristianos enterrados en las cosas de cada día, pero que no crecen, permanecen pequeños. Cristianos aparcados: se aparcan. Cristianos enjaulados que no saben volar con el sueño de esa hermosa realidad a la que el Señor nos llama”.

Por último, el Papa invitó a preguntarse: “¿Cómo es mi deseo? ¿Busco al Señor? ¿O tal vez tengo miedo, soy mediocre?”. El Santo Padre concluyó invitando a “custodial el deseo propio, no conformarse demasiado, ir un poco adelante, arriesgarse. El verdadero cristiano se arriesga, abandona la seguridad”.

Francisco: 5 años, 5 grandes (y pequeños) gestos

El Papa Francisco fue elegido el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado

De un Papa dicen mucho sus grandes escritos y homilías. También dice mucho qué ha hecho en la esfera internacional y dentro del Vaticano, como Francisco, con la reforma de la Curia.

Sin embargo también detrás de sus gestos transmite un mensaje más directo que el de una encíclica. En el caso de Francisco esta “encíclica” de los gestos es la más rica que ha hecho.

1.- LOS ÚLTIMOS

Desde el primer minuto de su pontificado dejó claro que no hay encuentro público en el que no tengan un lugar prioritario los enfermos o los pobres. Con ellos ha almorzado en varias ocasiones. Y algunos de sus abrazos a enfermos se han vuelto virales. 

2.- MUJER

Francisco fue el primer Papa que visita una cárcel femenina. También lavó los pies a varias reclusas en un Jueves Santo y visitó a exprostitutas víctimas de las mafias. Sus denuncias contra los maltratos y la explotación laboral y sexual han sido enérgicas. 

FRANCISCO
“Hoy os pido perdón a todas vosotras. Por todos los cristianos, los católicos, que han abusado de vosotras”.

FRANCISCO
“Ninguno de nosotros es cosa. Todos somos personas”.

Para él la sensibilidad de la mujer y la maternidad son dos elementos clave que pide redescubrir tanto a la Iglesia como al mundo. Dice que hay que darle un mayor protagonismo pero que en la Iglesia esto no significa ordenarlas sacerdotisas. 

3.- ABATIR MUROS, CONSTRUIR PUENTES

Este es el gesto más político, pero es un gesto al fin y al cabo, y muy elocuente. En su visita a Belén el Papa sorprendió bajándose del papamóvil y rezando ante el muro construido por Israel.

Algo similar hizo en México cuando rezó en la frontera ante Estados Unidos. Se trata de dos lugares con problemáticas distintas pero que simbolizan el gran problema de la falta de diálogo que tanto pide el pontífice. 

4.- SENCILLEZ

Dicen el modo de presentarse dice mucho de una persona y Francisco impactó por su sencillez: se presentó al mundo sin triunfalismos y sin ocultar sus problemas de edad. Lleva zapatos ortopédicos y tuvo que comprar unos nuevos en 2016. Para hacerlo se fue a un negocio normal fuera del Vaticano. Lo mismo sus gafas, que fue a renovar en persona, como cualquier ciudadano, a un óptico del centro de Roma.

5.- CERCANÍA

Este es un gran gesto compuesto de centenares de gestos pequeños. Son los que realiza cada semana, cuando deja a los jóvenes hacerse un selfie con él, cuando bebe mate o cuando bromea con quienes se encuentra. 

Son los pequeños pero continuos gestos cotidianos y que lo coronan como uno de las personas mejor valoradas en el mundo.

La última encuesta realizada por Gallup International muestra que Francisco es el líder mundial más estimado, con un 56% de aceptación, siete puntos más que el segundo en la clasificación: la canciller alemana Ángela Merkel.

El testimonio de novios católicos que no creen que la fe esté pasada de moda

Expertos y novios nos explican con su testimonio por qué un noviazgo con Cristo en el centro es lo mejor que le puede pasar a una pareja

La revista Misión recoge el testimonio Luis y Laura, una pareja de novios que quieren vivir cristianamente su noviazgo. Hace menos de un año, Luis Casarrubios (a quien sus amigos llaman Luisto) vivió una experiencia que tilda de «surrealista»: con dos amigos subió a YouTube una versión cristiana de Despacito y, en pocos días, su Re-su-cito se había convertido en un fenómeno viral, con un millón y medio de reproducciones en las redes sociales, y con radios, periódicos y webs de dentro y fuera de España solicitándole entrevistas. Sin embargo, aunque aprovechaba cada ocasión para dar testimonio de su fe, en esos momentos Luisto tenía otras preocupaciones en la cabeza… y en el corazón: «El éxito del Resucito me pilló justo cuando Laura y yo estábamos empezando a salir, así que, como comprenderás, mis prioridades eran otras», dice con comicidad. A su lado, Laura Oliver, de 20 años –él tiene 24–, ríe con complicidad y sigue contándonos los detalles de cómo se conocieron y de lo enamorados que siguen nueve meses después de empezar a salir.

Marcar la diferencia

En apariencia, Laura y Luisto son como cualquier pareja de novios de su edad, que araña horas para verse en época de exámenes, se mueven en las redes como pez en el agua, usan el mismo vocabulario que el resto de sus compañeros, quedan con amigos, ríen (y mucho), hacen planes juntos y se mandan mensajes de amor con emoticonos de corazones por WhatsApp.

Sin embargo, tienen algo que marca la diferencia en su entorno: «Nosotros somos católicos y queremos vivir el noviazgo en coherencia con nuestra fe, es decir, poniendo a Cristo en medio para que sea Jesús quien nos enseñe a amar al otro como Él nos ama a cada uno. No queremos dejar a Dios fuera de nuestra relación, ni pactar con la incoherencia por miedo a no tener fuerzas o por no fiarnos de la gracia. Si no es posible un amor más grande que el que Dios nos tiene, no podemos encontrar lo enamorados que siguen nueve meses después de empezar a salir».

Ambos saben que, hoy, su forma de vivir el noviazgo va contracorriente: «Hay gente que piensa que el noviazgo cristiano no existe, o consiste solo en no acostarse. Nosotros sabemos que es mucho más, y que vivir el noviazgo poniendo en el centro a Cristo lo cambia todo, hace que todo sea mucho más pleno y auténtico, y es lo mejor que le puede pasar a una pareja que se atreva a vivir un noviazgo de verdad, que tenga la garantía de la gracia de Dios».

Amar más a Dios

El camino que Laura y Luisto acaban de empezar es el que Álex Martín (26 años) y Diana Platas (27) empezaron en 2013. Con fecha de boda para el próximo mes de junio, hablan intercambiando miradas, medias sonrisas y bromas que dejan ver, sin palabras, muchas conversaciones a corazón abierto.
Como dice Álex, «hablar de todo, del día a día, de tonterías y también de temas profundos, con toda sinceridad, confiando plenamente en el otro, sin juzgarnos, perdonándonos y buscando que el otro sea más parecido a como Dios lo ha pensado, es esencial para que la relación tenga futuro».

«Antes de empezar –explica Diana–, a los dos nos había dado tiempo a hacer mucho el tonto con otras personas y, por eso, sabíamos que no queríamos una de esas relaciones en la que cada uno se mira el ombligo y que te deja el corazón roto por no hacer las cosas bien».

CINCO AÑOS DEL PRIMER PONTÍFICE LATINOAMERICANO
Francisco: un Papa amado por todos... y con los enemigos dentro

Ha abierto campos jamás tocados por un Papa; los abusos y los escándalos económicos

Jesús Bastante, 13 de marzo de 2018 a las 08:59

El Papa se inclina para recibir la bendición del pueblo: hace 5 añosAgencias

Serán los próximos meses los que determinen si el pontificado de Francisco se convierte en un Papado histórico o, por el contrario, queda en una gran desilusión

(Jesús Bastante).- El 13 de marzo de 2013, a las 20.02 horas, un nuevo Papa aparecía en el balcón central de la basílica de San Pedro. Se trataba de Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice jesuita, el primer Papa sudamericano. Un Papa, como él mismo dijo "venido del fin del mundo", que quiso llamarse Francisco en honor del santo de Asís y su vocación de "reparar la Iglesia".

Cinco años después, la Iglesia sigue "amenazando ruina", y muchas de las reformas de Bergoglio se muestran incompletas y, lo que es peor, boicoteadas por una Curia que demuestra, una vez más, que Francisco, amado fuera de la institución, tiene los enemigos dentro. Para los suyos, Francisco es el hombre llamado a colocar a la Iglesia católica en el siglo XXI. Para los contrarios, resulta poco menos que un hereje peligroso con el que hay que acabar a toda costa.

Francisco fue elegido después de la polémica dimisión de Benedicto XVI, un Papa al que los sectores más tradicionalistas han intentado contraponer como parte de la oposición a Bergoglio. Un Papa, Francisco, que desde el primer momento se presentó como un Papa 'sin atributos', dispuesto a escuchar y a hablar de una "Iglesia pobre y para los pobres".

En lo doctrinal, este Papa ha supuesto una revolución porque ha puesto énfasis en la misericordia y en la acogida, en lugar de los temas que en las últimas décadas habían copado la doctrina: el aborto, la eutanasia, las relaciones sexuales y el mundo gay. Francisco ha abierto otros campos jamás tocados por un Papa, como la apertura a los gays o a los divorciados vueltos a casar, o una preocupación por el medio ambiente: Bergoglio ha sido el primer pontífice en escribir una encíclica 'verde', y en reabrir el debate sobre el diaconado femenino o los 'viri probati' (hombres casados que podrían ejercer como sacerdotes).

En estos cinco años, Francisco se ha postulado como uno de los grandes mediadores de la escena internacional. Así, su papel fue fundamental para abrir las fronteras entre Cuba y Estados Unidos; para volver a unir en torno a una mesa a los líderes de Israel y Palestina; para la firma de los acuerdos de paz en Colombia; o para la paz entre las dos Coreas.

Como pontífice (tendedor de puentes), este Papa ha sido el primer líder mundial en clamar contra la "vergüenza" del drama de los refugiados que morían en "ese inmenso cementerio en que se ha convertido el Mediterráneo", ha exigido a las comunidades católicas de todo el mundo que acojan a familias de refugiados (él mismo se trajo a doce familias de su viaje a Lesbos), y ha defendido a las minorías rohingyá, las víctimas del genocidio armenio o las cruces del muro que Donald Trump quiere construir en la frontera con México. Y es que Francisco parece haberse convertido en el único capaz de cantarles las verdades al polémico presidente de EEUU.

En el ámbito ecuménico, Francisco logró encontrarse, por primera vez en mil años, con el patriarca de Constantinopla, y reivindicó la figura de Lutero en el V Centenario de la Reforma, que por primera vez la Iglesia católica conmemoró junto a los protestantes. Durante este pontificado, además, las relaciones con el Islam moderado han mejorado indudablemente, a diferencia de lo sucedido durante el papado de Benedicto XVI y sus polémicas palabras en Ratisbona. Ello también le ha valido estar en la diana del Estado Islámico.

Si este Papa es reconocido y amado en el exterior, los enemigos más acérrimos se encuentran entre los mismos muros del Vaticano. Se trata de la 'Cábala', un grupúsculo curial que, según distintas fuentes, se están reorganizando después de estos primeros años para acabar con el pontificado de Francisco. Se trata de cardenales como Gerhard Müller o Raymond Burke, a quienes Bergoglio ya ha sacado fuera de su círculo de colaboradores; y de otros más cercanos, como el cardenal Robert Sarah, actual prefecto de Liturgia.

No son muchos, pero sí están muy bien organizados, y copan puestos en prácticamente todos los estamentos curiales. Y es que la reforma del Papa está comenzando, precisamente, por la Curia. De ahí han surgido los informes desfavorables al pontífice, desde los primeros que aseguraban su mala salud o su supuesta participación durante la dictadura de Videla, inmediatamente desmentidos por los hechos.

Y, también, los que ayudaron a filtrar determinadas informaciones sobre desfalcos o, incluso, 'lobbys gay' en el interior de la Santa Sede. Casi todos los escándalos, previos a la llegada de Francisco, pero que tratan de ser utilizados por los críticos para desfigurar la imagen de transparencia de este pontificado.

Las críticas han arreciado con algunos errores de bulto cometidos por el Papa o su entorno. El más grave ha sido la cerrada defensa que Francisco hizo del obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de encubrir abusos sexuales. Tras el polémico viaje a Chile y después de escuchar a las víctimas, el Papa dio marcha atrás y ordenó una investigación para aclarar la responsabilidad del polémico prelado. Y es que, precisamente, una de las grandes virtudes de este Papa, la capacidad de equivocarse y rectificar, son utilizadas por los críticos para desacreditar una figura que, en ciertos ambientes, aún conserva la imagen del Papa "infalible".

El proceso de reforma de la Curia y la lucha contra los abusos sexuales del clero son dos de los grandes interrogantes que dejan estos cinco años. Después de un lustro, y aunque se han dado pasos para la participación de laicos y mujeres, para la desclericalización de la Curia y una mayor transparencia económica, lo cierto es que los cambios todavía no se han materializado. En cuanto a los abusos sexuales, la anunciada política de 'tolerancia cero' choca con la falta de medios para investigar y juzgar todos los casos que llegan hasta la Santa Sede. Es cierto que Francisco se reúne cada viernes con víctimas de la pederastia clerical, pero también que, en demasiadas ocasiones, los abusados se encuentran con mucha incomprensión y con condenas que, en ningún caso, les deja satisfechos.

Serán, con todo, los próximos meses los que determinen si el pontificado de Francisco se convierte en un Papado histórico o, por el contrario, queda en una gran desilusión. El nombramiento de nuevos cardenales, que darán al sector "bergogliano" mayoría en un futuro cónclave, podría marcar definitivamente un camino sin marcha atrás, toda vez que Francisco aseguraría que, incluso tras su muerte, su sucesor continuaría con las reformas.

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