Si creyerais en Moisés, creeríais también en mí

Evangelio según San Juan 5,31-47. 

Jesús dijo a los judíos: 
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. 
Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. 
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. 
No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. 
Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. 
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. 
Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió. 
Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. 
Mi gloria no viene de los hombres. 
Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. 
He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir. 
¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios? 
No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza. 
Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí. 
Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?". 


San Hofbauer

San Clemente María Hofbauer

Religioso (1751-1820) Jan Dvorak - tal fue su verdadero nombre - sólo era alemán por parte de madre, y nació en Tasswitz, en la Moravia, hijo de un carnicero checo. Tuvo que ganarse la vida con ocupaciones muy diversas, entre ellas la de panadero, antes de conseguir ser sacerdote a los treinta y cuatro años.   Los redentoristas, orden a la que pertenecía, le destinaron a Varsovia, donde vitalizó un ambiente espiritual muy mortecino ocupándose solícitamente de los fieles polacos y de la nutrida colonia alemana; convirtió a muchos, fundó asilos, colegios y asociaciones religiosas, pero en 1808 Napoleón deshizo toda su labor dispersando a los suyos e incluso encerrándole en la cárcel.

"Lo que nos parece una contrariedad nos lleva hacia donde quiere Dios", decía; el nuevo escenario de su vida será mucho mayor y más resonante, Viena; allí san Clemente pasa de oscuro capellán de unas monjas ursulinas a convertirse en uno de los hombres más influyentes de la ciudad en la que se celebra el congreso cuyo objetivo es poner orden en la revuelta Europa de Napoleón.

Pero lo de menos es que altos personajes le consultaran, que mitigase la entrometida política del josefismo en asuntos de la Iglesia o que reuniera a su alrededor a intelectuales, artistas, estudiantes y profesores, núcleo de un romanticismo católico (Schlegel, el poeta Brentano, el pintor Overbeck). Fue sobre todo el sacerdote humilde y celosísimo del confesonario y el púlpito, de las visitas a pobres y a agonizantes, de la caridad y la plegaria. Un contemporáneo le equiparó a Napoleón y a Goethe como quien compara el estruendo humano a una vigilia del espíritu esperanzada y fecunda.

 Oremos

Tú, Señor, que concediste a San Clemente María Hofbauer el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Calendario  de Fiestas Marianas: Nuestra Señora de la Cladestinidad, Chartres,  Francia (911)

Afraates (¿-c. 345), monje, obispo cerca de Mossul Las Disertaciones, nº 21

“Si creyerais en Moisés, creeríais también en mí”

Moisés ha sido perseguido, y Jesús también ha sido perseguido. Se le escondió después de su nacimiento para que no lo mataran sus perseguidores; a Jesús se le hizo huir a Egipto después de su nacimiento a fin de que no lo matara Herodes, su perseguidor. Cuando nació Moisés, a los recién nacidos se les ahogaba en el río: cuando nació Jesús, se mató a los niños pequeños de Belén y sus alrededores. Dios dijo a Moisés: “Ya han muerto los que te querían matar” (Ex 4,19), y el ángel dijo a José en Egipto: “Levántate, coge al niño y a su madre, y vuélvete a Israel, porque ya han muerto los atentaban contra la vida del niño” (Mt 2,20). Moisés hizo salir a su pueblo de la servidumbre del Faraón; Jesús salvó a todos los pueblos de la servidumbre de Satán… Cuando Moisés inmoló al cordero, fueron muertos los recién nacidos de los egipcios; Jesús fue el Cordero verdadero cuando lo crucificaron… Moisés hizo bajar el maná para su pueblo; Jesús dio su cuerpo a todos los pueblos. Moisés, por el leño, suavizó las aguas amargas; Jesús, suavizo nuestra amargura siendo crucificado sobre el leño.  Moisés hizo bajar la Ley para el pueblo; Jesús dio los dos Testamentos a los pueblos. Moisés venció a los amalequitas extendiendo sus manos: Jesús venció a Satán con el signo de la cruz.

Moisés hizo salir de la piedra agua para el pueblo; Jesús envió a Simón Pedro a llevar su enseñanza a todos los pueblos. Moisés se quitaba el velo de su rostro para hablar con Dios; Jesús quitó el velo que estaba sobre el rostro de los pueblos, para que pudieran escuchar y recibir su enseñanza (2C 3,16). Moisés impuso su mano a los ancianos y recibieron el sacerdocio; Jesús impuso la mano a los apóstoles y recibieron el Espíritu Santo. Moisés subió a la montaña y allí murió; Jesús subió a los cielos y se sentó a la derecha de su Padre.

Reproches y testigos

Santo Evangelio según San Juan 5, 31-47. Jueves IV de Cuaresma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

"¡Restáuranos, Dios de los ejércitos, que brille tu rostro y seremos salvados!

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha; devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.

¡Restáuranos, Señor, Dios de los ejércitos, que brille tu rostro y seremos salvados!" (Del Salmo 80)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí, es válido.

Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.

El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.

Ustedes estudian las escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?

No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?".

Palabra de Dios.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Las palabras en el Evangelio de hoy son duras de asimilar. Cristo asume una actitud severa, casi de enfado y reproche ante aquellos que no lograban abrirse a creer en Él. No deja de insistir en su anuncio de conversión. ¡Él de verdad quiere que todos los hombres y mujeres se salven!

Si somos honestos, vemos también en nosotros mismos que hay aspectos que todavía no agradan a Jesús del todo. Tal vez son cosas pequeñas, detalles; pero para el corazón que ama ningún detalle es demasiado pequeño. Tal vez son hábitos ya consolidados; pero para el corazón que ama nunca es tarde, nunca nada es demasiado duro. Y quién sabe si ésta será la Cuaresma en que hemos podido crecer un poco más en el amor…

El Señor reprocha sin reservas. No lo hace por una especie de amor propio herido; lo hace porque viene a hablarnos del amor del Padre; lo hace porque viene a darnos lo que en el fondo del alma tanto ansiamos… ¡Ojalá escuchemos hoy su voz! ¡Ojalá su reproche no sea en vano!

Éstos son los testigos del reproche: un Padre que ama infinitamente, y un alma –¡nuestra propia alma! – que tiene sed de vida eterna. El reproche es duro, y pensar en ello nos incomoda, sin duda. Pero sabemos que en la corrección hay esperanza de cambio, y que Cristo es el primer interesado en nosotros. ¡Acudamos a Él para tener Vida!

El testimonio: éste es la gran misionariedad heroica de la Iglesia. ¡Anunciar a Jesucristo con la propia vida! Me dirijo a los jóvenes: piensa qué quieres hacer con tu vida. Es el momento de pensar y pedir al Señor que te haga sentir su voluntad. Pero sin excluir, por favor, esta posibilidad de llegar a ser misionero, para llevar el amor, la humanidad y la fe a otros países. No para hacer proselitismo, no. Eso lo hacen quienes persiguen otra cosa. La fe se predica antes con el testimonio y después con la palabra. Lentamente.

(Audiencia de S.S. Francisco, 2 de diciembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy trabajaré por corregir un defecto en mi manera de tratar a los demás (palabras, actitudes…).

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

María de Betania siguió a Cristo por amor

Jueves cuarta semana de Cuaresma. Jesús, cuando ve un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él.

Reflexionaremos en el gesto que tiene María de Betania con Jesucristo nuestro Señor cuando ella unge a Jesús, según narra San Juan. Este Evangelio, en el que María realiza la unción de Jesús, nos habla de una mujer que ha puesto totalmente, sin reticencias de ningún tipo y con mucha firmeza, su corazón en Jesucristo. Lo que la lleva a dar testimonio público de agradecimiento para nuestro Señor.

Esta mujer se presenta ante el mundo como fiel seguidora de Jesucristo. Es un gesto de amor, de gratitud, pero que en el fondo, es un gesto profundo de compromiso; porque la unción compromete a María a estar cada vez más cerca de Cristo.

¿Cuáles son los detalles que María de Betania muestra? Delante de todos, toma una libra de perfume de nardo puro, muy caro, unge los pies de Cristo y los seca con sus cabellos. No mide su gratitud con Aquél que es objeto de su amor. Es alguien que está convencida del bien que Cristo ha hecho en su vida, porque Cristo ha hecho un cambio profundo en ella. Detrás de todo está la sensibilidad profunda que la lleva a no medir su gratitud.

El gesto de la mujer, que es el gesto de una profunda gratitud, es el fruto de un corazón comprometido, que no sólo quiere recibir, sino dar agradecimiento. Esta dimensión cambia totalmente el gesto, porque hace de un gesto común, un detalle de amor, de donación personal, de compromiso.

Siendo Jesús un hombre discreto, que no gusta de honores, deja que María lo haga, porque Jesús ve en su corazón el compromiso personal que ella tiene con Él. Dice Jesús: “Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura”, la estoy uniendo al misterio más grande, que es mi donación personal por la salvación de los hombres. Jesús une ese darse de María de Betania al misterio de su cruz, al gesto de su don personal en la cruz; hace que esa mujer se asocie al don que Él va a dar en la cruz. Jesús llama de esta forma al amor a María de Betania: la llama a seguirlo con decisión hasta la sepultura; hasta compartir con Él el misterio de su pasión.
Así es Jesús. Jesús, cuando ve a un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él. Esto es lo que el Señor ve en todas las almas a las que llama a un mayor compromiso, a las que pide un paso más de entrega: ve un corazón como el de María de Betania.

“A Mí no siempre me tendréis”. Ésta es la segunda dimensión con la que Jesús mira a María de Betania. La dimensión de una mujer que ha captado que seguir a Cristo es un compromiso exigente, firme, sin remilgos. María quizá no había entendido quién era Cristo, pero había experimentado que seguirlo a Él no puede dejar indiferente su vida, que para seguirlo tiene que transformar hasta las fibras más íntimas de su corazón. Es un implícito acto de adoración a Cristo, de adoración a Alguien que la une a su misterio doloroso, a su misterio de don al hombre, a Alguien que se convierte para ella en una persona.

Cristo es una persona que me ha unido a su misión redentora y que además es mi Señor. Al ser llamados, no nos podemos quedar con el buen deseo de amarlo, tenemos que llegar a la dimensión de que Cristo es el Señor, el Creador Todopoderoso, y que, además, me ha querido unir a su don a la humanidad, al misterio de salvación que es su entrega por cada uno de los hombres.

Si es grande el misterio de su llamada, es más grande el misterio de la respuesta de María, que se entrega en ese momento, se pone a su disposición ante la llamada a hacer del amor a Cristo un amor personal, y hacer de la decisión por Cristo una opción y una decisión eficaz, sin otro límite que el del propio corazón. Esta opción nace de la conciencia profunda de haber hecho la experiencia profunda de Cristo en su alma.
El gesto de María no tendría sentido si no fuera fruto del conocimiento personal de su opción por Cristo. Los gestos debemos llenarlos de sentido. Nuestra opción por Cristo debe tener un sentido en todas partes: en casa, en el apostolado, en la sociedad, porque los mismos gestos tienen diferente contenido, porque es una opción ofrecida a Jesucristo nuestro Señor por amor a Él.

Cada uno de nosotros tiene que ser consciente de que, por el bautismo, es una persona más unida a Cristo, porque en cada gesto, en cada detalle que hace, hay una particular donación de su vida a Jesucristo.

En nuestras vidas hay los mismos gestos, pero el amor es diferente, porque amamos con más profundidad, porque hemos sido unidos más a la sepultura del Señor, a la redención de Cristo, al misterio de la salvación de la humanidad.

Cristo es dado a la humanidad. En cierto sentido, María de Betania, por su experiencia de Cristo, es también dada a Cristo. María es de Cristo porque ha tocado, ha descubierto la dimensión personal del Señor, y para ella ser cristiana no es pertenecer a una religión, sino enamorarse de una persona, tener arraigada en el corazón a una persona. Ser cristiano es seguir a Cristo, es amar a una persona, seguirla y vivir según esa persona. Es un compromiso distinto, sobre todo cuando vemos que el compromiso nace de dos dones: el don de Cristo a mi vida y el don de mi vida a Cristo para la salvación de la humanidad, en mi ambiente, en mi casa, con los míos.

Pidámosle a Jesucristo que la unción en Betania tenga sentido en nuestras vidas, porque de la opción personal por Cristo depende todo lo que hagamos. Debemos ver a María de Betania como la mujer que ve a su Señor, se une a Él, se acerca a Él y lo experimenta personalmente.

La oración del hijo de Dios

Papa Francisco: El Padre Nuestro no es una oración más, es la oración del Hijo de Dios

El Papa Francisco afirmó, durante la catequesis pronunciada en la Audiencia General de este miércoles 14 de marzo, que el Padre Nuestro no es una simple oración más, y recordó su centralidad en la vida cristiana por ser la oración del Hijo de Dios.

El Santo Padre continuó con las catequesis sobre la Santa Misa y se centró, en esta ocasión, en el rezo del Padre Nuestro y en la fracción del Pan.

Sobre el Padre Nuestro, explicó que “esta no es una de tantas oraciones cristianas, sino que es la oración del Hijo de Dios. De hecho, entregado a nosotros en el día de nuestro Bautismo, el Padrenuestro hace resonar en nosotros los mismos sentimientos que pertenecieron a Jesucristo”.

“Cumpliendo su divina enseñanza, nos atrevemos a dirigirnos a Dios llamándole Padre, porque hemos renacido como sus hijos por medio del agua y del Espíritu Santo. Nadie, en verdad, podría llamarlo familiarmente ‘Abba’ sin haber sido engendrado por Dios, sin la inspiración del Espíritu Santo”.

Francisco explicó que la mejor forma de prepararse para recibir la Comunión es rezando el Padre Nuestro: “¿Qué oración mejor que la enseñada por Jesús para prepararse para la Comunión sacramental con Él?”.

Además de en la Santa Misa, el Padre Nuestro se reza por la mañana y por la noche en las Laudes y en las Vísperas, de forma que la actitud filial hacia Dios y de fraternidad con el prójimo contribuyen a dar forma cristiana a nuestra jornada”.

A continuación, explicó el significado de esta oración. Así, señaló que “el pan de cada día” se refiere al Pan eucarístico, “del cual tenemos necesidad para vivir como hijos de Dios”.

Por otro lado, “también imploramos el perdón de nuestros pecados, y para ser dignos de recibir el perdón de Dios, nos comprometemos a perdonar a los que nos han ofendido. Así, al mismo tiempo que nos abre el corazón a Dios, el Padre Nuestro nos dispone también al amor fraterno”.

Por último, “pedimos al Señor que nos libre del mal que nos separa de Él y nos divide de nuestros hermanos”.

El Pontífice afirmó que “cuanto pedimos en el Padre Nuestro se extiende en la oración que el sacerdote, en nombre de todos, suplica: ‘Líbranos, Señor, de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días’”.

Después, esta petición “recibe un sello en el rito de la paz: en primer lugar, se pide a Cristo que el don de su paz haga crecer la Iglesia en la unidad y en la paz, según su voluntad”.

“En el Rito romano, el intercambio del signo de la paz, colocado desde la antigüedad antes de la Comunión, está en orden a la Comunión eucarística. Según la advertencia de San Pablo, no es posible comunicar al único Pan que nos hace un solo Cuerpo en Cristo, sin reconocerse pacificados por el amor fraterno. La paz de Cristo no puede enraizarse en un corazón incapaz de vivir la fraternidad y de recomponerla después de haber herido”.

Tras el rito de la paz, viene la fracción del Pan. “La fracción del Pan eucarístico viene acompañada de la invocación del Cordero de Dios, figura con la cual Juan Bautista señaló a Jesús como ‘aquel que quita el pecado del mundo’. La imagen bíblica del cordero habla de la redención”.

El Papa Francisco finalizó: “En el Pan eucarístico, partido para la vida del mundo, la asamblea orante reconoce el verdadero Cordero de Dios, es decir, Cristo Redentor, y le suplica: ‘Ten piedad de nosotros…, danos la paz’”.


Una bebé fue curada en el vientre materno

Milagro aprobado para la canonización de Pablo VI

El milagro que le lleva a la canonización tiene que ver con un no nacido: la curación de un feto en 2014.

Tal y como aparece en la Positio de la causa, el 23 de septiembre de 2014, Vanna Pironato, de 35 años, ya era madre de un niño de cinco años y esperaba su segundo hijo. Fue hospitalizada en la semana 13 de gestación debido a la rotura prematura de la placenta.

En el hospital, según aparece en la documentación aportada por los postuladores de la causa, la situación no mejoraba y los médicos no ocultaban su preocupación pues la vida de la madre también corría peligro. Pese a la gravedad de la situación y las recomendaciones para que se sometiera a un aborto terapéutico, Vanna y su marido decidieron continuar con el embarazo.

Peregrinación al santuario de la Virgen de las Gracias
Poco después, a sugerencia de un amigo, el matrimonio decidió confiar este embarazo a la intercesión de Pablo VI, que iba a ser beatificado un mes después.

El 29 de octubre, la familia pudo ir al santuario de la Virgen de las Gracias, en Brescia, lugar muy especial para Pablo VI y donde se ha llevado a cabo todo el proceso de beatificación. Allí oraron por su intercesión, justamente en el lugar en el que Montini celebró su primera misa.

A partir de aquella peregrinación, el matrimonio pidió diariamente la intercesión de Pablo VI mientras Vanna era ingresada en diferentes hospitales y el embarazo se complicaba aún más con pérdida constante del líquido amniótico.

La pequeña cumplió ya 3 años
Finalmente el 25 de diciembre de 2014 fue ingresada con síntomas de parto. Dio a luz en la semana 26 y además de nalgas a Amanda María Paola. La pequeña fue trasladada rápidamente a cuidados intensivos y cuatro meses después abandonaba el hospital completamente sana. 

La niña tiene ya 3 años y toda la familia, amigos y los postuladores están seguros de un “milagro”, que los médicos no pudieron explicar.

Raimundo Formisano, fue curado de un cáncer abdominal por la intercesion de Vicente Romano

Milagro aprobado para la canonización de Vicente Romano

Raimundo Formisano, es el hombre milagrosamente bendecido por Dios gracias a la intercesión de Vicente Romano: en 1989 él sanó, sin explicación médica alguna, de un carcinoma maligno en el abdomen. Raimundo no quiso recibir tratamiento médico y no fue internado en un hospital, pero a pesar de todo, menos de un año después, el tumor se redujo considerablemente hasta desaparecer, inexplicablemente.

Luego de que la comisión médica del Vaticano reconociera, a mediados del 2017, que científicamente no se puede explicar esta curación, los teólogos de la Congregación para la Causa de los Santos se pronunciaron -el 26 de octubre de 2017- emitiendo una opinión positiva sobre lo que se considera el tercer milagro[1] necesario para la canonización

Raimondo nació el 14 de agosto de 1930, tras apenas 7 meses de gestación, desde muy temprana edad asistía regularmente a la iglesia parroquial, volviéndose un hombre de gran devoción. A los 20 años de edad se casó con Florinda Cimmino, con quien tuvo 14 hijos, todos con vida, cuyos nombres -en orden cronológico- son: Salvatore, Carmela, Rosanna, Ciro Raimondo, Virginia, Antonio, Ana, Vincenzo, Margherita, Gerardo, Nunzia, Ángela, Lucía, Aniello. Él moriría en mayo de 2003 por un paro cardíaco. El tumor, aquel que tuvo en 1989, nunca regresó.

El lunes 6 de marzo de 2018, el Papa Francisco autorizó la emisión del decreto reconociendo esta curación como un milagro. Vicente Romano fue beatificado en 1963 por el Papa Pablo VI y ahora, coincidencialmente, pueden ser canonizados juntos.

[1] El Papa San Juan Pablo II, con la Constitución apostólica Divinus perfectionis Magister del 23 de enero de 1983 reformó el proceso de canonización, anteriormente se necesitaban un mínimo de dos milagros para la beatificación, ahora se debe probar que se ha producido tan sólo un milagro a través de la intercesión del fiel que se pretende beatificar. La beatificación de Vicente Romano fue anterior a esta reforma, por lo que este es el tercer milagro, atribuido a su intercesión ante Nuestro Señor Jesús, que ha sido aprobado por la Santa Sede. 

PAXTV.ORG