Mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él

Evangelio según San Juan 15,1-8. 

Jesús dijo a sus discípulos: 

«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. 

El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. 

Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. 

Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. 

Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. 

Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. 

Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. 

La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

En Europa: S. CATALINA DE SIENA, virgen y doctora, patrona de Europa, Fiesta

Lecturas

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan1, 5--2, 2

Queridos hermanos:
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

Salmo102, 1-2. 3-4. 8-9. 13-14. 17-18a
 


Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. 

El perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. 

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente.

Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo. 

Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza. 

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-30

Jesús dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.»

Leer el comentario del Evangelio por
Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la Iglesia, patrona de Europa
Diálogos, cap.134

“María ha escogido la mejor parte y nadie se la quitará”

No quiero, Oh Fuego inefable, Padre eterno, cansarme de desear tu gloria y la salvación de las almas, ni que mis ojos dejen de llorar por ello; te suplico que por tu gracia, mis ojos se conviertan en dos ríos que salen de ti, Océano de paz. Alabanza, alabanza a ti, Padre, porque respondiste a mi demanda concediéndome incluso lo que ignoraba y hasta lo que no te había pedido. Dándome lágrimas me invitaste a ofrecerte todos mis deseos, dulces, amorosos, angustiados, y mis oraciones, humildes y continuas.

Te pido ahora que tengas misericordia del mundo y de tu Iglesia santa. Te ruego que tú cumplas lo que me haces pedirte… No tardes más en tener misericordia del mundo, accede a que se cumpla el deseo de tus servidores. Ya que Tú eres el que los hace gritar, escucha su voz. Tu verdad dijo que si pedíamos seríamos respondidos, que si llamamos se nos abrirá y lo que pidamos nos será dado (Lc 11,9). Padre eterno, tus servidores claman misericordia. Respóndeles pues.

Quinto Domingo de Pascua

Leer el comentario del Evangelio por 
Venerable Pio XII (1876-1958), papa 1939-1958 
Beato Pío XII, papa de 1939 a 1958 (© Copyright - Libreria Editrice Vaticana)

«Sin mí, no pueden hacer nada»

«En Cristo, plugo al Padre que habitara en El toda plenitud. Brillan en Él los dones sobrenaturales que acompañan a la unión hipostática (es decir la unión en Cristo de la naturaleza divina y de la naturaleza humana): puesto que en Él habita el Espíritu Santo con tal plenitud de gracia, que no puede imaginarse otra mayor: A Él ha sido dada «potestad sobre toda carne»…De Él se deriva al Cuerpo de la Iglesia toda la luz con que los creyentes son, iluminados, y toda la gracia con que se hacen santos, como Él es santo. 

Él es el que infunde en los fieles la luz de la fe; Él quien enriquece con los dones sobrenaturales de ciencia, inteligencia y sabiduría a los Pastores y Doctores, y principalmente a su Vicario en la tierra, para que conserven fielmente el tesoro de la fe, lo defiendan con valentía y lo expliquen y corroboren piadosa y diligentemente; Él es, por fin, el que, aunque invisible, preside e ilumina los Concilios de la Iglesia. 

Cristo es autor y causa de santidad. Porque no puede obrarse ningún acto saludable, que no proceda de Él como de fuente sobrenatural. «Sin mí, dijo, nada pueden hacer» »(Jn 15 :5). Cuando por los pecados cometidos nos movemos a dolor y penitencia, cuando con temor filial y con esperanza nos convertimos a Dios, siempre procedemos movidos por Él. La gracia y la gloria proceden de su inexhausta plenitud. 

Y cuando los Sacramentos de la Iglesia se administran con rito externo. Él es quien produce el efecto interior en las almas. Y asimismo. Él es quien, alimentando a los redimidos con su propia carne y sangre, apacigua los desordenados y turbulentos movimientos del alma; Él es el que aumenta las gracias y prepara la gloria a las almas y a los cuerpos. 

…Cristo nuestro Señor hace que la Iglesia viva de su misma vida, penetra todo el Cuerpo con su virtud divina, y alimenta y sustenta a cada uno de los miembros, según el lugar que en el Cuerpo ocupan, de una manera semejante a aquella con que la vida nutre sus sarmientos y hace que fructifiquen (Jn 15:4-6). 

Creer

La fe no es una impresión o emoción del corazón. Sin duda, el creyente siente su fe, la experimenta y la disfruta, pero sería un error reducirla a «sentimentalismo». La fe no es algo que dependa de los sentimientos: «Ya no siento nada; debo de estar perdiendo la fe». Ser creyentes es una actitud responsable y razonada.

La fe no es tampoco una opinión personal. El creyente se compromete personalmente a creer en Dios, pero la fe no puede ser reducida a «subjetivismo»: «Yo tengo mis ideas y creo lo que a mí me parece». La realidad de Dios no depende de mí ni la fe cristiana es fabricación de uno. Brota de la acción de Dios en nosotros.

La fe no es tampoco una costumbre o tradición recibida de los padres. Es bueno nacer en una familia creyente y recibir desde niño una orientación cristiana de la vida, pero sería muy pobre reducir la fe a «costumbre religiosa»: «En mi familia siempre hemos sido muy de Iglesia». La fe es una decisión personal de cada uno.

La fe no es tampoco una receta moral. Creer en Dios tiene sus exigencias, pero sería una equivocación reducirlo todo a «moralismo»: «Yo respeto a todos y no hago mal a nadie». La fe es, además, amor a Dios, compromiso por un mundo más humano, esperanza de vida eterna, acción de gracias, celebración.

La fe no es tampoco un «tranquilizante». Creer en Dios es, sin duda, fuente de paz, consuelo y serenidad, pero la fe no es solo un «agarradero» para los momentos críticos: «Yo, cuando me encuentro en apuros, acudo a la Virgen». Creer es el mejor estímulo para luchar, trabajar y vivir de manera digna y responsable.

La fe cristiana empieza a despertarse en nosotros cuando nos encontramos con Jesús. El cristiano es una persona que se encuentra con Cristo, y en él va descubriendo a un Dios Amor que cada día le atrae más. Lo dice muy bien Juan: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es Amor» (1 Juan 4,16).

Esta fe crece y da frutos solo cuando permanecemos día a día unidos a Cristo, es decir, motivados y sostenidos por su Espíritu y su Palabra: «El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada».

Domingo 5 Pascua – B (Juan 15,1-8) 29 de abril 2018

QUINTO DOMINGO DE PASCUA

(Act 9, 26-31; Sal 21; 1Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8)
LA VID Y LOS SARMIENTOS

Pocas veces encontramos en un texto, como hoy lo hacemos, una reiteración tan explícita de una actitud que Jesús pide a sus discípulos: “Permaneced en mí”.

Hay muchas maneras de vivir esta solicitud del Maestro, pero no cabe duda de que en todos los casos significa, unión, pertenencia y estabilidad. Permanecer es fidelidad, tener referencia estable. En el caso de la parábola, es estar injertados, como sarmiento en la vid.

En el caso de una vida emancipada del Señor, el riesgo es total, pues Jesús asegura: “Sin mí no podéis hacer nada”.

Acaba de aparecer la exhortación apostólica del papa Francisco “Alegraos y regocijaos”, en la que nos invita a cada uno a la santidad, y advierte del riesgo actual de intentar justificarse uno a sí mismo, bien por adquisición de conocimientos, bien por esfuerzo de la propia voluntad. Sin embargo, el camino cristiano es el de la apertura a la gracia.

La gracia nos llega por la unión con Jesús a través de los sacramentos. Esta unión con quien es la cepa, la vid frondosa, nos configura con Él, con Cristo, y en Él, como granos del mismo racimo, nos encontramos con el prójimo.

El Papa no deja de advertir del riesgo del gnosticismo y del pelagianismo, y nos llama a injertarnos en la vida de Jesús.

En la audiencia del día 11 de abril, se preguntaba el Papa por el bautismo de los niños, e invitaba a bautizar a los pequeños, porque así se les insertaba en la vida de Jesús, en la corriente de gracia. Afirmó que no hacerlo significaba no creer en el Espíritu Santo. Es muy distinto crecer con la ayuda de la gracia que hacerlo al margen.

La vida sacramental, la caridad y la oración nos permiten permanecer unidos a Jesús, y a dar, como el árbol que permanece junto a la acequia, frutos abundantes y sazonados.

Si el domingo pasado nos sorprendíamos ante la imagen del Buen Pastor hecho Cordero, en el Evangelio de hoy, Jesús no solo se nos muestra como vid que repara la infidelidad del pueblo, sino que se hace vino brindado, y en el cáliz de la Cena Santa, ofrenda redentora.

Jesús, al darse en bebida, nos injerta en su vida, y por nosotros corre su grupo sanguíneo, que nos convierte en miembros de su cuerpo y en hermanos de todos los que creen en Él.

REZA EN EL REGINA COELI POR QUE LOS CRISTIANOS NIGERIANOS RECUPEREN "LA ARMONÍA Y LA PAZ"
El Papa saluda el "valiente compromiso" de los líderes de las dos Coreas por la desnuclearización

"Rezo al Señor para que la esperanza de un futuro de paz no sea decepcionada"

Cameron Doody, 29 de abril de 2018 a las 12:47

Regina Coeli del Papa FranciscoAgencias

El dinamismo de la caridad del creyente no es el resultado de estrategias -no nace de demandas externas, demandas sociales o ideológicas- sino del encuentro con Jesús

(Cameron Doody).- El Papa ha rezado este domingo en el Regina Coeli por el "amado pueblo coreano" y los cristianos de Nigeriatras el "resultado positivo" de la Cumbre Intercoreana y los ataques a iglesias en el país africano esta semana que se han cobrado la vida de numerosos fieles y sacerdotes. "Rezo para que la colaboración pueda proseguir dando los frutos del bien", ha declarado Francisco a propósito del histórico encuentro de este viernes entre Kim Jong-un y Moon Jae-in.

Algunas frases de la catequesis del Papa:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La Palabra de Dios, en este quinto domingo de Pascua, continúa mostrándonos el camino y las condiciones para ser una comunidad del Señor resucitado

Hoy el Evangelio nos ofrece el momento en que Jesús se presenta como la verdadera vid y nos invita a permanecer unidos a él para dar mucho fruto

Esta relación es el secreto de la vida cristiana y el evangelista Juan lo expresa con el verbo "permanecer", que en el pasaje de hoy se repite siete veces

Es una cuestión de permanecer con el Señor para encontrar el coraje para salir de nosotros mismos, nuestras comodidades, nuestros espacios restringidos y protegidos, para penetrar en el mar abierto de las necesidades de los demás y para dar nuestro testimonio cristiano al mundo

Este coraje... surge de la fe en el Señor resucitado y de la certeza de que su Espíritu acompaña a nuestra historia

Uno de los frutos más maduros que brota de la comunión con Cristo es el compromiso de caridad hacia el prójimo: amar a los hermanos con abnegación hasta las últimas consecuencias, como Jesús nos amó

El dinamismo de la caridad del creyente no es el resultado de estrategias -no nace de demandas externas, demandas sociales o ideológicas- sino del encuentro con Jesús

Él es para nosotros la vid de la que absorber la savia, es decir, "la vida", para traer a la sociedad una forma diferente de vivir Cuando uno es íntimo con el Señor, cuando la vid y la rama están unidas entre sí, uno puede dar frutos de vida nueva, de misericordia, justicia y paz

Es lo que hicieron los santos, aquellos que vivieron la vida cristiana plenamente Pero para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes o religiosos... Todos estamos llamados a ser santos

Toda actividad - trabajo y descanso, vida familiar y social, ejercicio de responsabilidades políticas, culturales y económicas - si se vive en unión con Jesús y con una actitud de amor y de servicio, es una oportunidad para vivir plenamente el bautismo y la santidad evangélica

Algunas frases de su saludo:

Ayer, en Cracovia, se proclamó beata a Hanna Chrzanowska, una fiel laica que dedicó su vida a sanar a los enfermos en los que vio el rostro de Jesús sufriendo Demos gracias a Dios por el testimonio de esta apóstol de los enfermos y tratemos de imitar su ejemplo Acompaño con la oración el resultado positivo de la Cumbre Intercoreana del viernes y el valiente compromiso asumido por los líderes de las dos partes para impulsar un proceso de diálogo sincero por una península coreana libre de armas nucleares Rezo al Señor para que la esperanza de un futuro de paz y mayor amistad fraternal no sea decepcionada y para que la colaboración pueda proseguir dando los frutos del bien para el amado pueblo coreano y para el mundo entero Rezo por la comunidad cristiana de Nigeria atacada en los últimos días una vez más con asesinatos de fieles, incluidos dos sacerdotes. Encomendamos a estos hermanos a Dios para ayudar a la comunidad a recuperar la armonía y la paz Saludo con afecto a los peregrinos presentes hoy, ¡muchísimos para nombrar a cada grupo!

Un pensamiento particular para las Cofradías de Asís, acompañadas por el obispo; para los jóvenes animadores de los Padres Giuseppini de Murialdo; y para los participantes en la Convención Nacional del Catecumenado, promovida por la Conferencia Episcopal Italiana

Queridos hermanos y hermanas, pasado mañana, 1 de mayo, por la tarde comenzaré el mes mariano con una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora del Amor Divino

Recitaremos el rosario, rezando especialmente por la paz en Siria y en todo el mundo. Invito a unirse a él espiritualmente y extender durante todo el mes de mayo la oración del rosario por la paz

Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí

¡Buena comida y adiós!

Viña, frutos y podas: V Domingo de Pascua
Reflexión del evangelio de la misa del Domingo 29 de abril 2018

El compromiso por la justicia y la fraternidad, es la verdadera obligación para quienes hemos celebrado la Pascua.

Lecturas:

Hechos 9, 26-31: “Les contó cómo había visto al Señor en el camino”

Salmo 21: “Bendito sea el Señor. Aleluya”

I San Juan 3, 18-24: “Éste es su mandamiento: que creamos y que nos amemos”

San Juan 15, 1-8: “El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante”.

Contemplando los extensos viñedos en las fértiles planices palestinas, el autor del Cuarto Evangelio nos lleva por caminos de reflexión, de profundidad y de vida. A San Juan le gusta mucho usar términos que para los judíos implican una verdadera revelación y que son un reto en la boca de Jesús. “Yo soy” es el nombre de Dios que ellos no osaban pronunciar y reverenciaban mucho, “Yo soy”, dicho así con solemnidad y en tono declarativo parecería, para los judíos, una blasfemia en labios de Jesús, porque está adjudicándose, fuertemente, una prerrogativa divina. Está diciendo que Él es Dios, y además, sin quitar este sentido, al continuar la frase añade un nuevo significado y se presenta como la vid verdadera. Otra de las imágenes más queridas para el pueblo de Israel, pues en sus canciones, en sus salmos y en su oración, siempre aparecía la viña como representación de pueblo amado por el Señor. Cánticos y profecías, ayes y alabanzas, todo el simbolismo campestre para presentar al enamorado, ora buscando a la amada, ora reclamando sus infidelidades y desdenes, pero siempre en una relación amorosa de Dios con su viña, con su pueblo. Y llega Jesús, y da al traste con ese orgullo de Israel al decir que Él es la verdadera viña. Es decir que Él es el verdadero amor del Padre, cabeza de un nuevo pueblo universal. El nuevo pueblo que ofrece los dulces frutos que el Amado espera.

La resurrección del Señor no es sólo cantar hosanas y brincar de alegría. El camino pascual nos debe llevar a dar frutos y no solamente a una alegría prolongada y a una festividad esplendorosa. Ya en la antigüedad el reproche durísimo del profeta Isaías a la viña del Señor era su esterilidad, dar agraces en lugar de verdaderos frutos. Muchas hojas y nada de frutos. El reclamo del dueño de la vid es que no ha encontrado “la justicia y el derecho” a pesar de los cuidados prodigados. Por eso ahora se presenta Jesús como la nueva y verdadera vid que desde dentro, por su Pascua, encamina a sus discípulos a dar nuevos y mejores frutos. Cada miembro está llamado a producir frutos. El compromiso por la justicia y la fraternidad, aunque a algunos les suene a ideología pasada, es el verdadero compromiso de quien celebra la Pascua.

Podar no es destruir ni arrasar. Me duele el sistema de quema que se usa entre muchos campesinos de nuestra patria porque acaba arrasando con selvas y montañas para producir unas cuantas mazorcas. Podar es cortar pero con cariño y con un objetivo. Se poda para dar energía y vida, para orientar y hacer crecer, para encauzar. Y todos necesitamos una poda, aunque nos duela; hay que quitar lo superfluo o lo que está estorbando; enderezar lo que va chueco; limitar lo que se ha excedido; renovar lo que se ha hecho viejo y obsoleto. Hay tantas cosas adheridas a nuestro corazón que nos cuesta dejar a un lado: el resentimiento, la comodidad, el aburguesamiento, la costumbre, la tibieza. Se necesita renovar para poder dar fruto y el tiempo de Pascua es el tiempo propicio porque nos llena de una nueva esperanza y de una nueva ilusión.

Sobre todos estos términos aparece uno que es especialmente apreciado por Jesús: “permanecer”. Es curioso contemplar un sarmiento y mirar su aparente inmovilidad. ¡Tiene la vida por dentro! Fluye la savia que recibe impetuosa y la transmite con dinamismo a las hojas y a los frutos.

Permanecer no es quedar inmóvil, indiferente o anquilosado. Permanecer no es solamente ocupar un lugar y morirse de aburrimiento. Lo que Jesús pide a sus discípulos es que sean fieles y se mantengan firmes y constantes en la vida que Él les ha comunicado. Sólo así se podrán producir los frutos que de ellos se esperan. Permanecer es respirar el espíritu de Jesús, continuar su dinamismo y que su savia fluya por todo nuestro ser. Permanecer es recibir toda la experiencia de Jesús y no dejarla ahogar en nuestro egoísmo sino transmitirla con entusiasmo. Permanecer en Jesús es ir asimilando sus criterios y transformarlos en energía que mueva nuestro mundo. Permanecer es todo menos quedarse inmóvil e impasible. El verdadero sarmiento lleva la vida por dentro porque la recibe de Jesús y la transmite a pesar de los problemas y dificultades. Permanecer es cada día experimentar el amor de Jesús y continuar el proceso de transformación conforme a sus criterios.

¿Permanecemos en Jesús con esta vitalidad o solamente ocupamos un lugar? ¿Nos dejamos podar, recortar conforme a los designios del Padre, encauzar hacia sus planes o nos aferramos a nuestros propios proyectos? ¿Qué frutos estamos dando: compromiso, justicia, alegría; o apariencias, privilegios y egoísmos?

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