Tendrás un tesoro en el cielo
- 14 Octubre 2018
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Reflexión del evangelio del Domingo 14 de octubre del 2018
Un corazón libre; XXVIII Domingo Ordinario
Un evangelio incómodo, que tratamos de modificar, le buscamos explicación y acomodamos su sentido
Lecturas:
Sabiduría 7, 7-11: “En comparación con la sabiduría, tuve en nada la riqueza”
Salmo 89: “Sácianos, Señor, de tu misericordia”.
Hebreos 4, 12-13: “La palabra de Dios descubre los pensamientos e intenciones del corazón”.
San Marcos 10, 17-30: “Ve y vende lo que tienes y sígueme”
Este domingo hemos escuchado uno de esos evangelios incómodos, que tratamos de modificar, les buscamos explicaciones, acomodamos su sentido y decimos que Jesús habla en forma figurada para no comprometernos en serio con lo que Él afirma. Veámoslo con atención. Jesús continúa en el camino con sus discípulos y les va enseñando lo más importante para su seguimiento. Corriendo, se acerca un hombre y pregunta a Jesús: “¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Ya la misma pregunta nos llama la atención. No parece que muchas personas estén interesadas en ganarse la vida eterna.
Aparecen muchos libros y recetas para ganar dinero, éxito, poder, para obtener salud, perder peso… pero casi nadie estaría interesado en saber cómo ganarse la vida eterna, la plenitud de la vida. No sabemos si este hombre sea un sincero buscador de la verdad, no podemos descubrir si realmente quiere seguir a Cristo, o si solamente se trate de un judío que quiere cumplir a plenitud con su religión. La respuesta de Jesús a muchos de nosotros nos parece ya bastante exigente: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”. ¡No cumplimos los mandamientos! ¡Muchas veces ni los sabemos! Jesús no insiste en muchas celebraciones o mucho culto, insiste en el amor y la relación con el prójimo. Siguiendo la línea y pensamiento de muchos profetas anteriores a Él, Jesús afirma que la ofensa en contra del ser humano es la que ofende a Dios. Para nuestra sorpresa aquel hombre afirma que lo ha cumplido todo desde pequeño. Cosa que ojalá pudiéramos decir cada uno de nosotros.
Entonces Jesús lo miró con amor y lanza su propuesta. Tan gran aventura a la que invita Jesús, sólo se puede entender a partir del amor. Toda su exigencia se entiende solamente como respuesta de amor, al amor y por amor. “Una cosa te falta”, sí, es una sola cosa, pero es la decisiva: pensar en una manera nueva, mirar de otra forma la propia vida, tener otros intereses. Y ahí se complica todo, no es que el hombre rico no piense, sino que sus pensamientos funcionan, y muy bien, pero sólo en una dirección: defender, aumentar, consolidar las propias posesiones, hacer crecer su riqueza. No es capaz de pensar en otra forma de vivir. Y Cristo le propone un seguimiento radical. Al mirarlo con amor, lo invita a ser su discípulo, a liberar su corazón y dejar de apetecer el dinero, de confiar en el dinero. Le invita a vivir como Él mismo vive: en verdadera libertad, felicidad y amor. El apego a los bienes endurece el corazón, dificulta las relaciones con los demás, enfría la fraternidad humana, nos cierra para compartir con el necesitado. En una palabra, hace imposible el seguimiento de Cristo.
La ambición del dinero, aunque a veces no lo tengamos, nos lleva a destruir y destruirnos con tal de poseer. El rico nunca se conforma con lo que ya tiene, siempre ambiciona más y destruye. El grave problema de nuestro mundo, como lo afirma el papa Benedicto en su carta Caritas in Veritate, no es la falta de alimentos pues “la riqueza crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades…en las zonas más pobres, algunos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora”. El verdadero problema es la ambición. La ambición provoca la corrupción, la violación de derechos humanos, la ilegalidad, la destrucción del medio ambiente a favor de unos cuantos, miseria y pobreza. El Papa Francisco también nos reta a contemplar nuestro planeta, semidestruido y agotado, que nos grita que ha sido víctima de ambiciones que lo han saqueado y colocado al borde de su destrucción. El agua, el aire, los árboles, las minas, lejos de ser una fuente de ingresos y bienestar para todos los hermanos, se han convertido en botín de unos cuantos que saquean y arrebatan y que al final dejan las zonas estériles y vacías. La afirmación de Jesús: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios”!, es muy dura si nos la tomamos en serio.
Seguir a Jesús es muy exigente. La invitación que hace con amor a ser uno de los suyos exige tener el corazón libre. No sólo hay que dejar todos los bienes, sino que hay que repartirlo a los pobres. No basta respetar la justicia, hay que ir a la raíz del mal y fundamento de la injusticia: la ambición de la riqueza. Así aquel hombre prefiere seguir “cumpliendo” mandamientos, pero no se arriesga a la aventura de una entrega total y un amor verdadero que ofrece Jesús. De ahí también el escándalo de los discípulos y las interpretaciones sencillas y fáciles que muchos buscan para poder “pasar por el ojo de una aguja”. Lo importante es la libertad del corazón.
Como cada domingo la Palabra de Dios nos viene a exigir y a cuestionar profundamente. Acerquémonos a Jesús con todas nuestras posesiones, poquitas o muchas, y veamos si no nos están atando el corazón. Miremos si nuestra ambición no ha dañado a personas, a la naturaleza, a la familia, o nuestra relación con Dios. Descubramos juntos con Jesús qué es lo que nos hace falta para encontrar una vida verdadera y plena. Y entonces escuchemos las palabras amorosas de Jesús: “Ven y sígueme”
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos purifique y nos libere, nos inspire y acompañe siempre, para que podamos descubrirte en todos y amarte y servirte en cada uno. Amén.
UN PAPA, UN ARZOBISPO, DOS RELIGIOSAS, DOS SACERDOTES Y UN JOVEN LAICO
Estos son los nuevos siete santos de la Iglesia católica
El Papa decidió a última hora incluir al joven Nunzio Sulprizio
Redacción, 14 de octubre de 2018 a las 08:21
Los siete nuevos santos Aica
Esta mañana, en el marco del Sínodo de los Jóvenes que se realiza en Roma, el Papa Francisco canonizará a 7 beatos
(Reflexión y Liberación).- Esta mañana, en el marco del Sínodo de los Jóvenes que se realiza en Roma, el Papa Francisco canonizará a 7 beatos, entre ellos el Papa Pablo VI, Mons. Oscar Arnulfo Romero y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, que se convertirá en la primera santa de Bolivia.
¿Quiénes son? Les ofrecemos una breve reseña de cada uno
1.- Pablo VI
El Beato Pablo VI es el Papa autor de la encíclica Humanae Vitae, la visionaria encíclica sobre la defensa de la vida y la familia en la que advirtió los problemas que sufre el mundo de hoy a causa de la mentalidad anticonceptiva.
Este Pontífice fue además quien llevó a término el Concilio Vaticano II, iniciado en 1962 por San Juan XXIII.
Giovanni Battista Montini nació en Lombardía (Italia) el 26 de septiembre de 1897. Fue elegido Papa el 21 de junio de 1963. Luego de 15 años de pontificado, falleció en Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978.
2.- Monseñor Romero
El Arzobispo de San Salvador nació en la Ciudad de Barrios (El Salvador), el 15 de agosto de 1917 y murió mártir por odio a la fe el 24 de marzo de 1980, asesinado cuando celebraba la Misa en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha.
Según las investigaciones, la autoría del asesinato apunta a un grupo de aniquilación vinculado a la dictadura militar, que creía que Mons. Romero era cercano a la guerrilla libertaria, debido a su preocupación por los pobres y humillados por esa dictadura criminal. Romero, era Pastor del Pueblo y por eso, sufrió tantas acusaciones alejadas de la realidad. En su lucha por los más pobres y en sus denuncias contra la dictadura, el futuro santo estuvo respaldado por muchos Pastores Católicos y de otras Denominaciones Religiosas en el mundo.
3.- Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús
Nació el 10 de enero de 1889 en Madrid (España). Después de algunos años dentro de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, fundó en 1927 una nueva congregación: las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia, con la que sirvió a los más necesitados y a las mujeres en Bolivia. En 1938 llegó a Argentina donde dio promovió varias instituciones a favor de los jóvenes y los pobres. Murió en Buenos Aires en 1943. Será la primera santa de Bolivia.
4.- P. Vincenzo Romano
Vincenzo Romano fue sacerdote diocesano, nació el 3 de junio de 1751 en Torre del Greco (Italia). Recibió la ordenación sacerdotal en 1775. Trabajó en la reconstrucción de Torre del Greco, ciudad que quedó casi totalmente destruida luego de la erupción del volcán Vesubio en 1794. Además inventó la "rastreadora", una estrategia misionera para reunir, con el crucifijo en la mano, a grupos de personas o transeúntes, improvisar una predicación, y luego acompañarlos a la iglesia u oratorio más cercano para rezar juntos. A menudo se convirtió en un mediador entre los dueños de los corales y los marineros que enfrentaban los riesgos y la fatiga de la pesca. Murió el 20 de diciembre de 1831.
5.- María Caterina Kasper
Nació el 26 de mayo de 1820. En 1845 comenzó su vida junto con algunas compañeras y en 1848, en el día de la Asunción, abrió su hogar a los pobres del país. A la nueva asociación dio el nombre de Esclavas Pobres de Jesucristo. La madre María Caterina siguió la formación de novicias y la apertura de nuevas casas, incluso en el extranjero, para ayudar a los inmigrantes alemanes. Murió el 2 de febrero de 1898.
6.- Francesco Spinelli
Nació en Milán el 14 de abril de 1853, fue ordenado sacerdote en 1875, comenzó su apostolado entre los pobres en la parroquia de su tío Don Pietro. En 1882 conoció a Caterina Comensoli, que deseaba convertirse en religiosa de una congregación cuyo propósito sea la Adoración Eucarística. Entre miles de vicisitudes se llega a la fundación de un instituto que debía dividirse. La Madre Comensoli estableció la Congregación de las Hermanas Sacramentinas, y Francesco la de las Hermanas Adoratrices de las Santísimo Sacramento. Promovió a los marginados, rechazados, y estableció escuelas, oratorios, asistencia a los enfermos o ancianos solitarios. Murió el 6 de febrero de 1913.
Todo está listo para las canonizaciones de Mons. Romero, Pablo VI y otros 5 beatos http://bit.ly/2PydnWM
7.- Nunzio Sulprizio
Inicialmente estaban programadas seis canonizaciones para el 14 de octubre, según anunció el Vaticano 19 de mayo de este año.
Sin embargo, el 19 de julio el Papa Francisco decidió que Nunzio Sulprizio, fallecido a los 19 años de edad, sea también declarado santo en el marco del Sínodo de los Jóvenes que se realiza en el Vaticano hasta el 28 de octubre.
Nunzio Sulprizio nació en Pescosansonesco (Italia) el 13 de abril de 1817. Durante su infancia padeció las consecuencias de la pobreza, la enfermedad y el maltrato; especialmente de su tío materno.
Desde que sus padres fallecieron, su tío lo obligó a trabajar como herrero en condiciones inhumanas, las cuales le habrían provocado el tumor óseo que lo llevó a la muerte el 5 de mayo de 1836.
Con Jesús en medio de la crisis
08.10.18 | 12:14. Archivado en Domingos ordinarios
Antes de que se ponga en camino, un desconocido se acerca a Jesús corriendo. Al parecer tiene prisa para resolver su problema: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?».
No le preocupan los problemas de esta vida. Es rico. Todo lo tienen resuelto.
Jesús lo pone ante la Ley de Moisés. Curiosamente, no le recuerda los diez mandamientos, sino solo los que prohíben actuar contra el prójimo.
El joven es un hombre bueno, observante fiel de la religión judía: «Todo eso lo he cumplido desde joven».
Jesús se le queda mirando con cariño. Es admirable la vida de una persona que no ha hecho daño a nadie. Jesús lo quiere atraer ahora para que colabore con él en su proyecto de hacer un mundo más humano, y le hace una propuesta sorprendente: «Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, dale el dinero a los pobres... y luego ven y sígueme».
El rico posee muchas cosas, pero le falta lo único que permite seguir a Jesús de verdad. Es bueno, pero vive apegado a su dinero. Jesús le pide que renuncie a su riqueza y la ponga al servicio de los pobres. Solo compartiendo lo suyo con los necesitados podrá seguir a Jesús colaborando en su proyecto.
El hombre se siente incapaz. Necesita bienestar. No tiene fuerzas para vivir sin su riqueza. Su dinero está por encima de todo. Renuncia a seguir a Jesús. Había venido corriendo entusiasmado hacia él. Ahora se aleja triste. No conocerá nunca la alegría de colaborar con Jesús.
La crisis económica nos está invitando a los seguidores de Jesús a dar pasos hacia una vida más sobria, para compartir con los necesitados lo que tenemos y sencillamente no necesitamos para vivir con dignidad. Hemos de hacernos preguntas muy concretas si queremos seguir a Jesús en estos momentos.
Lo primero es revisar nuestra relación con el dinero: ¿qué hacer con nuestro dinero? ¿Para qué ahorrar? ¿En qué invertir? ¿Con quiénes compartir lo que no necesitamos? Luego revisar nuestro consumo para hacerlo más responsable y menos compulsivo y superfluo: ¿qué compramos? ¿Dónde compramos? ¿Para qué compramos? ¿A quiénes podemos ayudar a comprar lo que necesitan?
Son preguntas que hemos de hacernos en el fondo de nuestra conciencia y también en nuestras familias, comunidades cristianas e instituciones de Iglesia. No haremos gestos heroicos, pero, si damos pequeños pasos en esta dirección, conoceremos la alegría de seguir a Jesús contribuyendo a hacer la crisis de algunos un poco más humana y llevadera. Si no es así, nos sentiremos buenos cristianos, pero a nuestra religión le faltará alegría.
Domingo 28 Tiempo ordinario - B
(Marcos 10,17-30)
14 de octubre 2018
XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “B”
(Sb 7, 7-11; Sal 89; Hbr 4, 12-13; Mc10, 17-30)
COMENTARIO
Al meditar los textos que nos propone la Liturgia de la Palabra de este domingo, nos puede asaltar la pregunta sobre el significado de la Sabiduría que, según el libro sagrado, merece la mayor valoración: “La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y, junto a ella, la plata vale lo que el barro”.
El salmista alude a la bondad y a la misericordia del Señor. Quien las recibe se colma de alegría y toda su vida estará llena de júbilo. ¿Será el tesoro de la Sabiduría la experiencia de la bondad del Señor, de su misericordia? “En Él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia” (Ef 1, 7).
El Evangelio presenta a los discípulos haciendo cuentas un tanto especuladoras con su entrega, y desean saber el rendimiento que supone haberlo dejado todo. Jesús les responde: -«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más-casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones- y en la edad futura, vida eterna».
Comparando los relatos, si la Sabiduría es más que las riquezas, y el seguimiento de Jesús supone centuplicar los bienes, cabe interpretar que el verdadero tesoro es haberse encontrado con la persona del Señor. San Pablo reconoce: “A mí, el más insignificante de los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo” (Ef 3, 8).
Los que tienen experiencia del amor de Dios, revelado en su Hijo amado, testifican que nada hay en el mundo que pueda compararse con el don de la fe. Así es para los creyentes, “a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros” (Col 1, 27).
Resulta un tanto doloroso echarle cuentas a Jesús y especular con Él, a la manera de los discípulos. Quien encuentra al Señor sabe que es haber encontrado la mayor riqueza, y que Él pide que se le dé el corazón.
“En él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col 2, 3). Por el don de la fe, se toma conciencia de estar habitados por Dios y convertidos en santuarios donde reside la paz, la esperanza y el gozo que nadie más puede dar.
San Pablo nos advierte sin embargo: “Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”.
FRANCISCO PRESIDE UNA DE LAS CANONIZACIONES MÁS MULTITUDINARIAS DE SU PONTIFICADO
"Pablo VI y Romero son profetas de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres"
"Jesús no se conforma con un 'porcentaje de amor'. No podemos amar a Jesús al 50 o el 60%. O todo o nada"
Jesús Bastante, 14 de octubre de 2018 a las 11:12
Francisco, junto a los retratos de los nuevos santosOsservatore Romano
¿Somos una Iglesia que solo predica buenos preceptos o una Iglesia-esposa, que por su Señor se lanza a amar? ¿Lo seguimos de verdad o volvemos sobre los pasos del mundo, como aquel personaje del Evangelio?
(Jesús Bastante).- No cabía un alfiler. La plaza de San Pedro acogió, entre aplausos y mucha emoción, una de las canonizaciones más importantes de la historia reciente de la Iglesia. Un Papa, un arzobispo, dos monjas, dos sacerdotes y un laico, pero sobre todo más de 150.000 corazones acompañaron al Papa en el ascenso a los altares, entre otros, de monseñor Romero y de Pablo VI.
El Papa portaba el cíngulo de Romero, y el báculo (y la casulla) de Pablo VI. Durante un momento, tras bendecir el altar y las reliquias, Bergoglio pareció detenerse para contemplar a la multitud. Más allá de la plaza, más allá de la Via della Conziliazione, portando banderas de decenas de países de todo el mundo, desde El Salvador hasta Corea, países que esperan la pronto llegada de Bergoglio.
Y es que, por primera vez en mucho tiempo (seguramente desde el saludo, en mitad de la lluvia, del primer Paspa llegado del fin del mundo), la plaza de San Pedro parecía representar a toda la cristiandad. Y es que esta canonización tiene detrás muchos datos, y mucha simbología. 90 cardenales, 3.000 sacerdotes, y todo el pueblo detrás. Con Pablo VI, un Papa que es punto de referencia para entender este pontificado, ya son 83 los 'santos padres' en convertirse en santos, un 31%. Tres de cada diez pontífices están canonizados, una cifra que tendría que hacernos pensar.
Pero además, con Romero, se canoniza a la Iglesia de los pobres y el martirio por la libertad, especialmente en América Latina. Con Nunzio, a los jóvenes. Con Nazaria, a las mujeres valientes. Pobres, mujeres, jóvenes son tres de los ejes de esta reforma de la Iglesia con la que sueña Francisco y contra la que luchan muchos que, hoy, habrán bajado los ojos y se habrán mordido los labios al ver al arzobispo mártir del Salvador (e, incluso, al 'cobarde' Pablo VI) elevados a los altares.
Acompañado por los postuladores de las causas, el cardenal Becciu reclamó al Papa que inscribiera a los siete beatos en el libro de los Santos. A las 10,37, Francisco hacía santos a Romero, Pablo VI, Francisco Spinelli, Vicente Romano, María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y Nuncio Sulprizio. La plaza estalló en una rotunda ovación, que duró varios minutos.
Relics of the new saints: shards of bone, lock of hair, bloodstained shirt.
En su homilía, tras la lectura del Evangelio, en griego y latín, Francisco invitó a apostar por el "amor gratuito y total", poniendo el ejemplo del joven rico que preguntaba qué habría de hacer para alcanzar el Reino. "Aquella persona hablaba en términos de oferta y demanda, Jesús le propone una historia de amor". Y le pide sencillamente, "Ven, sígueme".
"Sígueme: no vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día; no te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él al Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la fuerza para entregarte", clamó el Papa, quien afirmó que "Jesús sigue diciendo: «Vende lo que tienes y dáselo a los pobres»".
Porque "el Señor no hace teorías sobre la pobreza y la riqueza, sino que va directo a la vida". "Verdaderamente, no se puede seguir a Jesús cuando se está lastrado por las cosas. Porque, si el corazón está lleno de bienes, no habrá espacio para el Señor, que se convertirá en una cosa más".
Porque la riqueza "dificulta incluso la salvación", pero "no porque Dios sea severo, ¡no! El problema está en nosotros: el tener demasiado, el querer demasiado sofoca nuestro corazón y nos hace incapaces de amar".
"Donde el dinero se pone en el centro, no hay lugar para Dios y tampoco para el hombre", señaló Francisco. Y en esto, como en tantas otras cosas, "Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso".
"También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas?", se preguntó. "A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante". Porque "Jesús no se conforma con un «porcentaje de amor»: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada".
"Nuestro corazón es como un imán: se deja atraer por el amor, pero solo se adhiere por un lado y debe elegir entre amar a Dios o amar las riquezas del mundo", recordó. "¿De qué lado estamos?".
"Preguntémonos cómo va nuestra historia de amor con Dios. ¿Nos conformamos con cumplir algunos preceptos o seguimos a Jesús como enamorados, realmente dispuestos a dejar algo para él?", señaló Bergoglio, quien hizo la pregunta a cada uno "y a todos como Iglesia en camino: ¿somos una Iglesia que solo predica buenos preceptos o una Iglesia-esposa, que por su Señor se lanza a amar? ¿Lo seguimos de verdad o volvemos sobre los pasos del mundo, como aquel personaj
Segui la Messa di #PapaFrancesco per la Canonizzazione di 7 Beati su http://www.vaticannews.va e @Rvaticanaitalia. #PaoloVI #RomeroSanto @paoloruffini2
3:19 - 14 oct. 2018
"En resumen, ¿nos basta Jesús o buscamos las seguridades del mundo?", culminó. El hombre del Evangelio se marchó triste, porque "no había dado su corazón". Y es que "la tristeza es la prueba del amor inacabado. Es el signo de un corazón tibio. En cambio, un corazón desprendido de los bienes, que ama libremente al Señor, difunde siempre la alegría, esa alegría tan necesaria hoy".
Francisco recordó, junto al ya santo Pablo VI, que "Jesús nos invita hoy a regresar a las fuentes de la alegría, que son el encuentro con él, la valiente decisión de arriesgarnos a seguirlo, el placer de dejar algo para abrazar su camino".
Para el Papa, "Pablo VI gastó su vida por el Evangelio de Cristo, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres".
"Pablo VI, aun en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad", recordó.
Francisco se detuvo en contemplar la santidad de "Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos". Lo mismo puede decirse de Francisco Spinelli, de Vicente Romano, de María Catalina Kasper, de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y de Nuncio Sulprizio.
"Todos estos santos, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo", concluyó Francisco.
Santo Evangelio según San Marcos 10, 17-30. Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario. Ciclo B.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas para poder estar contigo. Sólo Tú sabes lo mucho que he tenido que pasar para poder llegar a estar en tu presencia. Conoces bien todas mis batallas, victorias y derrotas. Conoces bien todo lo que me pasa, pues jamás te has alejado de mi lado. Ayúdame a darme cuenta que eres el amigo que nunca me abandona, el Papá más amoroso que me espera y me anima siempre. Aumenta mi fe en Ti, Señor. Ayúdame a saber escuchar tu voz en este momento de oración y jamás permitas que pierda de vista que Tú siempre estás a mi lado. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy amada alma:
Acabas de leer que miré con amor a ese joven. ¿Sabes?,no es al único que he mirado con amor. Cada mañana miro como te levantas. Miro tus alegrías, tus luchas, tus derrotas, tus dolores, tus heridas. Eres preciosa a mis ojos, te amo y solo tengo ojos para ti. Eres mi creación predilecta, mi hija más amada.
Cada instante, cada minuto, cada segundo te miro con amor. No importa lo que hagas, ni lo que digas... Te amo por lo que eres.
¡Si tan sólo fueras consciente de lo mucho que te amo y de lo importante que eres para mí!, si lo supieras de verdad, seguramente no te alejarías jamás de mi lado... Pero quiero hacerte saber que nisiquiera eso importa: No importa cuántas veces te alejes como se alejó ese joven rico, ni qué tan lejos te vayas... Nunca, ¡NUNCA!, dejaré de mirarte con amor ni me cansaré de esperarte.
Corre, vuela, no te detengas. Sólo recuerda que pase lo que pase, siempre habrá alguien para quien eres lo más importante y que te mira con todo el cariño y toda la ternura que puede existir.
Nunca lo olvides. Siempre estaré allí para ti, mirándote con amor. Nada ni nadie puede cambiar mi amor por ti.
Atentamente, Jesús.
El amor es incompatible con la idolatría: si algo se convierte en absoluto e intocable, entonces es más importante que un cónyuge, que un hijo, o que una amistad. El apego a un objeto o a una idea hace ciegos al amor. Y así para ir detrás de los ídolos, de un ídolo, podemos incluso renegar al padre, la madre, los hijos, la mujer, el esposo, la familia... lo más querido. El apego a un objeto o a una idea hace ciegos al amor. Llevad esto en el corazón: los ídolos nos roban el amor, los ídolos nos hacen ciegos al amor y para amar realmente es necesario ser libres de todo ídolo.
¿Cuál es mi ídolo? ¡Quítalo y tíralo por la ventana!
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
El día de hoy, voy a buscar hacer una visita a Cristo Eucaristía intentando experimentar su mirada amorosa y así poder seguirlo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.