Uno de vosotros me va a entregar

Santa Kateri Tekakwitha

Celebrado El 17 De Abril

Kateri Tekakwitha (1656-1680), laica, india de América del Norte (Estados Unidos y Canadá), llamada también “lirio de los Mohawks”, muerta tres años después de su bautismo.

La América norteamericana ya tiene su santa india. Una figura extraordinaria llena de encanto, testigo de lo que la gracia divina hace en quien, con toda la inocencia de una juventud incontaminada, se deja llevar por su impulso. Kateri Tekakwitha vivió mucho en pocos años. Murió consagrada a Dios a los 24 años.

En el inmenso territorio descubierto en el siglo XVI, se establecieron poco a poco colonias de todas las procedencias, ambicionando establecerse en aquellas grandes praderas. En medio de la presencia holandesa y luego inglesa, vivió una joven india mohawk.

La santa ha realizado muchos milagros privados. La conocida como “el lirio de los mohawks” tiene su santuario nacional en Fonda, Nueva York. Fue fundado en honor de Kateri, en el lugar donde fue bautizada el domingo de Pascua, 5 de abril de 1676, y aquí vivió sus años de adolescencia.

Kateri nació en 1656 de una madre algonquina cristiana --raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk--, en la aldea fortificada de Mohawk Canaouaga u Ossernenon (moderna Auriesville), en el actual estado de Nueva York.

Cuando sólo tenía cuatro años, quedó huérfana, debido a una epidemia de viruela. Kateri sobrevivió epro quedó marcada de cicatrices y con una visión reducida. Kateri fue apodada "tekakwitha", que significa "la que choca contra las cosas". Fue acogida por su tío, que se oponía duramente a la evangelización.

Cuando Kateri tenía diez años, en 1666, una partida de guerra compuesta de soldados franceses e indios hostle de Canadá destruyó las fortalezas mohawk en la orilla sur del río Mohawk. Los mohawks supervivientes se trasladaron a la parte norte del río. Kateri vivió en Caughnawaga, sede del actual santuario, los siguientes diez años.

Cuando tenía 18 años, inició la catequesis en secreto y finalmente su tío dio su consentimiento para que se convirtiera al cristianismo, a condición de saliera del pueblo indio. Tras caminar unos 320 kilómetros por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca deMontreal, en 1677. El asentamiento indio era conocido como Kahnawake, al otro lado del río San Lorenzo, fue denominado "El pueblo de los indios que rezan".

El día de Navidad de 1677, Kateri hizo la primera comunión y, en la Fiesta de la Anunciación de 1679, hizo voto de virginidad perpetua. Se ofreció a la Santísima Virgen María para que la aceptara como hija. En los últimos años de su vida, soportó un gran sufrimiento por una enfermedad grave. Murió el 17 de abril de 1680, poco antes de cumplir 24 años, y fue enterrada en Kahnawake, Quebec, Canadá. Sus palabras finales fueron: "Jesús, María, os amo". Para saber más, la página de la beata está en inglés: 

Nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti

Santo Evangelio según San Mateo 26, 14-25. Miércoles Santo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús mío, te escojo a Ti una vez más para que seas mi felicidad. Mírame, Señor, para que haga la experiencia de cuánto soy amado.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?”. Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo.

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”. Él respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.

Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: “¿Acaso soy yo, Señor?”. Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

«¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?» Qué fuerte es escuchar las palabras saliendo de los labios de Judas. Lo vemos muy lejos de nosotros, pero el hecho es que nosotros, también, muchas veces estamos en el lugar de Judas. Y podría sonar como un «cliché» pues seguramente lo has escuchado innumerables veces, pero es una realidad profundísima de la fe: cuando se escoge o se rechaza a Cristo, estamos, igual que Judas, tomando una decisión sobre el Dios Vivo.

El mundo y la sociedad actual constantemente nos está ofreciendo recompensas a cambio de Cristo. El mundo está constantemente susurrándonos que, si le entregamos a Jesús, nos va a dar la felicidad. Y a veces podría parecer que el mundo tiene razón.

Pero ¿qué significa entregar a Cristo? Significa entregar la fuente más profunda de nuestra felicidad plena porque nosotros fuimos creados para amar y ser amados, pero no con un amor cualquiera sino con un amor infinito... un amor de Dios. Nuestro corazón está sediento de ese amor y sólo Él lo puede saciar. Podríamos tener el mundo a nuestros pies, pero si no tenemos aquello para lo cual fuimos creados, no tenemos nada. Podríamos no tener nada, pero si lo tenemos a Él, lo tenemos todo.

Tantas veces ya hemos fallado y hemos hecho este cambio, esta traición. Pero debemos recordar que hay dos maneras de reaccionar ante el fallo a Jesús, como Judas o como Pedro. Busquemos siempre la mirada de Jesús en esos momentos en que le hemos fallado, para experimentar esa mirada que nos perdona, nos ama y nos sana.

«Cuál es la última palabra que Jesús dirige a Judas, precisamente en el momento de la traición. Judas, amigo. Cuando precisamente Judas iba a entregarlo, Él le dice “amigo”, le recuerda esto. Porque Él es fiel. El Señor no dice: “Vete porque tú te has alejado de mí. Vete”. ¡No! Él hasta el final es fiel a este don que nos ha dado a todos: el don de la amistad. Como consecuencia, Jesús es nuestro amigo. Y Judas, como dice aquí, fue a su nueva suerte, por su destino que él eligió libremente, se alejó de Jesús. Y este alejarse de Jesús se llama apostasía. Un amigo que se convertía en enemigo o un amigo que se convierte en indiferente o un amigo que se convierte en traidor. El Señor no reniega, sino que hasta el final Él está allí: “Judas, amigo”. Hasta el final. Y esto nos debe hacer pensar».

(Homilía de S.S. Francisco, 14 de mayo de 2018, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Cuando el mundo me ofrezca algo a cambio de Cristo, meditar qué es lo que me ofrece y qué es lo que pierdo.
Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy es un día para preparar el corazón para el triduo sacro

Miércoles santo. Los discípulos preparan la cena de Pascua, ¿cómo está tu corazón en este momento?

Por: SS Papa Francisco

La Pasión de Jesús se acerca. Hoy es un día para preparar el corazón para el triduo sacro. Los discípulos preparan la Pascua, Judas le ha entregado y con el Sanedrín buscan la ocasión para tomarlo preso. ¿Cómo está tu corazón en este momento?

Viviendo la Semana Santa

“¿Qué quiere decir para nosotros vivir la Semana Santa? ¿Qué significa seguir a Jesús en su camino al Calvario hacia la Cruz y la Resurrección? En su misión terrena, Jesús recorrió los caminos de Tierra Santa; llamó a doce personas sencillas para que permanecieran con Él, compartieran su camino y continuaran su misión. Las eligió entre el pueblo lleno de fe en las promesas de Dios. Habló a todos, sin distinción; a los grandes y a los humildes, al joven rico y a la viuda pobre, a los poderosos y a los débiles; trajo la misericordia y el perdón de Dios; curó, consoló, comprendió; dio esperanza; trajo para todos la presencia de Dios que se interesa por cada hombre y por cada mujer, como hace un buen padre y una buena madre hacia cada uno de sus hijos. Dios no esperó que fuéramos a Él, sino que Él se puso en movimiento hacia nosotros, sin cálculos, sin medida. Dios es así: él da siempre el primer paso, Él se mueve hacia nosotros. Jesús vivió las realidades cotidianas de la gente más sencilla: se conmovió ante la multitud que parecía un rebaño sin pastorlloró ante el sufrimiento de Marta y María por la muerte del hermano Lázaro; llamó a un publicano como discípulo suyo; sufrió también la traición de un amigo. En Él Dios nos dio la certeza de que está con nosotros, en medio de nosotros. «Las zorras —dijo Él, Jesús—, las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8, 20). Jesús no tiene casa porque su casa es la gente, somos nosotros, su misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia de amor de Dios.

En la Semana Santa vivimos el vértice de este camino, de este designio de amor que recorre toda la historia de las relaciones entre Dios y la humanidad. Jesús entra en Jerusalén para dar el último paso, en el que resume toda su existencia: se dona totalmente, no se queda nada, ni siquiera la vida. En la Última Cena, con sus amigos, comparte el pan y distribuye el cáliz «para nosotros». El Hijo de Dios se ofrece a nosotros, entrega en nuestras manos su Cuerpo y su Sangre para estar siempre con nosotros, para habitar en medio de nosotros. En el Huerto de los Olivos, como en el proceso ante Pilato, no opone resistencia, se dona; es el Siervo sufriente anunciado por Isaías que se despoja a sí mismo hasta la muerte (cf. Is 53, 12).

Jesús no vive este amor que conduce al sacrificio de modo pasivo o como un destino fatal; ciertamente no esconde su profunda turbación humana ante la muerte violenta, sino que se entrega con plena confianza al Padre. Jesús se entregó voluntariamente a la muerte para corresponder al amor de Dios Padre, en perfecta unión con su voluntad, para demostrar su amor por nosotros. En la Cruz, Jesús «me amó y se entregó por mí» (Ga 2, 20). Cada uno de nosotros puede decir: Me amó y se entregó por mí. Cada uno puede decir esto: «por mí».

¿Qué significa todo esto para nosotros? Significa que éste es también mi camino, el tuyo, el nuestro. Vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús no sólo con la emoción del corazón; vivir la Semana Santa siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos —como dije el domingo pasado— para ir al encuentro de los demás, para ir hacia las periferias de la existencia, movernos nosotros en primer lugar hacia nuestros hermanos y nuestras hermanas, sobre todo aquellos más lejanos, aquellos que son olvidados, que tienen más necesidad de comprensión, de consolación, de ayuda. ¡Hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso y rico de amor!

FRAGMENTO DE LA AUDIENCIA GENERAL DEL PAPA FRANCISCO, Miércoles Santo, 27 de marzo de 201. Texto completo

El miércoles santo. La verdad de Judas

La Pasión de Jesús. El miércoles Jesús no acudió al Templo. Permaneció en Betania en una vigilia de oración.

El miércoles santo Jesús no acudió al Templo. Permaneció en Betania en una vigilia de oración. Todo lo que había de decir, lo ha dicho. La revelación de su identidad es clara. La denuncia del pecado también. Las posiciones de los importantes también están definidas.

Cristo les dice: "Sabéis que de aquí a dos días será la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado"(Mt). Hay presciencia en Jesús. Sabe lo que va suceder, sabe el día y la hora. No le será ahorrado el desconocimiento previo, o la esperanza de que el dolor va ser menor. Lo sabe todo. Es consciente de que los clavos van a atravesar su carne, sabe que su cuerpo va ser flagelado, escupido, deshonrado y, por fin, llegará una muerte cruel. Lo sabe, y no huye, porque esa afrenta va a ser convertida en un sacrificio en el que Él va a ser sacerdote y víctima. Va a pedir al Padre el perdón para todos, pero lo va a pedir pagando el precio de justicia de todos los pecados. Va ser un verdadero sacrificio expiatorio, como lo simbolizaba el animal que soltaban los sacerdotes que llevaba sobre sí los pecados del pueblo. Pero ahora no va ser un símbolo, sino una realidad. El peso de todos nuestros pecados va a caer sobre Él. Jesús va a ser el inocente que paga por los pecados de aquellos a quienes ama. De esta manera se manifiesta una misericordia que tiene en cuenta la justicia.

Ya había sido profetizado mucho sobre el siervo de Yavé que padecerá para librar al pueblo de sus pecados. Se cumplirá todo hasta el mínimo detalle. El amor no es sólo la satisfacción por el gozo con la persona amada. Es también querer tanto al otro -en este caso todos los hombres- que se busca librarlos de todo mal, se busca liberarlos de las garras del diablo, de las redes del pecado, de la muerte primera, y de la muerte segunda que es el infierno. Ese amor le lleva a no poder soportar que se pierda ninguno. Que todo el que quiera salvarse lo pueda hacer. Por eso no rechaza el sacrificio. Se puede decir que lo ama, aunque el corazón tiemble y la carne se resista. Pero la voluntad es firme. Y el miércoles santo es un día de oración intensa y sin descanso, rodeado del cariño de los suyos, aunque no todos, pues Judas le odia.

La reunión del sanedrín
Aquel día se reunieron las tres clases del sanedrín: los príncipes de los sacerdotes, los escribas, y los ancianos notables. Preside el Sumo sacerdote Caifás. No es una reunión oficial, pero están casi todos. Los acontecimientos del día anterior hacen que lo ya decidido se ponga por obra. Ya habían decidido matarle antes; pero nada han conseguido. Ahora les mueve la furia de hacerlo cuanto antes, pero con astucia, con una frialdad y un odio que encuentran su motor en el mismo Satanás. Son implacables "Entonces se reunieron los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás, y acordaron apoderarse con engaño de Jesús y hacerle morir. Pero decían: No sea en la fiesta, para que no se produzca alboroto entre el pueblo"(Mt). Las deliberaciones fueron duras. Hablan más los que más le odian, es decir, los que tienen una mayor pecado según las denuncias públicas y privadas de Jesús. No pueden esperar, pero no quieren alboroto. Saben que los partidarios de Jesús son muchos. Saben que en una situación de guerra civil, los romanos intervendrían y liberarían a Jesús, pues su conducta es intachable y nada enemigo de ellos. Por otra parte quieren comprometer a los romanos para que ellos sean responsables de la muerte de Cristo ante el pueblo. Deben calcular las cosas hasta el mínimo detalle. No pueden fallar. Alguno habla de Judas que ya ha entrado en tratos, pero poco saben de él.

La traición de Judas
"Se acercaba la fiesta de los Azimos, que se llama Pascua, y los príncipes de los sacerdotes y los escribas buscaban cómo acabar con él, pero temían al pueblo. Entró Satanás en Judas, llamado Iscariote, uno de los doce. Fue y habló con los príncipes de los sacerdotes y los magistrados sobre el modo de entregárselo"(Lc).

Satanás se aprovecha
Satanás sólo entra si se le deja entrar. Puede tentar y tienta como lo hizo con Jesús y lo hace con todos. Pero para entrar necesita una puerta abierta. Satanás es soberbio, pero es lúcidamente inteligente. Conoce las debilidades de los hombres y las prueba. Odia a Dios, y sabe que el mayor daño que le puede hacer es destruir a los hombres. Conoce la debilidad de Judas, su amor por el dinero, y lo que el dinero lleva consigo. Ha seguido su comportamiento a lo largo de los tres años. Ha podido observar sus trampas. Y sobre todo su resentimiento por no entender el modo como Jesús lleva las cosas adelante. Judas no puede entender un amor tan grande que le lleve a la pobreza, a decir las verdades a los poderosos, contra las juiciosas políticas de los hábiles. Su vida de fraternidad es difícil con los demás, pues ellos han dejado todo para seguir a Jesús, y les ve decididos a hacer lo que les pida, por loco que parezca. Las peleas y los reproches no faltan. No en vano ellos no tienen tanta paciencia como Jesús, que siempre le disculpa y le apoya. La misma paciencia y el amor de Jesús le llenan de odio, pues son un reproche cuando él ya no quiere saber nada de ese reinado que no parece de este mundo.

Judas se decide
Entonces Judas Iscariote "fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde entonces buscaba una oportunidad para entregarlo"(Mt)

La verdad de Judas
El precio había sido profetizado. Es muy posible que ellos, o alguno de ellos, se acordase de la profecía con burla y cinismo. Es muy posible que, en su astucia, la utilizasen para acallar la conciencia de Judas diciéndole que si verdaderamente Jesús era el Mesías se aclararía todo, pues se manifestaría con poder. Era un engaño, pero cuando se peca, cualquier excusa puede servir de justificación. El hecho es que él era traidor de quien más le había querido, del Mesías, del Amigo, del Hijo de Dios Altísimo. Esa es la verdad de Judas. Estaba cometiendo el peor de los pecados con una lucidez que la compañía con Jesús agravaría por minutos.

Las treinta monedas de plata
La cantidad de treinta siclos de plata era también el precio del daño por un esclavo que hubiese sido muerto por un animal. Era el precio de un pequeño campo. Era el precio de un cordero pascual. Simbolizaba, sin quererlo, a Jesús que se entrega como un esclavo de amor, del cordero pascual que libera de la muerte a los primogénitos. Para Judas era sólo el símbolo del poder que alcanzaría cuando venciesen sus nuevos amigos frente al. Poco sabía cuál iba a ser la paga de los traidores, pues lo que es lucidez para la traición es oscuridad para el propio conocimiento.

Ignoran el juicio de Dios
Los reunidos en el Sanedrín se alegraron. Judas hierve de actividad. Se separan, preparando todo para el desenlace inminente, aunque un cierto temor de que Jesús se escapase de nuevo de sus manos les deja intranquilos, pues lo ha hecho muchas veces. Menos les intranquilizaba lo más importante: el juicio de Dios.

¿Sabía que puede obtener indulgencia plenaria en Semana Santa?

Durante la Semana Santa se puede obtener indulgencia plenaria si se realiza una de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede

Durante la Semana Santa se puede obtener para uno mismo o para los difuntos el don de la indulgencia plenaria si se realiza una de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.

Una indulgencia plenaria es una gracia que concede la Iglesia, por los méritos de Jesucristo, de María y todos los santos, para borrar la pena temporal que queda como consecuencia del pecado. La indulgencia aplica a pecados ya perdonados.

Jueves Santo

1. Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor, se recita o canta el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).

2. Si se visita por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para adorarlo.

Viernes Santo

Si el Viernes Santo se asiste piadosamente a la adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor.

Sábado Santo

El rezo de dos o más personas del Santo Rosario.

Vigilia Pascual

Si se asiste a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella se renuevan las promesas del Santo Bautismo.

Condiciones:

Para ganar la indulgencia plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:

1. Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.

2. Confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra para ganar la indulgencia; pero conviene que la comunión y la oración se realicen el mismo día en que se cumple la obra.

Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias.

Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las intenciones del Santo Padre solo se gana una Indulgencia Plenaria.

La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y devoción.

Francisco reza por la Iglesia en París tras incendio en Notre Dame

Se une "a su tristeza, así como con la de los fieles de su diócesis, los habitantes de París y todos los franceses"

El Papa Francisco expresó su cercanía a Francia ante el terrible incendio de la Catedral de Notre Dame de París ocurrido el lunes 15 de abril.

En un mensaje enviado este 16 de abril al Arzobispo de París, Mons. Michel Aupetit, el Santo Padre escribió que, tras el incendio que devastó gran parte de la Catedral de Notre Dame, se une “a su tristeza, así como con la de los fieles de su diócesis, los habitantes de París y todos los franceses”. “En estos días Santos, donde recordamos la Pasión de Jesús, su muerte y su Resurrección, les aseguro mi cercanía espiritual y mi oración”, destacó el Papa.

También, el Pontífice reconoció que este desastre dañó seriamente un edificio histórico, pero además afirmó: “Me doy cuenta de que también ha afectado un símbolo nacional muy querido en los corazones de los parisinos y franceses en la diversidad de sus creencias” porque, explicó el Papa, Notre Dame “es la joya arquitectónica de una memoria colectiva, el lugar de reunión de muchos eventos importantes, el testimonio de la fe y la oración de los católicos en la ciudad”.

Al mismo tiempo, el Santo Padre destacó la valentía y el trabajo de los bomberos que intervinieron para apagar el fuego” y deseó que la Catedral Notre Dame “pueda volver a convertirse, gracias a las obras de reconstrucción y la movilización de todos, en esta hermosa joya en el corazón de la ciudad, un signo de la fe de quienes la construyeron, iglesia madre de su diócesis, un patrimonio arquitectónico y espiritual de París, Francia y la humanidad”.

Al finalizar su mensaje, el Papa impartió la bendición apostólica con esperanza a los obispos de Francia y los fieles de su diócesis, e invocó la bendición de Dios sobre los habitantes de París y de todos los franceses.

Por su parte, el director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, escribió en su cuenta de Twitter en la mañana de este 16 de abril que el Santo Padre reza “por los católicos franceses y por la población parisina” conmocionados por el terrible incendio que arrasó con la Catedral Notre Dame en París.

En esta línea, el Papa “asegura sus oraciones por todos aquellos que intentan enfrentar esta dramática situación”, indicó.

El día anterior por la noche, Alessandro Gisotti había señalado que “la Santa Sede ha recibido con conmoción y tristeza la noticia del terrible incendio que ha devastado la Catedral de Notre Dame, símbolo de la cristiandad en Francia y en el mundo”.

“Expresamos la cercanía a los católicos franceses y a la población de París y aseguramos nuestras oraciones por los bomberos y cuantos hacen lo posible por hacer frente a esta dramática situación”, afirmó.

PAXTV.ORG