No temas; desde ahora serás pescador de hombres

Teresa de Calcuta, Santa

Religiosa y Fundadora, 5 de septiembre

Martirologio Romano: En la ciudad de Calcuta, en la India, Santa Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados († 1997).

Fecha de beatificación: 19 de octubre de 2003, por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 4 de septiembre de 2016 por S.S. Francisco

Breve Biografía

¿Cuáles fueron los milagros para su beatificación y canonización?

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”, decía la Madre Teresa.

La Madre Teresa nació un 26 de agosto de 1910 en Skopje. Fue la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. La bautizaron con el nombre de Gonxha Agnes. Recibió la primera Comunión a los cinco años y medio; y la Confirmación la recibió en 1916.

A los ocho años muere su padre y su familia pasa por una gran estrechez económica. Cuando llegó a los 18 años deja la casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como las Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí tomó el nombre de Hermana María Teresa por Santa Teresa de Lisieux. Llega a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de hacer sus primeros votos en mayo de 1931, es destinada a la comunidad de Loreto Entally en esa ciudad de la India donde fue docente de las alumnas del colegio St. Mary.

El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua y llegó a convertirse en directora del mencionado colegio en 1944. Sin embargo, un 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió lo que ella llamó la “inspiración”, su “llamada dentro de la llamada”. Aquel día la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón. En las siguientes semanas, mediante locuciones interiores y visiones, el mismo Jesús le reveló su deseo de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, le dijo el Señor.

Del mismo modo, le pidió que fundara una congregación religiosa al servicio de los más pobres entre los pobres. Es así que después de muchas dificultades, el 17 de agosto de 1948 se visitó por primera vez con el sari blanco orlado de azul y salió del convento de Loreto para introducirse en el mundo de los pobres.

Recorrió los barrios pobres, visitó familias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados. Todos los días recibía la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano. Luego de algunos meses, se le unieron algunas de sus antiguas alumnas.

En 1950 se establece oficialmente la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Tiempo después envió a sus hermanas a otras partes de la India y abre otras casas en Venezuela, Roma, Tanzania y en los cinco continentes.

Con el tiempo funda también a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Así como a los Colaboradores de Madre Teresa y a los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Lo que inspiró a los Misioneros de la caridad laicos y al movimiento Sacerdotal Corpus Christi.

En 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los medios de comunicación empezaron a seguir con más atención sus obras que daban testimonio de la alegría de amar y de la grandeza y dignidad de cada persona humana.

Al final de su vida y a pesar de sus problemas de salud, Madre Teresa continuó sirviendo a los pobres. Después de encontrarse por última vez con San Juan Pablo II, retorna a Calcuta y el 5 de septiembre de 1997 volvió a la Casa del Padre.

Sube, Señor, a mi barca

Santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11. Jueves XXII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Sube, Señor, en mi barca para que tomes el control de mi vida. Ayúdame a cumplir la misión que me pides.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”. Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Multitudes iban a escuchar a Jesús con atención y Él anunciaba a todos la alegría del Reino. Pero de todos los que se encontraban en ese lugar ese día, Jesús se fijó en Simón que estaba ahí porque ese era su lugar de trabajo de todos los días.

Quizás Simón, a pesar de estar ahí por «casualidad», era el que más necesitaba a Jesús y de quien Jesús también necesitaba. Simón estaba agobiado por su trabajo, no había pescado nada en toda la noche y estaba cansando, desilusionado. Jesús, que conoce nuestro corazón, al ver eso no se quedó en el plano de la necesidad humana del trabajo, sino que vio más en profundidad. Lo vio, lo amo y lo llamó para una misión.

Pedro tomó una decisión que parecía ilógica, decidió confiar en un advenedizo que ni siquiera era pescador y le dijo: En tu nombre, Señor, echaré las redes. En ese momento Jesús subió a la barca y ocurrió el milagro más grande, un cambio de corazón por el encuentro personal con el Señor. La sobreabundancia de peces era algo sin importancia para Pedro, tanto así que dejó de inmediato lo único que tenía para sobrevivir.

El Señor cuando se cruza en nuestro camino no lo hace por casualidad, nos conoce, nos ama y nos tiene una misión. Quiere sanar nuestro corazón y hacernos infinitamente felices a su lado. La pregunta es, ¿lo dejas subir a tu barca? Echa las redes y verás qué bueno es el Señor. El trabajo, estudios y cosas de todos los días se vuelven algo extraordinario en lo ordinario cuando dejamos que el Señor sea el que dirija nuestra barca.

«Esta es la motivación, la fuerza de toda nuestra vida religiosa y también de nuestra acción con los jóvenes: llevarlos a Dios. Ante la tentación de la resignación, en la pastoral juvenil y vocacional se os pide la audacia evangélica y la vocación para echar las redes, aunque no parezca el tiempo o la hora más oportunos. Frente a una vida somnolienta, adormecida y cansada, se os pide que estéis despierto para poder despertar; se os pide que seáis profetas de esperanza y novedad, profetas de alegría con vuestra propia vida».

(Discurso de S.S. Francisco, 15 de junio de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Intentaré escuchar la voz de Dios en una decisión que parezca ilógica ante los ojos del mundo, pero que traerá paz a mi alma.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El llamado en la Pesca Milagrosa

Toda vocación es un llamado para ir 

"En aquél tiempo la gente se apretaba alrededor de Jesús para escuchar la palabra de Dios, a la orilla del lago de Genezaret. Vio dos barcas amarradas a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado a lavar las redes. Subió a una de las barcas que era la de Simón y le pidió que la apartara un poco de la orilla: se sentó en la barca y empezó a enseñar a la muchedumbre.

Cuando terminó de hablar dijo a Simón: "Lleva la barca a la parte más honda y echa redes para pescar". Simón respondió: "Maestro hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, pero sobre tu palabra echaré las redes". Y al echar las redes pescaron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Pidieron por señas a sus compañeros que estaban en la otra barca que vinieran a ayudarlos; vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador". Pues, tanto él como sus compañeros estaban asombrados por la pesca que acababan de hacer. Lo mismo le pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de hoy en adelante serás pescador de hombres". Entonces llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús". (San Lucas 5, 1 a 11).

MAR ADENTRO

"Lleva la barca a la parte mas honda y echa redes para pescar". La orden dada por Jesús a Simón es sorprendente. Jesús no es pecador de oficio, a diferencia de Simón, y le indica, sin embargo, lo que debe hacer. La orden es simbólica; es en alguna forma, una parábola en acción. Cristo tiene en vista una empresa mucho mayor que la pesca en el lago de Tiberíades. Al pedir a Simón que vaya mar adentro, es como si lo quisiera invitar a una aventura en que se dejan las playas de cada día en busca de un horizonte mucho más grande.

Toda vocación es un llamado para ir "mar adentro", a desprenderse del pequeño horizonte de la vida ordinaria, para comprometerse en una obra grandiosa, la de la salvación del género humano.

LA CONFIANZA EN LA PALABRA DE JESUS

"Sobre tu palabra echaré las redes". Simón hace un acto de confianza ciega. Todo le aconseja que no siga la orden dada por Jesús. "Maestro, toda la noche hemos estado trabajando sin pescar nada". La experiencia que acaba de tener Simón protesta contra la aventura a la que lo quiere llevar Jesús.

El sentido común le dice que no hay esperanza de ninguna pesca. Sin embargo Simón pone sobre su experiencia la sabiduría del Maestro. No comprende la orden dada, pero pone su confianza en Jesús y obedece. Cree a la palabra de Jesús.

La vocación pide confianza en la palabra de Cristo. Esta palabra puede parecer desconcertante. La aventura en la que Jesús quiere lanzar a los que llama podrá parecer atrevida, con poca perspectiva de éxito. Pero el Maestro sabe mejor que nadie a dónde quiere llevar a un alma; con su omnipotencia hace triunfar el proyecto de la vocación.

LA PESCA MILAGROSA

"Al echar las redes pescaron tal cantidad de peces que las redes se rompían". Inmediatamente la confianza de Simón fue recompensada. Jamás había hecho una pesca tan grande. La cantidad de pescados sobrepasaba sus esperanzas. Cristo es generoso en la abundancia de los bienes que da.

Al llevar a Simón a la pesca milagrosa. Jesús le hace sentir el poder que tiene de colmar todos sus deseos. Le hace comprender que en EL se encuentran la solución de todos los problemas y la satisfacción a todas las aspiraciones; lo invita a unirse definitivamente, únicamente a El.

PECADOR... ANTE EL LLAMAMIENTO DIVINO

"¡Aléjate de mí, Señor, que soy un pecador!". Simón tiene la conciencia de encontrarse ante quien posee un poder divino.. Ahora bien, en presencia de Dios, el hombre debe reconocerse pecador. Simón se reconoce indigno de vivir cerca de Jesús, en su intimidad: ¡el pecador, al lado de la santidad en persona!

Ante la vocación, es normal que el joven sienta completamente indigno. Ningún ser humano merece vivir en la intimidad de Cristo, porque ninguno está exento de pecado, excepto la Santísima Virgen María. Si sólo se considerara el pecado se debería pedir al Señor que se alejara.

SOBREPONERSE AL TEMOR

"No temas". Jesús no quiere que Simón se aleje de El por temor. Desea reafirmarlo en su confianza. Simón tuvo la audacia de echar las redes al mar fiándose de la palabra del Maestro: ahora debe tener la audacia de permanecer en la compañía de Jesús fiándose de su palabra alentadora.

El saberse pecador y acompañar a Jesús, no detiene a Simón. En la vocación, Cristo no quita a nadie su realidad de pecador, pero la fuerza de corresponder al llamamiento a pesar de las faltas del pasado y de la indignidad del presente. Ayuda a sobreponerse a los legítimos temores de la debilidad humana. Ofrece su propia seguridad la garantía de que el ideal de la vocación puede realizarse, porque El sostiene con su gracia.

PESCADORES DE HOMBRES

"En adelante serás pescador de hombres". El destino propuesto por Jesús es por mucho superior al oficio ejercitado hasta entonces por Simón. Pescar hombres es una empresa mucho mas noble y difícil que pescar peces. Es una misión maravillosa, más milagrosa aún que la pesca que acaban de hacer.

La vocación compromete al hombre en un trabajo muy por encima de los trabajos humanos ordinarios: ganar almas para Cristo: Es en realidad una obra divina, porque solo Dios puede elegir a un joven, convertirlo, transformarlo, santificarlo. Una obra divina sobrepasa a todo oficio, carrera o profesión, a todo trabajo humano. La vocación es una invitación a cumplir el trabajo de Dios, un trabajo milagroso.

DEJARON TODO PARA SEGUIR A CRISTO

"Lo dejaron todo y siguieron a Jesús". Dejaron aún la pesca milagrosa que los había llenado de admiración, porque comprenden que Jesús vale mucho más que las dos barcas llenas de pescados que les acaba de obsequiar.

Los que están destinados a ser pescadores de hombres, están invitados a dejarlo todo para seguir a Cristo. Para trabajar plenamente, con todas sus fuerzas, en la obra de la salvación de la humanidad, es necesario renunciar a todo lo demás, aceptar el que todo su haber sea Cristo. La vocación reclama el desprendimiento completo del mundo, para alcanzar el apego total al Salvador.

Discurso completo del encuentro interreligioso con los jóvenes

Pronunciado en el Pavillon Maxaquen junto al Arzobispo de Maputo y 15.000 personas

Por: Papa Francisco | Fuente: Vaticano 

Muchas gracias por tus palabras de bienvenida, muchas gracias también por todas y cada una de las representaciones artísticas que han realizado. Muchas gracias. Siéntense, pónganse cómodos.

Me agradecían porque he reservado tiempo para estar con ustedes. ¿Qué es más importante para un pastor que estar con los suyos? ¿Qué es más importante para un pastor que encontrarse con sus jóvenes? ¡Ustedes son importantes! Tienen que saberlo, tienen que creérselo. ¡Ustedes son importantes! Pero con humildad. Porque ustedes no son sólo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Ustedes son el presente que, con todo lo que son y hacen, ya están aportando lo mejor que hoy pueden regalar. Sin su entusiasmo, sus cantos, su alegría de vivir, ¿qué sería de esta tierra? Verles cantar, sonreír, bailar, en medio de todas las dificultades que viven —como bien nos contabas tú— es el mejor signo de que ustedes, jóvenes, son la alegría de esta tierra, la alegría de hoy.

La alegría de vivir es una de sus principales características —y eso se puede sentir aquí—. Alegría compartida y celebrada que reconcilia y se transforma en el mejor antídoto que desmiente a todos aquellos que quieren dividir, fragmentar o enfrentar. ¡Cuánto les hace falta a algunas regiones del mundo su alegría de vivir!

Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animarse a vivir el desafío de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia; también a aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa están participando. Es hacer la experiencia de que todos somos necesarios, con nuestras diferencias, pero necesarios.

Ustedes juntos —así como se encuentran ahora—, son el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, paz y reconciliación. ¿Quieren escribir esta página?

Cuando entré, ustedes cantaban reconciliación. ¿Lo repiten? Reconciliación. Reconcialiación.

Me hiciste dos preguntas que creo van unidas. Por un lado, ¿cómo hacer para que los sueños de los jóvenes se hagan realidad? Y, ¿cómo hacer para que los jóvenes se involucren en los problemas que aquejan al país? Ustedes hoy nos marcan el camino y nos enseñan cómo responder a estas preguntas.

Han expresado con el arte, con la música, con esa riqueza cultural que mencionabas con tanto orgullo, una parte de sus sueños y realidades; en todas ellas muestran diferentes modos de asomarse al mundo y mirar el horizonte: siempre con ojos llenos de esperanza, llenos de futuro y también de ilusiones. Ustedes, jóvenes, caminan con dos pies como los adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, ustedes ponen uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Ustedes tienen tanta fuerza, son capaces de mirar con tanta esperanza, son una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad (cf. Exhort. ap. postsin. Christus vivit, 139), que no deben perder ni dejar que se las roben.

¿Cómo realizar los sueños, cómo contribuir a los problemas del país? Me gustaría decirte: no dejes que les roben la alegría. No dejen de cantar y expresarse de acuerdo a todo lo bueno que aprendieron de sus tradiciones. Que no les roben la alegría.

Como les decía, hay muchas formas de mirar el horizonte, el mundo, el presente y el futuro. Pero es necesario cuidarse de dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la ansiedad. Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro. Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida.

¡Cuántas promesas de felicidad vacías que terminan truncando vidas! Seguro conocen amigos, conocidos —o incluso les puede haber pasado a ustedes mismos—, el vivir momentos difíciles, dolorosos, donde parece que todo se viene encima y lleva a la resignación. Hay que estar muy atentos porque esa actitud «te hace tomar la senda equivocada. Cuando todo parece paralizado y estancado, cuando los problemas personales nos inquietan, los malestares sociales no encuentran las debidas respuestas, no es bueno darse por vencido» (ibíd., 141).

Repitan: ¡No es bueno darse por vencido!, ¡No es bueno darse por vencido! Sé que a la mayoría de ustedes les gusta mucho el fútbol. Recuerdo un gran jugador de estas tierras que aprendió a no resignarse: Eusebio da Silva, la “pantera negra”. Comenzó su vida deportiva en el club de esta ciudad. Las severas dificultades económicas de su familia y la muerte prematura de su padre, no pudieron impedir sus sueños; su pasión por el fútbol lo hizo perseverar, soñar y salir adelante, ¡y hasta llegó a hacer 77 goles para este club de Maxaquene! Tenía todo para resignarse.

Su sueño y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan importante como eso fue encontrar con quién jugar. Ustedes bien saben que en un equipo no son todos iguales, ni hacen las mismas cosas o piensan de la misma manera. Cada jugador tiene sus características, como lo podemos descubrir y disfrutar en este encuentro: venimos de tradiciones diferentes e inclusive podemos hablar lenguas diferentes, pero eso no impidió que nos encontremos.

Mucho se ha sufrido y se sufre porque algunos se creen con el derecho de determinar quién puede “jugar” y quién tiene que quedar “fuera de la cancha”, y van por la vida dividiendo y enfrentando. Ustedes, queridos amigos, hoy son un ejemplo y testimonio de cómo tenemos que actuar. Tú me preguntabas: ¿Cómo comprometerse con el país? Así como lo están haciendo, permaneciendo unidos más allá de lo que les puede diferenciar, buscando siempre la ocasión para realizar los sueños por un país mejor, pero juntos.

¡Qué importante es no olvidar que la enemistad social destruye! «Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Todos juntos: ¡El mundo se destruye por la enemistad! ¡El mundo se destruye por la enemistad!

Y la enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra. Porque somos incapaces de sentarnos y hablar [...].  Seamos capaces de crear la amistad social. No es fácil, siempre hay que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos podremos alcanzar la magnífica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos buscar puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese empeño artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una paz que sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro» (ibíd., 169).

Recuerdo ese proverbio que dice: «Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado». Repito: ¡Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado! Se trata siempre de soñar juntos, como lo están haciendo hoy. Sueñen con otros, nunca contra otros; sueñen como han soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin barreras. Eso es parte de la “nueva página de la historia” de Mozambique.

Jugar juntos nos enseña que no sólo la resignación es enemiga de los sueños y del compromiso, también lo es la ansiedad. Resignación y ansiedad. La ansiedad «Puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque descubrimos que los resultados no son instantáneos. Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y determinación, -esperanza, paciencia y determinación- renunciando a las prisas. Al mismo tiempo, no hay que detenerse por inseguridad, no hay que tener miedo de apostar y de cometer errores» (ibíd., 142).

Las cosas más hermosas se gestan con el tiempo y, si algo no te salió la primera vez, no tengas miedo de volver a intentar, una y otra vez. No tengas miedo a equivocarte, podemos equivocarnos mil veces, pero no caigamos en el error de detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez. El peor error sería por causa de la ansiedad y abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad.

Por ejemplo, tienen ese hermoso testimonio de María Mutola, que aprendió a perseverar, a seguir intentando a pesar de no cumplir su anhelo de la medalla de oro en los tres primeros juegos olímpicos que compitió; después, al cuarto intento, esta atleta de los 800 metros alcanzó su medalla de oro en las olimpiadas de Sidney. La ansiedad no la hizo ensimismarse; sus nueve títulos mundiales no le hicieron olvidar a su pueblo, sus raíces, y sigue cerca de los niños necesitados de Mozambique. ¡Cuánto nos enseña el deporte a perseverar en nuestros sueños!

Me gustaría. Un poco largo el discurso ¿no? Son educados.

Me gustaría sumar otro elemento importante: no dejen afuera a sus mayores. También sus mayores los pueden ayudar a que sus sueños y aspiraciones no se sequen, no los tire el primer viento de la dificultad o la impotencia; ellos son nuestras raíces.

«Piensen esto: si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que él les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que él les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen (o de-construyen) todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido» (ibíd., 181).

Las generaciones anteriores tienen mucho para decirles, para proponerles. Es cierto que a veces nosotros, los mayores, lo hacemos de modo impositivo, como advertencia, metiendo miedo; o pretendemos que hagan, digan y vivan exactamente igual que nosotros. Ustedes tienen que hacer su propia síntesis, pero escuchando, valorando a los que los han precedido. Y esto, ¿no es lo que habéis hecho con vuestra música? Al ritmo tradicional de Mozambique, la “marrabenta”, le habéis incorporado otros modernos y nació el “pandza”. Lo que escuchaban, lo que veían cantar y bailar a sus padres y abuelos, lo han hecho suyo. Ese es el camino que les propongo, un camino «hecho de libertad, de entusiasmo, de creatividad, de horizontes nuevos, pero cultivando al mismo tiempo esas raíces que alimentan y sostienen» (ibíd., 184).  

Todos estos son pequeños elementos que pueden darles el apoyo necesario para no achicarse en los momentos de dificultad, sino para abrir una brecha de esperanza; brecha que les ayudará a poner en juego su creatividad y a encontrar nuevos caminos y espacios para responder a los problemas con el gusto de la solidaridad.

Estoy por terminar. Muchos de ustedes naciste bajo el signo de la paz, una paz trabajosa que pasó por momentos diversos, unos más luminosos y otros de prueba. La paz es un proceso que también ustedes están llamados a recorrer, tendiendo siempre vuestras manos especialmente a aquellos que están pasando en un momento de dificultad. ¡Grande es el poder de la mano tendida y de la amistad que se juega en lo concreto! Pienso en el sufrimiento de aquellos jóvenes que llegaron llenos de ilusiones en búsqueda de trabajo a la ciudad y hoy están sin techo, sin familia y que no encuentran una mano amiga. Este es el gesto de la mano tendida. Todos: gesto de la mano tendida.

Qué importante es que aprendamos a ser manos amigas y tendidas. Busquen crecer en la amistad también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre ustedes y se transforme en la mejor arma para transformar la historia.

Mano tendida que también nos recuerda la necesidad de comprometernos por el cuidado de nuestra casa común. Ustedes, sin lugar a dudas, fueron bendecidos con una belleza natural estupenda: bosques y ríos, valles y montañas y esas lindas playas.

Pero tristemente, hace pocos meses han sufrido el embate de dos ciclones, han visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos. Muchos ya han aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger nuestra casa común. Este es un lindo sueño para cultivar juntos, como familia mozambiqueña, una linda lucha que los puede ayudar a mantenerse unidos. Estoy convencido de que ustedes pueden ser los artesanos de ese cambio tan necesario. Proteger nuestra casa común, una casa que es de todos y para todos.

Y permítanme decirles una última reflexión: Dios los ama, y en esa afirmación estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas. «Para Él realmente eres valioso, tú no eres insignificante, le importas, porque eres obra de sus manos. Porque te ama. Por eso te presta atención y te recuerda con cariño. Tienes que confiar en el recuerdo de Dios [...], su memoria es un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal. No quiere llevar la cuenta de tus errores y, en todo caso, te ayudará a aprender algo también de tus caídas. Porque te ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él. Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y quédate un instante en sus brazos de amor» (ibíd., 115).

Lo hacemos ahora juntos… -silencio-. Ese amor de Dios es sencillo, casi silencioso, discreto: no avasalla, no se impone, no es un amor estridente u ostentoso; es un «amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado» (ibíd., 116).

Sé que ustedes creen en ese amor que hace posible la reconciliación; porque creen en ese amor estoy seguro que tienen esperanza, y que no dejarán de andar con alegría los caminos de la paz.

Muchas gracias y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Que Dios los bendiga.

Madre Teresa de Calcuta, una vida dedicada a los olvidados del mundo

Fue en busca de las almas allí­ donde se encontraban

Era una mujer menuda y de pequeña estura fí­sica pero de incomparable tamaño espiritual. Madre Teresa tení­a una extraordinaria fortaleza y supo demostrar con su amor por los más pobres que la santidad no es un camino imposible.

Nació en Skopje en 1910, por entonces parte del Imperio Otomano. Encontró su vocación de servir a los pobres a una edad muy temprana. Con 18 años ingresó en las Hermanas de Loreto, y se dedicó a impartir clases a niñas pobres, hasta que recibió lo que ella misma definió como "la llamada dentro de la llamada".

"En 1946 fue cuando sintió la llamada de Jesús para que abandonara la congregación de Loreto y empezara una nueva vida entre los pobres en Calcuta".
SOR THERESE MAGDALA
Misioneras de la Caridad

Madre Teresa fue a contracorriente de la mayorí­a de congregaciones religiosas de la época, que pensaban que los necesitados debí­an buscarlas a ellas, y no al revés. Hizo justo lo contrario, fue a buscar a los más necesitados a sus propias casas. No importaba lo pobres o humildes que fueran.

"Fue en busca de las almas allí­ donde se encontraban, en busca de los olvidados, a los suburbios. Hizo lo que Jesús le pedí­a: Le llevó a los lugares más oscuros para que habitase en ellos". 

SOR THERESE MAGDALA
Misioneras de la Caridad

Aun así­, su amor no se limitaba sólo a los pobres, sino que lo extendí­a a todo aquel que se cruzaba en su vida. Veí­a a las personas con su infinita dignidad humana, sin importar su condición fí­sica o social. Por eso, pidió a los demás que hicieran lo mismo.

"Solí­a preguntar a la gente: "¿Ves a la persona que tienes a tu lado? ¿Ves a tu familiar, a tu vecino, a los personas sin hogar con las que te cruzas cada dí­a?"Madre Teresa nos pedí­a a todos que abriéramos los ojos para ser conscientes de la realidad de las personas que nos rodean". 

SOR THERESE MAGDALA
Misioneras de la Caridad

Madre Teresa insistí­a en que no solo los más pobres debí­an estar cerca de Dios y darse cuenta de que eran amados por Él. 

Su incansable trabajo la hizo merecedora del premio Nobel de la Paz en 1979. Uno de los muchos reconocimientos que se le otorgaron.

Al final recibió el premio que sí­ buscó durante toda su vida: Ser santa.

7 datos curiosos que debes saber del mes de la Biblia

La Biblia es uno de los libros más antiguos de todos los tiempos, que ha perdurado a lo largo de la historia

¿Sabías que Septiembre es el mes de la Biblia?

Septiembre es el mes de la Biblia y durante todo el mes la Iglesia católica celebra la Sagrada Biblia, uno de los libros más antiguos de todos los tiempos, que ha perdurado a lo largo de la historia. Siendo la primera Biblia y la única inspirada por Dios.

Sigue leyendo y conoce 7 datos curiosos que debes saber del mes de la Biblia:

1. Septiembre es el mes de la Biblia porque el día 30 de septiembre es el día de San Jerónimo, el hombre que dedicó su vida al estudio y a la traducción de la Biblia al latín.

2. La Biblia se escribió en tres idiomas: hebreo, arameo y griego. Fue San Jerónimo tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín.

3. La palabra de Dios es un alimento para el alma, la cual nos fortalece y nos guía para discernir mejor en momentos de angustia a través de la cual podemos dialogar con Dios y percibir de distintas maneras lo que nos quiere decir. Nos fortalece y nos da la fe que requerimos en nuestra vida espiritual.

4. La Biblia está compuesta por 73 libros, al Antiguo Testamento le corresponden 46 y al Nuevo Testamento 27 libros.

5. Se empezó a escribir en tiempos de Moisés, 1.300 años antes de Cristo y se terminó de escribir, poco antes de morir el último apóstol, San Juan. Unos cien años después de Cristo.

6. El único autor de la Biblia es Dios, pero quienes la escribieron fueron los profetas, sabios, poetas y apóstoles, inspirados por Dios durante catorce siglos para que no escribieran ningún error espiritual.

7. El Apocalipsis es la revelación de Jesús a San Juan, acerca de los acontecimientos futuros, que el Mal siempre perseguirá al Bien. Pero este Mal será castigado y al final triunfarán solamente los buenos. Dios vencerá el Mal.

Si te quedaste con ganas de saber más al respecto, te invito a que te acerques a la parroquia que desees para que se te impartan las clases de Biblia y adquieras mayor conocimiento del tema. También puedes descargar la App del Misal de la Arquidiócesis para leer las lecturas diarias.

“Desconocer las Sagradas Escritura es desconocer a Cristo”. San Jerónimo

PAXTV.ORG