Dar hospitalidad al Señor

Pedro de Verona, Santo

Sacerdote y Mártir, 6 de abril

Martirologio Romano: En Milán, de Lombardía, pasión de san Pedro de Verona, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual, nacido de padres maniqueos, todavía niño abrazó la fe católica y, siendo aún adolescente, recibió del mismo santo Domingo el hábito. Dedicado a combatir la herejía, de camino hacia Como cayó víctima de los enemigos, recitando en los últimos momentos el símbolo de la fe ( 1252).

Fecha de canonización: 25 de marzo de 1253 por el Papa Inocencio IV.

Breve Biografía

San Pedro, mártir dominico, nace hacia 1205, en Verona, la ciudad de la Lombardía italiana presa de la herejía de los Cátaros, propagadores del maniqueísmo en el centro y norte de Italia. Estos herejes puritanos, de espíritu belicoso y sectario. Pedro es un niño muy inteligente, sincero, agradable y firme en sus decisiones; parece predestinado a ser un apóstol del mundo herético; su familia no tiene inconvenientes que la educación del niño esté a cargo de un maestro católico.

Pedro ha crecido. La Universidad de Bolonia tiene fama merecida; pero todavía goza de mayor influencia Santo Domingo de Guzmán, el Fundador de los dominicos y sus seguidores que cautivan tanto a estudiantes como a profesores. Son muchos los que se incorporan a la recientemente fundada Orden de Predicadores.

Pedro con 16 años, queda fascinado por la palabra ardiente de fray Domingo de Guzmán y recibe el hábito dominicano de sus manos.

Con ímpetu juvenil se dedica al estudio, la oración y vive la austeridad y la penitencia con radicalidad; en todo es fiel imitador de Domingo de Guzmán. Terminada la formación eclesiástica, es ordenado sacerdote y nombrado Predicador del Evangelio de Jesús.

Pronto la Región Toscana, el Milanesado y la Romaña conocen a este fogoso predicador y formidable polemista; se dedicó a la predicación especialmente entre los cátaros. Una Característica importante es que siempre fue hombre de diálogo.

Pedro es piadoso, austero y corre la voz de su santidad por todas partes. Se preocupó de la defensa de la fe, para ello instituyo las "Asociaciones de la fe" y la "Cofradía para la alabanza de la Virgen María". Fue solícito de bien espiritual de las hermanas a quienes brindó su consejo y ayuda espiritual. Como buen religioso es un convencido de la vida de comunidad

Ama a Jesucristo y como Él, experimenta la prueba, el menosprecio de algunos sectores y el ataque de quienes pensaban distinto.

Su presencia evangelizadora a través de la Predicación continúa con intensidad, su capacidad organizadora le lleva a coordinar y fundar muchos mas pequeños grupos organizados.

Pero todo esto no hubiera sido posible sin la intensa oración. Se comenta que un día en su contemplación, en su celda dominicana, recibe la visita de las Santas Mártires: Inés, Cecilia y Catalina que dialogan en su habitación. Otros frailes llevan la noticia al Padre Prior. En el Capítulo Conventual es reprendido y corregido porque ha violado la clausura y ha recibido a mujeres en su celda religiosa. Su respuesta es un prudente silencio y es enviado al Convento de la Marca Ancona donde intensifica su estudio y oración... Un día se desahoga ante un crucifijo: "¿Qué mal he hecho, Señor, para verme como estoy?". Cristo Crucificado le dice: "Y, yo, Pedro, ¿qué mal hice?". Estas atribuciones que la tradición le dan, son fiel reflejo de la intensa comunicación que con Dios tenía a través de la Oración. Algo que había trascendido a los demás. La gente de Oración profunda transpira esa experiencia y no hace falta que publique sus experiencias místicas. Por lo general, éstas se convierten en reflexiones profundas y acciones apostólicas.

El Papa Gregorio IX le conoce y le nombra en 1232 Inquisidor General: Roma, Florencia y Milán conocerán a este apóstol de Cristo. Los milagros refrendan su vida abnegada por Cristo y por los hombres.

Sucesivamente es superior de los Conventos de Piaccenza, Como y Génova. En 1243 Inocencio IV confirma a Pedro como Inquisidor General; pero una conjura pesa sobre él para asesinarle.

Su martirio es como un eco de la muerte de Cristo, pues es fruto de 40 libras (moneda de Milán) . Era el 6 de abril de 1252. Regresaba de Milán a su Convento de Como, donde era Prior. Cerca de la aldea de Barsalina recibe dos golpes de hacha en la cabeza, comienza a recitar en voz alta el credo, las fuerzas le faltan y mojando un dedo en su sangre escribe en el suelo "CREO"

El Credo es la síntesis de su vida, de su abnegada entrega, de una fidelidad emocionante a Cristo Crucificado a quien ama. Tenía 46 años. Su cuerpo es trasladado al convento de Milán.

El 25 de marzo del año siguiente Inocencio IV le canoniza. Es el protomártir de la Orden Dominicana

Su fiesta se celebra, de acuerdo al actual Martirologio Romano el 6 de abril.

Preparémonos para la Pascua del Señor

Santo Evangelio según san Juan 12, 1-11. Lunes Santo

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, dame la gracia de prepararme de la mejor manera posible para la celebración de los misterios de tu pasión, muerte y resurrección; que la casa de mi corazón se llene con la fragancia del perfume de la vida de gracia. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?”. Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.

Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

1. «Seis días antes de la Pascua...»

Este Evangelio está introducido por una datación que, a simple vista, parece no ser importante; sin embargo, introduce el Evangelio como un tiempo de preparación para la fiesta. Estos seis días son los días de preparación de una de las fiestas más importantes de la tradición judía, la Pascua. Éste es el memorial de la liberación de la esclavitud en Egipto, el día en que el Señor llevó la salvación al pueblo de Israel y lo puso en camino hacia la tierra prometida. Estos son los días en los que el pueblo del Señor se prepara para conmemorar, por todo lo alto, las maravillas que el Señor ha obrado en ellos.

Este Evangelio es una invitación a que, también nosotros, comencemos un camino de preparación del corazón para celebrar el día de la Pascua de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros, también, celebraremos los misterios de la salvación que nos arrancaron de las garras de la muerte y nos ganaron el cielo. Ahora bien, ¿cómo nos preparamos para la celebración de estos misterios? El Evangelio también nos propone un ejemplo a seguir, el ejemplo de María.

2.La actitud de María y el perfume de nardo

A primera vista puede parecer que el modo de actuar de María es un poco exagerado, innecesario o, incluso, derrochador como Judas hizo notar. Sin embargo, María está realizando un auténtico acto de amor y de preparación.

Dos son las características que se reflejan en este modo de proceder de María. En primer lugar, vemos la donación auténtica. María toma un perfume de nardo auténtico, que para la época era muy costoso. Este perfume simboliza la total donación de sí, donación verdadera, libre de mediocridades, apegos e intereses personales. Sólo a través de una donación auténtica la persona llega a ser lo que está llamada a ser. Así como el perfume está hecho para deleitar el olfato y no puede cumplir su finalidad hasta que se le saca del envase para que su fragancia se propague en el ambiente, así la persona no cumple su misión hasta que se dona totalmente.

La segunda característica es el reconocimiento de nuestra propia miseria. Aun sabiendo que el perfume de nardo era un lujo de gran costo, María era consciente de que el Señor ameritaba más que una simple unción con perfume, y que lo poco que ella le podía dar no estaba a la altura del Dios que la amaba con infinito amor.

En un acto de humildad, María procede a ungir los pies de Jesús y enjugarlos con sus cabellos; María estaba reconociendo, así, la propia pequeñez, la propia miseria ante la grandeza del Señor. Tenemos que reconocer que la donación de María era auténtica y que esto era la totalidad de lo que ella le podía ofrecer al Señor; sin embargo, ella misma supo reconocer, con corazón humilde, su propia pequeñez en comparación con el infinito amor de Dios que se donó a sí mismo por la salvación de la humanidad.

«A Dios hay que darle siempre el primer lugar. Se le adora. Pero para hacerlo es necesario que nosotros mismos cedamos el primer puesto, no considerándonos autosuficientes sino necesitados. Luego está el incienso, que simboliza la relación con el Señor, la oración, que como un perfume sube hasta Dios. Pero, así como el incienso necesita quemarse para perfumar, la oración necesita también “quemar” un poco de tiempo, gastarlo para el Señor. Y hacerlo de verdad, no solo con palabras».

(Homilía de S.S. Francisco, 6 de enero de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

En una visita al Santísimo, le pediré que ensanche mi corazón para que pueda amar cada vez más como Él ama.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El perfume de la santidad se llama apostolado

El apostolado es un medio importantísimo para la propia santificación y para la santificación de los demás. Solamente cuando somos capaces de entregar a los demás lo que profesamos con los labios y el corazón, podemos decir que estamos realmente identificados con Cristo.

EL PERFUME DE LA SANTIDAD

El apostolado

INTRODUCCIÓN

El apostolado es un medio importantísimo para la propia santificación y para la santificación de los demás. Solamente cuando somos capaces de entregar a los demás lo que profesamos con los labios y el corazón, podemos decir que estamos realmente identificados con Cristo.

El apostolado es ser apóstol, predicar el evangelio y confirmarlo con el testimonio de la caridad, como nos ha ordenado Jesucristo después de su resurrección: “Id al mundo entero y predicad el Evangelio” (Marcos 16, 15).

1. ¿QUÉ ES EL APOSTOLADO?

Es llevar el mensaje de Cristo a nuestro alrededor. El apostolado es dar razón de nuestra fe, como nos dice san Pablo. Es entregar a los demás lo vivido y contemplado en la oración. Es el derramamiento al exterior de nuestra vida espiritual e interior, para que también se beneficien los demás de la acción de la gracia divina en nosotros.

El apostolado es poner a las personas delante de Jesús para que Él las ilumine, las cure, las consuele, como hicieron aquellos con el paralítico (cf. Mc 2, 1-5). Ellos pusieron al paralítico delante de Jesús y Jesús hizo el resto.

Los que llevaban al paralítico tuvieron que sortear muchas dificultades. Así también nos pasará a nosotros en el apostolado. Pero hay que vencerlas, hasta poder llevar a los hombres frente a Jesús. Ellos vencieron la barrera con su decisión, con su ingenio, con su interés: metieron al paralítico por el techo.

2. ¿QUIÉN DEBE HACER APOSTOLADO?

Todo cristiano, por ser bautizado y confirmado, está llamado a hacer apostolado.

Desde el bautismo estamos llamados a ser santos y a santificar a los demás. Y, ¿cómo vamos a santificar a los demás, si no hacemos apostolado?

Las exigencias del bautismo se refuerzan con el sacramento de la confirmación, que nos hace soldados y apóstoles de Cristo y nos da fuerza para llevar por todas partes el mensaje salvador del Señor.  No podemos desentendernos de nuestros hermanos, los hombres. Si de verdad amamos a Dios, deberíamos sentir arder en las propias entrañas el fuego del apostolado. Decía santa Teresita del Niño Jesús: “Una sola cosa deseo: hacer amar a Dios”. Esto es el apostolado.

3. ¿PARA QUÉ HACER APOSTOLADO?

Para que todos lleguen al conocimiento de Dios, de su santa Ley y puedan alcanzar la salvación eterna y así crear la civilización del amor en nuestro mundo.

Lo importante es que Cristo sea anunciado, conocido y amado. En el apostolado no se va a cosechar triunfos personales, ni a ser la figura principal: sólo Cristo cuenta. No podemos ser como aquellos que “se preocupan más de hacer un buen papel ante el auditorio ingenuo que de trabajar por su salvación” (Benedicto XV, “Humanum genus).

Nos dice san Ambrosio: “no te engrías si has servido bien, porque has cumplido lo que tenías que hacer. El sol efectúa su tarea, la luna obedece; los ángeles desempeñan su cometido. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles dice: yo no merezco el nombre de apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios” (1 Cor 15, 9).

4. ¿DÓNDE HACER APOSTOLADO?

En todas partes y en todos los campos: familiar, profesional, educacional, social, político, medios de comunicación social etc. El Papa Juan Pablo II en su encíclica Redemptoris missio nos habló largamente de todos los campos donde hay que llevar la misión del Redentor, habla de los nuevos areópagos modernos: los medios de comunicación social.

5. ¿CÓMO HACER APOSTOLADO?

Con humildad, pues somos instrumentos. Sin humildad, no se puede ser apóstol. Esta humildad se manifiesta de muy diversas formas: rectitud de intención, rechazar los deseos de vanidad y vanagloria, no querer ser la figura principal y, sobre todo, tener muy presente que es Dios quien convierte a las almas.

Con ilusión y alegría, pues transmitimos la Buena Nueva.

Con respeto a la libertad de las personas, pero con voluntad y espíritu de abnegación.

Sin desanimarnos. Las gentes que deseamos llevar a Dios no tienen a veces deseos de moverse, surgen imprevistos, barreras en el camino hacia Jesús. No nos olvidemos: si amamos a Jesucristo, si tenemos fe en Él, espíritu de iniciativa y constancia, todo lo podremos.

Dijo el Papa Pablo VI: “Paradójicamente, el mundo, que a pesar de los innumerables signos de rechazo de Dios, lo busca, sin embargo, por caminos insospechados y siente dolorosamente su necesidad, el mundo exige a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente, como si estuvieran viendo al invisible. El mundo exige y espera de nosotros sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, despego de sí mismos y renuncia. Sin esta marca de santidad, nuestra palabra difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo. Corre el riesgo de hacerse vana e infecunda” (Evangelii nuntiandi 76).

En el apostolado hay que enseñar todas las verdades de la fe, incluso las más exigentes, sin callar o desvirtuar nada. San Pablo habló de todo: de la humildad, de la abnegación, de la castidad, del desprendimiento de las cosas terrenas, de la obediencia, de la autoridad. Y no temió dejar bien claro que es necesario elegir entre el servicio de Dios y el servicio de Belial, porque no es posible servir a los dos. Que todos, después de la muerte, habrán de someterse a un juicio tremendo. Que nadie puede mercadear con Dios. Que de Dios nadie se burla. Que sólo se puede esperar la vida eterna si se observan las leyes divinas.

Jamás el apóstol debe omitir estos temas, por el simple hecho de ser duros.

Quien predica a Cristo tendrá que acostumbrarse en ocasiones a ser impopular, a ir contra corriente, si verdaderamente busca la salvación de las almas y la extensión del reino de Cristo. ¿Desde cuándo un médico da medicinas inútiles a sus pacientes, por el simple hecho de que las útiles les van a saber desagradables al paladar?

Y todo esto con prudencia, con oportunidad, haciendo amable y atrayente la doctrina del Señor. Porque tampoco se atrae a los demás a la fe siendo intempestivos, sino con cariño humano, con bondad y con paciencia.

6. ¿QUÉ ME ENSEÑA EL APOSTOLADO?

Enseña a luchar y sufrir por Cristo y la salvación de los hombres, nuestros hermanos. Enseña a ver cuánto es dura la resistencia y oposición a la gracia por parte del egoísmo del hombre y también a apreciar la obra maravillosa del Espíritu Santo en el alma de cada hombre. Enseña a comprender un poco más la cruz del Salvador y a identificarse con su amor maravilloso, gratuito y generoso. Enseña a desprendernos de nosotros mismos, a tener que superarnos, hacer a un lado nuestros puntos de vista y manera de ser, a limar nuestros defectos, para encontrarnos realmente con los demás. Acelera los progresos en la vida cristiana.

7. ¿QUÉ IMPLICA EL APOSTOLADO?

Militancia. Militancia es todo lo contrario a apatía, pereza, indiferencia, mediocridad, despreocupación, egoísmo. Militancia significa moverme, salir de la cueva de nuestras cosas para dar algo a los demás. Militancia significa entrega, generosidad, sin temor a desgastarnos, con la seguridad de enriquecernos más, cuanto más nos damos. Militancia significa luchar, pues la vida no es un lago tranquilo, sino un río; y a quien no nada, se lo lleva la corriente y no alcanza la ribera. Militancia es conciencia de aprovechar el tiempo para el Reino, para Dios y para el prójimo; el santo no pierde tiempo en futilidades, no se concede comodidades, ni descanso más allá de lo necesario; va eliminando en su vida todo lo superfluo.

Es el amor quien nos impulsa a la militancia. Si no hay amor, no hay militancia, no nos moveremos, no haremos nada por Dios, por Cristo, por la Iglesia, por los demás.

La militancia brota cuando tenemos conciencia de la fuerza del mal en el mundo y queremos tratar de detenerla, de luchar contra ella, para contrarrestar esa fuerza del mal con la fuerza del bien, proveniente del mensaje de Cristo.

Esta militancia nos hará estar al día en todos los problemas del mundo y de la Iglesia, estudiarlos, analizarlos, para después tratar de poner soluciones. Nos hará conseguir la preparación más adecuada, pues la gracia de Dios no suple nuestras negligencias, sí nuestras deficiencias, provenientes de nuestras limitaciones humanas.

La militancia en el apostolado nos exige programación, para que el apostolado sea eficaz, y no se den golpes al aire. Esta programación supone tener unos objetivos claros, poner los medios adecuados y hacer un calendario. Naturalmente una buena programación requiere también una revisión periódica, con balance y actualización de los medios y del calendario. La evangelización no se debe improvisar; las cosas de Dios son serias y hay que programarlas para llevarlas a cabo con eficacia.

Esta militancia abarca la vida espiritual, la vida profesional, la vida familiar y la vida apostólica.

8. CAMPOS CONCRETOS DE APOSTOLADO

Hay tantos campos donde se puede hacer apostolado. Aquí el ingenio del amor hará surgir miles de formas de apostolado: la catequesis, las misiones, la familia, la gente carenciada, la adolescencia y la juventud, los medios de comunicación social, los profesionales, el campo de la política, etc.

Que nadie diga que no tiene tiempo de hacer apostolado, pues sería como decir que no tiene tiempo de ser cristiano.

CONCLUSIÓN

El apóstol se hace y se fortalece en la unión con Cristo. Siempre se cumplen sus palabras: “Sin Mí no podéis hacer nada”. Con Él todo lo podemos; nuestra vida es capaz de iluminar y arrastrar a los demás, incluso en los ambientes más difíciles, o en medio de grandes tribulaciones.

La historia de la Iglesia, de todas las épocas, ha sido un vivo ejemplo. Los primeros cristianos lograron que la fe penetrara en poco tiempo en las familias, en el senado, en la milicia, en el palacio imperial: “Somos de ayer y llenamos ya el orbe y todo lo vuestro, ciudades y caserones, fortalezas y municipios y burgos, campamentos y tribus, y la milicia, la corte y el senado y el foro” (Tertuliano). No tenían apenas medios y cambiaron un mundo pagano, al que se le veían pocos resortes para su conversión.

En un mundo que se presenta en muchos aspectos como pagano “se impone a todos los cristianos la dulcísima obligación de trabajar para que el mensaje divino de la revelación sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra” (Concilio Vaticano II, “Apostolicam Actuositatem, n. 5).

Evidentemente, la primera obligación será, de ordinario, orientar nuestro apostolado hacia las personas que Dios ha puesto a nuestro lado, a los que están más cerca, a los que tratamos con frecuencia. Pero esto no basta: hay que salir del círculo de nuestros conocidos, pues hay muchos que nos esperan, incluso más allá de nuestras fronteras.

El Papa: "redescubramos que la vida no sirve, si no se sirve".

Homilía del Domingo de Ramos.

El Papa Francisco asegura que Dios nos salvó “sirviéndonos” y nos sirvió “dando su vida por nosotros” porque “Él nos ama, puesto que pagó por nosotros un gran precio”. Con esta aclaración, el Papa ha comenzado esta mañana su homilía durante la Santa Misa del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, en este domingo 5 de abril. El Pontífice ha explicado además que el Señor nos sirvió hasta el punto de “experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono”.

La traición. Hagamos un examen de conciencia
“Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: «Sea crucificado»”. El Papa Francisco nos pone delante de esta imagen para que pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida: “Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada” dice el Papa, pues “nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido”. Francisco explica que esto nos sucede porque “nacimos para amar y ser amados” y es por ello que lo más doloroso es “la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado”.

Ante esto, el Santo Padre invita hoy a que nos examinemos interiormente: “Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas”. Además – dice el Papa – “el Señor sabe que somos muy débiles e inconstantes, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas” y por eso  “nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús”.

El abandono. En este tiempo de pandemia Dios no nos deja solos
El Papa explica después que en el Evangelio de hoy, Jesús en la cruz dice una frase, sólo una: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». “Es una frase dura” asegura el Papa, pues Jesús sufrió el abandono de los suyos, que habían huido, pero  - puntualiza – “le quedaba el Padre”.

“Ahora, en el abismo de la soledad, por primera vez lo llama con el nombre genérico de “Dios”. Y le grita «con voz potente» el “¿por qué?” más lacerante: “¿Por qué, también Tú, me has abandonado?”.

Francisco detalla que Jesús experimento este abandono precisamente para servirnos una vez más: “Para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí y por ti”.

Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan y con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón “Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”” asegura el Papa.

¿Qué podemos hacer ante Dios que nos sirvió hasta experimentar la traición y el abandono?
“Podemos no traicionar aquello para lo que hemos sido creados, no abandonar lo que de verdad importa”. El Papa explica que estamos en el mundo para amarlo a Él y a los demás y mientras el resto “pasa” – dice – “el amor permanece”. En este sentido, el Pontífice ha hecho referencia a la actual situación que vivimos a nivel mundial debido a la crisis sanitaria por coronavirus, asegurando que es un drama “que nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve”. De este modo, pide que estos días santos en casa “nos pongamos ante el Crucificado y pidamos la gracia de vivir para servir”, también que “contactemos al que sufre, al que está solo y necesitado”.

Mensaje a los jóvenes: “Sentíos llamados a jugaros la vida”
Hoy, a nivel diocesano, se celebra en todo el mundo la XXXV Jornada Mundial de la Juventud. Es por ello que el Papa ha querido enviar a los protagonistas de este día un mensaje: “Queridos jóvenes: Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás”. El Papa ha pedido a los jóvenes que se sientan llamados a jugarse la vida: No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis!”.

El lunes de Autoridad, Lunes Santo.

La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión.

Una noche intensa

La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Ve, quiere, siente, habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo que le empuja al sacrificio. Vive un amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos tres años, y la humanidad entera con sus miles de historias individuales se le hace presente. Es la oración del Mediador entre Dios y los hombres, y vive su función con intensidad.

La maldición de la higuera

También ayuna, su espíritu no se relaja. El lunes, al encaminarse de nuevo al Templo de Jerusalén, "sintió hambre". Pero en lugar de recurrir a los suyos pidiendo alimento, se dirige hacia un higuera buscándolo. Sabe que florecen hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de que Israel dé buenos frutos, a pesar de todas la evidencias. Tiene hambre del amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo es como la higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el relámpago en un cielo de tormentas, y clama hablando con el árbol, y más aún con su pueblo: "que nunca jamás coma nadie fruto de ti"(Mc). Los discípulos escuchaban sorprendidos.

Al día siguiente "Por la mañana, al pasar, vieron que la higuera se había secado de raíz". Los discípulos estaban acostumbrados a los milagros, pero esta vez se sorprenden, pues se dan cuenta que forma parte del mensaje de Jesús que les habla por medio de un símbolo. Un árbol frondoso y prometedor se ha secado casi de repente. "Y acordándose Pedro, le dijo: Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado". Era como decirle explícanos esta nueva parábola unida a un milagro tan extraño. Jesús abre su alma y les explica algo esencial: el valor de la fe y la importancia del perdón y les contestó: "Tened fe en Dios". La necesitarán pues dentro de poco van a ver la debilidad de Dios, o mejor, un manifestarse del amor divino que se abajará al máximo para ganar la buena voluntad de los hombres. Para personas acostumbradas a considerar a Dios lleno de poder y majestad, es un escándalo verle humilde para vivir el misterio del perdón.

La segunda expulsión de mercaderes en el Templo

Al comenzar la vida pública Jesús expulsó a los mercaderes del Templo en un acto que suscitó esperanzas en algunos y enemistad en los comprometidos con el mercadeo de las cosas de Dios. Ahora va a suceder algo similar, pero no en vano han transcurrido tres años de intensa evangelización. Jesús ya no se presenta sólo como un reformador religioso, pues en el Templo se ha proclamado el Hijo de Dios igual a Padre. Está hablando en su casa, en la casa de Dios, y todo su poder se dejará ver con fuerza. "Llegan a Jerusalén. Y, entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el Templo, y derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo, y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de ladrones"(Mc).

Su acción no encuentra ahora gentes sorprendidas por el desconocido galileo. Ahora todos saben que el que actúa con santa ira se ha proclamado Mesías rey, ha sido aclamado por el pueblo y discutido por los príncipes. Temen, recogen sus enseres, y huyen. La actividad era grande en el mercado del Templo durante la Pascua. Miles de sacrificios, multitud de animales, vocerío, paso por el centro del templo, y nada de oración. Pero la acción apunta más alto, los responsables son los que dirigen el Templo. El sumo Sacerdote permite aquel barullo porque se enriquece con cada transacción. Si el dinero fluye a sus arcas poco le importa el orden del templo. Los que le asisten también son colaboradores de aquel abuso. En realidad la gloria del Altísimo era cuestión muy lejana de sus intereses. Aquí está la raíz del rechazo de Jesús como Mesías que se manifiesta como el Hijo de Dios. Si fuesen hombres de oración, si estuviesen unidos con Dios, descubrirían la verdad del enviado de Dios. Pero no lo son, por eso cuando los príncipes de los sacerdotes y los escribas lo supieron, “buscaban el modo de perderle; pues le temían, ya que toda la muchedumbre estaba admirada de su doctrina"(Mc).

Siempre el mismo tema

La rabia crece en su corazones. El mismo Sanedrín ha determinado que se le mate, pero Jesús actúa con impunidad en el Templo. Es más actúa haciendo y deshaciendo, enseñando y corrigiendo abusos. Parece que les provoca. Y ellos no pueden aguantar. Por eso con irritación se enfrentan con Jesús sin atender a sutilezas, a gritos: "Y mientras paseaba por el Templo, se le acercan los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dicen: ¿Con qué potestad haces tales cosas?, o ¿quién te ha dado tal potestad para hacerlas?". Siempre es el mismo tema: ¿quién eres?, como si no lo hubiese dejado claro muchas veces allí mismo. Pero no quieren aceptarlo, ninguna razón les moverá de su incredulidad. Por eso Jesús les contestó de un modo sorprendente: "Yo también os haré una pregunta, respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del Cielo o de los hombres?. Y deliberaban entre sí diciendo: Si decimos que del Cielo, dirá: ¿por qué, pues, no creísteis? Pero ¿vamos a decir que de los hombres? Temían a la gente; pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y contestaron a Jesús: No lo sabemos. Entonces Jesús les dice: Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas"(Mc).

La autoridad de Jesús

Jesús tiene autoridad de rey; tiene la autoridad de quien tiene poder de hacer milagros; tiene autoridad de hombre perfecto y sabio; tiene la autoridad de Hijo de Dios; tiene la autoridad del Padre que le ha dado todo poder. Ninguna de ellas es aceptada por aquellos hombres de corazón envilecido. Sus mentes bullen ante la cuestión de quedar bien con el pueblo. Y se refugian en la evasiva cuando se les enfrenta con la verdad. Jesús no puede actuar con la claridad de la verdad a los que están cerrados a la luz. Y deja en evidencia a los que no quisieron creer en el Bautista, y no quieren creer en Él.

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La Semana Santa

Es la semana más intensa del Año Litúrgico, en la cual se reza y reflexiona sobre la Pasión y Muerte de Cristo.

Explicación de la celebración

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”.

Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

Domingo de Ramos:

Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.

Jueves Santo:

Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad.

En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre.

Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio.

Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.

Viernes Santo:

Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

Sábado Santo o Sábado de Gloria:

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “ la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.

Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:

Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida.

Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios.

Pascua es el paso de la muerte a la vida.

¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?

El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.

En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.

Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

Sugerencias para vivir la Semana Santa

Asistir en familia o a los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa porque la vivencia cristiana de estos misterios debe ser comunitaria.

  • Se puede organizar una pequeña representación acerca de la Semana Santa.
  • Poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana Santa.
  • Elaborar unos cartelones en los que se escriba acerca de los días de la Semana Santa y algunas ideas importantes acerca de cada uno de los días.

Lunes Santo: La Cofradía del Perdón de Murcia

Para el barrio de San Antolín, el Lunes Santo es su día grande y los vecinos se vuelcan desde primeras horas con el Santísimo Cristo del Perdón

La Real, Ilustre y Muy Noble Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón es una cofradía de culto católico de la Semana Santa de Murcia (Región de Murcia, España) que desfila cada Lunes Santo desde el castizo barrio de San Antolín, siendo una de las cofradías más antiguas de la ciudad ya que sus orígenes se remontan a la Hermandad del Prendimiento fundada en 1600, aunque la institución actual data de 1896. Es una de las procesiones más populares de Mucia y su titular (el Cristo del Perdón) uno de los más venerados.

Historia

Cofradía que tiene sus orígenes en la Hermandad del Prendimiento que desde el 1600 organizó el gremio de torcedores y tejedores de la seda de Murcia desde la iglesia de San Antolín; desaparecida en 1812 con la abolición de los gremios.

En 1896, la recién creada Cofradía del Perdón, bajo la presidencia del sacerdote y principal valedor D. Pedro González Adalid, buscó sus antecedentes en la antigua hermandad sedera, saliendo de la misma iglesia y procesionando el mismo Prendimiento que tallara Nicolás de Bussy para la anterior institución. De hecho a día de hoy, el paso del Prendimiento (reconstruido por José Sánchez Lozano tras la Guerra Civil), sigue llevando en su frontal un manojo de capullos de seda en recuerdo de esa vieja vinculación gremial.

Tras la Guerra Civil, la destrucción de la Iglesia de San Antolín motivó el traslado de la Cofradía a la cercana Iglesia de San Andrés, desde donde salió la procesión hasta la finalización de las obras en San Antolín en los años 60.

Estamos ante la cofradía murciana más vinculada a su barrio de todas. Para el barrio de San Antolín, el Lunes Santo es su día grande y los vecinos se vuelcan desde primeras horas con el Santísimo Cristo del Perdón. La Cofradía del Perdón es una de las consideradas "procesiones grandes" de Murcia, no sólo por su gran número de pasos, hermandades y nazarenos, sino por su honda tradición. De hecho sigue muchos de los parámetros del estilo tradicional.

Pasos y hermandades

La cofradía del Perdón cuenta con un total de 11 pasos y sus respectivas hermandades, por orden de salida en procesión:

  • Los Ángeles de la Pasión. José Hernández Navarro, 2011, titular de la Hermandad Infantil. Estrenado en 2012.
  • Jesús en Getsemaní. José Hernández Navarro, 1996, titular de la Hermandad de Promesas. Paso estrenado con motivo del I Centenario de la Cofradía.
  • El Prendimiento. José Sánchez Lozano, 1947, titular de la denominada Hermandad Sedera. El paso actual es una reconstrucción del que tallara Nicolás de Bussy en el siglo XVII, perdido en la Guerra Civil.
  • Jesús ante Caifás. Cristo de Damián Pastor (1897), y el resto de imágenes de Castillejos (1944). Del paso original de Damián Pastor sólo se conserva la imagen de Cristo. El resto fue confeccionado tras los destrozos de la Guerra Civil
  • La Sagrada Flagelación. José Sánchez Lozano, 1945. Uno de los pasos fundacionales. El paso actual sustituye a otra Flagelación desaparecida en el incendio y destrucción de la Iglesia de San Antolín.
  • La Coronación de Espinas. José Hernández Navarro, 1982. Fue el primer paso procesional del gran escultor José Hernández Navarro, el éxito obtenido por este paso en 1982 le abrió las puertas del resto de cofradías y ciudades.
  • El Encuentro en la Calle de la Amargura o Vía Dolorosa. La Virgen y San Juan de Miguel Martínez Fernández (1924) y el Nazareno de José Sánchez Lozano (1948). Paso fundado en 1924, de aquella época se conservan las imágenes de San Juan y la Dolorosa.
  • Encuentro con la Verónica. Francisco Toledo, 1954. Única obra procesional del escultor murciano en la Semana Santa de Murcia.
  • El Ascendimiento. José Hernández Navarro, 1988. Una de las obras más logradas del autor, representa el momento en que la cruz es ascendida con Jesús clavado (por las muñecas y no por las manos como tradicionalmente se le representa).
  • Santísimo Cristo del Perdón. El venerado Cristo, tras muchas dudas sobre su posible autoría, ha sido recientemente confirmado, por el restaurador de obras de arte e investigador Juan Antonio Fernández Labaña, como una obra de juventud de Francisco Salzillo, realizada hacia 1733. La Virgen de los Dolores de Roque López (1793), San Juan de Francisco Salzillo (1737) y Santa María Magdalena de Francisco Sánchez Araciel (1897). El Santísimo Cristo del Perdóntambién es conocido popularmente como el Señor del Malecón, al ser un antiguo crucificado que se veneraba en la ermita del Calvario de un desaparecido Vía Crucis que discurría por encima de ese popular paseo murciano. Es el único Cristo de la Semana Santa de Murcia que es representado en su paso con el resto de imágenes del Calvario, siendo quizás el crucificado más venerado por la ciudad.
  • Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Soledad. José Sánchez Lozano, 1943. Imagen que sustituyó a otra anterior perdida durante los conflictos de la Guerra Civil.

Cuatro de estos tronos llevan 3 estantes por vara y no 2, como es propio del estilo tradicional.

Vestimenta

Túnica de terciopelo magenta, con capuz de raso del mismo color. La Hermandad de Promesas-Getsemani lleva túnica de tergal del mismo color y la Hermandad de la Soledad túnica y capuz de raso negro con fajín magenta. El escudo de la cofradía va en el antifaz bordado en oro y pedrería. Los niños y niñas que forman la Hermandad Infantil desfilan provistos de túnica color magenta, capuz de raso con la cara descubierta, cuello de camisa blanco, muceta de raso color rojo con el escudo bordado de la Cofradía, fajín de raso color rojo, calcetines y zapatos negros, guantes blancos y portan entre sus manos un cetro que finaliza con el escudo de la Hermandad.

Aunque la Cofradía sigue la estética tradicional, desde los años 60 del siglo XX sus mayordomos van con la cara tapada.

Antiguamente la túnica de la Cofradía del Perdón contaba con una larga cola que llegaba hasta el suelo, siendo por ello conocida desde antiguo como la procesión de las colas.

Música

Tras los tronos de El PrendimientoEl encuentro con la Verónica y la Coronación de Espinas desfilan secciones de Carro-bocinas y tambores destemplados que interpretan la tradicional Burla. El sonido de las bocinas y tambores es el más característico de la Semana Santa murciana diferenciándose del resto de la geografía hispana, dónde en muchas localidades existía la tradición de hacer sonar bocinas largas, que ahora mudas, solo procesionan de forma testimonial.

En honor del Santísimo Cristo del Perdón se han compuesto dos marchas pasionarias: El Santísimo Cristo del Perdón de Murcia, del año 1911 obra del maestro Manuel Quislant, y El Cristo del Perdón, del año 1943, obra de los músicos D. Jorge de la Riva y D. Joaquín Ángel Gascón.

 

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