¡Qué duras palabras, Señor! Yo soy Corozaín. Yo soy Betsaida

Camilo de Lelis, Santo

Memoria Litúrgica, 14 de julio

Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos. († 1614)

Etimológicamente: Camilo = Aquel que es el mensajero de Dios, es de origen hebreo.

Breve Biografía

Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego . Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.

Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

Fue canonizado en 1746 por S.S. Benedicto XIV.

Un recordatorio importante

Santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24. Martes XV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, me pongo a tus pies implorando tu cariño. Quiero llorar mis pecados y limpiarte con mis lágrimas, esperando que Tú me mirarás con tus ojos de Padre y me iluminarás en esta meditación de hoy. Dame la gracia del amor puro, verdadero y desinteresado que Tú me has tenido.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, Jesús se puso a reprender a las ciudades que habían visto sus numerosos milagros, por no haberse convertido. Les decía:

“¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Pero yo les aseguro que el día del juicio será menos riguroso para Tiro y Sidón, que para ustedes.

Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizás estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¡Qué duras palabras, Señor! Yo soy Corozaín. Yo soy Betsaida. ¿Qué me ha sucedido? ¿Cómo he llegado hasta aquí?

Este Evangelio no es para deprimirnos ni para angustiarnos por el infierno. Este Evangelio es tan solo un nuevo recordatorio del Señor de que no por el hecho de llamarnos cristianos vamos a llegar al Cielo. «Velad y orad». Mira que es fácil criticar este mundo y todos sus errores. Con frecuencia señalamos a Tiro y Sidón como ciudades paganas y pecadoras, y nos regocijamos farisaicamente de que nosotros formamos parte del pueblo elegido de Dios.

¡Y somos el Pueblo elegido de Dios! Nosotros somos Cafarnaúm. Pero Cafarnaúm no debe olvidar que para escalar el Cielo se debe trabajar mucho. Especialmente, debe trabajar la humildad para implorar perdón y ayuda de Dios.

¡Cuántas personas de otras culturas, religiones y estratos sociales no habrían sido grandes santos si hubiesen tenido la oportunidad de vivir nuestra vida y circunstancias! ¡Cuántos milagros no ha hecho Dios en nuestra vida y, sin embargo, seguimos viviendo con frialdad!

Pidamos al Señor la gracia de reconocer los milagros que ha realizado en nosotros para que salgamos afuera a predicarlos como auténticos apóstoles.

«Sorprende ver cómo, después de 28 siglos, estas advertencias conservan toda su actualidad. De hecho, también hoy día la “cultura del bienestar [...] nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, [...] lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia” […] Pero como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante el drama de las viejas y nuevas pobrezas, de las soledades más oscuras, del desprecio y de la discriminación de quienes no pertenecen a “nuestro” grupo. No podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante la miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. No podemos dejar de reaccionar. Pidámosle al Señor la gracia de llorar, la gracia de aquel llanto que convierte el corazón ante esos pecados. Si queremos ser hombres y mujeres de Dios, como le pide san Pablo a Timoteo, debemos guardar “el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”; y el mandamiento es amar a Dios y amar al prójimo. No podemos separarlos. Y amar al prójimo como a uno mismo significa también comprometerse seriamente en la construcción de un mundo más justo, donde todos puedan acceder a los bienes de la tierra, donde todos tengan la posibilidad de realizarse como personas y como familias, donde los derechos fundamentales y la dignidad estén garantizados para todos». (Homilía de S.S. Francisco, 29 de septiembre de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una pausa en mi trabajo y me recogeré en una fervorosa comunión espiritual de 10 minutos. Ahí agradeceré al Señor los beneficios y milagros del día y calmaré su sed de amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Milagros, ayudas y favores del cielo

Independientemente de la buena fe de quien lo dice, hay un uso indebido del término “milagro”, ya que se le da una significación que no tiene en la mayoría de los casos

http://blogs.paxtv.org/toques/images/14_07_2020_07.jpgDentro del manejo popular del término, hay milagros-milagros y milagros chiquitos. ¿A qué viene esto? a que las personas, cuando le piden algo a Dios, directamente o por mediación de intercesores, como de la Virgen María, o de algún santo y hasta de antepasados a quienes se les ve como salvados en el cielo, dicen que se les concedió el milagro pedido.
 
Independientemente de la buena fe de quien lo dice, hay un uso indebido del término “milagro”, ya que se le da una significación que no tiene en la mayoría de los casos. Esto es importante porque la iglesia que ve a profundidad científica el caso de los presuntos milagros es la católica, que cuando habla de milagros es que realmente pueden considerarse como tales, en el más estricto sentido.
 
La mayor parte de los casos, un creyente pide algo a Dios, que puede ir desde que gane su equipo deportivo favorito hasta conseguir un trabajo o la salud de un ser querido, y cuando sucede lo pedido dicen que Dios les hizo el milagro.
 
Pero no, perdón, podríamos decir que se trata de favores o ayudas divinas, si realmente es así, pero no necesariamente de milagros. ¿Cuándo podemos hablar de milagros? cuando Dios concede un hecho que desafía las leyes de la naturaleza, cuando la ciencia no puede explicar cómo sucedió aquello.
 
Los milagros generalmente son casos de recuperación de la salud en forma inexplicable para la ciencia médica. Los más impactantes son cuando desaparece, de pronto, una enfermedad, como un tumor maligno que médicamente ha sido detectado y correctamente diagnosticado, y tras el milagro simplemente no existe tal tumor, desapareció. No se trata de que fue reduciéndose paulatinamente, aunque sea muy aprisa, lo cual puede tener una explicación médica, como es el efecto de un tratamiento adecuado o hasta de un caso psicosomático.
 
Las personas tienen muchas veces, sin saberlo, un gran poder para que la mente logre derrotar una enfermedad y curarse rápidamente, con o sin ayuda ajena. Por eso hay personas que “luchan” contra una enfermedad, y logran que su cuerpo utilice al máximo los poderes de recuperación que Dios puso en la naturaleza viva, y vencen la enfermedad. Pero esto no es realmente un milagro.

Por eso también hay personas con la capacidad de curar a otros, -aunque generalmente no a sí mismos-, y no precisamente como hechos milagrosos. Los “sanadores” o “healers”, en inglés, ´piden a Dios que cure a alguien con su intervención. Se dice que estas personas que curan tienen una gran energía que trasmiten al enfermo, y tal parece que es así, como un fenómeno natural poco conocido. ¿Realizan milagros? Probablemente no, a menos que el hecho, como ya dijimos, desafíe a la ciencia, para la cual sea inexplicable.

Para los católicos, los milagros verdaderos, aparte de las ayudas o favores que les son concedidos, son los hechos que van en contra de las leyes naturales como las conocemos. Para que la Iglesia reconozca un hecho inexplicable como milagro es necesario que se estudie tan cuidadosamente como sea posible, que los científicos declaren que va en contra de las leyes naturales. Si no es así, pero se trata de lo que parece ser resultado de rogar a Dios, entonces podemos hablar de favores o ayuda divina. No por eso dejan de ser importantes para la fe, pues lo son: Dios los ha escuchado y concedido, pero no son milagros.

El uso indebido del concepto milagro, hace que los seguidores de la superstición de la “Santa Muerte”, crean que ella hace milagros, sin ninguna prueba científica.

Cuando una persona muere, como se dice, en olor de santidad, que tuvo una vida ejemplar o fue objeto de martirio aceptado (y perdonado) a causa de su fe, la prueba que la Iglesia requiere para declarar que está en el cielo y es por tanto santo, es que se atribuyan a su intervención ante Dios dos milagros auténticos, científicamente hablando, el uno para beatificarlo y el otro para canonizarlo.

El caso de un hombre contemporáneo, a quien se elevará a los altares del catolicismo el primero de mayo de 2011, está en esta línea: se atribuye a su intercesión el que Dios haya sanado milagrosamente a una persona enferma. De ello hay testimonio de los médicos y de la misma enferma curada. Hablamos de Karol Wojtyla, Juan Pablo II. Hay más casos de su intervención bajo estudio.

La profunda preocupación de la Iglesia Católica por el asunto de los milagros no parece ser compartida por otras religiones tan estrictamente hablando, sobre todo en llevar su estudio al mayor nivel científico posible. Una sola pequeña duda, y el caso se queda en los archivos. En los centros religiosos como Fátima y Lourdes, los testimonios de curaciones repentinas o muy rápidas de peregrinos son más que abundantes, pero la Iglesia se la lleva con toda calma en su estudio.

Los milagros pueden demostrar, a quien quiera verlos (no hay peor ciego que el que no quiere ver), que la naturaleza puede ser desafiada por su creador, un Dios que sí existe y muestra su poder. Pero para que la demostración convenza, se estudia cada caso con la ayuda de la ciencia. En cambio, la llamada “madre naturaleza” no tiene poder alguno para violentar sus propias leyes.

Creo que muchos no creyentes, ateos o a-religiosos, si se enfrentaran a la inexplicabilidad natural de un fenómeno milagroso, tendrían que convencerse de que sí hay un Dios. Pero la verdad es que no les interesa, o temen que la evidencia les demuestre que su ateísmo estaba equivocado, algo muy doloroso para la vanidad. Por otro lado, las ayudas o favores divinos pueden tener explicaciones alternas, desde la casualidad hasta la ignorancia de cómo sucedió aquello natural o médicamente (que los interesados llamaron milagro).
 
Hay que distinguir pues, los favores de Dios, o las simples coincidencias de hechos que respondieron a las leyes naturales, de los milagros-milagros. De esta forma, podemos reforzar la fe en la existencia de un Dios que además es bondadoso y nos llega a conceder peticiones contra la naturaleza que Él creó.

El Papa: pienso en Santa Sofía y estoy muy dolido

Ante el anuncio del gobierno de Turquía de que el recinto volverá a ser una mesquita.

La Basílica de Santa Sofía, dedicada a la Sabiduría Divina, fue inaugurada en 537, en los tiempos del emperador Justiniano. Fue convertida en mezquita, cuando los otomanos conquistaron Constantinopla en 1453 y la rebautizaron como la ciudad de Estambul.

Por decreto del padre fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Ataturk, se convirtió en museo en 1934. El pasado viernes, un decreto del Presidente Recep Tayyip Erdogan, que llegó inmediatamente después de la decisión del Consejo de Estado de anular la decisión de Ataturk aceptando la petición de un pequeño grupo islamista local, establece la transferencia de la gestión del sitio bizantino del Ministerio de Cultura a la Presidencia de Asuntos Religiosos, convirtiéndolo efectivamente en la Mezquita de Santa Sofía. En un discurso a la nación, el presidente turco anunció que la primera oración se celebrará en Santa Sofía el 24 de julio.

Domingo del Mar y Santa Sofía

Este domingo 12 de julio, después de rezar la oración mariana del Ángelus, el Papa recordó que hoy se celebra el Domingo del Mar y dirigió su mirada hacia Estambul, hacia Santa Sofía, ahora convertida en mezquita. "Estoy muy dolido", dijo el Papa refiriéndose a esto. Luego saludó a los fieles de Roma y a los peregrinos de varios países, especialmente a las familias del Movimiento de los Focolares.

Finalmente, Francisco dirigió un saludo y expresó su gratitud a "los representantes de la Pastoral de Salud de la Diócesis de Roma, pensando en los muchos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que han estado al lado de los enfermos en este período de pandemia".

¿Cómo evangelizar en casa cuando mi familia no practica la fe?

5 consejos que pueden ayudarnos a ser portadores de la luz de Cristo en nuestro hogar

Una experiencia muy común entre quienes nos hemos encontrado con el Señor Jesús y tenemos una vida de fe es la inquietud de cómo compartir lo que vivimos con nuestra familia. Cuando ellos (aunque creyentes) están un poco alejados de la práctica de la fe, cuando sus creencias son débiles, cuando tienen rechazo a las cuestiones de Dios y prejuicios con la Iglesia y su doctrina. En definitiva, se trata de responder a la pregunta de ¿cómo tener mayor influencia en la vida de fe de mi familia que no es practicante?

¿Cómo evangelizar en mi propio hogar?

Aquí les comparto algunos consejos que pueden llevarse a la vida cotidiana y ayudarnos a ser portadores de la luz de Cristo en nuestros hogares.

1. No críticas ni sermones

Puede sucederle a aquel que va avanzando en la vida cristiana y que va teniendo mayores conocimientos doctrinales que quiera (aunque con buenas intenciones) que los que no han encontrado este camino sean como él piensa, o actúen como él actúa. Y estas expectativas podrían llevar a que se juzgue el actuar de otros con mucha rigidez. Aparecen entonces las “sermonerías”, los famosos “deberías hacer así o no hacer esto”, con lo cual se termina generando más rechazo. Es importante recordar que la fe que Dios nos regala y el camino que Él nos propone está fundada en el amor y no en el deber y el temor. Dios nos invita a vivir una vida feliz y plenamente libre.

2. Predicar con el ejemplo

Ya lo diría san Juan Bosco «la prédica más eficaz es el buen ejemplo». Y es que no pocas veces nos sucede que pensamos que se trata de convencer a los otros con nuestros argumentos y nuestros discursos. La conversión de los otros no depende de lo qué digamos, de cómo lo digamos. Nosotros no somos el centro de atención. Es como si dijéramos “véanme a mí, vean que yo si sé lo que sigo y tengo razón”. Recordemos que una virtud muy importante es la humildad: reconocer que, si bien podemos saber mucho, no somos todopoderosos. Nuestra labor es la de ser servidores e instrumentos de Dios. Él se vale de cada uno de nosotros, de nuestro humilde y pequeño servicio para llevar su Buena Nueva. Y, por otro lado, más que unas palabras bonitas, lo que más convence y arrastra es el testimonio de nuestro obrar, de una vida coherente, recta, justa y alegre.

3. La alegría de vivir tu fe es apelante

Muchos santos, a pesar de sus dificultades, de sus vidas marcadas por el dolor y el sufrimiento, han podido experimentar la alegría auténtica y la esperanza que viene de Dios. Como dice el Papa Francisco: «la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana». Una sonrisa sin fingimientos es contagiosa y llena el corazón del deseo de poder vivir así. Aquel que pueda experimentar, incluso en medio de los momentos difíciles, una serena alegría, es porque ha recibido la bendición de Dios, es la manifestación más concreta que esa persona tiene a Dios en su vida. Quien quiera ser testigo del Señor y lo quiera comunicar ha de trasmitir alegría y esperanza, como también el Papa, dejar las caras avinagradas y llenas de amarguras y contagiar a otros de la alegría del Evangelio.

4. Empezar por lo sencillo y cotidiano

No pensemos que cuando hablamos de dar ejemplo con nuestro obrar, en que tenemos que hacer cosas grandiosas y extraordinarias necesariamente. Pensemos en lo que vivimos cada día en nuestro hogar, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. ¿Saludo y agradezco con amor y respeto? ¿Estoy dispuesto a servir y a ayudar en las labores de la casa? ¿Estoy atento a las necesidades que tienen los otros? Si de pronto me peleo o discuto, ¿perdono o pido perdón? Son pequeños gestos, que si se hacen todos los días, tendrán una fuerza extraordinaria para iluminar a nuestra familia con la luz de Cristo y de su Evangelio. Pensemos en esta frase de san Francisco de Asís: «Empieza haciendo lo necesario, continúa haciendo lo posible; y de repente estarás haciendo lo imposible».

5. Compartir las experiencias espirituales

No hay experiencia más hermosa para el cristiano que nutrirse del amor de Dios a través de la oración y de la Eucaristía. ¡Cómo no compartir esta dicha con los que más queremos! Me viene la imagen de la Virgen visitando a su prima Isabel. Cuando uno encuentra un tesoro quisiera compartirlo inmediatamente con las personas más significativas. Podemos, de manera creativa y poco a poco, invitar a que nuestros familiares vayan experimentando estos preciosos momentos de oración y de encuentro con Dios: por ejemplo proponer bendecir los alimentos, o rezar en algún momento en que estemos reunidos. También podemos compartirles alguna cita de la Palabra que escuchamos en la Misa o compartirles algún texto espiritual, alguna frase de un santo, entre otras.

Espero que estas ideas puedan ayudarte a ser testimonio en tu hogar del amor de Dios. Ten paciencia, no te desanimes. Recuerda que el que obra la conversión es Dios, que siempre toca la puerta de los corazones y no desampara a nadie.

5 preguntas a las que ningún protestante puede responder

Dados los fundamentos de su teología, los protestantes no encuentran respuesta a estas simples preguntas

1 – Por favor, deme una razón para aceptar la Biblia que un musulmán no pueda usar para considerar el Corán inspirado por Dios.

(No hay respuesta protestante a esta pregunta)

Respuesta católica: Los católicos aceptamos la Biblia como Palabra de Dios porque la Iglesia que Cristo fundó y confió a S. Pedro

(cf. Mt 16,18), y que es la Columna y Cimiento de la Verdad (cf. 1Tim 3,15), dice que la Biblia es Palabra de Dios. Como decía San Agustín: ‘creo en los Evangelios porque la Santa Madre Iglesia me dice que crea en ellos’.

2 – Por favor, dígame por qué y con que autoridad usted acepta sólo una parte de la Biblia siendo que la lista de los libros que comprende el Nuevo y al Antiguo Testamento fue determinada al mismo tiempo?

(No hay respuesta protestante a esta pregunta)

Respuesta católica: Los católicos aceptamos la Biblia en su integridad porque la lista de libros que la componen fue definida por la Iglesia en el año 397 d.C., bajo la autoridad del Sucesor de Pedro, el Papa San Dámaso I.

3 – Por favor, dígame por qué la Biblia habría necesitado casi 1600 años para ser entendida correctamente, si ella es teóricamente algo que cualquiera puede leer y entender.

(No hay respuesta protestante a esta pregunta)

Respuesta católica: Los católicos sabemos que la Biblia no es algo que cualquiera puede leer y entender sin ayuda (cf. 2 Pedro 3,16, Act 8,31), y sabemos que Cristo confió a San Pedro, el primer Papa, la tarea de cuidar su rebaño, la Iglesia (cf. Juan 21,15-17).

Nosotros seguimos lo que los Sucesores de Pedro nos transmiten.

4 – Por favor, explique cómo alguien puede saber si entendió la Biblia correctamente, si el sólo puede confiar en la Biblia, y en nada más; pues existen cerca de 30.000 sectas protestantes en el mundo, cada una entendiendo la Biblia de manera diferente y todas creyendo que están en la verdad.

(No hay respuesta protestante a esta pregunta)

Respuesta católica: Los católicos sabemos que es la Iglesia que Cristo fundó y confió a San Pedro (Mt 16,18), y que es la Columna y Fundamento de la Verdad (1Tim 3,15), la que tiene la misión de enseñar (Mt 28,19), y que las Escrituras no deben ser interpretadas particularmente (cf 2 Pedro 2,20), pues quien lo hace comete errores que lo conducen a la perdición (2 Pedro 3,16). De esto modo, sabemos que la explicación hecha por la Iglesia es verdadera y está errada cualquier interpretación diversa de esta.

5 – Por favor, pruebe, usando sólo la Biblia, que ella es lo que Usted considera que ella es (o sea, la única fuente de Verdad Revelada, compuesta por los libros que usted acepta, todos ellos y sólo ellos). Claro que todo el mundo sabe que la Biblia es Palabra de Dios, buena para enseñar, etc., pero, intente probar que ella es la única fuente de la Palabra de Dios, compuesta por los libros que usted acepta, todos ellos y sólo ellos.

(No hay respuesta protestante a esta pregunta)

Respuesta católica: Al contrario de los protestantes, que aceptan el error llamado ‘Sola Scriptura’, según el cual sólo la Biblia es Palabra de Dios, los católicos sabemos que además de la Biblia, que no tiene toda la Palabra de Dios y no está completa, (Juan 20,30-31; Juan 21,25; 2Ts 2,14), está también la Tradición Oral, también revelada por Dios, que debe ser seguida (2 Ts 2,15; 2Ts 3,6; 2Tm 1,13; 1 Cor 11,2; Gal 1,14, 1Tm 6,20; 2Tm 1,14; 2Tm 2,2, etc.). El mismo San Pablo, en Act 20,35, cita palabras de Cristo que no están en ninguno de los Evangelios, diciendo a los obispos de Éfeso que ellos deben acordarse de ellas. Sabemos además que los libros que componen la Sagrada Escritura son los que la Iglesia determinó en en año 397 d.C., más de mil años antes de que los primeros protestantes quitasen siete libros de sus biblias en el año 1517 d.C.

Por el bien de todos, nos quedamos en casa. ¿Qué puedo hacer?

Y tú ¿estás dispuesto a quedarte en casa?



Ante la situación de contingencia por la pandemia del COVID-19 nos han recomendado que nos quedemos en casa.

Tengo un amigo en España que me acaba de escribir para decirme que nosotros, en México, estamos como estaban ellos hace un mes; que debíamos aprender de ellos y adoptar las medidas que ellos han tomado antes de que las cosas se pongan más difíciles.

Es por esto que he tomado la determinación de quedarnos en casa, a menos de que sea indispensable.

Y vienen aquí una situación que para muchos tiene cara de problema ¿Qué hago con mis hijos tanto tiempo en casa?

Aquí te dejo mis 5 Tips para pasar en familia estos días en casa.

PRIMERO. Explícales a tus hijos lo que está pasando. Es tiempo de guardar no de vacaciones.

Para evitar el caos es necesario que todos tengamos claro lo que está pasando y nuestros hijos también deben comprender que estamos en un periodo de contingencia y no de vacaciones.

Es por esto que no es bueno salir a lugares públicos para diversión, tampoco debemos asistir a lugares con muchas personas y mejor quedarnos en casa.

Es importante explicarles que la obediencia es vital para evitar contagiarnos y pasar momentos difíciles. No siempre es fácil obedecer, pero en este caso es de vital importancia hacerlo.

SEGUNDO. Estén atentos de las indicaciones que se vayan dando.

Conforme vaya avanzando el tiempo, las condiciones van a ir cambiando pues habrá mas casos y se volverá más estricto el control.

Así que debemos estar atentos y dispuestos a acatar las indicaciones por el bien de todos.

Esto nos lleva a hablar con nuestros hijos para formarlos en la generosidad, esa capacidad de trabajar por el bien de los otros, aunque debamos sacrificar un poco nuestra comodidad o bienestar.

TERCERO. Hagan un plan de actividades para este tiempo.

Los primeros días puede ser muy sencillo todo porque nuestros hijos sentirán que están de vacaciones, pero en realidad no es así.

Es necesario adecuar nuestro tiempos para tener actividades variadas dentro de casa. Podemos hacer un horario del día para coordinar los trabajos o también podemos programar varias actividades al día y dejar un poco flexibles los tiempos para cada actividad según la disposición de nuestros hijos.

¿Qué actividades podemos realizar?

Podemos organizar un cine club y ver películas que tengan algún mensaje positivo, que fomenten valores o que nos ayuden a acrecentar nuestra fe.

También podemos tener momentos de lectura, tanto familiar como personal, quizá podamos incluir momentos para realizar manualidades y por supuesto, momentos para estudiar o por lo menos repasar lo que se ha visto en la escuela.

Los tiempos de juego en los dispositivos electrónicos o consolas deben estar muy bien regulados para evitar que nuestros hijos caigan en excesos. También podemos propiciar los juegos de mesa que ayudan a la convivencia familiar y un sano esparcimiento.

CUARTO. Es necesario adecuar los espacios en casa y los roles.

Como estaremos más tiempo dentro de casa, es necesario adecuar los espacios para que nuestros hijos tengan más comodidades y no se sientan asfixiados en casa.

Si tenemos hijos pequeños, quizá sea bueno guardar los objetos que se pueden romper y para evitar accidentes.

Por otro lado, con nuestros hijos en casa se nos reduce el tiempo para realizar las labores propias de las mamás, por lo que debemos hacer roles para que todos cooperemos en tener la casa en orden, por eso podemos hacer una lista de las tareas que debemos realizar para asignarles responsables de acuerdo a la edad de nuestros hijos y a sus capacidades y gustos.

También esta puede ser una actividad para convivir y servir en familia, solo es cuestión de darle el sentido adecuado a todo esto.

Y QUINTO. Hagan oración en familia.

Cuando las cosas están mal, como ahora, debemos voltear los ojos a Dios y pedirle que nos ayude a superar nuestros problemas.

Una oración nos puede ayudar mucho, pero la oración en familia es mucho mejor.

Primero tenemos el DETENTE, que es una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que al rededor tiene la frase “Detente, el Corazón de Jesús esta conmigo” podemos imprimirla y ponerla en un lugar visible para todos los miembros de nuestra familia. Además está la jaculatoria, “Jesús, en tí confío” estas dos pequeñas oraciones nos pueden ayudar si las decimos muchas veces al día, cada vez que nos sentimos angustiados o con poca fe.

Hace tiempo, cuando hubo una epidemia de peste en Marsella, se repartieron miles de estas imágenes por toda la ciudad y la peste cesó, por la fe de las personas y la intercesión del Corazón de Jesús.

Otra oración eficaz es el Santo Rosario, que si lo rezamos en familia puede ser hasta divertido. Para los pequeños podemos preparar algunas hojas para que iluminen mientras rezamos. Si son mas grandes nuestros hijos, podemos ponerles canciones entre cada misterio para que no sea tan cansado para ellos. Si ya son jóvenes nuestros hijos, podemos hacer una pequeña meditación de cada misterio que nos ayude a profundizar en lo que estamos rezando.

Pero lo que no puede faltar es hacer un ofrecimiento, desde el corazón, de nuestra oración para que Dios nos ayude a superar esta prueba que nos ha tocado vivir y que además, nos proteja de la enfermedad y nos ayude a no perder la fe en estos tiempos de crisis.

Otra forma de hacer oración es leer la Biblia y meditar juntos lo que Dios nos va diciendo en cada capítulo. Los más grandes pueden ayudar a leer, los más pequeños pueden hacer algún dibujo de lo que van comprendiendo y todos podemos hacer Lectio Divina y hacer un propósito de acción para llevar a la vida lo que hemos leído y orado.

Por último, te comparto que yo me quedo en casa para poner un granito de arena en la solución de esta enfermedad que estará afectando a tantas personas.

Y además, obedeceré lo que mi obispo indique que será lo mejor para estos tiempos, ya que, aunque no me guste mucho lo que nos pida, la obediencia es la virtud de los santos y el que obedece no se equivoca. Estoy segura que si por algo, las indicaciones no son las mejores, con nuestra obediencia y ofreciendo nuestros actos a Dios, Él nos ayudará y nos dará la gracia para salir sanos y salvos de esta situación.

Y tú ¿estás dispuesto a quedarte en casa?


 

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