Bautismo del Señor

Guillermo de Bourges, Santo

Abad y Obispo, 10 de enero

Martirologio Romano: En la ciudad de Bourges, en Aquitania, san Guillermo (Guilelmus Bituricensis), obispo, que, deseoso de soledad y meditación, se hizo monje en el monasterio cisterciense de Pontigny. Más tarde fue abad de Chaalis y, después, elegido obispo de Bourges, no abandonando nunca la austeridad de la vida monástica y distinguiéndose por su amor a los clérigos, a los cautivos y a los desgraciados (1209).

Breve Biografía

Guillermo de Donjeon, que pertenecía a una ilustre familia de Nevers, nació en Nevers, Francia. Fue educado por su tío Pedro, archidiácono de Soissons. Muy joven fue hecho canónigo, primero dé Soissons y luego de París. Pero pronto decidió abandonar totalmente el mundo, y se retiró a la soledad en la abadía de Grandmont. Allí vivió con gran regularidad la vida de esa austera orden, hasta que una disputa entre los monjes de coro y los otros turbó la paz.

Guillermo pasó entonces a la orden cisterciense, que se distinguía por su fama de santidad. Tomó el hábito en la abadía de Pontigny. Poco después fue elegido abad, primero de Fontaine-Jean, en la diócesis de Sens, y después, del monasterio de Chalis, mucho más importante, que había sido construido por Luis el Gordo, en 1136. San Guillermo se consideró siempre como el último de los monjes. La mansedumbre de su palabra daba testimonio del gozo y la paz de su alma. La virtud era atractiva en él, a pesar de sus crueles austeridades.

A la muerte de Enrique de Sully, arzobispo de Bourges, el clero de la ciudad pidió a Eudo, obispo de París, que le ayudase a elegir un pastor. Como todos querían a un abad del Cister, depositaron sobre el altar el nombre de tres abades. Esta elección por sorteo hubiera sido una superstición, si los electores hubieran esperado un milagro. En realidad era muy razonable, ya que todas las personas propuestas para el cargo parecían igualmente dotadas, y se encomendaba la elección a Dios, poniendo toda la confianza en su Providencia ordinaria. Después de haber orado, Eudo leyó el nombre de Guillermo, a quien, por otra parte, habían favorecido casi todos los votos de los presentes. Era el 23 de noviembre del año 1200. La noticia abrumó a Guillermo, quien jamás hubiera aceptado el cargo, si el papa Inocencio III y el abad de Citeaux, no se lo hubieran mandado. Guillermo abandonó la soledad con lágrimas en los ojos, y fue consagrado obispo poco después.

El primer cuidado de san Guillermo fue elevar su vida interior y exterior a la altura de su dignidad, pues estaba persuadido de que el primer deber de un hombre es honrar a Dios en su corazón.

Redobló, pues sus penitencias, diciendo que su cargo le obligaba a sacrificarse por los otros tanto o más, que por sí mismo. Bajo el hábito religioso llevaba una áspera camisa, y ni en el invierno, ni en el verano, cambiaba de manera de vestir. Jamás comía carne, aunque sus huéspedes encontraban buena mesa en su casa. No menos digna de encomio era su solicitud por su rebaño. Se preocupaba especialmente por los pobres, a quienes prestaba socorro espiritual y material, pues decía que Dios le había enviado sobre todo para ellos. Era muy indulgente con los pecadores arrepentidos; en cambio se mostraba inflexible con los impenitentes, aunque nunca invocó contra ellos el poder civil, como se acostumbraba entonces. Tal actitud le ganó más de una conversión.

Algunos nobles, abusando de su bondad, usurparon los derechos de su iglesia; pero Guillermo no se amilanó ante la amenaza de confiscación de bienes y llevó el caso ante el rey. Su humildad y paciencia triunfaron en varias ocasiones de la oposición de su capítulo y su clero. Guillermo convirtió a muchos albigenses, y su última enfermedad le sorprendió cuando estaba preparando una misión para esos herejes. A pesar de su padecimiento, decidió predicar un sermón de despedida. Esto hizo que la fiebre aumentara y que Guillermo tuviese que posponer su viaje. La noche siguiente, previendo que se acercaba el fin, Guillermo insistió en adelantar el canto de los nocturnos, que tiene lugar a medianoche; pero, habiendo trazado sobre sus labios la señal de la cruz, sólo pudo pronunciar las dos primeras palabras. Entonces dio la señal a los presentes de que le colocaran sobre un lecho de ceniza, y murió al amancer del 10 de enero de 1209. Su cuerpo fue sepultado en la catedral de Bourges. En 1217, después de numerosos milagros, sus restos fueron depositados en un relicario. El papa Honorio III le canonizó al año siguiente.

Yo tengo en ti mis complacencias

Santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11. Bautismo del Señor

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Otro día que me regalas, Señor. Otro día en el que Tú estás conmigo. Otro día en el que me das la gracia de encontrarme contigo… gracias, Señor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, predicaba Juan: «Ya viene detrás de mí otro que es más poderoso que yo, uno a quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo».

Por esos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Treinta y tres años en silencio… oculto…; sin decir nada. Estabas en el mundo y el mundo no se dio cuenta. Te hiciste hombre y como hombre quisiste vivir. Treinta y tres años en los que a los ojos de los hombres, no hiciste nada impresionante. Sin embargo el Padre observaba…; contemplaba… pero también callaba; hasta que no pudo más y del cielo salió una voz diciendo: «Tú eres mi hijo amado, mi predilecto…».

Con este silencio, Jesús, me revelas que Dios me ama por el simple hecho de ser su hijo. Eso es lo único que se es… eso es lo único que define… es lo único que soy… soy hijo de Dios.

No es lo que hago o lo que tengo lo que me hace lo que soy… aquello se puede acabar, aquello es finito y mi corazón desea algo más, algo que no acabe, que perdure; que sea para siempre. He descubierto que ese algo, Señor, eres Tú.

Dame la gracia, Jesús, de sentirme amado de sentirme mirado por ti. Ayúdame a desechar las máscaras, los disfraces que no permiten, ni siquiera a mí, saber quién soy… Ayúdame, Señor, a sólo revestirme de tu mirada.

«Los hombres de hoy, demasiado acostumbrados a una cultura de la indiferencia, necesitan trabajar y pedir la gracia de hacer la cultura del encuentro, de este encuentro fecundo, de este encuentro que restituya a cada persona la propia dignidad de hijo de Dios, la dignidad de viviente. Estamos acostumbrados a esta indiferencia, cuando vemos las calamidades de este mundo nos limitamos a decir: pero, qué pena, pobre gente, cuánto sufren… para seguir todo recto después. No es suficiente ver, si yo no me paro, si yo no miro, si yo no toco, si yo no hablo, no puedo hacer un encuentro y no puedo ayudar a hacer una cultura del encuentro».

(Homilía de S.S. Francisco, 13 de septiembre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar un misterio del rosario pidiéndole a María la gracia de sentirme verdaderamente hijo de Dios que vive la cultura del encuentro con los demás.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amen.

Las gracias que se reciben en el Bautismo

El Bautismo consagra a la persona humana, la reserva para Dios.

Existen diferentes motivos por los cuales se bautiza a los niños. En alguna ocasión hemos visto que el sacerdote se niega a administrar el Bautismo a alguien porque considera que la motivación no es la correcta.

Puntos a desarrollar:
El Bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la vida espiritual, por medio de la purificación con agua y la invocación a la Santísima Trinidad.

El Bautismo consagra a la persona humana, la reserva para Dios.

Este Sacramento ocupa el primer lugar entre todos los sacramentos porque al borrar el pecado original, se nos abren las puertas de la fe, la posibilidad a los demás sacramentos y nos hace miembros de la Iglesia.

Por el Bautismo llegamos a formar parte de la Iglesia, nos invita a la vida de Jesús que se vive en ella, nos convida a vivir unidos unos con otros, con los sacerdotes, los Obispos y el Papa.

Este es el inicio de nuestra vida cristiana que alcanza su plenitud en Cristo.

En el Bautismo recibimos como un regalo de Dios las tres virtudes teologales: FE, ESPERANZA Y CARIDAD. Estas virtudes nos la da Dios por su infinito amor, porque no hemos hecho ningún mérito para que se nos den. También se reciben los dones del Espíritu Santo.

La fe recibida en el Bautismo debe crecer y hacerse cada día más fuerte para dar frutos abundantes de santidad. Debe desarrollarse por medio de un continuo y creciente conocimiento de Dios, de Cristo, de su Iglesia y de la vida de gracia. La fe nos hace santos.

En el Bautismo el amor infinito de Dios se comunica a nuestra vida. Nuestro amor a Dios lo demostramos: pensando en Él con frecuencia, cumpliendo los Mandamientos, frecuentando los sacramentos, haciendo buenas obras y amando a los demás.

Con el Bautismo recibimos muchas promesas, de las cuales la primera es la vida eterna y las gracias necesarias para alcanzarla. Ni el dolor, ni el sufrimiento, ni nada debe disminuir nuestra esperanza.

Mediante el Bautismo se debilita la tendencia al pecado, pero no es una fórmula mágica, hay que luchar contra el pecado.

Se nos da la gracia sacramental que nos permite recibir los auxilios espirituales necesarios para vivir cristianamente y poder alcanzar la santidad, viviendo dentro de la Iglesia.

Se nos marca con el carácter bautismal, que es esa huella invisible en el alma que nos asemeja a Cristo y que nos marca como pertenecientes a Dios.

Por ello, este Sacramento no se puede recibir más que una vez en la vida. También nos compromete a la evangelización y a una vida de apostolado.

Podemos decir que este Sacramento es lo más importante que podemos recibir en nuestra vida. Representa el inicio de nuestra vida cristiana. Es como la semilla que se pone en la tierra para que crezca y llegue a dar frutos, mas es necesario que se prepare el terreno y que se abone para lograrlo.

Aplicaciones en la vida diaria:

Meditar junto a la pila bautismal, si hemos dado la importancia debida al hecho de ser bautizados y si hemos incrementado nuestra vida de fe o la hemos dejado disminuir.

EE.UU., S.S. Francisco: no a la violencia, es hora de remediarla

El Papa comenta el asalto al Congreso de los EE.UU.

Los eventos en el Capitolio también le sorprendieron, aunque ninguna sociedad en el fondo puede considerarse inmune a los impulsos subversivos dentro de sí misma. Durante una entrevista con Canal 5 Francisco habló de lo que pasó el 6 de enero, cuando los manifestantes pro-Trump irrumpieron en el Congreso de los Estados Unidos.

"Me sorprendió porque es un pueblo tan disciplinado en la democracia", es el comentario del Papa en la anticipación de la entrevista que el canal Mediaset emitirá mañana por la noche. Sin embargo, Francisco señala que incluso "en las realidades más maduras siempre hay algo que no funciona", hay gente "que toma un camino contra la comunidad, contra la democracia, contra el bien común".

La violencia es ciertamente condenable, continúa el Papa, "debe condenarse - dice - este movimiento así, sin importar el pueblo". Ningún pueblo, continúa, "puede presumir de no tener un día, un caso de violencia" y por lo tanto se trata de "comprender bien para no repetir, y aprender de la historia". En cualquier caso, concluye Francisco, la comprensión es fundamental "porque así se puede poner un remedio".

Signo y rito del Bautismo

El bautismo tiene muchos signos, además del signo esencial, constituido por la materia y la forma y éstos nos llevan a seguir un rito.

El Signo: La Materia y la Forma

El Concilio de Trento declaró como dogma de fe, que la materia del Bautismo es el agua natural, porque así lo dispuso Cristo y así lo hacían los apóstoles. Esta definición fue necesaria porque en ese momento, había que rebatir la doctrina de Lutero, que decía que se podía utilizar cualquier líquido. Además, existen unos argumentos que nos demuestran su conveniencia: sabemos que el agua lava el cuerpo, por lo que es la materia adecuada para lavar los pecados. Por otro lado es fácil de encontrar y debido a la importancia de este sacramento su materia lógica es el agua.

El Bautismo puede llevarse a cabo por infusión – cuando se derrama el agua sobre la cabeza – o por inmersión – sumergiendo al bautizado en el agua -.

Para su validez se debe de derramar el agua al mismo tiempo que se dicen las palabras que constituyen la forma y el agua debe de correr sobre la cabeza. Salvo en caso de necesidad, como podría ser el bautismo de un feto, - aún con vida - que podría ser en cualquier parte del cuerpo.

Las palabras que constituyen la forma son: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. En estas palabras están representadas las partes que son esenciales, tales como: el ministro “Yo”, el sujeto “te”, bautizo, la acción que se realiza, la mención de la Santísima Trinidad y la clara distinción de las Tres Personas divinas.

Rito y Celebración

El bautismo, tiene muchos signos, además del signo esencial, constituido por la materia y la forma y éstos nos llevan a seguir un rito:

El sentido de la gracia del Sacramento del bautismo aparece claramente en los ritos de su celebración. Cuando se participa atentamente en los gestos y las palabras de esta celebración, los fieles profundizan en lo que este sacramento significa y se percatan en lo que se realiza en el bautizado.

Cada uno de los signos posee un sentido muy determinado, así por ejemplo:

La celebración comienza con la señal de la cruz, que nos indica la marca de Cristo sobre el que le va a pertenecer y significa la gracia adquirida por la Cruz de Cristo.

El anuncio de la Palabra de Dios, es decir, las lecturas, que da luces sobre la verdad revelada a los "candidatos" y a la asamblea; y suscita en todos la respuesta de la fe. En efecto, el bautismo es "el Sacramento de la fe" por ser la entrada sacramental en la vida de la fe. El anuncio de la Palabra de Dios, nos invita a vivir este "Sacramento de la fe".

Puesto que por el bautismo somos "liberados del pecado y del que nos tienta, el Diablo", se pronuncian uno o varios exorcismos sobre eel "candidato". Este es ungido con el óleo de los catecúmenos, o bien el celebrante le "impone las manos", y el "candidato" renuncia explícitamente a Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será confiado" por el bautismo. (Rm. 6,17 ).

El agua bautismal es entonces consagrada mediante una oración en el mismo momento o utilizar la de la noche pascual. La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados con ella "nazcan del agua y del Espíritu”. (Jn. 3,5)

El agua bautismal es signo de un nuevo nacimiento, en el Espíritu. El inicio a la vida de gracia, y a la pertenencia del Pueblo de Dios.

Pero como todo sacramento posee un rito esencial,el signo más importante. Y este rito esencial del sacramento: el bautismo propiamente dicho. El bautismo es realizado de la manera más significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal, o derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato. Al mismo tiempo que se pronuncia la forma. Las palabras que pronuncia el ministro son: " Fulano....... yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado. Ha llegado a ser un cristiano, es decir, "ungido" por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo, que es ungido Sacerdote, profeta y rey. Literalmente ungido significa “persona consagrada" y en este caso es a Dios.

En la Liturgia de las Iglesias de Oriente, esta unción postbautismal es el sacramento de la crismación (Confirmación).

La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido de Cristo" (Ga. 3,27); que ha resucitado con Cristo a la vida de la gracia.

El cirio que se enciende en el "cirio pascual", significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son: "la luz del mundo" (Mt.5,14) (Flp. 2,15).

El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios. Por lo tanto, ya puede decir la oración de los hijos de Dios: "el Padrenuestro". Sólo los bautizados podemos llamar "Padre" a Dios.

La bendición solemne cierra la celebración del "bautismo". En el bautismo de los niños recién nacidos, la bendición de la madre ocupa un lugar especial.

¿Soy ciudadano del Reino de Dios?

En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir.

Jesús empezó la proclamación del Evangelio, apenas salido del Jordán, clamando por todos los poblados de Galilea:

- ¡El Reino de Dios ha llegado! ¡El Reino de Dios está ya presente!...

Está presente, decía Jesús ya en su tiempo. Cuánto más lo diría ahora.

Pero falta mucho todavía para el fin. Así lo entendió aquel príncipe ruso. Era diplomático al servicio del zar, y al morir éste fusilado con toda su familia cuando llegó el comunismo, el fiel servidor del rey fue detenido y sometido a juicio.
- ¿Da usted el voto al comunismo, renunciando a su difunto rey?
Fiel servidor del rey y más fiel servidor de Dios, el digno diplomático contestó ante el tribunal revolucionario:
- No; mi voto es solamente para el reinado de Dios en la Tierra.

Condenado y desterrado, murió como sacerdote de la Iglesia Católica. Aún antes de abrazar el catolicismo, cuando oía pronunciar el nombre del Papa se ponía en pie y hacía una reverencia. Para este mártir de su pueblo ruso, el Reino de Dios estaba confiado a la Iglesia Católica, puesta por Jesucristo en manos de Pedro como Vicario suyo, como lo presenta, progresivamente, el mismo Evangelio.

Cuando nota Jesús que el ambiente está maduro entre los apóstoles, le hace a Simón Pedro una promesa solemne:
- Tú eres Pedro, tú eres roca, y sobre esta Roca edificaré yo mi Iglesia.

Antes de morir, sabiendo que todos se van a dispersar y que iba a fallar hasta el mismo Pedro, le encarga Jesús:
- Cuando regreses después de tu caída, confirma tú en la fe a tus hermanos.

Y una vez resucitado, Jesús cumple la promesa a Pedro, y le encarga:
- Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.

Al final, dice Jesús que volverá glorioso como Rey para juzgar al mundo, y a la Iglesia la meterá en el Reino definitivo de Dios:
- ¡Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino que os está preparado desde el principio del mundo!

Pablo comentará como colofón de todo:
- Cristo entregará el Reino al Padre, para ser Dios todo en todas las cosas.

Y la Iglesia confiesa, conforme a la palabra del Señor, que su Reino no tendrá fin.

Como podemos entender, esta visión del Reino y de la Iglesia es imponente.

Estamos ya en este Reino, aunque todavía no se ha consumado, pues la victoria final no llegará hasta que el mundo termine. Ahora la Iglesia, anunciadora y portadora del Reino, tiene que sufrir las consecuencias de un mundo convulsionado por el pecado, y ha de aguantar persecución, porque el Reino de los cielos padece violencia, y solamente los esforzados se hacen con él.

Al llegar el Reino, esperado por los judíos de modo espectacular, Jesús aparece humilde, se ve rechazado hasta parar en la cruz, y les dice a los que querían un Reino glorioso:
- El Reino de Dios no viene espectacularmente, sino que está dentro de vosotros.

La Iglesia, sabiendo que encarna el Reino, sigue los mismos pasos del Señor. Cuando se ve perseguida, cuando anuncia la Buena Noticia a los pobres, cuando se derrama en mil obras de caridad, cuando camina en humildad y sencillez, cuando hace los prodigios de amor que Jesús..., entonces está cumpliendo su misión de establecer, consolidar y llevar adelante el Reino.

Pero nosotros no miramos el Reino solamente de un modo global --a nivel de toda la Iglesia--, sino de manera personal, individual, dentro de mí, de mi propia persona. Cada uno de nosotros se dice con plena convicción:
- Yo tengo la ciudadanía del Reino, vivo conforme acredita esta mi cédula de identidad, y crezco, crezco siempre en la gracia y la santidad del Reino, hasta que me llegue el momento de recibir el premio que el Rey me tiene prometido.

Porque Jesucristo cumple su palabra, tiene riquezas y las da. No hace como aquel rey persa de la antigüedad, que, en guerra contra su hermano, promete a sus soldados:
- Después de la victoria os repartiré riquezas sin cuento. Mi preocupación no es que no voy a tener que dar, sino que no voy a contar suficientes amigos para repartir tanto como voy a tener. Además, a cada uno de los griegos que lucháis por mí, os daré una corona de oro.

¡Qué bonitas palabras! Aquel rey fue derrotado, murió en la batalla, las riquezas prometidas no aparecieron por ninguna parte, y la corona de oro no se vio jamás...

Jesucristo, sí; Jesucristo promete y da. Lo que le faltan al Rey Jesús son más seguidores incondicionales a quienes dar después el Cielo, que será el Reino en su consumación final.

En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir. En la tierra estamos dentro del Reino que lucha, y nosotros no rehuimos formar parte en la batalla. Después estaremos en el Reino triunfante...

Bautismo del Señor

10 de enero. Fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad

Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, este año se celebra el domingo 13 de enero y señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.

Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:

Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:

El de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina”

"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...

¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]...

Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente el "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...

Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:

El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.

En la proposición que San Marcos hace en su Evangelio, el Padre no "presenta" a su Hijo (“Éste es mi Hijo amado”), sino que se dirige a Él (“Tú eres mi Hijo...”): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...

"Éste es mi Hijo" (Evang.)... "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)...
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.

Papa Francisco: Considera ético que todos se vacunen contra la covid-19

El Pontífice invitó a tomar una decisión ética para no jugar con la vida de los demás. Entrevista concedida al Canal 5 de Italia.

El papa Francisco habla de la inmunización contra el coronavirus, de la vacuna anti-covid 19, del violento asalto al Capitolio de los partidarios de Donald Trump, el aborto, la política, entre otros temas. Lo hizo en una entrevista concedida al Canal 5 de la televisión privada Mediaset en Italia.

En una primera anticipación de la entrevista grabada en Casa Santa Marta que se trasmitirá completa el domingo 10 de enero en la noche (20.40 hora local), el Papa da su ‘bendición’ a las vacunas y sostiene que se trata de una decisión ética.

«Creo que éticamente todo el mundo debería ponerse la vacuna», dijo el papa Francisco, pues, consideró, «es una opción ética, porque estás jugando con tu salud, con tu vida, pero también estás jugando con la vida de los demás».  Y rechazó un «negacionismo suicida».

«La semana que viene empezaremos a hacerlo aquí, en el Vaticano, y me he inscrito. Ha de hacerse”, agregó el Papa en su coloquio con el periodista Fabio Marchese Ragona.

De hecho, el Vaticano iniciará a vacunar a sus 3000 empleados a partir del 15 de enero.

Asimismo, la Santa Sede enfrentó los dilemas sobre el uso ético de algunas vacunas contra el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, promulgando 20 puntos clave para un acceso univeral a las vacunas y para un mundo sano y justo.

Además, la Congregación para la Doctrina de la Fe(CDF) definió «moralmente aceptable» las vacunaciones anti-Covid.  (21.12.2020).

El violento asalto al Capitolio por seguidores de Trump

Respecto al asalto al Capitolio, el Papa Francisco dijo que estaba «asombrado». «Incluso en la realidad más madura siempre hay algo que no funciona, de gente que toma un camino en contra de la comunidad, en contra de la democracia, en contra del bien común.

Gracias a Dios – añadió el Papa – que esto ha estallado y fue posible verlo bien porque puede ser remediado. Sí, esto debe ser condenado, este movimiento así, independientemente de las personas».

«La violencia siempre es así, ¿no? Ningún pueblo puede presumir de no tener un día un caso de violencia, sucede en la Historia, pero debemos entender bien para no repetir, aprender de la Historia.»

Trump deberá dejar la presidencia el 20 de enero, cuando está previsto que su rival Joe Biden asuma como nuevo presidente.

Los demócratas en la Cámara de Representantes planean presentar una acusación para su «impeachment» en el Congreso el próximo lunes por «incitación a la insurrección».

El arzobispo de los ángeles, José H. Gomez condenó las protestas violentas. El también presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), emitió una declaración en la que pidió oraciones «por los miembros del Congreso, el personal de Capitolio, por la policía y todos los que trabajan para restaurar el orden y la seguridad pública».

Las autoridades estadounidenses informaron que la cifra de víctimas fatales por el asalto al Capitolio se elevó a cinco tras confirmarse la muerte de un policía que murió tras ser agredido a la cabeza con un extintor.

Además de la veterana de la Fuerza Aérea que fue ultimada por un disparo en el pecho y de tres hombres de distintos estados del país, las autoridades confirmaron el fallecimiento del agente Brian D. Sicknick.

Preces

Jesús quiso manifestarse a los hombres bautizándose en el Jordán. Aclamémoslo con fe:

R/MTú eres el Hijo amado del Padre.

Señor Jesús, que quisiste sumergirte en las aguas del Jordán,

– muéstranos la dignidad a la que hemos sido llamados.MR/

Acuérdate de todos los que no te conocen,

– muéstrate a quienes te buscan e ilumina a quienes caminan en la oscuridad.MR/

Intenciones libres

Padre nuestro…

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, al enviar sobre él tu Espíritu Santo, quisiste revelar solemnemente a tu Hijo amado, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor Jesucristo.

Papa Francisco: Nuestra vida está marcada por la misericordia de Dios

Este 10 de enero, día de la solemnidad del Bautismo del Señor, el Papa Francisco participó en el rezo del Ángelus. Jesús, “baja al río para sumergirse en nuestra misma condición”, afirmó

El Papa Francisco comenzó su alocución mostrando cómo la liturgia nos lleva desde el nacimiento de Jesús, la visita de los Magos hasta la orilla del río Jordán, donde encontramos a Jesús como adulto. “La Liturgia nos hace realizar un salto de unos treinta años, treinta años de los que sabemos una cosa: fueron años de vida escondida, que Jesús pasó en familia, obedeciendo a los padres, estudiando y trabajando”.

Vida escondida

El Papa afirma: “Impresiona que el Señor haya pasado así la mayor parte del tiempo en la Tierra, viviendo la vida de todos los días, sin aparecer. Es un bonito mensaje para nosotros: nos revela la grandeza de lo cotidiano, la importancia a los ojos de Dios de cada gesto y momento de la vida, también el más sencillo y escondido”.

El paso a la vida pública

La vida pública de Jesús, subraya el Papa, comienza con el bautismo en el río Jordán. Quizá la primera pregunta es ¿Por qué Jesús se hace bautizar? Francisco responde: “Realmente Jesús no lo necesitaba. De hecho, Juan Bautista trata de oponerse, pero Jesús insiste. ¿Por qué? Porque quiere estar con los pecadores: por eso se pone a la fila con ellos y cumple su mismo gesto. Y lo hace con la actitud del pueblo, con su actitud, que como dice un himno litúrgico: ‘se acercó desnudo el alma y desnudo los pies’. El alma desnuda, es decir, sin cubrir nada, tan pecaminosa. Este es el gesto que Jesús hace y desciende Baja al río para sumergirse en nuestra misma condición”.

“En el primer día de su ministerio, afirma el Papa, Jesús nos ofrece así su “manifiesto programático”. Nos dice que no nos salva desde lo alto, con una decisión soberana o un acto de fuerza, sino viniendo a nuestro encuentro y tomando consigo nuestros pecados. Es así como Dios vence el mal del mundo: bajando y haciéndose cargo”.

Francisco prosiguió: “Es así como Dios vence el mal del mundo: bajando y haciéndose cargo. Es también la forma en la que nosotros podemos levantar a los otros: no juzgando, no insinuando qué hacer, sino haciéndonos cercanos, com-padeciendo, compartiendo el amor de Dios. La cercanía es el estilo de Dios hacia nosotros; Él mismo se lo dijo a Moisés. Piensa: ¿qué gente tiene a sus dioses tan cerca como tú me tienes a mí? La cercanía es el estilo de Dios hacia nosotros”

El rostro de Dios es misericordia

El Obispo de Roma llama la atención sobre lo que sucede en el Jordán: “Después de este gesto de compasión de Jesús, sucede algo extraordinario, los cielos se abren y se desvela finalmente la Trinidad. El Espíritu Santo desciende en forma de paloma (cfr Mc 1,10) y el Padre dice a Jesús: «Tú eres mi Hijo muy querido» (v. 11). Dios se manifiesta cuando aparece la misericordia, porque ese es su rostro”.

En este contexto, Jesús es proclamado Hijo, subraya Francisco: Jesús se hace siervo de los pecadores y es proclamado Hijo; baja sobre nosotros y el Espíritu desciende sobre Él. Amor llama amor. Vale también para nosotros: en cada gesto de servicio, en cada obra de misericordia que realizamos Dios se manifiesta y fija su mirada en el mundo.

“Pero incluso antes de hacer algo, insiste el Papa, nuestras vidas están marcadas por la misericordia que nos ha llegado. Estamos salvados, pero de forma gratuita. La salvación es gratis. Es el libre acto de misericordia de Dios hacia nosotros. Sacramentalmente esto se hace el día de nuestro Bautismo, pero incluso los que no están bautizados siempre reciben la misericordia de Dios, porque Dios está ahí, esperando. Espera a que se abran las puertas de los corazones. Se acerca, diría, nos acaricia con su misericordia”.

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