"Id a las ovejas descarriadas de Israel"

Lo que más impresionó al Papa en su viaje a Ecuador: La masiva acogida del pueblo

QUITO, 08 Jul. 15 / 06:30 am (ACI).- El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, aseguró que el aspecto que más ha impresionado al Papa Francisco de su visita a Ecuador fue la participación y la acogida expresada por el pueblo.

Tanto la Misa que celebró el Papa en Guayaquil como la de Quito superaron el millón de asistentes, y el P. Lombardi aseguró que fueron “cientos de miles” los ecuatorianos que se volcaron a las calles a saludar y recibir la bendición del Papa.

En conferencia de prensa el 7 de julio, el P. Lombardi señaló que “para mí y para el Papa la participación popular es ciertamente el aspecto más impresionante de estos días”.

“La acogida del pueblo ecuatoriano hacia el Papa es un sentimiento de amor, es un deseo de verlo, oírlo es algo verdaderamente grande”, destacó.

El Papa Francisco, conmovido por los cantos y oraciones que escuchaba en el exterior de la Nunciatura Apostólica durante las tres noches que pasó en Quito, salió al encuentro del pueblo ecuatoriano brevemente, rezó un Ave María con ellos y los bendijo. 

El anciano que le regaló un sombrero al Papa en Quito

Francisco visita una residencia de las hermanas de la Caridad
El Papa a las monjas de la Madre Teresa: "Éstos son el auténtico rostro de Cristo"
Un anciano le da la bienvenida y le impone un sombrero típico ecuatoriano en la cabeza

José Manuel Vidal, 08 de julio de 2015 a las 17:15

(José M. Vidal).- En la periferia de la periferia de Quito. Francisco visita el hogar de las Misioneras de la Caridad en el extrarradio de la ciudad. Y allí pronuncia, sin palabras, una de sus mejores homilías: la de la ternura activa con los más ancianos y abandonados de la ciudad. Con ellos habla, sonríe y reza. Los bendice uno a uno a todos y cada uno. Y les dice a las monjas que los cuidan: "Éstos son el auténtico rostro de Cristo. Cuidadlos como a Él".

El Papa entra en la capilla y se recoge en oración. Larga y profunda. LLeva un collar de flores al cuello, al estilo de las monjas de la India. Y ofrece una rosa al cuadro de la Madre Teresa.

Fuera, en un hall, le esperan los ancianos allí recogidos. De fondo suenan los cantos de los niños, mal entonados. Un anciano le da la bienvenida y le impone un sombrero típico cuatoriano en la cabeza.

Francisco saluda a todos y cada uno de los ancianos. Uno a uno, con ternura. Se para a conversar con ellos y le hace preguntas a la monja de la Madre Teresa, que lo acompaña.

Los ancianos y las ancianas, pobres y abandonados, los más pobres de los pobres, se abrazan al Papa, lloran, se emocionan, le piden su bendición y consiguen uno de los mayores regalos de sus vidas. Francisco les ha tocado, les ha abrazado, les ha mostrado la ternura de Dios. Y con un hillillo de voz apenas pueden susurrar a medio coro: "Francisco, te queremos".

Son unos cien los ancianos allí reunidos y el Papa los saluda a todos, pero uno a uno. Desde el primero al último. Mientras, el séquito papal les regala estampas y rosarios del Papa.

Una homilía sin palabras. De las que hablan al corazón de los más pobres, de los descartados.

En una sala contigua, la superiora de las hermanas de la Caridad le muestra una pequeña exposición de fotos de la Madre Teresa.

En un cartel a la entrada está escrito: "Ven y verás algo hermoso para Dios". Cerca del cartel, el Papa se hace una foto con las hermanas de la Madre Teresa, les cuenta un chiste, que todas ríen y les bendice. "Lo queremos, Santo Padre", le dicen las monjas.

Una señora, a la salida, le ofrece una caja de pasteles. "¿Para mí?", pregunta Francisco. Y se los entrega al jefe de sus guardaespaldas.

Fuera, la chiquillería le aclama y también le pide la bendición. Alguien le pone un niño en brazos, que Francisco sujeta con cariño. Y se sube, entre los vivas de la gente, a su pequeño Fiat Idea.

Y la comitiva parte camino del santuario nacional marinao del Quinche, donde va a celebrar un encuentro con el clero y la vida religiosa. Su último acto en Ecuador, desde donde pondrá rumbo a La Paz.

 

Las 3 claves de la convivencia ciudadana según el Papa Francisco

Inspiradas en la vida familiar: Gratuidad, solidaridad y subsidiariedad

PATRICIA NAVAS GONZÁLEZ

Nuestra sociedad gana cuando cada persona, cada grupo social, se siente verdaderamente de casa. En una familia, los padres, los abuelos, los hijos son de casa; ninguno está excluido. Si uno tiene una dificultad, incluso grave, aunque se la haya buscado él, los demás acuden en su ayuda, lo apoyan; su dolor es de todos. ¿No debería ser así también en la sociedad? Y, sin embargo, nuestras relaciones sociales o el juego político, muchas veces se basa en la confrontación, en el descarte. Mi posición, mi idea, mi proyecto se consolidan si soy capaz de vencer al otro, de imponerme. ¿Es ser familia eso? 

La gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad son las tres claves de la convivencia ciudadana, y provienen de la vida familiar. Lo afirmó el Papa Francisco este martes 7 de julio al encontrarse con representantes de la sociedad civil ecuatoriana en la iglesia de San Francisco, en Quito.

Antes de entrar en esa iglesia, el alcalde de Quito le entregó las llaves de la ciudad, lo cual hizo sentir al Papa que “soy de casa”, y que cada persona y grupo se sienta “verdaderamente de casa” hace que la sociedad gane, reflexionó Francisco.

“En las familias, todos contribuyen al proyecto común, todos trabajan por el bien común, pero sin anular al individuo; al contrario, lo sostienen, lo promueven”, afirmó el Papa. Y planteó: “¿No debería ser así también en la sociedad?”.

“Sin embargo –constató-, nuestras relaciones sociales o el juego político, muchas veces se basa en la confrontación, en el descarte.

“Las alegrías y las penas de cada uno son asumidas por todos. ¡Eso es ser familia! –exclamó-: si pudiéramos ver al oponente político, al vecino de casa con los mismos ojos que a los hijos, esposas o esposos, padres o madres…”. 

El Papa Francisco planteó: “¿Amamos nuestra sociedad? ¿O sigue siendo algo lejano, anónimo que no nos compromete?”, e invitó a amarla, y “en las obras más que en las palabras! En cada persona, en lo concreto, en la vida que compartimos”.

Tomando el ámbito familiar como inspiración del social, destacó que en el hogar “las personas reciben los valores fundamentales del amor, la fraternidad y el respeto mutuo, que se traducen en valores sociales esenciales: la gratuidad, la solidaridad y la subsidiariedad”.

La gratuidad

Respecto a la gratuidad, el Papa señaló que “para los padres, todos sus hijos, aunque cada uno tenga su propia índole, son igual de queribles” y el amor de los padres ayuda al hijo a salir de su egoísmo para que aprenda a convivir con los demás, a ceder, para abrirse al otro.

“En el ámbito social esto supone asumir que la gratuidad no es complemento sino requisito necesario para la justicia –afirmó-. Lo que somos y tenemos nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás –gratis lo recibimos, graits lo damos-, nuestra tarea consiste en que fructifique en obras de bien”.

Se supera así el concepto económico de justicia, basado en el principio de compraventa, con el concepto de justicia social, que defiende el derecho fundamental de la persona a una vida digna”, añadió.

Refiriéndose a la justicia, el Papa subrayó que “la explotación de los recursos naturales, tan abundantes en el Ecuador, no debe buscar el beneficio inmediato”.

La solidaridad

El Papa prosiguió con la segunda clave, indicando que “de la fraternidad vivida en la familia, nace la solidaridad en la sociedad, que no consiste únicamente en dar al necesitado, sino en ser responsables los unos de los otros”.

Francisco identificó como amenaza a la convivencia social “la migración, la concentración urbana, el consumismo, la crisis de la familia, la falta de trabajo, las bolsas de pobreza producen incertidumbre y tensiones”.

Como respuesta, afirmó que “las normas y las leyes, así como los proyectos de la comunidad civil, han de procurar la inclusión, abrir espacios de diálogo, de encuentro y así dejar en el doloroso recuerdo cualquier tipo de represión, el control desmedido y la merma de libertades”.

En concreto destacó la necesidad de ofrecer oportunidades reales especialmente a los jóvenes creando empleo y un desarrollo sostenible y advirtió que “si no hay solidaridad esto es imposible”.

La subsidiariedad

Por último, “el respeto del otro que se aprende en la familia se traduce en el ámbito social en la subsidiariedad”, dijo el Papa, y añadió que “asumir que nuestra opción no es necesariamente la única legítima es un sano ejercicio de humildad”.

“Al reconocer lo bueno que hay en los demás, incluso con sus limitaciones, vemos la riqueza que entraña la diversidad y el valor de la complementariedad”, dijo, destacando también la necesidad del diálogo y la promoción de cada persona y agente social.

Francisco concluyó explicando por qué habla tanto de las personas necesitadas, excluídas: “Simplemente porque esta realidad y la respuesta a esta realidad está en el corazón del Evangelio y precisamente porque la actitud que tomemos frente a esta realidad está inscrita en el protocolo sobre el cual seremos juzgados”.

Uno de los momentos especialmente emotivos del encuentro fue la interpretación, por parte de músicos con síndrome de Down y otros con necesidades especiales, de unos cantos populares para el Papa Francisco

- Aleteia

Proclamen que el Reino de los Cielos está cerca

Tiempo Ordinario

Mateo 10, 1-7. Tiempo Ordinario. Ser mensajeros del amor de Dios con nuestra vida, nuestro modo de actuar, de hablar, de pensar.

Por: H. Mario Carrillo Tapia | Fuente: Catholic.net 

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 1- 7

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.

Oración introductoria
Jesús, gracias por el don de la fe católica, porque podemos disfrutar de tu compañía y recibirte en la sagrada Eucaristía. Sabemos que no somos dignos pero tú así lo has querido en tu infinito amor de Padre. Ayúdanos para que en esta meditación nos llenemos de tu amor y podamos ir por todo el mundo y proclamar tus maravillas, contagiando con tu amor los corazones de cuantos encontremos en nuestro camino.

Meditación del Papa Francisco

El Espíritu envía. Jesús es el Enviado, lleno del Espíritu del Padre. Ungidos por el mismo Espíritu, también nosotros somos enviados como mensajeros y testigos de paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de nosotros como mensajeros de paz, como testigos de paz! Es una necesidad que tiene el mundo. También el mundo nos pide hacer esto: llevar la paz, testimoniar la paz.

La paz no se puede comprar, no se vende. La paz es un don que hemos de buscar con paciencia y construir “artesanalmente” mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana. El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre en el cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza. (Homilía de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2014).

Reflexión 
Detengámonos brevemente en el primer versículo, cuando Jesús convoca a sus discípulos y ellos acuden a Él y reciben una serie de dones que ellos jamás se hubieran imaginado.

Los discípulos creían ya tenerlo todo, se sentían contentos por estar con el Maestro. Pedro, que había dejado su casa, a su suegra y su barca, se sentía feliz. Lo mismo Mateo, quien había dejado todas sus riquezas. Y así cada uno había dejado todo para seguir al Maestro... y para servirle. Ya no podían esperar otro cambio de rumbo en sus vidas… pero, ese día el Señor se notaba distinto, se alegre y recogido a la vez.

Les recordaba el día en que cada uno de ellos había sido llamado y les había invitado a dejar las redes y seguirle. Ya nada más podía pedirles Jesús. Sin embargo, ese día tan especial Jesús convoco a doce de los que le seguían de cerca y los envío a llevar su mensaje de amor y salvación a todos los hombres; les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad y dolencia.

Hoy Cristo nos sigue convocando para que vayamos y demos testimonio.

Pero necesita de nuestra docilidad a fin de que respondamos a esta convocatoria como lo discípulos. No es una invitación de grupo, sino individual, con nombres específicos: Pedro, Juan, Mateo. Solo que hoy son nuestros nombres los que se escuchan. No perdamos la oportunidad de estar atentos para escucharle y abiertos a lo que Él quiera de nosotros… aunque pensemos que ya no podemos dar o recibir más.

La Iglesia nos necesita para ser luz en la tierra, necesita de hombres y mujeres, laicos y consagrados para la nueva evangelización.

Propósito 
Viviré con mayor delicadeza mi vida cristiana transmitiendo el amor de Cristo con mi testimonio, haciendo dos actos de caridad ayudando a una persona.

Dialogo con Cristo
Jesús, quiero corresponder al don de la vida de gracia. ¡Qué sería de nuestras vidas sin tu presencia en nuestras almas! Ayúdanos a valorarla al máximo y a cuidarla con mucho cariño. Que demos testimonio de tu amor en medio de la sociedad que sufre por no conocerte. Te pedimos por todas aquellas almas que aún no te han conocido y andan en tinieblas para que algún día abran los ojos de sus corazones al amor de Dios. También te pido por aquellas personas que aun conociéndote no se acercan a ti.


Jesús está siempre con nosotros. Sed los mensajeros del amor y de la paz que él trae a nuestro mundo. (Juan Pablo II, X Jornada Mundial de la Juventud. Manila, domingo 15 de enero de 1995)

Celebramos la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen el 16 de Julio. 

Adriano III, Santo

CIX Papa, 8 de julio

Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 

CIX Papa

San Adriano sucedió al Papa Marino I en el año 884, durante una época particularmente tumultuosa de la historia del pontificado.

El nuevo Pontífice adoptó al rey de Francia, Carlomán, por hijo espiritual y tomó medidas para impedir que el obispo de Nimes siguiese molestando a los monjes de la abadía de Saint Giles. También se dice que castigó con una severidad digna de sus crímenes al antiguo cortesano, Jorge del Aventino, y a la rica viuda de otro cortesano que había sido asesinado en el atrio de San Pedro.

Como es bien sabido, en la Roma de fines del siglo IX se cometieron crímenes horribles. El año 885, el emperador Carlos el Gordo invitó a San Adriano a una dieta reunida en Worms. Ignoramos qué razones tenía para invitar especialmente al Papa; en todo caso, el emperador no llegó a ver cumplidos sus deseos, pues San Adriano enfermó durante el viaje y murió en Módena, en julio o en septiembre.

Fue sepultado en la iglesia abacial de San Silvestre de Nonántola. El pontificado de San Adriano duró catorce o dieciséis meses; lo poco que sabemos sobre él, no nos proporciona ningún detalle sobre su santidad personal, pero lo cierto es que, desde su muerte, empezó a venerársele como santo en Módena.

Su culto fue confirmado en 1891. Durante el breve pontificado de San Adriano III, Roma se vio asolada por la carestía y el Papa hizo cuanto estuvo en su mano por aliviar los sufrimientos del pueblo. Flodoardo, el cronista de la diócesis de Reims, le alaba como padre de sus hermanos en el episcopado. 

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