«Todos los que tocaban el borde de su manto quedaban sanos»
- 08 Febrero 2016
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Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
Santa Teresa de Ávila (1515-1582), carmelita descalza y doctora de la Iglesia Exclamación 16
«Todos los que tocaban el borde de su manto quedaban sanos»
¡Oh verdadero Dios y Señor mío! Gran consuelo es para el alma que le fatiga la soledad de estar ausente de Vos, ver que estáis en todos cabos. Mas cuando la reciedumbre del amor y los grandes ímpetus de esta pena crece, ¿qué aprovecha, Dios mío?, que se turba el entendimiento y se esconde la razón para conocer esta verdad, de manera que no puede entender ni conocer. Sólo se conoce estar apartada de Vos, y ningún remedio admite; porque el corazón que mucho ama no admite consejo ni consuelo, sino del mismo que le llagó; porque de ahí espera que ha de ser remediada su pena.
Cuando Vos queréis, Señor, presto sanáis la herida que habéis dado; antes no hay que esperar salud ni gozo, sino el que se saca de padecer tan bien empleado.
¡Oh verdadero Amador, con cuánta piedad, con cuánta suavidad, con cuánto deleite, con cuánto regalo y con qué grandísimas muestras de amor curáis estas llagas, que con las saetas del mismo amor habéis hecho! ¡Oh Dios mío y descanso de todas las penas, qué desatinada estoy! ¿Cómo podía haber medios humanos que curasen los que ha enfermado el fuego divino? ¿Quién ha de saber hasta dónde llega esta herida, ni de qué procedió, ni cómo se puede aplacar tan penoso y deleitoso tormento?... Con cuánta razón dice la Esposa en los «Cantares»: Mi amado a mí, y yo a mi (11,6), porque semejante amor no es posible comenzarse de cosa tan baja como el mío. Pues si es bajo, Esposo mío, ¿cómo no para en cosa criada hasta llegar a su Criador?
Santa Josefina Bakhita, virgen
Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo.
En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.
Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'".
Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita al ver su especial carisma.
Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.
Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”
"Esta vez fui realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegada de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como hermanas de Canossa
Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación, al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así que permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"
En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia.
"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000.
Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así que el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero.
Su espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la llamó el Papa
Oremos. Señor Dios, que otorgaste a Santa Josefina una especial dignidad como hija tuya y esposa de Cristo, por su obediente entrega, concédenos que movidos por su ejemplo, acompañemos a Jesús crucificado en los hermanos con amor constante y misericordia perseverante. Por el mismo Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida
Marcos 6, 53-56. Tiempo Ordinario. La Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven mediante la gracia redentora de Cristo.
Oración introductoria
Señor Jesús, que me amas tanto. Tú, misericordioso, que has derramado tu sangre para salvarnos del pecado y de la muerte. Derrama con abundancia tu gracia redentora sobre todos los hombres, especialmente sobre los más alejados de Ti por el pecado. Te ofrezco esta meditación por todos mis seres queridos. Abre nuestros corazones para acoger tu gracia con fervor y constancia, para cumplir tu voluntad en nuestra vida y alcanzar la salvación.
Petición
Señor, dispón nuestros corazones a la acción constante de tu gracia salvadora.
Meditación del Papa Francisco
El mensaje es claro, y se puede resumir en una pregunta, una pregunta para hacernos: ¿creemos que Jesús nos puede sanar y nos puede despertar de la muerte? Todo el Evangelio está escrito a la luz de esta fe: Jesús ha resucitado, ha vencido a la muerte y por su victoria también nosotros resucitaremos. Esta fe, que para los primeros cristianos era segura, puede nublarse y hacerse incierta, hasta el punto que algunos confunden resurrección con reencarnación. La Palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir en la certeza de la resurrección: Jesús es el Señor, tiene poder sobre el mal y sobre la muerte, y quiere llevarnos a la casa del Padre, donde reina la vida. Y allí nos encontraremos todos, todos los que estamos aquí en la plaza hoy, nos encontraremos en la Casa del Padre, en la vida que Jesús nos dará.
La Resurrección de Cristo actúa en la historia como principio de renovación y de esperanza. Quien está desesperado y cansado hasta la muerte, si se encomienda a Jesús y a su amor puede recomenzar a vivir. La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en cada situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera y salva. (S.S. Francisco, 28 de junio de 2015).
Reflexión
La Voluntad de Dios es que todos los hombres se salven mediante la gracia redentora de Cristo. Nuestra entrega a la Misión tiene que ser un secundar esta gracia en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean. Cristo nos llama a ser instrumentos de su gracia, corredentores con Él, apóstoles de su amor y misericordia. Que nuestra vida cotidiana esté siempre envuelta en ese ambiente redentor en el que Cristo está siempre al centro y que todas nuestras acciones tengan el dulce olor de Cristo salvador.
Propósito
En todas mis actividades tendré presente el fin último de mi vida que es llegar a Dios.
Diálogo con Cristo
¡Jesús, qué alegría saberme salvado por tu gracia! Gracias por concederme sentirme renovado y fortificado con tu gracia santificante. Concédeme acercarme siempre a Ti con la fe y la sencillez del niño que todo lo espera de su padre. Que mi amor a tu amistad vaya siempre en aumento y el deseo de poseerte eternamente sea mi única ilusión.
"Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios humanos, sino que ve en cada uno un alma que es preciso salvar, y le atraen especialmente aquellas almas a las que se considera perdidas y que así lo piensan ellas mismas."
(Benedicto XVI, Ángelus, 31 de octubre de 2010)
¿Qué significa "entrar en la Cuaresma"?
Reflexiones Cuaresma
La «cruz», por más pesada que sea, no es una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús. Por: SS Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas:
Este miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.
Pero, ¿qué significa "entrar en la Cuaresma"?
1. Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor.
2. Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás.
3. Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24).
La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.
4. Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia.
Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.
Palabras que pronunció SS Benedicto XVI después de rezar la oración mariana del Ángelus, el domingo, 10 febrero 2008.
El valor salvífico del sufrimiento
Trataremos el problema del sufrimiento, de la enfermedad, de la vejez y de la muerte, a la luz de la Revelación, de la doctrina transmitida por los Padres y del Magisterio
Premisa
Trataremos el problema del sufrimiento, de la enfermedad, de la vejez y de la muerte, a la luz de la Revelación, de la doctrina transmitida por los Padres y del Magisterio. Son argumentos que nos tocan a todos de cerca, sobre todo a las primeras comunidades compuestas por gente anciana, y sin embargo interesará también a los jóvenes que antes o después se tendrán que enfrentar a estas realidades en su propia vida y en la de sus familiares y de los más cercanos, a parte de los hermanos de su propia comunidad. Al tratarse de realidades que sólo el Espíritu Santo nos puede hacer comprender y penetrar, pido que sea Él mismo el que nos ilumine y nos lleve poco a poco a la plenitud de la verdad. El tema es muy profundo y denso, pero espero que el Señor me ayude a mí a exponerlo y a vosotros a comprenderlo.
Aunque sea de forma muy sintética, por falta de tiempo, afrontaremos este tema tratando en una primera parte el "valor salvífico del sufrimiento" en la enfermedad, en una segunda parte la vejez y en una tercera parte la muerte y la sepultura. Pero, al final, he querido concluir el discurso sobre el sufrimiento, la vejez y la muerte, hablando en una cuarta parte del Cielo. En realidad el Cielo, que representa el punto de llegada de nuestra peregrinación en la tierra, se debería desarrollar desde el comienzo, y por eso seria bueno que lo tuviéramos presente desde el comienzo, porque solamente a la luz del cielo adquiere sentido el sufrimiento. El mismo Jesucristo quiso preparar a los tres discípulos Pedro, Juan y Santiago, que asistirían a su agonía en el Getsemaní, manifestándoles en la Transfiguración del Tabor "la gloria del Padre en su rostro", a fin de que los tres testigos, recordando su gloria vista en el santo monte (2Pe. 2,17) no quedasen aplastados por el escándalo de la Cruz (Prefacio de la Transfiguración).
Quisiera adelantar algunas puntualizaciones que nos ayuden a desmontar falsos prejuicios sobre el sufrimiento y nos dispongan a acoger la luz que nos viene de la revelación.
Una primera puntualización es que el sufrimiento, la Cruz no se puede comprender en sentido cristiano sino a la luz de la gloria de la resurrección[1].
Otra puntualización es que la visión cristiana de la cruz no subraya el valor del sufrimiento en sí mismo, como si se tratara de una forma de masoquismo, o de sublimación por un falso misticismo, sino que, al contrario, realza el espíritu con que se afronta el sufrimiento: que es el Amor, como veremos, revelado en sumo grado en Jesucristo: "nadie tiene amor más grande que este: dar la vida por los propios amigos" (Jn 15,13).
Una tercera puntualización: es que nadie puede pretender comprender el sufrimiento con su sola razón, ni afrontar la cruz con sus solas fuerzas: la figura de Pedro al que Jesús contesta: "¡Lejos de mí, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque no piensas según Dios, sino según los hombres!" (Mt 16,23) y "no cantará hoy el gallo antes que tú por tres veces hayas negado conocerme" (Mt 26,34) permanecen como un paradigma para todo cristiano.
En el Camino Neocatecumenal, sobre todo en el primer escrutinio, pero también después durante todo el recorrido, el Señor nos ha ido desvelando el sentido glorioso y salvífico de la Cruz. Pero, ya que una vez acabado el itinerario del neocatecumenado, según nos han repetido muchas veces nuestros catequistas, nos esperan antes o después tres nuevos escrutinios: la enfermedad, la vejez y la muerte, para prepararnos al combate que nos espera dejémonos guiar por el Papa Juan Pablo II que en su Carta Apostólica "Salvifici Doloris" (SD) subrayará el "valor salvífico del sufrimiento"[2]. Reproduciré sólo algunos pasos que nos ayuden a iluminar el valor salvífico del sufrimiento.
"La Carta Apostólica Salvifici doloris vio la luz en el contexto del Jubileo extraordinario por el aniversario de la Redención, celebrado entre los meses de marzo de 1983 y 1984, el día once de febrero, seis semanas después de la entrevista que mantuvieron el Santo Padre y Mehmet Ali Agca, el hombre que intentara asesinarlo el trece de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro en Roma. La reflexión que esta Carta apostólica abarca es breve en cuanto al espacio, pero honda en lo que a su mensaje se refiere. El texto encierra una gran profundidad en su exposición y puede decirse que es más complejo de lo que parece. Está dirigido «a los obispos, sacerdotes, familias religiosas y fieles de la Iglesia Católica» y versa «sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano».
Desde el principio se ve que sufrimiento va, pues, siempre acompañado de otras dos palabras, igualmente relacionadas entre sí: "sentido y valor salvífico".
El Santo Padre no pretende desarrollar una teodicea, sino manifestar lo que nos ha sido revelado en Jesucristo respecto del dolor y el sufrimiento, pues la Redención se ha realizado de un modo muy concreto, mediante el Misterio Pascual del Señor, que incluye su sufrimiento. Se trata, pues, de la respuesta de la fe, la cual no es una interpretación más de entre varias posibles, sino la única plena y definitiva.
Es una confirmación de que es urgente hablar de la valoración que, desde la Revelación, merece el sufrimiento humano. De manera especial en esta época, hoy igual que hace veintidós años, en la que tiende a imponerse una falsa concepción de tipo hedonista la cual, lejos de plenificar y salvar al hombre, lo confunde y perjudica. De esta perspectiva parte el documento que nos ocupa, situándose en la línea de la experiencia, lo que mantiene su contenido de entera actualidad; un mensaje profético en nuestro actuar contexto histórico que ilumina la realidad[3].
El sufrimiento
Algunos aspectos del problema del sufrimiento
¿Por qué el mal, por qué el dolor, por qué el sufrimiento?
Son estos los interrogantes que el hombre se ha planteado desde los tiempos primitivos, intentando dar una respuesta. En estos términos habla el Papa Juan Pablo II en el comienzo de su carta sobre el valor salvífico del sufrimiento:
"El tema del sufrimiento... es un tema universal que acompaña al hombre a lo largo Y ancho de la geografía. En cierto sentido coexiste con él en el inundo y por ello hay que volver sobre el constantemente. Aunque San Pablo ha escrito en la carta a los Romanos que «la creación entera hasta ahora gime y siente dolores de parto» (Rm 8,22); aunque el hombre conoce bien y tiene presentes los sufrimientos del mundo animal, sin embargo lo que expresamos con la palabra «sufrimiento» parece ser particularmente esencial a la naturaleza del hombre. Ello es tan profundo como el hombre, precisamente porque manifiesta a su manera la profundidad propia del hombre y de algún modo la supera. El sufrimiento parece pertenecer a la trascendencia del hombre; es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido «destinado» a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo". (SD 2)
"El sufrimiento humano suscita compasión, suscita también respeto, y a su manera atemoriza. En efecto, en él está contenida la grandeza de un misterio específico. Ele particular respeto por todo sufrimiento humano debe ser puesto al principio de cuanto será expuesto a continuación desde la más profunda necesidad del corazón, y también desde el profundo imperativo de la fe: la necesidad del corazón nos manda vencer el temor, y el imperativo de la fe... brinda el contenido, en nombre y en virtud del cual osamos tocar lo que parece en todo hombre algo tan intangible: porque el hombre, en su sufrimiento, es un misterio intangible". (SD 4)
francisco con infante
"Europa debe y puede cambiar y debe y puede reformarse" dice al Corriere della Sera
Francisco: "Occidente tiene que hacer autocrítica sobre su actuación en Oriente Medio"
Desvela que Merkel le llamó "enfadada porque había comparado Europa con una mujer estéril"
Redacción, 08 de febrero de 2016 a las 10:22
Si no es capaz de ayudar económicamente a los países de donde proceden los refugiados, entonces tiene que plantearse el problema de cómo afrontar este gran desafío que es en primer lugar humanitario y no sólo
El Papa ha revelado en una entrevista publicada este lunes en el diario italiano«Corriere della Sera» que poco después de su viaje a Estrasburgo (Francia), en el que comparó al «Viejo Continente» con la mujer de Abraham (Sara) que a los 90 años milagrosamente logró tener un hijo, le llamó la canciller alemana, Angela Merkel, «enfadada porque había comparado a Europa con una mujer estéril, incapaz de tener hijos».
«Me preguntó si de verdad pensaba que Europa no podría tener hijos y yo le contesté que sí, que Europa podría tenerlos aún porque tiene raíces sólidas y profundas, porque ha tenido y pude tener un papel fundamental (...) y porque en los momentos más oscuros ha demostrado siempre tener recursos», ha explicado.
Una metáfora que ya uso Jorge Bergoglio durante el discurso que pronunció ante el Parlamento Europeo, en el que echó mano de este personaje bíblico al referirse a «una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz».
En esta línea, el Pontífice ha cifrado sus esperanzas en que un día «Europa sonría a los inmigrantes» durante la entrevista al rotativo italiano redactada como artículo: «Europa debe y puede cambiar y debe y puede reformarse. Si no es capaz de ayudar económicamente a los países de donde proceden los refugiados, entonces tiene que plantearse el problema de cómo afrontar este gran desafío que es en primer lugar humanitario y no sólo», ha sostenido Francisco.
En concreto, ha recordado su visita a Lampedusa, la isla italiana considerada una puerta de Europa para los inmigrantes, cuando «el problema de la inmigración estaba sólo al inicio y ahora ha estallado».
Para el papa, Europa «tiene que afrontar este desafío con inteligencia, naturalmente porque detrás está el terrible y enorme problema del terrorismo». El máximo responsable de la Iglesia Católica ha asegurado que en el Viejo Continente «se ha roto un sistema educativo: el que transmitía los valores de abuelos a nietos y de padres a hijos y que hay que plantearse el problema de cómo reconstruirlo».
Francisco ha revelado su admiración ante los «grandes personajes olvidados» en Europa tras la II Guerra Mundial y ha citado «al canciller (alemán) Konrad Adenauer; el ministro de Exteriores francés Robert Schuman o el italiano Alice De Gasperi», mientras que de personalidades italianas actuales ha nombrado a la exministra, excomisaria europea y líder radical Emma Bonino y al expresidente de la República Giorgio Napolitano.
También ha incluido en este grupo a la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, por cómo se ha empeñado a favor de los inmigrantes.
Por otra parte el papa ha considerado que «Occidente tiene que hacer autocrítica» sobre cómo ha afrontado la situación «en Libia antes y después con la intervención militar». Mientras que sobre Irak y las llamadas «Primaveras árabes», «se podía imaginar lo que iba a pasar», ha asegurado el pontífice, quien explicó como en parte coincidieron sobre lo que podría suceder «los analistas de la Santa Sede y Rusia». Aunque ha precisado que «sólo en parte y no hay que exagerar porque Rusia tiene también sus intereses».
El papa Francisco señaló que "Europa debe y puede cambiar y debe y puede reformarse" al afirmar que no es capaz de afrontar la actual crisis migratoria, en una entrevista publicada hoy en el diario italiano "Corriere della Sera".
"Europa debe y puede cambiar y debe y puede reformarse. Si no es capaz de ayudar económicamente a los países de donde proceden los refugiados, entonces tiene que plantearse el problema de cómo afrontar este gran desafío que es en primer lugar humanitario y no sólo", señaló el pontífice.
En la entrevista, redactada en forma de articulo sin preguntas y respuestas, Francisco aseguró que en Europa "se ha roto un sistema educativo: el que transmitía los valores de abuelos a nietos y de padres a hijos y que hay que plantearse el problema de como reconstruirlo".