«El que se enaltece será humillado; el que se humilla será enaltecido»

Evangelio según San Mateo 20,17-28. 

Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará". 

Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. 

"¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre". Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

San Modesto de Tréveris

San Modesto de Tréveris, obispo
En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Modesto, obispo.

Modesto fue el XIX obispo de la sede de Tréveris, en la segunda mitad del siglo V. La ciudad no tenía aun para esa época el esplendor que alcanzó más tarde, cuando llegó a ser sede del imperio, lo que lamentablemente significa que tenemos sobre estas épocas y su gente muchos menos datos.

El nombre de Modesto aparece celebrado en todos los martirologios históricos, en la misma fecha, y en casi todos ellos acompañado del calificativo de "confesor", lo que suele indicar que sufrió por la fe, sin llegar al martirio. No sabemos en qué consistieron tales sufrimientos; los bolandistas sugieren que la época que le tocó vivir, es decir, la del rey Childerico y la de su hijo Clodoveo I debía haber sido muy complicada para un obispo cristiano, antes de la conversión de este último rey, sobre todo como obispo de una ciudad de la importancia estratégica de Tréveris, sometida a la presión de los barbaros, y sin la defensa de la casa reinante. Es, por supuesto, una interpretación históricamente viable, aunque no podemos menos que aceptarla como hipótesis, sin que sepamos qué sufrimientos concretos tuvo que atravesar.

El Martirologio Galicano trae una versión larga de su elogio, donde dice que "gobernó la Iglesia [de Tréveris] en tiempos del papa Gelasio, con gran santidad, e irradiando el fulgor de su sabiduría, contuvo a los ricos en el ejercicio de la piedad, no menos que ayudó a los pobres con su consejo, recondujo a la senda a los descarriados y a todos invitó al buen obrar con sus sabios escritos, e inflamó con el ejemplo de su admirable virtud. Una vez lleno de gracia divina, voló a recoger su premio." naturalmente, es imposible saber cuánto de este texto describe la vida concreta de san Modesto, y cuánto son ditirambos propios del género martirológico, y por tanto le caben a casi todos los santos obispos de la historia.

Murió a fines del siglo V, en el 484 posiblemente, aunque hay dataciones en el 490 y en el 499. Según algunos testimonios, sus reliquias fueron enterradas en al iglesia de San Euquerio, en la misma ciudad, donde de hecho se conserva hasta hoy el relicario, aunque hay ciertas dudas sobre su autenticidad.

Acta Sanctorum, febrero III, 463-4, Duchesne, Fastes Episcopaux, III, 37. 
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El pastor de Tréveris trabaja y se desvive por los fieles de Jesucristo, allá por el siglo V. Lo presentan los escritos narradores de su vida adornado con todas las virtudes que debe llevar consigo un obispo.

Modesto es un buen obispo que se encuentra con un pueblo invadido y su población asolada por los reyes francos Merboco y Quildeberto. A su gente le pasa lo que suele suceder como consecuencia del desastre de las guerras. 

Se refugia en la oración; allí gime en la presencia de Dios, pidiendo y suplicando que aplaque su ira. Apoya el ruego con generosa penitencia; llora los pecados de su pueblo y ayuna. 

Lo que parecía imposible se realiza. Hay un cambio entre los fieles que supo ganar con paciencia y amabilidad. Ahora es el pueblo quien busca a su obispo porque quiere gustar más de los misterios de la fe. Ya estuvieron sobrado tiempo siendo rudos, ignorantes y groseros.

Murió el 24 de febrero del año 486.
Oremos
Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tú que elegiste a San Modesto para que, en la Iglesia apacentara tus ovejas con su palabra y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión, nos conceda perseverar en la fe que Él nos enseñó con su palabra y seguir el camino que nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
La plaga en  Roma termina después que el Papa encabeza una procesión con la pintura  de Nuestra Señora hecha por San Lucas.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 

Disertaciones sobre los salmos, Salmo 126

«El que se enaltece será humillado; el que se humilla será enaltecido» (Lc 18,14)

«Es en vano que madruguéis» (Salmo (126,2)... Así eran los hijos de Zebedeo quienes, antes de haber sufrido la humillación en  conformidad con la Pasión del Señor, ya habían escogido su sitio, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Querían «levantarse antes de la Aurora»... También Pedro se había levantado antes de la Aurora, cuando dio al Señor el consejo de que no sufriera por nosotros. Efectivamente, el Señor había hablado de su Pasión que debía salvarnos y de sus humillaciones, y Pedro, que poco antes había confesado que Jesús era el Hijo de Dios, se estremeció ante la idea de su muerte y le dijo: ¡No lo permita Dios, Señor! Sálvate a ti mismo. Eso no puede pasarte.» (cf Mt 16,22). Quería ser más que la Luz, dar un consejo al que es la Luz. Pero, ¿qué hace el Señor? Ha hecho que se ponga detrás de la Luz diciéndole: «¡Quítate de mi vista»... «Ponte detrás de mí para que yo camine delante de ti y tú me sigas. Pasa por el mismo camino que yo, en lugar de querer enseñarme el camino por el que tú quieres andar»...

¿Por qué, pues, hijos del Zebedeo, queréis pasar antes que el Día? Esta es la pregunta que es preciso ponerles; no se van a enfadar porque estas cosas están ya escritas para ellos con el fin de que nosotros sepamos preservarnos del orgullo al cual ellos han caído. ¿Por qué querer pasar antes que el Día? Es en vano. ¿Queréis veros enaltecidos antes de ser humillados? El mismo Señor vuestro, el que es vuestra luz, se humilló para ser enaltecido. Escuchad lo que dice Pablo: «Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo... Actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo (Flp 2,6s)

No he venido a ser servido sino a servir
Mateo 20, 17-28. Cuaresma. Vivamos estos días de preparación para la Semana Santa esta virtud de la sencillez y la humildad.

Oración introductoria
Jesús, permite que esta meditación me lleve a crecer en el amor, especialmente en este tiempo en que la Iglesia me invita a contemplar el gran sacrificio que implicó mi redención. Guía mi oración, ilumíname para que no sólo comprenda, sino que viva, en todo y con todos, la caridad.

Petición
Te suplico, Jesús, que nunca permitas que sea indiferente a tus innumerables muestras de amor.

Meditación del Papa Francisco
Jesús es el Siervo del Señor: su vida y su muerte, bajo la forma total del servicio, son la fuente de nuestra salvación y de la reconciliación de la humanidad con Dios. El kerigma, corazón del Evangelio, anuncia que las profecías del Siervo del Señor se han cumplido con su muerte y resurrección. La narración de san Marcos describe la escena de Jesús con los discípulos Santiago y Juan, los cuales –sostenidos por su madre– querían sentarse a su derecha y a su izquierda en el reino de Dios, reclamando puestos de honor, según su visión jerárquica del reino. El planteamiento con el que se mueven estaba todavía contaminado por sueños de realización terrena. Jesús entonces produce una primera “convulsión” en esas convicciones de los discípulos haciendo referencia a su camino en esta tierra: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis… pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado”.

 

Con la imagen del cáliz, les da la posibilidad de asociarse completamente a su destino de sufrimiento, pero sin garantizarles los puestos de honor que ambicionaban. Su respuesta es una invitación a seguirlo por la vía del amor y el servicio, rechazando la tentación mundana de querer sobresalir y mandar sobre los demás.

Frente a los que luchan por alcanzar el poder y el éxito, para hacerse ver, frente a los que quieren ser reconocidos por sus propios méritos y trabajos, los discípulos están llamados a hacer lo contrario. Por eso les advierte: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor”. Con estas palabras señala que en la comunidad cristiana el modelo de autoridad es el servicio. 

(Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2015).

Reflexión
Se acerca el momento de la pasión. Jesús está en Jerusalén con sus discípulos y pronuncia clarísimamente el tercer anuncio de su muerte. ¿Qué pensaban los discípulos en ese instante? ¿Se les encogía el corazón sólo de pensar en Jesús torturado, escarnecido, insultado, como decían los antiguos profetas?

Contrariamente a todo esto los apóstoles se enredan en una discusión egoísta sobre quién será el primero en el Reino de los Cielos. Si bien la discusión es originada por las palabras de la madre de Santiago y Juan, el pensamiento de quién de ellos estaría más cerca de Jesús en su Reino se albergaba en el corazón de cada uno de ellos. También en ocasiones nosotros, en el momento en que Cristo quiere decirnos algo importante o darnos una gracia especial, nos enredamos en nuestros pensamientos egoístas, y no escuchamos todo aquello que Jesús quiere decirnos.

El que quiera ser el primero, que sea el último. Jesús ama a los humildes, a los sencillos, a los que son como niños. El que es sencillo nunca desea el primer puesto para sí, sino para los demás. Vivamos estos días de preparación para la Semana Santa esta virtud de la sencillez y la humildad para que Cristo vea en nuestros corazones la ternura de un niño. Preparémonos de esta manera para la Pasión del Señor, y no como lo hacían los apóstoles movidos por sus pensamientos egoístas.

Propósito
Dar a Cristo un «sí» generoso y dedicar un tiempo semanal para trabajar por la Iglesia.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, qué fácilmente puedo caer en pensar que dado que no mato, no robo, no hago conscientemente el mal, tengo derecho a privilegios. Qué insensato puedo ser al acercarme a la oración con una actitud de superioridad, de exigencia. Gracias por mostrarme que no es ése el camino cierto del amor. Eres mi Dios, mi hermano, mi amigo, mi mejor amigo, que me ofreces la plenitud. Ayúdame a estar siempre abierto a tu gracia y servir a mis hermanos en tu Iglesia.

El Papa: ‘Si no hay justicia, misericordia y respeto a la vida, la autoridad es mera codicia’. En la audiencia general de esta semana, el Santo Padre recuerda que solo Jesús puede sanar las heridas y cambiar la historia

Una semana más, el papa Francisco se ha reunido en la plaza de San Pedro con miles de fieles venidos de todas las partes del mundo, para escuchar su catequesis durante la audiencia general. Previamente, el Santo Padre ha recorrido los pasillos con el papamóvil saludando a los peregrinos, de forma especial a los más pequeños. En la catequesis de esta semana, el Papa ha reflexionado, prosiguiendo con la serie iniciada hace unas semanas, sobre la misericordia en la perspectiva pública.

En el resumen hecho en español, el Pontífice ha indicado que “en esta catequesis presentamos la historia de Nabot que nos muestra al poder y la autoridad que pierden su dimensión de servicio y de misericordia. El rey Ajab quiere comprar la viña de Nabot por conveniencia personal”. Por eso ha explicado que Nabot se niega, “porque para Israel la tierra es de Dios, prenda de su bendición, y se debe custodiar y transmitir a la siguiente generación”. Ajab se enfurece –ha proseguido– por no haber satisfecho su deseo. La reina Jezabel usará su poder para matar a Nabot y así quedarse con la viña.

El Papa ha advertido qué lejos está esto de la palabra de Jesús: “Quien quiera ser el primero… sea el servidor de todos”. “Sin la dimensión del servicio, el poder se convierte en arrogancia y opresión. Si no hay justicia, misericordia y respeto a la vida, la autoridad se queda en mera codicia, que destruye a los demás en su afán de poseer”, ha añadido el Santo Padre.  Así, ha asegurado que “la misericordia puede vencer el pecado”. Y ha recordado que “Dios envía a Elías para que amoneste al rey y se arrepienta”. Con todo, “el mal causado dejará una herida que tendrá consecuencias en la historia”, ha añadido Francisco.

Finalmente, ha precisado que “solo Jesús puede sanar estas heridas y cambiar la historia, pues desde el trono de la cruz, el verdadero rey sale a nuestro encuentro, vence el pecado y la muerte, y nos da la vida”.

A continuación, el papa Francisco ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. De este modo ha pedido “que el ejemplo de Jesús transforme nuestra concepción de poder para que siempre vivamos nuestra responsabilidad como un servicio, en el que manifestar su misericordia a los demás”.

Después de los resúmenes de la catequesis en las distintas lenguas, el Papa ha dedicado unas palabras a los enfermos, los recién casados y los jóvenes.

Recordando que la cuaresma es un tiempo favorable para intensificar la vida espiritual, ha deseado a los jóvenes que la práctica de ayuno sea de ayuda “para adquirir más dominio de uno mismo”. Del mismo modo ha pedido que la oración sea para los enfermos “el medio para encomendar a Dios vuestros sufrimientos y sentirlo cada vez más cerca”. Y para concluir, ha exhortado a que las obras de misericordia ayuden a los recién casados “a vivir vuestra existencia conyugal abriéndola a las necesidades de los hermanos”.

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