«No hay mandamiento mayor»
- 04 Marzo 2016
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TIEMPO DE CUARESMA
AÑO DE LA MISERICORDIA
Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación, y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que haya de encontrar la salvación” (Vaticano II, GS 10).
III VIERNES DE CUARESMA: LA VERDADERA DEFENSA
Los humanos nos defendemos con murallas, corazas y armas. El creyente se fía de Dios, se pone en sus manos y se arriesga.
Texto bíblico: “No nos salvará Asiria, no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos. En ti encuentra piedad el huérfano"(Os 14, 3).
El papa Francisco nos recuerda de dónde nos viene la fuerza: “Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9).” (EG 85)
Pensamiento: ¡Tantas veces el Señor permite nuestras derrotas, para que comprendamos de dónde nos viene la fuerza! ¿Acaso no has sentido la llamada a levantarte cuando estabas totalmente derrumbado?
ORACIÓN: “Mi fuerza y mi poder es el Señor, Él es mi salvación”.
PROPUESTA.¿Dónde y en quién crees que está tu fuerza? Si estás seguro, ¿por qué te sientes así? Y si te sientes débil, ¿cuál es la razón?
Evangelio según San Marcos 12,28b-34.
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que el y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Concilio Vaticano II Constitución dogmática sobre la Iglesia en el mundo actual «Gaudium et spes» § 23-24
«No hay mandamiento mayor»
Entre los principales aspectos del mundo actual hay que señalar la multiplicación de las relaciones mutuas entre los hombres. Contribuye sobremanera a este desarrollo el moderno progreso técnico. Sin embargo, la perfección del coloquio fraterno no está en ese progreso, sino más hondamente en la comunidad que entre las personas se establece, la cual exige el mutuo respeto de su plena dignidad espiritual. La Revelación cristiana presta gran ayuda para fomentar esta comunión interpersonal y al mismo tiempo nos lleva a una más profunda comprensión de las leyes que regulan la vida social, y que el Creador grabó en la naturaleza espiritual y moral del hombre...
Dios, que cuida de todos con paterna solicitud, ha querido que los hombres constituyan una sola familia y se traten entre sí con espíritu de hermanos. Todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios, quien hizo de uno todo el linaje humano y para poblar toda la haz de la tierra (Hch 17,26), y todos son llamados a un solo e idéntico fin, esto es, Dios mismo.
Por lo cual, el amor de Dios y del prójimo es el primero y el mayor mandamiento. La Sagrada Escritura nos enseña que el amor de Dios no puede separarse del amor del prójimo: ... cualquier otro precepto en esta sentencia se resume : Amarás al prójimo como a tí mismo ... El amor es el cumplimiento de la ley (Rom 13,9-10; cf. I 10 4,20). Esta doctrina posee hoy extraordinaria importancia a causa de dos hechos: la creciente interdependencia mutua de los hombres y la unificación asimismo creciente del mundo.
Más aún, el Señor, cuando ruega al Padre que todos sean uno, como nosotros también somos uno (Jn 17,21-22), abriendo perspecti¬vas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.
San Casimiro
Nació en el año 1458 y fue hijo del rey de Polonia y Gran Duque de Lituania. Supo practicar de manera eminente las virtudes cristianas, destacando sobre todo en la castidad y en la caridad con los más pobres y necesitados.- Fue un gran defensor de la fe y mostró especialísima devoción a la Eucaristía y a la virgen María. Murió joven y tuberculoso el año 1484 en Grodno (antigua Polonia) y está enterrado en Vilna (Lituania).
Oremos
Señor Dios todopoderoso, a quien conocer es vivir y a quién servir es reinar, concédenos, por intercesión de San Casimiro, servirte con santidad y justicia todos los días de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Calendario de Fiestas Marianas: Nuestra Señora de la Guardia, Marsella, Francia (1221).
¡Amor a Dios es amor al prójimo!
Marcos 12, 28-34. Cuaresma. En esta Cuaresma, sigamos el camino de Cristo a su Pascua, de entrega, de amor total.
Oración introductoria
Hola, Jesús, aquí estoy para dialogar contigo. A mí me gusta estar a tu lado y agradarte. Y para hacerlo, quiero amarte más y vivir la caridad con mis próximos. Ya que Tú me pides que no sólo te ame a ti, sino que también ame a mi prójimo. Por eso, te doy las gracias, Jesús, amigo mío, porque me has hecho caer en la cuenta de la primacía que tiene el amor en mi vida: amor a ti y amor a mi prójimo. Sólo te pido que me enseñes a amar como Tú me has amado.
Petición
Enséñame a amar a mi prójimo y a tener una amistad con él, al igual que la tengo contigo.
Meditación del Papa Francisco
Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más:
¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! '¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?'; 'Ama a los que tienes cerca'. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor.
Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
Gracias a la pregunta del letrado sabemos a cuál de las numerosas normas que tenían los judíos -tenían más de seiscientas- le daba más importancia Jesús. La respuesta no se hace esperar y responde claramente: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo".
No sin razón el Papa Benedicto XVI recalca en sus mensajes para cuaresma la necesidad urgente de defender el derecho a la vida de los no nacidos, de los ancianos, de los enfermos y de todo hombre sobre esta tierra. Porque también ellos son nuestro prójimo y como tal debemos respetarlos y amarlos.
Por ello, vale la pena recordar que, antes de ir a comulgar se nos invita a dar la paz a los que tenemos al lado, como representantes de todos los que encontraremos a lo largo del día. Tomemos conciencia por tanto de que recibimos a Cristo, modelo de cómo hay que amar y darnos a nuestros hermanos. Modelo de cómo debemos entregarnos a los demás y ser pan partido para ellos.
La cuaresma consiste en seguir el camino de Cristo a su Pascua. Y ese camino es de entrega, de amor total.
El Santo Padre nos ha mencionado que tenemos que llenarnos completamente del amor de Dios. Esto se puede lograr, ya que San Pablo nos da un gran ejemplo cuando dice: «No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí». Es verdad. Todos los que están con Jesús y saben amarlo al igual que al prójimo, pueden parecerse a Jesús, que siempre nos muestra un gran ejemplo de amor al Padre y a los demás. Por eso, en este día, Cristo nos quiere invitar a acercarnos más al Reino de los cielos sabiendo amarle por medio del prójimo.
Propósito. Hoy viviré la caridad con mi prójimo y rezaré un Padrenuestro por todos los que buscan ser amados por Dios para que Él los cuide.
Diálogo con Cristo. Señor Jesús, después de meditar a tu lado cómo puedo amarte a través de mi prójimo, te doy gracias por enseñarme a amar, sabiendo que no sólo necesito amar a aquella persona que menos quiero, sino que también puedo amar al que lo necesita."No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo". (Madre Teresa).
Jesús, la mejor opción en la vida
Viernes tercera semana Cuaresma. A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos.
La Escritura habla constantemente de la presencia de Dios como el único, como el primero en el corazón del pueblo de Israel, y Lusa la imagen del escuchar, del oír para indicar precisamente esta relación entre Dios y su pueblo.
Cuando a Jesús le preguntan ¿cuál es el primero de todos los mandamientos?, para responder Jesús emplea las palabras de una oración que los israelitas rezan todas las mañanas: "Escucha Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor, no tendrás otro Dios delante de ti".
Dentro del camino de la Cuaresma -que es el camino de conversión del corazón-, la escucha, el llegar a oír, el ser capaces de recibir la Palabra de Dios en el corazón es un elemento fundamental que se mezcla en nuestro interior con el elemento central del juicio, que es nuestra conciencia.
El profeta Oseas decía: "Ya no tendré más ídolos en mí". Es necesario aprender a no tener más ídolos en nosotros; hacer que nuestra conciencia se vea plena y solamente iluminada por Dios nuestro Señor, que ningún otro ídolo marque el camino de nuestra conciencia. Podría ser que en nuestra vida, en ese camino de aprendizaje personal, no tomásemos como criterio de comportamiento a Dios nuestro Señor, sino como dirá el Profeta Oseas: "a las obras de nuestras manos". Y Dios dice: "No vuelvas a llamar Dios tuyo a las obras de tus manos; no vuelvas a hacer que tu Dios sean las obras de tus manos". Abre tu conciencia, abre tu corazón a ese Dios que se convierte en tu alma en el único Señor.
Sin embargo, cada vez que entramos en nosotros mismos, cada vez que tenemos que tomar decisiones de tipo moral en nuestra vida, cada vez que tenemos que ilustrar nuestra existencia, nos encontramos como «dios nuestro» a la obras de nuestras manos: a nuestro juicio y a nuestro criterio. Cuántas veces no hacemos de nuestro criterio la única luz que ilumina nuestro comportamiento, y aunque sabemos que es posible que Dios piense de una forma diferente, continuamos actuando con las obras de nuestras manos como si fueran Dios, continuamos teniendo ídolos dentro de nuestro corazón.
La Cuaresma es este camino de preparación hacia el encuentro con Jesucristo nuestro Señor resucitado, que, vencedor del pecado y de la muerte, se nos presenta como el único Señor de nuestro corazón. La preparación cuaresmal nos tiene que llevar a hacer de nuestra conciencia un campo abierto, sometido, totalmente puesto a la luz de Dios.
A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos, ¿qué podemos hacer para que nuestra conciencia realmente sea y se encuentre sólo con Dios en el propio interior? Recordemos el ejemplo tan sencillo de una cultura de tipo agrícola que nos da la Escritura: "Volverán a vivir bajo mi sombra". Dios como la sombra que en los momentos de calor da serenidad, da paz, da sosiego al alma. Dios como el árbol a cuya sombra tenemos que vivir.
Tenemos que darnos cuenta de que esta ruptura interior, que se produce con todos los ídolos, con todas las obras de nuestras manos, con todos los criterios prefabricados, con todos los criterios que nosotros hemos construido para nuestra conveniencia personal, acaban chocando con el salmo: "Yo soy tu Dios, escúchame". Él es nuestro Dios, ¿escuchamos a nuestro Dios? ¿Hasta qué punto realmente somos capaces de escuchar y no simplemente de oír? ¿Hasta qué punto hacemos de la palabra de Dios algo que se acoge en nuestro corazón, algo que se recibe en nuestro corazón? Nunca olvidemos que de la escucha se pasa al amor y de la acogida se pasa a la identificación.
Éste es el camino que tenemos que llevar si queremos estar viviendo según el primero de los mandamientos y si queremos escuchar de los labios de Jesús las palabras que le dice al escriba: "No estás lejos del reino de Dios". Solamente cuando el hombre y la mujer son capaces de hacer de la palabra de Dios en su corazón la única luz, y cuando hacer la única luz se concreta a una escucha, a un amor identificado con nuestro Señor, es cuando realmente nuestra vida empieza a encontrarse próxima al reino de Dios. Mientras nosotros sigamos teniendo los ídolos de nuestras manos dentro del corazón, estaremos encontrarnos alejados del reino de Dios, aunque nosotros pensemos que estamos cerca.
En nuestra conciencia la voz de Dios tiene que ser la luz auténtica que nos acerca a su Reino. Siempre que recibamos la Eucaristía, no nos quedemos simplemente con el hermoso sentimiento de: "¡qué cerca estás de mí, Señor!". Busquemos, pidamos que la Eucaristía se convierta en nuestro corazón en la luz que va transformando, que va rompiendo, que va separando del alma los ídolos, y que va haciendo de Dios el único criterio de juicio de nuestros comportamientos.
Solamente así podremos escuchar en nuestro corazón esas palabras tan prometedoras del profeta Oseas "Seré para Israel como el rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces. Como el álamo y sus renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y tendrá la fragancia de los cedros del Líbano. Volverán a vivir bajo mi sombra." Que la luz de Dios nuestro Señor sea la sombra a la cual toda nuestra vida crece, en la cual toda nuestra vida se realiza en plenitud.
Macri, el Papa y su esposa
Así se hizo con Mauricio Macri, y se hará con Juan Manuel Santos
Francisco cambia el protocolo para poder recibir a jefes de Estado con "una situación matrimonial irregular"
Con la anterior normativa, el nuevo cónyuge tenía que esperar en otra habitación durante la audiencia
Redacción, 04 de marzo de 2016 a las 08:23
El papa Francisco deberá divulgar en las próximas semanas las conclusiones de los dos sínodos sobre los cambios en la familia moderna, celebrados en 2014 y 2015, un documento muy esperado por los católicos
A petición del papa Francisco, el Vaticano cambió el rígido protocolo para las visitas oficiales de los jefes de Estado católicos quese han divorciado y vuelto a casar, los cuales podrán ser recibidos con la nueva esposa (o esposo) por el pontífice.
Según la página italiana especializada en información religiosa Vatican Insider, el pedido fue hecho por el pontífice argentino a la Secretaría de Estado, encargada de protocolo, incómodo por tener que recibir por separado a las nuevas esposas de casi todos los mandatarios latinoamericanos, entre ellos el argentino Mauricio Macri y el colombiano Juan Manuel Santos.
Un gesto especial de Francisco con su compatriota, el presidente Macri, a quien recibió el sábado pasado en el Vaticano junto con su tercera esposa, Juliana Awada. En efecto se trataba de la primera vez que se rompían las estrictas reglas del Vaticano para las visitas oficiales, lo que fue notado tanto en el Vaticano como en Argentina. La oficina de prensa del Vaticano no negó este jueves un cambio de las reglas, pero no quiso dar mayores detalles.
Según Vatican Insider, a petición de Francisco la Secretaría de Estado modificó el protocolo para las visitas oficiales de los jefes de Estado católicos que se encuentran en"una situación matrimonial irregular" para la Iglesia.
En el pasado tales reglas impedían que el mandatario fuera recibido junto con la nueva esposa por el papa, por lo que no aparecía como pareja en la foto oficial. En general, la nueva esposa, aunque algunas llevaban numerosos años de matrimonio civil, tenía que esperar en otra habitación del Vaticano que el papa la saludara por separado después de la audiencia al marido. La decisión no implica un cambio de la ley canónica, que considera ilegítimos tales matrimonios, sino una aplicación de un principio que defiende Francisco: que los divorciados vueltos a casar sean "integrados en la vida" de la iglesia aunque no puedan acceder a la comunión. El papa Francisco deberá divulgar en las próximas semanas las conclusiones de los dos sínodos sobre los cambios en la familia moderna, celebrados en 2014 y 2015, un documento muy esperado por los católicos. Es posible que el pontífice no revolucione la doctrina, pese a las esperanzas levantadas cuando invitó a la iglesia a no tener "miedo" a revisar las normas y tradiciones que ha ido adoptando con el pasar de los siglos, y se limite a abrir las puertas a una mayor participación en la vida de la Iglesia de los católicos que se encuentran en situación "irregular"