«Valientemente cogió el camino de Jerusalén»
- 28 Septiembre 2016
- 28 Septiembre 2016
- 28 Septiembre 2016
Evangelio según San Lucas 9,57-62.
Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
San Wenceslao
La reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia. Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.
Oremos
Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia Sermones « Sobre diversos », n° 1
«Valientemente cogió el camino de Jerusalén»
Hermanos, es verdad que vosotros habéis comenzado ya a caminar hacia la ciudad en la cual habitaréis; no es en las espesuras que habéis avanzado, sino sobre el camino. Pero temo que esta vida os haga vivir en la ilusión de que va a ser larga y, de esta manera, lleguéis a obtener no una consolación, sino más bien la tristeza. Sí, temo que, para algunos, el pensamiento de que les queda todavía un largo camino a recorrer, les haga sentir un desaliento espiritual, y pierdan la esperanza de poder soportar tantos trabajos durante un tiempo tan largo. Es como si creyeran que las consolaciones de Dios no llenaran ampliamente de gozo las almas de los elegidos de manera mucho más grande que la multitud de trabajos que llenan su corazón.
Es verdad que, actualmente, estas consolaciones no las reciben más que a la medida de sus trabajos; pero, una vez alcanzada la felicidad, ya no serán sólo consolaciones, sino delicias sin fin lo que encontrarán a la derecha de Dios (sl 15,11). Hermanos, deseemos esta derecha que abraza enteramente nuestro ser. Deseemos ardientemente esta felicidad a fin de que el tiempo presente nos parezca breve (lo cual es verdad) comparado con la grandeza del amor de Dios. «Los sufrimientos del tiempo presente no son nada comparados con la gloria que muy pronto se nos revelará» (Rm 8,18). ¡Dichosa promesa que hace que nuestros deseos sean todavía más fuertes!
Motivaciones insuficientes en la vida consagrada
Ordinariamente, en un primer momento, la percepción de la vocación lleva en sí misma una carga motivacional emotiva bastante fuerte.
Un motivo fuerte podría ser el deseo egoísta de la propia realización, buscada quizás incluso en la renuncia a otros bienes. Pero, en realidad, quien se prepara para consagrarse a Dios ha sido llamada a una misión de servicio que le exigirá olvido de sí y de los propios intereses. Más aún, el progreso en la formación, principalmente en la vida espiritual, está intrínsecamente ligado a un esfuerzo ascético que se contrapone a la tendencia egocéntrica a la autocomplacencia.
Ordinariamente, en un primer momento, la percepción de la vocación lleva en sí misma una carga motivacional emotiva bastante fuerte. La joven que se acerca a una actividad de tipo vocacional o que visita por algún tiempo una comunidad religiosa lo hace movida por un atractivo interior, por un impulso que la hará capaz, eventualmente, de romper con su vida pasada y de abrazar un nuevo estilo de vida. Todos podemos recordar y reflexionar sobre esa misteriosa gracia que recibimos que nos hizo capaces de dar los primeros pasos que nunca hubiéramos imaginado.
Para toda alma consagrada resulta provechoso recordar el momento en que percibió por primera vez la voz de Dios, para volver a sentir su atractivo. Pero esta fuerza emotiva inicial, que puede o no permanecer con el pasar del tiempo, no puede ser la motivación central y permanente de toda una vida. Los sentimientos van y vienen, aun los que acompañan profundas convicciones naturales o sobrenaturales.
Las motivaciones altruistas pueden también mover a una persona a emprender el seguimiento de Cristo: el interés por una formación integral para ayudar a la Iglesia en sus necesidades, la aspiración de servir a los demás con desinterés y donación sincera, la búsqueda rectamente motivada de la santidad personal... Son todos motivos válidos que pueden llegar a ser particularmente eficaces para algunas personas. Pero en definitiva, no podrán ser en sí mismos móviles suficientemente capaces de polarizar toda la existencia y de darle un sentido profundo y pleno.
San Simón de Rojas – 28 de septiembre
«Religioso trinitario. Excelso apóstol del rosario, conocido como el padre Avemaría, fundador de la Congregación de Esclavos del Dulce Nombre de María. Una figura notable en el Madrid de los Austrias»
27 SEPTIEMBRE 2016 ISABEL ORELLANA VILCHES ESPIRITUALIDAD Y ORACIÓN
San Simón De Rojas
(Zenit – Madrid).- Nació en Valladolid, España, el 28 de octubre de 1552. Sus padres se habían afincado allí y regentaban una carnicería. Era el tercero de cinco hermanos. Heredó de Constanza, su madre, el amor a la Virgen. Tanto es así que los cronistas aseguran que «Ave María» fueron las primeras palabras que pronunció cuando tenía catorce meses. Fueron también las que escoltaron su entrada en el cielo, puesto que ellas sellaron sus labios al final de su vida. Siendo un adolescente, y obviando la oposición familiar, solicitó el ingreso en la Orden trinitaria. Cumplió este sueño en 1566. Más adelante, tras cuatro años de noviciado, profesó en 1572.
Fue tartamudo hasta esta época de su vida, ya que antes de llegar a Salamanca para continuar su formación se detuvo en Paradinas de San Juan y en el desaparecido santuario-convento se veneraba a la Virgen de las Virtudes; le dedicó una novena y se curó de manera instantánea. Fue el lugar que eligió para oficiar su primera misa. Después partió a Toledo porque el capítulo provincial le había encomendado impartir las materias de filosofía y teología como lector de artes del convento. Ejerció la docencia hasta 1587, simultaneando esta actividad con la de formador; uno de los novicios era san Juan Bautista de la Concepción. También desempeñó el oficio de visitador apostólico en Castilla y en Andalucía de manera edificante, aceptando por obediencia estas misiones ya que por tendencia natural hubiera declinado las que revestían alta responsabilidad.
La inocencia evangélica del santo, figura señera en la corte de los Austrias, conmovió al monarca español Felipe III –quien lo escogió como consejero y preceptor de sus hijos–, y a su esposa Margarita de Austria. Ambos tomaron contacto con él a través de la condesa de Altamira que conoció a Simón cuando pasó por el convento trinitario madrileño en 1601.
El juicio personal del rey, después de haberlo observado en las distancias cortas, era sin duda esclarecedor; sintetizaba la admirable virtud que había apreciado en él: «No he visto hombre que menos sepa a mundo». Que su devoción a la Virgen fue proverbial lo prueban las numerosas obras que emprendió en su honor. Entre otras cosas, logró que el «Ave María» fuese esculpida en el frontispicio del Palacio Real de Madrid. Por esta jaculatoria que continuamente brotaba de sus labios fue denominado «Padre Avemaría». Este saludo lo plasmó en la multitud de estampas que repartió dentro y fuera de España. Fiel observante del santo rosario, tuvo a la Virgen como modelo para su vida, y transmitió por doquier su anhelo de ser esclavo suyo considerando que todos los que se abrazasen a Ella podrían unirse más estrechamente con la Santísima Trinidad.
En 1612, con el beneplácito del rey Felipe III, fundó la Congregación de Esclavos del Dulcísimo Nombre de María que aglutinaba personas de todas condiciones, incluidos los miembros de la realeza y nobleza; éstos, que fueron los primeros afiliados, en nombre de la Virgen asistían a los pobres. «Si a Dios, que pide en el pobre, no le das, no recibirás», decía. En este afán de transmitir su devoción por la Madre de Dios, escribió un oficio para la festividad del Santo Nombre de María destinado a su Orden, que fue aprobado por la Santa Sede. Inocencio XI lo hizo extensivo después a toda la Iglesia. A Simón se debe también el rosario de 72 cuentas blancas y cordón azul en honor de la Inmaculada Concepción que realizaba con sus propias manos y repartía a diestro y siniestro. Con el número de cuentas significaba los años que pudo vivir la Virgen.
Además de su incansable tarea de difundir el amor a María y a la confesión, se ocupó de los cautivos a los que enviaba las cantidades que recaudaba para ellos. Se sentía profundamente conmovido por la muerte a manos de violentos berberiscos de tres hermanos religiosos que habían emprendido viaje para la redención de estos prisioneros. Los enfermos, los pobres, los presos de la cárcel de Madrid, los condenados, los niños abandonados para los que fundó una casa de acogida y, en general, los marginados por cualquier causa, estaban en su orden de preferencia; ejercitaba con todos su acción caritativa y misericordiosa. Fue un gran confesor y maestro de la oración. A ella le dedicaba expresamente varias horas diarias, aunque vivía en una constante presencia de Dios. Por eso se ha dicho que «todo cuanto predicaba, todo lo alcanzaba en la oración». Ensambló maravillosamente contemplación y acción apostólica.
Felipe IV, que subió al trono en 1621, lo nombró confesor de su esposa, la reina Isabel de Borbón, y de su hermana Ana María Mauricia; ésta contraería matrimonio más tarde con Luís XIII de Francia. Simón se comprometió con el monarca a cumplir el compromiso, siempre y cuando no contraviniese los que conllevaba su condición religiosa, ni cercenar su acción apostólica con los pobres y esclavos. Además, no quiso ser tratado con deferencias, ni ser remunerado por ello.
En julio de 1624 fue testigo de un hecho deleznable, sacrílego, que sucedió en un templo donde se profanó una Sagrada Forma. El inmenso dolor que le produjo pudo ser el detonante de su imparable declive. Hasta que se produjo su deceso, acaecido el 29 de septiembre de ese año, mantuvo una intensa actividad. Dos días antes de quedar postrado con carácter irreversible, los religiosos le vieron en el coro orando unos instantes ante un cuadro de la Virgen de los Desamparados. Ya se había despedido de todos ellos. Clemente XIII lo beatificó el 19 de mayo de 1766. Juan Pablo II lo canonizó el 3 de julio de 1988, Año Mariano.
Jesús no tiene donde reclinar la cabeza
Lucas 9, 57-62. Tiempo Ordinario. Seguir a Cristo como nuestro modelo de vida y con la confianza de ir por el camino adecuado.
Oración Introductoria
Señor, que esta oración renueve mi estilo de vida. Permite que sepa cultivar con esmero mi corazón de modo que siempre sepa responder a tu llamado, dándote el primer lugar en todo, único camino para lograr la santidad.
Petición
Jesús, dame la fuerza para aceptar todo lo que implique seguir tus pasos, sabiendo cortar con todo lo que pueda separarme de Ti.
Meditación del Papa Francisco
Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación. Desde ese momento, después de esa “firme decisión”, Jesús se dirige a la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirle les dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada estable; saberse desprender de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del pasado.
Pero Jesús dice también a sus discípulos, encargados de precederle en el camino hacia Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no hallan disponibilidad para acogerle, que se prosiga, que se vaya adelante. Jesús no impone nunca, Jesús es humilde, Jesús invita. Si quieres, ven. La humildad de Jesús es así. Él invita siempre, no impone. (S.S. Francisco, 30 de junio de 2013)
Reflexión
Todos los hombres tienen un ídolo, una persona a quién imitar, se sienten atraídos por su forma de ser. Lo imitan en todo, buscan tener su misma marca de ropa, peinarse igual, en fin, su porte gira en lo que es esa persona. Éstas a menudo son artistas o cantantes. Pero hay algo que no hacen: poner límites a sus seguidores.
¿Qué tendría Cristo para atraer tanto a las multitudes? No cantaba ni actuaba. Lo único que hacía era dar a conocer el amor de Dios a los hombres. Ésta fue su arma para que muchos trataran de seguirlo, y aún hoy muchos jóvenes, hombres y mujeres lo siguen como ideal de vida.
En este evangelio se nos presenta un Cristo exigente: "quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de Mí". Son duras las palabras de la elección de Dios, por lo que comprenden, pero al mismo tiempo donan una paz y una felicidad inmensas dentro del alma, porque se sabe que ha sido Dios mismo quien ha llamado. No todos aceptan el llamado con generosidad, sino que al sentir el peso muchos lo dejan.
Dejemos que Dios nos hable en el corazón y si él nos llama digamos con sinceridad y generosidad que queremos seguirle, aún sabiendo las dificultades que allí encontraremos. Pidamos también en una visita o después de la comunión por las vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.
Propósito
Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.
Diálogo con Cristo
Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.
¿Cuántas veces hay que orar? Jesús responde: ¡Siempre!
La oración, como el amor, no soporta el cálculo de las veces. El que ama lo dice en la oración.
Por: P. Raniero Cantalamessa
En aquel tiempo, Jesús les decía una parábola a sus discípulos para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. La parábola es la de la viuda inoportuna. A la pregunta: «¿Cuántas veces hay que orar?», Jesús responde: ¡Siempre!
La oración, como el amor, no soporta el cálculo de las veces. ¿Hay que preguntarse tal vez cuántas veces al día una mamá ama a su niño, o un amigo a su amigo? Se puede amar con grandes diferencias de conciencia, pero no a intervalos más o menos regulares. Así es también la oración.
Este ideal de oración continua se ha llevado cabo, en diversas formas, tanto en Oriente como en Occidente. La espiritualidad oriental la ha practicado con la llamada oración de Jesús: «Señor Jesucristo, ¡ten piedad de mí!». Occidente ha formulado el principio de una oración continua, pero de forma más dúctil, tanto como para poderse proponer a todos, no sólo a aquellos que hacen profesión explícita de vida monástica. San Agustín dice que la esencia de la oración es el deseo. Si continuo es el deseo de Dios, continua es también la oración, mientras que si falta el deseo interior, se puede gritar cuanto se quiera; para Dios estamos mudos.
Este deseo secreto de Dios, hecho de recuerdo, de necesidad de infinito, de nostalgia de Dios, puede permanecer vivo incluso mientras se está obligado a realizar otras cosas: «Orar largamente no equivale a estar mucho tiempo de rodillas o con las manos juntas o diciendo muchas palabras. Consiste más bien en suscitar un continuo y devoto impulso del corazón hacia Aquél a quien invocamos». Jesús nos ha dado Él mismo el ejemplo de la oración incesante. De Él se dice en los evangelios que oraba de día, al caer de la tarde, por la mañana temprano y que pasaba a veces toda la noche en oración. La oración era el tejido conectivo de toda su vida.
Pero el ejemplo de Cristo nos dice también otra cosa importante. Es ilusorio pensar que se puede orar siempre, hacer de la oración una especie de respiración constante del alma incluso en medio de las actividades cotidianas, si no reservamos también tiempos fijos en los que se espera a la oración, libres de cualquier otra preocupación. Aquel Jesús a quien vemos orar siempre es el mismo que, como todo judío de su tiempo, tres veces al día –al salir el sol, en la tarde durante los sacrificios del templo y en la puesta de sol-- se detenía, se orientaba hacia el templo de Jerusalén y recitaba las oraciones rituales, entre ellas el Shema Israel, Escucha Israel. El Sábado participa también Él, con los discípulos, en el culto de la sinagoga y varios episodios evangélicos suceden precisamente en este contexto.
La Iglesia igualmente ha fijado, se puede decir que desde el primer momento de vida, un día especial para dedicar al culto y a la oración, el domingo. Todos sabemos en qué se ha convertido, lamentablemente, el domingo en nuestra sociedad; el deporte, en particular el fútbol, de ser un factor de entretenimiento y distensión, se ha transformado en algo que con frecuencia envenena el domingo... Debemos hacer lo posible para que este día vuelva a ser, como estaba en la intención de Dios al mandar el descanso festivo, una jornada de serena alegría que consolida nuestra comunión con Dios y entre nosotros, en la familia y en la sociedad.
Es un estímulo para nosotros, cristianos modernos, recordar las palabras que los mártires Saturnino y sus compañeros dirigieron, en el año 305, al juez romano que les había mandado arrestar por haber participado en la reunión dominical: «El cristiano no puede vivir sin la Eucaristía dominical. ¿No sabes que el cristiano existe para la Eucaristía y la Eucaristía para el cristiano?».
Raniero Cantalamessa, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, nació en Colli del Tronto (AP) el 22 de julio del año 1934. Ordenado sacerdote en el año 1958, se doctoró en Teología en Friburgo (Suiza), y en Letras clásicas en la Universidad Católica de Milán.
Ex profesor ordinario de Historia de los orígenes del cristianismo y Director del Departamento de ciencias religiosas de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, fue miembro de la Comisión Teológica Internacional desde el año 1975 hasta el año 1981 y, durante doce años, miembro de la delegación católica para el diálogo con las Iglesias Pentecostales.
En el año 1979 abandonó la docencia para dedicarse a tiempo completo al ministerio de la Palabra. Juan Pablo II lo nombró Predicador de la Casa Pontificia en el año 1980 y Benedicto XVI lo confirmó en dicho cargo en 2005. En calidad de predicador dirige cada semana, en Adviento y en Cuaresma, una meditación en presencia del Papa, de los cardenales, obispos, prelados y superiores generales de órdenes religiosos. Se le llama a hablar en muchos países del mundo, a menudo también por hermanos de otras denominaciones cristianas.
Ha recibido el Doctorado Honoris Causa en Ciencias del Derecho, en la Universidad Notre Dame de South Bend (Indiana); en Ciencias de la comunicación, en la Universidad de Macerata y en Teología en la Universidad Franciscana de Steubenville (Ohio).
Además de los libros científicos escritos como historiador de los orígenes del cristianismo, sobre la cristología de los Padres, la Pascua en la Iglesia antigua y otros temas, ha publicado otros numerosos libros de espiritualidad, fruto de su predicación en la Casa Pontificia, traducidos a una veintena de lenguas.
Desde el año 1994 hasta el 2010, cada sábado por la tarde tuvo en la cadena de televisión pública italiana «Rai Uno» el programa de explicación del evangelio del domingo «Las razones de la esperanza».
Desde el año 2009, cuando no está ocupado en la predicación en la Casa Pontificia y en otras partes del mundo, vive en el Eremo del Amor Misericordioso de Cittaducale (RI), prestando su servicio sacerdotal a una pequeña comunidad de monjas de clausura.
El día 18 de Julio 2013 el ha sido confirmado por el papa Francisco en su papel de Predicador de la Casa Pontificia.
8 razones por las que los Católicos honramos y veneramos a la Santísima Virgen María
La Sagrada Escritura no nos dice directamente que debemos honrar a la Virgen María ¿Por qué los católicos la honramos y la veneramos?
Todos los que nos hacemos llamar seguidores de Jesús, estamos llamados a amar lo que Jesús amó y también a aborrecer lo que Jesús aborreció (el pecado).
La Sagrada Escritura no nos dice directamente que debemos honrar a la Virgen María ¿Por qué los católicos la honramos y la veneramos?
Estamos llamados a imitar a Jesús porque Él es el Camino, la Verdad, y la Vida. María fue la primera imitadora y seguidora de Jesús. También estamos llamados honrar a quienes son dignos de admiración y respetoy han vivido bajo la ley de Dios con amor y entrega plena. Jesús honró a su Madre, de lo contrario habría roto el cuarto mandamiento (honrarás a padre y madre).
El Papa Francisco consagró su papado a la Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Fátima, y de la misma manera invitó a todo el pueblo católico a consagrarse a su tierno y amoroso cuidado, pues ella es nuestra Madre también, por lo que debe ser natural para nosotros, que María interceda por cada uno de sus hijos.
"Del mismo modo que un niño se dirige a su madre buscando consuelo y protección, así también nos dirigimos nosotros a María, con total confianza, pensando que, con seguridad, ella presentará nuestras oraciones al Señor".
Aquí, hay 8 razones por las que los Católicos honramos y veneramos a la Santísima Virgen María:
1.- Jesús honró a María
Honramos a María porque Jesús la honró. Jesús dijo: "Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre", y además: "El que maldiga al padre o a la madre, morirá. (Mateo 15,4) Sí José y María eran fieles cumplidores de la Ley (Lucas 2,39) y Jesús vivía sujeto a ellos (Lucas 2,51), entonces ¿crees que Jesús rompería algún mandamiento, sobre todo el de "Honrar a Padre y Madre?
2.- Bienaventurada por siempre
Según el Evangelio de Lucas, María dijo: Todas las generaciones me llamarán bienaventurada (Lucas 1,48). Los católicos estamos cumpliendo con este versículo venerando a la Santísima Virgen, dando gracias a Dios por ser pieza clave en la obra salvadora de Dios
3.- La nueva Eva
María es la madre de todos los hombres. Jesús la llamó "mujer", que significa "la madre de todos los que tienen la vida en Jesucristo". Eva fue llamada mujer, porque ella era la madre de todos los vivientes. María, la nueva Eva, se convirtió así, en la madre de todos los que son salvados por Jesús.
4.- El "Sí" de María
Honramos a María porque sin aquel "Sí", sin esa entrega absoluta y definitiva de todo su ser a la voluntad de Dios, no tendríamos a Jesús, no hubiésemos tenido al amor de los amores pisando nuestro mundo, aún estuviésemos inmersos en una oscuridad.
5.- María nos trajo la Luz
Honramos a María porque ella es la madre de la Luz, una Luz que es el Camino, la Verdad y la Vida. Una Luz única que disipa toda tormenta y oscuridad
6.- Madre de Dios
Ninguna otra mujer había sido, fue, ni nunca será la madre de Dios, excepto este pequeña Virgen que quedó grabada en la historia de la eternidad. Si decimos menos de María, entonces estaremos diciendo menos de Jesús. Si no estamos dispuestos a confesar que ella es la madre de Dios, entonces ¿Cómo prodríamos confesar que Jesús es Dios?
7.- María es la Reina del Cielo:
"Una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas". (Apocalipsis 12,1)
8.- María, modelo de escucha de la «Palabra»
Cuando el arcángel Gabriel se apareció a María para decirle que llegaría a ser la madre del Mesías, ella respondió: "He aquí, yo soy la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra". (Lucas 1,38). Ella no puso adelante una serie de argumentos racionales contra algo que parecía realmente difícil de creer, Ella simplemente reconoció su lugar como sirviente del Señor. Ella sabe que Dios no puede mentir a través de un mensajero celestial, así que cualquier cosa que promete es digno de confianza, aunque le parezca absolutamente irracional a la mente humana.
María es un modelo oyente de la Palabra de Dios. Ella nos muestra cómo hemos de recibir el mensaje divino. Dios habla, oímos, creemos, confesamos con María: "Soy un servidor del Señor; hágase en mí según tu palabra".
¿Adoradores de María?
Algunos, nos acusan de ser adoradores de María, que cometemos un pecado grave al honrarla que sólo Dios debe ser adorado y hasta utilizan la Escritura para afirmar falsamente esa acusación: "No habrá para ti otros dioses fuera de mí" (Éxodo 20,3) Pero muy lejos de Adorarla, cuando oramos, cantamos, o hablamos de María, no la estamos adorando, ni creemos que es una diosa, por el contrario, la honramos según las razones que ya hemos dado, porque también es nuestra Madre espiritual.
Oración de Confianza a María
Cuando somos apartados o segregados por seguir fiel a la Palabra de Dios. María está allí con nosotros. Cuando somos perseguidos y azotados a causa de la Fe, María permanece fiel para fortalecernos. Cuando nos sentimos deprimidos, tristes o solos, María está allí para consolarnos, para aliviarnos el dolor. Cuando todo el mundo nos abandona y estamos a merced del enemigo malo, María está allí, a los pies de la cruz de nuestro Señor, rogando por nosotros para rescatarnos y no dejarnos caer.
Oh amada Madre, ven y mira la pequeñéz de este humilde hijo tuyo y condúceme a los brazos de Jesús, sé mi auxilio divino en las tormentas de mi vida y ayúdame a nunca perder la calma, por el contrario, que pueda verme fortalecido por tu presencia que me rescata y me lleva a la fuente de salvación.
Amén"Si surgen los vientos de las tentaciones... mira a su estrella, invoca a María... En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María". (San Bernardo)
Audiencia
Invita a cantar a la Guadalupana "por los sufrimientos del pueblo mexicano"
El Papa denuncia: "Los responsables de los bombardeos en Siria tendrán que rendir cuentas ante Dios"
"El buen ladrón era un ladrón, pero al final, consiguió robar el cielo. Un ladrón valiente"
Papa: "La Iglesia no es sólo para los buenos, para los que parecen buenos o se creen buenos"
(José M. Vidal).- En la audiencia de los miércoles, el Papa Francisco, tras leer el pasaje de la crucifixión de Cristo con los dos ladrones, asegura que "la salvación es para todos" e, incluso, "preferentemente para los malos". E insta a que la Iglesia sea "no sólo para ls buenos o los que parecen buenos o se creen buenos".Lectura del pasaje del Evangelio de Lucas sobre Jesús y los dos ladrones crucificados con Él: "Cuando legaron al lugar llamado la Calavera, crucificaron allí a Jesús y a dos malhechores. Uno lo insultaba...pero el otro lo increpaba...Jesús, acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino. Jesús le respondió: Te lo aseguro,hoy estarás conmigo en el Paraíso" Mientras el Papa se dirigía al estrado, para presidir la audiencia, al pasar al lado de los obispos, que después de la audiencia le saludan personalmente, el obispo de Alcalá, monseñor Reig, rompió el protocolo, se salió de la fila de los obispos y se acercó a saludar a Francisco. Un gesto nada apreciado por los asistentes papales.
Algunas frases de la catequesis del Papa
"Las palabras que Jesús pronuncia durante la pasión encuentran su culmen en el perdón. Jesús perdona"
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"
"Son un acto concreto de perdón ofrecido al buen ladrón". "No entendía el misterio del sacrificio de Jesús"
"No es fácil permanecer en la cruz, en las pequeñas cruces de todos los días"
"Desde la cruz nos ha salvado y nos ha perdonado"
"Muriendo en cruz, el inocente entre dos criminales, demuestra que la salvación de Dios puede llegar a todos"
"La salvación de Dios es paras todos, para todos, sin exclusión alguna"
"El Jubileo es tiempo de gracia y misericordia para todos, buenos y malos"
"Id a las encrucijadas e invitad a buenos y malos. La Iglesia no es sólo para los buenos o para los que parecen buenos o se creen buenos. La Iglesia es para todos y preferentemente para los malos. Porque la Iglesia es misericordia". "A los crucificados les digo: 'Mirad al crucifijo'"
"El os acompaña, el crucificado por vosotros y por todos". "Nadie es excluido de su perdón"
"¿Se salvan incluso los que han hecho las mayores barbaridades en la vida? Sí, sí, nadie es excluido"
"El otro es el llamado buen ladrón. Sus palabras son una maravilloso proceso de arrepentimiento"
"El punto de partida del arrepentimiendo es el temor filial de Dios, no el miedo de Dios"
"No es miedo, sino el respeto que se debe a Dios. Respeto filial, porque es Padre"
"Este respeto confiado es el que lleva a fiarse de la misericordia de Dios"
"El buen ladrón se convierte en testigo de la gracia"
"Es cierto que era un ladrón, pero al final, consiguió robar el cielo. Un ladrón valiente"
"Un condenado a muerte se convierte en modelo de uncristiano que confía en Jesús"
"La respuesta de Jesús no se hace esperar: 'Hoy, estarás conmigo en el Paraíso'"
"Desde el inicio al final, Dios se ha revelado como misericordia"
"Jesús es realmente el rostro de la misericordia del Padre"
"El buen ladrón lo llama por su nombre: Jesús. Una oración breve, que podemos hacer durante la jornada muchas veces"
"La hacemos juntos tres veces: Jesús, Jesús, Jesús. Y así, seguid haciénlo durante toda la jornada"
Texto completo del saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
Las palabras de Jesús en la cruz encuentran su culmen en el perdón. El evangelista san Lucas narra como los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús se dirigen a él con actitudes opuestas.
El primero, llevado por la angustia del hombre ante la muerte, lo insulta y no comprende que, siendo el Mesías, pueda quedarse en la cruz. Pero es precisamente quedándose y muriendo en la cruz donde Cristo nos salva, dando testimonio de que la salvación de Dios puede llegar a todos los hombres hasta en las situaciones más extremas.
El segundo ladrón, movido por el temor del Señor, reconoce su pecado, y confiesa su culpa con absoluta confianza en la infinita bondad y misericordia de Jesús. Jesús está precisamente allí para estar cerca, para salir al encuentro de la necesidad que tiene todo hombre de no ser abandonado, y le promete que hoy estará con él en el paraíso. De este modo, en la hora de la Cruz, Jesús revela el cumplimiento de su misión de salvar a los pecadores. Desde el inicio hasta el final de su vida, Jesús se ha revelado Misericordia, encarnación definitiva e irrepetible del amor del Padre. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor por todos los que sufren por cualquier motivo o se sienten abandonados, para que mirando al crucificado, puedan descubrir y sentir el consuelo y el perdón de Cristo, rostro de la misericordia del Padre. Que Dios los bendiga.
Tras el saludo en español, el Papa añadió este saludo especial a los mexicanos:
"Especial pensamiento al pueblo mexicabo. Los invito a cantarle a la Guadalupana, pidiendo por los sufrimientos de este pueblo"
Y la plaza entona "La Guadalupana, la guadalupana, madre del Señor".
Saludo en italiano
"Mi pensamiento va, otra vez, a la amada y martirizada Siria. Siguen llegándome noticias dramáticas sobre la suerte de la población de Alepo, a la que me siento unido en el sufrimiento, a través de la oración y de la cercanía espiritual. Expreso mi profundo dolor y mi viva preocupación por lo que está sucediendo en esta martirizada ciudad, donde mueren niños, ancianos, viejos, enfermos, todos. Renuevo el llamamiento a empeñarse con toda la fuerza en la portección de los civiles, que es obligación urgente. Llamo a la conciencia de los responsables de los bombardeos que tendrán que rendir cuentas ante Dios"
"No puede subir más el porcentaje del paro"