"Se alegra por ella, más que por las noventa y nueve que no se extraviaron"

Evangelio según San Mateo 18,12-14. 

Jesús dijo a sus discípulos: "¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños."

San Nicolás de Mira

San Nicolás de Mira, obispo

San Nicolás, obispo de Mira, en Licia, famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia.

La gran veneración que se ha profesado al santo durante tantas generaciones y el número de iglesias y altares que se le han dedicado en todas partes, son el mejor testimonio de su santidad y de la gloria de que goza con Dios. Según se dice, nació en Patara de Licia, una antigua provincia del Asia Menor. La capital, Mira, próxima al mar, era una sede episcopal. Cuando quedó vacante, Nicolás fue elegido obispo y allí se hizo famoso por su extraordinaria piedad, su celo y sus sorprendentes y numerosos milagros. Los relatos griegos sobre su vida afirman que estuvo encarcelado por la fe y la confesó gloriosamente, al fin de la persecución de Diocleciano. San Nicolás asistió al Concilio de Nicea, donde se condenó al arrianismo. El silencio que guardan algunos autores sobre estos datos los hacen sospechosos. El santo murió en Mira y fue sepultado en su catedral.

Este conciso resumen de Alban Butler nos dice cuanto se sabe sobre la vida de san Nicolás y poco más. En realidad, lo único que parece seguro es que fue obispo de Mira en el siglo IV. Sin embargo, no escasean los materiales biográficos, como la biografía que se atribuye a san Metodio, patriarca de Constantinopla, quien murió el año 847. Pero el biógrafo afirma que «hasta el presente, la vida de este distinguido pastor ha sido desconocida para la mayoría de los fieles» y, en consecuencia, trata de llenar esa laguna, casi cinco siglos después de la muerte del santo.

Dicha biografía es la más fidedigna de las fuentes «biográficas», sobre las que se ha escrito mucho, desde el punto de vista crítico y desde el expositivo. La fama de que ha disfrutado san Nicolás durante tantos siglos, exige que hablemos sobre estas leyendas.

Se dice que desde la más tierna infancia Nicolás sólo comía los miércoles y los viernes por la tarde, según los cánones. «Sus padres le educaron extraordinariamente bien, y el niño siguió el ejemplo que ellos le daban. La Iglesia le cuidó con la solicitud con que la tórtola cuida a sus polluelos, de suerte que conservó intacta la inocencia de su corazón». A los cinco años de edad, empezó a estudiar las ciencias sagradas: «día tras día, la doctrina de la Iglesia iluminó su inteligencia y despertó su ansia de conocer la verdadera religión». Sus padres murieron cuando él era todavía joven y le dejaron una herencia considerable. Nicolás decidió consagrarla a obras de caridad. Pronto se le presentó la oportunidad: un habitante de Patara había perdido toda su fortuna y tenía que mantener a sus tres hijas, pues éstas no podían casarse sin dote. El pobre hombre pensaba ya en dedicar a sus hijas a la prostitución para poder comer. Cuando Nicolás se enteró de ello, tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la ventana en la casa de aquel hombre. Con ese dinero, se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo por las otras dos. El padre de las jóvenes se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y Ie agradeció expresivamente su caridad. Según parece, con el tiempo, los artistas confundieron las tres bolsas de oro con tres cabezas de niño; de allí nació la absurda leyenda de que el santo había resucitado a tres niños a los que un posadero había asesinado y sepultado en un montón de sal. San Nicolás llegó a la ciudad de Mira precisamente cuando el clero y el pueblo celebraban una reunión para elegir obispo. Dios hizo comprender a los electores que san Nicolás era el hombre indicado para el cargo. Era por entonces el principio del siglo IV, cuando se desencadenaron las persecuciones; «como. Nicolás era el principal sacerdote de los cristianos en esa ciudad y predicaba con toda libertad las verdades de la fe, fue arrestado por los magistrados, quienes le mandaron torturar y le arrojaron cargado de cadenas en la prisión, con otros muchos cristianos. Pero cuando el grande y religioso Constantino, elegido por Dios, fue coronado con la diadema imperial de los romanos, los prisioneros fueron puestos en libertad.

También el ilustre Nicolás recobró la libertad y pudo regresar a Mira». San Metodio afirma que «gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Mira fue la única que no se contaminó con la herejía arriana y la rechazó firmemente, como si fuese un veneno mortal». Pero dicho autor no dice que el santo haya asistido al Concilio de Nicea el año 325. Según otras tradiciones, san Nicolás no sólo asistió al Concilio, sino que dio a Arrio una bofetada en pleno rostro. En visto de ello, los Padres conciliares le privaron de sus insignias episcopales y le encarcelaron. Pero el Señor y su Santísima Madre se le aparecieron allí, le pusieron en libertad y le restituyeron a su sede. San Nicolás tomó también medidas muy severas contra el paganismo y lo combatió incansablemente. Destruyó, entre otros, el templo de Artemisa, que era el principal de la provincia, y los malos espíritus salieron huyendo ante él. El santo protegió también a su pueblo en lo temporal: el gobernador Eustacio había sido sobornado para que condenase a muerte a tres inocentes. En el momento de la ejecución, Nicolás se presentó, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. En seguida, se volvió a Eustacio y le reprendió, hasta que éste reconoció su crimen y se arrepintió. En esa ocasión estuvieron presentes tres oficiales del imperio que iban de camino a Frigia. Cuando dichos oficiales volvieron a Constantinopla, el prefecto Ablavio, que les tenía envidia, los mandó encarcelar por falsos cargos y consiguió que el emperador Constantino los condenase a muerte. Al saberlo, los tres oficiales, recordando el amor de la justicia de que había dado muestras el poderoso obispo de Mira, pidieron a Dios que los salvase de la muerte por sus méritos e intercesión. Esa misma noche, san Nicolás se apareció en sueños a Constantino y le ordenó que pusiese en libertad a los tres inocentes. También se apareció a Ablavio. A la mañana siguiente el emperador y el prefecto tuvieron una conferencia, mandaron llamar a los tres oficiales, y los interrogaron. Cuando Constantino supo que habían invocado a san Nicolás, los puso en libertad y les envió al santo obispo con una carta en la que le rogaba que no volviese a amenazarle y que orase por la paz del mundo. Durante mucho tiempo, ése fue el milagro más famoso de san Nicolás, y prácticamente lo único que se sabía sobre él en la época de san Metodio.

Todos los relatos afirman unánimemente que san Nicolás murió y fue sepultado en Mira. En la época de Justiniano (s. VI), se construyó en Constantinopla una basílica en honor del santo. Un autor griego anónimo del siglo X dice que «el Oriente y el Occidente le aclaman unánimes. Su nombre se venera y se construyen iglesias en su honor en dondequiera que hay seres humanos: en la ciudad y en el campo, en los pueblos, en las islas y en los extremos de la tierra. En todas partes hay imágenes suyas, se predican panegíricos en su honor y se celebran fiestas. Todos los cristianos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, niños y niñas, respetan su memoria e imploran su protección. Y el santo derrama beneficios sin límite a través de las generaciones, entre los escitas, los indios, los bárbaros, los africanos y los italianos». Cuando Mira y su santuario cayeron en manos de los sarracenos, varias ciudades italianas se disputaron el honor de rescatar las reliquias del santo. La rivalidad se manifestó particularmente entre Venecia y Bari y, finalmente, ganó esta última. Las reliquias, robadas bajo las narices de los guardias griegos y mahometanos, llegaron a Bari el 9 de mayo de 1087. En su honor se construyó una iglesia, y el Papa Urbano II asistió a la consagración. La devoción de San Nicolás existía en el Occidente desde mucho antes de la translación de sus reliquias, pero este acontecimiento contribuyó naturalmente a popularizar la devoción, y en Europa comenzó a hablarse de los milagros del santo tanto como en Asia. En Mira, se decía que «el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios». El fenómeno no se interrumpió con la translación de los restos; según se dice, el «maná de San Nicolás» sigue brotando en nuestros días, y ello constituye uno de los atractivos principales para los peregrinos que acuden de toda Europa.

La imagen de san Nicolás aparece más frecuentemente que ninguna otra en los sellos bizantinos. Al fin de la Edad Media, había en Inglaterra más de 400 iglesias dedicadas al santo. Se dice que, después de la Santísima Virgen, San Nicolás es el santo al que los artistas cristianos han representado con más frecuencia. En el Oriente se le venera entre otras cosas, como patrono de los marineros; en el Occidente, como patrono de los niños. Probablemente, el primero de esos patrocinios se originó en la leyenda que afirma que san Nicolás se apareció durante su vida a unos marineros que le habían invocado en una tempestad, frente a las costas de Licia y los llevó sanos y salvos al puerto. Los navegantes del mar Egeo y los del Jónico, siguiendo la costumbre de Oriente, tienen una «estrella de San Nicolás» y se desean buen viaje con estas palabras: «Que san Nicolás lleve el timón». De la leyenda de los tres niños se deriva el patrocinio de san Nicolás sobre los niños y muchas otras prácticas, así eclesiásticas como seculares, relacionadas con ese incidente; tales, por ejemplo, el «niño-obispo» y la costumbre de hacer regalos en la Navidad, originariamente tan común en Alemania, Suiza y los Países Bajos, en lugar de la más latina de hacerlos por Epifanía. Dicha costumbre fue popularizada en los Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo «papista» en un mago nórdico (Santa Claus, Sint Klaes, San Nicolás). La liberación de los tres oficiales imperiales hace que los prisioneros invoquen a san Nicolás. A este propósito se contaban muchos milagros del santo en la Edad Media.

Por curioso que parezca, en Rusia, san Nicolás es todavía más popular que en los países del Mediterráneo oriental y el noroeste de Europa. En efecto, san Andrés Apóstol y san Nicolás son los dos patronos de Rusia, y la Iglesia ortodoxa rusa celebra la fiesta de la traslación de las reliquias. Antes de la Revolución rusa, había tantos peregrinos rusos en Bari, que su gobierno mantenía en dicha ciudad una iglesia, un hospital y un albergue. El santo es también patrono de Grecia, Apulia, Sicilia y Lorena, así como de innumerables diócesis, ciudades e iglesias. La basílica romana de San Nicolás in Carcere fue construida entre el fin del siglo VI y el comienzo del VII. El nombre del santo figura en la preparación de la misa bizantina. Al final del siglo XX, la basílica de San Nicolás de Bari, confiada por el papa Pío XII a los dominicos, es lugar de reunión entre las Iglesias de Oriente y Occidente, y funciona allí el Instituto Ecuménico de Teología San Nicolás. 

Basilio de Seleucia (¿-c. 468), obispo 
Homilía 26, sobre el Buen Pastor ; PG 85, 299

"Se alegra por ella, más que por las noventa y nueve que no se extraviaron"

Pero, miremos ahora a nuestro pastor, Cristo. Miremos su amor por los hombres y su ternura para conducirnos a pastos abundantes. Se alegra con las ovejas que están a su alrededor y busca a las que están descarriadas. Ni montañas ni bosques son obstáculo, él baja a los valles tenebrosos (Sal 22,4) para llegar al lugar donde está la oveja perdida... Habiéndola encontrado enferma, no la desprecia, sino que la cuida; tomándola sobre sus hombros, cura con su propio cansancio a la oveja fatigada. Su cansancio lo llena de alegría, porque ha encontrado la oveja perdida, y esto le cura su pena: "¿Quién de vosotros, dice él, si tiene cien ovejas y pierde una, no abandona las otras noventa y nueve en el desierto para irse en busca de la que está perdida, hasta que la encuentre?" 

La pérdida de una sola oveja, enturbia la alegría del rebaño reunido, pero la alegría de encontrarla cambia esta tristeza: "cuando la ha encontrado, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado mi oveja perdida" (Lc 15,6). Por eso Cristo, que es este pastor, dijo: "Yo soy el buen pastor" (Jn 10,11). "Yo busco la oveja perdida, hago volver a la que se ha extraviado, vendo a la que está herida, curo a la que está enferma" (Ez 34,16).

Cuando estoy y no estoy
Mateo 18, 12-14. II Martes de Adviento. Ciclo A. El Buen Pastor

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
El buen pastor se preocupa por sus ovejas; da su vida por ellas. Y ellas reconocen la voz de su pastor…. Jesús, eres el Buen Pastor y conoces a cada oveja por su nombre. Yo quiero conocerte cada día más, Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Yo también he sido esa oveja por la que has tenido que salir muchas veces.

Irónicamente es en aquellos lugares perdidos en donde te he conocido más profundamente…; en donde te he necesitado y, como siempre, me has encontrado.

Aunque también conozco muy bien a las otras noventa y nueve ovejas. Conozco su felicidad por disfrutar el amor y cuidados de su pastor. No sé cómo pero aun en ese lugar tan privilegiado… me he extraviado, me he perdido… Me he acostumbrado.

Sé que el peor lugar es aquél en el que se está con el cuerpo, pero no con el corazón. Sin embargo, también en ese lugar sales a mi encuentro; me buscas en las profundidades de mí mismo, de mis pensamientos, de la rutina, de mis costumbres. Al final me vuelves a abrazar y tu alegría es cada vez más grande, pues el que yo esté verdaderamente contigo, cuerpo y corazón, es tu mayor querer.

Jesús, gracias por siempre buscarme y llevarme hacia Ti, aun cuando estoy y no estoy… Cuando estoy perdido, y también simplemente cuando te necesito. Dame la gracia de no acostumbrarme ante las manifestaciones más sencillas y las más grandes de tu amor. Dame la gracia de valorar lo que tengo: La fe, la esperanza y el amor, ya que sin esto lo demás no es nada.

«Jesús quiere hacer entender que Dios Padre es el primero en tener una actitud acogedora y misericordiosa hacia los pecadores. Dios tiene esta actitud. En la primera parábola Dios es presentado como un pastor que deja las noventa y nueve ovejas para ir en busca de la que se ha perdido.»

(Homilía de S.S. Francisco, 11 de septiembre de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

En una actividad de las más cotidianas (comer, manejar, levantarme…) pedir el cuidado de Cristo, mi Buen Pastor,  mediante un padrenuestro, rezándolo sin prisas, tratando de estar verdaderamente en su presencia.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!       
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Dios me busca sin descanso
Sigues, hoy como hace muchos años, en busca de tu oveja, con una insistencia amorosa y llena de esperanza.

¿Por qué Dios busca mi regreso? ¿Por qué sigue tras mis huellas? ¿Por qué llama de mil maneras a las puertas de mi alma?

Cada ser humano es hijo, aunque a veces lo olvidamos, aunque a veces perseguimos sombras de grandeza o brillos de placeres vanos.

Mientras nos encandila un espejismo, mientras dejamos que el corazón quede aprisionado en amores falsos, Dios sigue cada uno de mis pasos, Dios espera mi arrepentimiento, Dios suspira que le suplique sus cuidados.

¿Qué gana Dios si dejo mi pecado? ¿Cuál es el motivo de su insistencia? ¿Por qué no deja perecer a quien, ingrato, camina lejos de la casa paterna, a quien busca libertades huecas?

El poeta preguntaba, en medio de su asombro: "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?" Su pregunta es también la mía: ¿por qué no te rindes ante mi pecado, mi egoísmo, mis ingratitudes, mis bajezas? ¿Por qué me buscas sin descanso?

Dios responde con la insistencia de su Hijo, con los reclamos de un Pastor que va tras la oveja rebelde. Como expresaba, en su teatro poético, Tirso de Molina, el deseo de Cristo de recuperar la oveja es tan grande que la acoge también si ha dejado de ser blanca:
(...) mas la gran clemencia
de mi mayoral
dice que, aunque vuelvan,
si antes fueron blancas,
al rebaño negras,
que las dé mis brazos,
y sin extrañeza
requiebros las diga
y palabras tiernas
 (Tirso de Molina, "El condenado por desconfiado").

Sigues, hoy como hace muchos años, en busca de tu oveja, con una insistencia amorosa y llena de esperanza. Como si tu dicha dependiese de mi regreso, de mis lágrimas, de mi conversión sincera.
No puedo seguir con mi respuesta dura, indiferente, distraída. Llega la hora de darte la alegría de permitirte celebrar la fiesta. Descubriré, entonces, que ese gozo tuyo, inmenso, divino, es también el mío...

De San Nicolás a Santa Claus
Su legendaria caridad es el origen del personaje conocido universalmente como Santa Claus o Papá Noel 

Poco se sabe con certeza de San Nicolás más allá de los siguientes datos: nació en Parara de Licia, una antigua provincia del Asia Menor; en su juventud hizo una peregrinación a Egipto y Palestina. Poco tiempo después de su regreso fue nombrado obispo de Mira, capital de Licia, junto al mar Mediterráneo; echado en prisión durante la persecución de Diocleciano por confesar su fe, fue liberado al subir al trono el emperador Constantino.

Posiblemente San Nicolás participó en el Concilio de Nicea en el año 325, donde se condenó la herejía arriana que ponía en duda la divinidad de Jesucristo y se instituyó el credo Nicenciano, el cual es una fuente para el credo posterior que se reza en las misas dominicales. Por otra parte, su nombre no aparece en las antiguas listas de los obispos que participaron en el concilio.

San Metodio afirma que "gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Mira fue la única que no se contaminó con la herejía arriana y la rechazó firmemente, como si fuese un veneno mortal". San Nicolás tomó también medidas severas contra el paganismo y lo combatió incansablemente. Su celo por la justicia es legendario. Cuando el gobernador Eustacio había sido sobornado para condenar a tres inocentes, Nicolás se presentó en el momento de la ejecución, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. Reprendió entonces a Eustacio, hasta que éste reconoció su crimen y se arrepintió. En esa ocasión habían presentes tres oficiales que más tarde, al verse ellos mismos en peligro de muerte le rezaron a San Nicolás. Esa misma noche el santo se apareció en sueños a Constantino y le ordenó que pusiese en libertad a los tres inocentes. Constantino interrogó a los tres y al darse cuenta por ellos de que habían invocado a San Nicolás, los envió libres al santo obispo con una carta en la que le rogaba que orase por la paz del mundo.

Durante mucho tiempo ese fue el milagro mas famoso de San Nicolás, y prácticamente lo único que se sabía de él en la época de San Metodio quién murió en el 847. Devoción a San Nicolás Después de su muerte el 6 de diciembre, de 345 o 352, creció su devoción y aumentaron los reportes de sus milagros. Se convirtió en el patrón de los niños y marineros.

En el siglo VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla en su honor. Su popularidad en esa ciudad (hoy día Estambul) se propagó por todo el Cristianismo. Fue nombrado patrono de Rusia y, gracias a los zares, su devoción aumentó hasta tener mas iglesias dedicadas a su nombre en Rusia que ningún otro santo fuera de la Virgen María.

Es interesante que San Nicolás es popular en Rusia siglos antes de que fuera conocido en el continente Americano. En Alemania la devoción a San Nicolás comenzó bajo Otto II, posiblemente por su esposa Theophano, quien era griega. El obispo Reginald de Eichstaedt (991) escribió "Vita S. Nicholai." El 9 de mayo, de 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira que había caído bajo la invasión musulmana. Se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Fue posiblemente en ese tiempo en que se propagó su devoción en Italia donde se le conoce como San Nicolás de Bari. Sus reliquias todavía se preservan en la Iglesia de San Nicola de Bari, Italia.

En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo, embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los enfermos, para gloria de aquél que había glorificado a Jesucristo, nuestro verdadero Dios". El fenómeno no se interrumpió con la translación de los restos; según se dice, un aceite conocido como el Manna di S. Nicola, sigue brotando de su cuerpo.

San Nicolás es honrado como patrón en los siguientes lugares: Rusia; Nápoles y Sicilia, Italia; Campen, Holanda; Freiburg en Suiza; Lorena; la Diócesis de Liège; también en ciudades de Alemania, Austria y Bélgica. En diferentes lugares es patrón de marineros, mercantes, panaderos, niños y viajeros. Los marineros del mar Egeo y los del Jónico, siguiendo la costumbre del oriente, tienen una "estrella de San Nicolás" y se desean buen viaje con estas palabras: "que San Nicolás lleve tu timón".

Su imagen se representa en el arte en diferentes formas según sus milagros. En Demre (Turquía), la Basílica de San Nicolás está ahora en ruinas y hay dudas sobre cual es su tumba original. Ya no quedan cristianos en la ciudad, pero los negociantes musulmanes han fundado una organización caritativa en su honor que cada año da un premio de paz.

Tratándose de un santo muy popular no faltaron las maravillosas historias que se acumularon a través de los siglos...Leyenda de los marineros

Durante una hambruna, el santo pidió que se organizara una flota para llevar grano a un pueblo que sufría hambre.

La flota sobrevivió una terrible tormenta gracias a la bendición del obispo. En otra ocasión, San Nicolás convenció a unos mercaderes para que entregasen todos los alimentos que tuviesen en su barca. Al llegar a su destino, estos encontraron todos los alimentos en su lugar original.

Leyenda de las tres doncellas 

Se cuenta que en la diócesis de Mira un un vecino de San Nicolás se encontraba en tal pobreza que se decidió a exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para sacar de ese vil mercado el sustento para él y para ellas.... Sin dinero no podían pagar la dote de una, por lo que ninguna se podía casar. Para evitar aquel inhumano lenocinio, San Nicolás tomó una bolsa con monedas de oro y, al amparo de la oscuridad de la noche, la arrojó por la chimenea de la casa de aquel hombre. Con el dinero se casó la hija mayor. San Nicolás hizo lo mismo para favorecer a las otras dos hermanas. En la segunda ocasión, tras ser tirada la bolsa sobre la pared del patio de la casa del pobre, esta se enredó en la ropa que se tendía para secar... El padre se puso al acecho en la ventana, descubrió a su bienhechor y le agradeció su caridad.

Se narra también que San Nicolás resucitó a tres niños que habían sido asesinados y desechados en un barril de sal.

Las antiguas leyendas de los niños y los regalos por la chimenea y las medias dieron lugar en Alemania, Suiza y los Países Bajos a la leyenda del "niño obispo" y sobre todo a la costumbre de que San Nicolás trae secretamente regalos para los niños el 6 de diciembre, día en que la Iglesia celebra su fiesta. Dicha costumbre fue popularizada en los

Estados Unidos por los protestantes holandeses de Nueva Amsterdam, que convirtieron al santo "papista" en un mago nórdico.

Su nombre fue abreviado, no solo a San Nic, sino también a Sint Klaes o Santa Claus. Lamentablemente el Santa Claus moderno ha sido paganizado. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo.

Se mudó de Turquía al Polo Norte, de donde viene por la nieve con venados. El Santa Claus pagano cautivó la imaginación de agentes publicitarios en el occidente.

Como San Nicolás era obispo, se le representa vestido en rojo. Hoy día, "Santa Claus" se utiliza para vender toda clase de cosas y casi nadie recuerda su verdadera historia. Es hora que los cristianos recuperemos a nuestro santo y le enseñemos a nuestros niños que la Navidad es la celebración del Nacimiento de Dios hecho niño. Recordemos pues que San Nicolás fue un santo obispo que se preocupaba por los pobres, especialmente los niños y se hizo famoso por su caridad.

SAN NICOLAS de Mira, también llamado San Nicolás de Bari, murió el 6 de diciembre, del 345 o 352. Su legendaria caridad es el origen del personaje conocido universalmente como "Santa Claus" o "Papá Noel". Cinco papas han llevado el nombre de Nicolás, pero el santo de nuestra historia no fue papa sino obispo. Su fiesta es el 6 de diciembre. 

El Papa en Sta. Marta: Dios no quiere maquillajes sino transformarnos el corazón
El Pontífice señala que debemos pedir la gracia de reconoce nuestros pecados, con motivo de la Navidad que se acerca

ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha puesto en guardia ante el peligro de maquillar nuestros pecados sin realmente avergonzarnos de ellos dentro de nuestro corazón. Lo hizo este lunes en su homilía en la misa matutina de la casa Santa Marta, precisando que debemos dejarnos transformar por Jesús, y saber dar nombre y apellido a nuestros pecados.El desierto florecerá, los ciegos verán, los sordos escucharán, indica la primera lectura del profeta Isaías. Y esto, señaló Francisco, “nos habla de renovación” y esto “era lo que el Pueblo de Israel se esperaba del Mesías”.La gente “no lo seguía porque estaba a la moda: lo seguía porque el mensaje de Jesús llegaba al corazón”, dijo. Añadió que “Jesús no solo cambiaba lo feo en hermoso, de lo malo en bueno: Jesús producía una transformación”. No era “un problema de maquillaje”.Hay un mensaje del Evangelio que se ve claro: antes de curar a ese hombre, Jesús le perdona sus pecados. Y crea nuevamente a ese hombre transformándolo de pecador a justo”. Y esto “escandaliza”. Por este motivo –aseguró el Papa– los doctores de la Ley “iniciaron a discutir y a murmurar”, porque no podían aceptar su autoridad.“Jesús es capaz de transformarnos a nosotros los pecadores en personas nuevas”.

Recordó así que la Magdalena “tenía dentro una llaga, porque era una pecadora” y que ella “intuyó que aquel hombre podría curarle la llaga del alma, re-crearla”.El Pontífice señaló que cuando uno se confiesa y después sigue igual… cuando uno no se deja re-crear por el Señor, pasa a creer que con dos pinceladas de pintura se ha resuelto la historia. “No, mis pecados tienen nombre y apellido: yo hice esto, esto  y esto, y siento vergūenza en el corazón y abro el corazón”. Lamentó que “siempre tratamos de esconder la gravedad de nuestros pecados”, por ejemplo disminuyéndolos, como la gravedad de la envidia, que “es una cosa horrible, semejante al veneno de la serpiente”, que intenta “destruir al otro”. Francisco subrayó una historia que contaba de un hombre santo estudioso de la Biblia, que tenía un carácter muy fuerte, que profería palabras de ira, pero pedía perdón al Señor.  Y después de cada penitencia le preguntaba:

-¿Estás contento Señor?
– No, le respondía.
– Pero te he dado todo.
– No, falta algo, le respondía.
Así este pobre hombre hacia otra y otra penitencia y se sentía repetir:
– No, falta algo.
– ¿Pero que falta Señor?
– Faltan tus pecados. Dame tus pecados, le dijo. “Esto es lo que el Señor nos pide: dame tus pecados y te haré un hombre nuevo y una mujer nueva. Que el Señor nos de fe para creer en esto”.

PAXTV.ORG