Que tu gracia, Señor, me conduzca hasta el fondo de mi corazón

 


 Un momento del exorcismo del Papa

El Papa reflexiona sobre "la lucha entre el demonio y Dios" en Santa Marta

Francisco: "satanás siempre trata de destruir al hombre"

"Los ángeles nos defienden. Defienden al hombre y defienden al Hombre-Dios"

RV, 29 de septiembre de 2014 a las 17:31
  
Satanás inventa "explicaciones humanísticas que van, propiamente, contra el hombre, contra la humanidad y contra Dios"

 

 (Radio Vaticana).- Satanás presenta las cosas como si fueran buenas, pero su intención es la de destruir al hombre, quizá con motivaciones "humanistas".

Los ángeles luchan contra el diablo y nos defienden. Son los conceptos que, en síntesis, presentó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia festeja a los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

El Papa Francisco se refirió a la "lucha entre el demonio y Dios", teniendo en cuenta las imágenes fuertes de las lecturas del día, a saber: la visión de la gloria de Dios relatada por el profeta Daniel con el Hijo del hombre, Jesucristo, ante el Padre; la lucha del arcángel Miguel y sus ángeles contra "el gran dragón, la serpiente antigua, que es llamado diablo" y que "sedujo a toda la tierra habitada", pero que fue derrotado, como afirma el Apocalipsis; y el Evangelio en que Jesús dice a Natanael: "Verán el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre":

"Pero esta lucha se produce después de que Satanás trata de destruir a la mujer que está a punto de dar a luz al hijo. Satanás siempre trata de destruir al hombre: aquel hombre que Daniel veía allí, en la gloria, y que Jesús decía a Natanael que vendría en la gloria. Desde el inicio la Biblia nos habla de esto: de esta seducción para destruir, de Satanás. Tal vez por envidia. Nosotros leemos en el Salmo 8: ‘Tú has hecho al hombre superior a los ángeles', y esa inteligencia tan grande del ángel no podía llevar sobre sus espaldas esta humillación, que una criatura inferior fuera hecha superior; y trataba de destruirlo".

Por tanto, satanás trata de destruir a la humanidad, a todos nosotros:

"Tantos proyectos, excepto los pecados propios, pero tantos, tantos proyectos de deshumanización del hombre, son obra suya, sencillamente porque odia al hombre. Es astuto: lo dice la primera página del Génesis; es astuto. Presenta las cosas como si fueran buenas. Pero su intención es la destrucción. Y los ángeles nos defienden. Defienden al hombre y defienden al Hombre-Dios, al hombre superior, Jesucristo que es la perfección de la humanidad, el más perfecto. Por esto la Iglesia honra a los ángeles, porque son los que estarán en la gloria de Dios - están en la gloria de Dios - porque defienden el gran misterio escondido de Dios, es decir que el Verbo ha venido en la carne".

"El deber del pueblo de Dios - afirmó el Papa - es custodiar en sí al hombre: al hombre Jesús" porque "es el hombre que da vida a todos los hombres". En cambio, en sus proyectos de destrucción, satanás inventa "explicaciones humanísticas que van, propiamente, contra el hombre, contra la humanidad y contra Dios":

"La lucha es una realidad cotidiana en la vida cristiana: en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro pueblo, en nuestras iglesias... Si no se lucha, seremos vencidos. Pero el Señor ha dado esta tarea principalmente a los ángeles: luchar y vencer. Y el canto final del Apocalipsis, después de esta lucha, es tan bello: ‘Ahora se ha cumplido la salvación, la fuerza y el Reino de nuestro Dios y el poder de su Cristo, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, aquel que los acusaba ante nuestro Dios día y noche'".

En fin, el Papa invitó a orar a los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y a "rezar esa oración antigua, pero tan bella, al arcángel Miguel, para que siga luchando para defender el misterio más grande de la humanidad: que el Verbo se ha hecho Hombre, ha muerto y resucitado. Éste es nuestro tesoro. Que Él siga luchando para custodiarlo".

Evangelio según San Lucas 9,51-56. 

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él.

Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: "Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?". Pero él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Meditaciones, c. 18

El camino hacia Jerusalén

El peso de nuestra fragilidad hace que nos inclinemos del lado de las realidades de aquí abajo; el fuego de tu amor, Señor, nos eleva y nos lleva hacia las realidades de allá arriba. Subimos hasta ellas por el impulso de nuestro corazón, cantando los salmos de la subida. Quemamos con tu fuego, el fuego de tu bondad; es él el que nos transporta.

    

¿Adónde nos haces subir de esta manera? Hacia la paz de la Jerusalén celestial. «Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor» (Sl 121,1). Tan sólo el deseo de permanecer allí eternamente puede hacernos llegar hasta ella. Mientras estamos en nuestro cuerpo caminamos hacia ti. Aquí abajo no tenemos ciudad permanente; buscamos sin cesar nuestra morada en la ciudad futura (Hb 13,14). Que tu gracia, Señor, me conduzca hasta el fondo de mi corazón para cantar allí tu amor, a ti mi Rey y mi Dios. [...] Acordándome de esta Jerusalén celestial, mi corazón subirá hasta ella: hacia Jerusalén mi verdadera patria, Jerusalén mi verdadera madre (Gal 4,26). Tú eres su Rey, su luz, su defensor, su protector, su pastor; tú eres su gozo inalterable; tu bondad es la fuente de todos sus bienes inexpresables [...] tú, mi Dios y mi divina misericordia.

30 de septiembre 2014 Martes XXVI Jb 3, 1-3.11-17.20-23.

Job, el hombre de fe se hace preguntas desde el dolor: «¿Qué se saca de llevar a la luz ya la vida a los que sufren y viven amargados?" ¿Te atreves a hacerte las preguntas de Job? Para poder ir a fondo hay que tener el coraje de plantear cuestiones, aunque sean desagradables e inquietantes. Sé valiente! Señor, quiero ir a fondo: que no tenga un desengaño.

San Jerónimo

(340 – 420)  La mejor apología que podemos hacer de San Jerónimo son las palabras que el Papa Benedicto XV le dedica en la Encíclica «Spíritus Paráclitus»: «el máximo doctor que dio el cielo, para interpretar la Divina Escritura».   Nace alrededor del los años 330 en Estridón, una ciudad de Dalmacia.

Educado en Roma con los mejores maestros de la época, pronto destaca por su gran inteligencia. Siendo catecúmeno, se deja arrastrar en alguna ocasión por las malas influencias del ambiente, mas movido por la gracia, al terminar sus estudios, recibe el Bautismo.   Renuncia a los caminos de gloria humana que le brindaba su dominio de los clásicos latinos y se entrega al estudio de la Palabra divina y a una vida de intenso ascetismo.

Después de una etapa viajera se traslada al desierto de Calcis. «Oh soledad dichosa, exclama, si tu padre para detenerte se tiende en el umbral de tu puerta, pasa por encima de él» (Carta a Heliodoro).   Allí el santo anacoreta, entregado de lleno a la oración y el ayuno, se ve envuelto en un mar de tentaciones. Pero sale triunfante de ellas y con la virtudes más acrisolada,  «...porque fiel es Dios que no permite que seamos tentados sobre nuestras fuerzas» (1 Cor. 10, 13).

Poco más de treinta años contaría San Jerónimo cuando se ordena sacerdote.   Hacia el año 382, invitado por el Papa San Dámaso, se traslada a Roma donde llegó a ser nombrado secretario del Sumo Pontífice. Aureolado por el brillo de su santidad y ciencia, se le consulta siempre como defensor de la fe. Por orden del Papa emprende su obra cumbre: la traducción de los Sagrados Libros, que con el nombre de VULGATA, adoptó oficialmente la Iglesia. Hasta que se extinga su vida jamás dejará el estudio de la Sagradas Escrituras. La Orden Jerónima Merced a su influencia saludable, algunas damas de la nobleza dejarán el mundo para llevar vida escondida en Cristo. Muerto el Pontífice, se levantan tal serie de calumnias contra San Jerónimo que, pese a ser probada su inocencia, decide abandonar Roma. «Doy gracias a Dios, decía, porque me ha juzgado digno de que el mundo me odie».

Tras recorrer los Santos lugares, se establece en la gruta de Belén, donde se le unen muchos discípulos y son fundados varios monasterios femeninos por su dirigida Santa Paula, y uno masculino dirigido por el mismo doctor.

Junto a sus trabajos bíblicos, fue inagotable sus labor en defensa del dogma ante la multitud de herejías reinantes..Tras muchos sufrimientos murió el 30 de septiembre del año 420. «Amad la ciencia de la Escritura y no amareis los vicios de la carne», repetía San Jerónimo, «...Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo».

Oremos

Oh Dios, que concediste a San Jerónimo saber gustar de la sagrada Escritura y vivirla intensamente, haz que tu pueblo se alimente cada vez más en tu Palabra y encuentre en ella la fuente de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Vamos a suponer que tenemos el deseo de conocer-amar cada vez más a Jesús. ¿Qué es lo que queremos? Queremos cultivar una amistad. ¿Pero, como cultivamos las amistades? ... Lo hacemos pasando tiempo con el otro y escuchando lo que el otro nos dice. Esto significa mirar y escuchar, esto significa contemplar. 

Cuando miramos y escuchamos el otro, qué es lo que queremos saber? Queremos conocer, claro, su corazón, sus gustos y disgustos, amores y desamores, alegrías y tristezas ... Por supuesto, también nos gustaría tener más información. De dónde es, si tiene más familia, donde estudió ... y así sucesivamente. ¿Pero te basta con eso? ¿Qué más quieres saber de aquella persona ?.

¿Quieres saber todo que siente por su familia, por el lugar donde nació, por su infancia ...? ¿Quieres saber cómo está su corazón: el estado de ánimo, las pasiones, los gustos y disgustos, sus valores?. Y en última instancia, quieres saber cómo la persona se siente contigo. Con Jesús pasa igual. Estar con él, mirar y escuchar, para saber cada vez más quién es Jesús, que le preocupa, cuáles son sus valores, que es lo que Él ama o detesta.

 

El Papa Francisco en Santa Marta

El Papa recuerda las "tragedias" de los "cristianos que son echados de sus casas y pierden todo"

Francisco: "Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales"

"Jesús, cuando se lamenta - ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!' - ¿blasfema?"

Jesús Bastante, 30 de septiembre de 2014 a las 12:22

Rezar, como reza la Iglesia, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que padecen el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanza a la mano

(RV).- También el lamento, en los momentos oscuros, se convierte en oración, peroestemos atentos a los "lamentos teatrales". Lo subrayó el Papa en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Inspirándose en un pasaje del Libro de Job, Francisco recordó a quienes viven "grandes tragedias", como los cristianos echados de sus casas a causa de su fe.

Job maldice el día en que ha nacido, su oración se presenta como una maldición. El Papa Francisco centró su homilía en la Primera Lectura del día, que nos muestra a Job maldiciendo su vida. Al respecto el Papa recordó que "fue puesto a prueba". "Perdió toda su familia; perdió todos sus bienes; perdió la salud y todo su cuerpo se convirtió en una llaga, una llaga asquerosa". En aquel momento - subrayó Francisco - "perdió la paciencia y dijo esas cosas feas". Pero él estaba acostumbrado a hablar con la verdad y esa es la verdad que "él siente en aquel momento". También Jeremía - destacó el Papa - "usa casi las mismas palabras: ‘¡Maldito el día en que nací!'". "¿Pero este hombre blasfema? Es la pregunta que hago, dijo el Pontífice. Este hombre que está solo, así, en ese momento, ¿blasfema?".

"Jesús, cuando se lamenta - ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!' - ¿blasfema? El misterio es éste. Tantas veces yo he escuchado a personas que están viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten solas y abandonadas y vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué? Se rebelan contra Dios. Y yo digo: ‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración'. Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘¡Por qué me has abandonado!'".

Es una "oración la que hace Job aquí. Porque - evidenció el Papa - rezar es llegar a ser verdad ante Dios. Y Job no podía rezar de otro modo". "Se reza con la realidad - añadió Francisco - la verdadera oración viene del corazón, del momento que uno vive". "Es la oración de los momentos de oscuridad, de los momentos de la vida donde no hay esperanza, donde no se ve el horizonte":

"Y tanta gente, tanta hoy, está en la situación de Job. Tanta gente buena, como Job, no entiende lo que le ha sucedido, porqué es así. Tantos hermanos y hermanas que no tienen esperanza. Pensemos en las tragedias, en las grandes tragedias, por ejemplo estos hermanos nuestros que por ser cristianos son echados de sus casas y pierden todo: ‘Pero, Señor, yo he creído en ti. ¿Por qué? ¿Creer en Ti es una maldición, Señor?'".

"Pensemos en los ancianos dejados de lado - prosiguió diciendo el Papa - pensemos en los enfermos, en tanta gente sola, en los hospitales". Para toda esta gente, y "también para nosotros cuando vamos por el camino de la oscuridad - aseguró Francisco - la Iglesia reza.¡La Iglesia reza! Y toma sobre sí este dolor y reza". Y nosotros, "sin enfermedades, sin hambre, sin necesidades importantes - exhortó el Pontífice - cuando tenemos un poco de oscuridad en el alma, nos creemos mártires y dejamos de rezar". Y hay quien dice: "¡Estoy enojado con Dios, no voy más a Misa!". "Pero, ¿por qué?" - se preguntó el Papa -. La respuesta, dijo, es "por una cosa pequeñita". Francisco recordó que Santa Teresita del Niño Jesús, en los últimos meses de su vida, "trataba de pensar en el cielo, y sentía dentro de sí como si una voz le dijera: ‘Pero no seas tonta, no te crees fantasías. ¿Sabes qué cosa te espera? ¡Nada!'".

"Tantas veces pasamos por esta situación, vivimos esta situación. Y tanta gente que cree que terminará en la nada. Y ella, Santa Teresa, rezaba y pedía fuerza para ir adelante, en la oscuridad. Esto se llama entrar en paciencia. Nuestra vida es demasiado fácil, nuestros lamentos son lamentos teatrales. Ante éstos, ante estos lamentos de tanta gente, de tantos hermanos y hermanas que están en la oscuridad, que prácticamente han perdido la memoria, la esperanza - que viven ese exilio de sí mismos, son exiliados, también de sí mismos - ¡nada! Y Jesús ha hecho este camino: de la noche al Monte de los Olivos hasta la última palabra de la Cruz: ‘Padre, ¡por qué me has abandonado!'".

Francisco indicó por último dos "cosas" que pueden servir. "Primero: prepararse, para cuando vendrá la oscuridad", que quizá no sea tan dura como la de Job, si bien, dijo "tendremos un tiempo de oscuridad. Preparar el corazón para aquel momento". Y segundo: "Rezar, como reza la Iglesia, con la Iglesia por tantos hermanos y hermanas que padecen el exilio de sí mismos, en la oscuridad y en el sufrimiento, sin esperanza a la mano". Es la "oración de la Iglesia - concluyó el Papa - por estos tantos ‘Jesús que sufren, que están por doquier".

Francisco, en el punto de mira del Estado Islámico

El Papa, a los gendarmes: "Vigilad las puertas y las ventanas"

Francisco, sobre las amenazas: "La peor bomba que hay dentro del Vaticano son los chismes"

La Policía italiana evalúa "con mucho cuidado" los avisos del Estado Islámico

Redacción, 30 de septiembre de 2014 a las 08:42

El Vaticano representa un enemigo para los extremistas islámicos, especialmente después de los ataques a las Torres Gemelas

El papa Francisco aseguró a los gendarmes vaticanos, en relación con una supuesta amenaza yihadista contra el Vaticano, que ya"hay bombas dentro" en alusión a lo que calificó de "chismes", informó hoy "L'Osservatore romano".

"Vosotros, los centinelas, vigilad las puertas, las ventanas, para que no entre una bomba", dijo el pontífice en la homilía de una misa celebrada el pasado sábado y cuyo contenido difundió hoy el diario oficial vaticano.

Pero Francisco añadió: "quiero deciros una cosa un poco triste: hay bombas dentro, hay bombas peligrosísimas dentro", y agregó que se refería a "los chismes", de los que dijo que son "cizaña" y "una bomba que destruye la vida".

"La peor bomba que hay dentro del Vaticano son los chismes", aseguró el papa Bergoglio.

No es la primera vez que Francisco se refiere a los "rumores" o "chismes", pues ya en febrero pasado declaró ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro que"los chismes pueden matar, porque matan la fama de las personas".

El pontífice argentino, que en varios discursos ha criticado el vicio de contar chismes y sus repercusiones, también en el seno de la Iglesia católica, añadió: "al principio puede parecer divertido" pero "después contar chismes nos llena el corazón de amargura y nos envenena a nosotros mismos".

La alusión a la seguridad del Vaticano la hizo este fin de semana el papa después de que los medios de comunicación italianos informaron de que la seguridad del pequeño Estado se ha visto reforzada por una supuesta amenaza de ataques yihadistas.

A principios de este mes, el vicepresidente del Comité Parlamentario para la Seguridad de la República italiana (COPASIR), Giuseppe Esposito, reconoció que existe riesgo de que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) atente contra el Vaticano, pero matizó que esta amenaza está "bajo control".

El vicepresidente del COPASIR se refirió a la amenaza que realizó -dijo- el autoproclamado califa del EI, Abu Bakr al Baghdadi, en julio, cuando afirmó que quería "conquistar Roma y el Vaticano".

"El Vaticano representa un enemigo para los extremistas islámicos (...) especialmente después de los ataques a las Torres Gemelas", el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, dijo entonces Esposito al diario "Il Mattino".

Preguntado por el grado de fiabilidad de estos riesgos, Esposito aseguró que "no sólo son amenazas creíbles", sino que además deben ser "evaluadas con mucho cuidado".

He venido a salvar a los hombres

Lucas 9, 51-56. Tiempo Ordinario. Perdonemos hoy con humildad a quien nos ofenda, a ejemplo de Cristo.
 
He venido a salvar a los hombres

Oración Introductoria



Padre bueno, que fácilmente juzgo a los demás en vez de estar más alerta sobre mi propio comportamiento, por eso yo si quiero recibirte hoy en mi corazón, sé que tu presencia en mi vida logrará cambiar las actitudes negativas que me alejan de la santidad. 



Petición



¡Ven Señor Jesús! Transforma mi debilidad en fuerza de amor. 



Meditación del Papa Francisco



Jesús reprende a los dos apóstoles que querían hacer bajar fuego del cielo sobre aquellos que no le habían acogido y ha advertido que le camino del cristiano no es una vía de venganza. El camino del cristiano es el de la humildad, de la mansedumbre.


Nos hará bien pensar en este espíritu de humildad, de ternura, de bondad. Un espíritu humilde que el Señor quiere de todos nosotros.

¿Dónde está pues el poder que nos lleva a este espíritu? Justamente en el amor, en la conciencia de que estamos en las manos del Padre. Cuando uno escucha esto, no es para hacer descender fuego del cielo. Porque viene el otro espíritu, el de la caridad que todo lo sufre, todo lo perdona, que no es jactancioso, que es humilde, que no se busca a sí mismo. Alguno puede decir, y existieron algunos filósofos que la pensaban así, que se trata de una humillación de la majestad del hombre, de la grandeza del hombre. Esto es estéril. (Cf. S.S. Francisco, 1 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta)



Reflexión



Podemos llamar a este pasaje "el evangelio del perdón sincero". Cristo manda a sus apóstoles a prepararle el camino, para avisar a la gente de ese pueblo que iba a parar allí. 

Pero esas personas de Samaría, en lugar de descubrir a Cristo entre el grupo de viajeros, sólo se fijaron en que "tenían intención de ir a Jerusalén". En ese tiempo los samaritanos no se hablaban con los demás judíos que bajaban a Jerusalén. ¡Qué ofensa para Cristo! Por eso los apóstoles le preguntan si quiere que pidan que les caiga fuego del cielo. Esta propuesta de los apóstoles molestó más a Cristo que la ofensa recibida por el pueblo. ¿No vino Cristo a predicar el perdón? ¿No vino Cristo a morir por amor a toda la gente de ayer, de hoy y de siempre, para salvarnos y llevarnos al cielo? ¿Cómo, pues, iba a permitir que una pequeña ofensa mereciera un castigo así de grande? No. Y dice el Evangelio que Cristo les reprendió enérgicamente. 

Por tanto, aprendamos de Cristo a perdonar. Pero a perdonar de corazón. Sí, nos cuesta, pero si pedimos ayuda a Cristo, nuestro corazón se liberará de un peso enorme, respirará paz, la paz que sólo Cristo da a los que se la piden y luchan por conseguirla y mantenerla. 



Propósito



Perdonemos hoy a aquel que nos ofenda, a ejemplo de Cristo, que murió en esa Cruz y se ofreció como víctima al Padre tanto por los que le iban a amar como por los que le iban a crucificar.



Diálogo con Cristo



Jesucristo, quiero recibirte en mi interior con sencillez, apertura y humildad. Me pongo de rodillas ante Ti y te digo que acepto tu Reino. Quiero configurar toda mi vida con tu Evangelio. Quiero cambiar mis criterios, mis reacciones altaneras, para que todo lo haga por amor. Quiero saber agradecer y valorar a tantas personas santas que has puesto en mi camino. Dame tu gracia para que todo esto sea posible.

Para meditar las palabras del Ave María

Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros. Dios te salve, María, llena eres de gracia.
 
Para meditar las palabras del Ave María

Vamos a meditar las palabras del Ave María, para que al repetirlas disfrutemos mas el Rosario. Recuerda "Octubre, mes del Rosario"



Dios te salve



Te saludo con todo mi amor y con toda la alegría de mi corazón. ´Dios te salve, Bendita. Y bendícenos a nosotros,
los hijos de la Bendita entre todas las mujeres. Todos tus hijos del mundo, en las ciudades populosas, en los valles y montañas de los cinco continentes te saludan a diario cuando rezan el avemaría. Yo me uno a ese coro de hijos amantes y felices, Oh Madre bendita. Sí, bendita mil veces, bendita para siempre. Dios te salve…



María



Me encanta pronunciar tu nombre porque es el tuyo: María, Virgen María, Santa María de Guadalupe. Tu nombre ha poblado de bellas iglesias las ciudades y las montañas. Lo pronuncian con grandísimo amor y ternura
los jóvenes, los adultos y los niños, Tu nombre lo llevan con orgullo santo millones de mujeres del mundo cristiano. Porque te aman y porque quieren parecerse a Ti. Necesitamos de verdad en nuestro mundo 
muchas Marías que tengan un corazón  parecido al tuyo. María bendita, míranos con tus ojos de cristal,
con tus ojos purísimos de paloma, y llénanos de tu perfumada presencia, de tu ternura inmensa, de tu fe y de tu amor. Dios te salve, María…

Llena eres de gracia



Cántaro que rebosa de la gracia, de la vida de Dios, de su amor inefable, de su santidad. Más santa y pura que todos los santos, más que los querubines y serafines. Por eso la belleza de tu alma y de tu rostro
son el encanto de tu Dios. Y el encanto de nosotros también. Nos colma de tanta alegría saber que nuestra madre es tan santa, tan bella, tan pura y tan sencilla. Así te saludó el ángel: Llena de gracia, impresionado de tu alma. Dios te salve, María, llena eres de gracia…

El Señor es contigo



Esta frase de la Biblia siempre va después del “No tengas miedo”. Desde que naciste Dios ha estado contigo,
porque te cuidó como a su perla preciosa, a su rosa exquisita. Él te preparó desde muy niña con sus manos santas para que fueras después su Madre santa. Todo el amor infinito de Dios cuidando una flor llamada María. Estuvo contigo en tus años de infancia cuidando a la niña más bella, más santa, más querida. Te cuidó en la adolescencia preparando tu alma y tu cuerpo bendito y santísimo para la maternidad. El Señor está contigo: Te lo dijo un arcángel y él sabía lo que decía.

Contigo estuvo en los años de tu embarazo, 
dentro de tu seno, haciéndose un niño por amor a nosotros. Toda tu vida terrena estuvo contigo. Y Tú estuviste con Él. Fuiste madre, nueva Eva, corredentora. Estuvo contigo en la cruz, muriendo junto a Ti.
También estuviste Tú con Él,  hasta que murió en el patíbulo y pasó de los brazos muertos de la cruz a los brazos vivos y amorosos de su madre. Estuvo contigo en los años de tu soledad, santificando a su madre amadísima, para que llegara al cielo resplandeciente como el sol y blanca como la luna. Contigo está y estará por toda la eternidad en el cielo. Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo….



Bendita Tú eres entre todas las mujeres



¿Qué es Eva comparada contigo? ¿Qué son las mujeres de la tierra junto a Ti? Tú eres la imagen perfecta, única de la mujer que quiso crear. Por eso, las mujeres, si no se llaman Marías,  al menos deben serlo, parecerse a Ti que eres el modelo preciosísimo de la mujer cristiana. Querer llamarse como Tú es una buena elección.

Pero parecerse a Ti debe ser su ideal. Modelo de niña y mujer, adorable modelo de madre y esposa.


Porque Tú pasaste por todas las etapas  del crecimiento de la mujer, enseñando cómo se puede ser una gran mujer, una mujer santa, un apóstol de Jesús, y, además, una mujer feliz... Con muy poco presupuesto, en una casita humilde, pero donde estaba Dios, y donde Dios está nada hace falta. La pobre casita de María rebosaba de amor, de santidad y de felicidad. Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres… 



Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús



Bendita la flor, bendito también el fruto. Jesús, el amado del Padre ha nacido de Ti como la rosa del rosal.


La rosa pertenece al rosal. Jesús te pertenece, es tuyo, hijo tuyo, fruto de tus purísimas entrañas. Y Tú eres de Jesús, toda de Jesús, pues Él, además de ser hijo tuyo, es tu Dios omnipotente, del que te consideras su esclava. Jesús y Tú sois, además, de nosotros.

Jesús, porque Tú nos lo diste, en un gesto de amor único y lleno de misericordia… Y Tú nos perteneces porque Él te convirtió en Madre, en Madre nuestra.

Entre las palabras que siempre meditas  en tu corazón, están éstas: “Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre”.


Para nosotros esta sola frase constituye todo un evangelio, una buena nueva. Si Jesús es nuestro, si María es nuestra, ¿qué dificultad nos podrá derrotar? ¡Qué poco felices nos atrevemos a ser cuando nos han dado la llave de la felicidad, de la felicidad completa y eterna! Dios te salve, María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, Bendita Tú eres entre todas las mujeres Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.



Santa María



Si María es tu nombre, santa, santísima es tu sobrenombre, La cualidad que siempre va con tu nombre. Por eso tu nombre nos produce inmensa alegría y al mismo tiempo gran respeto. Santa María, dulce María, eres bellísimo jardín  donde crecen las flores más bellas. Espiga dorada pletórica de fruto, mística rosa, perfumada y más pura que todas las rosas del mundo. Santa María, dulce Madre, Virgen pura, Reina bellísima y sencilla campesina de la entrañable campiña de Nazaret.



Madre de Dios



Te amamos como Madre nuestra  y te veneramos como madre de Dios, grandeza incomparable que te ennoblece y nos llena de orgullo santo, porque nuestra madre es también madre de Dios. Para tan alto privilegio se requería una Madre virgen una virgen santa una mártir del alma una criatura llena de gracia
y una humildísima esclava del Señor, que supiera decir: Hágase en Mí según tu palabra. ¿Cómo pudiste poseer al mismo tiempo la máxima grandeza y la más fina y profunda humildad?  Dios te consideró digna madre suya. Aceptó ser Hijo de tus entrañas. Te hizo grande el que todo lo puede y tú te hiciste pequeña como una esclava al completo servicio de tu Señor. Madre y esclava del Señor. Como Madre de Dios me infundes un respeto inmenso. Como esclava del Señor una ternura infinita.



Ruega por nosotros, pecadores



Somos tus hijos pecadores Somos hijos pródigos que hemos recorrido los senderos del pecado y del hastío.
Fuimos hijos de una madre pecadora, antes de ser aceptados por una Madre Inmaculada. Ruega a tu Hijo omnipotente, Tú que eres la omnipotencia suplicante. Ruega siempre para que no nos engañe más el padre de la mentira. Dile a Jesús que no tenemos vino, que se nos ha terminado la alegría y el amor. Pide para nosotros el milagro de la resurrección cuando caemos muertos de cansancio y de dolor. El que dijo ser la resurrección y la vida es hijo tuyo. El que dijo ser la Verdad y la Vida, te llama Madre. Entonces, suplícale que nos otorgue la resurrección y la vida. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…



Ahora…



El día de hoy, El día de las oportunidades de santificarnos o de pecar. Hoy, el día al que le basta su afán.


El único día que tenemos en las manos. Que lo llenemos de amor y de bondad. Ahora líbranos de caer en la tentación. Hoy que sepamos amar a nuestros prójimos, Hoy que no endurezcamos el corazón, Hoy que oigamos la voz del Espíritu Santo. Ahora, en este presente que se transforma constantemente en futuro. 
Hoy, que el día de hoy amemos, nos santifiquemos, Seamos instrumentos de la paz de Jesús. Hoy, en esta pequeña vida que es el día presente.



Y en la hora de nuestra muerte. Amén.


En ese momento en el que se juega nuestra salvación eterna. Ese último día que sepamos decir un último “Te amo en este mundo” para repetirlo en la otra vida por siempre. Ruega por los que en ese momento
no están preparados, para que si no vivieron en gracia, mueran en gracia de Dios y no vayan al eterno dolor.


Ruega por los niños cuyo primer día de vida coincide con el de su terrible muerte. Así como lograste que el buen ladrón se arrepintiera el día de su muerte, consigue esa misma gracia a los pecadores más rudos, a los que no aceptan a tu Hijo. Une a la misericordia de Dios, tu bondad maternal para salvarles de las garras de satanás, de la eterna condenación. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

 

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