«Vosotros veréis subir y bajar a los ángeles sobre el hijo del Hombre»
- 29 Septiembre 2014
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Francisco y Benedicto se abrazan ante los ancianos
Fiesta de ancianos y abuelos con los dos Papas en la Plaza de San Pedro
Francisco clama que "las residencias de ancianos sean casas y no prisiones"
"El abandono y el descarte de los ancianos es una auténtica eutanasia escondida y ocultada"
José Manuel Vidal, 28 de septiembre de 2014 a las 10:29
Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que no tiene futuro, porque pierde la memoria y corta sus propias raíces
(José Manuel Vidal).- Día espléndido de luz y sol en Roma, para acoger a más de 50.000 ancianos, en torno a los dos Papas. Porque, en la Plaza de San Pedro, junto a Francisco, quiso estar presente el Papa emérito,Benedicto XVI. Celebrando juntos la gran fiesta de homenaje a la ancianidad. Francisco aprovechó para pedir residencias humanas, "casas y no prisiones", y para denunciar la cultura del descarte, "auténtica eutanasia escondida".
Monseñor Paglia introduce la ceremonia, una fiesta de familia, con fe, alegría, ternura y conmoción.
"Es un placer estar aquí, con usted y con el Papa Benedicto, que sentimos como el primer anciano entre nosotros"
"Esta plaza es hoy una bendición, aunque algunos piensen que la vejez es un naufragio"
"La vejez es bella"
"Los ancianos de esta plaza se niegan a ser descartados"
"¡Vivan los ancianos, vivan los abuelos"
"Es cierto que ser anciano es complicado"
"El vino, envejeciendo, mejora"
A continuación intervienen varios ancianos con sus testimonios
Los primeros son dos ancianos de Irak, que lloran contando su triste historia de iglesias destruidas y familias asesinadas. "La guerra es una locura y espero que el mundo aprenda esta lección". El Papa se acerca, para abrazarlos.
A continuación un capuchino de 87 años cuenta lo que su congregación hace por los ancianos y se emociona tanto que casi no puede seguir leyendo su testimonio. Y pide disculpas.
Y Francisco lo mira, emocionado y lleno de ternura. Entre los diversos testimonios, hay cantos y poemas.
Algunas frases del discurso del Papa
"Santidad, queridos hermanos y hermanas, buenos días"
"Gracias por haber venido tan numerosos"
"Hoy es vuestra fiesta, nuestra fiesta"
"Gracias especialmente por la presencia del Papa emérito Benedicto XVI"
"Dije tantas veces que me gusta que viva en el Vaticano porque es como tener el abuelo sabio en casa"
"He escuchado vuestros testimonios"
"Una era diferente, la de los ancianos llegados de Irak, que huyeron de una violenta persecución"
"La violencia contra los ancianos es inhumana, como aquella contra los niños"
"Pero Dios no os abandona. Está con vosotros"
"Sois memoria para vuestro pueblo y para la gran familia de la Iglesia. Gracias"
"Los ancianos son árboles que siguen dando fruto"
"La vejez es un tiempo de gracia, en el que el Señor nos renueva su llamada. Nos llama a custodiar y transmitir la fe. Nos llama a rezar, a interceder. Nos llama a ser cercanos a los que lo necesitan"
"Los ancianos, cuando rezan, su oración es fuerte y potente"
"Trasmitir la experiencia de la vida, de una comunidad, de un pueblo, compartir sabiduría y fe"
"El abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces"
"En los países en los que la persecución religiosa fue cruel, por ejemplo, la Albania, fueron los abuelos los que llevaron a los nietos a bautizarse a escondidas. Salvaron la fe en ese país"
"Que las residencias de ancianos sean realmente casas y no prisiones. Y sean realmente para los ancianos y no para los intereses de otros"
"No deben ser instituciones donde los ancianos vivan olvidados"
"Las residencias deberían ser pulmones de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia"
"Deberían ser santuarios de humanidad"
"Existe también la realidad del abandono de los ancianos, el descarte de los ancianos es una auténtica eutanasia escondida y ocultada. Se descartan los niños, los jóvenes sin trabajo y los ancianos"
"Luchar contra esta venenosa cultura del descarte"
"Una sociedad diferente, más inclusiva, más humana"
"Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los trata bien es un pueblo que no tiene futuro"
"Porque pierde la memoria y corta sus propias raíces"
"Árboles vivos que, incluso en la vejez, siguen dando fruto"
"Acariciad a los niños y dejarse acariciar por un abuelo y una abuela"
Texto completo del discurso del Papa:
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
¡Gracias haber venido en tan gran número! Y gracias por su acogida festiva:
¡hoy es su fiesta, nuestra fiesta! Agradezco a monseñor Paglia y a todos los que la han preparado. También agradezco en especial la presencia del Papa Emérito Benedicto XVI. Tantas veces he dicho que me gusta tanto que viva aquí en el Vaticano, porque es como tener al abuelo sabio en casa ¡Gracias!
He escuchado los testimonios de algunos de ustedes, que presentan experiencias comunes a tantos ancianos y abuelos. Pero uno era diferente: el de los hermanos que vinieron desde Kara Qosh, escapando de una persecución violenta. ¡A todos ellos juntos les decimos "gracias" de forma especial! Es muy bello que ustedes hayan venido aquí hoy: es un don para la Iglesia. Y nosotros les ofrecemos nuestra cercanía, nuestra oración y nuestra ayuda concreta. La violencia contra los ancianos es inhumana, así como la que se comete contra los niños. ¡Pero Dios no los abandona, está con ustedes! Con su ayuda, ustedes son y seguirán siendo la memoria de su pueblo; y también para nosotros, para la gran familia de la Iglesia. ¡Gracias!
Estos hermanos nos dan testimonio de que aun en las pruebas más difíciles, los ancianos que tienen fe son como árboles que continúan dando frutos. Y esto vale también en las situaciones más ordinarias, donde, sin embargo, puede haber otras tentaciones, y otras formas de discriminación. Hemos escuchado algunas en los otros testimonios.
La vejez, de forma particular, es un tiempo de gracia, en el que el Señor nos renueva su llamado: nos llama a custodiar y transmitir la fe, nos llama a orar, especialmente a interceder; nos llama a estar cerca de los necesitados ... pero los ancianos, los abuelos tienen una capacidad para comprender las situaciones más difíciles: ¡una gran capacidad! Y cuando rezan por estas situaciones, su oración es más fuerte ¡es poderosa!
A los abuelos, que han recibido la bendición de ver a los hijos de sus hijos (cf. Sal 128,6), se les ha confiado una gran tarea: transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo; compartir con sencillez una sabiduría, y la misma fe: ¡el legado más precioso! ¡Felices esas familias que tienen a los abuelos cerca! El abuelo es padre dos veces y la abuela es madre dos veces. Y en aquellos países donde la persecución religiosa ha sido cruel, pienso por ejemplo en Albania, donde estuve el domingo pasado; en aquellos países han sido los abuelos los que llevaban a los niños a bautizar a escondidas, los que les dieron la fe ¡Qué bien actuaron! ¡Fueron valientes en la persecución y salvaron la fe en esos países!
Pero no siempre el anciano, el abuelo, la abuela, tiene una familia que puede acogerlo. Y entonces bienvenidos los hogares para los ancianos ... con tal de que sean verdaderos hogares, y ¡no prisiones! ¡Y que sean para los ancianos - sean para los ancianos - y no para los intereses de otras personas! No debe haber institutos donde los ancianos vivan olvidados, como escondidos, descuidado. Me siento cerca de los numerosos ancianos que viven en estos institutos, y pienso con gratitud en los que los van a visitar y los cuidan. Los hogares para ancianos deberían ser los "pulmones" de humanidad en un país, en un barrio, en una parroquia; deberían ser "santuarios" de humanidad, donde los que son viejos y débiles son cuidados y custodiados como un hermano o una hermana mayor. ¡Hace tanto bien ir a visitar a un anciano! Miren a nuestros chicos: a veces los vemos desganados y tristes; van a visitar a un anciano, y ¡se vuelven alegres!
Pero también existe la realidad del abandono de los ancianos: ¡cuántas veces se descarta a los ancianos con actitudes de abandono que son una verdadera eutanasia escondida! Es el efecto del descarte que tanto daño hace a nuestro mundo. Se descarta a los niños, a los jóvenes y a los ancianos con el pretexto de mantener un sistema económico "equilibrado", en cuyo centro no está la persona humana, sino el dinero. ¡Todos estamos llamados a contrarrestar esta cultura del descarte!
Nosotros, los cristianos, junto con todos los hombres de buena voluntad, estamos llamados a construir con paciencia una sociedad diversa, más acogedora, más humano, más inclusiva, que no necesita descartar a los débiles de cuerpo y mente, aún más, una sociedad que mide su propio "paso" precisamente sobre estas personas.
Como cristianos y como ciudadanos, estamos llamados a imaginar, con fantasía y sabiduría, los caminos para afrontar este reto. Un pueblo que no custodia a los abuelos y no los tratan bien no tiene futuro: pierde la memoria, y se desarraiga de sus propias raíces. Pero cuidado: ¡ustedes tienen la responsabilidad de mantener vivas estas raíces en ustedes mismos! Con la oración, la lectura del Evangelio, las obras de misericordia. Así permanecemos como árboles vivos, que aun en la vejez no dejan de dar frutos.
Evangelio según San Juan 1,47-51.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 11 sobre el Salmo «Quien habitará» 6,10-11. Los ángeles suben y bajan
«Vosotros veréis subir y bajar a los ángeles sobre el hijo del Hombre». Ellos suben por ellos, y descienden por nosotros, o más bien descienden con nosotros. Estos dichosos espíritus suben por la ley de la contemplación de Dios, y descienden para tener cuidado de nosotros y para guardarnos en todos nuestros caminos (Ps 91,11). Suben hacia Dios para alegrarse en su presencia; y descienden hacia nosotros para obedecer sus órdenes, pues les ha pedido tener cuidado de nosotros. Sin embargo, descendiendo hacia nosotros, no son privados en un punto de la gloria que les da la felicidad, ellos ven siempre el rostro del Padre. [...]
Cuando suben a la contemplación de Dios, buscan la verdad en cuyo colmo están sin interrupción por el deseo, y lo que desean siempre es la posesión. Cuando descienden, ejercen hacia nosotros la misericordia, después ellos nos guardan en todos nuestros caminos. Pues estos dichosos espíritus son los ministros de Dios que nos han sido enviados para ayudarnos (He 1,14); y en esta misión no es a Dios a quien rinden servicio sino a nosotros. Ellos imitan en eso la humildad del Hijo de Dios que no ha venido a ser servido, sino a servir, y que ha vivido en medio de sus discípulos, como si él fuera su servidor (Mt 20, 28). La utilidad que los ángeles sacan siguiendo esos caminos, es su propia felicidad y la perfección de la obediencia en la caridad; y eso que nosotros mismos recogeremos, es la comunicación que nos ha hecho la gracia de Dios y la ventaja de ser guardados por ellos en nuestros caminos. [...]
Dios ha dado órdenes a sus ángeles, no para sacarte de tus caminos, sino de guardarte cuidadosamente, y de conducirte en los caminos de Dios por los que ellos mismos siguen. ¿Cómo eso, me dices tú? Los ángeles, bien seguro, actúan en toda pureza y por la caridad solo, pero tú al menos, contrario y entendido por la necesidad de tu condición, desciendes, condesciendes con tu prójimo actuando la prueba de la misericordia hacia él, pues siempre la imitación de los ángeles, eleva tu deseo y, todo el ardor de tu corazón, esfuérzate en subir hasta la eterna verdad.
Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael
De todos modos, si nuestro futuro está en lo cielos, ¿por qué no anticiparlo lo más posible? ¿Por qué no vivir en la tierra, como si ya estuviéramos en el cielo? Si hemos de vivir para siempre en el cielo con nuestros hermanos, ¿por qué no entrenarnos ya ahora con verdadero amor?. ¿Por qué, durante nuestra jornada terrena, no buscamos más espacios para conversar con Jesús y con la Virgen María? ¿Por qué no cultivamos una amistad más íntima con nuestros santos predilectos? ¿Por qué no tenemos más familiaridad con los ángeles? Y esto, no para desentendernos de nuestros compromisos temporales, sino para ser más responsables.
Miguel significa "¿quién como Dios?" Fue su divisa de guerra contra Lucifer y los ángeles rebeldes cuando quisieron igualarse con el Creador. Miguel es el jefe de la milicia celestial, es el príncipe de la luz. Es el defensor de la justicia, por lo que se le representa con una balanza. Es el protector y defensor de la Iglesia. Es la fiesta más antigua en honor de los ángeles. Es patrono de radiólogos y de los policías.
Gabriel significa "fortaleza de Dios". Es el anunciador, el gran mensajero celestial. A Daniel le anunció la venida del Mesías. A Zacarías le anunció el nacimiento del precursor de Jesús, Juan el Bautista. Y seis meses después se presentó en Nazaret y trajo a María la noticia más grande y feliz de todos los siglos: el Amor eterno la había escogido para ser madre del Redentor. Es patrono de las comunicaciones y de los filatelistas. El Embajador San Gabriel es también patrono de los embajadores.
Rafael significa "medicina de Dios". Curó a Tobit y acompañó a su hijo Tobías en el viaje que emprendió enviado por su padre. Curó también a Sara, la mujer de Tobías. Es el acompañante fiel y portador de salud. Es patrono de los novios y de los esposos. Los enfermos de peste, los farmacéuticos y los médicos. Los caminantes, los marineros.
29 de septiembre 2014 Lunes San Miguel y todos los ángeles Ap 12, 7-12
Hoy la Iglesia nos propone el texto del Apocalipsis que en su comienzo nos informa que: "Estalló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles atacaron el Dragón. El Dragón se defendía con sus ángeles, pero no pudieron resistir ». Es la lucha del bien contra el mal, una lucha que aún continúa de una manera u otra. ¿Qué criterios debemos utilizar para distinguir el bien del mal? Una pista nos la da el mismo texto: «Ellos lo han vencido por la sangre del Cordero y por el testimonio de su martirio, ya que no estimaron tanto la vida que les diera miedo la muerte». Señor, que siempre sepa luchar sin desfallecer por tu causa.
Los ángeles, mensajeros de Dios
Juan 1, 47-51. Fiesta Santos Arcángeles. Siempre nos traen la alegría y esperanza en Dios. De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos.
Oración introductoria
Señor, como Natanael, quiero ser sincero y auténtico, en mi mente y en mi corazón, para tener la posibilidad real de tener un encuentro de amor contigo en esta oración. Tú sabes que trato de ser fiel a mi fe, que confío en tu providencia y misericordia, y que te amo con todo mi corazón. Envía tu Espíritu Santo para que ilumine y guíe esta meditación.
Petición
Ángel de mi guarda, ayúdame a ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.
Meditación del Papa Benedicto XVI
También la vocación de Pedro, según escribe el evangelista Juan, pasa a través del testimonio de su hermano Andrés, el cual, después de haber encontrado al Maestro y haber respondido a la invitación de permanecer con Él, siente la necesidad de comunicarle inmediatamente lo que ha descubierto en su "permanecer" con el Señor: "Hemos encontrado al Mesías -que quiere decir Cristo- y lo llevó a Jesús". Lo mismo sucede con Natanael, Bartolomé, gracias al testimonio de otro discípulo, Felipe, el cual comunica con alegría su gran descubrimiento: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés, en el libro de la ley, y del que hablaron los Profetas: es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret". La iniciativa libre y gratuita de Dios encuentra e interpela la responsabilidad humana de cuantos acogen su invitación para convertirse con su propio testimonio en instrumentos de la llamada divina. Benedicto XVI, 25 de abril de 2010.
Reflexión
Los grandes arcángeles de Dios testimonian para nosotros la fidelidad y la pasión y celo con que los hijos de Dios han de alabar a su Creador. Ellos, lejos de ser seres desconocidos y "mitológicos" representan los mejores compañeros de viaje, los mejores sanadores del corazón, los mejores defensores de los intereses de Dios en el mundo.
San Miguel es el fiero defensor de Dios. La narración del Apocalipsis nos lo muestra expulsando a satanás de los dominios de Dios, al gran traidor y padre de la mentira que osó rebelarse contra un Dios tan bondadoso. Encendido de celo por el Señor blandió la espada y arrojó a todos los obradores de iniquidad al único lugar en donde pudiesen soportar su soberbia y su rebelión. Por eso san Miguel es en quien el cristiano halla el mejor baluarte para defenderse de las asechanzas demoníacas y gran modelo de fidelidad a Dios. De él hemos de aprender el celo por las cosas de Dios, celo que consume de pasión y que lleva a una acción inmediata, tajante, sobre todo cuando Dios se está viendo ofendido por sus enemigos que incitan sin cesar a la rebelión y desunión.
San Gabriel quizás fue el más afortunado de entre todas las criaturas celestes. A él siempre lo mandaron a dar mensajes. A él le tocó dar el mensaje más hermoso jamás oído a la criatura más hermosa jamás vista. Hablar de él lleva irremediablemente a la contemplación de la Toda Pura, Nuestra Madre de cielo, María. Su ejemplo nos debe enseñar a predicar sin miedos los designios de Dios a nuestros hermanos en la fe y, sobre todo, a testimoniar las maravillas obradas por Dios en Ella. Levantemos confiados la mirada a la Madre y pidamos auxilio al arcángel mensajero para ser fieles a la palabra de Dios en el mundo.
San Rafael representa la mano providente de Dios que no se olvida de sus hijos que sufren en el mundo. A él le tocó sanar muchas heridas del cuerpo y, sobre todo, del alma. Por eso es el arcángel que cura, que alivia las penas del alma, que sabe confortar y comprender al que sufre. De él hemos de aprender a ser un consuelo más que un horrible peso, para el hermano que lo necesita. De él, la confianza inamovible en la acción cierta de Dios en el mundo.
De los tres hemos de aprender a saber servir más que ser servidos. Porque los ángeles son ministros de Dios. Y de los tres a estar pendientes de su cierta acción en favor nuestro. ¿Quién sabe si un día cualquiera hemos sido ayudados por un ángel del Señor?
No cerremos las puertas a nadie, no sea que se las estemos cerrando a uno de estos mensajeros, o más terriblemente, al mismo Señor de la vida y de la historia.
Propósito
Aprender de los Arcángeles, el deseo de servir siempre.
Diálogo con Cristo
Jesús, no quiero aparecer ni hacer más, mi aspiración es amarte más, y como consecuencia, a los demás. No pretendo conocer más, sino tener una relación íntima contigo. Por ello quiero ofrecerte mi esfuerzo de perseverar en la oración, de acrecentar mi vida sacramental y de meditar más tu Palabra, sólo así lograré mi anhelo y podré dar un testimonio que atraiga a los demás.
Los ángeles del cielo
Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles.
¿Qué son los ángeles? Espíritus que contemplan a Dios y que viven en medio del misterio. Espíritus que participan de la alegría divina y colaboran en sus planes sobre los hombres débiles y necesitados de ayuda y protección.
Por eso los ángeles sufrirán, de algún modo que no podemos imaginar, al ver que hay corazones que se cierran al amor o pierden la esperanza. O se alegrarán profundamente cuando vean que otros corazones lloran por sus pecados e inician el camino del regreso al Amor de Dios.
El Evangelio nos habla de fiestas y gozo entre los ángeles por cada pecador convertido. Cada vida es importante para Dios, es observada por los ángeles, es bendecida de mil formas por compañeros celestes que nos invitan a soñar en el cielo que nos espera.
Dios desea que algunos ángeles intervengan en nuestras vidas. Por eso en la Biblia encontramos la narración de presencias angélicas. Especialmente bella resulta la salida de san Pedro de la cárcel, guiado por un ángel. Ya en la calle exclama fuera de sí: "Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos" (Hch 12,11).
Es muy conmovedora la historia de Tobit y de su hijo Tobías, a los que Dios envió el arcángel Rafael. Sólo al final, cuando Tobías ha podido contraer matrimonio con Sarra, y cuando Tobit ha recuperado la vista, los dos descubren que habían sido ayudados por un ángel.
El mismo Rafael les explica cómo había intervenido en sus vidas:
"Cuando tú y Sara hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos. Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria del Señor" (Tb 12,12-15).
Rafael añade inmediatamente, para tranquilizar a sus amigos, estas palabras llenas de afecto: "No temáis. La paz sea con vosotros. Bendecid a Dios por siempre. Si he estado con vosotros no ha sido por pura benevolencia mía hacia vosotros, sino por voluntad de Dios. A él debéis bendecir todos los días, a él debéis cantar. Os ha parecido que yo comía, pero sólo era apariencia. Y ahora bendecid al Señor sobre la tierra y confesad a Dios" (Tb 12,17-20).
Servidores de Dios y amigos de los hombres: así son los ángeles. Las palabras de Rafael nos llenan de alegría y esperanza. Con la ayuda angélica podemos descubrir el amor de Dios y recibir una fuerza concreta, oportuna, en tantas pruebas de la vida.
Por eso hemos de sentirnos invitados a dar gracias a Dios, porque no deja sin recompensa ningún gesto de amor que podamos ofrecer a los hermanos nuestros más necesitados. Porque nos envía, en ocasiones totalmente inesperadas, un ángel que rompa nuestras cadenas y nos lleve a descubrir lo inmensamente bello que es el Amor del Padre de los cielos.
Miguel, Gabriel y Rafael, Arcángeles
Arcángeles, los únicos cuyos nombres constan en la Biblia, 29 de septiembre
Arcángeles
Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.
Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.
Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.
Actualmente, se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden "angelitos" de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres.
Hay que tener cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en "amuletos" que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.
Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses.
A pesar de que están de moda, por otro lado, es muy fácil que nos olvidemos de su existencia, por el ajetreo de la vida y principalmente, porque no los vemos.
Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.
Por esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.
Misión de los ángeles
Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.
Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.
En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.
En el siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.
En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un "ser que parecía varón" -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.
La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.
La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.
Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles:
- nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.
- luchan con todo su poder por y con nosotros.
Como ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.
Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad.
Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.
Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).
Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob 12, 12 - 16).
Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).
Jerarquía de los ángeles
Se suelen enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.
Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.
- Jerarquía Suprema:
serafines
querubines
tronos - Jerarquía Media:
dominaciones
virtudes
potestades - Jerarquía Inferior:
principados
arcángeles
ángeles
Serafines: Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)
Querubines: Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).
Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:
En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren a su ministerio:
- los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
- las virtudes son los encargados de hacer los milagros
- las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
- las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
- los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.
Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los "asistentes de Dios". Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.
- Arcángel San Miguel: es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quien como Dios". Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.
- Arcángel San Gabriel: en hebreo significa "Dios es fuerte", "Fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del Hijo de Dios.
- Arcángel San Rafael: su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.
Los ángeles custodios
Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma sobre este tema San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".
En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).
En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a Jesús, después de las Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.
Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.
Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.
Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.
Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.
Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.
También podemos pedirle favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.
¿Qué nos enseñan los ángeles?
Nos enseñan a: - glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza. cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que recibimos del señor y a cumplir su Voluntad sin discutir sus mandatos ni aplazando el cumplimiento de éstas.
- servir al prójimo, pues ellos están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Esto nos anima a compartir con nuestros hermanos penas y alegrías.
¿Quiénes son los ángeles caídos?
Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia. Pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores. Así, rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.
A Luzbel -también denominado Lucifer, Diablo o Satán- junto con los ángeles rebeldes que le siguieron -convertidos en demonios- fueron arrojados del Cielo al infierno. Quedaron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios.
No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.
Lucifer es el enemigo de Dios. Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al Cielo.
Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.
Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien. Su acción ordinaria en el hombre es la tentación. Por ello rezamos en el Padrenuestro: “...no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”
¿Por qué creer en los ángeles?
Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.
Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.
El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.
El Concilio IV de Letrán, en 1215, se señaló que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales. Se señaló que a unas y a otras, las creó de la nada.
En 1870, debido al materialismo y racionalismo que imperante en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.
Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968, al formular el Credo.
En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre, para rendir culto a los ángeles custodios.
Oración a San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Ayúdanos a luchar contra el mal.
Que Dios oiga tu voz y tú, como jefe del ejército del Cielo,
combate y vence a Satanás
y a todos los espíritus malos que andan por el mundo
deseando la ruina de las almas.
Amén.
Oración al Ángel de la Guarda
Ángel del Señor, que eres mi custodio,
Puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
en este día.
Amén.
Ángel de la Guarda, dulce compañía
No me desampares, ni de noche ni de día,
hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.
DOMINGO 26 (A)
Mt 21, 28-32.
"Ἀμὴν λέγω ὑμῖν": son las palabras que aparecen a menudo en boca de Jesús cuando quiere decir algo importante, o por lo menos original de su pensamiento. Se pueden traducir por "Os aseguro", "os aseguro", "en verdad os digo" ... En el Evangelio de hoy, aparece una frase que comienza justamente con estas palabras. Y por lo tanto, vale la pena que nos detengamos y tratamos de entender qué mensaje quiere transmitir Jesús. Jesús dice: "En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera hacia el Reino de Dios ". Es una frase muy dura (y provocadora!), Porque Jesús la llama a la gente importante de su tiempo. ¿Por qué es una frase tan dura? Pues porque justamente elige dos de los colectivos más desprestigiados de aquel momento. Los publicanos eran los encargados de recaudar los impuestos a los de su mismo pueblo para darles a los romanos. Y a menudo se aprovechaban de este oficio para enriquecerse a costa de sus conciudadanos. Eran odiados por la gente de su pueblo, para que los robaban y además colaboraban con los invasores romanos. unos traidores, vaya.
Y en cuanto a las prostitutas, era un colectivo también muy mal considerado. Por su vida irregular. Pero también algunos historiadores hacen notar que en el tiempo de Jesús se podía añadir que sus principales clientes eran, seguramente, los soldados romanos. Y que, por tanto, al desprestigio moral, se añadía una cierta proximidad con un colectivo opresor, como era el ejército romano.
Dicho esto, intentamos imaginar cómo debían resonar estas palabras a los oyentes de Jesús. Puede pensar en dos colectivos que actualmente le generen rechazo cuando en oye hablar (en la televisión, por ejemplo). Piense en dos grupos de gente que, por la razón que sea, le provoquen malestar cuando en sentís hablar: porque tienen una conducta muy injusta, o muy irregular. Me ahorro ejemplos, porque me parece que la actualidad ya da suficiente. Y ahora imagine que Jesús os dice que estos probablemente pasarán por delante en el camino hacia el Reino de Dios. Totalmente desconcertante! ¿Qué pretende Jesús? ¿Qué quiere provocar? Evidentemente no nos está diciendo que, si nos comportamos como estos colectivos, seremos mejores. Ni mucho menos. Yo creo que nos quiere despertar de ideas preconcebidas, los prejuicios que nos hacen pensar que nosotros somos mejores o que estamos en otro nivel simplemente porque no pertenecemos al colectivo que sea. ¿No podría ser que tengamos demasiada facilidad a separar el mundo entre buenos y malos? como si fuera tan sencillo! (y evidentemente, nosotros junto a los buenos!).
Cuando escribo esto, pienso en el mundo de la prisión. Pero cuando lo ves por dentro, te das cuenta que allí dentro lo que hay son personas (que no se han salido, de acuerdo !, pero personas!). Y a menudo con mucho sufrimiento. Y me hace una especial impresión el módulo de psiquiatría, donde hay personas con problemas mentales. Gente que han cometido delitos, pero que mentalmente no están bien. ¿Cómo podemos pensar que somos mejores que ellos, que están enfermos? Pero esto lo podríamos aplicar a muchas otras cosas: ¿somos mejores los que vamos a Misa que los que no van? ¿Mejores los cristianos que los musulmanes? ¿O mejores que los que no se sienten creyentes? ¿Somos mejores que gente de otros pueblos? ¿somos mejores por nuestro equipo? Y ya no digamos los religiosos! ¿Somos mejores que la otra gente? Ante Dios, todo esto no da medallas. Lo importante es el corazón. Y me atrevería a decir que sólo Él conoce de verdad lo que hay en el corazón de cada uno. Nosotros no lo podemos juzgar. Ni podemos asegurar qué evolución hará el corazón de cada persona durante su vida.
Jesús, ayúdanos a tener un corazón limpio. A no mirar a los demás por encima de los hombros. Enséñanos a no etiquetar a nadie, movidos por prejuicios. Haznos humildes, y cercanos con los que más sufren. Y si nunca vemos a alguien que no va por un buen camino, danos sabiduría para saberlo ayudar. Sabiendo que Tú nos amas a todos sin excepción, y que tienes una predilección por los que sufren más. Que así sea.