La voluntad de Dios, es que creáis en aquel que ha enviado

Evangelio según San Juan 6,22-29. 

Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. 

Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. 

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. 

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?". 

Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. 

Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello". 

Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?". 

Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado". 

Santa Bernardita

Santa Bernardita Soubirous (1879). Nació en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda, pero todos la llamaban Bernardita.

La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada.

A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.

Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprender el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira.

Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo. Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers.

Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y  recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó. Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Duró quince años de religiosa.

Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Qué hermosa era! " Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años. A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. El 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío XI  la declaró santa.

Oremos

Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Santa Bernardita, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Calendario de  Fiestas Marianas:  Nuestra Señora de las Victorias en la Iglesia de San Marcos, Venecia.

Santa Faustina Kowalska (1905-1938), religiosa  Pequeño Diario, § 1323

«La voluntad de Dios, es que creáis en aquel que ha enviado»

Me inclino delante de ti, Pan de ángeles (Sal. 78,25), 
Con fe profunda, esperanza, amor, 
y desde lo más profundo de mi alma, te adoro 
aunque yo no sea nada.
Me inclino delante de ti, Dios escondido, 
Y de todo corazón, te amo. 
el velo del misterio no me molesta; 
te quiero como los elegidos del cielo.
Me inclino delante de ti, Cordero de Dios, 
que borras los pecados de mi alma, 
al que recibo en mi corazón, cada mañana, 
y me ayudas en mi salvación.

Señor, ¿cuándo llegaste?

Santo Evangelio según San Juan 6, 22-29. Lunes III de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, abre mi corazón y mis ojos para que pueda reconocerte en cada momento que te acercas a mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La palabra que se proclama el día de hoy muestra el encuentro y corrección paternal de Cristo con la muchedumbre que, asombrada, pregunta: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?"

Jesús, conociendo sus corazones, les corrige haciéndoles ver su debilidad interior, aunque externamente se muestren creíbles. "Ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse". De esta misma forma Jesús deja que te acerques a Él, y sabe que te falta crecer en el deseo de estar a su lado.

Jesús espera tengas el deseo de preguntarle "¿Qué debo hacer para llevar a cabo las obras de Dios?", y más que la simple pregunta es el hecho que te acerques e interactúes con Él haciéndole partícipe de tu vida, pues en esta medida, junto a Él, irás superándote como persona en todos los ámbitos, tanto personal, afectivo e intelectual.

Que puedas decir: Señor, ¿cuándo llegaste?, con la conciencia de querer saber, sorprenderte y disfrutar de su llegada a tu vida.

El corazón convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos de la conciencia.

(S.S. Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor No 64)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré 15 minutos para meditar los hechos que han sucedido hasta el momento de leer estas líneas y revisaré si los he vivido al lado de Cristo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Dios está presente en la historia de tu vida

Al volver la vista atrás en la propia vida podemos descubrir la presencia de Dios que nos acompaña y cuida con mano de Padre.


¡Sí! La historia nos habla de la presencia y del amor de Dios para la humanidad y para cada hombre personalmente. Desde el inicio de la creación, cuando Dios creó al hombre a su imagen y el hombre rechazó esta amistad por su desconfianza y desobediencia, la historia nos muestra el esfuerzo del hombre para volver a encontrar la felicidad que tenía al principio pero había perdido.

También nos habla de la presencia continua de Dios que ayuda el hombre a descubrir que su verdadera felicidad sólo se encuentra en Él. Podemos ver todo esto en concreto en el Antiguo Testamento, que es nada más que la historia del Pueblo Escogido de Israel y nos habla, como la historia de tantos otros pueblos, de reyes, de guerras, de héroes y de traidores, pero, también, de manera explícita, de la presencia perenne y de la acción favorable de Dios hacía “su” Pueblo.

Pero el instante definitivo de la historia ha llegado hace más de 2000 años cuando Dios se ha hecho hombre, en la Persona de Jesucristo, y ha querido vivir y compartir la vida humana en todas sus realidades cotidianas de la familia, del trabajo, del amor y del sufrimiento. La vida de Jesucristo no sólo ha marcado al mundo durante unos años, sino que su influencia ha venido perpetuándose hasta hoy. Además, varias de las páginas más importantes y más bellas de la historia, después de Cristo, han sido escritas por discípulos suyos, tal como San Francisco de Asís y Santo Teresa del Niño Jesús, o más cercano, por San Juan Pablo II.

Desde que Dios quiso entrar en el tiempo no sólo la historia de un Pueblo está acompañada por la presencia de Dios, sino toda la humanidad, así como cada persona. Al volver la vista atrás en la propia vida y en la propia historia personal, muchos pueden descubrir también esta presencia divina que les acompaña y les cuida con mano de Padre.

El Pueblo de Israel supo descubrir la especial intervención de Dios en su historia, y cómo la bendición que Dios dio a los judíos era un bien para toda la humanidad. Con Cristo se hizo realidad la promesa: Dios entró en la historia y quiso rescatar a los que vivíamos en las tinieblas del pecado y del error (Ef 5,8; Col 1,13-14). Por eso la historia tiene un sentido sagrado: cada momento puede quedar redimido por Cristo, o puede seguir manifestando las tinieblas del pecado.

A pesar de que alguno tenga motivos para pensar que hay más pecado que santidad y que el cristianismo ha fracasado después de más 2000 años de historia, lo cierto es que el perdón de Dios sigue disponible para todos los que lo acojan. Pablo de Tarso se convirtió cuando perseguía a los cristianos.

También hoy cada hombre o mujer puede cambiar su vida cuando llegue a esta certeza: Cristo "me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2,20).

Ahora a ser Santos.

5 Tips para educar a nuestros hijos en ese deseo de la santidad.

El Papa Francisco nos ha escrito una carta a cada uno de nosotros, los que hacemos nuestros deberes con amor, los que tratamos de hacer el bien a los demás, los que no nos quedamos con los brazos cruzados y buscamos la verdad.

Esta carta nos habla de que la santidad es posible y nos da algunas pautas para llegar a ella. Debemos ser peregrinos de este mundo pero buscar ser ciudadanos del cielo.

Es importante leerla, pero por lo pronto aquí te dejo mis 5Tips para educar a nuestros hijos en ese deseo de la santidad.

PRIMERO. Conoce la vida de los Santos. Son modelos a seguir.

Nadie ama lo que no conoce y el saber de los Santos nos puede contagiar el deseo de amar y servir a Dios desde la misión que El nos dio.

La santidad se puede alcanzar desde la vocación, el llamado que Dios nos hizo.

Antes se pensaba que sólo los sacerdotes y consagrados podían ser santos pero en la actualidad sabemos qué hay muchos santos de jeans y tenis, mucha que caminan junto a nosotros y viven con el corazón y la mirada puesta en el cielo y contagiando esa alegría aquí en la tierra.

Las cosas de Santos pueden ser una guía para conocer diferentes caminos de santidad.

Podemos buscar tener un ratito de lectura familiar y hacer que todos estemos presentes para escuchar sobre los santos.

SEGUNDO. Trata de hacer extraordinariamente lo ordinario.

La santidad no radica en hacer grandes milagros, la santidad está en hacer con amor y lo mejor posible lo cotidiano, eso que nuestro estado de vida nos pide.

Si barremos lo hacemos con amor, si lavamos, lavamos con y por amor de Dios. Así nuestra vida estará llena del amor de Dios. Estaremos haciendo lo posible y Dios hará lo imposible y nos dará la alegría de verle un día.

Para esto podemos enseñar a nuestros hijos a ofrecer todo su día a Dios y a lo largo del día hacer pequeños ofrecimientos de acciones concretas que nos cuestan trabajo o que hacemos sin gusto.

TERCERO. Conoce y practica las virtudes.

Práctica la paciencia, la mansedumbre, audacia y el fervor principalmente.

Pero también el autodominio y la donación de corazón a la voluntad de Dios.

Es importante practicarlos en familia para que nuestros hijos aprendan de nosotros cómo vivir las virtudes.

CUARTO. La Alegría debe ser nuestra bandera.

Un católico siempre debe estar alegre y contagiar esa alegría porque Jesús nos regaló la vida eterna con el sacrificio Máximo de Amor.

La Alegría es la característica de quien tiene a Dios cerca y por eso es necesario educar a nuestros hijos en esa alegría, a pesar de los problemas y situaciones que se nos presenten debemos estar y vivir alegres en Cristo.

Y ante las penas y problemas ofrecerlos a Dios para que El les dé un sentido coredentor y así le den Alegría a muchos.

QUINTO. Todo a la luz de la oración para poder combatir, vigilar y discernir.

La oración es la base y el sustento de nuestra vida. Desde ella podemos discernir lo que Dios quiere de nosotros, lo que está bien y lo que está mal.

La oración debe estar presente en nuestras vidas en todo momento. Y debe ser una oración viva, no una oración de periquitos, que sólo repiten las cosas sin sentirlas.

Para eso podemos enseñar a nuestros hijos a ofrecer los trabajos, a bendecir los alimentos, a hacer oración antes de comenzar con el estudio, antes de dormir y al despertar, etc.

Que nuestros hijos vean lo referente a la oración como cotidiano y no como algo extraordinario y que sólo sirve cuando hay problemas.

Cómo venimos la santidad se da en el día a día, en la vivencia cotidiana del Amor de Dios y en el hacer de lo ordinario algo extraordinario. Así que la santidad es algo posible y alcanzable.

Que todo sea para la máxima gloria de Dios.

FRANCISCO VISITA LA PARROQUIA DE SAN PABLO DE LA CRUZ EN UN BARRIO ROMANO
"Mi papá ha muerto, ¿está en el cielo?", le pregunta un niño llorando al Papa

El Santo Padre asegura que "el pecado siempre envejece y cansa el corazón"

José Manuel Vidal, 15 de abril de 2018 a las 17:31

El Papa abraza a Emanuele

Pidamos al Señor la gracia de que la alegría no nos impida creer

(José M. Vidal).- Visita del Papa a la parroquia romana de San Pablo de la Cruz, en un barrio de la periferia. Antes de la eucaristía, el párroco había elegido a unos cuantos niños, para que le hiciesen preguntas al Papa. Uno de los elegidos, era Emanuele, que, cuando le llegó su turno, se puso a llorar desconsoladamente, tapándose la cara, todo avergonzado. Lo que le iba a preguntar era: "MI papá, que ha muerto, está en el cielo?".

El Papa-párroco le pidió que se acercase, con esa suavidad y ese tacto tierno de abuelo. El niño se acercó entre llantos y sollozos. El Papa lo abrazo, lo arropó y, durante unos minutos le preguntó por qué lloraba.

Tras la conversación, Emanuel regresó a su sitio, con los demás niños, un poco más calmado y el Papa comenzó su catequesis, tras pedirle permiso al niño, para contar su confidencia.

"Quizá todos nosotros podríamos llorar como Emanuele cuando tenemos un dolor como tiene él en el corazón. Él lloraba por el papá. Ha tenido el coraje de hacerlo delante de nosotros", dijo el Papa.

Y contó, en pocas palabras, que el niño le había hablado de las bondades de su padre y le había preguntado: ¿Está en el cielo?.

"Qué hermoso que un hijo diga que su papá era bueno. Bello testimonio de aquel hombre para que sus hijos puedan decir de él ‘era un hombre bueno'. Si ese hombre ha sido capaz de tener hijos así, es verdad que era un gran hombre", añadió.

"Aquel hombre no tenía el don de la fe, no era creyente, pero ha hecho bautizar a los hijos. Tenía el corazón bueno. Y él (Emanuele) tenía la duda de que el papá, al no ser creyente, no pudiese ir al cielo".

Y Francisco, dirigiéndose a los niños, les preguntó: "Pero, ¿cómo es el corazón de Dios delante de un papá así?, ¿cómo les parece a ustedes?. Un corazón de papá. Dios tiene un corazón de papá".

"Y delante de un papá no creyente que ha sido capaz de bautizar a los hijos, de darles esa grandeza a los hijos, ¿ustedes piensan que Dios sería capaz de dejarlo lejos de ti (Emanuele)? ¿Piensan eso?"

"¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos?", preguntó. Los niños respondieron que "no" y Francisco le dijo al pequeño: "Bueno Emanuele, esta es la respuesta".

"Dios seguramente estaba orgulloso de tu papá, porque es muy fácil que siendo creyente se bautice a los hijos; que siendo no creyente, bautizarlos. Y seguramente esto a Dios le ha gustado mucho".

"Habla con tu papá, reza a tu papá. Gracias Emanuele por tu valentía", concluyó Francisco.

Después, entró en la iglesia, para celebrar la eucaristía. Y recordó a los fieles, en una homilía imporvisada, que "es menos peligroso tener la verdad de la Resurrección en la mente que en el corazón", porque "el pecado siempre envejece".

Algunas frases de la homilía del Papa

"Los discípulos sabían que Jesús había resucitado. Lo había dicho María Magdalena y Pedro lo había visto"

"Sabían que había resucitado"

"Pero quella verdad no había entrado en su corazón"

"Sabían, pero dudaban. Preferían tener aquella verdad en la mente. Es menos peligroso tener una verdad en la mente que en el corazón"

"Estaban reunidos y apareció el Señor. Primero, se asustaron y pensaron que era un fantasma".

"No, tocadme, ved las llagas...soy yo"

"¿Por que´dudaban?"

"Hay una palabra en el Evangelio que nos da la explicación: Porque por la alagería no podían creer"

"Era tanta aquella alegría...no podían creer que fuese posible tanta alegría"

"La alegría que lleva Cristo"

"Nos pasa, cundo nos dan una buena noticia..."

"No podían dejar pasar la verdad que veían al corazón"

"Ésta es la renovada juventud que nos trae el Señor"

"Acostumbrados a envejecer con el pecado. El pecado siempre envejece y cansa el corazón"

"Perdemos la fe en Cristo resucitado"

"Sí, está vivo, pro en el cielo"

"Juan, en al segunda lectura: 'Si alguno pecó tenemos un abogado ante el Padre"

"El Resucitado nos rejuvenece"

"El Cristo que quiere defendernos, el abogado"

"Pidamos la gracia de creer que Cristo está vivo y resucitado"

"Si creemos esto, lo demás es secundario"

"Cristo está vivo y resucitado en medio de nosotros"

"Si no lo creemos, no podremos ser buenos cristianos"

"Pidamos al Señor la gracia de que la alegría no nos impida creer"

"Es siempre la alegría que nos hace jóvenes"

"Pidamos la gracia de ser una comunidad alegre"

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