No son dos, sino uno sólo

Esteban de Hungría, Santo

Memoria Litúrgica, 16 de agosto

Rey de Hungría

Martirologio Romano: San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real (Székesfehérvár), en Hungría, el día de la Asunción, entrando su alma en el cielo (1038).

Fecha de canonización: En el año 1083 por el Papa Gregorio VII

Etimología: Esteban = coronado (estebo= corona). viene del griego

Breve Biografía

Este santo tiene el honor de haber convertido al catolicismo al reino de Hungría.

Fue bautizado por San Adalberto y tuvo la suerte de casarse con Gisela, la hermana de San Enrique de Alemania, la cual influyó mucho en su vida.

Valiente guerrero y muy buen organizador, logró derrotar en fuertes batallas a todos los que se querían oponer a que él gobernara la nación, como le correspondía, pues era el hijo del mandatario anterior.

Cuando ya hubo derrotado a todos aquellos que se habían opuesto a él cuando quiso propagar la religión católica por todo el país y acabar la idolatría y las falsas religiones, y había organizado la nación en varios obispados, envió al obispo principal, San Astrik, a Roma a obtener del Papa Silvestre II la aprobación para los obispados y que le concediera el título de rey. El sumo Pontífice se alegró mucho ante tantas buenas noticias y le envío una corona de oro, nombrándolo rey de Hungría. Y así en el año 1000 fue coronado solemnemente por el enviado del Papa como primer rey de aquel país.

El cariño del rey Esteban por la religión católica era inmenso; a los obispos y sacerdotes los trataba con extremo respeto y hacía que sus súbditos lo imitaran en demostrarles gran veneración. Su devoción por la Virgen Santísima era extraordinaria.

Levantaba templos en su honor y la invocaba en todos sus momentos difíciles. Fundaba conventos y los dotaba de todo lo necesario. Ordenó que cada 10 pueblos debían construir un templo, y a cada Iglesia se encargaba de dotarla de ornamentos, libros, cálices y demás objetos necesarios para mantener el personal de religiosos allá. Lo mismo hizo en Roma.

La cantidad de limosnas que este santo rey repartía era tan extraordinaria, que la gente exclamaba: "¡Ahora sí se van a acabar los pobres!". El personalmente atendía con gran bondad a todas las gentes que llegaban a hablarle o a pedirle favores, pero prefería siempre a los más pobres, diciendo: "Ellos representan mejor a Jesucristo, a quien yo quiero atender de manera especial".

Para conocer mejor la terrible situación de los más necesitados, se disfrazaba de sencillo albañil y salía de noche por las calles a repartir ayudas. Y una noche al encontrarse con un enorme grupo de menesterosos empezó a repartirles las monedas que llevaba. Estos, incapaces de aguardar a que les llegara a cada quien un turno para recibir, se le lanzaron encima, quitándole todo y lo molieron a palos. Cuando se hubieron alejado, el santo se arrodilló y dio gracias a Dios por haberle permitido ofrecer aquel sacrificio. Cuando narró esto en el palacio, sus empleados celebraron aquella aventura, pero le aconsejaron que debía andar con más prudencia para evitar peligros. El les dijo: " Una cosa sí me he propuesto: no negar jamás una ayuda o un favor. Si en mí existe la capacidad de hacerlo".

A su hijo lo educó con todo esmero y para él dejó escritos unos bellos consejos, recomendándole huir de toda impureza y del orgullo. Ser paciente, muy generoso con los pobres y en extremo respetuoso con la santa Iglesia Católica.

La gente al ver su modo tan admirable de practicar la religión exclamaba: " El rey Esteban convierte más personas con buenos ejemplos, que con sus leyes o palabras".

Dios, para poderlo hacer llegar a mayor santidad, permitió que en sus últimos años Esteban tuviera que sufrir muchos padecimientos. Y uno de ellos fue que su hijo en quien él tenía puestas todas sus esperanzas y al cual había formado muy bien, muriera en una cacería, quedando el santo rey sin sucesor. El exclamó al saber tan infausta noticia: "El Señor me lo dio, el Señor me los quitó. Bendito sea Dios". Pero esto fue para su corazón una pena inmensa.

Los últimos años de su vida tuvo que padecer muy dolorosas enfermedades que lo fueron purificando y santificando cada vez más.

El 15 de agosto del año 1038, día de la Asunción, fiesta muy querida por él, expiró santamente. Desde entonces la nación Húngara siempre ha sido muy católica. A los 45 años de muerto, el Sumo Pontífice permitió que lo invocaran como santo y en su sepulcro se obraron admirables milagros.

Que nuestro Dios Todopoderoso nos envíe en todo el mundo muchos gobernantes que sepan ser tan buenos católicos y tan generosos con los necesitados como lo fue el santo rey Esteban.

Cuestión de amor libre, total, fiel y fecundo

Santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12. Viernes XIX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por regalarme este tiempo contigo. Gracias por escogerme y amarme tanto. María, hazme un poco más como tú, un reflejo del amor de Dios para quien encuentre. Ayúdame a dejarme amar y guiar por Dios, como tú lo hiciste.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: “¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?”.

Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola cosa?’ De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

Pero ellos replicaron: “Entonces ¿por qué ordenó Moisés que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?”.

Jesús les contestó: “Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio”.

Entonces le dijeron sus discípulos: “Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”. Pero Jesús les dijo: “No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo”. Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Piensa en la persona que más quieres en la tierra. ¿Qué quiere decir «tratarla bien»? ¿Es sólo no golpearla e insultarla? ¿Es no faltarle al respeto? Seguramente tu amor por esta persona especial incluye estos aspectos, pero va mucho más allá de ellos: tú vives para hacerle el bien, el mayor bien que puedas, siempre que puedes.

Algo así pasa a veces con nuestra visión de la vida y la visión que Dios tiene. En el Evangelio de hoy, vemos que los fariseos tienen una visión reducida del matrimonio: para ellos es una cuestión de ley. Para Jesús, en cambio, es una cuestión de amor radical, libre, total, fiel, fecundo, y por eso es intocable. Es verdad, en el matrimonio hay reglas. Jesús mismo nos da una en este pasaje: Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio. Sin embargo, el matrimonio va mucho más allá de las reglas. Es darse totalmente, es navegar juntos por las aguas de la vida, de la mano de Dios y de la comunidad, en mutuo apoyo, ternura y sumisión... En definitiva, es un reflejo de la Trinidad, que es comunidad de vida y amor.

Jesús, ¿cómo es mi visión del matrimonio? ¿De mi familia? ¿De mis amistades, del trabajo? Dame tus ojos, para que pueda ver las cosas como tú y vivirlas en plenitud.

«Para los fariseos, en cambio, la cuestión es se puede o no se puede. Y la vida cristiana, la vida según Dios, según esta gente, está siempre en el “se puede” y “no se puede”, para ponerlo a prueba. Pero cuando escucha estas cosas, el corazón de Jesús sufre y va más allá; va arriba, va arriba. La pregunta es sobre el divorcio, sobre el matrimonio: para ellos, el matrimonio parece que fuera “se puede o no se puede”; hasta qué punto debo ir adelante, hasta qué punto no. En cambio, Jesús va arriba y llega hasta la creación y habla del matrimonio que tal vez es la cosa más hermosa que el Señor hizo en aquellos siete días».

(Homilía de S.S. Francisco, 25 de mayo de 2018, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a visitar a Jesús en la Eucaristía para hacer una oración especial por todos los matrimonios que están pasando por dificultades.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Alcanza tu sueño

Sembrando Esperanza II. La vida es un ideal, es una misión que tengo en mis manos y que tengo que realizar a lo largo del tiempo que pase por la tierra.

"La vida es sueño", qué bien decía Calderón de la Barca en su poema con este título y así nos dejaba unas profundas reflexiones para pensar:

"Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? un frenesí;
¿qué es la vida? una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son".

¿Y para ti, la vida qué es?, ¿es solamente un sueño y nada más? Para mí la vida es un ideal, es una misión que tengo en mis manos y que tengo que realizar a lo largo del corto tiempo que pase por la tierra..., por eso te invito a que reflexiones y pienses un poquito en tu vida, en tu sueño y en tu ideal...

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.

Sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.


Haz tiempo para todo y, todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.

Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.

No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes, aprende de ellos y proyecta tu futuro.
No revuelvas una herida que está cicatrizada.

No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto, y camina hacia delante sin mirar hacia atrás.

Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas qué tan difícil es alcanzarla.

No te detengas en lo malo que has hecho, camina en lo bueno que puedes hacer.

No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.

No trates que otros cambien, sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.

Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.

No sufras por lo que viene, recuerda que "cada día tiene su propio afán".

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad, una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.

Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.

El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.

No existen trabajos humildes, solo se distinguen por ser bien o mal realizados.

Da valor a tu trabajo cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.

Dios nos ha creado para realizar un sueño, descubre ese sueño y descubrirás tu misión.

Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Pongamos la vida en ello, y si nos damos cuenta que no podemos, quizás entonces necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas, así, con otro aspecto, otras posibilidades, y con la gracia de Dios, lo haremos.

No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.

El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino.

Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños, realizar tu misión y te vayas de este mundo con las manos llenas.

Papa: Dejémonos llevar por la mano de la Virgen

La fiesta de la Asunción de María es una llamada para todos, especialmente para cuantos están afligidos.

El Papa en la Solemnidad de la Asunción de María, dijo que esta fiesta es una llamada para todos, especialmente para cuantos están afligidos por dudas y tristezas, y viven con la mirada dirigida hacia abajo.

“Miremos hacia arriba, el cielo está abierto; no despierta temor, ya no está distante, porque en el umbral del cielo hay una madre que nos espera”.

Ante mezquindades en la vida, una invitación de María
Ante los afligidos que viven con la mirada dirigida hacia abajo, “persiguiendo cosas de poca importancia: prejuicios, rencores, rivalidades, envidias, bienes materiales superfluos....”. Ante tantas mezquindades en la vida, el Papa recuerda que María invita a levantar la mirada a las "grandes cosas" que el Señor ha realizado en ella.

Y Francisco nos invita a dejarnos llevar por la mano de la Virgen. “Cada vez que tomamos el Rosario en nuestras manos y le rezamos, damos un paso adelante, dijo, hacia la gran meta de la vida”. “Dejémonos atraer por la verdadera belleza, no nos dejemos absorber por las pequeñas cosas de la vida, sino escojamos la grandeza del cielo. Que la Santa Virgen, Puerta al cielo, nos ayude a mirar cada día con confianza y alegría allá, donde está nuestra verdadera casa”.

María exulta a causa de Dios
Al reflexionar el Evangelio de hoy en el que se lee que la Santa Virgen reza diciendo: "Mi alma magnifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador", Francisco menciona los verbos de esta oración: magnifica y exulta, y al respecto recuerda que se exulta cuando sucede algo tan bello que no basta con regocijarse dentro, en el alma, sino que se quiere expresar la felicidad con todo el cuerpo: entonces se regocija.

“María exulta a causa de Dios. Quién sabe si a nosotros también nos ha sucedido de exultar por el Señor: exultamos por un resultado obtenido, por una bella noticia recibida, pero hoy María nos enseña a exultar en Dios, porque Él hace "grandes cosas" (cf. v. 49)”.

A las grandes cosas se alude con el otro verbo: magnificar. En efecto, magnificar significa exaltar una realidad por su grandeza, por su belleza... “María exalta la grandeza del Señor, lo alaba diciendo que Él es verdaderamente grande”. Al respecto, el Santo Padre, dice que en la vida es importante buscar cosas grandes, de lo contrario uno se pierde detrás de tantas cosas pequeñas. María nos demuestra que, si queremos que nuestra vida sea feliz, en primer lugar, hay que poner a Dios, porque sólo Él es grande. Dios es alegría no aburrimiento, afirmó.

Son las "grandes cosas" que festejamos hoy
“María es asunta al cielo: pequeña y humilde, es la primera en recibir la más alta gloria. Ella, que es una criatura humana, una de nosotros, alcanza la eternidad en alma y cuerpo”. Y allí nos espera, dijo por último Francisco, allí nos espera como una madre espera que sus hijos vuelvan a casa. En efecto el pueblo de Dios la invoca como la "puerta al cielo".

“Nosotros estamos en camino, peregrinos a la casa de allá arriba. Hoy miramos a María y vemos la meta. Vemos que una criatura ha sido asumida a la gloria de Jesucristo resucitado, y esa criatura sólo podía ser ella, la Madre del Redentor”. En el paraíso, junto a Cristo, el nuevo Adán, está también ella, María, la nueva Eva, y esto, dijo, nos da consuelo y esperanza en nuestra peregrinación acá abajo.

La Virgen María, es la Reina del cielo, y es nuestra madre. Nos ama, nos sonríe y nos socorre con cuidado. Como toda madre, quiere lo mejor para sus hijos y nos dice: "Ustedes son preciosos a los ojos de Dios; no están hechos para las pequeñas satisfacciones del mundo, sino para las grandes alegrías del cielo". Sí, porque Dios es alegría, no aburrimiento.

3 poderosas razones para no dudar que solo Dios pudo ser el creador del universo

Es bastante razonable pensar que existe un «Gran Creador del Universo». Pero, ¿qué sabemos de este Creador?

Alguna vez escuché que existe la misma probabilidad de que haya vida inteligente en el universo que meter cada una de las letras con que fue escrito el Quijote en una licuadora y que salgan en orden, reproduciendo a la perfección la obra de Cervantes. No sé si la comparación es muy exacta, pero refleja un poco el contenido de este video.

El «fine tuning» es la teoría que indica que las constantes por las que es posible la vida inteligente en el universo son tan precisas que debieron ser perfectamente ajustadas. En nuestra experiencia cotidiana, cuando vemos signos de diseño, pensamos que alguien lo debe haber diseñado. Si visitamos los Moáis en Isla de

Pascua, nos damos cuenta de que alguien los esculpió y puso en ese lugar. Si vemos Machu Pichu, la Muralla China, el Monte Rushmore o alguna publicidad en las calles, nos damos cuenta que no pueden ser «formaciones naturales», sino que alguien las tiene que haber diseñado y construido. Lo mismo se puede decir del Universo, porque es tan complejo que es más lógico pensar que alguien lo diseñó a que sencillamente surgió por azar.

Ok, es bastante razonable pensar que existe un «Gran Creador del Universo». Pero, ¿qué sabemos de este Creador? Sabemos que posee algunos poderes especiales para poder crear materia de la nada. Uno se puede dar cuenta de que es un científico extraordinario porque domina a la perfección la física, la química y la matemática. Tiene además una creatividad incomparable. De su mano salieron las obras de arte más hermosas que se pueden observar. Sabe todo sobre biología y genética porque hizo surgir la vida y le permitió desarrollarse hasta que existió el ser humano. Y a este le pudo transmitir algunas de sus características propias, como su inteligencia y su libertad. Ok, ya sabemos algunas cosas sobre este Creador, pero algunas cosas se nos escapan.

Además de algunos detalles de cuándo y cómo se hicieron las cosas, nos falta el conocimiento del porqué del Universo. ¿Por qué Dios se tomó tantas molestias en crearlo? ¿Por qué tuvo que esperar millones de años hasta que surgiera el hombre? Llegados hasta este punto, la teoría del «fine tuning» no nos puede dar respuestas. Es el mismo Creador el que nos responde el porqué del Universo y de pasada nos cuenta un poco más sobre sí mismo. Esta respuesta de Dios es la Revelación que hizo al Pueblo Elegido y después al mundo entero mediante Jesucristo.

La Revelación nos dice que Dios creó todo por amor, e hizo el Universo tal como es para que el hombre pudiera habitarlo y experimentar ese amor. Nos dice el Compendio del Catecismo que «el mundo ha sido creado para gloria de Dios, el cual ha querido manifestar y comunicar su bondad, verdad y belleza. El fin último de la Creación es que Dios, en Cristo, pueda ser todo en todos, para gloria suya y para nuestra felicidad» (Compendio, 53). Dios ajustó todo en el Universo para que fuera posible la vida humana, para que Él tuviera alguien con quien compartir el amor y la sabiduría.

En el fondo, el «fine tuning» es más que una obra de ingeniería espectacular, es la delicadeza que tuvo Dios para darnos el mejor lugar para que podamos sentir su misericordia. Creo que el mejor ejercicio que puedes hacer es fijarte en la naturaleza, en la constante de la gravedad (Ω), en el sol, el aire, la presión atmosférica, etc., y no darlas por sentado. En esas cosas te habla Dios del amor que te tiene.

6 consejos realistas para no caer de nuevo en tentación

Contra las tentaciones hay que luchar, pero... hay que luchar bien, o la lucha puede ser contraproducente.

Herido por el pecado original, el hombre se enfrenta cotidianamente a tres enemigos: el demonio, el mundo y la carne. Y tras la "crítica" decisión de seguir a Cristo, en seguida se descubre que la vida cristiana se parece mucho al deporte: para perfeccionar el juego hay que entrenar mucho más de lo que parecía.

Es la comparación a la que recurre un joven sacerdote para ofrecer unos buenos consejos para la vida espiritual. Clayton Thompson es vicario en la parroquia de San Bonifacio en Lafayette (Indiana, Estados Unidos) y fue ordenado en 2013.

En un artículo en Those Catholic Men explica que luchar contra el pecado y la tentación que conduce a él es complicado en ocasiones, pero que "son las cosas pequeñas las que, con la gracia de Dios, nos llevan a la victoria".

Siguiendo las pautas de un "gigante espiritual" como San Francisco de Sales (1567-1622) y su Introducción a la vida devota el padre Thompson desmonta seis estrategias equivocadas y propone las contrapuestas. Traducimos, con algunas adaptaciones, sus propuestas (las citas de San Francisco de Sales son todas de la

Parte IV: Los avisos necesarios contra las tentaciones más ordinarias; el número indica el capítulo del que están tomadas).

1. No ames la tentación.
Parece obvio, ¿no? Pero, asumámoslo, incluso después de romper con ciertos pecados, la tentación hacia ellos aún puede hacernos sentir bien. Cuando un tipo ha apartado de su vida la rabia y la ira, regodearse en el pensamiento de lo que le diría a la gente que le ha hecho mal puede darle una gran sensación de victoria. Un hombre que nunca traicionaría a su mujer puede sentirse muy a gusto dándole vueltas a la idea de hacer una visita a esa chica de la oficina que le mira con buenos ojos.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?
"La complacencia sirve, ordinariamente, de paso para llegar al consentimiento” (3).

2. No te pongas en tentación.
Esto es un asunto tanto de previsión como de honestidad. Primero, requiere previsión: si sé que cada vez que converso con esas personas a la hora de comer terminamos hablando de asquerosidades y cotilleando de los demás, es culpa mía si caigo en murmuraciones y deshonestidades. Al mismo tiempo, requiere honestidad: a menudo, cuando nos ponemos en situaciones porque nos decimos a nosotros mismos que estamos “por encima” de ciertos pecados. Esto puede ser verdad, pero es menos frecuente de lo que nos gusta pensar.

Si me he dado cuenta de que me gustan ciertas tentaciones, tengo que ser honesto en evitar las situaciones que me conducen a ellas. Es lo que se llama “evitar la ocasión de pecado”.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?
“Ocurre, a veces, que la sola tentación es pecado, porque somos causa de ella” (6).

3. No te angusties.
La tentación no es pecado (punto 1) siempre que no seamos causa de la tentación poniéndonos en la situación que la genera (punto 2). Si quiero algo que no es mío y siento el impulso de llevármelo cuando nadie me ve, mientras sea un sentimiento se queda solo en una tentación molesta. Las cosas empiezan a ir mal cuando nos ponemos histéricos por sentirnos tentados. Cuando perdemos la paz, empezamos a creernos la gran mentira del Tentador de que nunca superaremos el sentimiento de una lucha cuesta arriba… hasta que nos rindamos. Y cuando esa mentira se instala en nuestra mente, el siguiente paso es la caída.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?
“La inquietud es el mayor mal que puede sobrevenir a un alma, fuera del pecado” (11).

4. No escuches a la tentación.
San Francisco de Sales distinguía entre tentaciones mayores y menores: por ejemplo, la tentación de matar a alguien y la de enfadarse con él; la de robar algo y la de codiciarlo; la de cometer perjurio y la de decir una mentira; la de cometer adulterio y la de no guardar la vista. Mientras que contra las grandes tentaciones tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas, con las tentaciones pequeñas dice San Francisco de Sales que nuestra principal tarea es simplemente dejarlas pasar: deshacernos de ellas tranquilamente y no dejar que nos roben la paz.

Es el viejo truco del elefante rosa: cuando más intentamos no pensar en elefantes rosas, más ocupan nuestra conciencia. Cuando surjan las tentaciones y las reconozcas como tales, recházalas y sigue tu camino, no dedicándoles ni solo pensamiento más. Si no, se hacen abrumadoras.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?

“Desprecia, pues, estos pequeños ataques… No hagas otra cosa que alejarlos sencillamente, sin combatirlos ni responderlos de otra manera que con actos de amor a Dios” (9).

5. No conviertas la tentación en una cuestión de voluntad.
Cuando un hombre está intentando superar un cierto pecado en su vida, con frecuencia se descorazona por su debilidad al luchar contra las tentaciones hacia ese pecado. Muchas veces, el problema es de perspectiva. Si mi aproximación a la vida moral es decir “le voy a demostrar a Dios lo bueno que soy no pecando”, en vez de “amo a Dios y por tanto odio el pecado y quiero dominarlo porque perjudica mi relación con Él”, no hay que sorprenderse si Dios me permite caer: pensaría que soy mi propio salvador. La confianza en uno mismo es una de las principales causas de la caída. Cuando vienen las tentaciones, la claves está en confiar más intensamente en la gracia de Dios, humillarse ante Él y amarle más.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?

“Espera tu liberación más de la bondad y providencia de Dios que de tu industria y diligencia; si buscas tu liberación por amor propio, te inquietarás y acalorarás en pos de los medios, como si este bien dependiese más de ti que de Dios” (11).

6. No te calles. 
Quizá una de las verdades más importantes que recordar al hablar del pecado y de la tentación es que no estamos solos en esta lucha. Dios está ahí, pero también el Maligno. El Maligno no es un cuento de brujas: es real e influye en tu vida. Aunque una buena parte de las tentaciones provienen del desorden en nuestras almas, Satán y los espíritus malignos son también intensamente activos. Uno de los mayores peligros es intentar luchar por tu cuenta contra una inteligencia-angélica-entregada-al-mal. Comenta con otras personas tus luchas: ten otras personas a quienes rendir cuentas, un confesor habitual que conozca tu alma y comprenda las tretas de Satanás. Esa apertura y honestidad es esencial para vencer los pecados que nos conducen a la desgracia.

¿Qué aconsejaba San Francisco de Sales?
“El gran remedio contra todas las tentaciones, grandes y pequeñas, es desahogar el corazón y comunicar a nuestro director todas las sugestiones, sentimientos y afectos que nos agitan. Fíjate en que la primera condición que el Maligno pone al alma que quiere seducir es el silencio” (7).

"Son las pequeñas cosas las que cuentan en la vida", concluye el padre Thompson: "Así que haz caso a San Francisco de Sales y lucha contra las tentaciones en la forma correcta".

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