Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel


Bartolomé, Santo

Fiesta Litúrgica, 24 de agosto

Apóstol y Mártir

Martirologio Romano: Fiesta de san Bartolomé, apóstol, al que generalmente se identifica con Natanael. Nacido en Caná de Galilea, fue presentado por Felipe a Cristo Jesús en las cercanías del Jordán, donde el Señor le invitó a seguirle y lo agregó a los Doce.

Después de la Ascensión del Señor, es tradición que predicó el Evangelio en la India y que allí fue coronado con el martirio (s. I)

Etimológicamente: Bartolomé = hijo de Tolomé” (Bar =hijo. Tolomé = “cultivador y luchador”).. Viene de la lengua hebrea.

Breve Biografía

A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús) lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo.




Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios") Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.



El encuentro más grande de su vida.



El día en que Natanael o Bartolomé se encontró por primera vez a Jesús fue para toda su vida una fecha memorable, totalmente inolvidable. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe se encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le respondió: " ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le dijo: "Ven y verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" Natanael le preguntó: "¿Desde cuando me conoces?" Le respondió Jesús: "antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo te vi". Le respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre." (Jn. 1,43 ).


Felipe, lo primero que hizo al experimentar el enorme gozo de ser discípulo de Jesús fue ir a invitar a un gran amigo a que se hiciera también seguidor de tan excelente maestro. Era una antorcha que encendía a otra antorcha. Pero nuestro santo al oír que Jesús era de Nazaret (aunque no era de ese pueblo sino de Belén, pero la gente creía que había nacido allí) se extrañó, porque aquél era uno de los más pequeños e ignorados pueblecitos del país, que ni siquiera aparecía en los mapas. Felipe no le discutió a su pregunta pesimista sino solamente le hizo una propuesta: "¡Ven y verás que gran profeta es!"



Una revelación que lo convenció.



Y tan pronto como Jesús vio que nuestro santo se le acercaba, dijo de él un elogio que cualquiera de nosotros envidiaría: "Este si que es un verdadero israelita, en el cual no hay engaño". El joven discípulo se admira y le pregunta desde cuándo lo conoce , y el Divino Maestro le añade algo que le va a conmover: "Allá, debajo de un árbol estabas pensando qué sería de tu vida futura. Pensabas: ¿Qué querrá Dios que yo sea y que yo haga? Cuando estabas allá en esos pensamientos, yo te estaba observando y viendo lo que pensabas". Aquélla revelación lo impresionó profundamente y lo convenció de que este sí era un verdadero profeta y un gran amigo de Dios y emocionado exclamó: "¡Maestro, Tú eres el hijo de Dios! ¡Tú eres el

Rey de Israel! ¡Maravillosa proclamación! Probablemente estaba meditando muy seriamente allá abajo del árbol y pidiéndole a Dios que le iluminara lo que debía de hacer en el futuro, y ahora viene Jesús a decirle que El leyó sus pensamientos. Esto lo convenció de que se hallaba ante un verdadero profeta, un hombre de Dios que hasta leía los pensamientos. Y el Redentor le añadió una noticia muy halagadora.

Los israelitas se sabían de memoria la historia de su antepasado Jacob, el cuál una noche, desterrado de su casa, se durmió junto a un árbol y vio una escalera que unía la tierra con el cielo y montones de ángeles que bajaban y subían por esa escalera misteriosa. Jesús explica a su nuevo amigo que un día verá a esos mismos ángeles rodear al Hijo del Hombre, a ese salvador del mundo, y acompañarlo, al subir glorioso a las alturas.


Desde entonces nuestro santo fue un discípulo incondicional de este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.


El libro muy antiguo, y muy venerado, llamado el Martirologio Romano, resume así la vida posterior del santo de hoy: "San Bartolomé predicó el evangelio en la India. Después pasó a Armenia y allí convirtió a muchas gentes. Los enemigos de nuestra religión lo martirizaron quitándole la piel, y después le cortaron la cabeza".



Para San Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien posible.


Oración


Oh, Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable día con la festividad de tu Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo que el creyó, y predicar lo que él enseñó. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén



¡Felicidades a los Bartolomés!


Jesús viene a nosotros

Santo Evangelio según san Juan 1, 45-51. Sábado XX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Concédeme Señor, la gracia de renovar mi encuentro personal contigo, que el día de hoy y siempre tu mirada toque mi corazón.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51



En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?”. Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?”. Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.



Palabra del Señor.




Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Posiblemente en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado lo que significa escuchar hablar de una persona que no conocemos y más cuando lo que se escucha de ella son cosas grandiosas, increíbles o asombras. Seguramente nace en nuestro interior el deseo y la inquietud de conocer y poder saber de esa persona, pues de ese modo podremos comprobar personalmente la verdad de lo que escuchamos.



En el Evangelio de hoy, vemos que a Natanael le sucede algo similar. Felipe viene a él y le habla de una persona, le invita a conocerlo. Pero no se trata de una persona cualquiera, que es nueva en el pueblo, sino que le habla de Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas. Más aún, Felipe señala que lo han encontrado. Decir esto, para un judío era de gran importancia, no se podía jugar con ello. Natanael duda, pero no por ello deja apagar su inquietud de comprobar si es verdad, lo que Felipe le trasmite. Pero en el encuentro de Jesús con Natanael, sucede algo extraño, no es Natanael quien descubre y conoce a Jesús como el Mesías, sino que es el Señor quien se le revela y quien muestra que conoce a Natanael. Jesús viene a nosotros. Conoce el corazón de cada hombre, pero desea encontrarse personalmente con cada uno y revelarle su amor y verdad. Desea un encuentro de corazón a corazón. Eso fue lo que los apóstoles experimentaron en sus vidas, su mirada se cruzó con la del Señor y ambas tocaron su corazón.



Nuestra vida cristiana no puede sostenerse solo por palabras que escuchamos o leemos, sino que encuentra su sentido y verdad en el encuentro personal con el Señor. Un encuentro en el silencio de nuestro corazón, de que nace el deseo de seguirlo y permanecer con Él y ser su discípulo.



«Si esta es una clave válida de lectura de nuestra historia actual, entonces deberíamos comenzar a dar las gracias a quien nos brinda la oportunidad de este encuentro es decir, a los “otros” que llaman a nuestras puertas, ofreciéndonos la oportunidad de superar nuestros miedos para encontrar, acoger y ayudar a Jesús en persona. Y aquellos que han tenido la fuerza de dejarse liberar del miedo, los que han experimentado la alegría de este encuentro hoy están llamados a anunciarlo desde los tejados, abiertamente, para ayudar a otros a hacer lo mismo, predisponiéndose al encuentro con Cristo y su salvación. Hermanos y hermanas, es una gracia que comporta una misión, fruto del completo abandono al Señor, que es para nosotros la única certeza verdadera. Por esta razón, como individuos y como comunidades, estamos llamados a hacer nuestra la oración del pueblo redimido: “Mi fortaleza y mi canción es el Señor, él es mi salvación”».
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2019).




Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré un tiempo a solas con el Señor, en el que me vea y me sienta mirado por Él, para descubrir la paz y belleza de su mirada.



Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.



¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!



Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La familia cristiana es una iglesia doméstica

A través de la educación cristiana, los padres, ayudan a sus hijos a ser más conscientes de su fe

"Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él" (Lc 2,39-40).



La familia, es una comunidad de fe, esperanza y caridad. Por eso le podemos llamar Iglesia doméstica.


La familia cristiana es una comunión de personas, que reflejan la comunión que existe en Dios entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.



Así como Dios es creador, la familia comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos. ¡Qué gran dignidad tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora!.



La familia cristiana, como Jesús, que cuando vino al mundo se dedicó a llevar la palabra de su Padre a todos los hombres, así, la familia tiene la misión de seguir sus pasos, de evangelizar; primero que nada, a sus propios hijos y a todos cuantos le rodean. La familia cristiana también es misionera, pues querrá que otras personas también conozcan a Dios, y serán testimonio del amor de Dios por todos.



También, la familia cristiana esta llamada a la oración. A orar juntos a Dios, quien ha creado a la familia. Así, una familia que reza unida, permanecerá unida, pues juntos, los miembros de la familia se ayudarán mutuamente a vivir como auténticos cristianos.



Con la oración diaria, es decir, platicando con Dios en todo momento, contándole todo lo que pasa entre la familia para así estar más cerca de Él, es como se va a fortalecer la unión y el amor que existe entre los miembros familiares. Y, si una familia está unida con Dios por medio de la oración común, el respeto a todas las personas (que somos imagen y semejanza de Dios) se vivirá continuamente, como Dios lo ha planeado.



Es muy bueno el que todos los días, en familia se lea la Palabra de Dios. Si Dios está presente en las conversaciones, el comportamiento de los miembros de la familia será reflejo del amor de Dios. Si únicamente se habla de fútbol, chismes, envidias,..., el comportamiento de la familia será de la misma manera.



La familia cristiana es privilegiada entre las que no son cristianas, ya que es llamada por Dios nuestro Padre a ser en donde se dé la educación en los valores cristianos como el amor, la ayuda mutua, el servicio a los demás y sobre todo, a seguir a Cristo como lo hicieron sus apóstoles.



¡Qué hermoso es encontrar familias que viven ese amor por los demás! ¡Qué felicidad se ve en los rostros de aquéllos que aman a Dios!



Cuando Dios habita en una familia, la felicidad abunda en todos sus miembros.


GRATUIDAD Y EDUCACIÓN EN LA FE


El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu («vitae spiritualis ianua») y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento.

Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado.

Los padres a través de la educación cristiana ayudan a que los propios hijos se hagan más conscientes cada día del don recibido de la fe, mientras se inician gradualmente en el conocimiento del misterio de la salvación, se forman para vivir según el hombre nuevo en justicia y santidad de verdad y contribuyen al crecimiento del Cuerpo místico. La misión de la educación exige que los padres cristianos propongan a los hijos todos los contenidos que son necesarios para la maduración gradual de su personalidad desde un punto de vista cristiano y eclesial. La misión educativa comporta que la familia transmita e irradie el Evangelio, hasta el punto de que la misma vida de familia se hace itinerario de fe y, en cierto modo, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo. En la familia todos los miembros evangelizan y son evangelizados.


EVANGELIZACIÓN EN LA FAMILIA


En virtud del ministerio de la educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando con los hijos, dedicándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a ser más plenamente padres. Por tanto uno de los campos en los que la familia es insustituible es ciertamente el de la educación religiosa, gracias a la cual la familia crece como "iglesia doméstica". La educación religiosa y la catequesis de los hijos sitúan a la familia en el ámbito de la Iglesia como un verdadero sujeto de evangelización y de apostolado. Se trata de un derecho relacionado íntimamente con el principio de la libertad religiosa.


AYUDA DE OTRAS INSTITUCIONES


Las familias, y más concretamente los padres, tienen la libre facultad de escoger para sus hijos un determinado modelo de educación religiosa y moral, de acuerdo con las propias convicciones. Pero incluso cuando confían estos cometidos a instituciones eclesiásticas o a escuelas dirigidas por personal religioso, es necesario que su presencia educativa siga siendo constante y activa.



A fin de que los padres cristianos puedan cumplir dignamente su ministerio educativo, el Estado y la Iglesia tienen la obligación de dar a las familias todas las ayudas posibles, a fin de que puedan ejercer adecuadamente sus funciones educativas. Se subraya la exigencia de una particular solidaridad entre las familias, que puede expresarse mediante diversas formas organizativas como las asociaciones de familias para las familias. Es importante que las familias traten de construir entre ellas lazos de solidaridad. Esto, sobre todo, les permite prestarse mutuamente un servicio educativo común: los padres son educados por medio de otros padres, los hijos por medio de otros hijos. Se crea así una peculiar tradición educativa, que encuentra su fuerza en el carácter de la familia "iglesia doméstica".
 
Un día contra la violencia por motivos religiosos

Papa: No usar el nombre de Dios para justificar odio y violencia
| Fuente: Vatican News 


La lucha contra todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o las creencias, no es una tarea fácil en la actualidad.  Es necesario crear o proponer espacios para un debate abierto, constructivo y respetuoso de ideas, así como el diálogo interreligioso e intercultural, a nivel local, regional, nacional e internacional.

Generar espacios de conocimiento y diálogo, que superen los prejuicios, puede desempeñar un papel positivo en la lucha contra el odio religioso, la incitación y la violencia.

En muchas partes del mundo, se continúan perpetrando actos de intolerancia y violencia basados en la religión o la creencia, incluso existe cierta focalización contra personas pertenecientes a comunidades y minorías religiosas. Además, la cantidad y la intensidad de estos incidentes va en aumento, adquiriendo a menudo un carácter criminal y unas pautas repetidas a nivel internacional.

Papa: No usar el nombre de Dios para justificar odio y violencia
El Papa Francisco en su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, el pasado mes de febrero, afirmó: “Hay que condenar sin vacilación toda forma de violencia porque usar el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave profanación. No hay violencia que encuentre justificación en la religión”.

La base de este planteamiento está expresada en el prefacio del "Documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común" firmado en Abu Dhabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyib, donde se afirma: "La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano al que apoyar y amar", que invita a "todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntos"

Llamamiento a evitar derramar sangre inocente
En el mismo documento se hace un llamado: «nos pedimos a nosotros mismos y a los líderes mundiales, a los autores de la política internacional y de la economía mundial, de comprometerse seriamente a difundir la cultura de la tolerancia, la convivencia y la paz; de intervenir lo antes posible para detener el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, los conflictos, la degradación ambiental y el deterioro cultural y moral que vive el mundo actualmente».

Este llamamiento lo amplían y piden a los hombres de religión y cultura, así como a los medios de comunicación, redescubrir y difundir "los valores de la paz, la justicia, la bondad, la belleza, la hermandad humana y la convivencia común".

Cuidar el don de la vida
Los dos líderes recuerdan que el Creador «nos ha concedido el don de la vida para cuidarlo. Un don que nadie tiene derecho de eliminar, amenazar o manipular a su gusto... Por ello, condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como el genocidio, los actos terroristas, el desplazamiento forzado, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia y las políticas que apoyan todo esto».

Bartolomé

Su sencillez, falta de doblez y engaño, fue la base humana que permitió que bastase una sola conversación para que creyera

Bartolomé o Natanael 



¿Por qué se cita a este apóstol con dos nombres tan distintos como Natanael y Bartolomé? Es posible que sea cuestión de poca importancia, ya que era frecuente entonces, y aún lo es hoy, tener dos nombres, pero es posible que revele algo de la personalidad de este apóstol su dualidad onomástica.



Algún autor antiguo llega a decir que se trata de dos personas distintas, e incluso afirma que Natanael no siguió como discípulo de Jesús y por eso le sustituye Bartolomé. Pero la mayoría ve una persona con dos nombres distintos, o mejor aún con un nombre propio que sería Natanael y el marcado por su filiación: hijo de Tolmai. Esta última forma es muy frecuente en Israel como se ve en Bartimeo, Barsabás, Barjonas y otros. Según el uso nuestro de identificar a la persona con nombre y apellido, diríamos que se llamaba Natanael Bartolomé.



La disquisición parece banal, pero puede no serlo, pues nos indica un aspecto de la personalidad del sexto apóstol: era israelita por los cuatro costados, no como su amigo Felipe, o como Andrés, que tienen nombres griegos. Con el nombre de Natanael recuerda al gran profeta Natán tan cercano a David, también profeta además de ungido y rey. Si se sentía tan orgulloso de sus raíces en el pueblo de Dios, es natural pensar que también viviera a fondo su fe con la mayor coherencia posible, de un modo muy estricto. La conversación posterior con Jesús así lo indica. Luego algo nos revelan los nombres de este elegido de Dios.



Los datos de la tradición sobre su vida posterior a la que vivió con Jesús hasta la muerte son algo inciertos -como los de la mayoría-. Esto es lógico ya que vivieron en lugares donde la fe aún estaba en los comienzos; más aún si sabemos que acabaron la vida de modo violento. Bartolomé parece que evangelizó Arabia y sobre todo Armenia, quizá hizo un avance hacia Persia, e incluso se nombra la India, aunque parece menos probable. Se acepta su muerte violenta con un acento particularmente cruel, pues se le arrancó la piel todavía vivo. Parece ser que en Persia estaba en uso esta pena de muerte de desollar a los condenados. Afamados artistas así lo representan. Otras tradiciones hablan, sin embargo, de una muerte natural. Poco más importa decir, pues mártir quiere decir testigo y, tanto si murió violentamente por la fe, como si no, fue testigo fiel de ese Jesús que encontró un día gracias al entusiasmo de su amigo Felipe.




Caná y Nazaret 



Natanael era de Caná de Galilea. Este hecho también puede parecer de poca importancia, pero no es así, no sólo porque en Caná realice Jesús su primer milagro de convertir el agua en vino santificando el matrimonio, sino porque Caná estaba muy cerca de Nazaret. En dirección al lago de Genesaret se pasaba por Caná con poco tiempo de camino. Eran poblaciones vecinas, poco pobladas y poco importantes, tanto por su situación geográfica -no las cruzaban las mayores vías de comunicación-, como por los hechos históricos sucedidos en ellas -nada destacable había pasado allí-; eran lugares para vivir gente sencilla, y nada más.



Lo cierto es que cuando Felipe anuncia a Jesús con entusiasmo dice que es natural de Nazaret: "Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley, y los profetas: Jesús de Nazaret, el hijo de José". La reacción de Natanael es similar a la de los convecinos de Jesús en Nazaret pero con la variante de la rivalidad de los pueblos, pues dice: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?" ; es como si fuese difícil creer en un vecino desconocido, o conocido muy superficialmente, como el Mesías anunciado por la Torá (ley) y los Nebiim (profetas). Una vez más parece que se va a repetir aquello de que nadie es profeta en su tierra y entre los suyos, al no dar crédito a lo extraordinario por la afinidad familiar, aunque se den pruebas más que suficientes.



Otra cuestión se añade a la primera resistencia del futuro apóstol, pues es muy frecuente que entre las poblaciones vecinas se dé una cierta enemistad, más que rivalidad. ¿Fue este el motivo de la expresión medio incrédula, medio burlona de Bartolomé? No lo sabemos, pero es probable que algo influyese en su ánimo esta cuestión.



Pero la respuesta puede tener más calado y mayor calibre; la podemos enunciar así: “¿Pero, no conoces tú, mi buen y entusiasta amigo Felipe, que el Mesías debe nacer en Belén como profetizó Miqueas?, ¿te has dejado engañar por los deseos viendo lo que quieres ver? ¿no te das cuenta de que tenemos que ser más reflexivos, nosotros que tenemos un conocimiento de la Escritura mayor que la de los hombres buenos, pero rudos? Además, ¿no eran unos pescadores de Betsaida los que te han dicho eso? ¿acaso no te acuerdas de algunos que han dicho entre ellos mismos que eran el Mesías y todo ha acabado en rebeliones, sangre y nada más?. Amigo Felipe, no nos dejemos engañar por el primer entusiasta que nos diga algo, que es cuestión seria". Felipe escucha las razones de su sesudo amigo y se queda sin palabras, "es lógico todo lo que dice Natanael, pero él no lo ha visto, ni tiene la impresión que yo tengo en el corazón; tiene que verlo, pues es un hombre recto". Lo cierto es que respondió: "Ven y verás" . Es difícil encontrar una razón más atinada para el apostolado: colócate delante de Jesús y decide si crees o no.




Un verdadero israelita 



Natanael accede a la invitación de Felipe y se dirige hacia ese hombre de Nazaret que presuntamente es el Mesías. Muchos pensamientos se entrecruzan en su cabeza cuando va a su encuentro. Uno parece claro: debía tener el ánimo dispuesto y vigilante, no quiere ser engañado por un embaucador, pero, ¿y si realmente era el enviado del Señor, pues desde luego era el tiempo profetizado por Daniel?. Podemos imaginarlo algo envarado y con toda la atención dispuesta ante el encuentro tan vivamente recomendado por Felipe.



Cuando se colocó delante de Jesús, le miró con detenimiento. Sí, realmente le había visto, tiene un aspecto serio y responsable, pero... era un hombre normal. Nada del aspecto de Jesús llevaba a suponer en él algo extraordinario, aunque esa mirada era tan penetrante, que parecía que me conoce; es posible, pues somos vecinos, pero hablemos, que es el mejor modo de entendernos, piensa Natanael.



La conversación revela mucho la personalidad de Natanael Bartolomé. Tiene algo de sorprendente por lo rápido que Jesús entra el materia. Tras este diálogo, aquel hombre nada bien dispuesto vio a Jesús como el Mesías y creyó en él. Pero detengámonos en el comienzo.



"Vio Jesús a Natanael que venía y dijo: he aquí un verdadero israelita en quien no hay doblez". Las palabras son directas y pondrían un poco en guardia a Natanael, ¿cómo no pensar que eran un halago para captar su buena voluntad? Después comprobará que no es así, sino que realmente le conoce, pero de entrada la desconfianza es comprensible. Fijemos un momento la atención en saber qué es un "verdadero israelita" y así conoceremos a este discípulo nada crédulo, y nada fácil.
Un verdadero israelita significa un hombre justo que conoce la Ley y los profetas y cumple en conciencia los mandatos de Dios. Conviene tener en cuenta que en aquellos momentos existían en Israel diversos grupos según el modo de vivir la Ley.



Estaban los saduceos, cuya interpretación de la Ley era laxa en la moral y con muchas incorrecciones en la doctrina, como no creer en el ángeles, en la resurrección y quizá en la inmortalidad del alma. No parece que Natanael se contase entre los de este grupo, pues no sería el verdadero israelita alabado por Jesús. También estaban los esenios, que eran una secta muy pequeña y rigorista, quizá una derivación de los pitagóricos con elementos de la religión judía. Se separaban de los demás y los criticaban duramente; esperaban un pronto final del mundo. Tampoco parece que Natanael perteneciese a este grupo. Estaban, por fin, los fariseos que se declaraban los más fieles cumplidores de la Ley. No eran sacerdotes ni levitas, pero eran como maestros para el pueblo. Jesús dirá al pueblo que hagan lo que dicen, luego no era mala su interpretación; pero más tarde denunciará su hipocresía y orgullo. Quizá Natanael estaba muy influido por los fariseos, pero me parece que no estaba adscrito a ningún grupo, sino que era un hombre independiente que seguía su conciencia y la Ley de un modo docto y honrado. De hecho, en la Escritura se habla de los "pobres de Yavé" como aquellos que esperan con sinceridad de corazón la venida del Mesías. Entre éstos podemos contar en primer lugar a la Virgen Santa, a Juan el Bautista, Simeón, Ana de Fanuel y muchas personas sinceras y nobles como siempre han existido en el mundo y que no necesitan estar adscritos a ningún movimiento para tener el alma puesta en Dios. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica forman "el Pueblo de los "pobres", los humildes y los mansos, totalmente entregados a los designios misteriosos de Dios, los que esperan la justicia, no de los hombres, sino del Mesías, todo es, finalmente, la gran obra de la Misión escondida del Espíritu Santo durante el tiempo de las promesas para preparar la venida de Cristo. Esta es la calidad de corazón del Pueblo, purificado e iluminado por el Espíritu que se expresa en los salmos. En estos pobres, Él prepara para el Señor "un pueblo bien dispuesto" . Pienso que Natanael Bartolomé era uno de ellos.




Hombre sin doblez 



El saludo de Jesús a Natanael llamándole "verdadero israelita" va seguido de una apreciación de su carácter que conviene considerar con detenimiento, pues Jesús le valora muy positivamente. Le dice que en él "no hay doblez", es un hombre cabal; pero insistiendo en una virtud concreta: la sencillez, la sinceridad, la nobleza. Podía haber hecho referencia a la fortaleza, a la valentía, a la generosidad o a cualquier otra virtud, que muy posiblemente también poseía aquel hombre de una pieza, pero Jesús insiste en señalarle como un hombre sin doblez. ¿Por qué lo hizo así?



Cristo habla a un hombre conocedor de la Ley y los Profetas y que, por tanto, hace suyas muchos modos de decir de la Escritura, además de las verdades que expresan, pues es pródiga en hablar del corazón como lo íntimo. Veamos algunas expresiones que hacen referencia al corazón y la doblez:"No tendrán acceso a Dios los dobles de corazón" dice el Eclesiastés, añadiendo algo más adelante que los anteriormente señalados "caminan por dobles caminos", tienen una lengua con doblez, viperina diríamos nosotros. A los de ánimo doble les conmina Santiago que "purifiquen su corazón" según lo que indica la Escritura con fuerte expresión: "odio a los dobles de corazón", es más, "Dios abomina al hombre doloso" .



La palabra doblez es la traducción castellana habitual, pero la neovulgata dice más bien dolus, que tiene versión directa en dolo, es decir, engaño. El salmo 31 dice:"Bienaventurado el varón que no tiene pecado ante Dios, ni hay en su espíritu dolo" , engaño, doblez o mentira, y "dispersará a los labios engañosos". Podríamos seguir, pero basten estas muestras para saber que un verdadero israelita valoraría la falta de dolo y doblez en un cumplidor de la Ley.



Es curioso observar la distinción entre corazón malo y corazón doloso o doble. Ciertamente el corazón malo es reprobable, pero el doble y engañoso tiene el matiz hipócrita de ser malo y simular la bondad. Aquí radica su peculiar mal y su difícil curación. Ya vimos en el apartado anterior la doblez de la actitud farisaica que proclama cosas buenas, pero hace cosas peores, por la torcida intención de querer ser vistos y alabados por los hombres. Muy distinto es actuar ante Dios sin tapujos, pues no es posible engañarle. Parece una actitud un poco loca para un creyente, pues de Dios nadie se burla, pero sería una ingenuidad desconocer la fuerza del orgullo y la vanidad, y pensar que no se da con frecuencia este defecto precisamente en los que la gente llama buenos, y quizá lo son en parte.



La sencillez y la nobleza nacen de una humildad asimilada, pensada e iluminada por el mismo Dios. Muchos santos han enseñado lo que dice Santa Teresa recordando su vida anterior llena de imperfección: "Me pesaba mucho de que me tuviesen en buena opinión" . Y san Gregorio Magno -gran maestro de moral y vida espiritual- dice: "Hay algunos, en efecto, a quienes les falta la sencillez en las buenas obras que realizan, porque no buscan la retribución espiritual, sino el aplauso de los hombres: Por esto dice con razón uno de los libros sapienciales: ¡Ay del hombre que va por dos caminos".



La doblez de corazón lleva a la formación de personalidades complicadas y retorcidas. No saben expresar el fondo de sus corazones, y se manifiestan de modo oscuro, raro, difícil, distante, frío. Peor es la situación de los que sí saben expresar el fondo de sus almas y no lo hacen, pues tienen mayor malicia y retorcimiento en su corazón. Su confusión es buscada, rebuscada en muchos casos. De esa mala concepción es fácil que nazcan monstruos que, en determinadas circunstancias, pueden llegar a ser fríamente malvados.



Bartolomé no era de esos sino que era un hombre recto. Es cierto que en ocasiones algunos hombres rectos por excesiva rigidez se vuelven inflexibles y fanáticos. Se fijan en la verdad y olvidan la caridad con las personas. Es un peligro. Pero mayor peligro es no amar la verdad, y tampoco a las personas. El futuro apóstol conocía bien el doble comportamiento de muchos de sus compatriotas. Es muy posible que sintiese pena cuando, tiempo más tarde, escuche a algunos que dirigiéndose a Jesús le dicen: Maestro, "sabemos que eres veraz, y enseñas el camino de Dios conforme a la pura verdad" . Tras prometedoras palabras escondían una pregunta capciosa con el ánimo de destrozar el prestigio del Maestro al que acaban de alabar. El beato Josemaría comenta esta escena con una exclamación dolorida: "Nunca acabo de sorprenderme ante este cinismo. Se mueven con la intención de retorcer las palabras de Jesús Señor Nuestro, de tomarle en algún descuido y, en lugar de exponer llanamente lo que ellos consideraban como un nudo insoluble, intentan aturdir al Maestro con alabanzas que sólo deberían salir de labios adictos, de corazones rectos" .



Jesús no pedirá virtudes extraordinarias previas ni a sus discípulos, ni a los apóstoles, ni a ninguno que se le acerque; pero exige sencillez y sinceridad. La nobleza y la humildad de un corazón sin excesivas complicaciones pueden servir como un barro dócil en manos del alfarero, y Dios -artista divino- podrá modelar el alma dócil en una auténtica obra de arte. Pero si es doble, duro, orgulloso y falso, la propia malicia hace vana la acción de Dios.



El pecado de los fariseos no consistía en no ver en Cristo a Dios, sino en encerrarse voluntariamente en sí mismos; en no tolerar que Jesús, que es la luz, les abriera los ojos. Y por contraste "entre los que no conocen a Cristo hay muchos hombres honrados que, por elemental miramiento, saben comportarse delicadamente: son sinceros, cordiales, educados. Si ellos y nosotros no nos oponemos a que Cristo cure la ceguera que todavía queda en nuestros ojos, si permitimos que el Señor nos aplique ese lodo que, en sus manos, se convierte en colirio más eficaz, percibiremos las realidades terrenas y vislumbraremos las eternas con una luz nueva, con la luz de la fe: habremos adquirido una mirada limpia".



La sencillez de Natanael, su falta de doblez y engaño, fue la base humana que permitió que bastase una sola conversación para que creyera. Tiene la mirada limpia, y las nubes de la desconfianza y el desconocimiento se disipan con facilidad ante la luz; cosa que sería imposible si estuviese dentro de una cueva sin mirar hacia fuera y sin poder ver como el sol disipa brumas y nieblas.



Buena cosa es recomendar esa sencillez, hija de la humildad y alejada de la ingenuidad y, más aún, del doble fondo en el alma. Jesucristo aconsejará a los suyos que sean "prudentes como serpientes y sencillos como palomas". Los cristianos "han de ser cautos para no dejarse engañar por el mal, para reconocer a los lobos disfrazados de corderos, para distinguir a los falsos de los verdaderos profetas, y para no dejar pasar una ocasión de anunciar el Evangelio y de hacer el bien. Han de ser a la vez sencillos, porque sólo quien es así puede ganarse el corazón de todos. Sin sencillez, la prudencia se convertirá fácilmente en astucia ". Es la primera catequesis de Jesús: un hijo de Dios será un hombre sincero.



"Cuando estabas debajo de la higuera yo te vi" 



La imprevista alabanza de Jesús debió desconcertar sensiblemente a Natanael, pero reacciona con prontitud. No quiere ser embaucado y sí llegar al fondo de la verdad. Ni se atemoriza, ni le impresiona demasiado el buen juicio que acaba de recibir. Y, dirigiéndose a Jesús, le dice: "¿De qué me conoces?". Las palabras que acaba de oír revelan un conocimiento suficiente, un tanto espontáneo, pero nada superficial; es posible que le conociese a través del testimonio de Felipe, o de algún otro, pues directamente no le consta, aunque las palabras de aquel Maestro dan la impresión de un conocimiento mayor.



"Respondió Jesús y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, yo te vi".



Natanael experimenta un sobresalto al escuchar estas palabras. La tensión y la atención con que acudía a la cita con el pretendido Mesías era grande. La primeras palabras acentúan esa vigilancia. Pero ahora una cascada de pensamientos cae sobre su mente."Yo te vi" me ha dicho, y no me conoce de nada, según parece. Además, ha añadido que ese conocimiento es anterior al de mi amigo Felipe. Y, sobre todo, ha hablado de un dato concreto "cuando estabas debajo de la higuera". Sí que recordaba aquel momento, pero estaba sólo con sus pensamientos, en un lugar tranquilo. ¿Quién puede penetrar en el interior de un hombre sin que éste lo revele de algún modo?.



Sólo Dios conoce lo íntimo del corazón. 



El hecho de la higuera impresionó fuertemente al futuro apóstol. ¿Qué pensaba en aquel momento?. No debía ser una cuestión baladí. Seguro que se trataba de algo importante. Quizá pensaba en las profecías que anunciaban como inminente la venida del Mesías; es más, apurando los cálculos ya debía haber venido naciendo en Belén de Judá. O quizá reflexionaba sobre la paciencia de Dios con los pecados de los hombres merecedores de castigo, como dirá tiempo después Saulo de Tarso . Es posible que meditase sobre el sentido de su vida y sintiese que Dios le pedía más, sin saber exactamente qué. Cuando Natanael se da cuenta de que Jesús conoce sus pensamientos se sobresalta, hasta el punto de que él -un hombre cerebral y prudente-, exclama: "Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".



La declaración de fe de Natanael es clara y explícita: cree en Jesús como Mesías que posee las características de Hijo de Dios y de Rey de Israel, según dicen las Escrituras. Pero ese acto de fe, que después le llevará a la entrega total de su vida, se origina cuando percibe que ha sido visto y escuchado por Dios en un momento especial de su vida: cuando estaba debajo de la higuera un día concreto.



Natanael sabe que Dios ve y conoce todo, pero escucharlo de una manera tan directa es una impresión fuerte que pide una respuesta de fe y entrega total. Su conocimiento de la Palabra de Dios se hace vivo y palpable. Conoce la universalidad de la ciencia divina: "antes que fueran creadas todas las cosas ya las conocía Él, y lo mismo las conoce después de acabadas". Ese conocimiento llega hasta los detalles más insignificantes: "Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre"; incluso los animales: "Yo conozco a todos los pájaros del cielo"; y, de un modo especial, a los hombres y su intimidad pues Dios "escudriña los corazones" y "penetra todos los designios y todos los pensamientos". Es más, este conocimiento de la intimidad del hombre es exclusivo de Dios, y no participan de él ni otros hombres, ni los ángeles, si Dios no lo revela:"Tú solo escudriñas el corazón de todos los hijos de los hombres". Con esta convicción en el corazón es lógico tanto el sobresalto de Natananel, como su fe y entrega posterior.



Santo Tomás de Aquino, comentando las palabras de la epístola a los Hebreos (4,13): "todas las cosas están desnudas y descubiertas a los ojos de Dios", dice: "Todo lo ve, incluso los pensamientos y los secretos de la voluntad. De aquí que también a los hombres de manera especial, les alcanza la necesidad de obrar bien, porque todo lo que piensan y hacen está patente a la mirada divina". Natanael, como hombre recto y sin doblez, actúa con esa coherencia que tantas veces falta a los seres humanos.



Pero hay un matiz que conviene considerar. Natanael experimenta de un modo personal la mirada divina. Se da cuenta de que él no es uno más entre los millones de hombres que viven y mueren en el mundo, sino alguien escuchado por Dios. Ahora su vida ya es otra, y él puede ver con los ojos de Dios; se ve a sí mismo de otra manera; se ve como Dios le ve, se ve solo ante el Mesías. Su respuesta es consecuencia lógica, aunque sobrenatural.



Verás los cielos abiertos 



Bartolomé es el primero que hace un acto de fe explícito y claro en Jesucristo como Rey de Israel y como Hijo de Dios. Jesús se alegró al descubrir su fe y su entusiasmo. Las palabras que cierran aquel inolvidable encuentro son una joya que conviene meditar.


"Contestó Jesús: ¿porque te he dicho que te vi bajo la higuera crees? En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar en torno al Hijo del Hombre".



La solemnidad de las palabras del Señor es notoria al repetir "en verdad" dos veces. Con frecuencia las utilizará Jesús cuando quiere decir algo importante, como reforzando la fuerza de su palabra. Ahora evoca un texto de Daniel sobre el Mesías. llamado Hijo del Hombre, cuando tras la explicación al rey Baltasar de la visión de los cuatro vientos y las cuatro bestias le aclara que significan cuatro reinos, y al final concluye: "Yo estaba, pues observando durante la visión nocturna, y he aquí que venía entre nubes del cielo uno que parecía Hijo de hombre; quien se adelantó hacia el anciano de días y le presentaron ante él. Y le dio éste la potestad, el honor y el reino; y todos los pueblos, tribus y lenguas le servirán a él: la potestad suya es potestad eterna que no le será quitada, y su reino es indestructible".



Jesús habla de cosas conocidas por los buenos israelitas, y en concreto por Natanael. ¿Era este texto el que meditaba debajo de la higuera? Es muy posible. Lo cierto es que Jesús le dice con claridad que efectivamente es el Mesías esperado, y que su reinado tiene las características profetizadas por Isaías: espiritual, indestructible, universal, con potestad eterna; es decir, muy distinto de los reinos de la tierra.



El reinado de Cristo va a ser una de los temas más difíciles de entender por parte de los judíos, de los mismos apóstoles y de las sucesivas generaciones, al menos en parte. Muchos discípulos se separan del Maestro cuando no quiere aceptar el reinado después de la multiplicación de los panes. La acusación con que le llevan a los romanos es que se hace rey, y así consta en la tablilla acusatoria colgada a la cruz: Jesús Nazareno rey de los judíos. Jesús aclara una y otra vez que su reino no es de este mundo, pero nunca deja de decir que efectivamente tiene el poder de rey universal, es decir el poder pleno. Algunos discípulos presentes durante la Ascensión a los cielos le preguntan si es entonces cuando va instaurar el reino mesiánico, y Jesús responde subiendo al cielo.



Ser rey significa tener poder y autoridad para mandar y regir, para dar leyes y gobernar, para conducir al pueblo a la justicia y la paz, para superar las injusticias, ayudar al pobre y corregir al desaprensivo. El reino de Dios debe ser un reino de amor, justicia, verdad y libertad máximos. Todos los reyes de la tierra reciben su poder de Dios, y se les debe obedecer en las materias justas; no es lo suyo un mandato arbitrario para el propio beneficio. Eso sería un abuso. El Reino de Dios en la tierra debe ser un reino perfecto, como perfecto es Dios. Entonces.... ¿por qué Jesús no toma los signos externos de poder? Sólo cabe una explicación: quiere reinar en las almas, y a través de ellas transmitir su justicia, su amor, y su paz a toda sociedad. No quiere quitar la libertad y la autonomía a los hombres. Cada hombre, cada pueblo, cada civilización deben merecer la paz, la justicia y la libertad. Así quiere reinar Cristo en el mundo antes del Juicio final. Si los hombres son fieles a su doctrina y a su gracia, el mundo será un paraíso anticipado, al menos en parte. Si los hombres no dejan que Cristo reine en sus almas y en la sociedad, se llenarán de injusticias y dolores con raíces tan profundas como sus pecados.



"Intentan algunos construir la paz en el mundo, sin poner amor de Dios en sus propios corazones, sin servir por amor de Dios a las criaturas. ¿Cómo será posible efectuar, de ese modo, una misión de paz? La paz de Cristo es la del reino de Cristo; y el reino de nuestro Señor ha de cimentarse en el deseo de santidad, en la disposición humilde para recibir la gracia, en una esforzada acción de justicia, en un divino derroche de amor".



"Esto es realizable, no es un sueño inútil. ¡Si los hombres nos decidiésemos a albergar en nuestros corazones el amor de Dios! Cristo Señor Nuestro, fue crucificado y, desde la altura de la Cruz, redimió al mundo, restableciendo la paz entre Dios y los hombres. Jesucristo recuerda a todos: et ego si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad meipsum, si vosotros me colocáis en la cumbre de todas las actividades de la tierra, cumpliendo el deber de cada momento, siendo mi testimonio en lo que parece grande y en lo que parece pequeño, omnia traham ad meipsum, todo lo atraeré hacia mí. ¡Mi reino entre vosotros será una realidad!" .



Natanael creyó que Jesús era el Mesías rey esperado y vio lo esencial del reinado de Jesús. Ahora lo ve desde el cielo. Al final de los tiempos lo verá plenamente realizado cuando Cristo sea "todo en todas las cosas" y "el último enemigo que es la muerte" haya sido definitivamente vencido.



El aborto nunca será un mal menor

Respuesta al artículo titulado "¿Defensa de la vida?" publicado por Vargas Llosa en el diario El País (España)

El Obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, respondió en su programa de Radio María “Sexto Continente” al artículo titulado “¿Defensa de la vida?” publicado por el escritor peruano Mario Vargas Llosa en el diario El País, en donde hablaba sobre la reciente decisión del Senado en Argentina de no despenalizar el aborto.

Mons. José Ignacio Munilla explica en su programa Sexto Continente que esta respuesta al artículo de Vargas Llosa “no nace de ningún desencuentro” ni pretende ser un “ataque personal” contra el escritor, pero que “en la cuestión del aborto no cabe equidistancia, porque entre la vida y la muerte no existe el punto medio. Y se trata de un tema que retrata a la sociedad”.

Vargas Llosa califica la postura de la Iglesia Católica en la defensa de la vida como “escorada hacia la caverna y el oscurantismo”.

A lo que el Obispo de San Sebastián aseguró no le pareció una “descripción equilibrada” que califique de postura “escorada hacia la caverna y el oscurantismo a quienes defienden la vida” porque “si el aborto es progresismo, la ley del más fuerte es la cumbre de la democracia”.

El Prelado subrayó en su programa de Radio María que en el aborto “no se trata del derecho de la mujer a decidir si quiere o no tener hijos” porque “el hijo ya lo tiene”. Por tanto, se trata de un argumento que está “mal planteado” ya que la decisión que está en juego “es si nace vivo o va a salir muerto”.

“Si el aborto es un signo de avance de la civilización, eso es la ley del más fuerte, no es un signo de avance ni mucho menos”, advirtió.

En distintas partes del artículo, Vargas Llosa apunta a la legalización del aborto dentro de las primeras catorce semanas de gestación como “un mal menor” derivado de “unas condiciones de vida paupérrimas”.

Sin embargo, el Obispo asegura que acabar con la vida del niño nunca será “un mal menor”. “Un mal menor podría ser darlo en adopción, pero matarlo siempre es un mal mayor”, destacó, y aseguró que “no existe ningún planteamiento médico-científico para decir que es éticamente aceptable un aborto una semana antes o una semana después”.

“Esa especie de frontera de los tres meses, parece que está formulada con la pretensión de tranquilizar la conciencia. Como si dijésemos que no existe la vida antes de los tres meses, cuando todos los datos nos dicen que la vida comienza en el momento de la concepción”, afirma.

Ante el argumento de que es la pobreza la que supuestamente lleva a las jóvenes a abortar, el Prelado recordó que “las clases sociales ricas también abortan”, y “si la pobreza es la justificación para que el niño no nazca, es mejor acabar con la pobreza que con la vida del niño”.

Vargas Llosa también presenta en su artículo a la Iglesia como uno de los “adversarios más enconados de que los adolescentes reciban la formación sexual que les permitiría tener sólo los hijos que quieren tener”.

A lo que Mons. Munilla responde que el concepto de educación sexual que el escritor tiene se refiere sólo a “métodos anticonceptivos” y que “como éstos tienen un margen de error notable, al final se acaba planteando el aborto como último método anticonceptivo”.

De esta manera Obispo explica que la verdadera sexualidad es la que “enseña a entregar la vida al servicio del amor”.

Además, el escritor peruano asegura que en Argentina se realizan entre 350 mil y 450 mil abortos clandestinos cada año y que no legalizarlo hace que tan sólo esté al alcance de las mujeres ricas que puedan ir al extranjero a abortar.

Un argumento que el Prelado califica de “sorprendente”. “Acaba usted de decir que la gente abortaba porque era pobre, pero ahora descubrimos que también hay gente rica que aborta”, afirma el Obispo.

Mons. Munilla también recuerda que cuando tuvo lugar en España el debate sobre la legalización del aborto en 1985, se decía que se practicaban de manera clandestina unos 250 mil al año.

“La realidad es que el primer año, después de que se legalizara el aborto, en España hubo 467 abortos y eso que decían que había más de 200 mil abortos clandestinos”, precisa.

Por eso “es muy recurrente que en estos debates del aborto se den datos de estimaciones de la realidad falseada”.

Además, Vargas Llosa utiliza en su artículo el informe sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Pensilvania (EE UU) para desacreditar la postura de la Iglesia contra el aborto.

“No entiendo ese argumento. Es como decir que si hay corrupción en el Gobierno de una nación, se deben derogar todas las leyes”.

“De esos casos que el Papa ha dicho que ‘nos avergonzamos’, la única conclusión que debe desprenderse es la purificación y las medidas para que no vuelva a ocurrir nunca más en la vida y la historia de la Iglesia. Eso es lo que debe desprenderse, pero no que no podamos predicar los valores evangélicos”, afirma el Obispo de San Sebastián.

¿Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero?

La realidad de la Trinidad está de muchas maneras expresada en la Sagrada Escritura

Cuenta la tradición que un día el Santo de Hipona vio aun niño sacando con un cubo agua del mar que arrojaba en un hoyo, pues quería vaciar allí todos los océanos. Imposible, le dijo San Agustín. 'Más imposible es querer meter en tu cabeza el misterio de la Trinidad', le respondió el niño, quien desapareció.



Entretanto, a pesar de también ser 'un mero hoyo finito donde no cabe el mar', la mente de Santo Tomás mucho albergó de lo que es la Santísima Trinidad. Exploremos algo de eso.



¿Tres Personas Divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero un solo Dios?. Es un misterio, que ha sido revelado: La realidad de la Trinidad "está de muchas maneras expresada en la Sagrada Escritura. Por ejemplo, cuando nos habla de la existencia en Dios de tres individuos distintos, subsistentes e incomunicables, Padre, Hijo y Espíritu Santo, manifiestamente afirma la existencia de personas en Él. Y de igual manera, en los nombres equivalentes o expresiones personales con que manifiesta las relaciones de aquéllas entre sí (Cfr. Jn 10,30; Jn 15,26; Jn 17, 5; etc.)" (1)



Hemos visto en anterior nota, que en Dios existen dos y sólo dos procesiones inmanentes: la primera la del entendimiento divino, que genera el Verbo, y la segunda la procesión de amor en la que el Padre y el Hijo espiran al Espíritu Santo, que es el 'Amor Espirado'. Así como en el hombre existen dos facultades espirituales, el entendimiento y la voluntad, así en el Ser Divino existe Entendimiento y Voluntad, y de los actos de ellos proceden el Hijo y el Espíritu Santo.



De esta manera lo recuerda el P. Manuel Cuervo:

"La acción de entender es principio del origen divino según el cual procede el Verbo del entendimiento del Padre, y tiene razón de verdadera generación. Y la acción de amar es principio del origen inmanente al mismo Dios según el que procede el Espíritu Santo del amor mutuo del Padre y del Hijo, que lo espiran conjuntamente, el cual no es generación. Luego no existiendo en Dios más acciones inmanentes que la de conocer y de amar, así tampoco hay en Él más de dos orígenes o procesiones reales dentro del mismo Dios" (2)

De estas dos procesiones divinas inmanentes surgen cuatro relaciones reales.



Expresándonos con no entera exactitud técnica pero de manera que quiere ser didáctica, la procesión de entender que da origen al Verbo nos coloca frente al Entendedor (Dios Padre) y al Entendido (Dios Hijo). La procesión de amar nos coloca frente a los Amantes que espiran (Dios Padre y Dios Hijo) y al Amor Espirado (Espíritu Santo). Son cuatro relaciones es decir, "causas en orden al término". 'Causa-Padre' que origina 'Término-Hijo'; 'Causa-Padre e Hijo' que origina 'Término-Espíritu Santo'.



Pero de las anteriores cuatro relaciones sólo tres son opuestas entre sí:



"De las dos primeras es manifiesto. La relación de paternidad consiste en el orden del Padre al Hijo; y la de filiación, en el orden del Hijo al Padre. Y es claro que las relaciones expresadas en los términos del Hijo y del Padre son opuestas entre sí. Mas la espiración activa, por lo mismo que el Espíritu Santo procede del amor mutuo del Padre y del Hijo, no se opone ni a la relación de paternidad ni a la de filiación, sino tan sólo a la de procesión o amor espirador" (3).



Es decir, y siguiendo con un lenguaje más didáctico que técnico, o se es Hijo o se es Padre, pero no ambos a la vez. Y también, o se es Amor espirador (Padre e Hijo) o se es Amor espirado (Espíritu Santo), pero no ambos a la vez. Pero se puede ser Padre y Amor espirador; y se puede ser Hijo y Amor espirador: por tanto, al interior de Dios solo hay tres relaciones que se oponen verdaderamente: la de Padre, la de Hijo, y la de Espíritu Santo.



Estas tres relaciones opuestas, que son solo tres, son las Personas de la Santísima Trinidad.

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