Tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros

Jerónimo, Santo

Doctor de la Iglesia, 30 de septiembre

Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).

Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego

Breve Biografía

El siglo IV después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.

Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.

Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.

La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la large lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

Ser lo que somos delante del Señor

Santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50. Lunes XXVI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Padre, concédeme, ponerme delante de ti como lo que soy, como un niño que sabe que siempre cuanta con su Padre.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50

Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad, el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.

Entonces, Juan le dijo: “Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Quién será realmente el mayor delante del Señor? Pues de esto estaban discutiendo los discípulos. No diré que todos, pero creo que varios de ellos estaban en este plan; Judas pensaba: «bueno creo que ese seré yo, pues yo manejo el dinero y sin dinero no podemos hacer nada»; Juan dando un buen discurso sobre el amor, la paciencia, etc., y Pedro diciendo: «Tranquilos aquí mando yo». Y podemos repasar a muchos de los discípulos.

Pero qué diferente piensa nuestro Señor. Tomando un niño les muestra quién es realmente el más grande, el más importante, y no es precisamente por sus cualidades extraordinarias, sino por su sencillez de corazón que se presenta tal y como es delante del Señor. Por eso es el mayor. Cuando realmente podamos vernos delante de Dios como un niño, sabiendo que ponemos toda nuestraconfianza en el Padre, cuando nos demos cuenta que trabajamos como si dependiera de nosotros, pero teniendo claro que todo depende de Cristo estaremos siendo sencillos.

Vivamos de la mano de María, sabiendo que ella, que supo ponerse como esclava, era humilde delante de Dios a pesar de que es la criatura más perfecta que ha podido existir sobre la tierra.

«Este es el primer punto: ser humildes, reconocerse hijos, descansar en el Padre, fiarse de Él. Para entrar en el Reino de los cielos es necesario hacerse pequeños como niños. En el sentido de que los niños saben fiarse, saben que alguien se preocupará por ellos, de lo que comerán, de lo que se pondrán, etc. Esta es la primera actitud: confianza y confidencia, como el niño hacia los padres; saber que Dios se acuerda de ti, cuida de ti, de ti, de mí, de todos».

(Audiencia de S.S. Francisco, 15 de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Mostrarme como lo que soy delante de Cristo (si es posible en la Eucaristía).

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¿Qué significa estar unidos a Jesús?

Los diversos aspectos que abarca el estar unidos a Jesús, como los sarmientos deben estar unidos a la vid

El Evangelio de san Juan es el que más enseñanzas reserva para la Última Cena. En general se suele dividir en dos discursos: el primero de ellos está especialmente dedicado a la dinámica interna de la comunidad de discípulos (Jn 13,31-14,31), y el segundo discurso está dedicado a hablar de la relación de la comunidad de discípulos con el mundo (Jn 15,1-16,33). La comparación del discipulado con la vid y los sarmientos es la apertura del segundo discurso, y podemos observar que Jesús insiste fuertemente en dos temas relacionados entre sí como causa y efecto: el primer tema, que es la causa, es estar unido a él; el segundo tema, que es el efecto, es la fructificación.

Lo que más nos interesa en este momento es tratar de profundizar a qué se refiere el Señor al decir que debemos estar “unidos” a Él. Tomaremos como fuente de información el mismo Evangelio de san Juan. Nuestro Señor declaró en variadas ocasiones una profunda unidad con el Padre: “el Padre y yo somos uno” (Jn 10,30). Si miramos el discurso que había dicho el Señor con anterioridad podemos entender esta frase como “el Padre y yo estamos íntimamente unidos”. ¿Cuáles son las causas o los indicadores de esta unidad?

En primer lugar, Jesús expresa como causa de unidad con el Padre el mutuo y profundo conocimiento (cfr. Jn 10,15), esto complementado con otro discurso (cfr. Jn 8,34-40) donde Jesús contrasta sobre su Padre del cielo y el padre de los judíos, a quien ellos no conocen, nos lleva a concluir que el conocimiento es un tema importante para hablar de la unidad con Jesús. Sería ilógico pensar que permanecemos unidos a Él a partir de un trato esporádico o eventual, es necesario, para permanecer unido al Señor, una actividad cotidiana que nos lleve a conocerlo más y mejor.

El segundo aspecto de estar unido, expresado por el Señor, es la unión por el amor. En el mismo discurso del Buen Pastor (cfr. Jn 10,17) Jesús hace ver que el amor es una parte importante de la unidad con el Padre. También lo expresa en el discurso del capítulo ocho (cfr. vv. 42-49). El amor no es una emoción momentánea, más bien se trata de una comunión de perspectivas y una sumisión bondadosa del Hijo a la voluntad del Padre (Jn 10,18). Por lo tanto, para permanecer unido a Jesús debo obedecerlo, esta es la mejor manifestación de que le amo (cfr. Jn 15,14).

Una tercera característica proviene de otro contexto del Evangelio de san Juan, y es el de las acciones simbólicas: Jesús se presentó a sí mismo como el pan vivo bajado del cielo, el que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna (cfr. Jn 6,35-60). Resumiendo, tenemos tres aspectos a considerar para saber que estamos unidos a Jesús: porque procuro conocerlo más y mejor, porque cumplo voluntariamente con su voluntad y porque realizo los signos que me ha entregado para heredar la vida eterna.

El mundo actual es cada día más cruel con los excluidos

Lo afirmó el Papa durante la homilía en la Misa celebrada con motivo de la Jornada Mundial del Migrante

“Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan”. Fueron rotundas las palabras del Papa Francisco en la homilía en Misa celebrada en la Plaza de San Pedro con motivo de la 105ª Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados, en la que lamentó la triste realidad: quienes padecen las consecuencias de estos hechos “son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja sólo las ‘migajas’ del banquete’”.

Dios pide una atención especial por los más desfavorecidos

Con el Salmo 145 el Santo Padre comenzó a desarrollar su homilía:

En el Salmo Responsorial se nos recuerda que el Señor sostiene a los forasteros, así como a las viudas y a los huérfanos del pueblo. El salmista menciona de forma explícita aquellas categorías que son especialmente vulnerables, a menudo olvidadas y expuestas a abusos. Los forasteros, las viudas y los huérfanos son los que carecen de derechos, los excluidos, los marginados, por quienes el Señor muestra una particular solicitud. Por esta razón, Dios les pide a los israelitas que les presten una especial atención.

Caridad con los habitantes de las periferias existenciales

El Papa señaló que la “preocupación amorosa por los menos favorecidos”, se presenta como un rasgo distintivo del Dios de Israel. Un rasgo que también se le requiere, como deber moral, a todos los que quieran pertenecer a su pueblo. Es ese el motivo por el cual “debemos prestar especial atención a los forasteros, como también a las viudas, a los huérfanos y a todos los que son descartados en nuestros días”.

En el Mensaje para esta 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el lema se repite como un estribillo: “No se trata sólo de migrantes”. Y es verdad: no se trata sólo de forasteros, se trata de todos los habitantes de las periferias existenciales que, junto con los migrantes y los refugiados, son víctimas de la cultura del descarte. El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera.

Reflexionar sobre las injusticias que generan exclusión

Pero el Santo Padre recordó que el Señor nos pide también - junto con el ejercicio de la caridad - reflexionar sobre las injusticias que generan exclusión, en particular, “sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran”:

El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos. Es una verdad que provoca dolor, este mundo es cada día más elitista, más cruel con los excluidos. Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan. Quienes padecen las consecuencias son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja sólo las “migajas” del banquete.

Demasiado preocupados en asegurarnos una buena vida…

Con las advertencias del profeta Amós en el Antiguo testamento (cfr 6,1.4-7) el Papa Francisco volvió sobre el tema de la “cultura del bienestar”, que “nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia”:

Al final, también nosotros corremos el riesgo de convertirnos en ese hombre rico del que nos habla el Evangelio, que no se preocupa por el pobre Lázaro «cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico» (Lc 16,20-21). Demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro. Y también nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad.

No debemos permanecer indiferentes

Por ese motivo, el Santo Padre insistió en que como cristianos “no podemos permanecer indiferentes ante el drama de las viejas y nuevas pobrezas, de las soledades más oscuras, del desprecio y de la discriminación de quienes no pertenecen a ‘nuestro’ grupo”.

No podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante la miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. No podemos dejar de reaccionar. Pidamos al Señor la gracia de llorar, aquel llanto que convierte el corazón ante estos pecados. 

Los cristianos no podemos “separar” los mandamientos

Por otra parte Francisco subrayó que “amar al prójimo como a uno mismo significa también comprometerse seriamente en la construcción de un mundo más justo”. Significa “sentir compasión por el sufrimiento de los hermanos y las hermanas”, significa “acercarse, tocar sus llagas, compartir sus historias”. Y significa, además, “hacerse prójimo de todos los viandantes apaleados y abandonados en los caminos del mundo, para aliviar sus heridas y llevarlos al lugar de acogida más cercano, donde se les pueda atender en sus necesidades”.

Compromiso con la edificación de la familia humana

Amar al prójimo como a uno mismo es un “santo mandamiento” que Dios dio a su pueblo, añadió el Santo Padre. Y es un mandamiento que el Padre “selló con la sangre de su Hijo Jesús, para que sea fuente de bendición para toda la humanidad”. Pues la “familia humana”, “todos hermanos, hijos del único Padre”, es el plan original del Padre revelado en Jesucristo.

Hoy necesitamos también de una madre y confiamos al amor maternal de María, Nuestra Señora del Camino, Virgen de las muchas calles dolorosas, confiamos a Ella a los migrantes y a los refugiados, junto con los habitantes de las periferias del mundo y a quienes se hacen sus compañeros de viaje.

¿Qué es aquello de Ciclo A, B o C?

Es a través de estos Ciclos que muchos conocen gran parte de las Sagradas Escrituras

Nuestra madre la Iglesia ha querido que nosotros sus hijos nos nutramos de la palabra de Dios, de modo que no nos falte el sustento necesario para nuestra vida. Muchos han leído la Biblia por su propia cuenta, y eso es muy bueno y provechoso, pero recordemos que el lugar privilegiado para escuchar la palabra de Dios son los sacramentos, en especial la Eucaristía. Recordemos que la palabra de Dios al igual que la Eucaristía es alimento; por eso en la liturgia conocemos que en la celebración de la santa Misa se asiste a dos mesas, la mesa de la Palabra y la mesa de la eucaristía.

En el leccionario, en los “principios generales para la celebración litúrgica de la palabra de Dios” en el número 66 se nos dice que el hecho de que para los domingos y fiestas se proponga un ciclo de tres años es a causa de una lectura más variada y abundante de la Sagrada Escritura, ya que los mismos textos no volverán a leerse hasta después de tres años. Por eso la Iglesia ha clasificado las lecturas bíblicas en tres ciclos: A, B, y C. para los Domingos. Y para todos los días en año par e impar. Por lo tanto, si una persona participa atentamente en la misa dominical durante tres años habrá escuchado en su mayor parte la Sagrada Escritura.

Hay otro modo de escuchar la palabra de Dios que es el de asistir a misa todos los días, durante estos días feriales, las lecturas se dividen en dos grupos que se van alternando según sea el año: año par o año impar, que sea uno u otro depende del año civil, si es por ejemplo 2016 es año par o, por ejemplo 2017 es año impar, el año par e impar afecta sólo a las lecturas y al salmo no al evangelio, el evangelio siempre es el mismo sea año par o impar. Quien asiste a misa todos los días también tiene la oportunidad de escuchar incluso más textos que en los Domingos, esto de ningún modo nos exenta de la misa dominical. 

En cuanto al evangelio dominical el orden de los ciclos A, B, C, coincide con los tres primeros evangelios del Nuevo Testamento, los evangelios sinópticos; es decir durante el ciclo A se leerá cada domingo el evangelio según san Mateo, durante el ciclo B se leerá cada domingo el evangelio según san Marcos y san Juan, durante el ciclo C se leerá cada domingo el evangelio según san Lucas.

Cada ciclo empieza con el inicio de cada año litúrgico, es decir con el primer domingo de Adviento.

El Evangelio de San Juan se va intercalando durante el año en cualquiera de los ciclos, pero tiene un uso especial en  Cuaresma, especialmente en el ciclo A donde leemos los textos de la mujer samaritana, el ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro  y Pascua donde encontramos los relatos de las apariciones del Señor resucitado, las lecturas del buen pastor, y en el quinto, sexto y séptimo domino de pascua los pasajes del discurso y la oración del Señor después de la última cena.

Tenemos la oportunidad de profundizar en la palabra de Dios, y poder escuchar su explicación y aplicación en la homilía. Gracias a Dios, va aumentado el número de sacerdotes que como Padre Sam, nos explican a diario el evangelio. Esto nos ayuda a vivir mejor el misterio. Y vivir el encuentro con el Señor en su palabra.

Educar en Virtudes para formar niños capaces de amar

Las virtudes al ser aprendidas desde la infancia se vuelven parte de la persona.

Recordemos que no existe etapa más propicia para la formación de los hábitos que en la niñez. Para ello es importante crear un ambiente positivo en la casa, brindar apoyo emocional a los hijos, reforzado con la oración y el diálogo, pero el ejemplo de los padres resulta imprescindible. Para esto les dejamos algunas de las virtudes que les permitirán aprender a amar, no solo a su futura pareja, sino a su prójimo.

Paciencia: es la raíz y custodia de todas las virtudes. Nos enseña al dominio de uno mismo y ser compresivos con los demás.

Consejos para padres: Inculcar a sus hijos el comenzar y terminar las actividades que realicen, ya sea un juego, un deber del colegio u ordenar su cuarto, además de una que otra labor en el hogar que se le puede dar.

Prudencia y serenidad:nos enseña a ser positivos, a mantener la calma y saber examinar los pros y contras para tomar la mejor decisión.

Consejos para padres: mostrar calma ante las situaciones de estrés, explicar a los hijos cómo se ha llegado a una decisión y dejar que ellos vayan tomando sus propias decisiones.

Generosidad: nos da la fuerza para salir de nosotros mismos y emprender acciones valiosas en beneficio de los demás.

Consejo para padres: Dedicación atenta al cónyuge y la familia, demostración de solidaridad y compasión hacia aquellos que lo necesitan. Inculcar la ayuda a los demás, aunque cueste un poco de sacrificio. Por ejemplo: hacer galletas o limonada a beneficio de los más necesitados.

Sencillez: Nos enseña a valorar lo natural y disfrutar de lo ordinario de las pequeñas cosas, a ser felices sin necesidad de lujos.

Consejos para padres: Sea indiferente a las cosas materiales. Enséñeles que las personas son más importantes que las cosas; que las relaciones con los demás es lo que trae felicidad.

Humildad: Nos enseña a reconocer nuestras propias limitaciones y pedir consejo.

Consejos para padres: ser el primero en disculparse y enseñar el valor del perdón.

Templanza: Nos enseña a controlar nuestros impulsos. No supone una limitación, sino más bien evitar ser esclavos de los vicios y aquello que nos daña el alma y el cuerpo.

Consejos para padres: ejercer y transmitir el auto control desde las cosas pequeñas como el orden, el horario de comida, la higiene, etc.

Justicia: Es el fundamento para amar a los demás. Quien no aprende a pensar en los demás, en las consecuencias que sus actos tienen en los demás, es incapaz de amar.

Consejo para padres: Muéstrese amable y respetuoso con todos, sin excepciones. Alégrese al ayudar a los demás.

Sinceridad: Nos enseña a buscar y manifestar la verdad en todo momento, así parezca que nos perjudica. Nos impulsa a pedir perdón si hemos cometido algún error.

Consejo para padres: Nunca mentir a los hijos, ni ayudarlos a encubrir, es importante crear una comunicación sincera y abierta con ellos.

Fortaleza: Nos enseña a perseverar y cumplir con lo correcto. Aunque a veces atravesemos momentos difíciles, el fuerte resiste y sale adelante.

Consejos para padres: Conserve la serenidad ante las dificultades. Exhiba y transmita optimismo y confianza. Establezca rutinas y horarios.

Estas virtudes nos ayudan forman el temperamento y la rectitud, nos otorgan la capacidad de amar, y por ello, representa el cimiento de cualquier relación interpersonal. Al final del día ser capaces de amar y ser amados es lo que nos trae la felicidad, y esta felicidad, como dijo Aristóteles, “es la recompensa de la virtud”.

7 secretos matrimoniales de las parejas que funcionan bien

Algunos de estos tips, no son tan secretos

Cassandra Soars es una periodista y madre de familia que escribe desde hace años sobre temas de familia y matrimonio y ha puesto en marcha una web con ideas para ayudar en las relaciones de pareja llamada  iheartus.com. Contribuye en en otras plataformas de consejos pro-familia, como la web de ideas para madres www.imom.com. De Imom tomamos su listado de 7 hábitos de los matrimonios que funcionan bien.
 
Casandra explica que ella y su marido elaboraron esta lista hablando con un matrimonio que llevaba 30 años casado y que les ayudó en un momento duro de su vida de pareja.
 
7 secretos matrimoniales de las parejas que funcionan bien

1. Los matrimonios con éxito hablan bien el uno del otro
Se animan el uno al otro en vez de criticarse y no hablan negativamente de su cónyuge a los demás.

2. Las parejas con éxito se piden perdón en cuanto pueden y rápidamente dejan sus desacuerdos
“Un amigo me dijo que su monitor le enseñó al inicio de su matrimonio que el más fuerte es el que antes pide perdón, aunque sólo se haya equivocado al 1%. Este secreto ayuda a desarmar el conflicto casi inmediatamente”.
 
3. Crecen e intentan cosas nuevas juntos.
Aprender juntos cosas nuevas une a la pareja y aporta nuevos gozos y nuevas formas de conectar. Pueden ser nuevas aficiones, o puede ser viajar, que es una forma de explorar nuevos horizontes.

4. Cada miembro de la pareja se cuida, se anima a atender sus propias heridas
Cada uno busca activamente sanar sus propias heridas del pasado y sus problemas emocionales, todo aquello que le dificulta estar sano y que perjudicará luego a la familia. El cónyuge le puede ayudar a gestionar varias de sus tareas cotidianas mientras él o ella se repone de esas heridas o mejora en ese reto. Lo mismo se puede aplicar a las enfermedades físicas. En cualquier caso, no dejan que la cosa empeore ni lo ocultan indefinidamente sino que lo afrontan.
 
5. Las parejas con éxito pueden ver las cosas desde el punto de vista del otro
Practican la empatía y pueden pasar horas sentados, debatiendo con amabilidad sus puntos de vista para entenderse mejor y comprender los sentimientos del otro. Activamente se muestran el uno al otro que intentan comprenderse.

6. Tienen un compromiso de por vida
Nunca amenazan con irse porque abandonar o romper el matrimonio nunca lo consideran una opción, es inconcebible para ellos. “Abrir la puerta mentalmente al divorcio tiene un inmediato impacto negativo en un matrimonio. Debilita la resolución de mantenerse. El amor es un acto de la voluntad y la resolución es esencial”, escribe Cassandra Soars.

7. Hacen el uno del otro una prioridad
Ponen esfuerzo en la relación. Nunca dejan de “quedar”, de “salir”, de encontrarse... aunque sea en casa. “Se requiere intencionalidad y esfuerzo, pero es un esfuerzo que produce grandes resultados en la relación. Las parejas que hacen esto nunca se sentirán solas en su matrimonio”, concluye Soars.

 

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