Dios mira el corazón

Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, Santos

Fiesta Litúrgica, 29 de septiembre

Los 3 Arcángeles, los únicos cuyos nombres constan en la Biblia

Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

Breve Semblanza

Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.

Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.

Actualmente, se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden "angelitos" de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres.

Hay que tener cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en "amuletos" que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses.

A pesar de que están de moda, por otro lado, es muy fácil que nos olvidemos de su existencia, por el ajetreo de la vida y principalmente, porque no los vemos.

Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.

Por esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.

Misión de los ángeles

Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.

En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.

En el siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.

En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un "ser que parecía varón" -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.

La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.

Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles: nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.luchan con todo su poder por y con nosotros.

Como ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.

Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad.

Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: "Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor", (Tob 12, 12 - 16).

Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. "Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente", (Lucas 15, 10).

Jerarquía de los ángeles

Se suelen enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.

Jerarquía Suprema:

serafines
querubines
tronos

Jerarquía Media:

dominaciones
virtudes
potestades

Jerarquía Inferior:

principados
arcángeles
ángeles

Serafines: Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)

Querubines: Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren a su ministerio:

  • los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
  • las virtudes son los encargados de hacer los milagros
  • las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
  • las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
  • los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los "asistentes de Dios". Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quien como Dios". Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: en hebreo significa "Dios es fuerte", "Fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Los ángeles custodios

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma sobre este tema San Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia".

En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).

En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a Jesús, después de las Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.

Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.

Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.

Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También podemos pedirle favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.

¿Qué nos enseñan los ángeles?

Nos enseñan a:

Glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.

Cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que recibimos del señor y a cumplir su Voluntad sin discutir sus mandatos ni aplazando el cumplimiento de éstas.

Servir al prójimo, pues ellos están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Esto nos anima a compartir con nuestros hermanos penas y alegrías.

¿Quiénes son los ángeles caídos? 

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia. Pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores. Así, rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.

A Luzbel -también denominado Lucifer, Diablo o Satán- junto con los ángeles rebeldes que le siguieron -convertidos en demonios- fueron arrojados del Cielo al infierno. Quedaron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios.

No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Lucifer es el enemigo de Dios. Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al Cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.

Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien. Su acción ordinaria en el hombre es la tentación. Por ello rezamos en el Padrenuestro: “...no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”

¿Por qué creer en los ángeles?

Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.

Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.

El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

El Concilio IV de Letrán, en 1215, se señaló que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales. Se señaló que a unas y a otras, las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que imperante en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.

Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968, al formular el Credo.

En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre, para rendir culto a los ángeles custodios.

Oración a San Miguel Arcángel

    San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
    Ayúdanos a luchar contra el mal.
    Que Dios oiga tu voz y tú, como jefe del ejército del Cielo,
    combate y vence a Satanás
    y a todos los espíritus malos que andan por el mundo
    deseando la ruina de las almas.
    Amén.

Oración al Ángel de la Guarda

    Ángel del Señor, que eres mi custodio,
    Puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
    Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
    en este día.
    Amén.

    Ángel de la Guarda, dulce compañía
    No me desampares, ni de noche ni de día,
    hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.

Amor al prójimo

Santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31. Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Dios mío, Tú me amas con amor infinito, ayúdame a recibir y transmitir ese amor a los demás. Que mi corazón se abra a aquellos que más lo necesitan y que me pueda entregar en plenitud, así como Tú lo hiciste. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.

Entonces grito: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males.

Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos.

Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.

El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Seguramente todos conocemos una persona que necesita de nuestra ayuda, un mendigo en nuestro vecindario, un anciano que vive solo en casa y no tiene quién le ayude, un niño sin hogar, un amigo que nos necesita. No necesariamente tienen que ser «lázaros» con necesidades materiales, también hay «lázaros» con necesidades espirituales, «lázaros» que necesitan de una palabra de apoyo, un consejo, la compañía de un amigo. Dios nos ha puesto estas personas alrededor para que las podamos ayudar. Nosotros somos los instrumentos de Dios que saciarán las necesidades de estas personas.

Dios nos ha dotado a todos con una infinidad de dones, pero no podemos dejarnos engañar por la tentación de pensar que esos dones nos pertenecen, no, esos dones no son para nuestros intereses personales sino para el servicio de los más necesitados. Seguramente todos hemos recibido dones de Dios, no sólo bienes materiales, sino también espirituales, el don de dar consejo, de escuchar, de saber acompañar; Dios quiere que los pongamos al servicio de aquellos «lázaros» que nos rodean.

«Pregunto: ¿y nosotros? ¿Tenemos ojos para ver, oídos para escuchar, manos extendidas para ayudar, o repetimos aquel “vuelve mañana”? “Es el propio Cristo quien en los pobres levanta su voz para despertar la caridad de sus discípulos”. Nos pide que lo reconozcamos en el que tiene hambre y sed, en el extranjero y despojado de su dignidad, en el enfermo y el encarcelado. El Señor extiende su mano: es un gesto gratuito, no obligado. Así es como se hace. No estamos llamados a hacer el bien solo a los que nos aman».
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de noviembre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ayudar a alguien en necesidad el día de hoy.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La parábola del rico epulón y el pobre Lázaro

Las parábolas de Jesús.

La única parábola que tiene un nombre propio es la del rico epulón y el pobre Lázaro. Dice así: "había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro, yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros acercándose le lamían sus llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán; murió también el rico y fue sepultado. Estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando sus ojos vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno; y gritando, dijo: Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en estas llamas. Contestó Abrahán: Hijo, acuérdate de que tú recibiste bienes durante tu vida y Lázaro, en cambio, males; ahora, pues, aquí él es consolado y tú atormentado. Además de todo esto, entre vosotros y nosotros hay interpuesto un gran abismo, de modo que los que quieren atravesar de aquí a vosotros, no pueden; ni pueden pasar de ahí a nosotros. Y dijo: Te ruego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta y no vengan también a este lugar de tormentos. Pero replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los oigan! El dijo: No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a ellos, se convertirán. Y les dijo: Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán aunque uno de los muertos resucite"(Lc).

La raíz de la conversión

El uso de los bienes materiales es el criterio de juicio para entrar en el cielo -llamado entonces seno de Abraham pues aún no había resucitado Cristo que abre la posibilidad de una felicidad inimaginable en Dios- o en el infierno -llamado seol o lugar de castigo para las almas pecadoras obstinadas-. La conversión no ha de venir a raíz de milagros, ni de muertos que vuelven a la tierra; pues ya tienen la Ley moral en la Escritura o en sus corazones, sino en el deseo de cumplir la voluntad de Dios que todo judío conocía por la Ley y las Escrituras y todo hombre tiene inscrita en su corazón como ley natural.

Si estas palabras fueron dichas en Jericó, conviene recordar que es un oasis, rico en agua y vegetación, con muchos frutales y de clima tropical, rodeado de desiertos, fértil y generoso. En aquellos tiempos tenía construcciones riquísimas hechas por el rey Herodes.

La jerarquía angélica

Descripción basada en los distintos nombre se encuentran en la Biblia

Se suele enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía ,los coros de ángeles superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial.

I. Jerarquía Suprema:
– querubines
– serafines
– tronos

II. Jerarquía Media:
– dominaciones
– virtudes
– potestades

III. Jerarquía Inferior:
– principados
– arcángeles
– ángeles

Serafines

Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
Para apoyar esto, se puede leer Isaías 6,2.

Querubines
Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones son los que participan en el gobierno de las sociedades, y los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles

Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles

Les podríamos llamar los "asistentes" de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quién como Dios". Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: En hebreo significa "Dios es fuerte", "fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.

Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Imagen: Ángeles de la Resurrección de Honorato Caldera Belloriru

6 ideas para que los jóvenes perseveren en la fe luego de recibir la Confirmación

Cada tanto se confirman muchos jóvenes a los que luego nadie vuelve a ver

Cuenta una historia que una parroquia muy antigua fue invadida por una plaga de murciélagos que era tan grande, que ya nadie podía asistir a las actividades que se realizaban allí. El párroco, abrumado por la situación, recurrió a sus hermanos sacerdotes, diciéndoles: -«Hermanos, ya no sé qué hacer con estos murciélagos, he intentado de todo, pero no hay forma de hacer que se vayan»-. En eso, tomó la palabra el más anciano de la asamblea y le dijo: -«Lo que usted tiene que hacer es inscribir a esos murciélagos en la catequesis para la confirmación y santo remedio»-. Desconcertados, todos lo miraron sin entender nada. El párroco víctima de la plaga preguntó por qué tenía que preparar a los murciélagos para que reciban la confirmación, a lo que el anciano respondió: -«Pues muy fácil, hijo… una vez que los confirmas, ya no vuelven más»-.

Sí, puede que sea un chiste malo pero parece que la preparación para recibir el sacramento de la confirmación fuera como un curso del que la gente se gradúa y listo: se va a casa con sus certificados, velitas y fotos (lo que luego les sirve para tener sus “papeles al día”) por si les piden ser padrinos o madrinas o, en el mejor de los casos, contraer matrimonio. Lamentablemente, cada cierto tiempo, se confirman cientos e, incluso, miles de jóvenes, pero al año siguiente (cuando ya han recibido el sacramento) nadie vuelve a saber de ellos. Lo más triste y preocupante no es solo su ausencia en alguna instancia eclesial, sino que el fervor que logramos despertar en ellos durante la catequesis, al parecer se ha ido apagando, por lo que no han perseverado. Y aquí nos preguntamos: ¿qué nos faltó como catequistas?

No podemos dar fórmulas ni recetas, pero sí algunos elementos para la reflexión, pues nos hemos convertido en una máquina que produce católicos confirmados en serie, pero no en serio. La gente a la que preparamos parece necesitar de algo que no sabemos darle o bien los espacios que hemos creado no los saben acoger. Así es que abróchate el cinturón y vamos a revisar qué podemos hacer al respecto.

1. El mandato es: “id y evangelizar”, no hacer un afiche y esperar a que lleguen

En el Evangelio según san Mateo, Jesús envía a sus seguidores a la misión y les dice: «Por tanto, id a hacer discípulos entre todos los pueblos…» (Mt 28, 19a). Jesús no dice que hagamos actividades, jornadas, seminarios o encuentros los sábados por la tarde, que peguemos un afiche en el diario mural de la parroquia y que pasemos el aviso en misa. Eso se llama “pescar en la pecera”. A nuestros jóvenes, y a todo el mundo, tenemos que salir a buscarlos: como dice el Papa Francisco, tenemos que «primerear», es decir, tomar la iniciativa. Tenemos que ir por ellos y a donde ellos están, es ahí donde debemos llevar a Jesús.

¿Te imaginas a san Pablo predicando a los jóvenes sobre Jesús y luego diciéndoles: Bueno, ahora tienen que ir a Jerusalén, porque allí se llevan a cabo todas las cosas”?

2. Acondicionar espacios acogedores

No se trata solo de tener sillas cómodas, salas con agradable aroma y buena música ambiental, sino de acoger a los jóvenes con amor. Me ha tocado ver como adultos reciben a los jóvenes que recién llegan a las parroquias, mirándolos de pies a cabeza, cuestionando por qué usan esas ropas, por qué tienen esos piercings, por qué se hicieron esos tatuajes o lo que fuera, y peor: se molestan si los jóvenes no saben qué contestar respecto a algún tema ligado a la Iglesia, porque eso significaría que no han aprendido nada en la confirmación.

Acoger a los jóvenes implica que, cuando abrimos las puertas para recibirlos, no esperamos que vengan vestidos de un blanco radiante, con sus vidas resueltas, con el Catecismo aprendido de memoria y dejando el teléfono en casa, para que no suene durante la oración. Acondicionar espacios acogedores significa acondicionar nuestros corazones para recibirlos como los recibiría el padre del hijo pródigo, sin pedir explicaciones, con un abrazo apretado y haciendo

fiesta. Ya habrá tiempo para renovar el closet, educarlos en el uso del teléfono y reforzar aquello que no aprendieron en catequesis.

3. El valor de la pastoral de jóvenes

Es triste cuando los jóvenes de la parroquia sienten que están ahí solo porque son útiles. Es como si no tuvieran un valor “por” lo que son, sino “para” lo que sirven. Pues la verdad es: ¿qué haríamos sin los jóvenes?, necesitamos manos para mover las bancas del templo, nos urge que se disfracen para el pesebre o el vía Crucis, queremos que se suban a los postes y techos para colgar los lienzos e imágenes, necesitamos que canten y animen las peregrinaciones, entretengan a los niños y así, ¡tantas cosas! Todo eso es muy lindo, y seguro que gran parte de ustedes, adultos que leen esto, lo hicieron y les ayudó a afirmar su fe, pero, ¿qué pasa si los jóvenes sólo se dedican a crecer, formarse, reunirse, amarse y recrearse sin ser para nada útiles?, ¿los seguiremos queriendo? Te invito a que consideres esto la próxima vez que prepares la invitación a los jóvenes para quedarse en la parroquia, después de haberse confirmado, pues si solo los quieres ahí “para” servir en algo y no “por” lo valiosos que son y porque Dios los quiere cerca, quizás no te va a ir muy bien en la convocatoria.

4. Acompañar sus procesos conforme a sus edades

Qué lindo es cuando vas a una actividad y encuentras gente de tu edad, con tus intereses, que comprende lo que estás viviendo.

Muchos llegan al primer año de confirmación diferentes a como salen luego de recibir el sacramento. Entran como adolescentes e incluso como niños y salen como jóvenes. No podemos aplicar fórmulas y tratar de la misma manera a chiquillos de 13 o 14 años, que a jóvenes de 17 o 18. Estos, que ya salieron de la confirmación, están abriendo sus ojos a un mundo fascinante y cuando vuelven la mirada para ver lo que dejan atrás, en la parroquia, pocas veces encuentran algo acorde a sus procesos, más bien se encuentran con canciones, globos y dibujitos en cartulinas, que funcionaban mejor cuando eran pequeños. Es por eso que debemos prepararnos para acompañarlos con amor procurando avanzar con ellos conforme van creciendo.

5. La caridad no es un evento, es un proceso del cual debemos hacerlos parte

Qué importante es la energía de los jóvenes en las acciones caritativas que emprende la Iglesia. Sus fuerzas para todo lo que implica la ayuda al desfavorecido, sus ganas de ofrecer su tiempo libre en trabajos voluntarios, colectas, reconstrucciones y todo aquello que tiene que ver con ayudar al prójimo. Es tan propio de la juventud apasionarse por estas cosas tan necesarias y tan representativas de la acción de la Iglesia. Es por eso que debemos cuidarlas, sostenerlas en el tiempo, no sólo como un evento que se realiza un par de semanas en vacaciones de verano o invierno, no sólo para reunir cosas en Navidad. La gente sin hogar necesita de nuestra ayuda todo el año y los jóvenes pueden y quieren hacer algo, pero muchas veces no encuentran ese espacio en sus parroquias y se van a servir al prójimo en ambientes como los de las ONGs, donde gastarán su tiempo libre, viviendo sus ideales fuera de la Iglesia.

6. Cuando la gracia del sacramento fracasa

Comenzamos este post preguntándonos: ¿dónde están esos soldados de Cristo, esos cientos que año a año la Iglesia envía al mundo como sal y luz en todos los ambientes posibles? ¿Qué ocurre con los confirmados? Los Sacramentos no son magia, no se trata de poner un poquito de agua por aquí, otro poco de aceite por allá, recitar algunas palabras y ¡listo!: cambio de vida automático. San Agustín decía: «Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti»es decir, para que la gracia del sacramento produzca los efectos esperados, es necesaria la cooperación del sujeto que la recibe. Aquí el trabajo con la familia y el entorno es fundamental. Es difícil que la fe de un joven prospere y crezca si está rodeada de condiciones que la anulan constantemente. No es posible que un rosal florezca, por buena que sea la planta, si no abonamos la tierra y la regamos adecuadamente. No le echemos la culpa al rosal.

Papa Francisco: Cristianos, construyamos un mundo más justo

Antoine Mekary | ALETEIA

I.Media | Sep 29, 2019

Homilía hoy con motivo de la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados

“Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan”.

Los cristianos están llamados a construir un “mundo más justo” donde todos puedan tener la igualdad de oportunidades, dijo el Papa Francisco desde la Plaza de San Pedro el 29 de septiembre de 2019. El pontífice celebra la misa con motivo del día de los migrantes y refugiados.

Demasiado ocupados buscando preservar nuestro bienestar, advierte el Papa en su homilía, “corremos el riesgo de no vernos” de aquellos en dificultades. Sin embargo, “no podemos permanecer indiferentes” ante la tragedia de la pobreza, la soledad “más oscura”, el desprecio y la discriminación de quienes “no pertenecen a nuestro grupo”. Frente a ellos, “no podemos no llorar”, dice el Papa con fuerza antes de hacer un largo silencio.

Galería fotográfica 

Por lo tanto, cada hombre y mujer de Dios está llamado a amar a su prójimo como a sí mismo, es decir, “esforzarse sinceramente por construir un mundo más justo”. Un mundo donde todos puedan acceder a los bienes de la tierra, donde todos tengan la oportunidad de realizarse como individuos y familias, donde se garanticen los derechos y la dignidad fundamentales.

Amar al prójimo significa acercarse a uno mismo, “tocar las heridas”, compartir la historia y “manifestar concretamente la ternura de Dios hacia él”. También significa rescatar a todos los “malos” en las carreteras del mundo, para aliviarlos y llevarlos al lugar de bienvenida más cercano.

Esta “preocupación amorosa” por los menos afortunados es una “característica distintiva” del Dios de Israel, según el Papa, que se requiere de todos los que quieran pertenecer a su pueblo. “Por eso debemos prestar especial atención” a los extranjeros, así como a las viudas, los huérfanos y todos los que hoy son rechazados.

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"Asumir las dificultades de salud de nuestro hijo nos ha hecho vivir de verdad"

 “Restaurar su humanidad”

En el mensaje de este 105º Día Mundial de los Migrantes y Refugiados, un tema “vuelve como un estribillo”, enfatiza al pontífice: “No se trata solo de los migrantes”. “Y es verdad”: se trata de todos los habitantes de las “periferias existenciales” víctimas de la cultura del descarte. El Señor, asegura el sucesor de Pedro, pide “restaurar su humanidad, al mismo tiempo que la nuestra”, sin excluir a nadie.

Al final, también nosotros corremos el riesgo de convertirnos en ese hombre rico del que nos habla el Evangelio, que no se preocupa por el pobre Lázaro «cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico» (Lc 16,20-21). Demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro. Y también nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad.

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