La vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea

Laura de Santa Catalina de Siena, Santa

Virgen y Fundadora, 21 de octubre

Por: Redacción | Fuente: Vatican.va

Martirologio Romano: En el lugar de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, Santa Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upeguí, virgen, que, con notable suceso, se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de María ( 1949)

Etimología: Laura = Aquella que triunfa, viene de la lengua latina

Fecha de beatificación: 25 de abril de 2004, por el Beato Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 12 de mayo de 2013, por el Papa Francisco.

Breve Biografía

La Madre Laura de Santa Catalina de Siena (Laura Montoya Upegui), estando aquí, en la Basílica de San Pedro en el mes de noviembre del año 1930, después de una viva oración eucarística escribe: «Tuve fuerte deseo de tener tres largas vidas: La una para dedicarla a la adoración, la otra para pasarla en las humillaciones y la tercera para las misiones; pero al ofrecerle al Señor estos imposibles deseos, me pareció demasiado poco una vida para las misiones y le ofrecí el deseo de tener un millón de vidas para sacrificarlas en las misiones entre infieles! Mas, ¡he quedado muy triste! y le he repetido mucho al Señor de mi alma esta saetilla: ¡Ay! Que yo me muero al ver que nada soy y que te quiero!».

Esta gran mujer que así escribe, la Madre Laura Montoya, maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó, Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de Mayo de 1874, en el hogar de Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui, una familia profundamente cristiana. Recibió las aguas regeneradoras del Bautismo cuatro horas después de su nacimiento. El sacerdote le dio el nombre de María Laura de Jesús. Dos años tenía Laura cuando su padre fue asesinado, en cruenta guerra fratricida por defender la religión y la patria. Dejó a su esposa y sus tres hijos en orfandad y dura pobreza, a causa de la confiscación de los bienes por parte de sus enemigos. De labios de su madre, Laura aprendió a perdonar y a fortalecer su carácter con cristianos sentimientos.

Desde sus primeros años, su vida fue de incomprensiones y dolores. Supo lo que es sufrir como pobre huérfana, mendigando cariño entre sus mismos familiares. Aceptando con amor el sacrificio, fue dominando las dificultades del camino.

La acción del Espíritu de Dios y la lectura espiritual especialmente de la Sagrada Escritura, la llevaron por los caminos de la oración contemplativa, penitencia y el deseo de hacerse religiosa en el claustro carmelitano. Tenía sed de Dios y quería ir a El “como bala de cañón ”.

Esta mujer admirable crece sin estudios, por las dificultades de pobreza e itinerancia a causa de su orfandad, hasta la edad de 16 años cuando ingresa en la Normal de Institutoras de Medellín, para ser maestra elemental y de esta manera ganarse el sustento diario. Sin embargo, llega a ser una erudita en su tiempo, una pedagoga connotada, formadora de cristianas generaciones, escritora castiza de alto vuelo y sabroso estilo, mística profunda por su experiencia de oración contemplativa.

En 1914, apoyada por monseñor Maximiliano Crespo, obispo de Santa Fe de Antioquia, funda una familia religiosa: Las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena, obra religiosa que rompe moldes y estructuras insuficientes para llevar a cabo su ideal misionero según lo expresa en su Autobiografía: Necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios

MAESTRA CATEQUISTA DE LOS INDIOS

Su profesión de maestra la llevó por varias poblaciones de Antioquia y luego al Colegio de La Inmaculada en Medellín. En su magisterio no se contenta con el saber humano sino que expone magistralmente la doctrina del Evangelio. Forma con la palabra y el ejemplo el corazón de sus discípulas, en el amor a la Eucaristía y en los valores cristianos. En un momento de su trayectoria como maestra, se siente llamada a realizar lo que ella llamaba “la Obra de los indios”: En 1907 estando en la población de Marinilla, escribe: “me vi en Dios y como que me arropaba con su paternidad haciéndome madre, del modo más intenso, de los infieles. Me dolían como verdaderos hijos”. Este fuego de amor la impulsa a un trabajo heroico al servicio de los indígenas de las selvas de América.

Busca recursos humanos, fomenta el celo misionero entre sus discípulas, escoge cinco compañeras a quienes prende el fuego apostólico de su propia alma. Aceptando de antemano los sacrificios, humillaciones, pruebas y contradicciones que se ven venir, acompañadas por su madre Doloritas Upegui, el grupo de “Misioneras catequistas de los indios” sale de Medellín hacia Dabeiba el 5 de Mayo de 1914. Parten hacia lo desconocido, para abrirse paso en la tupida selva. Van, no con la fuerza de las armas, sino con la debilidad femenina apoyada en el Crucifijo y sostenida por un gran amor a María la Madre y Maestra de esta Obra misionera. “Ella, la Señora Inmaculada me atrajo de tal modo, que ya me es imposible pensar siquiera en que no sea Ella como el centro de mi vida”. La celda carmelitana, objeto de sus ansias en el tiempo de su juventud, le pareció demasiado fría ante aquellas selvas pobladas de seres humanos sumidos en la infidelidad, pero amados tiernamente por Dios. “Siento la suprema impotencia de mi nada y el supremo dolor de verte desconocido, como un peso que me agobia”.

Comprende la dignidad humana y la vocación divina del indígena. Quiere insertarse en su cultura, vivir como ellos en pobreza, sencillez y humildad y de esta manera derribar el muro de discriminación racial que mantenían algunos líderes civiles y religiosos de su tiempo. La solidez de su virtud fue probada y purificada por la incomprensión y el desprecio de los que la rodeaban, por los prejuicios y las acusaciones de algunos prelados de la iglesia que no comprendieron en su momento, aquel estilo de ser “religiosas cabras”, según su expresión, llevadas por el anhelo de extender la fe y el conocimiento de Dios hasta los más remotos e inaccesibles lugares, brindando una catequesis vivencial del Evangelio. Su Obra misionera rompió esquemas, para lanzar a la mujer como misionera en la vanguardia de la evangelización en América latina. El quemante “SITIO”- Tengo sed- de Cristo en la Cruz , la impulsa a saciar esta sed del crucificado :”¡Cuánta sed tengo! ¡Sed de saciar la vuestra Señor! Al comulgar nos hemos juntado dos sedientos: Vos de la gloria de vuestro Padre y yo de la de vuestro corazón Eucarístico! Vos de venir a mí, y yo de ir a Vos”

Mujer de avanzada, elige como celda la selva enmarañada y como sagrario la naturaleza andina, los bosques y cañadas, la exuberante vegetación en donde encuentra a Dios. Escribe a las Hermanas: ”No tienen sagrario pero tienen naturaleza; aunque la presencia de Dios es distinta, en las dos partes está y el amor debe saber buscarlo y hallarlo en donde quiera que se encuentre.”

Redacta para ellas las “Voces Místicas”, inspirada en la contemplación de la naturaleza, y otros libros como el Directorio o guía de perfección, que ayudan a las Hermanas a vivir en armonía entre la vida apostólica y la contemplativa. Su Autobiografía es su obra cumbre, libro de confidencias íntimas, experiencia de sus angustias, desolaciones e ideales, vibraciones de su alma al contacto con la divinidad, vivencias de su lucha titánica por llevar a cabo su vocación misionera. Allí muestra su “pedagogía del amor”, pedagogía acomodada a la mente del indígena, que le permite adentrarse en la cultura y el corazón del indio y del negro de nuestro continente.

La Madre Laura centra su Eclesiología en el amor y la obediencia a la Iglesia. Vive para la Iglesia a quien ama entrañablemente, y para extender sus fronteras no mide dificultades, sacrificios, humillaciones y calumnias.

Esta infatigable misionera, pasó nueve años en silla de ruedas sin dejar su apostolado de la palabra y de la pluma. Después de una larga y penosa agonía, murió en Medellín el 21 de octubre de 1949. A su muerte dejó extendida su Congregación de Misioneras en 90 casas distribuidas en tres países, con un número de 467 religiosas. En la actualidad las Misioneras trabajan en 19 países distribuidas en América, África y Europa.

Por todo lo que vivió hizo y significo la Madre Laura en su época y por todo lo que seguirá significando para la sociedad, la Congregación y la Iglesia, hoy la Congregación por ella fundada se llena de alegría al ver concretizado y culminado su proceso de Beatificación, abierto el 4 de julio de 1963, en la capilla de la Curia Arquidiocesana de Medellín, en el cual se nombró el tribunal eclesiástico para buscar diligentemente los escritos de la Sierva de Dios Laura Montoya Upegui, instruir el proceso informativo sobre su fama de santidad, virtudes en general y posibles milagros realizados por la Sierva de Dios. Hoy este proceso que duro cuarenta años ha llegado a su culminación, cuando el 25 de abril de 2004, S.S. Juan Pablo II la proclamara beata de la Iglesia.

¿Cuáles son tus seguridades?

Santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21. Lunes XXIX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por traerme a estar un rato contigo. Tú me conoces y sabes dónde están mis seguridades. Sé Tú mi seguridad. María, hazme confiar en el Señor como tú.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”.

Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: '¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida'. Pero Dios le dijo: '¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?'. Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¿Cuál era la seguridad del rico en la parábola de hoy? ¿Es ésta una verdadera seguridad, una que no falla? Tal vez hoy es un buen día para darle la mano a Jesús y asomarte a tu corazón. ¿Cuáles son tus seguridades? ¿Cuál es tu seguridad última, que fundamenta todas las demás?

No tengas miedo, Jesús está a tu lado. Deja que tu mirada encuentre la suya. ¿Cómo te hace sentir? Puedes pedirle al Señor lo que necesites, Él está aquí para ti, y te quiere con todo su corazón. No tienes que merecer su amor, Él te ama desde antes de que pudieras hacer cualquier cosa.

«La historia cobra vida cuando surge el contraste entre lo que el hombre rico planea para sí mismo y lo que Dios le plantea. El rico pone ante su alma, es decir, ante sí mismo, tres consideraciones: los muchos bienes acumulados, los muchos años que estos bienes parecen asegurarle y, en tercer lugar, la tranquilidad y el bienestar desenfrenado. Pero la palabra que Dios le dirige anula estos proyectos. En lugar de los “muchos años”, Dios indica la inmediatez de “esta noche; esta noche te reclamarán el alma”; en lugar de “disfrutar de la vida”, le presenta la “restitución de la vida; tú darás la vida a Dios”, con el consiguiente juicio. La realidad de los muchos bienes acumulados, en la que el rico tenía que basar todo, está cubierta por el sarcasmo de la pregunta: “Las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”. Pensemos en las luchas por la herencia; muchas luchas familiares. Y mucha gente, todos conocemos algunas historias, que en la hora de la muerte comienzan a llegar: sobrinos, los nietos vienen a ver: “Pero ¿qué me toca a mí? Y se lo llevan todo”. Es en esta contraposición donde se justifica el apelativo de “necio” —porque piensa en cosas que cree concretas pero que son una fantasía— con el que Dios se dirige a este hombre. Es necio porque en la práctica ha negado a Dios, no ha contado con Él».

(Ángelus de S.S. Francisco, 4 de agosto de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a visitar a Jesús en la Eucaristía y pedirle que sea Él mi gran seguridad.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jesús: respuesta al problema del mal

La Palabra de Dios afirma de forma clara y perentoria que: "Sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de tos que le aman" (Rom 8, 28).

Por: S. S. Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
1.La Palabra de Dios afirma de forma clara y perentoria que «la maldad no triunfa contra la sabiduría (de Dios)» (Sab 7, 30) y que Dios permite el mal en el mundo con fines más elevados, pero no quiere ese mal. Hoy deseamos ponernos en actitud de escuchar a Jesucristo, quien en el contexto del misterio pascual, ofrece la respuesta plena y completa a ese atormentador interrogante.

Reflexionemos antes de nada sobre el hecho que San Pablo anuncia: Cristo crucificado como «poder de Dios y sabiduría de Dios» (1 Cor 1, 24), en quien se ofrece la salvación a los creyentes. Ciertamente el suyo es un poder admirable, pues se manifiesta en la debilidad y el anonadamiento de la pasión y de la muerte en cruz. Y es además una sabiduría excelsa, desconocida fuera de la Revelación divina. En el plano eterno de Dios y en su acción providencial en la historia del hombre, todo mal, y de forma especial el mal moral --el pecado-- es sometido al bien de la redención y de la salvación precisamente mediante la cruz y la resurrección de Cristo. Se puede afirmar que, en El, Dios saca bien del mal. Lo saca, en cierto sentido, del mismo mal que supone el pecado, que fue la causa del sufrimiento del Cordero inmaculado y de su terrible muerte en la cruz como víctima inocente por los pecados del mundo. La liturgia de la Iglesia no duda siquiera en hablar, en este sentido, de la «felix culpa» (cfr. Exsultet de la Liturgia de la Vigilia Pascual).

2. Así pues, a la pregunta sobre, cómo conciliar el mal y el sufrimiento en el mundo con la verdad de la Providencia Divina, no se puede ofrecer una respuesta definitiva sin hacer referencia a Cristo. Efectivamente: por una parte, Cristo -el Verbo encarnado- confirma con su propia vida -en la pobreza, la humillación y la fatiga- y especialmente con su pasión y muerte, que Dios está al lado del hombre en su sufrimiento; más aún, que El mismo toma sobre Sí el sufrimiento multiforme de la existencia terrena del hombre. Jesús revela al tiempo que este sufrimiento posee un valor y un poder redentor y salvífico, que en él se prepara esa «herencia que no se corrompe», de la que habla San Pedro en su primera Carta: «la herencia que está reservada para nosotros en los cielos» (cfr. 2 Pe 1, 4). La verdad de la Providencia adquiere así mediante «el poder y la sabiduría» de la cruz de Cristo su sentido escatológico definitivo. La respuesta definitiva a la pregunta sobre la presencia del mal y del sufrimiento en la existencia terrena del hombre es la que ofrece la Revelación divina en la perspectiva de la «predestinación de Cristo», es decir, en la perspectiva de la vocación del hombre y la vida eterna, a la participación en la vida del mismo Dios. Esta es precisamente la respuesta que ha ofrecido Cristo, confirmándola con su cruz y con su resurrección.

3. De este modo, todo, incluso el mal y el sufrimiento presentes en el mundo creado, y especialmente en la historia del hombre, se someten a esa sabiduría inescrutable, sobre la cual exclama San Pablo, como transfigurado: «¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e insondables sus caminos ...! (Rom 11, 33). En todo el contexto salvífico, ella es de hecho la «sabiduría contra la cual no puede triunfar la maldad» (cfr. Sab, 7, 30). Es una sabiduría llena de amor, pues «tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo ... » (Jn 3, 16).

Ángelus: Jóvenes, la Iglesia confía en vosotros

Palabras del Papa después de la oración mariana

OCTUBRE 20, 2019 16:47 RAQUEL ANILLO ANGELUS Y REGINA COELI

(ZENIT – 20 octubre 2019).- “Vosotros sois protagonistas en la evangelización, especialmente entre vuestros contemporáneos”, dice el Papa Francisco a los jóvenes, en el Ángelus del 20 de octubre de 2019: “La Iglesia tiene confianza en vosotros; ¡Continuad con alegría y generosidad! “

Jóvenes de toda Italia se reunieron en la Plaza de San Pedro con sus educadores con motivo del 50 aniversario de Catholic Youth Action (RCA).

Después de la oración mariana, el Papa también saludó a la comunidad peruana de Roma, a la que alentó a mantener “siempre la fe y la tradición de (su) pueblo”.

AK

Palabras del Papa después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Crema, fue beatificado el mártir Don Alfredo Cremonesi, sacerdote misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras. Asesinado en Birmania en 1953, fue un incansable apóstol de la paz y un celoso testigo del Evangelio hasta el derramamiento de sangre. Que su ejemplo nos lleve a ser valientes obreros de fraternidad y valientes misioneros en cualquier ambiente; Que su intercesión apoye a todos los que luchan por sembrar el Evangelio en el mundo. ¡demos un aplauso al Beato Alfredo!

Y ahora os doy una cordial bienvenida a todos vosotros, peregrinos de Italia y de varios países. En particular, saludo y bendigo con cariño a la comunidad peruana de Roma, reunida aquí con la venerada imagen del Señor de los Milagros: que ¡mantenga siempre la fe y la tradición de su pueblo!  – ; también a las enfermeras de Nuestra Señora de los Dolores la Addolorata que celebraron su Capítulo General; Los participantes en la caminata “Seamos humanos”, que en los últimos meses ha recorrido las ciudades y territorios de Italia para promover un debate constructivo sobre los temas de inclusión y acogida. ¡Gracias por esta gran iniciativa!

Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes de Acción Católica, que vinieron aquí con sus educadores de todas las diócesis italianas, con motivo del 50 aniversario de la ACR. Queridos jóvenes, son protagonistas de la evangelización, especialmente entre sus contemporáneos. La Iglesia confía en vosotros; ¡Continúad con alegría y generosidad!

A todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis rezar por mí. Buen almuerzo y adios.

8 consejos prácticos para rezar mejor el Rosario

El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad- (JPII, 29 oct 78)

El Papa Juan Pablo II dijo: "El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad." (JPII, 29 oct 78) Comenzó a rezarlo desde joven y nunca lo dejó. Él mismo nos cuenta que el Rosario le acompañó en momentos de alegría y de tribulación, y que en él encontró consuelo y le confió sus preocupaciones.

No tan sólo el testimonio de Juan Pablo II y de muchos otros Papas y Santos nos exhortan a rezar el Rosario todos los días, sino la misma Virgen María se ha ocupado en diversas ocasiones de pedirnos recurrir a esta forma de oración contemplativa, especialmente para pedir por la paz del mundo.

Desde mi adolescencia tengo el hábito de rezar el Rosario todos los días, pero debo confesar que a veces caigo en la rutina: no siempre lo rezo bien. A aquellos a quienes les pasa lo mismo que a mí, quisiera compartirles algunos elementos que me ayudan para tratar de rezarlo mejor cada día.

8 consejos para rezar mejor el Rosario

Entre los 8 consejos hay actos, actitudes y reflexiones. Los he ido extrayendo de documentos de la Iglesia, sobre todo del Papa Juan Pablo II, de conversaciones con personas que disfrutan mucho el rezo del Rosario y de mi propia experiencia.

1. Antes de iniciar el Rosario es provechoso guardar unos segundos de silencio para tomar conciencia de lo que vas a hacer y así rezarlo con devoción, no mecánicamente. Adoptar la actitud del hijo que se acerca con mucho cariño a su Madre del cielo y decirle algo así: Aquí me tienes de nuevo, María, quiero estar un rato contigo, mostrarte mi afecto, sentir tu cercanía; quiero que me ayudes a conocer mejor a Tu Hijo, que me enseñes a rezar como Él y a parecerme cada día más a Él.

2. Durante unos minutos o durante todo el rezo del Rosario puedes tener delante una imagen de la Santísima Virgen que te recuerde a la que está en el cielo. A partir de la imagen perceptible con los sentidos, trae a la memoria a tu Madre del cielo y ponte espiritualmente en Sus brazos.

3. Recuerda que el Rosario consiste en meditar y contemplar los principales episodios de la vida de Cristo para conocerlo, amarlo e imitarlo. Mientras rezas las diez Avemarías de cada misterio como si fueran una melodía de fondo que tranquiliza y serena, centras tu oración en Cristo, su vida, sus enseñanzas. Los misterios del Rosario son como un compendio del mensaje de Cristo. Cada misterio tiene sus gracias especiales, grandes temas en qué meditar, grandes enseñanzas. Meditar en los misterios de la vida de Cristo nos ayuda a crecer en nuestra configuración en Él. No es un simple ejercicio intelectual, sino un encuentro vivo con Cristo, pues por las virtudes teologales podemos entrar en contacto real con Cristo.

4. "Contemplar con María el rostro de Cristo" (RVM, 3). Ponte al lado de María junto con Ella recuerda a Cristo. Si rezas así el Rosario, verás que algo sucede en tu alma mientras lo rezas. Experimentas la presencia de María que te dice que Ella está allí, siempre a tu lado, te abraza, te enseña a contemplar a Jesús. Durante el Rosario, María trabaja de manera especial en tu alma, modelándola conforme a la imagen de Jesús. Ella es quien nos conduce de modo más seguro a Cristo y lo hace no sólo con su ejemplo sino con una acción espiritual, profundamente eficaz. Cuando María y el Espíritu Santo trabajan juntos, forman una mancuerna realmente poderosa.

5. Rezar el Rosario es rezar desde el corazón de María. "Aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y la profundidad de su amor". (RVM 1) María es modelo insuperable de contemplación. A partir de la experiencia de María, el Rosario es oración contemplativa; es entrar a la escuela de oración de la Virgen María. Nos enseña mostrándonos a Jesús y permitiéndonos ver cómo ella los vive interiormente.

6. Ten siempre presente que el Rosario es un arma poderosa. Rezándolo con esta certeza de fe, obtenemos abundantes gracias a través de las manos de María. La paz del mundo es una intención particularmente querida por María. Otra intención muy especial y que, como dice Juan Pablo II, requiere hoy "urgente atención y oración", es la familia.

7. Es una oración que ayuda a unificar e integrar toda la vida y a ponerla en manos de Jesús y María, pues a lo largo de los misterios del Rosario podemos ir poniendo en sus manos las personas que más llevamos en el corazón, la familia, los amigos, la Iglesia, la nación, la humanidad, la misión, el trabajo, las preocupaciones e intenciones personales.

8. El hábito de rezar el Rosario todos los días es un modo de asegurar un contacto diario con la Virgen María, de expresarle todo tu afecto, veneración y gratitud. Es bueno tratar de rezarlo cada día mejor, con más atención, disponiéndote con las actitudes correctas, meditando mejor, poniendo más amor.

¿Quieres ser un buen padre? La Biblia te dice como

10 enseñanzas de la Biblia acerca de ser padres: una sabiduría práctica que no caduca

Ser padre nunca ha sido fácil, ni en el siglo XXI ni en la época en que se fueron escribiendo los libros de la Biblia. La Sagrada Escritura tiene mucho que decir sobre esta tarea para la que no prepara la escuela ni el mundo empresarial o laboral. En la web de formación para padres AllProdDad han seleccionado 10 versículos que pueden aplicarse en todas las épocas y en todas las familias.

1. Sé el primer maestro de tus hijos (Proverbios 22,6)

Es responsabilidad de los padres "formar al niño para que siga el buen camino". No es responsabilidad del Estado, la escuela ni el gobierno, sino de los padres.

2. Los padres han de dar ejemplo de cómo se vive bien (2ª Corintios 3,2-3)

La Escritura enseña que la forma en la que vivimos es como una "carta de Dios", una carta que leen nuestros hijos, cada día.

3. Aportad lo que necesita la familia (1ª Timoteo 5,8)

Incluso un padre de familia que está en paro o que apenas puede aportar dinero al hogar puede aportar su corazón y deseo. Solo con ser padre y estar al alcance se aporta más que con el alquiler o la comida. Los padres tienen el deber de proveer las necesidades materiales, pero incluso cuando económicamente es difícil, pueden y deben proveer mucho como padres.

4. Los buenos padres imparten disciplina a sus hijos (Proverbios 13,24)

El padre que ama a sus hijos "cuida de disciplinarlos", dice la Escritura. Eso también se relaciona con el liderazgo proactivo de los padres en el hogar.

5. Los padres pasan tiempo con sus hijos, y no es tiempo vacío (Deuteronomio 6, 6-9)

"Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa"... La Escritura pide a los padres implicarse en conversaciones profundas, corazón a corazón, que aporten sabiduría, y no solo datos. Es bueno planificar (con fecha, hora) "paseos para conversar" con los niños, de uno en uno. Es tiempo familiar que vale la pena.

6. Tener compasión es una característica paterna

Un padre tiene compasión por sus hijos, como apunta el Salmo 103,13: “así el Señor se apiada".

7. Dedica recursos a lo que dices valorar

En la carta del Apóstol Santiago (Santiago 1,22) leemos: "no os limitéis a escuchar la Palabra, ponedla por obra, no os engañéis a vosotros mismos".

8. No exasperéis a vuestros hijos (Efesios 6,4)

No exasperéis a los hijos, dice la Escritura, sino "más bien educadlos con la disciplina y enseñanza que viene del Señor". Lo que propone la Biblia es educarlos para que sean jóvenes de fe.

9. Los padres nunca se rinden en lo que toca a sus hijos

La historia del hijo pródigo (Lucas 15, 20-24) es la de un padre que nunca pierde la esperanza y está listo para recibir de nuevo a su hijo con los brazos abiertos. Educar, disciplinar, pedir que rindan cuentas... pero nunca rendirse.

10. Los padres rezan por sus hijos (1º de Crónicas, 29, 19)

"Señor, concédele a mi hijo Salomón un corazón íntegro para que pueda cumplir tus mandamientos, preceptos y leyes, poniéndolos todos en práctica", rezaba el Rey David. En AllProDad añaden: "los niños que saben sin duda alguna que sus padres rezan por ellos cada día tienen una sensación profunda de amor y seguridad". 

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