No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos

Catedral de Manila

"Sólo ser pobres", le dice al clero
¡Qué energía! ¡Qué sonrisa! ¡Qué poder ante las masas!
El clero huele a perfumes, a buenos manjares, a coches de lujo, a casas ostentosas
Macario Ofilada, 16 de enero de 2015 a las 17:17
Francisco quería un momento con los obispos, presbíteros y clero para hablarles de cómo servir a los seglares

(Macario Ofilada, Manila).-  Ya es de noche en Manila. Ahora estará descansando Francisco en la Nunciatura. Es increíble lo que puede hacer un anciano de 78 años. ¡Qué energía! ¡Qué sonrisa! ¡Qué poder ante las masas!Esta tarde ha tenido una reunión con familias filipinas en el Mall of Asia en Pasay City.

Con las familias, ha celebrado una Liturgia de la Palabra. Francisco en este viaje ha querido recalcar el rol de las familias puesto que la Familia es la Iglesia Doméstica evocando las vivencias de la Sagrada Familia sobre todo las dificultades que tuvo ésta con la persecución de Herodes y el exilio a Egipto.

Por la mañana, como dije en otro post, Francisco ha hecho un llamamiento en contra de la corrupción ante los poderosos de esta tierra de pobres.

Pero ahora quiero reflexionar un poco sobre su homilía, tras su primer discurso en el Palacio Presidencial contra la corrupción.

En principio, no quería la idea de sólo invitar a los obispos, presbíteros, religiosos a la primera misa de Francisco en tierras filipinas. En este país éstos forman parte el gremio más exclusivo. Los laicos solemos sentirnos excluidos en relación al clero y religiosos. Los laicos tendemos a autodespreciarnos frente a ellos. Para nosotros seglares, son los privilegiados. Se sientan en las mesas presidenciales en las fiestas. Comen y beben lo mejor. Son los señores de esta tierra y los seglares lamentablemente nos sentimos inferiores respecto a ellos. Somos en efecto sus siervos y ellos los amos. Así son las cosas. Pero Jesús no lo quiere así.

Pero por otra parte, entiendo no sólo las limitaciones físicas de la catedral sino también del motivo profundo para esta misa un poco exclusiva: Francisco necesita tener un encuentro un poco íntimo con ellos para recordarles algo muy importante. Es una misa para pedir fuerzas por el clero, presbíteros y religiosos para que vean la perspectiva evangélica a través de la predicación y del ejemplo del papa. Y Francisco ha colmado nuestra esperanza.

De su homilía resuena esta frase: Only by being poor. Sólo en ser pobres. Es lo mismo que lo de oler a oveja. Francisco sabe muy bien de los privilegios, del lugar elitista que ocupan los obispos, presbíteros y religioso en Filipinas. Sabe muy bien del poder que ostentan, la influencia que tienen en la sociedad filipina hasta el extremo de marginar a los seglares.

Francisco es el tercer Sumo Pontífice que besa el altar mayor de la Catedral Basílica de Manila a la que ha llegado a eso de las once de la mañana. En esta misa, por vez primera, el papa se sienta en la Cátedra del Arzobispo de Manila. Ésta se ha convertido en esta misa en Cátedra de Pedro.

Yo creo que la de Francisco es la homilía más radical pronunciada por un papa dentro de este recinto sacro, pues ha recalcado la radicalidad del evangelio haciendo una llamada en contra del materialismo. Ha puesto el dedo en la llaga, pues precisamente el elitismo del clero por estas partes huele a materialismo. Huelen a perfumes, a buenos manjares, a dinero con su despliegue de vehículos de lujo, de casas ostentosas, con un estilo de vida que aleja a casi todos los seglares, pobres en su gran mayoría. Muchos del clero no huelen a estiércol de las ovejas o al lodo de los damnificados por tifones o al sudor del bregar duro y cotidiano sino a las fiestas o a los saraos de los seglares ricos.

Frente a todo ello, el que fuera obispo de los pobres en su Argentina natal, hizo una llamada a la constante, cotidiana conversión: Constant, Everyday Conversion.
Había pantallas de televisión en Plaza Roma, en las afueras de la Catedral. Y ahora comprendo. Francisco quería un momento con los obispos, presbíteros y clero para hablarles de cómo servir a los seglares que son testigos a esta lección radical que se hallaban fuera de los muros del templo pero que constituyen la inmensa mayoría del templo de comunión, del templo místico que es la Iglesia Peregrina de Dios. Después de la misa, ha tenido lugar un evento no muy visto. Francisco ha visitado a los niños pobres en Tulay Kabataan (Puente de los Jóvenes). La iglesia tiene que ser joven. Tras hacer una llamada a la conversión al clero y religiosos que es en efecto el secreto de la juventud perenne de la iglesia, Francisco ha visitado a los jóvenes, la esperanza de la iglesia en su afán de ser joven para siempre. Ser joven significa una conversión constante y condición. Ser joven para la iglesia significa ser y oler a las ovejas. ¿Cuál es la condición para todo esto? Francisco lo ha dicho apoyándose en la radicalidad del Evangelio que ha querido subrayar ante el poderoso clero de Filipinas junto con sus homólogos de otras partes, sobre todo de Asia: Only by being poor. Sólo en ser pobres.

En una misa celebrada en Latín con una homilía en inglés, el mensaje está más que claro. No es un mensaje muerto como el Latín pero tan vivo que el inglés comprendido por la inmensa mayoría de los asistentes. El reto sigue más allá de las fronteras de la lengua y ahí en el corazón de la iglesia, entre las ovejas sobre todo los que huelen a lodo, sudor, lágrimas y sangre. Ahí está el secreto de la juventud perenne de la iglesia peregrina. Y para Francisco es la fuente de donde hay que sacar fuerzas, energía y poder para proclamar la radicalidad evangélica.

Evangelio según San Marcos 2,13-17. 


Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba. 
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?". 
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

17 de enero 2015 Sábado Y He 4, 12-16

Impresiona lo que hoy nos dice la carta a los Hebreos: «En todo el mundo creado no hay nada que Dios no vea claramente; todo es desnudo y descubierto ante los ojos de aquel a quien tendremos que dar cuentas. »Ser conscientes de ello, incluso puede suscitar en nosotros un cierto sentimiento paranoico en el que se mezclan la desconfianza de sentirte vigilado para ver cuando te cazan en un inconveniente, el miedo, el recelo, etc ... Pero mira qué dice más abajo: «Porque el sumo sacerdote (Jesús) que tenemos no es incapaz de compadecerse de nuestras debilidades.» Señor, soy débil por naturaleza, pero confío en tu capacidad de compadecerse de nosotros.

San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia 
Comentario a Lucas, 5, 23.27

"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos"

Dice el apóstol Pablo:"Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo" (Col 3, 9-10)... Ésta ha sido la obra que Cristo llevó a cabo llamando a Leví; le ha devuelto su verdadero rostro y ha hecho de él un hombre nuevo. Es también por este título de hombre nuevo que el antiguo publicano ofrece a Cristo un banquete, porque Cristo se complace en él y merece tener su parte de felicidad estando con Cristo... Desde aquel momento le siguió feliz, alegre, desbordante de gozo

"Ya no me comporto como un publicano, decía; ya no soy el viejo Leví; me he despojado de Leví revistiéndome de Cristo. Huyó de mi vida primera; sólo quiero seguirte a ti, Señor Jesús, que curas mis heridas. ¿Quién me separará del amor de Dios que hay en ti? ¿la tribulación? ¿la angustia? ¿el hambre? (Rm 8,35). Estoy unido a ti por la fe como si fuera con clavos, me has sujetado con las buenas trabas del amor. Todos tus mandatos serán como un cauterio que llevaré aplicado sobre mi herida; el remedio muerde, pero quita la infección de la úlcera. Corta, Señor, con tu espada poderosa la podredumbre de mis pecados; ven pronto a cortar las pasiones escondidas, secretas, variadas. Purifica cualquier infección con el baño nuevo.

"Escuchadme, hombres pegados a la tierra, los que tenéis el pensamiento embotado por vuestros pecados. También yo, Leví, estaba herido por pasiones semejantes. Pero he encontrado a un médico que habita en el cielo y que derrama sus remedios sobre la tierra. Sólo él puede curar mis heridas porque él no tiene esas heridas; sólo él puede quitar al corazón su dolor y al alma su languidez, porque conoce todo lo que está escondido."


Antonio, Santo Abad


Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética.

Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, sostuvo a los confesores de la fe durante la persecución del emperador Diocleciano y apoyó a san Atanasio contra los arrianos, y reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes (356).


Etimológicamente: Antonio = florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.


Fecha de canonización: Fue canonizado en el año 491.

Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.


De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.


Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.


Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.


Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.


Reliquias y orden monástica


Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.


Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.


La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.


El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.



El Papa en Tacloban

"Les pido disculpas por esto, me da pena tener que irme"
Un tifón obliga al Papa a regresar a Manila antes de lo previsto
Francisco tuvo tiempo de comer con 30 supervivientes del 'Yolanda'
El Santo Padre ha visitado la Catedral de Palo, donde ha pronunciado un corto e improvisado discurso

(Zenit/Agencias).- El papa Francisco ha anticipado su partida de la ciudad filipina de Tacloban, arrasada por el tifón Haiyan en noviembre de 2013, cuatro horas antes de lo previsto por la amenaza del Mekkhala, un tifón con fuerza dos, que se dirigía a la costa este del país.

"A las 17 el avión volvía a Manila, pero está girando un tifón de segundo grado, y los pilotos del avíon dijeron que tenemos que salir a las 13, tenemos apenas el tiempo para llegar al avíón, porque las previsiones dicen que el tiempo empeorará. Les pido disculpas por esto, me da pena, poque tenía escrito algunas cosas para decirles, pero tenemos todos el manto de la Virgen", le dijo el Papa a los fieles congregados.

En la mañana fue la celebración de la misa en el aeropuerto internacional, abarrotado de fieles a pesar de la lluvia y el viento que azota a la ciudad ininterrumpidamente.

Después el Santo Padre ha tenido que comer rápidamente con los 30 sobrevivientes del ciclón en la residencia del arzobispo de la cercana localidad de Palo, monseñor John Forrosuelo Du.

El pontífice también ha podido trasladarse velozmente al Pope Francis Center for the Poor (Centro Papa Francisco para los pobres), y aunque no ha llegado a entrar, debido a la falta de tiempo, ha bendecido las instalaciones desde el vehículo panorámico, ha informado el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, poco antes de partir hacia Manila.

Además, el Santo Padre ha visitado la Catedral de Palo, donde ha pronunciado un corto e improvisado discurso, ha rezado un Ave María y ha bendecido a los asistentes.

"Gracias por vuestra cálida bienvenida", dijo ante los fieles que se encontraban dentro de la Catedral de Palo.

"Os voy a decir una cosa que me apena. Estaba programado que el avión volviera a Manila a las 5, pero hay un tifón de segundo grado que se acerca, y el piloto del avión nos ha dicho que tenemos que salir a la una (...) Os pido perdón por ello", añadió el pontífice, que después rezó un Ave María y bendijo a los asistentes.

Momentos después, recibió como presente la imagen de una virgen tallada de un trozo de madera de las ruinas de la Catedral, que quedó arrasada por el tifón Haiyan.

El máximo representante de la Iglesia católica asimismo quiso acercarse a conocer a una familia de pescadores de Tacloban, con quien permaneció unos 10 minutos, indicó Lombardi.

En sus desplazamientos por las calles de Tacloban, el papa fue recibido por miles de ciudadanos que salieron a las calles, ataviados con chubasqueros amarillos, a pesar del fuerte viento y la lluvia.

Finalmente, el avión papal despegó del Aeropuerto Daniel Romualdez hacia Manila a las 13.08 hora local (05.08 GMT), cerca de 4 horas antes del horario de su programa oficial.

El principal objetivo de su visita a la ciudad era, precisamente, consolar a las miles de víctimas de las numerosas tormentas que azotan Filipinas, en concreto del tifón Haiyan, que arrasó Tacloban en noviembre de 2013, donde murieron casi la mitad de las 6.300 víctimas causadas por el tifón.

La nueva tormenta se acerca con vientos sostenidos de 100 kilómetros por hora a la costa este de Filipinas, donde se espera que llegue a lo largo de la tarde o noche de hoy, por lo que las autoridades filipinas han declarado el nivel de alerta 2 de un máximo de 4 en seis regiones.

Si Mekkhala, que tiene un diámetro de 400 kilómetros, sigue la trayectoria prevista, es posible que también afecte a Manila, donde Francisco prevé ofrecer este domingo una misa multitudinaria.

El papa, al que los filipinos han apodado de forma cariñosa "Lolo Kiko" (Abuelo Kiko), llegó el jueves al país con mayor número de católicos de Asia, donde fue recibido por multitud de ciudadanos.

Esta visita es la primera a Filipinas que realiza un pontífice desde hace 20 años, después de que Juan Pablo II viajara al país en enero de 1995 y donde también fue recibido por millones de personas.

En sus desplazamientos por las calles de Tacloban, el Papa ha sido recibido por miles de ciudadanos que han salido a las calles, ataviados con impermeables amarillos.

En el aeropuerto Daniel Romualdez de Tacloban se registraron unos instantes de temor porque un avión de la comitiva del Gobierno terminó fuera de la pista debido al fuerte viento.

Finalmente, el avión papal ha despegó hacia Manila donde llegó a la Base Aérea Villamor a las 15 hora local, y se dirigió hacia la nunciatura.

El discurso que el Papa iba a pronunciar en la catedral de Palo

Queridos hermanos y hermanas


Os saludo con gran afecto en el Señor. Me alegro de que podamos encontrarnos en esta catedral de la Transfiguración del Señor. Esta casa de oración, como tantas otras, ha sido reparada gracias a la notable generosidad de muchas personas. Se alza como un signo elocuente del inmenso esfuerzo de reconstrucción que vosotros y vuestros vecinos habéis llevado a cabo tras la devastación causada por el tifón Yolanda. También nos recuerda a todos nosotros que, a pesar de los desastres y el sufrimiento, nuestro Dios actúa constantemente, haciendo nuevas todas las cosas.

Muchos de vosotros habéis sufrido enormemente, no sólo por la destrucción causada por el tifón, sino por la pérdida de familiares y amigos. Hoy encomendamos a la misericordia de Dios a todos los que han muerto, e invocamos su consuelo y paz para todos los que aún lloran. Tengamos presente de una manera particular a cuantos el dolor les hace difícil ver el camino a seguir. Al mismo tiempo, demos gracias al Señor por todos los que, en estos meses, se han esforzado por retirar los escombros, visitar a los enfermos y moribundos, consolar a los afligidos y enterrar a los muertos. Su bondad, y la generosa ayuda que provenía de tantas personas en todo el mundo, son una señal cierta de que Dios nunca nos abandona.

De una manera especial, me gustaría agradecer a los numerosos sacerdotes y religiosos que respondieron con desbordante generosidad a las necesidades urgentes de los habitantes de las zonas más afectadas. Con vuestra presencia y caridad, habéis dado testimonio de la belleza y la verdad del Evangelio.

Habéis hecho presente a la Iglesia como una fuente de esperanza, salvación y misericordia. Junto con muchos de vuestros vecinos, habéis demostrado también la profunda fe y la fortaleza del pueblo filipino. Los numerosos testimonios de bondad y abnegación que se produjeron en esos días oscuros han de ser recordados y transmitidos a las generaciones futuras.
Hace unos momentos, he bendecido el nuevo Centro para los pobres, que se erige como un nuevo signo de la atención y preocupación de la Iglesia por nuestros hermanos y hermanas necesitados. Son muchos, y el Señor los ama a todos.

Hoy, desde este lugar que ha conocido un sufrimiento y una necesidad humana tan profundos, pido que se haga mucho más por los pobres. Por encima de todo, pido que en todo el país se trate a los pobres de manera justa, que se respete su dignidad, que las medidas políticas y económicas sean equitativas e inclusivas, que se desarrollen oportunidades de trabajo y educación, y que se eliminen los obstáculos para la prestación de servicios sociales. El trato que demos a los pobres será el criterio con el que seremos juzgados (cf. Mt 25,40. 45). Os pido a todos vosotros, y a cuantos son responsables de la marcha de la sociedad, que renovéis vuestro compromiso a favor de la justicia social y la promoción de los pobres, tanto aquí como en toda Filipinas.

Por último, me gustaría dirigir unas palabras de sincero agradecimiento a los jóvenes aquí presentes, y entre ellos a los seminaristas y jóvenes religiosos. Muchos de vosotros habéis mostrado una generosidad heroica en los momentos posteriores al tifón. Espero que siempre tengáis presente que la verdadera felicidad viene como consecuencia de ayudar a los demás, entregándose a ellos con abnegación, misericordia y compasión. De esta manera, seréis una fuerza poderosa para la renovación de la sociedad, no sólo en la reconstrucción de los edificios, sino más importante aún, en la edificación del reino de Dios, en la santidad, la justicia y la paz en vuestra tierra.

Queridos sacerdotes y religiosos, queridas familias y amigos. En esta catedral de la Transfiguración del Señor, pidamos que nuestras vidas sigan siendo sustentadas y transfiguradas por el poder de su resurrección. Os encomiendo a todos a la protección amorosa de María, Madre de la Iglesia. Que ella obtenga para vosotros, y para todo el amado pueblo de estas tierras, abundantes bendiciones de consuelo, alegría y paz en el Señor. Que Dios os bendiga.

El Papa, con chubasquero en Filipinas

Francisco asume el dolor de las víctimas del tifón Yolanda en una improvisada y vibrante homilía
“Tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida”
El Papa pidió permiso para hablar en castellano y proclamar que “no estamos solos”
Tantos de ustedes han perdido todo. Yo no sé qué decirles. Él sí sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido parte de la familia, solamente guardo silencio. Los acompaño con mi corazón en silencio

(Jesús Bastante).- Fue, seguramente, la homilía más personal, la más sentida, de todas cuantas Francisco ha pronunciado en estos últimos días. La que salió del corazón. Ante miles de personas, muchos de ellos supervivientes de la catástrofe del tifón Yolanda, en mitad de otra fuerte tormenta tropical, y vistiendo durante toda la ceremonia el mismo chubasquero amarillo que los fieles, queriéndose hacer uno con ellos,Bergoglio pidió permiso para poder dirigirse a ellos en español.

Dejó a un lado los papeles, el discurso preparado, y comenzó a hablar. Lenta pero apasionadamente, improvisando totalmente, dirigiéndose, de corazón a corazón, a cada persona que le escuchaba, entre aplausos, lágrimas y una profunda emoción que calentaba a todos aquellos que desafiaron, una vez más, la fiereza de la naturaleza. Miles de fieles llorando, pero reconfortados por las palabras de Francisco.

En la "zona cero" del supertifón, un hombre, solo un hombre, se dirigió, en nombre del Cristo clavado en la cruz, azotado por todos los dolores del pueblo de Tacloban, asumiendo la tristeza, la frustración y el profundo desgarro de quienes lo han perdido todo. Cristos en nuestro mundo que lo han perdido todo y que continúan cargando su cruz. Y, aunque solo fuera por unos instantes, todos los que escuchamos esas palabras nos sentimos reconfortados.

Es imposible saber lo que las víctimas de "Yolanda" vivieron en aquellos días. Resulta zafio incluso la comparación con otros sufrimientos. Pero el sentimiento de acogida, de saberse acompañados por el Señor que Francisco mostró con sus palabras, que "es como nosotros y sufrió como nosotros", traspasaba las naciones, las distancias y se colaba por los oídos y los ojos de cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar.

Francisco bien podía haber suspendido esta parte del viaje. De hecho, las autoridades desaconsejaban el vuelo, y aún ahora trabajan para decidir cómo será el regreso a Manila, si éste habrá de adelantarse o si el Papa habrá de permanecer en Taclobanhasta que mejoren las condiciones metereológicas. Tras la misa, está previsto un almuerzo en una treintena de familiares de víctimas del Yolanda.

Pero, como el mismo Bergoglio dijo, "cuando yo vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí, y esos días decidí hacer el viaje aquí. Quise venir para estar con ustedes, un poco tarde me dirán, es verdad... Pero estoy. Estoy para decirles que Jesús es el señor, que Jesús no defrauda". Y a fe que ese objetivo se consiguió.

Estas fueron sus palabras, tomadas a medida que Francisco las iba pronunciando:

"Jesús es como nosotros. Jesús vivió como nosotros. Es igual a nosotros, a todos, en todo menos en el pecado, porque él no era pecador Pero para hacerse igual que nosotros, asumió nuestro pecado, se hizo pecado.

Jesús va delante nuestro siempre y cuando nosotros pasamos por alguna cruz, él pasó primero.

Y si hoy todos nosotros nos reunimos aquí, 14 meses después que pasó el tifón Yolanda, es porque tenemos la seguridad de que no nos vamos a frustrar en la fe.

Porque Jesús pasó primero. En su pasión, él asumió todos nuestros dolores

Permítanme la confidencia. Cuando yo vi desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía que estar aquí, y esos días decidí hacer el viaje aquí.

Quise venir para estar con ustedes, un poco tarde me dirán, es verdad... Pero estoy. Estoy para decirles que Jesús es el señor, que Jesús no defrauda.

Padre, me puede decir uno de ustedes, a mí me defraudó porque perdí mi casa, mi familia, perdí lo que tenía, estoy enfermo... Es verdad eso que me decís, y respeto tus sentimientos. Pero le miro, ahí, clavado, y desde ahí no nos defrauda. El fue consagrado Señor en ese trono, y desde ahí (la cruz) pasó por todas nuestras calamidades. Jesús es el Señor, y es señor desde la cruz, ahí reinó.

Por eso él es capaz de entendernos. Se hizo en todos igual a nosotros. Por eso tenemos un Señor que es capaz de llorar con nosotros, que es capaz de acompañarnos en los momentos más difíciles de la vida.

Tantos de ustedes han perdido todo. Yo no sé qué decirles. Él sí sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido parte de la familia, solamente guardo silencio. Los acompaño con mi corazón en silencio. Tantos de ustedes se han preguntado mirando a Cristo, ¿por qué, Señor? Y a cada uno el Señor responde en el corazón desde su corazón.

Yo no tengo otras palabras que decirles, miremos a Cristo, él es el Señor, y él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que nos sobrevienen a nosotros. Y junto a él, en la cruz, estaba la madre

Nosotros somos como ese chico que está allí abajo (en referencia a la imagen de la virgen con el niño que se agarra a ella), que en los momentos de dolor, de pena, en los que queremos revelarnos, solamente nos viene tirar la mano y agarrarnos de su pollera. Y decirle Mamá, como un niño cuando tiene miedo. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros. "Madre, mamá".

Hagamos juntos un momento de silencio. Miremos al Señor, él puede comprendernos porque pasó por todas esas cosas. Y miremos a nuestra madre, y como el chico que está abajo, agarrémonos de la pollera. Con el corazón, digámosle, madre. En silencio, hagamos esta oración, cada uno dígale lo que siente...

No estamos solos. Tenemos una madre, tenemos a Jesús, nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos, que en este momento de catástrofe vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más hermanos, que nos hemos ayudado unos a otros. Esto es lo único que me sale decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda. Tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra madre no defrauda.

Y agarrados a ella como madre, y con la fuerza de Jesús nuestro señor, sigamos adelante. Y como hermanos, caminemos juntos".

Al término de la misa, el Papa, de nuevo en español, dio las gracias a Dios "por estar hoy con nosotros, por compartir nuestros dolores, por darnos esperanza. Gracias Señor por tu gran misericordia, porque quisiste ser como uno de nosotros. Gracias Señor porque siempre estás cercano a nosotros, aun en los momentos de cruz. Gracias Señor, por darnos la esperanza. Señor, que no nos roben la esperanza. Gracias, Señor, porque en el momento más oscuro de tu vida, en la cruz, te acordaste de nosotros y nos dejaste una madre, tu madre. Gracias, Señor, por no dejarnos huérfanos".

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