“Hemos encontrado al Mesías.”
- 18 Enero 2015
- 18 Enero 2015
- 18 Enero 2015
El Papa con el chubasquero amarillo en Tacloban
"Perdonadme, no tengo palabras, pero Dios no os defraudará"
La emoción del Papa en Tacloban
Durante la misa homenaje a víctimas y supervivientes del tifón Yolanda
Cien mil peregrinos acudieron a escuchar las oraciones del Papa Francisco
El Papa oficiando la celebración
Los más de 100.000 peregrinos, supervivientes del tifón Yolanda, que acudieron a la misa en Tacloban, en la isla de Leyte, quedaron profundamente emocionados por un papa Francisco que aseguró que no tenía palabras ante tanto sufrimiento.
La mayoría de los peregrinos que hoy abarrotaron la explanada adyacente al aeropuerto de Tacloban lo perdieron todo en noviembre de 2013, cuando el peor ciclón de la Historia con vientos de 320 kilómetros por hora y zonas que quedaron sepultadas bajo 7 metros de agua.
"Perdonadme, no tengo palabras, pero Dios no os defraudará", dijo Francisco a los peregrinos y después pidió guardar unos minutos de silencio.
"Lo que más me ha emocionado ha sido cuando el papa ha pedido guardar silencio, porque cuando se acabó el tifón lo único que quedó era el silencio", explicó a EFE Letezia, una mujer de unos 50 años, que asistió a la misa con un grupo de peregrinos desde Ormoc, una localidad cercana.
Analyn Pesquera, una joven también Ormoc, que vino a Tacloban con su madre y unos cuantos amigos y familiares, empapada y llena de barro expresaba su felicidad por ver al papa. "Ha sido un detalle que haya querido hablar español para poder ser más cercano a nosotros. Me ha gustado mucho cuando decía no tener palabras ante lo que pasó", dijo Pesquera.
La madre de Analyn, emocionada hasta las lágrimas, aseguraba que nunca podría haber pensado vivir algo como "el tifón", pero sobre todo "haber visto al papa" aunque fuera de lejos.
Todos ellos cuentan la historia de devastación que vivieron tras el tifón, que asoló totalmente la isla de Leyte y los alrededores, causando más de 8.000 víctimas y numerosos desaparecidos. Muchos llevan en sus manos las fotos, ahora mojadas, de los parientes que perdieron en esta catástrofe.
"Pero nos levantaremos. Somos gente fuerte. El papa nos ha dado la fuerza", explicó Conchita Pan, una de las peregrinas que con su familia y amigos llegó desde la cercana isla de Samar, tras ocho horas de viaje. Han pasado toda la noche en esta explanada, a pesar de que durante la madrugada comenzó a llover y se convirtió en un lodazal, llevan sus pertenecías en sacos y están cansados, pero vuelven felices porque para muchos se ha cumplido el sueño de su vida. Los peregrinos agradecían la presencia de los medios de comunicación en esta isla perdida del Pacífico: "Gracias por haber venido a vernos", afirmaban cuando veían a un periodista. Ataviados con sus impermeables amarillos, el mismo que el papa no se quiso quitar durante toda la visita, fueron abandonando el recinto y algunos emprendieron una marcha de varios kilómetros andando para regresar a casa. "No os podéis ni imaginar los esfuerzos que ha hecho esta gente para poder estar aquí", explicaba a EFE uno de los tantos voluntarios encargados de distribuir agua a los peregrinos. El papa, que tenía previsto pasar toda la jornada en la isla y visitar la localidad de Palo, tuvo que acelerar sus actos, pero pudo también almorzar y saludar a 30 familias que perdieron a muchos familiares tras el tifón. También se detuvo durante una decena de minutos en una casa de un pescador de Palo y su mujer y que tienen dos niños, como símbolo de cercanía a la población, según explicó el portavoz vaticano Federico Lombardi en el avión papal.
(RD/Agencias)
Aprender a vivir
El evangelista Juan ha puesto un interés especial en indicar a sus lectores cómo se inició el pequeño grupo de seguidores de Jesús. Todo parece casual. El Bautista se fija en Jesús que pasaba por allí y les dice a los discípulos que lo acompañan: «Este es el Cordero de Dios». Probablemente, los discípulos no le han entendido gran cosa, pero comienzan a «seguir a Jesús». Durante un tiempo, caminan en silencio. No ha habido todavía un verdadero contacto con él. Están siguiendo a un desconocido y no saben exactamente por qué ni para qué.
Jesús rompe el silencio con una pregunta: «¿Qué buscáis?» ¿Qué esperáis de mí? ¿Queréis orientar vuestra vida en la dirección que llevo yo? Son cosas que es necesario aclarar bien. Los discípulos le dicen: «Maestro, ¿dónde vives?» ¿Cuál es el secreto de tu vida? ¿Qué es vivir para ti? Al parecer, no buscan conocer nuevas doctrinas. Quieren aprender de Jesús un modo diferente de vivir. Quieren vivir como él.
Jesús les responde directamente: «Venid y lo veréis». Haced vosotros mismos la experiencia. No busquéis información de fuera. Venid a vivir conmigo y descubriréis cómo vivo yo, desde dónde oriento mi vida, a quiénes me dedico, por qué vivo así.
Este es el paso decisivo que necesitamos dar hoy para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo. Millones de personas se dicen cristianas, pero no han experimentado un verdadero contacto con Jesús. No saben cómo vivió, ignoran su proyecto. No aprenden nada especial de él. Mientras tanto, en nuestras iglesias no tenemos capacidad para engendrar nuevos creyentes. Nuestra palabra ya no resulta atractiva ni creíble. Al parecer, el cristianismo, tal como nosotros lo entendemos y vivimos, interesa cada vez menos. Si alguien se nos acercara a preguntarnos: «dónde vivís», «qué hay de interesante en vuestras vidas», ¿cómo responderíamos?
Es urgente que los cristianos se reúnan en pequeños grupos para aprender a vivir al estilo de Jesús escuchando juntos el evangelio. Él es más atractivo y creíble que todos nosotros. Puede engendrar nuevos seguidores, pues enseña a vivir de manera diferente e interesante.
José Antonio Pagola 2 Tiempo Ordinario – B. (Juan 1,35-42). 18 de enero 2015
II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. LA LLAMADA
(1Sam 3, 3b-10. 19; Sal 39; 1Cor 6, 13c-15a. 17-20; Jn 1, 35-42)
Pocos días, como sucede este domingo, se encuentran en las lecturas tantas concurrencias. Si se observan atentamente los textos que se proclaman en la Liturgia de la Palabra, en todos ellos se encuentra una referencia a la vocación esencial que tiene todo creyente cristiano: el seguimiento de Jesús.
De manera profética, se nos narra la vocación del joven Samuel y su respuesta, que se convierte en aforismo y referente, si se desea responder de manera adecuada a la voluntad divina: “El Señor se presentó y lo llamó como antes: -«¡Samuel, Samuel!» Él respondió:-«Habla, que tu siervo te escucha» (1Sam 3, 19).
El salmista, de manera semejante al pequeño Samuel, reitera la actitud que conviene tener en el caso de sentir la moción consoladora de seguir a Jesús. “«Aquí estoy -como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas”. (Sal 39).
Para poder responder de la manera que se nos indica, una clave es tener conciencia de que no nos poseemos. Y los dones naturales y espirituales recibidos no son para provecho propio, sino para servir a los demás. La afirmación del apóstol Pablo es contundente: “No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!” (1Cor 6, 19-20). El ejemplo que nos dan los primeros discípulos del Maestro de Galilea, al comienzo del Tiempo Ordinario, marca la actitud que nos corresponde mantener. Si no se ha llegado a discernir la llamada, al menos deberemos mantenernos en actitud de búsqueda, y en caso de percibir la resonancia del Evangelio, la decisión de dejarlo todo y de seguir al Señor es lo que procede, según el relato del Cuarto Evangelio. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: “-«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: -«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: -«Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde” (Jn 1, 39). Aunque se puede contemplar la concentración de textos relacionados con la llamada de Dios, a la hora de la respuesta, se descubre la necesidad de un proceso. Así se advierte en el caso del profeta Samuel y en el de los discípulos de Jesús. Lo importante es mantenerse en la escucha interior y en la interpretación teologal de los acontecimientos.
Evangelio según San Juan 1,35-42.
Estaba Juan Bautista otra vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué quieren?". Ellos le respondieron: "Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?". "Vengan y lo verán", les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas", que traducido significa Pedro.
Basilio de Seleucia (¿- c. 468), obispo. Sermón en honor de San Andrés, 4; PG 28, 1105
“Hemos encontrado al Mesías.”
Tomando consigo a Pedro, Andrés condujo a su hermano al Señor para que se haga discípulo suyo como él. Es la primera evangelización de Andrés. Hace aumentar el número de los discípulos, introduce a Pedro en el círculo de ellos y Cristo lo hará jefe de los discípulos. Tanto es así que, más tarde, Pedro debe a Andrés su conducta irreprochable que puso para ello la semilla en el corazón de Pedro. La alabanza dirigida a uno redunda en alabanza del otro, porque los bienes de uno pertenecen también al otro y el uno se enaltece con las alabanzas del otro.
¡Qué alegría procuró Pedro a los demás cuando respondió con prontitud a la pregunta del Señor, rompiendo el silencio turbado de los discípulos! (...) Pedro pronunció estas palabras: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!” (Mt 16,16) Hablaba en nombre de todos. En una frase proclamaba al Salvador y su designio de salvación. Esta proclamación está en unísono con la de Andrés. Las palabras que Andrés dijo a Pedro cuando lo condujo al Señor: --Hemos encontrado al Mesías,— fueron confirmadas por el Padre celestial que los inspiró a Pedro (Mt 16,17): “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!”.
Santa Prisca de Roma
Santa Prisca de Roma, mártir
En Roma, conmemoración de santa Prisca, bajo cuyo nombre fue dedicada la basílica edificada en la colina del Aventino.
Grandes son la confusión y la incertidumbre a propósito de la santa conmemorada en este día con el nombre de Prisca. Por una parte, es indudable que sus «Actas», que datan a lo más del siglo X, carecen de valor histórico, ya que se trata de una simple reproducción del martirio legendario de santa Tatiana, con ligeras modificaciones. Por otra parte, es indudable que, por lo menos en Roma, se tributaba culto desde épocas muy remotas a una santa llamada Prisca o Priscila. Casi todas las relaciones la mencionan como mártir e indican que su tumba se halla en las catacumbas de Priscila, en la Vía Salaria. Además existe en el Aventino una iglesia dedicada a Santa Prisca. Dicha iglesia da su título a un cardenal. Del siglo IV al VIII, el nombre era «titulus S. Priscae», pero hacia el año 800, empezó a llamarse «titulus Aquilae et Priscae». Este último nombre se refiere evidentemente a Aquila y su esposa, Prisca, de quienes el Nuevo Testamento habla más de una vez, en relación con San Pablo (por ej. Rm 16,3). Sin embargo, el Martirologio Romano conmemora a Aquila y Prisca el 8 de julio y les sitúa en Asia Menor. Se han hecho muchas conjeturas para resolver el problema; en particular se ha hecho notar que Prisca era uno de los nombres favoritos de la familia de los Acilios Glabriones, y que el nombre latino "Aquila" se escribe en griego "Akúlas". Pero hasta el presente, no se ha llegado a ninguna solución. Su iglesia en Roma, es una de las más primitivas. El cuerpo de la joven estaría enterrado en las catacumbas de Priscila. El año de 499 que menciona el Martirologio Romano no se refiere a la vida y martirio de santa Prisca sino a que esa fecha es el primer testimonio cierto de la dedicación de la iglesia a la santa, por lo que su muerte es necesariamente anterior, pero pudo haber sido siglos antes.
Acta Sanctorum, 18 de enero; Marucchi, en Nuovo Bulletino di archeol. crist., vol. XIV (1908), pp. 5 ss; Duchesne, Liber Pontificalis, vols. I, pp. 501, 517 y II,201; Pío Franchi de Cavalieri, en Romische Quartalschrift, 1903, p. 223 y De Rossi, Roma Sotterranea, vol. I, p. 176. Cuadro: bautismo de Santa Prisca por San Pedro, de Passignano (c. 1600), Roma, Iglesia de Santa Prisca.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
18 de enero 2015 Domingo II durante el año 1S 3, 3b-10.19
Samuel cada vez que sentía que llamaban daba siempre la misma respuesta: «Aquí estoy». Era su actitud de fondo. Finalmente descubre que Dios lo llama, y él continúa con la misma actitud. Para escuchar verdaderamente Dios es necesario que sea, bien presente, la actitud activa de la disponibilidad. ¿Pones condiciones a ser disponible a la voluntad de Dios? Señor, quiero quitarme de encima todo indicio de resistencia a tu voluntad.
Eucaristía del Papa en el Rizal Park de Manila
"Los filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia"
La última misa del Papa en Filipinas: "El principal país católico de Asia es un don de Dios y una bendición"
"Que el Niño Jesús siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a sus habitantes"
(José M. Vidal).- La última misa del Papa en Filipinas. En el Rizal Park, donde también celebró Juan Pablo II ante cuatro millones de jóvenes. Día lluvioso en Manila. Eucaristía ante un mar de chubasqueros. Emocionado, el Papa reconoció a Filipinas como "el principal país católico de Asia" e invitó a sus gentes a "ser los grandes misioneros" de este continente, en esta última frontera de la Iglesia católica.
Primera lectura del libro de Isaías: "El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz". Segunda lectura de la carta del apóstol Pablo a los Efesios. Y el evangelio de Mateo: "Dejad que los niños se acerquen a mí".
Algunas frases de la homilía del Papa
"Alegría celebrar la fiesta del Santo Niño con ustedes"
"Vestido como un rey, con el cetro, el globo y la cruz, me recuerda la relación entre el Reino de Dios y la infancia espiritual"
"La luz de la gracia de Dios ha brillado en un mundo que vivía en la oscuridad"
"Llamados a extender el Reino de Cristo por todo el mundo"
"Nos recuerda nuestra identidad más profunda: todos somos hijos de Dios, miembros de la familia de Cristo"
"Los filipinos se volcaron con sus hermanos afectados por el tifón"
"Filipinas es el principal país católico de Asia: un don de Dios y una bendición, pero también una vocación. Los filipinos están llamadoa a ser grandes misioneros de la fe en Asia"
"Creo el mundo como un precioso jardín y nos pidió que cuidásemos de él"
"Hay estructuras sociales que perpetúan la pobreza y la corrupción"
"A veces, sentimos la tentación de resignarnos"
"La gran tentación es la mentira. El Diablo es el padre de la mentira"
"A menudo esconde sus engaños bajo la apariencia de la modernidad y de ser como todo el mundo"
"Malgastamos nuestro dinero en le juego y la bebida. Nos encerramos en nosotros mismos"
"Estamos llamados a ser la familia de Dios"
"El Niño Jesús es el protector de este gran país"
"Amenazado por un rey corrupto, pero tenía un protector en la tierra: San José"
"Importancia de proteger a nuestras familias, a la Iglesia y al mundo"
"La familia necesita ser protegida de los ataques insidiosos"
"Necesitamos proteger, guiar y alentar a nuestros jóvenes, ayudándoles a construir una sociedad digna"
"Cada niño es un regalo a acoger, querer y proteger"
"Que no roben la esperanza a nuestros jóvenes y que no se vean condenados a vivir en la calle"
"La falta de honradez y la corrupción son herencia del pecado"
"Les encomiendo al Jesús que vino a nosotros niño"
"Que proteja a este país, para construir un mundo de justicia y paz"
"Que siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a sus habitantes para que sigan siendo testigos del Evangelio en Asia y en el mundo entero"
"Por favor, recen por mí, que Dios los bendiga"
Texto íntegro de la homilía del Papa
«Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5).
Es una gran alegría para mí celebrar el domingo del Santo Niño con vosotros. La imagen del Santo Niño Jesús acompañó desde el principio la difusión del Evangelio en este país. Vestido como un rey, coronado y sosteniendo en sus manos el cetro, el globo y la cruz, nos recuerda continuamente la relación entre el Reino de Dios y el misterio de la infancia espiritual. Nos lo dice el Evangelio de hoy: «Quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Mc 10,15).
El Santo Niño sigue anunciándonos que la luz de la gracia de Dios ha brillado sobre un mundo que habitaba en la oscuridad, trayendo la Buena Nueva de nuestra liberación de la esclavitud y guiándonos por los caminos de la paz, el derecho y la justicia. Nos recuerda también que estamos llamados a extender el Reino de Cristo por todo el mundo. En estos días, durante mi visita, he escuchado la canción: «Todos somos hijos de Dios». Esto es lo que el Santo Niño nos dice. Nos recuerda nuestra identidad más profunda. Todos somos hijos de Dios, miembros de la familia de Dios. Hoy san Pablo nos ha dicho que hemos sido hechos hijos adoptivos de Dios, hermanos y hermanas en Cristo. Eso es lo que somos.
Ésa es nuestra identidad. Hemos visto una hermosa expresión de esto cuando los filipinos se volcaron con nuestros hermanos y hermanas afectados por el tifón. El Apóstol nos dice que gracias a la elección de Dios hemos sido abundante bendecidos. Dios «nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos» (Ef 1, 3). Estas palabras tienen una resonancia especial en Filipinas, ya que es el principal país católico de Asia; esto ya es un don especial de Dios, una bendición. Pero es también una vocación. Los filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia. Dios nos ha escogido y bendecido con un propósito: «Para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia» (Ef 1,4).
Nos eligió a cada uno de nosotros para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo. Creó el mundo como un hermoso jardín y nos pidió que cuidáramos de él. Pero, con el pecado, el hombre desfiguró aquella belleza natural; destruyó también la unidad y la belleza de nuestra familia humana, dando lugar a estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la falta de educación y la corrupción. A veces, cuando vemos los problemas, las dificultades y las injusticias que nos rodean, sentimos la tentación de resignarnos. Parece como si las promesas del Evangelio no se fueran a cumplir; que fueran irreales. Pero la Biblia nos dice que la gran amenaza para el plan de Dios sobre nosotros es, y siempre ha sido, la mentira. El diablo es el padre de la mentira.
A menudo esconde sus engaños bajo la apariencia de la sofisticación, de la fascinación por ser «moderno», «como todo el mundo». Nos distrae con el señuelo de placeres efímeros, de pasatiempos superficiales. Y así malgastamos los dones que Dios nos ha dado jugando con artilugios triviales; malgastamos nuestro dinero en el juego y la bebida; nos encerramos en nosotros mismos. Y no nos centramos en las cosas que realmente importan, de seguir siendo en el fondo hijos de Dios. Como nos enseña el Señor, los niños tienen su propia sabiduría, que no es la sabiduría del mundo. Por eso el mensaje del Santo Niño es tan importante. Nos habla al corazón de cada uno de nosotros. Nos recuerda nuestra identidad más profunda, que estamos llamados a ser la familia de Dios.
El Santo Niño nos recuerda también que hay que proteger esta identidad. El Niño Jesús es el protector de este gran país. Cuando vino al mundo, su propia vida estuvo amenazada por un rey corrupto. Jesús mismo tuvo que ser protegido. Tenía un protector en la tierra: san José. Tenía una familia humana, la Sagrada Familia de Nazaret. Así nos recuerda la importancia de proteger a nuestras familias, y las familias más amplias como son la Iglesia, familia de Dios, y el mundo, nuestra familia humana. Lamentablemente, en nuestros días, la familia con demasiada frecuencia necesita ser protegida de los ataques y programas insidiosos, contrarios a todo lo que consideramos verdadero y sagrado, a lo más hermoso y noble de nuestra cultura.
En el Evangelio, Jesús acoge a los niños, los abraza y bendice. También nosotros necesitamos proteger, guiar y alentar a nuestros jóvenes, ayudándoles a construir una sociedad digna de su gran patrimonio espiritual y cultural. En concreto, tenemos que ver a cada niño como un regalo que acoger, querer y proteger. Y tenemos que cuidar a nuestros jóvenes, no permitiendo que les roben la esperanza y queden condenados a vivir en la calle. Un niño frágil, que necesitaba ser protejido, trajo la bondad, la misericordia y la justicia de Dios al mundo. Se enfrentó a la falta de honradez y la corrupción, que son herencia del pecado, y triunfó sobre ellos por el poder de su cruz.
Ahora, al final de mi visita a Filipinas, os encomiendo a él, a Jesús que vino a nosotros niño. Que conceda a todo el amado pueblo de este país que trabaje unido, protegiéndose unos a otros, comenzando por vuestras familias y comunidades, para construir un mundo de justicia, integridad y paz. Que el Santo Niño siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a los cristianos de esta gran nación en su vocación a ser testigos y misioneros de la alegría del Evangelio, en Asia y en el mundo entero. Por favor, rezad por mí. Que Dios os bendiga.
El Papa y la bendición de la luz en Manila
Hoy el Papa se ha hecho filipino, Roma se ha trasladado a Manila
El Santo Niño y el Santo Padre Francisco
"Papa Francisco! Mahal ka ng Pilipino! ¡Papa Francisco! ¡Te queremos los filipinos!"
Macario Ofilada, 18 de enero de 2015 a las 11:15
Francisco se ha despedido del pueblo filipino, dando una bendición con un cirio encendido, dando una bendición de luz en medio de la tempestad
Misa
(Macario Ofilada, Manila).- Sigue la Navidad en Filipinas, pues mientras que el mundo ahora está en el Tiempo Ordinario, los filipinos rematamos nuestra celebración navideña con la Solemnidad del Santo Niño, imagen que simboliza el comienzo de nuestra fe, imagen regalada por Magallanes a la Reina Juana con motivo de su bautismo en 1521.
Y hoy el papa se ha hecho filipino, Roma se ha trasladado a Manila. Que yo sepa, por vez primera, un papa, rodeado de concelebrantes encabezados por los Cardenales Tagle y Rosales de Manila, ha celebrado la misa del Santo Niño, propia de Filipinas por privilegio especial del Vaticano. Y el Santo Niño ha estado presente en el altar papal en Manila, junto con la Virgen de Guía, imagen mariana más antigua de estas islas, descubierta en 1565 por las tropas del Adelantado Legazpi mientras los indígenas la adoraban en un rito pagano. Desde entonces ella se veneró como patrona de Manila.
Con música para la misa más bien para el teatro o para el espectáculo, y no para la sobriedad de la liturgia romana, el ambiente ha sido festivo, pues Filipinas, tierra de lágrimas es ante todo tierra de fiestas en donde lo sagrado se vuelve cotidiano, por no decir profano; en donde la gente sabe reírse de las tragedias para poder sobrevivir y continuar. Y Francisco ha estado celebrando la misa entre estos filipinos, devotos del Santo Niño, amantes de los niños pero que han permitido el abuso de éstos por la droga, por la prostitución, por el crimen y Francisco ha podido verlo todo de cerca, sobre todo en su trato con los streetchildren, los niños expósitos en las calles.
Las lecturas de la Misa fue de la Liturgia de la Misa: Is. 9, 1-6; Ps. 97; Ef. 1, 3-6, 15-8; Mc. 10, 13-16. Lecturas navideñas, pues somos un pueblo navideño que ha de aprenderse a darse de sí mismo y de saber recibir, permitir que nos den (en el sentido bueno de la palabra como nos ha recordado Francisco en el campus de la universidad de los dominicos).
La misa fue en ingles, salvo el Prefacio y la Plegaria Eucarística (Número 3) que fueron en latín. Francisco ha pronunciado una homilía navideña evocando la luz de la que habla el proto Isaías. El Santo Niño es para él luz en la oscuridad, una llamada a difundir la luz de Dios en el mundo. Francisco ha recordado que todos somos hijos de Dios por adopción como había dicho San Pablo. En la carta pseudopaulina a los Ef. Se habla de la adopción en Cristo. Es ésta nuestra identidad, ha subrayado Francisco. Por eso, tenemos que luchar contra las mentiras. Y el diablo es el padre de las mentiras. Y el pecado consiste en olvidar que somos niños, hijos de Dios, desde la imagen del Santo Niño que nos llama a proteger a los más pequeños siendo nosotros mismos pequeños. Jesús se identificó con los vulnerables, siendo un vulnerable cuando tuvo que huir con su familia a Egipto. San José fue su protector. Evocando su primera homilía como papa en la Capilla Sistina en 2014, Francisco nos ha recordado que tenemos que protegernos mutuamente. Jesús fue un niño, necesitado de protección. Asimismo nos hemos de proteger.
Milliones y milliones han asistido a la misa. El presidente y el vicepresidente han estado presentes, junto con sus familiares ahí en la lluvia. Han querido decir con el papa que se identifican con el pueblo empapado por la lluvia. Es ésta la primera vez que los he visto con este gesto. Todo un espectáculo. Normalmente están protegidos por paraguas y guardaespaldas. Pero hoy han hecho un gesto especial para el papa, que ha traído la luz de Cristo que las lluvias y el tifón no han llegado apagar.
Francisco nos ha recordado que Cristo mismo se "mojó" por los hombres, se hizo hombre, se hizo niño. En esta misa, está con el pueblo empapado. Las lluvias han hecho que se haga frío en este país tropical pero no ha logrado apagar el calor del amor del pueblo que seguía gritando: "Papa Francisco! Mahal ka ng Pilipino! ¡Papa Francisco! ¡Te queremos los filipinos!"
Antes de la bendición final, Mons. Socrates Villegas, presidente de la Conferencia Episcopal Filipina, antiguo secretario del Cardenal Sin pronunció algunas palabras infantiles y corny que han resaltado lo típico de los filipinos: sentimentalismo, infantilismo, emocionalismo, populismo pero con un amor sincero llamando al papa "nuestro rayo de luz: our sunshine". De verdad, los filipinos tenemos talento de elevar lo cotidiano, lo cutre en algo bonito por el momento.
Pero fue el discurso del Cardenal Tagle que mereció el aplauso del pueblo cuando saludó y agradeció al papa su presencia en nombre de todos los filipinos y no sólo de la Archidiócesis de Manila. Tagle ha mencionado a los diversos sectores, los marginados: los niños de la calle, los huérfanos, las viudas, los ocupas o squatters, los trabajadores, los enfermos, la gente mayor, las víctimas de la trata, de los abusos, de los no cristianos, etc.
Tagle ha dicho que se va el papa y los filipinos quieren o queremos irnos con él...pero no exactamente a Roma sino a las cárceles, a los lugares pobres, a las periferias, a los hospitales, al mundo de la política, del arte, de las ciencias, de la comunicación social... Tagle ha evocado el texto de Lucas 22, 32 recordando a Francisco que no sólo los filipinos piden por el papa sino que el mismo Jesús pide por el papa, como ha pedido por Pedro a quien mandó que confirmara a sus hermanos en la fe.
Después hubo una ceremonia de luz y de envío de misioneros, pues los filipinos somos misioneros de la luz de Cristo, empezando en Asia. Muchas veces he visto ceremonias parecidas. Muchas veces los filipinos hemos intentado ser mejores y buenos. Muchas veces hemos fracasado y caído. También muchas veces nos hemos levantado. Que sigamos así, levantándonos, evitando las caídas del pasado, aprendiendo de ellas.
Y Francisco, para rematar la misa, bendijo con el cirio encendido. Fue una bendición de luz en medio de la tempestad. Así Francisco se ha despedido del pueblo filipino, dando una bendición con un cirio encendido, dando una bendición de luz en medio de la tempestad, en la intemperie ontológica, rematando su discurso teodiceal comenzado en Tacloban, recalcando su llamada en contra de la corrupción en el Palacio Presidencial y en contra del materialismo clerical en la Catedral Basílica de Manila; subrayando de nuevo su llamada a las familias a seguir soñando como hizo en el Mall of Asia de Pasay; dando gritos de amor para que el silencio solidario hablara como hiciera en el campus universitario de Santo Tomás.
El Papa con el chubasquero amarillo en Tacloban
Tocando el dolor de las personas
La fuerza de los gestos y de la presencia
Y al Papa Che Francisco le faltaron las palabras
Luis García Sobrado, 18 de enero de 2015 a las 09:36
(Luis G. Sobrado, Filipinas).- Comienza el cuarto día de la visita del Papa Francisco a Filipinas. En estas primeras horas de un nuevo día filipino, os ofrezco mis impresiones del día de ayer, de encuentro de Francisco con las víctimas del ciclón Yolanda en la capital de la Isla de Leyte, Tacloban.
En el horizonte, cada vez más cerca, planeaba la tormenta tropical Amang - "Tormenta Padre" - que llega ya al grado dos en la isla vecina de Samar y amenaza con llegar a Manila. A medida que se acercaba, aumentaba la velocidad de los vientos circulares que llegaron ya a 200 km/hora adelantando lluvias copiosas sobre el aeropuerto de Tacloban.
Con estas condiciones meteorológicas, el Papa Francisco tuvo que tomar decisiones rápidas. Los responsables de su seguridad aconsejaban suspender ese viaje. Al final se decidió que podía volar, pero adelantando en una hora la salida del vuelo. El aumento rápido de las velocidades del viento que traía esta tormenta tropical en las primeras horas de la mañana hizo imperativo para el piloto del avión en que volaría el Papa, el adelantar una hora la salida para Tacloban. Ya durante el día, con el aumento progresivo de los vientos y lluvias sobre el cielo de Leyte, se acordó que Francisco volaría de vuelta a Manila a la 1 de la tarde, en vez de las 5 p.m. Estos arreglos de última hora obligaron al Papa a cambiar drásticamente el programa de la jornada.
Así quedó el programa de la Visita de ayer. 17 de enero, sábado
07.35 horas - Salida de Manila para Tacloban
09.00 horas - Celebración de la Eucaristía en el aeropuerto de Tacloban
11.30 horas - Almuerzo en el palacio arzobispal de Palo, a unos 40 kilómetros del aeropuerto de Tacloban con 30 víctimas-sobrevivientes del Tifón Yolanda (Haiyan).
El encuentro programado con sacerdotes, religiosos y religiosas se redujo a un saludo rápido y el rezo del Ave María.
La inauguración del "Centro Papa Francisco" - construido con la ayuda de "Cor Unum" del Vaticano - que atenderá a huérfanos y ancianos se redujo a una ceremonia de bendición rápida y sin discursos ni diálogo con los 50 niños, niñas y ancianos, ancianas que le esperaban en una de las salas. Sí que le dio tiempo a pedir disculpas por las prisas.
Siguiendo la práctica de anteayer con los muchachos de la calle, Francisco hizo una visita de incógnito a una de las familias de Palo, entrando en una casita de la zona popular. Los que lo cuentan nos hablan de la alegría humilde y cercana del Papa y del asombro agradecido y gozoso de la familia.
Estas visitas de incógnito que parecen convertirse en algo integral de las visitas de Francisco a diferentes países, parecen también seguir estrictamente dos directivas:
Una, Publicidad cero;
Dos, diálogo de corazón a corazón entre Francisco y las personas que visita.
13.10 horas - Salida del vuelo de vuelta para Manila.
Y llegó el encuentro soñado con "Lolo Kiko"
Lolo Kiko es la expresión cariñosa de los fieles filipinos con que se refieren frecuentemente al Papa Francisco, hablando entre ellos y en la conversación informal. Lolo significa "abuelo" y Kiko quiere decir "Francisco".
Cuando Francisco llegaba al aeropuerto de Tacloban y se preparaba para celebrar la Eucaristía soñada por él para esta visita, llovía copiosamente y soplaba un viento que barría bonetes, sombreros y viseras que encontraba por el camino. A pesar de ello y con ayuda de chubasqueros amarillos de plástico, la gente que había comenzado a llegar a las 5 de la mañana, se mantuvo devota y participativa ayudados por coros impresionantes que cantan y danzan cada parte de la Eucaristía con una fuerza y una armonía difícilmente imitable. Los filipinos parecen llevar el ritmo y la música coral en su sangre.
A Francisco, envuelto también en uno de los chubasqueros amarillos, se le veía preocupado por la gente que se mojaba bajo una lluvia persistente y que daba señales de sentir frío con el viento molesto del Amang.
Y al Papa Che Francisco le faltaron las palabras
En la homilía intentó dar sentido al sufrimiento de aquella gente con familias desaparecidas, desprovistos de todo lo que habían construido y desarrollado durante años de penoso trabajo, todavía sin techo muchos de ellos. Con diez mil muertes a la vuelta de la esquina habría muy pocos en aquella asamblea de cientos de miles que no se hayan preguntado repetidamente: ¿Por qué y por qué a mí?
Fue una homilía breve. Repitió una y otra vez: "Jesús, clavado en la cruz, os entiende".
"Yo no sé qué decir". Y lo hizo en castellano. Esta vez no podía dejarse atar por el inglés. "Desde que vi vuestras casas y propiedades, vuestras familias, destruidas por el tifón - aquel 8 de noviembre del 2013 - supe que tenía que estar con vosotros."
La Carta a los Hebreos - nuestro sacerdote que asume en propia carne todo nuestro dolor y nuestro pecado - y el Evangelio de Juan - "Madre, ahí tienes a tu hijo", marcaron el espíritu de este día de presencia de Francisco con los sobrevivientes del Yolanda.
"Yo no sé qué decir", la expresión espontánea de alguien con un corazón humilde que vive profundamente el sentido de la compasión y de la misericordia. Es, quizás, la única palabra, junto con el servicio y la presencia incondicionales, que se les puede ofrecer a quienes están apenas saliendo del shock de una tragedia semejante.
La fuerza de los gestos y de la presencia
Para mí, el mensaje más impactante de esta visita lo están constituyendo esos encuentros de incógnito. Se trata de hacerse presente al dolor de personas concretas. Esa presencia necesariamente tiene que ser sin publicidad, de corazón a corazón. Cualquier otra forma, tan pronto como entran las fotos y las cámaras por medi0 o se sienta uno con la persona humillada por el fracaso y la miseria y retorcida por el dolor, y se deja de mirar con cariño a los ojos de los que se te acercan, es una bofetada a la dignidad de la persona. No puede haber comunión de corazón y vibración profunda con el dolor del otro o de la otra.
La necesidad de tu presencia En las entrevistas que la televisión local hicieron a la gente esperando la llegada para la misa en el aeropuerto, me llamó la atención la conversación con una vieja religiosa. Sirvo la traducción del Visaya que me ofreció un amigo: El entrevistador le preguntaba. "Hermana, pero Usted ya es anciana y llueve y hace frío. Lleva aquí horas esperando. ¿No tiene miedo a enfermar?"
La Hermana, "Llevo más de treinta años trabajando con huérfanos en los arrabales de Tocloban. Son mis hijos. "Yolanda" nos dejó sin cuatro de las casas de acogida y me robó 10 hijitos."
"Necesito estar con el Papa Francisco", fue la respuesta sencilla, un tanto avergonzada de la Hermana.
Creo que esta hermana expresaba de un modo sencillo la razón de la presencia de aquellos cientos de miles en la Eucaristía del Aeropuerto de Tocloban.
¡Gracias, Francisco, por una lección más!
Hoy he comenzado a comprender por qué te empeñas en esas visitas de incógnito. Es la única forma de hacerse presente al dolor. Quizás todos necesitábamos esta catequesis de alguien con tanta experiencia de encuentro con el dolor humano.