Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes

Waldburgis de Heidenheim, Santa

Abadesa, 25 de febrero

Martirologio Romano: En el monasterio de Heidenheim, en la región alemana de Franconia, santa Waldburgis, abadesa, cuyos hermanos, los santos Bonifacio, Willibaldo y Winebaldo, la convencieron para que pasase de Inglaterra a Germania, donde rigió aquel monasterio, doble de monjas y monjes († 779).

Fecha de canonización: El papa Adriano II alrededor del año 870.

Breve Biografía
 
Nació en Wessex (Inglaterra) cerca del 710. Hija del legendario rey san Ricardo el Sajón -un reyezuelo1 de los sajones occidentales- y de Winna, hermana de san Bonifacio, apóstol de Germania.

Cuando su padre partió en peregrinación hacia Roma junto con sus dos hijos —los también legendarios san Wilibaldo y san Winibaldo—, Waldburgis (entonces de once años de edad) quedó bajo el cuidado de la abadesa de Wimborne. Pasó 26 años encerrada en el convento inglés, preparándose para las hazañas que llevaría a cabo en Alemania. Gracias a la educación que recibió en Winborne, Walpurga pudo más tarde escribir en latín la Vida de san Winibaldo y los viajes de san Willibaldo por Palestina. Eso la convertiría en la primera escritora de Inglaterra y Alemania. Apenas un año después de su arribo, recibió noticias de la muerte de su padre el rey Ricardo en Lucca (Italia).

Durante este periodo, san Bonifacio estaba sentando los cimientos de la iglesia en Germania. Walpurga viajó a Württemberg para asistir a san Bonifacio. Se convirtió en monja y vivió en el convento Heidenheim, que había sido fundado por su hermano san Wilibaldo. Se encontraba en el actual distrito Weißenburg-Gunzenhausen, vecino al distrito de Eichstätt, en Baviera, que en esa época formaba parte del imperio franco.

Bonifacio fue el primer misionero que pidió ayuda a las mujeres. En el año 748, en respuesta a su pedido, la abadesa Tetta envió a Germania a santa Lioba y santa Waldburgis, junto con muchas otras monjas. Partieron del puerto británico con buen clima, pero se desató en el viaje una terrible tempestad. Waldburgis se arrodilló en el puente de la nave y oró, y rápidamente el mar se calmó. Al arribar al puerto en el continente, los marineros proclameron el milagro que habían presenciado, por lo que Waldburgis era recibida en todas partes con veneración.

En la iglesia de Amberes hay una tradición que dice que la santa pasó algún tiempo allí, en su viaje hacia Alemania. En la iglesia más antigua de la ciudad (que ahora recibe el título de santa Waldburgis), se encuentra una gruta donde se dice que la santa rezaba. Esta misma iglesia, antes de adoptar el Oficio Romano, acostumbraba a celebrar la fiesta de la santa Waldburgis cuatro veces al año.

En Mainz la santa fue recibida por su hermano san Willibald y por su tío san Bonifacio. Después de vivir algún tiempo bajo la tutela de santa Lioba en Bischofsheim, fue nombrada abadesa de Heidenheim, y así quedó cerca de su hermano favorito, san Winibaldo, que gobernaba un monasterio allí.

Después de la muerte de Winibaldo, ella quedó a cargo también de su monasterio. El 23 de septiembre del 776, ella asistió a su hermano Willibaldo a trasladar los restos de su otro hermano Winibaldo. Descubrieron que no había trazas de putrefacción en las reliquias. Un par de años después Walpurga cayó enferma y —confortada por san Willibald— falleció en Heidenheim el 25 de febrero del 779, y ese día lleva su nombre en el calendario católico; pero en algunos sitios -como Finlandia, Suecia y Bavaria (sur de Alemania)- su fiesta conmemora el tralado de sus reliquias, el 1 de mayo.

San Wilibaldo puso su tumba al lado de la de san Winibaldo. Wilibaldo sobrevivió hasta 786. Después de su muerte, la devoción hacia santa Waldburgis declinó gradualmente y su tumba se fue arruinando.

Cerca de 870, Otkar, el obispo de Eichstadt, determinó que había que restaurar la iglesia y el monasterio de Heidenheim, que se encontraba casi en ruinas. Declaró que la santa se le había aparecido y lo había amenazado debido a que su tumba había sido profanada por los trabajadores. Entonces se realizó el traslado ritual de sus restos hasta Eichstadt el 21 de septiembre de 870. Fueron instalados en la Iglesia de la Santa Cruz (ahora llamada Iglesia de Sta. Waldburgis. En el año 893 el obispo Erchanbold, sucesor de Otkar, abrió la tumba para arrancar un trozo de su cuerpo para regalarle a Liubula, la abadesa de Monheim. Dijo que el cuerpo estaba inmerso en un precioso óleo que -excepto en la época en que Eichstadt quedó en interdicto y en una ocasión en que unos ladrones lastimaron al encargado de retirar el aceite, continuó fluyendo de su cuerpo (especialmente de sus pechos).

Estas declaraciones hicieron que la santa fuera contada entre los elaephori (santos generadores de aceite). Partes de su cuerpo fueron repartidos a muchas ciudades, como Colonia, Amberes, Furnes y otros, mientras que su óleo ha sido repartido a todos los rincones del globo.
 
Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com

Su nombre ha sido transcrito de diversas formas: Walburga, Walpurgis, Waldburgis, Walburg, Valpurgis, Valaburgia, Valborg, Valburga, Valburgia, Valderburger, Valpuri, Vappu, Vaubourg, Walburg, Walburge, Waltpurde, Wealdburg, Falbourg, Gauburge, etc.
Natural de Sussex. Hija del mítico san Ricardo, rey de Essex -un reyezuelo1 de los sajones occidentales- y de Winna, hermana de san Bonifacio, apóstol de Germania. Hermana de santos Wunibaldo y Wilebaldo.

Desde muy niña estuvo educada en el monasterio de Wimborne en Dorset, donde recibió una esmerada educación, durante el gobierno de la abadesa santa Tetta. Pasó 26 años encerrada en el convento inglés. Gracias a la educación que recibió en Winborne, Walpurga pudo más tarde escribir en latín la "Vida de San Winibaldo" y los viajes de san Willibaldo por Palestina. Eso la convertiría en la primera escritora de Inglaterra y Alemania.

En el año 748, participó, a petición de san Bonifacio, en la misión por tierras alemanas junto a santa Lioba y otras muchas monjas. Partieron del puerto británico con buen clima, pero se desató en el viaje una terrible tempestad. Walburga se arrodilló en el puente de la nave y oró, y rápidamente el mar se calmó. Al arribar al puerto en el continente, los marineros proclameron el milagro que habían presenciado, por lo que Walburga era recibida en todas partes con veneración.

En Mainz la santa fue recibida por su hermano san Wilebaldo y por su tío san Bonifacio. Después de vivir algún tiempo bajo la tutela de santa Lioba en Bischofsheim, fue nombrada abadesa del monasterio benedictino de Heidenheim, y así quedó cerca de su hermano favorito, san Wunibaldo, que gobernaba un monasterio allí. Tras la muerte de Wunibaldo, ella quedó a cargo también de su monasterio. En el 776, asistió a su hermano Wilebaldo a trasladar los restos de su otro hermano Wunibaldo. Descubrieron que no había trazas de putrefacción en las reliquias.

Un par de años después Walburga cayó enferma y -confortada por san Wilebaldo- falleció en Heidenheim el 25 de febrero del 779, y ese día se celebra su fiesta en el calendario católico; aunque en algunos sitios -como Finlandia, Suecia y Baviera- su fiesta se conmemora el día del traslado de sus reliquias, el 1 de mayo.

Otro rito de purificación y defensa que se relacionaba con la santa Walpurgis, era el encendido de hogueras contra los poderes malignos a lo largo de la noche entre el 30 de abril y el 1 de mayo. Esta pagana Noche de Walpurgis se sigue celebrando en esa noche de primavera (previa a la fiesta de santa Walburga), cuando las brujas pueden celebrar sus fiestas paganas antes de ser barridas por el amanecer del día de la santa. El escritor alemán Wolfgang Goethe retrató de manera espantosa esa noche de Walpurgis en su "Fausto".

Curaciones extraordinarias le son atribuidas de un fluido que emana la roca que está colocada sobre su tumba, y que es llamado "aceite de Walburga".

Ha dado su nombre a un pueblo del departamento de Orne, próximo a Nogent le Rotrou. Es patrona de Amberes; de la diócesis de Eichstätt.

1 Reyezuelo: señor de un gran feudo equiparable a un pequeño reino de la época.

Hay que pedir el don de la oración

Santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12. Jueves I de Cuaresma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

¡Oh vida de mi vida, Cristo santo! ¿A dónde voy de tu hermosura huyendo? ¿Cómo es posible que tu rostro ofendo, que me mira bañado en sangre y llanto?

A mí mismo me doy confuso espanto, de ver que me conozco y no me enmiendo; ya el Ángel de mi guarda está diciendo, que me avergüence de ofenderte tanto.

Detén con esas manos mis perdidos pasos, mi dulce amor; ¿mas de qué suerte las pide quien las clava con la suyas?

¡Ay Dios!, ¿a dónde estaban mis sentidos, que las espaldas pude yo volverte, mirando en una cruz por mí las tuyas? (A Cristo en la cruz. Soneto de Lope de Vega).

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca se le abre.

¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuanto mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Con este pasaje me invitas en esta cuaresma a meditar sobre la oración. La oración de petición es lo que en este momento me invitas a recordar. A lo mejor pronunciaste estas palabras conociendo la situación de los padres de familia, y quisiste valerte de ellos para presentar una imagen de la oración.

Pedir. Los padres de familia conocen mejor que nadie lo que sus hijos necesitan. Y buscan remediar, en la medida de las posibilidades, estas necesidades. Sin embargo, qué distinta es la situación cuando el hijo anda detrás de ellos día y noche pidiendo algo que carece y que anhela ardientemente. ¡No hay forma de hacerles olvidar el tema! Hasta que no obtienen lo que desean, no dejan de pedir, rogar, insistir, perseguir y -en algunos casos penosos- llorar y patalear.

Así eres también Tú conmigo, Dios mío. Eres un padre que conoce mejor que nadie mis necesidades y, a veces, las satisface sin que yo lo pida. Pero quieres, y me invitas con este Evangelio, a pedir lo que quiera, sin temor, con confianza, con perseverancia. Porque tarde o temprano me darás lo que te pido. Pedirte en la oración lo que sea. Un día y otro y otro, sin desfallecer.

Tocar. Es verdad también que los padres de familia, especialmente las madres, no son fáciles a dejar los hijos fuera de casa. Se angustian cuando a las altas horas de la noche ellos no has regresado; y ante el primer golpe en la puerta acuden inmediatamente a abrirles. Raras veces vemos a un hijo suplicando entrar en la casa de sus padres. Ellos siempre tienen para sus hijos las puertas abiertas para recibirles y darles el calor del hogar.

Igualmente Tú eres así en la oración. Siempre estás alerta para que a penas toque a tu puerta, aunque sea de la manera más suave, abras sin tardanza. Permaneces a la espera de que llegue a tu puerta cada mañana, cada noche, cada domingo en la oración y toque. Y ello porque quieres recibirme, quieres estar conmigo, escucharme, darme afecto, darme amor y todo aquello que necesito. Señor, concédeme más y más el don de la oración.

«Practicar y enseñar esta oración de pedir y suplicar la consolación, es el principal servicio a la alegría. Si alguno no se cree digno (cosa muy común en la práctica), al menos insista en pedir esta consolación por amor al mensaje, ya que la alegría es constitutiva del mensaje evangélico, y pídala también por amor a los demás, a su familia y al mundo». (Homilía de S.S. Francisco, 24 de octubre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Antes de acostarme haré una oración agradeciendo a Dios con mis palabras este día.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La búsqueda de la santidad en el cristianismo primitivo

Estar bautizado suponía, para los primeros cristianos, buscar decididamente la santidad.
 
LA BUSQUEDA DE LA SANTIDAD EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO

Estar bautizado suponía, para los primeros cristianos,  buscar decididamente la santidad. No cabía el cristiano tibio. Se vivía la vocación cristiana con radicalidad.

Todos,  -hombres  y mujeres,  niños y ancianos, sanos y enfermos, ricos y pobres…-   se esforzaban a diario por imitar la vida de Cristo en su vida ordinaria. Gastándose en el anonimato de su trabajo y ofreciendo  el sacrificio de su vida en las dificultades cotidianas, o a través de la enfermedad, etc. , vivían hasta el final su compromiso cristiano.

Tenían muy claro que ser santos consiste en cumplir la misión divina recibida por cada uno; que todos estamos llamados a la santidad.  Por eso procuraban dar a conocer a sus familiares y amigos ese descubrimiento que llenaba de sentido su vida,  contagiando  su felicidad a los demás,  haciendo eco  de la llamada que habían recibido.

“Por cierto, esta gente ha encontrado la verdad”

(ARÍSTIDES DE ATENAS, Siglo II)

Presentamos 20 textos de distintos autores sobre la busqueda de la santidad en los primeros cristianos

1. (Desde los principios del cristianismo está muy clara la llamada y elección divina para que seamos santos. En los años 90 del siglo I nos dice San Clemente de Roma…)

Acerquémonos al Señor en santidad de alma, con las manos puras y limpias levantadas hacia Él, amando al que es nuestro Padre clemente y misericordioso, que nos escogió como porción de su heredad.  (SAN CLEMENTE ROMANO, Epístola a los Corintios, 30-34)

2. Procuremos hacernos dignos de la bendición divina y veamos cuales son los caminos que nos conducen a ella. (SAN CLEMENTE ROMANO, Epístola a los Corintios, 31-33)

3. (Estos dos textos de San Ignacio, camino de su martirio, nos hacen ver la disposición radical de entregar la propia vida que debe tener todo cristiano…)

Si no estamos dispuestos para correr, con la ayuda de Jesucristo, hasta a la misma muerte para imitar su pasión, tampoco su vida está en nosotros. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epístola a los Magnesios, 2)

4. Un cristiano no es dueño de si mismo, sino que esta entregado al servicio de Dios. (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epístola a San Policarpo, 1-6)

5. (El cristiano sigue el camino de su Maestro: amar la cruz y el sacrificio, donde se encuentra la verdadera felicidad.  Sabe devolver siempre bien por mal…)

Aman a todos y son perseguidos por todos. No son conocidos, pero todos los condenan. Son matados, pero siguen viviendo. Son pobres, pero hacen ricos a muchos. No tienen nada, pero abundan en todo. Son despreciados, pero en el desprecio encuentran gloria ante Dios. Se ultraja su honor, pero se da testimonio de su justicia. Están cubiertos de injurias y ellos bendicen. Son maltratados y ellos tratan a todos con amor. Hacen el bien y son castigados como malhechores. Aunque se les castigue, están serenos, como si, en vez de la muerte, recibieran la vida. Son atacados por los judíos como una raza extranjera. Los persiguen los paganos, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad. (CARTA A DIOGNETO, 5-7)

6. Observan exactamente los mandamientos de Dios, viviendo santa y justamente, así como el Señor Dios les ha mandado; le rinden gracias cada mañana y cada tarde, por cada comida o bebida y todo otro bien… (ARISTIDES DE ATENAS, La Apología,

7. (Arístides de Atenas advierte el Emperador Adriano de que los cristianos han encontrado la auténtica verdad…)
Estas son, oh Emperador, sus leyes. Los bienes que deben recibir de Dios, se los piden, y así atraviesan por este mundo hasta el fin de los tiempos, puesto que Dios lo ha sujetado todo a ellos. Le están, pues, agradecidos, porque para ellos ha sido hecho el universo entero y la creación. Por cierto, esta gente ha hallado la verdad. (ARISTIDES DE ATENAS, Apología, 6)

8. (La búsqueda de la santidad requiere esfuerzo estable y continuado, y confiar en la gracia de Dios. El cristiano se crece ente las dificultades y se afianza en la virtud…)

Esta es la diferencia entre nosotros y los que no conocen a Dios: estos en la adversidad se quejan y murmuran; a nosotros las cosas adversas no nos apartan de la virtud, sino que nos afianzan en ella. (SAN CIPRIANO DE CARTAGO, Sobre la muerte, 13)

9. (La santidad está en llevar con perseverancia las dificultades de la vida…)

De la misma manera que la victoria atestigua el valor del soldado en la batalla, de la misma manera se pone de manifiesto la santidad de quien sufre los trabajos y las tentaciones con paciencia inquebrantable. (SAN CIRILO DE JERUSALEN, Catequesis sobre los misterios, 4)

10. (La santidad no tiene límite, siempre podremos crecer en ella y acercarnos más  a Dios…)

En cuanto a la virtud hemos aprendido del Apóstol (San Pablo) que hay un solo límite de la perfección: el no tener ningún límite.

Porque este hombre de mente abierta y elevada, el divino Apóstol, corriendo siempre por la virtud, nunca cesó de tender hacia adelante, ya que no consideraba seguro hacer un alto en la carrera. ¿Por qué? Porque todo bien, por su propia naturaleza, no tiene límite. (SAN GREGORIO DE NISA, Vida de Moisés, 5-6)

11. (San Agustín pone de manifiesto la importancia de las dificultades y de las tentaciones en el camino de la santidad…)

Nuestra vida en este viaje de aquí abajo no puede estar sin pruebas, nuestro progreso no se realiza más que entre pruebas y nadie se conoce a si mismo si no ha sido tentado. Sólo hay recompensa para el que ha vencido, sólo hay victoria para el que ha combatido, sólo hay combate frente al enemigo o la tentación.    (SAN AGUSTÍN, Comentario sobre el Salmo 60, 3)

12. Los mismos sufrimientos que soportamos nosotros tuvieron que soportarlos también nuestros padres; en esto no hay diferencia.

Y, con todo, la gente murmura de su tiempo, como si hubieran sido mejores los tiempos de nuestros padres. Y si pudieran retornar al tiempo de sus padres, murmurarían igualmente. El tiempo pasado lo juzgamos mejor, sencillamente porque no es el nuestro. (SAN AGUSTÍN, Sermón 2, 2)

13. Prototipo: los primeros cristianos.  Hemos de ser tan santos como ellos, tan abnegados, tan desasidos, tan celosos por la gloria de Dios, tan proselitistas, tan de la Iglesia.  (SAN PEDRO POVEDA, Vivir como los primeros cristianos, Narcea, 2003, pag. 33)

14. San Josemaría nos hace considerar el modo que tienen de llamarse entre sí los primeros cristianos: santos…)

La santidad: ¡cuántas veces pronunciamos esa palabra como si fuera un sonido vacío! Para muchos es incluso un ideal inasequible, un tópico de la ascética, pero no un fin concreto, una realidad viva. No pensaban de este modo los primeros cristianos, que usaban el nombre de santos para llamarse entre sí, con toda naturalidad y con gran frecuencia: os saludan todos los santos, salud a todo santo en Cristo Jesús. (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, 96).

15. Pero no me perdáis de vista que el santo no nace: se forja en el continuo juego de la gracia divina y de la correspondencia humana. Todo lo que se desarrolla —advierte uno de los escritores cristianos de los primeros siglos, refiriéndose a la unión con Dios—, comienza por ser pequeño. Es al alimentarse gradualmente como, con constantes progresos, llega a hacerse grande. Por eso te digo que, si deseas portarte como un cristiano consecuente —sé que estás dispuesto, aunque tantas veces te cueste vencer o tirar hacia arriba con este pobre cuerpo—, has de poner un cuidado extremo en los detalles más nimios, porque la santidad que Nuestro Señor te exige se alcanza cumpliendo con amor de Dios el trabajo, las obligaciones de cada día, que casi siempre se componen de realidades menudas.      (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Amigos de Dios, 7)

16. Los primeros cristianos, provenientes tanto del pueblo judío como de la gentilidad, se diferenciaban de los paganos no sólo por su fe y su liturgia, sino también por el testimonio de su conducta moral, inspirada en la Ley nueva.   (JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 26)

17. (En los siguientes números Benedicto XVI nos habla, con palabras de los Padres de la Iglesia, de que Dios quiere que nos asemejemos a Él, nos da su gracia y nos hace capaces de la santidad que es identificación con la vida de Cristo…)

Dado que Él os ha ordenado que, cuando oréis, llaméis a Dios Padre, os dice que os asemejéis a vuestro Padre celestial, con una vida digna de Dios, como el Señor nos ordena con más claridad en otra ocasión, cuando dice: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5, 48) (De oratione dominica 2: PG 44, 1145 ac).   (BENEDICTO XVI,  presenta a  San Gregorio de Nisa, 5 septiembre 2007)

18. Al hacerse hombre, Cristo nos dio la posibilidad de llegar a ser como Él. El nacianceno (San Gregorio) exhorta: «Tratemos de ser como Cristo, pues también Cristo se hizo como nosotros: ser como dioses por medio de Él, pues Él mismo se hizo hombre por nosotros. Cargó con lo peor para darnos lo mejor» («Oratio 1,5»: SC 247,78). (BENEDICTO XVI, presenta a  San Gregorio Nacianceno, 22 agosto 2007)

19. La perfección que queremos encontrar no es algo que se conquista para siempre; perfección es seguir en camino, es una continua disponibilidad para seguir adelante, pues nunca se alcanza la plena semejanza con Dios; siempre estamos en camino (Cf. «Homilía in Canticum 12»). La historia de cada alma es la de un amor que es colmado en cada ocasión, y que al mismo tiempo está abierto a nuevos horizontes, pues Dios dilata continuamente las posibilidades del alma para hacerla capaz de bienes siempre mayores. Dios mismo ha sembrado en nosotros semillas de bien y de Él surge toda iniciativa de santidad, «modela el bloque… Limando y puliendo nuestro espíritu forma en nosotros a Cristo» («In Psalmos 2»,11). Gregorio aclara: «No es obra nuestra, y no es tampoco el éxito de una potencia humana el llegar a ser semejantes a la Divinidad, sino el resultado de la generosidad de Dios, que desde su origen ofreció a nuestra naturaleza la gracia de la semejanza con Él» («De virginitate 12»,2: SC 119,408-410).  (BENEDICTO XVI presenta a  San Gregorio de Nisa, 5 septiembre 2007)Al hacerse hombre, Cristo nos dio la posibilidad de llegar a ser como Él. El nacianceno (San Gregorio) exhorta: «Tratemos de ser como Cristo, pues también Cristo se hizo como nosotros: ser como dioses por medio de Él, pues Él mismo se hizo hombre por nosotros. Cargó con lo peor para darnos lo mejor» («Oratio 1,5»: SC 247,78). (BENEDICTO XVI, presenta a  San Gregorio Nacianceno, 22 agosto 2007)

20. Recuerda que un valiente compromiso por la perfección requiere una constante vigilancia, frecuentes mortificaciones, aunque con moderación y prudencia, un asiduo trabajo intelectual o manual para evitar el ocio (Cf, Epístolas 125, 11 y 130, 15), y sobre todo la obediencia a Dios: «No hay nada que le agrade tanto a Dios como la obediencia…, que es la más excelsa de las virtudes» («Hom. de oboedientia»: CCL 78,552).   (BENEDICTO XVI presenta a  San Jerónimo, 14 noviembre 2007)
 
Del libro:
ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Gabriel Larrauri  (Ed. Planeta)
 
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La Cuaresma: tiempo de camino, de renovación y de esperanza

Algunas reflexiones del Papa Francisco.

«La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestras vidas y permitirle que "se instale" con nosotros. Mientras recorremos el camino de la Cuaresma, que nos lleva hacia las celebraciones de la Pascua, recordemos a Aquel que se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y hasta una muerte de cruz». Estas palabras que podemos leer en el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021, no se refieren sólo a la dimensión memorial del recuerdo, sino que nos invitan a vivir, también en el presente y en la actualidad, un tiempo propicio para renovar la fe, la esperanza y la caridad.

Están dirigidas a todos los hombres, llamados a "sentirse, en Jesucristo, testigos del tiempo nuevo". A lo largo de su Pontificado, Francisco ha ilustrado repetidamente el significado del camino que lleva a la Pascua. "En el tiempo de Cuaresma -dijo el domingo 21 de febrero en el Ángelus- el Espíritu Santo nos impulsa también a nosotros, como a Jesús, a entrar en el desierto. No se trata de un lugar físico, sino de una dimensión existencial en la que hacer silencio".

El centro del camino cuaresmal

"La Cuaresma -explicó el Papa en su homilía durante la misa del Miércoles de Ceniza celebrada en la Basílica de San Pedro el 17 de febrero- es un viaje que implica toda nuestra vida, todo nuestro ser".

"Es un tiempo para verificar los caminos que tomamos, para encontrar el camino que nos lleva de vuelta a casa, para redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del cual todo depende. La Cuaresma no es una una recolección de florecillas, es discernir hacia dónde se orienta el corazón. Este es el centro de la Cuaresma".

Sintonizar con las frecuencias del Evangelio

"La Cuaresma -dijo Francisco en su audiencia general del 26 de febrero de 2020- es un tiempo propicio para dar cabida a la Palabra de Dios. Es el momento de apagar la televisión y abrir la Biblia. Es el momento de desconectar de nuestros teléfonos móviles y conectar con el Evangelio. Cuando era niño no había televisión, pero sí la costumbre de no escuchar la radio. La Cuaresma es un desierto, es un tiempo de renuncia, de desconexión del móvil y de conexión con el Evangelio. Es el momento de renunciar a las palabras inútiles, a la cháchara, a los chismes, y de hablar...hablar "de tú a tú" con el Señor. Es un momento para dedicarnos a una sana ecología del corazón, para limpiarlo".

Vivir como pide Jesús

"Necesitamos librarnos-subrayó el Papa en la Misa de Bendición e Imposición de Cenizas en la Basílica de Santa Sabina el 6 de marzo de 2019- de los tentáculos del consumismo y de las trampas del egoísmo, de querer siempre más, de no estar nunca contentos, de un corazón cerrado a las necesidades de los pobres. Jesús, que en el madero de la cruz arde de amor, nos llama a una vida que arde con Él, que no se pierde en las cenizas del mundo; una vida que arde de caridad y no se apaga en la mediocridad. ¿Es difícil vivir como Él pide? Sí, es difícil, pero conduce a la meta. La Cuaresma nos lo muestra".

¿Puede un cristiano creer en el mal de ojo?

Con la llegada del cristianismo esta -y otras creencias- se diluyeron pero han quedado restos, pero calificados como supersticiones, pues siempre lo fueron

El llamado mal de ojo es la persuasión de que una persona puede causar daño a otra con solo mirarla. Era algo muy extendido en el mundo pagano, de forma que se pueden encontrar ejemplos en todos los continentes. Quizás porque, en una cultura en la que se ve al hombre sometido a espíritus caprichosos y en ocasiones malignos, el simple hecho de que sobreviniera un infortunio poco después de que alguien nos mirara fijamente ya daba pie para pensar que el mal de ojo era una realidad.

Con la llegada del cristianismo todas estas creencias se diluyeron (ya antes el judaísmo las rechazaba, pero era una religión circunscrita al pueblo de Israel). Han quedado restos, pero calificados como supersticiones, pues siempre lo fueron.

En ocasiones se utiliza la expresión para expresar un conjuro, lo cual ya es algo distinto, pues se refiere a palabras: una maldición, un maleficio, es decir aquello que se hace para dañar a alguien con la intervención del demonio. Algunos inadecuadamente lo llaman mal de ojo, aunque nada tiene que ver con la mirada ni el ojo.

Es también supersticioso pensar que unas palabras pueden ser una especie de clave que desata fuerzas ocultas maléficas. Pero en ocasiones puede haber por medio algún tipo de intervención diabólica, lo que es algo distinto. Como toda intervención del diablo, alcanza solo hasta donde Dios permite que llegue, pero puede tener algún efecto. En el fondo, como sucedió con la vida terrena del mismo Jesucristo, Dios utiliza para el cumplimiento de sus planes incluso la maldad del demonio, por lo que no puede sorprender que siga ocurriendo alguna vez.

¿Qué hacer si uno tiene alguna sospecha de que alguien ha hecho un maleficio contra él? Primero habría que decir que -de existir intervención diabólica- casi nunca se puede llegar a la certeza de que tal intervención se está operando, incluso el especialista tendrá dificultad para tener tal certeza, mucho menos para una persona particular sin grandes conocimientos sobre el tema. Pero si un maleficio ha sido practicado el único modo de destruirlo es hacer justo lo contrario: invocar a Dios.

Es decir, si una persona ha invocado al demonio para hacer el mal, se trata de que la víctima invoque a Dios para que le proteja, le ayude y le bendiga. El bien siempre es más fuerte que el mal.

El P. José Fortea nos indica que a la gente que va a su parroquia diciendo que sufren un maleficio les digo que la única medicina y remedio es que hagan cada día lo siguiente:

-rezar un misterio del rosario
-leer cinco minutos el Evangelio
-hablar con Dios durante unos instantes
-la misa (dominical o con más frecuencia)
-colocar en la casa un cruficijo bendecido
-colocar una imagen bendecida de la Virgen María
-santiguarse con agua bendita una vez al día

Haciendo estas cosas el mal que sufren si es del demonio irá remitiendo. Pero si no remite en ninguna medida, eso sería signo de que no estaba provocado por un maleficio.

¿Y si no había maldición alguna?, pues a nadie le hace mal realizar lo arriba planteado.

Cuaresma explicación para niños.

Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de reconciliación, tiempo de amar a nuestro prójimo.

Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de reconciliación, tiempo de amar a nuestro prójimo. Generalmente, como adultos entendemos el significado de estas palabras y lo que los Evangelios nos quieren decir mediante las hermosas homilías de nuestros Sacerdotes.

Un tiempo en el que Dios nos invita a “convertirnos y creer en el Evangelio”; palabras que acompañan la Señal de la Cruz con ceniza en el llamado “Miércoles de Ceniza”. Signos de conversión que podemos entender nosotros, los adultos.

Pero, quizás para muchos niños Cuaresma es sinónimo de “espera” pero de los huevitos de chocolate, respondiendo a una costumbre de origen egipcio en donde usualmente se regalaban huevos pintados y decorados por ellos mismos.  Hoy, la tradición de regalar huevitos de chocolate para la Pascua de Resurrección se vive en muchos países del mundo. Difícil es encontrar a un niño que no le fascine el Domingo en el que llegan los huevitos; es normal y lógico que así sea. Y aquí está la importancia de lograr educar, enseñar y en definitiva transmitir la Fé.

No es tarea fácil explicar a un niño lo que a veces los adultos entendemos sólo porque creemos, sólo por Fé. Pero si utilizamos algunas estrategias, quizás resulte algo mejor.

Primero que todo, no podemos hablarles de Cuaresma, sin explicarles que se trata de un Tiempo Litúrgico. Y un Tiempo Litúrgico pertenece al Año Litúrgico. A su vez, el Año Litúrgico es una forma en que la Iglesia Católica organiza los días del año. Palabras simples para definir Cuaresma como un tiempo del año litúrgico que consta de cuarenta días en los que los católicos recordamos los últimos momentos que vivió Jesús antes de morir aquí en la tierra. La Cuaresma por tanto comienza el Miércoles de Ceniza y desde ahí, descontando los días Domingos, serían 40 días hasta el Sábado Santo.

La conversión en palabras simples, para explicarles a nuestros hijos, es recuperar nuestra amistad con Dios, alejándonos del mal. Y en la práctica significa, cambiar nuestras acciones hacia aquellas en las que Jesús, nuestro amigo, se sienta Feliz. Obedecer a los papás, cumplir sus normas, aunque no nos gusten, hacer nuestras obligaciones y tareas con gusto, ayudar a nuestros hermanos y todo aquellos que nos haga ser mejores hijos y agradar a nuestros papás. Pero también debemos mirar a nuestro prójimo; aquel niño o niña que no tiene familia, al más necesitado en bienes materiales, a aquellos abuelitos que no tienen compañía o los hogares de acogida.

Cuaresma significa también, vivir nuestra vida como Cristo la vivió. Ocupado en las personas que lo necesitaban, los pobres, los enfermos, los desamparados. Destinar un tiempo de nuestro día para ir tras ellos. Muy importante es que nuestros hijos se logran percatar de que en este tiempo existe un cambio a nivel familiar y eso debe iniciarse con los Padres.

Por tanto, debemos ser más bondadosos, rezar un poquito más de lo que usualmente lo hacemos, asistir a misa infaltablemente los días Domingos contenidos en este tiempo y en lo posible participar de las actividades parroquiales, por cierto muy hermosas en este período.

La Semana Santa, que comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua, debe ser sinónimo de paz, tranquilidad, recogimiento, serenidad. Que realmente nuestros hijos experimenten el cambio de actitud en casa; que realmente exista conversión. No obstante, lo importante de este tiempo no es recordar con tristeza lo que Cristo vivió en estos días, sino celebrar y entender por qué murió y resucitó. La Semana Santa fue la última Semana de Cristo en la tierra y su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

En el Domingo de Ramos celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén recordando con ramos de árboles y plantas la alabanza que el pueblo le realizó en ese momento. El Sacerdote, nos bendice nuestros ramitos, volvemos a casa y los colocamos en un lugar visible para que nos proteja durante todo el año.

En el Jueves Santo recordamos la última cena que Jesús realizó junto a sus Apóstoles.

En el Viernes Santo recordamos la Pasión y muerte de Jesús en la Cruz.

El Sábado Santo es un día de luto, pues no tenemos a Jesús entre nosotros.

El Domingo de Pascua es el paso de la vida a la muerte. El día más importante para quienes creemos en Jesús; Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al cielo y vivir junto felices junto a nuestro Padre.

Recursos hermosos para utilizar en Semana Santa son las películas para niños, darse un tiempo para verlas con ellos e ir explicando su significado, existen también juegos y dinámicas para jugar en familia, así como también crucigramas y dibujos para colorear. Todo ello, contribuye a que los niños recuerden y comprendan más adelante, de que se trató de un fin de semana especial y muy distinto a todos los otros.

Recordemos que nuestra primera Iglesia es la “Iglesia Doméstica” y responsabilidad nuestra es educar en la Fé. Si logramos como Padres, explicar en qué consiste realmente este tiempo, los niños podrán vivir la Pascua de Resurrección al amparo de Dios y por cierto, comiendo huevitos de chocolate.
 
PRECES
Jesús nos invita a pedir con la confianza de que siempre somos escuchados:
R/MSeñor, danos lo que más necesitamos.
Para que seamos constantes en la oración,
– y no temamos acudir a ti, en quien está la fuente de la vida.MR/
Para que quienes se encuentran desanimados ante las dificultades no dejen de buscar un sentido,
– y descubran que tú estas cerca y nunca nos abandonas.MR/
Para que quienes llaman pidiendo ayuda la encuentren,
– y no cerremos nuestros corazones a los que viven agobiados por el sufrimiento.MR/
Para que no dejemos de contemplar la bondad de Dios,
– y con tu ayuda podamos ser buenos y hacer el bien a los que nos rodean.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN

Concédenos, Señor, la gracia de conocer siempre lo que es recto y practicarlo con diligencia, para que vivamos siempre según tu voluntad los que sin ti no podemos ni siquiera existir. Por nuestro Señor Jesucristo.

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