Eligió a los doce para que le siguieran y los envió a predicar
- 23 Enero 2015
- 23 Enero 2015
- 23 Enero 2015
La Santa Sede comunica oficialmente la negativa de Bergoglio a visitar nuestro país en 2015
Francisco no vendrá a España
El deseo de no interferir en los procesos electorales, la seguridad y el proceso de cambio en el episcopado, claves
Por primera vez en la historia de la democracia, el Papa que llegaría a España no sería precisamente un conservador, ni su llegada interpretada como un apoyo al Gobierno de Mariano Rajoy
El viaje del Papa a España en el aire
(Jesús Bastante).- Francisco, finalmente, no visitará España este año. Bergoglio ha declinado la invitación presentada tanto por la Conferencia Episcopal como por el Gobierno y la Casa Real durante 2015, año en que se celebra el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa.
Fuentes vaticanas confirmaron a RD que la negativa del Papa se debe a tres razones: el deseo de Francisco de no interferir en los distintos procesos electorales que este año tendrán lugar en nuestro país; el proyecto decambios episcopales en nuestro país; ycuestiones relativas a la seguridad.
Según confirma la web de la Conferencia Episcopal, "la Secretaría de Estado de la Santa Sede ha hecho llegar a Mons.Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española, una carta en la que se le comunica que no está prevista la visita del Papa Francisco a España durante 2015". A su vez, señala que Su Santidad "sigue muy de cerca las celebraciones que, con tanta ilusión, se han programado para conmemorar el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, y ruega a Dios para que produzcan abundantes frutos de vida cristiana en nuestro país". Detrás de la negativa se esconden varias razones. En primer lugar, 2015 es año electoral, con elecciones municipales, autonómicas y generales. Y Francisco no quiere que su visita sea instrumentalizada políticamente. Por primera vez en la historia de la democracia, el Papa que llegaría a España no sería precisamente un conservador, ni su llegada interpretada como un apoyo al Gobierno de Mariano Rajoy. Más bien al contrario: no son pocos los que tildan a Francisco de "comunista", y es conocido el apoyo público que le mostró Pablo Iglesias tras la crítica del Pontífice a los mercados durante su visita al Parlamento Europeo.
En segundo lugar, el cambio de paradigma en los viajes papales. España ha dejado de ser un país fundamental en el modelo de Iglesia que defiende Bergoglio. Nuestro país no es una "periferia". Fuentes vaticanas consultadas por RD también hablaban de "cuestiones de seguridad" (resultaba imposible organizar un evento, de un solo día, con tan poca antelación, y con una previsión de millones de personas, especialmente si éste se produjera en agosto) y del cansancio del Papa, que al parecer habría regresado de Filipinas completamente agotado. Sin embargo, y como el propio Bergoglio explicó en el vuelo de vuelta, Francisco realizará otros dos viajes al continente americano (EE.UU. y Ecuador, Bolivia, y Paraguay), y otro a África, en donde visitará Uganda y la República Centroafricana.
La otra razón, más interna, es la profunda determinación del Papa Francisco de acometer los cambios necesarios en el Episcopado de nuestro país para evitar que polémicas como las de los arzobispos de Zaragoza o Granada puedan volver a repetirse. El nombramiento de un nuevo obispo para Barcelona -en pleno proceso independentista- también es una cuestión a tener en cuenta. El nombramiento, en agosto, de Carlos Osoro para sustituir al cardenal Rouco en Madrid fue el punto de salida de una serie de nombramientos cuyo fin es cambiar el rostro de una Iglesia demasiado identificada, tanto en lo político como en lo social.Sea como fuere, lo cierto es que Francisco no vendrá a España este año. La nota episcopal concluye indicando que "los obispos españoles confían en que el Santo Padre pueda visitar nuestro país más adelante y al mismo tiempo le testimonian su comunión y afecto, junto al del pueblo a ellos encomendado".
Evangelio según San Marcos 3,13-19.
Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia Sermón 311, 2.
Eligió a los doce para que le siguieran y los envió a predicar
Los primeros apóstoles, carneros bienaventurados del rebaño santo, vieron al mismo Señor Jesús pendiente de la cruz, lloraron su muerte, se asustaron de su resurrección, lo amaron hecho poderoso y ellos mismos derramaron su propia sangre por la sangre que vieron. Pensad, hermanos, en lo que significa que unos hombres sean enviados por el orbe de la tierra a predicar que un hombre muerto resucitó y que ascendió al cielo, y que por esta predicación hayan sufrido cuanto la locura del mundo les ha infligido: privaciones, destierros, cadenas, tormentos, fuego, bestias, cruz y muertes. ¿Y esto lo sufrían por no sé qué cosa? ¿Acaso, hermanos míos, moría Pedro por su gloria o se predicaba a sí mismo?
Moría uno para que otro fuese honrado; se entregaba a la muerte uno para que otro fuese adorado. ¿Haría esto, acaso, si no estuviese a la raíz la fragancia de la caridad y la conciencia de la verdad? Habían visto lo que anunciaban; en efecto, ¿cuándo estarían dispuestos a morir por algo que no hubieran visto? Se les obligaba a negar lo que habían visto, mas no lo negaron: predicaban la muerte de quien sabían que estaba vivo. Sabían por qué vida despreciaban la vida; sabían por qué felicidad soportaban una infelicidad transitoria, por qué premios despreciaban estos males. Su fe no admite ponerse en la balanza con el mundo entero. Habían escuchado: ¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si a cambio sufre detrimento en su alma?1 Los encantos del mundo no retrasaron su veloz carrera, ni los bienes pasajeros a quienes emigraban a otro lugar; sea cuanta sea y por deslumbrante que sea esta felicidad, hay que dejarla aquí, no puede ser traspasada a la otra vida; llegará el momento en que también los ahora vivos han de dejarla aquí.
San Ildefonso de Toledo
San Ildefonso de Toledo, monje y obispo. En la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconense, san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios.
El nombre de Ildefonso parece ser la forma original de la que se desprenden las variantes Alfonso y Alonso. Después de san Isidoro de Sevilla, san Ildefonso (al que una fuente no muy de fiar hace discípulo del primero), ha sido siempre considerado como una de las mayores glorias de la Iglesia de España, la cual le honra como doctor de la Iglesia. Ildefonso era sobrino de san Eugenio, arzobispo de Toledo, a quien debía suceder en el cargo. A pesar de la oposición paternal, Ildefonso se hizo monje a temprana edad, en el convento de Agalia, cerca de Toledo, del que fue más tarde abad. Sabemos que fue ordenado diácono hacia el año 630, y que, aunque no era entonces más que un simple monje, fundó un convento de religiosas en los alrededores. Siendo abad, asistió al séptimo y octavo Concilio de Toledo, en 653 y 655, respectivamente. Su elevación a la dignidad de arzobispo parece haber ocurrido el año 657. Los ardientes encomios que le prodiga Julián, su contemporáneo y sucesor en la sede, así como el testimonio de otros eminentes eclesiásticos y el fervor de sus propios escritos, prueban que la elección recayó sobre un hombre que poseía todas las virtudes exigidas por esa elevada dignidad. Ildefonso gobernó la sede de Toledo algo más de nueve años, y murió el 23 de enero del año 667.
Uno de los rasgos más característicos de la obra literaria de San Ildefonso, y particularmente de su tratado «De virginitate perpetua sanctae Mariae», es el entusiasmo casi exagerado con que el santo habla de la Santísima Virgen. Edmund Bishop pone de relieve este rasgo en sus valiosos estudios («Spanish Symptoms»). Se trata en realidad de una nota típica, tanto de la devoción personal del santo como del medio en que vivía. Nada tiene, pues, de extraño que, un siglo después de su muerte, hayan surgido dos leyendas sobre la privilegiada posición de san Ildefonso respecto de la Madre de Dios. Según la primera de dichas leyendas, la mártir santa Leocadia, patrona de Toledo, se levantó de su tumba cuando san Ildefonso se hallaba orando ahí, para agradecerle, en nombre de Nuestra Señora, las alabanzas que le había prodigado. La otra leyenda pretende que la Santísima Virgen se apareció en persona a san Ildefonso para mostrarle su gratitud y que le regaló una casulla. Esta última leyenda aparece, con muchos retoques, en casi todas las grandes colecciones de Marienlegenden, que tan de moda estuvieron en los siglos XII y XIII. En todo caso, hay razones para creer que el lenguaje mariano que se impuso en Toledo en tiempos de san Ildefonso, influyó profundamente en el tono de los documentos litúrgicos españoles.
Acta Sanctorum, 23 de enero, y en el segundo volumen de Mabillon. Ver también Dictionnaire de Théologie, vol. VII, cc. 739-744; el artículo de Herwegen, en Kirchliches Handlexikon; E. Bishop, Litúrgica Histórica, pp. 165-210; y A. Braegelman, Life and Writings of St. Ildephonsus of Toledo (1942), que resume el material. Patrología de Quasten - Di Berardino, tomo IV, BAC, 2000, pág 121-125, con una introducción más detallada a la obra literaria del santo.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Oremos: Tú, Señor, que concediste a San Ildefonso un conocimiento profundo de la sabiduría divina, concédenos, por su intercesión, ser siempre fieles a tu palabra y llevarla a la práctica en nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
A ti acudo, única Virgen y Madre de Dios. Ante la única que ha obrado la Encarnación de mi Dios me postro.
Me humillo ante la única que es madre de mi Señor. Te ruego que por ser la Esclava de tu Hijo me permitas consagrarme a ti y a Dios, ser tu esclavo y esclavo de tu Hijo, servirte a ti y a tu Señor. A Él, sin embargo, como a mi Creador y a ti como madre de nuestro Creador; a Él como Señor de las virtudes y a ti como esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios y a ti como a Madre de de Dios. Yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo. Tú eres mi Señora, porque eres esclava de mi Señor.
Concédeme, por tanto, esto, ¡oh Jesús Dios, Hijo del hombre!: creer del parto de la Virgen aquello que complete mi fe en tu Encarnaciòn; hablar de la maternidad virginal aquello que llene mis labios de tus alabanzas; amar en tu Madre aquello que tu llenes en mi con tu amor; servir a tu Madre de tal modo que reconozcas que te he servido a ti; vivir bajo su gobierno en tal manera que sepa que te estoy agradando y ser en este mundo de tal modo gobernado por Ella que ese dominio me conduzca a que Tú seas mi Señor en la eternidad.
¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios, consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!
Pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen; los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo, y a Ella por Madre de mi Creador; si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella, tampoco glorificáis como Dios a mi Señor. No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones; los que no rendís honor a la Madre del Señor con la excusa de honrar a Dios su Hijo.
Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo, deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo, quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios, busco el testimonio del dominio sobre mi de su Madre; para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo, deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.
Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor; lo que se da a la Madre redunda en el Hijo; lo que recibe la que nutre termina en el que es nutrido, y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.
Por eso me gozo en mi Señora, canto mi alegría a la Madre del Señor, exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne.
Porque gracias a la Virgen yo confio en la muerte de este Hijo de Dios y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua, ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN A MARIA
De San Ildefonso de Toledo
(del Libro de la perpetua virginidad de Santa María)
RESPIRAR
A veces. cuando estoy nervioso o muy preocupado, contengo la respiración. Puedo estar viendo una • película de suspense, o estar esperando en la cola del supermercado, o simplemente en medio de una atasco de tráfico cuando me doy cuenta que mi cuerpo está tenso, mis hombros rígidos, y yo estoy sólo tomando pequeños sorbos de aire.
En estos momentos, a menudo trato de tragar una gran bocanada de aire que a veces termina en un ataque de tos o en un molesto hipo. Otros, los hombros se relajan y hago tres respiraciones profundas con todo el cuerpo.
"Haz tres respiraciones de limpieza", solía decir a mis hijos cuando algúno parecía al borde de caer en el precipicio de la pataleta. A veces funcionaba porque la respiración nos ayuda a liberar la tensión ya equilibrarnos.
La respiración hace tanto por nosotros: ayuda a que nuestros cuerpos liberen toxinas, mejora la postura y el estado de ánimo, reduce nuestra experiencia de dolor y nos relaja.
No te olvides de respirar
Elección de los doce
Marcos 3, 13-19. Tiempo Ordinario. Ser mensajeros del amor de Dios con nuestra vida, nuestro modo de actuar, de hablar, de pensar.
Oración introductoria
Jesús, gracias por también pensar en mí, por llamarme y buscarme para que en este momento de oración pueda experimentar tu amor. No dejes que te defraude, dame tu gracia para poder escucharte y cumplir con tu voluntad, siempre.
Petición
Ayúdame, Señor, quiero quedarme contigo, permite que sea fiel a mi vida de gracia.
Meditación del Papa Francisco
Jesús reza, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a sus discípulos, Jesús sana la multitud. Dentro de este templo, Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: es Él quien lleva a la Iglesia adelante así. Como decía Pablo, esta Iglesia está edificada sobre el fundamento de los apóstoles. Los que Él ha elegido, aquí: eligió doce. Todos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no sé quién era el más pecador… Judas, pobrecillo, es el que se ha cerrado al amor y por esto se convirtió en traidor. Pero todos escaparon en el difícil momento de la Pasión y dejaron solo a Jesús. Todos son pecadores. Pero Él, elige. Jesús nos quiere “dentro” de la Iglesia no como huéspedes o extranjeros, sino con el derecho de un ciudadano. En la Iglesia no estamos de paso, estamos enraizados ahí. Nuestra vida está ahí. (Cf. S.S. Francisco, 28 de octubre de 2014, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Siendo Dios, Cristo nos podría haber salvado de muchas maneras. Le habría bastado un soplo, un abrir y cerrar de ojos, el simple deseo de redimirnos. Pero sus caminos no son como los nuestros. Quiso obrar “a su manera”.
Los hombres pedimos ayuda cuando la necesitamos, cuando no podemos hacer algo por nosotros mismos. Cristo quiso que le ayudáramos, aunque Él podía hacerlo todo. Y sin duda, podía hacerlo mejor que nosotros.
Eligió a doce hombres. Detrás del nombre de los doce apóstoles, yacen escondidos los de miles y millones de hombres elegidos por Dios para continuar su misión. Y no sólo se trata de sacerdotes y almas consagradas. Todos los bautizados estamos llamados a ser sus apóstoles.
Con esta elección, no recibimos un título honorífico. Ante todo se trata de un compromiso. El de ser mensajeros del amor de Dios con nuestra vida, con nuestro modo de actuar, de hablar, de pensar... Al llamarnos, Cristo no nos impone una carga. Al contrario, nos da la oportunidad de dar un sentido pleno a nuestra vida en este mundo, buscando lo más llevadero y trascendente. La mejor empresa a la que podemos dedicarnos: ayudarle a Cristo en la salvación de la humanidad.
Propósito
Que mi testimonio de vida lleve a los demás a un encuentro con Cristo.
Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a reemprender siempre el camino, quiero ser tu discípulo y misionero y para ello necesito ser fiel, cada día, en los detalles, en las cosas pequeñas, que valen mucho para construir la fidelidad, y por medio de ella, la santidad. Renueva mi decisión de apoyarme siempre en Ti más que en mis propias fuerzas. Que acuda siempre a mis compromisos, a mi formación, a mi dirección espiritual, dispuesto a dejarme moldear por Ti.
La soledad compañera de la vida
La soledad está en nuestras vidas, pero hay que saber amarla. Nos llevará al encuentro con Dios que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.
La soledad es un sentimiento que nos llena el alma de un silencio frío y oscuro si no la sabemos encauzar. Hay rostros surcados de arrugas, de piel marchita, de labios sin frescura, de ojos empequeñecidos, turbios y apagados que nos hablan por si solos de la soledad. Si sus voces nos llegaran nos dirían de su cansancio, de su miedo, pero sobre todo de su soledad....
Pero no hace falta que seamos ancianos para que en la vida nos acompañe la soledad.
La soledad del sacerdote, aún los más jóvenes, con sus votos de obediencia, pobreza y castidad, pero a veces es más dura la soledad de su propio corazón, que aunque ayudado por la Gracia de Dios no deja de ser humano. Tienen que consolar a los seres que llegan hasta ellos con sus penas, con sus problemas pero su corazón no puede aferrarse a ninguna criatura de la tierra y a veces se sienten solos, muy solos, tan solo acompañados de una gran soledad
La soledad en la adolescencia, duele profundamente por nueva, por incomprensible...Los padres se están divorciando, se quiere a los dos, se necesita a los dos, pero para ellos parece que no existe ese ser que no acaba de comprender y que está muy solo. Ellos tienen sus pleitos, su mal humor. La mamá siempre llorando, el papá alzando la voz... para él nada... tal vez sientan hasta que haya nacido. Si se divorcian será un problema ¿Qué será de él?¡Qué gran soledad, qué amarga soledad!
Las monjas misioneras, los misioneros, lejos de sus seres queridos y en tierras extrañas.
Y la soledad en algunos matrimonios, esa soledad que ahoga, que asfixia...que como dice el poeta: "es más grande la soledad de dos en compañía". El hombre de grandes negocios, empresario importante, magnate en la sociedad que parece que lo tiene todo pero que en el fondo vive una gran soledad.
La soledad de las grandes luminarias siempre rodeadas de personas y siempre solas... Las esposas de los pilotos, de los marinos, de los médicos, saben de una gran soledad y ellos a su vez, en medio del cumplimiento del deber, también están solos. La soledad de las personas que han perdido al compañero o compañera de su vida, ese quedarse como partido en dos porque falta la otra mitad, ese no saber cómo vivir esas horas, ahora tan vacías, tan tristes, tan solas...
Si no convertimos esa soledad en compañía para otros seres quizá, más solos aún que nosotros mismos, si no llenamos ese vacío y esas horas con el fuego de nuestro amor para los que nos rodean y nos necesitan, esa soledad acabará por aniquilarnos, ahogándonos en el pozo de las más profunda depresión.
En realidad todos los seres humanos estamos solos. La soledad está en nuestras vidas pero hay que saber amarla. Si le tenemos miedo, si no la amamos y no aprendemos a vivir con ella, ella nos destruirá. Si le sabemos dar su verdadero sentido, ella nos enriquecerá y será la compañera perfecta para nuestro espíritu. Con ella podremos entrar en nuestra alma, con ella podremos hablar con nuestros más íntimos sentimientos.
Ella nos ayudará, ella, la soledad bien amada y deseada a veces, nos llevará al encuentro de nuestra propia identidad y luego al mejor conocimiento de Dios, que llenará nuestras vidas porque El es todo amor.
Rajoy entrega al Papa una camiseta de la selección española
Amigo cree que Francisco da prioridad a "las periferias" en sus viajes apostólicos
Los obispos, "contrariados" por la negativa del Papa a visitar España
Los alcaldes de Ávila y Alba de Tormes califican la decisión de "jarro de agua fría"
"Somos casi vecinos, vamos a seguir insistiendo", subrayó el portavoz episcopal, Gil Tamayo
El viaje de Francisco a España, en el alero
La decisión del Papa Francisco de no viajar a España en 2015 ha causado una "profunda decepción" en ámbitos religiosos y políticos, especialmente en Castilla y León, donde esperaban su llegada con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Al poco de conocerse la noticia, el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, ha indicado que la negativa papal ha"contrariado" a los obispos. "Nos ha causado pesar porque estábamos muy ilusionados de que viniera en el año teresiano", ha señalado.
En cualquier caso, ha precisado que "la explicación está exclusivamente en lasobrecarga de agenda" del Pontífice que ha hecho "una opción por los países más alejados, por las periferias, por los pobres". Así lo demuestran, según ha apuntado, sus dos viajes a Asia y, ahora, su decisión de viajar a América Latina y Africa, además del obligado viaje a Filadelfia (EE UU) para participar en el Encuentro de las Familias.
Para Gil Tamayo, esta decisión "no es un menoscabo" en el aprecio que el Papa Francisco tiene por España. Además, ha recordado que el Pontífice ya valoró la figura de Santa Teresa.
En todo caso, ha admitido que estaban ilusionados por que aceptara la invitación porque en junio, la cúpula de la CEE se reunió en audiencia privada con Francisco y les dijo que se estaba preparando el viaje. No obstante, Gil Tamayo ha asegurado que tienen la"confianza" en que "en un futuro" se pueda hacer realidad la visita del Papa Francisco a España.
"Somos casi vecinos, vamos a seguir insistiendo", ha subrayado. Por otro lado, ha explicado que hay que " excluir absolutamente" la posibilidad de que el Papa no venga a España por las elecciones que se celebrarán en 2015 porque Francisco "no se mueve por una agenda política sino pastoral".
Por su lado, el cardenal Carlos Amigo Vallejo ha afirmado este jueves que aunque se esperaba "con mucho interés la visita del Santo Padre", el Papa Francisco tenía previsto viajar a países en los que es necesaria su presencia por situaciones de pobreza o marginaciones.
"Si no una decepción, esperábamos con mucho interés la visita del Santo Padre", ha señalado el arzobispo emérito de Sevilla, quien ha recordado que se había invitado a Su Santidad desde la Conferencia Episcopal y la Casa Real con motivo de la celebración del V Centenario de Santa Teresa de Jesús.
Amigo Vallejo se ha expresado así en el marco del Club de Opinión Santiago Alba de Valladolid, donde ha presentado en una conferencia su libro 'Un aire nuevo, Francisco un Papa sorprendente'.
En este contexto, el arzobispo emérito de Sevilla ha recordado que el Papa tiene previsto viajar a países de África o América, por ejemplo, y ha incidido en que parece que da prioridad "a estos lugares donde cree que es más necesaria su presencia".
En cuanto a la posibilidad de que tuviera algo que ver que se trata de un año electoral, Monseñor Amigo ha aclarado que la Secretaría de Estado de la Santa Sede no ha dado razones por las que no se produzca la visita, pero ha recordado que hay un precedente de una visita que se retrasó, la del Papa Juan Pablo II, tras adelantarse unas elecciones en España.
Aún así, en su opinión, no cree que esto haya influido y sin embargo quiere dar preferencia a este tipo de viajes que tiene previstos porque Europa está "a la puerta de casa", tras lo que ha asegurado que hay muchas cosas que visitar en España, por las que tiene "interés" el Papa, quien "conoce perfectamente la Iglesia española".
Amigo Vallejo ha insistido en las visitas que tiene previstas el Papa, una de ellas muy esperada a la ONU y ha puesto como ejemplo lo que ha significado la visita del Papa en la apertura de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
A este respecto, el arzobispo emérito de Sevilla no tiene duda de la vocación internacional del Papa Francisco y ha recordado que hubo nombramientos en el ámbito diplomático que "llamaron la atención" y ha destacado lo "eficaz" que es al tiempo mantiene la "discreción necesaria".
En este sentido, ha puesto el papel que ha tenido recientemente entre Palestina e Israel, a cuyos líderes ha juntado "pidiendo la paz" y ha destacado su "vocación de puente", de "mediador" para hacer lo posible "por el entendimiento de los pueblos", de una forma "más que visible", pero a la vez "natural" y sin darse "importancia".
Por otro lado, la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Alicia García, reconoció que habían puesto «mucha ilusión». A la vez, mostró su «comprensión» por las «complicadas agendas» y señaló que se mantiene «vigente» la invitación, ya que «Castilla y León tendrá siempre las puertas abiertas para recibirle».
Como un «jarro de agua fría» cayó la «mala noticia» en Ávila por las «esperanzas» ahora «frustradas». «Lógicamente, era muy, muy, muy importante» por el «espaldarazo» que supondría, reconoció su alcalde, Miguel Ángel García Nieto.
"Es una tristeza, no cabe ninguna duda porque se había generado gran expectación ante este posible hecho, pero también digo que a estas alturas no nos habían confirmado nada y tampoco nos sorprende la noticia. Cabía la posibilidad del 'no' en un alto porcentaje", aseveró la alcaldesa de Alba de Tormes, Concepción Miguélez.
No en vano, Miguélez piensa que quizá "éste era el momento para la visita del Papa Francisco, por todo lo que significa el Centenario de Santa Teresa, pero el sepulcro de la Santa va a seguir en Alba y ojalá pueda visitarlo en otro momento", señaló Concepción Miguélez.
Ante esta situación, la regidora de la villa ducal indicó que esperan "una gran afluencia de peregrinos que son católicos y que tienen muchas ganas de la llegada de este momento y que tenemos que disfrutar pese a que el Papa Francisco no venga a Alba de Tormes", concluyó.
Conversión de san Pablo
Conversión de san Pablo, apóstol
Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino y lo eligió para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo.
Hay muchos aspectos para meditar en la conversión de san Pablo: desde cosas tan ascépticas como los datos históricos que poseemos sobre el hecho, hasta la maravilla que representa que precisamente un verdugo de la fe se convierta en uno de los máximos exponentes del apostolado y como en prototipo de lo que debe ser un apóstol. Me conformo con ceñirme, en el contexto del santoral, a dos aspectos: esto de que celebramos una conversión, y en qué medida la conversión como tal -y no sólo la de san Pablo- forma parte de nuestra fe como uno de sus rasgos originales.
Porque si bien miramos, es común que los santos nos cuenten su «conversión», es decir, la reversión radical hacia Dios de todos los valores de la vida que llevaban hasta ese momento; por ejemplo, cuando pensamos en la palabra «conversión», a todos -casi con seguridad- se nos representa la célebre de san Agustín; sin embargo, sólo de san Pablo celebramos litúrgicamente la conversión. De ningún otro.
Pienso que no es desmedido señalar que la conversión de san Pablo representó para toda la Iglesia una especie de refundación: esa Iglesia que se fundó en la Cena, que se fundó en la entrega del discípulo a la Madre, que se fundó en la palabra de envío del Resucitado, que se fundó en la venida del Espíritu Santo, renueva también su fundación en esta especie de última «vuelta de tuerca» que es capaz de extraer del mensaje de Jesús todo lo que quedaba en su fondo, difícil de aceptar y difícil de formular: nadie hay ante Dios que esté perdido de antemano, incluyendo como corolario natural que la fe deberá dirigirse también a los gentiles, a los que nunca ni oyeron hablar de Dios, a quienes ni siquiera están esperando una Alianza con Dios ni ninguna manifestación suya, a los que ni siquiera tienen «sed de Dios».
La conversión de san Pablo tiene algo de común con todas las conversiones, incluyendo la de cada uno de nosotros: se trata de una «metá-noia» (que es la palabra que usa el NT para hablar de conversión), de un «cambio [metá] de mentalidad [noia]»; nuevos criterios, nueva mirada, nueva perspectiva.
Lo mismo que veíamos hasta ayer de una manera, lo vemos hoy con un significado diverso. De esa conversión no es ajeno ningún creyente, forma parte del «proceso de la fe»; -es posible que alguien haya sido bautizado, le haya dado la espalda a Dios y vuelva: conversión; -es posible que alguien haya sido bautizado y haya seguido practicando la fe sin desviarse de sus criterios, hasta que un buen día se da de narices contra sí mismo y su buen comportamiento y descubre que toda la fe había sido cosa de Dios más que sí mismo y su buen comportamiento: conversión -puede ser que alguien nunca haya querido saber nada de la fe cristiana, pero tiene en el estómago ese «vacío de absoluto», eso que el salmo 42 llama «sed de Dios», y un buen día siente -por los medios que sean: una predicación, una música, una liturgia- que es Cristo quien apaga esa sed, y nadie más: conversión; -puede que ni siquiera tenga sed de Dios, tan sólo «la vieja llaga de la herida en el ser» -en palabras de Moravia-, y de repente descubre el poder sobre esa llaga que tiene la otra llaga, la de Cristo: conversión.
Es posible pensar abstractamente el cristianismo como una fe, sin implicar la conversión, pero no es posible vivir el cristianismo en concreto sin toparse con la conversión, e incluso con la necesidad «periódica» de convertirse, tal como lo celebramos cada año en el ciclo litúrgico. En cierto sentido la conversión de san Pablo tuvo que ver con eso: fue encontrado por Cristo y eso cambió su mentalidad, dio un vuelco de 180º. Le pasó a él, me pasó a mí, le pasó al lector de este escrito, y si no pasó aun, ya va a pasar.
Pero a la vez tiene algo de especial y único, algo que no ha vuelto a repetirse en la historia de la Iglesia: en la conversión de san Pablo toda la Iglesia se convierte a la novedad de una misión que hasta ese momento no había aparecido, y que incluso tardará décadas antes de que oficialmente la Iglesia acepte que la misión de san Pablo a los gentiles compromete a todos, no sólo a san Pablo y los suyos; que esa misión a los gentiles y entre los gentiles está en el fondo de la esencia de la Iglesia. La conversión de san Pablo obligará a toda la Iglesia a convertirse y tomar conciencia de que la fe cristiana no es un apéndice de la fe judía, aunque esa verdad tardará décadas en comenzar a dar sus frutos.
Nos hace bien celebrar cada año la conversión de san Pablo; somos seres en el tiempo y del tiempo, por eso para nosotros, los seres humanos, las grandes verdades no son nunca una cosa dicha de una vez y para siempre: requieren ser dichas y redichas, meditadas y remeditadas, comprendidas y recomprendidas. Es constante a lo largo de la historia la tendencia de los creyentes a convertir a la Iglesia no en un lugar de salvación sino en depósito de salvados, a aislarnos del mundo, a cercar y amurallar. Tal vez eso forme parte de la dinámica más profunda de nuestra fe: por eso mismo cada año la celebracíon litúrgica de la conversión de san Pablo nos recuerda que la misión de la Iglesia no estará terminada hasta que «todos los hombres» -sin excepción- «se salven y lleguen al conocimiento de la verdad».
El Papa, con los jueces de la Rota
Recuerda a los tribunales que la falta de fe hace nulo un matrimonio
El Papa, a la Rota Romana: "No cierren la salvación de las personas dentro de las constricciones del legalismo"
«¡Cuánto quisiera que todos los procesos fuesen gratuitos!», subraya Francisco
Jesús Bastante, 23 de enero de 2015 a las 15:43
La Iglesia también conoce los sufrimientos de muchos núcleos familiares que se destruyen, dejando detrás de sí las ruinas de las relaciones afectivas, de proyectos, de expectativas comunes
Francisco, al tribunal de la Rota
(RV).- «No cierren la salvación de las personas dentro de las constricciones del legalismo. El derecho está orientado a la salvación del hombre», es la exhortación del Papa Francisco a los miembros del Tribunal Apostólico de la Rota Romana, a quienes recibió en audiencia este viernes 23 de enero en la Sala Clementina del Vaticano.
En sus saludos el Santo Padre manifestó sus mejores deseos a todos los integrantes de la Rota Romana al inaugurar un nuevo Año Judicial. En esta ocasión dijo el Papa: "quisiera reflexionar sobre el contexto humano y cultural en el cual se forma la intención matrimonial". Recordando las palabras del Beato Pablo VI y la crisis de valores de la sociedad, resaltó las enfermedades a las cuales está expuesto el hombre moderno: "está a veces afectado por un relativismo sistemático, que lo lleva a las opciones más fáciles de las situaciones, de la demagogia, de la moda, de la pasión, del hedonismo, del egoísmo, así que exteriormente trata de seguir la "majestad de la ley", e interiormente, casi sin darse cuenta, sustituye al imperativo de la conciencia moral el capricho de la conciencia psicológica".
Está perdida de una perspectiva de fe, señaló el Pontífice: "desemboca inevitablemente en una falsa conciencia del matrimonio, que no está privada de consecuencias en la maduración de la voluntad nupcial". Ciertamente el Señor, en su bondad, dijo el Papa, "concede a la iglesia de alegrarse por las muchas familias que, sostenidas y alimentadas por una fe sincera, realizan en la fatiga y en la alegría diaria los bienes del matrimonio, asumidos con sinceridad en el momento de la boda y continuados con fidelidad y tenacidad". La Iglesia también conoce los sufrimientos de muchos núcleos familiares que se destruyen, dejando detrás de sí las ruinas de las relaciones afectivas, de proyectos, de expectativas comunes.
En este sentido, el Papa, invitó a los Jueces a actuar su análisis judicial cuando existe laduda sobre la validez del matrimonio, para aceptar sí existe un vicio al origen del consenso matrimonial. La crisis del matrimonio, señaló Francisco, tiene a menudo en su raíz, la crisis del conocimiento iluminado por la fe, es decir, de la adhesión a Dios y a su designio de amor realizado en Jesucristo.
Recorriendo a su experiencia, el Obispo de Roma dijo: "la experiencia pastoral nos enseña que existe hoy un gran número de fieles en situaciones irregulares, en cuyas historia ha tenido gran influencia la mentalidad mundana. Existe de hecho, una forma de mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia y que lleva a perseguir, en vez de la gloria del Señor, el bienestar personal".
Uno de los frutos de esta actitud afirmó el Papa, es «una fe cerrada en el subjetivismo, donde únicamente interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que se puedan confortar e iluminar, pero donde el sujeto en definitiva permanece cerrado a la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos».
Por esto el juez, señaló el Sucesor de Pedro, "al considerar la validez del consenso expresado, debe tener en cuenta el contexto de valores y de fe - de la carencia o ausencia - en la cual la intención matrimonial se ha formado. De hecho, el no conocimiento de los contenidos de la fe podría llevar a aquello que el Código llama error determinante de la voluntad". Esta eventualidad no amenaza solo la estabilidad del matrimonio, su exclusividad y fecundidad, sino también la ordenación del matrimonio al bien del otro, el amor conyugal como "principio vital" del consenso, la reciproca donación para constituir el consorcio de toda la vida.
Quisiera por lo tanto exhortarles, concluyó el Papa Francisco, "a un fuerte y apasionado compromiso en su ministerio, puesto a tutela de la unidad de la jurisprudencia en la Iglesia.¡Cuánto trabajo pastoral por el bien de tantas parejas, y de tantos hijos, muchas veces victimas de estas cosas! También aquí, hay necesidad de una conversión pastoral de las estructuras eclesiásticas, para ofrecer el opus iustitiae a cuantos se acercan a la Iglesia para poner en claro su propia situación conyugal".
Esta es su difícil misión, les exhortó el Santo Padre, como la de todos los jueces en las diócesis: "no cerrar la salvación de las personas dentro de las constricciones del legalismo. La función del derecho está orientada a la salvación del hombre a condición que, evitando sofismos lejanos de la carne viva de las personas en dificultad, ayude a establecer la verdad en el momento consensual: es decir, si fue fiel a Cristo o a las falsedades de la mentalidad mundana".
Recordando las numerosas causas que se encuentran en la Rota Romana de modo gratuito, subrayó: "los Sacramentos son Gratuitos. Los Sacramentos nos dan la gracia. Y un proceso matrimonial toca el Sacramento del matrimonio. ¡Cuánto quisiera que todos los procesos fueran todos gratuitos!"
Antes de concluir, les reiteró sus saludos y gratitud por el trabajo que realizan, por el bien que hacen al pueblo de Dios, sirviendo a la justicia. Invocó la asistencia divina sobre su trabajo y de corazón les dio la Bendición Apostólica.
Familias cristianas en Roma
El Papa afirma que "sigue siendo un gran recurso y no sólo un problema"
Francisco: "No existe la familia perfecta, no hay que tener miedo a la fragilidad"
Reclama la responsabilidad de los medios en su mensaje para las Comunicaciones Sociales
Redacción, 23 de enero de 2015 a las 12:34
En un mundo donde tan a menudo se maldice, se habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición
"No existe la familia perfecta: no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva". El papa Francisco defendió hoy que la familia "no es una institución en crisis" y dijo que los medios de comunicación tienden a presentarla como un "modelo abstracto" cuando es "una realidad concreta".
"Es posible restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no solo un problema o una institución en crisis", dijo Bergoglio en un mensaje difundido hoy por el Vaticano.
El pontífice se expresó de esta manera en el texto publicado con motivo de la celebración, el próximo 17 de mayo, de la cuadragésimo novena Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y que adelantó la Santa Sede.
"Los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir", agregó.
Francisco rechazó la visión que los medios de comunicación dan de la familia "como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro".
Advirtió además de que "hoy, los medios de comunicación más modernos, que son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en familia y entre familias".
Y dijo que los obstáculos los ponen "si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera".
Por el contrario, el papa elogió que esos mismos medios puedan servir a la familia "siayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro".
Bergoglio defendió que "los padres son los primeros educadores", pero advirtió que "no hay que dejarlos solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo de la comunicación según los criterios de la persona humana y del bien común".
Éste es el mensaje papal:
Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor
El tema de la familia está en el centro de una profunda refle-xión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario -apenas celebrado- y otro ordinario, convocado pa-ra el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Co-municaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comu-nicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista. Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mu-jeres y bendito el fruto de tu vientre!"» (vv. 41-42).
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozo-samente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un am-biente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del co-razón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan ín-timos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunica-ción. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un «seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de ge-neraciones, que comunican antes que nada porque se acogen mu-tuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más am-plio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las eda-des, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido. En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados (cf. 2 M 7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.
La experiencia del vínculo que nos «precede» hace que la fa-milia sea también el contexto en el que se transmite esa forma fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a me-nudo los confían a Dios para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas: a los abuelos y otros fa-miliares, a los enfermos y los que sufren, a todos aquellos que más necesitan de la ayuda de Dios. Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás.
Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdadera-mente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan im-portantes las unas para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gra-titud y alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del Magnificat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un «sí» pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo. «Visitar» comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.
La familia es, más que ningún otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad.
A propósito de límites y comunicación, tienen mucho que enseñarnos las familias con hijos afectados por una o más disca-pacidades. El déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede conver-tirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo; y puede ayudar a la escuela, la parroquia, las asociaciones, a que sean más acogedoras con todos, a que no excluyan a nadie.
Además, en un mundo donde tan a menudo se maldice, se habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. Y esto también allí donde parece que prevalece inevitablemente el odio y la violencia, cuando las familias están separadas entre ellas por muros de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»; el único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.
Hoy, los medios de comunicación más modernos, que son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obs-taculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre fa-milias. La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido» (Benedicto XVI, Men-saje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 enero 2012). La pueden favorecer si ayudan a contar y compar-tir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro. Re-descubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este «inicio vivo», sabremos orientar nuestra relación con las tec-nologías, en lugar de ser guiados por ellas. También en este campo, los padres son los primeros educadores. Pero no hay que dejarlos solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo de la comunicación según los criterios de la dignidad de la persona humana y del bien común.
El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir infor-mación. Esta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos medios de la comunicación contemporánea. La in-formación es importante pero no basta, porque a menudo simplifi-ca, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto.
La familia, en conclusión, no es un campo en el que se co-munican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comuni-cante». Una comunidad que sabe acompañar, festejar y fructificar. En este sentido, es posible restablecer una mirada capaz de reco-nocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un mo-delo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir; o como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y en-tregado. Narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múl-tiples y que cada una es insustituible.
La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la ri-queza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos. No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos coti-dianamente, para construir el futuro.
Vaticano, 23 de enero de 2015
Vigilia de la fiesta de San Francisco de Sales.