“Todos los que sufrían algún mal se abalanzaban sobre él para tocarle”
- 22 Enero 2015
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El Papa Francisco, con China
Pekín pide a Roma que "dé pasos concretos" para "mejorar los lazos bilaterales"
China, dispuesta a restablecer el diálogo oficial con el Vaticano
Francisco desmintió que no se hubiera reunido con el Dalai Lama por presiones políticas
Redacción, 21 de enero de 2015 a las 15:38
Igual que hace con los Estados que buscan establecer relaciones diplomáticas con China, Pekín exige que el Vaticano rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos chinos tiende la mano a China
China mostró hoy su disposición a mantener un diálogo constructivo con el Vaticano, pero le pidió que cree las condiciones para mejorar las relaciones bilaterales, después de que el papa enviara por segunda vez un telegrama al presidente chino, Xi Jinping.
Así lo manifestó hoy la portavoz del Ministerio de Exteriores chino Hua Chunying en rueda de prensa, en la que sostuvo que China siempre ha mostrado su sincera voluntad de mejorar su relación con el Vaticano y ha hecho "esfuerzos" en ese sentido.
"Estamos dispuestos a mejorar la relación bilateral y esperamos que el Vaticano pueda dar pasos concretos para crear las condiciones para mejorar los lazos bilaterales", señaló Hua, preguntada por el telegrama que el papa Francisco envió al presidente Xi después de su viaje a Filipinas, que concluyó a principios de esta semana.
La portavoz descartó referirse a las palabras del pontífice sobre el Dalai Lama, en las que elpapa desmintió haber rechazado un encuentro con el Nobel de la Paz "por miedo a China".
Desde el año pasado, tanto China como el Vaticano han manifestado su voluntad de mejorar sus relaciones diplomáticas, inexistentes desde 1951 por la excomunión por parte de Pío XII de dos obispos designados por Pekín, a lo que las autoridades chinas respondieron con la expulsión del nuncio apostólico, que se asentó en la isla de Taiwán.
Igual que hace con los Estados que buscan establecer relaciones diplomáticas con China, Pekín exige que el Vaticano rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos chinos.
Pekín rechaza que el Vaticano pueda nombrar obispos y por ello existen en el país dos Iglesias católicas: una oficial ("patriótica") controlada por el Gobierno comunista y otra semi clandestina que responde al Vaticano. Ambas se reparten los entre 8 y 12 millones de católicos que la Santa Sede calcula que hay en el país. El año pasado, durante el viaje del papa a Corea del Sur, las relaciones dieron un paso hacia delante, después de que China permitiera al avión papal sobrevolar su espacio aéreo para llegar al país vecino, una circunstancia que Pekín no había permitido en ocasiones anteriores. Entonces, el papa envió también un telegrama con sus "mejores deseos" a Xi y a la población del país poco antes de que el avión papal sobrevolara la potencia asiática.
Evangelio según San Marcos 3,7-12.
Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.
Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.
San Atanasio (295-373), obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia
Sobre la Encarnación del Verbo
“Todos los que sufrían algún mal se abalanzaban sobre él para tocarle”
El Verbo de Dios, incorpóreo, incorruptible e inmaterial, llegó a nuestra región, aunque ya antes no estaba lejos de ella. En efecto, a ninguna parte de la creación había dejado privada de su presencia, porque él, que permanece junto a su Padre, lo llenaba todo. Pero, a causa de su amor por nosotros, se abajó, se hizo presente y se nos manifestó. Tuvo piedad de nuestra raza, tuvo compasión de nuestra debilidad y condescendió tomando nuestra condición corruptible.
No aceptó que la muerte dominara sobre nosotros; no quiso ver perecer lo que había comenzado, ni dejar fracasar lo que su Padre había llevado a cabo creando a los hombres. Tomó, pues, un cuerpo que no es diferente del nuestro. En el seno de la Virgen se construyó para sí el templo de su cuerpo; hizo de él el instrumento apto para hacerse conocer y para estar en él. Después de haber tomado de entre nuestros cuerpos, un cuerpo de la misma especie, puesto que nosotros estamos todos sumisos a la corrupción de la muerte, entregó su cuerpo a la muerte por todos, y lo ofreció a su Padre. Hizo esto por amor a todos los hombres.
San Vicente diácono.
Diácono y mártir,(+ 304)
Vicente, el Victorioso, es uno de los tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Junto con Lorenzo y Esteban - Corona, Laurel y Victoria - forma el más insigne triunvirato.
Cubierto con la dalmática sagrada, ostenta entre sus manos la palma inmarcesible de los mártires invictos.
Este mártir celebérrimo en toda la Cristiandad, encontró su panegirista en San Agustín, San León Magno y San Ambrosio. Y tuvo su cantor en su compatriota Prudencio, que dedicó el himno V de su Peristephanon al "levita de la tribu sagrada, insigne columna del templo místico".
Vicente descendía de una familia consular de Huesca, y su madre, según algunos, era hermana del mártir San Lorenzo. Estudió la carrera eclesiástica en Zaragoza, al lado del obispo Valero. "Nuestro Vicente", cantará Prudencio, vindicando esta gloria para Zaragoza, la ciudad de España que tuvo más mártires. San Valero, que tenía poca facilidad de expresión, le nombró Arcediano o primer Diácono, para suplirle en la sagrada cátedra.
Estamos a principios del siglo IV, en la décima y más cruel persecución contra la Iglesia, decretada por Diocleciano y aplicada en España por Daciano. Las cárceles, que estaban reservadas antes para los delincuentes comunes, pronto se llenaron de obispos, presbíteros y diáconos, escribe Eusebio de Cesarea. Era la táctica seguida fielmente por Daciano.
Al pasar Daciano por Barcelona, sacrifica a San Cucufate y a la niña Santa Eulalia. Cuando llega a Zaragoza, manda detener al obispo y a su diácono, Valero y Vicente, y trasladarlos a Valencia. Allí se celebró el primer interrogatorio. Vicente responde por los dos, intrépido y con palabra ardiente. Daciano se irrita, manda al destierro a Valero, y Vicente es sometido a la tortura del potro. Su cuerpo es desgarrado con uñas metálicas.
Mientras lo torturaban, el juez intimaba al mártir a la abjuración. Vicente rechazaba indignado tales ofrecimientos. Daciano, desconcertado y humillado ante aquella actitud, le ofrece el perdón si le entrega los libros sagrados. Pero la valentía del mártir es inexpugnable. Exasperado de nuevo el Prefecto, mandó aplicarle el supremo tormento, colocarlo sobre un lecho de hierro incandescente. Nada puede quebrantar la fortaleza del mártir que, recordando a su paisano San Lorenzo, sufre el tormento sin quejarse y bromeando entre las llamas. Lo arrojan entonces a un calabozo siniestro, oscuro y fétido "un lugar más negro que las mismas tinieblas", dice Prudencio. Hasta el carcelero, conmovido, se convierte y confiesa a Cristo.
Daciano manda curar al mártir para someterlo de nuevo a los tormentos. Los cristianos se aprestan a curarlo. Pero apenas colocado en mullido lecho, queda defraudado el tirano, pues el espíritu vencedor de Vicente vuela al paraíso.
Era el mes de enero del 304. Ordena Daciano mutilar el cuerpo y arrojarlo al mar. Pero más piadosas las olas, lo devuelven a tierra para proclamar ante el mundo el triunfo de Vicente el Invicto. Su culto se extendió mucho por toda la cristiandad.
Oremos:
Señor Dios, fuente y origen de todos los dones, infunde en nuestros corazones el fuego de tu Espíritu, para que nos sintamos llenos de aquella misma fuerza de amor que hizo a San Vicente invencible en medio de sus tormentos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Calendario Mariano: Vísperas de los Esponsales de Nuestra Señora con San José.
Predicación y curación de enfermos
Marcos 3, 7-12. Tiempo Ordinario. Jesús sigue curando y bendiciendo a los que le buscan.
Oración introductoria
Señor Jesús, yo también te estoy buscando, quiero tener un momento de intimidad en la oración. Quiero dejarme conquistar por tu amor, dame la luz para saber reconocer lo que me puede apartar de que tu gracia.
Petición
Para ser digno de tu amor, ven Espíritu Santo y haz tu morada en mí.
Meditación del Papa Francisco
Muchísimas personas van a escucharlo y a ser curados de sus enfermedades. Toda la muchedumbre trataba de tocarlo porque de Él salía una fuerza que curaba a todos. Porque Jesús está en medio de su pueblo, no es un profesor, un maestro, un místico que se aleja de la gente y habla desde la cátedra, desde arriba. ¡No! Está en medio de la gente; se deja tocar; deja que la gente le pida. Y esta cercanía no es una cosa nueva para Él: él lo subraya con su modo de actuar, pero es algo que viene de la primera elección de Dios por su pueblo. Así es nuestro Maestro, así es nuestro Señor. Es uno que reza, uno que elige a la gente y uno que no tiene vergüenza de estar cerca de la gente. Y esto nos da confianza en Él. Nos encomendamos a Él porque reza, porque nos ha elegido y porque está cerca de nosotros. (Cf. S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2014, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Mirando alrededor en nuestro mundo, que inicia un nuevo año, podríamos hacer una narración muy similar a la que hace este Evangelio. Muchedumbres buscaban y seguían a Jesús, le escuchaban y Él les curaba.
Muchos se dejan llevar por el pesimismo, y piensan que todo va "de cabeza". Dirían que la vocación no entra en la descripción de la situación actual. Están convencidos de que no hay vocaciones, de que la juventud está extraviada sin remedio, de que la práctica religiosa disminuye en todo el globo...
Algo de razón tendrán. Pero les falta abrir los ojos para ver el otro lado de la moneda. Y contemplar los países en las que el número de vocaciones aumenta, los movimientos juveniles crecen con vigor y fuerza y donde los fieles ya no caben en las iglesias.
Sí. Los cristianos debemos tener esta certeza: Cristo es realmente amado por millones y millones. Muchedumbres que en todo el mundo, como en Galilea hace dos mil años, le siguen y le escuchan. Podemos sumarnos o sustraernos a esta realidad. Jesús, por su parte, sigue curando y bendiciendo a los que le buscan.
Propósito
Visitar, lo más pronto posible, a un amigo o familiar enfermo, buscando acercarle a Cristo.
Diálogo con Cristo
Cristo, Tú ha sido, eres y serás siempre la respuesta definitiva a los más profundos anhelos y aspiraciones de felicidad, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna, sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Si realmente te conociera mi vida sería diferente, para bien. Por eso te pido hoy, Jesús, que no salga de esta oración sin ser profundamente tocado por Ti, porque sólo si te llevo dentro, podré arrastrar a otros hacia Ti.
¿Es la Eucaristía una cosa sagrada?
La Eucaristía no es una cosa, es la presencia de una Persona Santísima: Jesucristo Nuestro Señor.
La Eucaristía NO ES UNA COSA, aunque le pongamos el adjetivo de sagrada. La Eucaristía ES UNA PERSONA; es la presencia de una PERSONA SANTISIMA: Jesucristo Nuestro Señor
¿Es la Eucaristía una cosa sagrada?
Si lo fuera seríamos idólatras y, por cierto, de los más vulgares, baratos y corrientes.
Sin embargo, cada vez que hago esta pregunta, la respuesta rápida es: ¡sí!
Por alguna razón el Pueblo de Dios ha mantenido esta idea corrupta de la Eucaristía, en su mente y en su corazón, que pervierte sus sentimientos hacia quien está presente en los dones consagrados.
Y es que la Eucaristía NO ES UNA COSA, aunque le pongamos el adjetivo de sagrada.
La Eucaristía ES UNA PERSONA; es la presencia de una PERSONA SANTISIMA: Jesucristo Nuestro Señor, El Verbo Eterno, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Quizá en parte se deba a que se le designan sus características con palabras que, fuera de un contexto complementario que manifieste su calidad de persona, en principio dan idea de cosas.
Así sucede con las palabras como sacramento, santísimo o Santísimo Sacramento con que se ha designado a la Presencia Santa durante siglos. Y no es que esas palabras designen algo que no es.
La Eucaristía es verdaderamente un sacramento. El Señor no se presenta con un cuerpo físico como hace dos mil años lo fué Jesús de Nazaret, sino que se presenta como signo en los dones consagrados, es decir, como sacramento.
Igualmente, es verdaderamente Santísimo --o Santísima (Eucaristía)--; es el Señor "tres veces santo"; es aquel de quien se dice "ángeles y querubines dicen santo, santo, santo".
Como Dios Hijo es verdaderamente el Santísimo que se presenta como Sacramento. Es realmente el Santísmo Sacramento. El problema está, como se dijo antes, que esas palabras tienen que ir complementadas con otras que afirmen y confirmen que el Santísimo, o el Santísimo Sacramento, es una Persona.
Por ejemplo, en las preces litánicas para la reserva del Santísimo Sacramento se dice maravillosamente: "Bendito sea JESÚS en el Santísimo Sacramento del Altar".
En México, se dice: "¡CRISTO, Pan Celestial, danos la vida eterna!"
La Adoración Nocturna Española tiene como su lema de presentación; ¡Adorado sea JESÚS Sacramentado!
Frases acordes a esta necesidad serían: "El Señor Jesús en el Santísimo Sacramento"; "El Señor de la Eucaristía"; "Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado"... y así de forma semejante.
Con la palabra eucaristía sucede lo mismo. Igualmente, al usarla sin su contexto de persona, como primera idea se entiende una cosa. Alguien podría decir, peyorativamente, que se es perfeccionista. Entonces pregúntese si es válido el actual desprestigio del Resucitado, el Viviente de la Eucaristía, que se observa en los ambientes de fe, tan infestados, más en otras latitudes, de relativismo infantil.
Para muchas otras fiestas y celebraciones religiosas, hay ocasiones en que se derrocha gusto y fervor, se hacen las inmensas peregrinaciones. ¿Cuántas peregrinaciones grandiosas, al menos en nuestro país, se harán a Guadalajara con motivo del Congreso Eucarístico Internacional, para acudir al llamado del Señor de la Eucaristía, Nuestro Dios y Señor Jesucristo? ¿O siquiera peregrinaciones sencillas? Quizá se realicen de estas últimas; pero pocas. Es que la cosa no llama, no se le escucha; la cosa solo sirve para usarse utilitariamente.
Pero si sabemos que quien llama es una persona, se pondrá más atención al llamado. Y si amamos a esa Persona, porque sabemos que nos ama con amor divino e infinito, más fácilmente acudiremos a su llamado; es que no podemos quedar mal con ALGUIEN que amamos y que sabemos que nos ama.
San Pedro Julián Eymard, Apóstol de la Eucaristía, observa: "La Eucaristía es la Persona del Señor...La Sagrada Eucaristía es Jesús pasado, presente y futuro... Es Jesús hecho Sacramento". Y con palabras que son válidas en nuestros días, también dice: "El gran mal de nuestra época es que no vemos a Jesucristo como su salvador y a su Dios. Se abandona el único fundamento, la única fe, la única gracia de la salvación... Entonces ¿qué hacer? Regresar a la fuente de la vida, pero no al Jesús histórico o al Jesús glorificado en el cielo sino al Jesús que está en la Eucaristía..."
El Pueblo de Dios merece que se le anuncie la verdad sobre el Viviente que está con nosotros en la Eucaristía.
Que sepa que Dios misericordioso ha puesto su tienda junto a la nuestra: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros..." (Jn 1, 14). "He aquí que Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). "No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes. Dentro de poco, los que son del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán y vivirán porque Yo vivo" (Jn 14, 18-19).
El Señor Jesús, en la Eucaristía, se ha hecho, por amor, nuestro vecino, nuestro amigo, nuestro confidente, nuestro prójimo.
Es la Persona del Santísimo Sacramento, la Eucaristía, que, brazo al hombro, nos va contando de cómo Él va preparando nuestra historia rumbo a la patria prometida y de cómo, en comunión con Él, compartimos el mismo destino: la instauración del Reino. ¡Adorado sea el Santísimo Sacramento! ¡Ave María Purísima!