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- 19 Marzo 2021
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El papa Francisco destaca ejemplo de paternidad de San José
Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 18/03/21
El esposo de la Virgen María “es un maestro de vida espiritual” y podemos “invocarlo para que nos libere de las ataduras”
El papa Francisco destaca el ejemplo de San José como un “padre que acoge» y que deja de lado sus planes personales por la “familia”.
De hecho, con la carta apostólica Patris corde (con corazón de padre), el Papa recordó el 150 aniversario de la declaración del esposo de la Virgen María, padre putativo de Jesús, como patrón de la Iglesia Católica y, con motivo de esta ocasión, hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a él.
El Papa subrayó hoy que San José “tras superar toda rebeldía y dejar de lado sus planes personales, aunque fueran legítimos, amó y acogió a María y a Jesús, una esposa y un hijo muy diferentes de la visión de la vida familiar que él hubiera deseado, pero por ello tanto más custodiados y amados por él”.
Lo escribió en un discurso entregado este jueves, 18 de marzo de 2021, a la Comunidad del Pontificio Colegio Belga con motivo del 175 aniversario de su fundación.
Un padre que acoge
Por lo tanto, sostuvo el Papa, José no buscó explicaciones para la sorprendente y misteriosa realidad con la que se encontró, sino que la acogió con fe, amándola así como era.
En este sentido, el Obispo de Roma escribe que “San José es un maestro de vida espiritual y de discernimiento, y podemos invocarlo para que nos libere de las ataduras de las demasiadas reflexiones en las que a veces acabamos perdiéndonos, incluso con las mejores intenciones”.
San José puede ayudar a las personas que manifiestan una tendencia a «aferrar » y «poseer » lo que les sucede, en lugar de acoger las cosas en primer lugar tal como se nos presentan.
En la víspera de la solemnidad de San José, 18 de marzo, en este año dedicado a él, y sabiendo que el Colegio Belga tiene como patrono celestial al Custodio del Redentor, Francisco invitó: “podemos mirar hacia él” para esbozar algunas consideraciones sobre “la paternidad”.
Un papá que custodia
Entonces, indicó que “San José es además un padre que custodia”. Es una tarea que “José vivió » con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende»; la vivió » con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio”.
Por eso, afirmó, cumplió esta tarea con la libertad interior del siervo bueno y fiel que sólo desea el bien de los que le han sido confiados.
Custodiar para José significa “amar con ternura a quienes nos han sido confiados, pensando ante todo en su bien y en su felicidad, con discreción y con perseverante generosidad”.
“Custodiar es una actitud interior, que conduce a no perder nunca de vista a los demás, sopesando de vez en cuando cuándo retirarse y cuándo acercarse, pero manteniendo siempre un corazón vigilante, atento y orante”.
Un hombre de familia que sueña
“San José es un padre que sueña”, escribe el Papa. “No un «soñador» en el sentido de alguien con la cabeza en las nubes, alejado de la realidad, no, sino un hombre que sabe mirar más allá de lo que ve: con una mirada profética, capaz de reconocer el plan de Dios donde otros no ven nada, y de tener así una meta clara hacia la que tender”.
En efecto, afirma, “San José supo ver en María y en Jesús no sólo a una joven esposa y a un niño: siempre veía en ellos la acción de Dios, la presencia de Dios”.
“Así, custodiando la fragilidad del Niño y de su Madre, José miró más allá de sus deberes de padre de familia y, prefiriendo creer a Dios más que a sus propias dudas, se ofreció a Él como un instrumento para la realización de un plan más grande, en un servicio prestado de forma apartada, generoso e incansable, hasta el silencioso final de su propia vida”.
José, Santo
Solemnidad Litúrgica, 19 de marzo
Esposo de la Virgen María
Martirologio Romano: Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.
Etimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.
Breve Semblanza
Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención.
El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.
Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.
Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.
Santo Evangelio según san Lucas 2, 41-51. Solemnidad de San José
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dame, Señor un corazón inquieto que te busque con ansia; no permitas que me acostumbre a ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 2,41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y Yo te hemos estado buscando llenos de angustia». Él les respondió: «¿Por qué me andaban buscando? ¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?». Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En nuestra vida podemos acostumbrarnos a muchas cosas y personas pensando «ahí están y ahí seguirán estando». Así podemos acostumbrarnos a Jesús y buscarlo sólo cuando nos acordamos que lo ocupamos.
Algo similar les ocurrió a María y José, no por olvido, ni porque no lo quisieran, sino por pensar «ahí estará, al rato vendrá». Cuando nos damos cuenta de la supuesta ausencia de Jesús podemos tomar dos actitudes. La primera es la más sencilla para un corazón conformista, olvidarme de un Dios que siento lejano. La segunda brota de un corazón inquieto que busca la paz y la verdad: ¡Quiero buscarlo!
Si María y José hubieran tenido un corazón conformista, se hubieran limitado a preguntarle a la gente de la caravana; pero dieron un paso más, se devolvieron en el camino en su búsqueda. A veces es necesario devolverse un poco en el camino de nuestra vida para reconocer esos momentos que hemos tenido a Dios más cerca y no solamente recordarlos, sino buscar vivir otros mejores. Jesús realmente nunca se alejó, fueron sus padres quienes caminaron un buen rato sin Él.
Encontrar a Jesús es muy sencillo, sólo requiere de un corazón inquieto, que a la vez guarde las experiencias como el de María y quiera tener la experiencia de caminar junto al Señor. A Jesús lo encontramos en el hermano: «Todo lo que hagas a uno de estos más pequeños, a mí me lo hiciste.» (Mt 25,40); en el Evangelio: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.» (Jn 14, 23); en la cruz: «el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.» (Mt 16,24) y por último en la Eucaristía: «El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él» (Jn 6,56).
«El Evangelio concluye con esta expresión: «El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él» (v. 40). Que el Señor Jesús pueda, por la maternal intercesión de María, crecer en nosotros, y aumentar en cada uno el deseo del encuentro, la custodia del estupor y la alegría de la gratitud. Entonces los demás serán atraídos por su luz, y podrán encontrar la misericordia del Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentaré ser consciente de que Cristo está realmente presente en cada persona a mi alrededor y/o me acercaré unos minutos a contemplar la presencia de Dios en la Eucaristía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Enseñanzas de San José
Este hombre que acunó amorosamente a Jesús desde su nacimiento fue engalanado de virtudes grandes
San José es creado por Dios Padre y al mismo tiempo es padre adoptivo de Dios Hijo. Es el Hombre justo (hombre en quien Dios se complace). Elegido para participar en el misterio divino de la redención.
A José. Debido a la trascendencia de su misión. Dios le otorga virtudes teologales y humanas muy especiales. Desposado con María, la llena de gracia. Es al mismo tiempo padre legal de Jesucristo, quien es la fuente de toda gracia. Lo que se puede señalar de él son sólo pinceladas de su grandeza humana.
Este hombre que acunó amorosamente a Jesús desde su nacimiento, y siguió cuidadosamente sus pasos, forjando a su hijo en la fe y los valores, fue engalanado de virtudes grandes.
Algunas de sus enseñanzas:
• Hombre de silencio y de oración. Permanece en diálogo constante con su Creador.
• Hombre obediente, dispuesto a cambiar su voluntad y sujetarse a los planes divinos. Cumple los mandatos de Dios sin importar el cansancio, el esfuerzo.
• Hombre lleno de amor, compasión y misericordia. A pesar de su dolor al no entender la maternidad de María, busca proteger su honra, su vida y la del niño. Piensa repudiarla en secreto.
• Hombre trabajador, protector, honesto. Vive del trabajo de sus manos con lo que sostiene a su esposa y a su hijo.
• Formador. Consciente de su misión enseña a su hijo la fe, la oración, las virtudes teologales y humanas. Además de su oficio de carpintero.
• Hombre sencillo y humilde. No busca protagonismos. Apenas aparece en momentos claves. Es del linaje de David, desposado con María, se le aparece un ángel en sueños para decirle que no tema recibir por esposa a María porque lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo.
Más adelante para salvar al Niño Jesús, el ángel en sueños le ordena huir a Egipto, se le menciona en la presentación del niño en el templo, también cuando se dice que Jesús es hijo de José el carpintero.
• Hombre de paz. Participa en el misterio, se asombra, lo contempla, lo medita. Y como María lo acepta con gozo y gran paz en su corazón.
• Probado en el dolor como el gran sufrimiento moral al dudar sobre María, al no encontrar posada para que nazca su hijo, en la huida a Egipto, cuando pierden a Jesús durante tres días y lo encuentran en el templo, en el empadronamiento en donde conocio el anunció de Simeón de que una espada atravesaría el corazón de María.
• Hombre sabio. Con gracias especiales en atención a su misión como padre adoptivo de Jesús.
José y María son modelos de perfección. Tienen en común, al igual que su Hijo Jesús, un anhelo profundo de hacer la voluntad del Padre. Permitieron que la voluntad de Dios reinara en sus vidas y los elevara como personas.
Pidamos la gracia de poder decir de forma comprometida… Venga tu Reino, para que Dios reine en el corazón y que la propia voluntad quede sujeta a él. De tal forma que se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo.
Año Amoris Laetitia: Una oportunidad para acompañar a las familias en dificultad
Este 19 de marzo comenzará el año especial dedicado a la familia.
“Las familias necesitan atención pastoral, dedicación, mediante un estilo de mayor colaboración entre ellas y los pastores. Es necesario invertir en la formación de los formadores y, sobre todo, es necesario implementar un cambio de mentalidad: pensar en ellos no como ‘objeto’ sino como ‘sujeto’ de la pastoral ordinaria”, lo dijo el Cardenal Kevin J. Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en la rueda de prensa de presentación del “Año Familia Amoris Laetitia”, que tuvo lugar la mañana de este jueves, 18 de marzo, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Cardenal Farrell: anunciar el Evangelio de la Familia
En su intervención, el Cardenal Farrell recordó que, la misión de la Iglesia es ser siempre anunciadora de la buena noticia del Evangelio y que “el anuncio cristiano que se refiere a la familia es de verdad una buena noticia”. Por ello, es oportuno dedicar un entero año pastoral a la familia cristiana, para presentar al mundo el designio de Dios sobre la familia como fuente de alegría y de esperanza, un año pastoral instituido por el Papa Francisco, que iniciará este 19 de marzo, Solemnidad de San José, en el V Aniversario de la publicación de la Exhortación Postsinodal Amoris Laetitia.
La Familia custodia de la vida
Asimismo, el Prefecto de este Dicasterio Vaticano destacó que ha sido providencial que el Santo Padre haya dedicado este año a San José, esposo y padre, elegido para acudir a la Santa Familia, y como él, cada pareja de esposos debe sentirse amada y elegida por Dios para generar en la carne y en el espíritu, los hijos de Dios Padre. De modo especial en este contexto de pandemia, donde la familia ha sido golpeada duramente en diferentes aspectos y a pesar de ellos, ha mostrado su rostro de “custodio de la vida”, como lo ha sido San José.
Acompañar a las Familias en dificultad
Además, el Cardenal Farrell ha subrayado la importancia de Amoris Laetitia, un documento que es el fruto de un largo caminos sinodal. En este sentido, este Año Amoris Laetitia es una preciosa oportunidad para hacer madurar los frutos de este camino en los diversos contextos eclesiales y familiares. “Durante este año – afirmó el Purpurado – tenemos la oportunidad de acompañar a las familias, es un momento para que las familias no se sientan solas ante las dificultades, hay que acompañar a las parejas y familias en crisis, a apoyar a los que se quedan solos, a las familias pobres, a las familias rotas”.
Gambino: estamos viviendo una emergencia vocacional en el matrimonio
Gabriella Gambino, Subsecretaria del mismo Dicasterio, también está convencida de que es "hora de actuar" renovando "los modos, las estrategias y quizás incluso algunos objetivos de la planificación pastoral". Llega a hablar de un tiempo de "conversión pastoral", al ser consciente de que los lenguajes, los horarios, los estilos eclesiales quizás ya no se adaptan a la vida concreta de las familias. A la luz de Amoris Laetitia, hay que pasar de una pastoral de los fracasos a una que sepa "revigorizar la belleza del sacramento del matrimonio y de las familias cristianas" haciéndolo perceptible a los ojos de los jóvenes y atractivo. "Hay un gran deseo de familia, pero mucho miedo ante la elección del matrimonio", señala Gambino. Se destaca el criterio que debe guiar las actividades en este ámbito: hacer transversales los proyectos pastorales, según una visión integral de la planificación. Pone el ejemplo de la catequesis para niños que, según Gambino, podría establecerse desde el principio con una formación remota a la vocación esponsal, también para evitar el frecuente abandono después del sacramento de la Primera Comunión.
Ayudas y vídeos para poner en práctica la Exhortación
El Subsecretario anunció la propuesta del organismo vaticano de doce caminos posibles, para que cada realidad eclesial sea instada a tomar la iniciativa. En particular, en la página web del Dicasterio para la Familia, los Laicos y la Vida se colgarán mensualmente diez vídeos sobre la Exhortación, con la participación del Papa y algunos testimonios, y gradualmente se pondrán a disposición otras pequeñas herramientas online y offline. Se mencionan dos folletos, ambos publicados por la Libreria Editrice Vaticana: "Juntos es hermoso" -con un prefacio del Cardenal Farrell – y "El Papa habla a los niños". Además, los movimientos y asociaciones, así como las instituciones académicas católicas y pontificias, están actuando para promover la reflexión en diálogo con la pastoral. Mañana, al inicio del Año Especial, se dedicará al amor familiar un seminario web en el Pontificio Instituto "Juan Pablo II" de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, organizado por el Vicariato y el Dicasterio. Otro encuentro en línea será el foro que se celebrará del 9 al 13 de junio con las Conferencias Episcopales de todo el mundo y sus oficinas de pastoral familiar. "Será un momento importante de reflexión para comprender hasta dónde hemos llegado en la aplicación de la Exhortación Apostólica", anunció Gambino.
Pareja de esposos : construir el "nosotros" junto a otras familias
Valentina y Leonardo Nepi, de Arezzo, con una hija de cinco años y comprometidos en actividades posteriores a la confirmación en la parroquia – él es funcionario del Dicasterio – hablan de los retos del amor conyugal. Conscientes de la importancia de las palabras y los gestos aparentemente sencillos para expresar a diario el respeto, la paciencia, la confianza y el perdón mutuo, como el Papa Francisco nos ha invitado a menudo a hacerlo, esperan que este Año Especial sea ante todo un tiempo propicio para cultivar las buenas relaciones conyugales y familiares. "También esperamos – dicen – que la familia pueda ser más valorada en la sociedad: promoviendo la dimensión social de la familia, su capacidad de educar a los hijos, de animar lugares y comunidades con valores positivos y generativos, cultivando el diálogo entre generaciones". El periodo de distanciamiento forzoso que estamos viviendo por la emergencia sanitaria se puede vivir recurriendo a la creatividad también gracias a la tecnología que ayuda a evitar el aislamiento, a compartir resonancias sobre la Palabra de Dios: este es su consejo. Experimentar la dimensión de una iglesia doméstica y fomentar la conexión entre generaciones, entre los ancianos y los abuelos, se considera crucial. Porque, recuerdan, "la fuerza de la familia no se agota por tanto en la intimidad de nuestros hogares".
El matrimonio como sacramento es distinto de las uniones civiles
En respuesta a la pregunta de un periodista sobre las reacciones a la reciente declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe que prohíbe la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, el Cardenal Farrell dejó claro con firmeza que "la vida pastoral de la Iglesia está abierta a todas las personas". Es importante que la gente entienda que abrimos nuestros brazos para acoger a todos, en diferentes estados de vida y en cualquier condición en la que se encuentren", afirmó el Cardenal. "Hay que hacer una distinción: la Iglesia habla del Matrimonio como un Sacramento, no como una unión civil. En Amoris laetitia se habla de ello", precisa además y añade: "los que no pueden beneficiarse de la plena participación en la Iglesia no significa que no puedan ser acompañados". Por lo tanto, reitera la distinción entre el matrimonio sacramental y la unión civil. "Durante este año especial, nos reuniremos con muchas diócesis de todo el mundo que se ocupan de las parejas homosexuales. Hay situaciones en las que hay divorciados y vueltos a casar, la Iglesia los sigue acompañando".
Recuerda, "el sueño es esencial para vivir". ¿Duermes bien? ¿Tienes buenos hábitos?
Por: Lucia Legorreta | Fuente: yoinfluyo.com
¿Sabías que un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo? A la edad de 60 años, 20 de ellos los habremos dormido. Así es que cualquier problema durante el sueño, nos afecta cotidianamente, tanto de noche, como de día.
Habitos al dormir
Y hoy veremos el por qué “tu sueño condiciona tu vida-09:1×
Es una función imprescindible para el ser humano: “no podemos vivir sin dormir”; repara nuestro cuerpo cada día, y nos prepara para estar despiertos al día siguiente. Es fisiológicamente necesaria ya que regula los biorritmos y es garantía para el equilibrio entre las exigencias biológicas internas y las del medio exterior.
Durante el sueño el cuerpo repara daños a células y a tejidos, y el cerebro consolida los recuerdos y el aprendizaje. Es decir, lo que hemos aprendido durante el día se reafirma; de aquí que escuchamos refranes populares como: “lección dormida, lección aprendida” o “consúltalo con la almohada”.
La vida moderna nos exige estar aprendiendo todos los días: poner atención, concentrarnos, nuevos métodos. Todas estas funciones están íntimamente relacionadas con un buen descanso.
El sueño no reparador tiene consecuencias sociales y médicas importantes que afectan por igual a todas las edades y niveles socioeconómicos: bajo rendimiento en el trabajo y en los estudios, bajas médicas, accidentes, y con ellos sus consecuencias.
El sueño es crucial en la infancia. Durante los dos primeros años de vida el bebé habrá dedicado más del 70% a dormir, siendo éste imprescindible para su vida posterior. Poco a poco irá disminuyendo la cantidad de sueño en el niño, hasta llegar a siete u ocho horas de sueño.
Estudios recientes demuestran que los niños que duermen menos horas de las aconsejadas tienen peores calificaciones en la escuela, déficits significativos en el aprendizaje y expresión del lenguaje; lo cual tiene consecuencias como: problemas en el crecimiento, mayor probabilidad de obesidad infantil, dolores de cabeza, inseguridad, timidez, pero carácter y baja tolerancia a la frustración.
El sueño tiene que ser una prioridad para toda la familia. Los padres deben tener rutinas y horarios de sueños regulares y consistentes.
Volvamos a nosotros los adultos, ¿qué pasa sino dormimos bien?. Si dormimos poco o mal tan solo un día, no nos encontramos bien al día siguiente. El sueño perdido no se recupera, sino que se acumula. Es como nuestra talla de zapatos: todos tenemos una medida propia.
Se presenta una tendencia a dormirse a todas horas, cambios repentinos de humor, tristeza, irritabilidad, actitud pesimista y aumento en el estrés y la ansiedad.
Diversas pruebas para estudiar la falta de sueño dieron como resultado que, después del tercer día sin dormir, suelen manifestarse alucinaciones y locura temporal. Las probabilidades de sufrir alguna enfermedad psiquiátrica aumentan en un 40% cuando los problemas para dormir se vuelven crónicos.
A nivel fisiológico, la falta de sueño favorece la diabetes y el aumento de peso, afecta el ritmo cardiaco y al sistema respiratorio; se aumenta la percepción de dolor, aparecen temblores, envejecimiento precoz, agotamiento, trastornos gastrointestinales y afectaciones al sistema inmunológico.
Hemos mencionado que gracias al sueño podemos seguir aprendiendo. Cuando estamos dormidos se limpia nuestra memoria a corto plazo y se deja espacio para más información. Una noche sin dormir reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40%. Además de la pérdida de memoria y recuerdo, la persona se vuelve más lenta y menos precisa.
También el dormir en exceso provoca en nuestro cuerpo un estado de letargo perjudicial para nuestra actividad diurna. Incluso podemos llegar a sentirnos más cansados y con menos ganas de afrontar el día a día. Consecuencias como despidos, problemas de familia y pareja, dificultades de aprendizaje y concentración, así como repercusiones físicas y psíquicas se dan en personas cuyo sueño es excesivo.
Recomendaciones para mejorar tus hábitos al dormir:
- Respeta tus horarios de sueño.
- En las noches consume una cena ligera.
- Haz ejercicio lejos de la hora de dormir.
- No consumas alcohol, tabaco o cafeína.
- No dejes tareas y actividades para último momento.
- Si detectas que no logras conciliar el sueño o te despiertas frecuentemente, solicita ayuda médica.
- Duerme en una habitación bien ventilada pero evita el exceso de frío.
- Elimina del ambiente cualquier molestia como ruidos o exceso de luz.
- No lleves los problemas a la cama.
- Mantén horarios regulares de alimento, ejercicio y sueño.
- Evita las siestas o no las alargues por más de media hora.
Recuerda, “el sueño es esencial para vivir”. ¿Duermes bien? ¿Tienes buenos hábitos? Revísalos y si es necesario cámbialos y verás que tu vida será mejor.
Que el Señor santifique nuestra voluntad
Viernes cuarta semana de Cuaresma. Aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida.
Jn 7, 1-2; 10, 25-30
"Jesucristo -nos dice el Evangelio-, no es capturado porque todavía no había llegado su hora”. Es éste uno de los temas que más recurren en San Juan: la hora de Cristo como el momento de la redención, como el momento en el cual Él va a librarnos a todos de nuestros pecados. La hora de Cristo es una hora que no es suya, no está impuesta por Él, sino que es la hora que el Padre le ha impuesto, y mientras no llegue ese momento, Jesucristo va a vivir, por así decir, libre de sus enemigos; pero en el momento que esa hora llegue, Jesucristo va a ser entregado a sus enemigos.
Esto nos podría parecer una especie de determinismo o de falta de libertad, cuando realmente es un sumergirse en la orientación de nuestra libertad a la adhesión total a Dios. En el caso de Cristo, el hecho de tener que obedecer a Dios va a significar, en ese momento concreto, escaparse de sus enemigos: "Todavía no había llegado su hora". Sin embargo, sabremos que después, cuando llegue su hora, Jesucristo será entregado. Es lo que Jesús dice a los soldados que van a aprenderlo en el Huerto de los Olivos: "Ésta es vuestra hora y la del Príncipe de las Tinieblas".
Es una disposición interior que nosotros tenemos que llegar a tomar: la disposición interior de llegar a aceptar la hora de Dios sobre nuestra vida. Es decir, aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida, lo cual requiere nuestra capacidad de purificar nuestra voluntad, nuestra capacidad de decir a nuestra voluntad que no es ella la que tiene que mandar, sino que es Dios nuestro Señor quien lo tiene que hacer.
Podríamos decir que es la vida la que nos va guiando, porque aunque nosotros podemos planear unas cosas u otras, a la hora de la hora, es la vida la que nos va diciendo por dónde tenemos que ir. Nosotros podríamos tener planes, pero cuántas veces esos planes se rompen, se quebrantan precisamente cuando nosotros pensaríamos que más falta nos hace que no se quebrantasen. Este aspecto de nuestra vida requiere que nosotros aprendamos a encontrar y aceptar, en nuestra voluntad, lo que Dios nos pide, y no como quien se resigna, sino como quien libremente se ofrece a Dios. La libertad y la voluntad son elementos que tienen que conectarnos con Dios.
El libro de la Sabiduría habla de "lo que los malvados dicen entre sí y discurren equivocadamente". Nos dice todos los planes que tienen contra el hombre justo, cómo están dispuestos a atacarlo, cómo están dispuestos a romperlo, cómo están dispuestos a matarlo: "Condenémoslo a muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él". Y termina diciendo: "Así discurren los malvados, pero se engañan; su malicia los ciega. No conocen los ocultos designios de Dios, no esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable".
No nos dice nada de que al justo se le vaya a librar de todos esos planes de los malvados, simplemente nos dice que estos hombres no conocen lo que Dios espera oír de ellos.
Nos podríamos preguntar: ¿Y el justo que tiene que enfrentarse con esa injusticia de parte de los malvados? ¿Y el justo que tiene que sufrir todo lo que ellos dicen? Este aspecto llama a nuestra voluntad a hacerse una pregunta: ¿Realmente mi voluntad está puesta en Dios, independientemente del «entrecruzarse» de las libertades humanas, de los ambientes, de las situaciones que nos acaecen? ¿Nuestra libertad, cada vez que se da cuenta de que Dios llega a la vida, ha aprendido a abrirse de tal manera al Señor que, en todo momento, acepte y se abrace libremente a ese misterio que es la presencia de Dios en nuestras vidas?
Quizá ése es el punto más difícil de llegar a entender. Podemos entender el abrazarnos a determinadas situaciones positivas, incluso algunas negativas, pero es difícil cuando el alma siente la impotencia, cuando sentimos que el alma se nos rompe o que nuestra voluntad no termina de obedecernos, no termina de ubicarnos y orientarnos hacia donde tendríamos nosotros que ir.
Es precisamente este designio el que tendríamos que controlar, y para lograrlo es necesario ver en qué lugar nuestra voluntad no está plenamente orientada hacia Dios.
Sabemos que no es fácil orientar en todo momento la voluntad hacia Dios, porque basta que algo no salga como nosotros querríamos y de nuevo volvemos a ser retados, y de nuevo nuestra voluntad vuelve a ser puesta en cuestionamiento para ver qué vamos a hacer con ella.
El camino de purificación de nuestra voluntad y de nuestra libertad es la constante sumisión libre a Dios; el constante abrazarnos al modo concreto en el cual Dios se nos va presentando en nuestra vida."Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan".
En el fondo, la purificación de nuestra voluntad tiene este objetivo: esperar en Dios, aunque pueda parecer que alrededor están las cosas muy difíciles; aunque pueda parecer que todo alrededor es obscuridad, es dificultad. "Muchas tribulaciones para el justo, pero de todas ellas Dios lo libra".
Hay veces que nuestra inteligencia no ve más arriba, no sabe por dónde llevarnos y puede arrastrar a nuestra voluntad y alejarla de Dios. Nuestra voluntad, aun en medio de las dificultades, de las tribulaciones y de las pruebas, tiene que ser capaz de entender que solamente quien se abraza a Dios puede llegar a estar cerca de Él. "El Señor no está lejos de sus fieles". La fidelidad es obra de nuestra voluntad purificada, puesta totalmente en manos de Dios nuestro Señor.
Que en este camino de Cuaresma aprendamos a descubrir esta purificación de nuestra voluntad. Cada uno en su ambiente, en su lugar, con sus circunstancias. Una purificación de la voluntad que supone el constante exigirse y llamarse a sí mismo al orden, para ver si en todo momento estamos viviendo según la hora de Dios o estamos viviendo según nuestra hora; según la voluntad de Dios o según nuestra voluntad.
Dejemos que el Señor santifique nuestra voluntad, de tal manera que podamos adherirnos a Él, que podamos ponernos totalmente en Él en este camino de conversión que es la Cuaresma, que reclama no solamente una serie de obras de penitencia interior, sino que reclama, sobre todo, la reestructuración y la reeducación de nuestra vida hacia Dios.
¿Cuaresma domesticada?
Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra zona de confort
“Ya llegó la Cuaresma, qué lata lo de no comer carne, pero bueno, no importa, es cosa de procurar pasar para el viernes el día en que de por sí comemos pescado en casa, y ¡qué atracones de mariscos me esperan!”; “ya llegó la Cuaresma, aprovecho para vaciar mi clóset de lo que ya no sirve, a ver a quién se lo dono”; “ya llegó la Cuaresma, no voy a ver tele, pero no importa porque de todos modos no hay nada bueno que ver, y me queda la pantalla de mi teléfono, de mi compu, de mi tablet”; “ya llegó la Cuaresma, no comeré golosinas, aprovecho para hacer dieta, a ver si bajo unos kilitos que me sobran”; “ya llegó la Cuaresma, tenemos tiempo para ir pensando a qué playa vamos en Semana Santa”.
Estas y otras frases que la gente suele decir cuando llega la Cuaresma, expresan una triste realidad: que no estamos aprovechando este período de cuarenta días para vivir una verdadera conversión, un cambio que reoriente nuestros pasos hacia Dios, sino que nos disponemos a vivir una Cuaresma cuidadosamente ‘domesticada’ para que no se salga de los estrechos límites que le hemos impuesto y no nos moleste o incomode más allá de lo estrictamente necesario.
Iniciamos la Cuaresma con aprensión, sus cuarenta días nos parecen ¡eternos!, y cuando llega su final (siempre más pronto de lo que imaginamos), nos sentimos aliviados de ya no tener que ‘mortificarnos’, pero la verdad es que no nos mortificamos mucho, y tarde se nos hace para retomar los hábitos que dejamos en pausa el Miércoles de Ceniza. ¿Qué sucede año con año? Que dejamos pasar los días de este ‘tiempo fuerte’ que la Iglesia dispuso para nuestro crecimiento espiritual, y seguimos siendo los mismos de antes, ni crecemos ni cambiamos realmente en nada.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Sólo hay un remedio: atrevernos a dejar que nuestra Cuaresma se escape del limitado confinamiento en que acostumbramos encerrarla, y le permitamos que nos rete a ir más allá, a hacer lo que nunca antes hemos hecho.
Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra ‘zona de confort’, que nos haga experimentar lo que se siente depender no de nuestros recursos, sino de la Providencia Divina, de la misericordia de Dios.
El Papa Francisco pide que la Iglesia salga a la periferia, que no se quede encerrada en sí misma. Pues bien, eso de la periferia cabría aplicarlo también para nuestro modo de vivir la Cuaresma. Ojalá nos animemos a vivirla en la periferia de nuestra seguridad, en la periferia de nuestra rutina, en la periferia de lo que hacemos siempre, y hagamos ahora algo más, algo que nos desinstale, nos ‘desapoltrone’, nos inquiete, nos mueva el tapete y nos permita tomarnos más firmemente de la mano de Dios y ver más de cerca los ojos de nuestros hermanos.
Atrevámonos a preguntarle al Señor cómo quiere que vivamos esta Cuaresma, y aceptemos si nos propone algo tal vez muy diferente a lo que acostumbramos, algo que nos haga decir: ‘jamás imaginé que haría esto’. Y así, por ejemplo, con relación a la oración, tal vez deberemos intentar una manera o lugar o frecuencia distintos para orar; con respecto a la limosna no habremos de conformarnos con dar dinero ni lo que nos sobra, sino ofrecernos como voluntarios en algún centro donde haya quien nos necesite, o vayamos de misiones; en lo que toca a la abstinencia, que no sólo nos privemos de algo sino vayamos a compartirlo con los demás.
Este año no nos resignemos a que otra vez la Cuaresma llegue y se vaya sin pena ni gloria, sino disfrutemos cada día y diario hagamos algo que nos permita convertirla en bien aprovechada oportunidad para vivir y compartir nuestra fe, esperanza y caridad.
San José: El hombre del silencio que actúa en nombre de Dios
19/03/21
No existe hombre más confiable que él, lo saben bien los santos
Justo, práctico, silencioso, listo a seguirla voluntad de Dios: Él esSan José, el esposo de María, el hombre elegido por Dios para ser el padre de Jesús en la tierra.
San José es sin duda uno de los santos de la Iglesia católica que despierta más devoción.
¿Por qué?
Porque fue un hombre justo, paciente, devoto, amante de Dios y fiel servidor suyo.
Una de sus grandes virtudes fue la fidelidad que lo llevó a renunciar a sus propios deseos y proyectos. Pensaba que tenía la vida resuelta y llega Dios a cambiar los planes.
Y ¿qué hace él?
La acepta con tal mansedumbre y amor que es imposible no reconocerlo y honrarlo. E incluso tomarlo como ejemplo de vida, como modelo de amor, como fuente de inspiración.
Los Evangelios no hablan mucho de él y no citan sus palabras, pero es como una presencia constante en el silencio que actúa y que ayuda al Señor a transformar la realidad para gloria Suya.
¿Quién era realmente José de Nazaret?
Hombre justo
No existe hombre más confiable que él. Lo saben bien los santos. Una de ellas, santa Teresa de Ávila, decía:
«No recuerdo haberle pedido una gracia que no haya obtenido inmediatamente».
Era un hombre «justo» -así lo definen los Evangelios-, un judío devoto, y respetuoso de la Ley. Era un hombre práctico, capaz de organizar el viaje a Belén para el censo, con María a punto de dar a luz, la huida a Egipto, y cubrir todas las necesidades de Jesús y María.
«En la escuela de san José, mejor que en ninguna otra, se aprende la familiaridad con Jesús y su Madre» (San Juan Pablo II).
Su silencio es fruto de la aceptación consciente de la tarea que Dios le ha encomendado. José no es el hombre del sacrificio, sino el hombre del amor: no solo «hacía su deber», sino que amaba lo que el Señor le pedía en actos concretos de cada día.
Devoción a san José
La devoción a san José ya estaba presente en los primeros años de la Iglesia, aunque su fiesta no se estableció hasta el siglo XV. La fiesta de «San José, esposo de la Santísima Virgen María» se celebra el 19 de marzo: según la tradición este es el díade su muerte, poco antesde que Jesús anunciara su vida pública.
Se piensa que murió entre los brazos de Jesús y María, motivo por el cual la Iglesia lo venera como el santo de la «buena muerte». Pío IX proclamó a san José patrono de la Iglesia universal en 1870y recientemente su nombre fue introducido en el canon de la misa.
La Iglesia dedica a san José de manera particular el mes de marzo y los miércoles.
Himno
Tú, José, en la penumbra de la historia ordinaria,
sumido en el oscuro silencio de lo íntimo,
difuminado casi en el paisaje humano
como una leve hierba en humilde pradera.
Tú, que entonabas salmos al ritmo de la azuela.
Tú, constructor de nidos en la hondura del alma
cuando tus ojos puros besaban las palabras
inquietas de la llama en el hogar sencillo.
Tú, José, de puntillas por las calles del hombre
para no enmudecer las risas de sus niños.
Tú, amigo de la estrella diminuta y perdida
cuando absorto mirabas el manto de la noche.
Tú, escondido y pequeño como esa estrella pura
que posaba en tus ojos otras estrellas niñas.
Tú mereciste ser morada de la Luz
cuando la Luz se hizo carne de nuestra carne.
La luz del ser inmenso no cabía en el brillo
de la soberbia humana que acongoja a los pobres.
La luz se deposita en los arroyos claros
para encender su cauce con estrofas serenas.
Amén.
Preces
En la solemnidad de san José, el hombre justo, invoquemos al Dios que nos salva:
R/M Por tu justicia, danos vida.
En san José nos has dado ejemplo del justo que vive de la fe:
– ayúdanos a seguir su modelo para que seamos santos como tú eres santo.MR/
José, obedeciendo tu palabra, acogió a María en su casa:
– que todos los fieles cristianos recibamos con humildad las enseñanzas del evangelio.MR/
San José cuidó con solicitud amorosa del Niño y de su madre:
– bendice a los padres de familia para que sepan regir sus hogares con sabiduría y bondad.MR/
Contemplando las virtudes del taller de Nazaret, te pedimos:
– que nuestro trabajo contribuya a la pronta venida de tu reino.MR/
San José obedeció sin reparos los mandatos del ángel:
– haz que nosotros seamos prontos para cumplir tu voluntad.MR/
José intercede por nosotros desde el cielo:
– que, solidarios con todos, sepamos pedir por quienes lo necesitan.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
Oración
Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la salvación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por nuestro Señor Jesucristo.