«Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón»

Que la Inmaculada Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes, conceda a todos sus hijos consuelo y fortaleza para crecer en el amor y caminar juntos hasta la meta del cielo. Muchas gracias.
 
Texto completo de la catequesis del Santo Padre:
La familia: los hijos

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Después de haber reflexionado sobre las figuras de la madre y del padre, en esta catequesis sobre la familia quisiera hablar del hijo, o mejor dicho, de los hijos. Me inspiro en una bella imagen de Isaías. El profeta escribe: «Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón» (60,4-5a). Es una espléndida imagen, una imagen de la felicidad que se realiza en el encuentro entre padres e hijos, que caminan juntos hacia un futuro de libertad y paz, después de mucho tiempo de privaciones y separaciones, como fue, en aquel tiempo, esa historia, cuando estaban lejos de su patria.

De hecho, hay una estrecha relación entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre generaciones. Esto tenemos que pensarlo bien ¿eh? Hay un vínculo estrecho entre la esperanza de un pueblo y la armonía entre generaciones. La alegría de los hijos hace palpitar el corazón de los padres y vuelve a abrir el futuro. Los hijos son la alegría de la familia y de la sociedad. No son un problema de biología reproductiva, ni uno de los muchos modos de realizarse. Y mucho menos son una posesión de los padres... No, no. Los hijos son un don. Son un regalo: ¿entendido? Los hijos son un don. Cada uno es único e irrepetible; y al mismo tiempo, inconfundiblemente ligado a sus raíces. Ser hijo e hija, de hecho, según el designio de Dios, significa llevar en sí la memoria y la esperanza de un amor que se ha realizado a sí mismo encendiendo la vida de otro ser humano, original y nuevo. Y para los padres cada hijo es sí mismo, es diferente, diverso. Permítanme un recuerdo de familia. Recuerdo que mi mamá decía sobre nosotros, éramos cinco: "Yo tengo cinco hijos", "¿cuál es tu preferido?", le preguntábamos. Y ella: "Yo tengo cinco hijos, como tengo cinco dedos. Si me golpean éste me hace mal; si me golpean éste me hace mal. Me hacen mal los cinco, ¡todos son míos! Pero todos diferentes como los dedos de una mano". ¡Y así es la familia! La diferencia de los hijos, pero todos hijos.

Un hijo se ama porque es hijo: no porque sea bello, o porque sea así o asá, ¡no! ¡Porque es hijo! No porque piensa como yo, o encarna mis deseos. Un hijo es un hijo: una vida generada por nosotros, pero destinada a él, a su bien, para el bien de la familia, de la sociedad, de toda la humanidad.

De ahí viene también la profundidad de la experiencia humana del ser hijo e hija, que nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que nunca deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen. Cuántas veces encuentro a las mamás aquí que me hacen ver la panza y me piden la bendición... porque son amados estos niños antes de venir al mundo. Y ésta es gratuidad, esto es amor; son amados antes, como el amor de Dios, que nos ama siempre antes. Son amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, ¡incluso antes de venir al mundo! Ser hijos es la condición fundamental para conocer el amor de Dios, que es la fuente última de este auténtico milagro. En el alma de cada hijo, por más vulnerable que sea, Dios pone el sello de este amor, que está en la base de su dignidad personal, una dignidad que nada ni nadie podrá destruir.

Hoy en día parece más difícil para los hijos imaginar su futuro. Los padres - como mencioné en las catequesis anteriores - quizás han dado un paso atrás y los hijos se han vuelto más inciertos en el dar pasos hacia adelante. Podemos aprender la buena relación entre generaciones de nuestro Padre Celestial, que nos deja libres a cada uno de nosotros, pero nunca nos deja solos. Y si nos equivocamos, Él continúa siguiéndonos con paciencia sin disminuir su amor por nosotros. El Padre Celestial no da pasos hacia atrás en su amor por nosotros, ¡jamás! Va siempre hacia adelante y si no se puede ir adelante, nos espera, pero nunca va hacia atrás; quiere que sus hijos sean valientes y den pasos hacia adelante.

Los hijos, por su parte, no deben tener miedo del compromiso de construir un mundo nuevo: ¡es justo desear que sea mejor del que han recibido! Pero esto debe hacerse sin arrogancia, sin presunción. A los hijos hay que saber reconocerles su valor, y a los padres siempre se los debe honrar.

El cuarto mandamiento pide a los hijos - ¡y todos lo somos! - honra a tu padre y a tu madre (cf. Ex 20:12). Este mandamiento viene inmediatamente después de los que tienen que ver con Dios mismo; después de los tres mandamientos que tienen que ver con Dios mismo, viene el cuarto. De hecho contiene algo de sagrado, algo de divino, algo que está en la raíz de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Y en la formulación bíblica del cuarto mandamiento se añade: «Honra a tu padre y a tu madre para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da». El vínculo virtuoso entre generaciones es una garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor; ¡cuando no se honran a los padres se pierde el propio honor! Es una sociedad destinada a llenarse de jóvenes áridos y ávidos. Pero también una sociedad avara de generaciones, que no ama rodearse de hijos, que los considera sobre todo una preocupación, un peso, un riesgo, es una sociedad deprimida. Pensemos en tantas sociedades que conocemos aquí en Europa: son sociedades deprimidas porque no quieren hijos, no tienen hijos, el nivel de nacimientos no llega al uno por ciento. ¿Por qué? Que cada uno piense y se responda. Si una familia generosa de hijos se ve como si fuera un peso, ¡hay algo mal!

La concepción de los hijos debe ser responsable, como enseña también la Encíclica Humanae Vitae del Beato Papa Pablo VI, pero el tener muchos hijos no puede ser visto automáticamente como una elección irresponsable. Es más, no tener hijos es una elección egoísta. La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose: ¡se enriquece, no se empobrece! Los hijos aprenden a hacerse cargo de su familia, maduran compartiendo sus sacrificios, crecen en la apreciación de sus dones. La experiencia alegre de la fraternidad anima el respeto y cuidado de los padres, a quienes debemos nuestra gratitud. Muchos de ustedes aquí presentes tienen hijos y todos somos hijos. Hagamos una cosa, un minutito, no nos extenderemos mucho. Que cada uno de nosotros piense en su corazón en sus hijos, si los tiene, piense en silencio. Y todos pensemos en nuestros padres y agradezcamos a Dios por el don de la vida. En silencio, quienes tienen hijos piensen en ellos, y todos pensemos en nuestros padres. Que el Señor bendiga a nuestros padres y bendiga a sus hijos.

Que Jesús, el Hijo eterno, hecho hijo en el tiempo, nos ayude a encontrar el camino de una nueva irradiación de esta experiencia humana tan simple y tan grande que es ser hijos. En el multiplicarse de las generaciones hay un misterio de enriquecimiento de la vida de todos, que proviene de Dios mismo. Debemos redescubrirlo, desafiando los prejuicios; y vivirlo, en la fe, en la perfecta alegría. Y les digo: ¡Qué hermoso es cuando paso entre ustedes y veo a los papás y a las mamás que alzan a sus hijos para que sean bendecidos! Es un gesto casi divino. ¡Gracias por hacerlo!

Nuestra Señora de Lourdes

Advocación Mariana, 11 de febrero

Advocación Mariana

Martirologio Romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.

Bernardita de Soubirous fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo como siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió.

Lourdes ha sido fuente de sanación física para mucha gente, y quizás ha sido este el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en la obra. Pero sin dudas que la sanación espiritual, la conversión de las almas, ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.

Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo.

Gloria a Dios por Su Amor manifestado en regalo tan extraordinario. Nuestra Señora de Lourdes renueve nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.

Las dos veces que he visitado Lourdes, mi alma se ha sentido feliz. Con una felicidad que sobrepasa todos los límites de lo espiritual y trascendente. He visitado todo lo ha habido y por haber en la gruta de las apariciones. Incluso un antiguo alumno, que pasa allá sus vacaciones haciendo el bien a la gente como camillero, me ha contado que ha visto con sus propios ojos los milagros maravillosos que hace cada día la Madre de Dios. Fue el 11 de febrero cuando la Virgen se le apareció a Bernardita, una joven de 14 años en la gruta de Massabielle. Vio una nube dorada y a la Virgen vestida de blanco con un rosario en la mano. Esta aparición se repitió 18 veces. El 25 de febrero fue cuando la chica escarbó en el suelo y salió un manantial de agua. Le dijo la Virgen que levantaran un templo y que rezara el rosario por los pecadores. Comenzó a acudir mucha gente. Las autoridades eclesiásticas, comenzando por el párroco, no le daban crédito a la joven. Era impensable que a su edad y dada su falta de cultura, supiera algo acerca del misterio del dogma de la Inmaculada Concepción, declarado así por el Papa Pío IX en 1854. El mismo Papa le dio el nombre de Basílica al templo levantado en honor de las apariciones. Estas, por fin, fueron declaradas auténticas y no pura fantasía de una adolescente ignorante.

¿Cuál es la síntesis del mensaje de Lourdes?

En primer lugar, se trata de un acto de gratitud por la definición del dogma, que se había declarado oficialmente cuatro años antes. En segundo lugar, exaltar la pobreza y la humildad, virtudes eminentemente cristianas. En tercer lugar, la importancia de la Cruz como camino para ser feliz aquí y en el más allá. Y en cuarto lugar, la clave para llevar una vida cristiana auténtica, es la oración, sintetizada en el rezo del santo rosario.

Pero lo importante, además de las curaciones físicas, es que todo el mundo sale curado en lo espiritual, siempre y cuando se vaya de buena fe.

Evangelio según San Marcos 7,24-30. 

Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen siro fenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. El le respondió: "Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros". Pero ella le respondió: "Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos". Entonces él le dijo: "A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija". Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio. 
Isaac de Stella (¿-c.1171), monje cisterciense 
Sermón 33, 1º para el segundo domingo de Cuaresma

«Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón»

Cuando «el Verbo, la Palabra de Dios, se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14), salió del Padre para venir al mundo (Jn 16,28). Él «que siendo de condición divina» salió de su patria, «se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo» (Flp 2, 6-7), «nuestra condición humana de pecadores» (Rm 8,3), a fin de ser encontrado por aquellos que salen de su propio territorio para encontrarle en la región de Tiro y Sidón... Qué suerte la de esta mujer cananea, venida del interior de su territorio (Mt 15,22), y qué encuentro en la frontera de su país con el médico que, salido de su territorio, llega totalmente a gusto, por misericordia. Lleno de bondad va a territorio extranjero, hacia el enfermo que no hubiera podido llegarse a él si se hubiera quedado en su propio país. Porque en tanto que Dios bendito, justo y fuerte, que estaba en lo alto, al hombre miserable le estaba prohibido llegarse a él... lleno de compasión, pudo realizar lo que era conforme a su piedad; vino hasta el pecador...

Salgamos pues, hermanos, salgamos, cada uno por su cuenta, del lugar de nuestra propia injusticia... Odia el pecado, y te encontrarás que has salido del pecado. Odia el pecado, y encuentras a Cristo allí donde está... Sé que me dirás que eso mismo es demasiado para ti y que, sin la gracia de Dios, le es imposible al hombre odiar el pecado, desear la justicia, no querer pecar y querer arrepentirse. «¡Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres!» (Sl 106,8). En efecto, si es por su sola gracia que se retiró visiblemente al país de Tiro y Sidón adonde la mujer podía encontrarle, es también por gracia que, secretamente, sacó a esta mujer de su morada más interior...

Esta mujer es símbolo de la Iglesia, predestinada eternamente, llamada y justificada en el tiempo, destinada a la gloria al final de los tiempos (Rm 8,30): constantemente ora por su hija, es decir, por cada uno de los elegidos.

Santa Eulalia de Barcelona

Santa Eulalia de Barcelona, virgen y mártir

En la ciudad de Barcelona, en la Hispania Tarraconense, memoria de santa Eulalia, virgen y mártir (in. s. IV). Mártir (año 304).

Eulalia significa: "la que habla bien" Eu = bien, Lal = hablar. Santa Eulalia es una de las santas más famosas de España. Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció el decreto del emperador Diocleciano prohibiendo a los cristianos dar culto a Jesucristo, y mandándoles que debían adorar a los falsos ídolos de los paganos. 

La niña sintió un gran disgusto por estas leyes tan injustas y se propuso protestar entre los delegados del gobierno. Eulalia se presentó ante el gobernador Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes que mandaban eran totalmente injustas y no podían ser obedecidas por los cristianos.

Daciano intentó al principio ofrecer regalos y hacer promesas de ayudas a la niña para que cambiara de opinión, pero al ver que ella seguía fuertemente convencida de sus ideas cristianas, le mostró todos los instrumentos de tortura con los cuales le podían hacer padecer horriblemente si no obedecía a la ley del emperador que mandaba adorar ídolos y prohibía adorar a Jesucristo. 

Y le dijo: "De todos estos sufrimientos te vas a librar si le ofreces este pan a los dioses, y les quemas este poquito de incienso en los altares de ellos". La jovencita lanzó lejos el pan, echó por el suelo el incienso y le dijo valientemente: "Al sólo Dios del cielo adoro; a El únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más"

Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. 
En el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios. San Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa. Y en la muy antigua lista de mártires de la Iglesia Católica, llamada "Martirologio romano", hay esta frase: "el 12 de febrero, se conmemora a Santa Eulalia, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Jesucristo".

Oremos
Señor, ya que por don tuyo la fuerza se realiza en la debilidad, concede a cuantos estamos celebrando la victoria de la santa mártir Eulalia, que obtengamos la fortaleza de vencer nuestras dificultades como ella venció los tormentos del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

El Papa y la reforma de la Curia

El Papa recuerda que "fue deseada vivamente" por los cardenales en las reuniones previas al cónclave
Francisco: "La reforma de la Curia quiere favorecer la absoluta transparencia y una evangelización más eficaz"
Aboga por la "auténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad" en el gobierno de la Iglesia

Redacción, 12 de febrero de 2015 a las 12:23

El fin de la reforma es "favorecer una mayor armonía en el trabajo de los varios dicasterios, para una colaboración más eficaz en esa absoluta transparencia que en la Iglesia debe caracterizar la sinodalidad y colegialidad"

El Papa Francisco, entre la curia

El Papa Francisco aseguró hoy que el objetivo final de la reforma impulsada por él y que tocará a las principales estructuras del Vaticano es la "absoluta transparencia" y la eficacia en el trabajo.

Al abrir los trabajos de una reunión a puerta cerrada con 160 cardenales de todo el mundo, prevista para este jueves y viernes en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano, el líder católico aclaró que la reforma "no es un fin en sí misma".

"La meta a alcanzar es siempre la de favorecer una mayor armonía en el trabajode los varios ministerios y oficinas, para realizar una más eficaz colaboración en esa absoluta transparencia que edifica laauténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad", indicó.

160 cardenales (junto a los 20 que serán designados este sábado) de los 227 del Colegio Cardenalicio se encontraron esta mañana al comienzo del Consistorio en el Aula nueva del Sínodo, donde el Papa Francisco les animó a apoyar el proyecto de reforma de la Curia. "La reforma no es un fin en sí misma, sino un medio para dar fuerza al testimonio cristiano y favorecer una evangelización más eficaz, para promover un más profundo espíritu ecuménico y animar un diálogo más constructivo con todos", indicó el Pontífice en un breve discurso.

En el mismo, Bergoglio recordó que la reforma fue deseada vivamente por la mayoría de los cardenales en el ámbito de las Congregaciones antes del cónclave con el fin de "perfeccionar aún más la identidad de la Curia romana" en su labor de "ayudar al sucesor de Pedro en la tarea que desarrolla para el bien en el servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias particulares, reforzar la unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y promover la acción de la Iglesia en el mundo".  

El fin de la reforma es "favorecer una mayor armonía en el trabajo de los varios dicasterios, para una colaboración más eficaz en esa absoluta transparencia que en la Iglesia debe caracterizar la sinodalidad y colegialidad".

Además, el Pontífice ha reconocido que alcanzar esta meta "no es fácil, requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos" pero "sobre todo confiarse al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia" y que ayuda a sus miembros en el discernimiento. Para ello es necesario, ha asegurado el Papa, "parresía, fidelidad al magisterio y conciencia de que todo contribuye a la ley suprema, o sea, a la ley de la ‘salus animarum'".

El Santo Padre también ha aprovechado la ocasión para dar la bienvenida a los 20 nuevos cardenales. "Hermanos, qué bonito y dulce es que los hermanos vivan juntos". Por eso "alabamos al Señor que nos ha convocado. Acojamos en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales".

Tras la intervención del Papa, vino el discurso del decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano. En sus palabras, aseguró que Francisco tendría "toda nuestra colaboración", comprometiéndose a "contribuir, aportando la experiencia del pasado y los retos del presente".

Después se presentarán algunas de las propuestas del Consejo de Cardenales sobre la reforma de la Curia. Primero su secretario, monseñor Marcello Semeraro y después su coordinador, el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga para que posteriormente los cardenales presentes puedan dar sus opiniones.

El viernes 13 de febrero, el arzobispo de Boston EEUU, el cardenal Sean O'Malleypresentará los trabajos de la reciente Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para la tutela de menores y después el cardenal George Pell explicará el trabajo de la Secretaría de la Economía.

La próxima reunión plenaria del Consejo de Cardenales se llevará a cabo del 13 al 15 de abril de 2015.

La mujer cananea

Marcos 7, 24-30. Tiempo Ordinario. Tu fe puede hacer que Cristo te cure de cualquier enfermedad, del alma y del cuerpo.

Oración introductoria 
¡Qué ejemplo de fe tan grande me da esta madre del Evangelio! Espíritu Santo, ilumina este momento de oración para que aprenda a vivir con esa confianza, a orar con esa seguridad y abandono.

Petición. Señor, ¡enséñame a orar con fe y esperanza… y por amor!

Meditación del Papa Francisco
Es una madre desesperada, y una madre que frente a la salud de su hijo, hace de todo. Jesús le explica que ha venido primero para las ovejas de la casa de Israel, pero se lo explica con un lenguaje duro: 'Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros'. Esta mujer, que ciertamente no había ido a la universidad, sabía cómo responder.

Esta mujer no tuvo vergüenza y por su fe, Jesús, le hizo el milagro. Ella se había expuesto al riesgo de hacer el ridículo, pero ha insistido, y del paganismo y de la idolatría ha encontrado la salud para su hija y para ella ha encontrado al Dios viviente. Este es el camino de una persona de buena voluntad, que busca a Dios y lo encuentra. El Señor la bendice. ¡Cuánta gente hace este camino y el Señor la espera! Pero es el mismo Espíritu Santo que le lleva adelante para hacer este camino. Cada día en la Iglesia del Señor hay personas que hacen este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor, porque se dejan llevar adelante por el Espíritu Santo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de febrero de 2014, en Santa Marta).

Reflexión
Un día, una familia oyó hablar de un médico muy bueno, que curaba todo tipo de males. A ellos se les abrieron los ojos y desearon que su hija fuese curada por ese hombre. Pero no podían llegar hasta él porque estaba en el país vecino.

Sucedió que vino para descansar y al enterarse se llenaron de alegría. Fue a buscarlo la señora, para suplicarle que atendiera a su hija, porque sabía que él la podía curar, y así dejarían de sufrir. Pero el le respondió que sólo venía a descansar y que si quería que la curase hiciese una cita llamando a su consultorio y dejase el mensaje a su secretaria. La señora se entristeció muchísimo y esto bastó para conmover al doctor.

En los hombres los sentimientos mueven mucho, porque estamos hechos de alma y cuerpo. A Dios lo que más fuerte le puede mover el corazón es la fe, condición necesaria de todo cristiano que pide a Dios su felicidad.

Propósito. Ni desistir ni desanimarme cuando parezca que Dios no escucha mi oración.

Diálogo con Cristo. Gracias, Señor, porque en esta meditación puedo ver las características de la verdadera oración: fe, humildad, perseverancia y confianza. Me confirmas que la oración sincera es infaliblemente efectiva, porque Tú siempre me escuchas.

Para encontrar a Dios hay que tratarle
Sentido de la misa del domingo. Un trato de corazón a corazón, fruto del amor y no de la costumbre

Una mujer comenzó a ir con sus padres a Misa por costumbre. Después, al profundizar en la fe, vio que "empezaba a tener otro sentido, un sentido de compromiso, me sentí más implicada... descubrí el valor de la Eucaristía como un encuentro con Cristo..."

En nuestra sociedad actual, la asistencia a Misa depende de la costumbre del entorno familiar, de la fe que se ha recibido desde pequeños… y cuando se asiste a Misa por ejemplo en acontecimientos sociales o fiestas principales, incluso los que no saben "qué pasa ahí" sienten alguna motivación, el gusanillo de profundizar, pues no solo queremos vestirnos de fiesta sino que queremos participar en la fiesta, celebrarla. Como en las familias, que tienen un plato preferido para ciertas celebraciones. Queremos tener una relación viva y personal, maravillosa, con Jesús. Qué lástima, escuchar palabras y cantos, pero no gozar plenamente de las emociones estéticas en la música o en la belleza de las celebraciones, al no vivir la esencia de la Misa y de la comunión... Recuerdo un compañero de estudios que iba a la catedral de Córdoba a escuchar la Misa del domingo fascinado por la belleza de la liturgia y la música. Es difícil entender a Bach sin su fe, pues muchas composiciones están unidas a un sentimiento.

Hemos de conocer lo esencial de la vida. Muchas veces vamos por la vida buscando la felicidad, y no la encontramos... más tarde nos damos cuenta de que estaba allí al lado, en las cosas pequeñas de cada día, en las cosas obvias, que son las que olvidamos más fácilmente, y así nos va... Como el sentido religioso, el sentido trascendente de las cosas. Olvidamos las cosas que no proporcionan un inmediato beneficio práctico con la excusa de que "no sirven para nada", cuando son las que más sirven. Cuando faltan estas cosas, nos damos cuenta de que la vida no sirve para nada. Cuentan de una araña que se dejó caer por uno de sus hilos desde un árbol, para anclar los soportes alrededor de una rama y tejer su telaraña, esa malla que va engrandeciéndose con sucesivas vueltas, hasta completar su obra. Entonces, paseándose por su territorio, orgullosa de su realización, mira el hilo de arriba y dice: "éste es feo, vamos a cortarlo", olvidando que era el hilo por donde empezó todo, el que sustentaba todo. Al cortarlo, la araña desmemoriada cayó enredada en su red, prisionera de su obra. Así nosotros, encerrados en la obra de nuestra inteligencia o en el cuidado de tantas cosas... podemos olvidar la esencial, cuando cortamos el hilo de soporte. ¡No prescindamos de Dios! Es el soporte de todo lo invisible, los valores de amor y respeto a los demás, en definitiva, de la felicidad. Esta dimensión invisible de la vida. Si no, nos enmarañamos en cosas que nos hacen perder la libertad.

La necesidad de dar culto a Dios está en lo más profundo de nuestro interior (y cuando no le hacemos caso, se proyecta en forma de supersticiones varias, idolatrías de todo tipo, sectas variopintas pero peligrosas algunas de ellas, o una apatía brutal por la que no se ve sentido a nada...) Estamos en una época de "complejidad", en la que hay avances técnicos de todo tipo (en el campo científico, en el genético, en la informática...) y en medio del estado de bienestar, muchos de nuestros compañeros de viaje están prisioneros de la angustia ante el futuro, tienen miedo, incluso miedo a vivir.

¿Por qué tanta inseguridad? Porque quizá hoy se absolutiza el bienestar y éste no da respuesta al sentido de la vida, impide volar hacia arriba, mirar el cielo, en ese horizonte no hay Dios; es el gran ausente.

Todo ello causa el sentimiento de "insoportable ligereza del ser". En medio del pensamiento moderno que tiene tantas cosas buenas tenemos al hombre enfermo de frustración y un deseo de búsqueda de Dios, de ahí las profecías de que el siglo XXI sería "místico", porque es la única forma de recuperar el norte. Se intuye que la medicina es la misma: recuperar la idea de Dios, que sirve para cultos e ignorantes, enfermos y sanos, pobres y ricos...

Pero para hallar a Dios hay que tratarle, darle culto. Y no externo, sino que implique la conciencia, un trato de corazón a corazón, fruto del amor y no de la costumbre, creando un "espacio interior" en nuestra conciencia, solos ante el espejo ante el cual encontramos el sentido de la vida, la seguridad que nos falta.

La religión pertenece a las cosas importantes de la vida. Cuentan de un barquero que llevaba gente de un lado a otro de un gran río, y un día subió un sabiondo que empezó a increparle diciéndole: "¿conoces las matemáticas?" -"no", contestó el barquero. -"Has perdido una cuarta parte de tu vida. ¿Y la astronomía?" -"¿Esto se come o qué?", contestó el pobre. "-Has perdido dos cuartas partes de tu vida". -"¿Y la astrología?" -"Tampoco", dijo el barquero. "-¡Desgraciado, has perdido tres cuartas partes de tu vida!". En aquel momento la barca se hundió, y viéndolo que se lo llevaba la corriente, le dijo el barquero: -"¡Eh, sabio!, ¿sabes nadar?" -"¡No!", contestó desesperado. -"Pues has perdido las cuatro cuartas partes de tu vida, ¡toda tu vida!" Pues para quien va por un río, lo importante no es saber tantas cosas sino saber nadar. Así las cosas esenciales de la vida, muchas veces olvidadas, son saber quién soy, de dónde vengo y adónde voy, y descubrir el sentido religioso y -como dice el viejo refrán- al final de la vida el que se salva sabe y el que no, no sabe nada. Los peces se ahogan sin agua y los hombres se asfixian sin aire, así nuestra alma sufre asfixia si no tiene saciada esta sed de Dios, pues el corazón del hombre está inquieto y sin paz hasta que reposa en Él. La religión es una experiencia personal de la que no podemos prescindir, es una necesidad. Y también es social, constituye una de las tradiciones no sólo culturales sino también basilares de la misma familia: la familia que reza unida permanece unida, dice el refrán. Ante una crisis familiar, para resistir ante las dificultades, es importante ver el cielo, recordar el sentido divino del contemplar el cielo.

El claustro de Santa Eulalia y el misterio de las 13

La catedral de Barcelona actual se construyó durante los siglos XIII a XV sobre la antigua catedral románica, edificada a su vez sobre una basílica paleocristiana, cuyos restos aun pueden verse en el Museo de Historia de la Ciudad. Del interior destaca sin duda el claustro de Santa Eulalia, datado del siglo XV y de estructura arquitectónica gótica.

Eulalia era una niña que vivió en la Barcelona romana, en una zona situada en el actual barrio de Sarriá. Eulalia se había convertido al cristianismo en secreto y había recibido la visita de una ángel que le había desvelado su futura santidad.

Un día el gobernador romano Daciano dió orden de eliminar a los cristiano, y Eulalia se presentó ante él para decirle lo que pensaba. El gobernador se enfadó tanto con ella que mandó apresarla y darle un castigo ejemplar, inflingiéndole trece martirios, uno por cada año que hubiera vivido. De ahí las 13 ocas del claustro de Santa Eulalia .

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