Dejándolo todo, se levantó y lo siguió
- 21 Febrero 2015
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El Papa, comiendo con trabajadores del Vaticano
Duro alegato del Papa contra el maltrato laboral y la corrupción empresarial
Francisco: "Pagar salarios en negro es un pecado gravísimo"
"Tú no puedes hacer ofrendas a la Iglesia sobre los hombros de la injusticia que haces con tus trabajadores"
¿Cómo es tu relación con tus trabajadores? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿También pagas la contribución para la pensión? ¿Para asegurar la salud?
"Pagar salarios en negro es un pecado gravísimo". El Papa Francisco arremetió con dureza esta mañana, durante su misa en Casa Santa Marta, contra aquellos que maltratan a sus empleados, pero que después dan donativos a la Iglesia. "Están utilizando a Dios para encubrir la injusticia".
Jorge Bergoglio invitó a los presentes en la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta a preguntarse cómo es su relación con los trabajadores a su cargo y criticó a aquellos que les pagan sin satisfacer los impuestos correspondientes. "No haga donativos a la Iglesia para soportar las injusticias que comete con sus empleados. Este es un pecado gravísimo: Es utilizar a Dios para encubrir la injusticia", afirmó. "El pueblo se lamenta delante del Señor porque no escucha sus ayunos". De este modo, el Papa ha hablado durante su homilía del pasaje de Isaías en la primera Lectura. Y así ha subrayado que es necesario distinguir entre "el formal y el real". Para el Señor "no es ayuno no comer carne" y después "pelear y explotar a los trabajadores". Por esto Jesús condenó a los fariseos porque hacían "muchas observancias externas, pero sin la verdad del corazón". Sin embargo, el ayuno que quiere Jesús es el que rompe las cadenas injustas, libera a los oprimidos, viste a los desnudos, hace justicia. "Este es el verdadero ayuno, el ayuno que no es solamente externo, una observancia externa, sino que es un ayuno que viene del corazón", ha explicado. Además, Francisco ha indicado que "en las tablas de la ley está la ley hacia Dios y la ley hacia el prójimo y las dos van juntas. Yo no puedo decir: ‘Pero, no, yo cumplo los tres primeros mandamientos... y los otros más o menos'. No, si tú no haces estos, esos no puedes hacerlos y si tú haces eso, debes hacer esto. Están unidos: el amor a Dios y el amor al prójimo son una unidad y si tú quieres hacer penitencia, real no formal, debes hacerla delante de Dios y también con tu hermano, con el prójimo". Y como dice el apóstol Santiago, puedes tener mucha fe pero si no haces obras, no sirve de nada. Por eso el Papa ha advertido que uno puede ir a misa todos los domingos y comulgar, y se puede preguntar: "¿cómo es tu relación con tus trabajadores? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿También pagas la contribución para la pensión? ¿Para asegurar la salud?"
Al respecto, el Santo Padre ha advertido sobre esos hombres y mujeres de fe que dividen las tablas de la ley: ‘sí, sí, yo hago esto' - ‘¿pero tú das limosna?' - ‘sí, sí, siempre envío el cheque a la Iglesia' - ‘Ah, muy bien. Pero a tu Iglesia, en tu casa, con los que dependen de ti --ya sean hijos, abuelos, trabajadores-- ¿eres generoso, eres justo?' "Tú no puedes hacer ofrendas a la Iglesia sobre los hombros de la injusticia que haces con tus trabajadores. Esto es un pecado gravísimo: es usar a Dios para cubrir la injusticia", ha advertido.
De este modo, el Pontífice ha indicado que esto es lo que el profeta Isaías en nombre del Señor hoy nos hace entender: "No es buen cristiano el que no es justo con las personas que dependen de él". Y no es buen cristiano, ha añadido, "el que no se despoja de lo necesario para él para dar al que lo necesita".
Asimismo, Francisco ha afirmado en la homilía que el camino de la Cuaresma "es esto, es doble, a Dios y al prójimo, es decir, es real, no es meramente formal. No es no comer carne solamente el viernes, hacer algo, y después hacer crecer el egoísmo, la explotación del prójimo, la ignorancia de los pobres".
Al respecto, el Papa ha querido poner un ejemplo: hay quien si necesita curarse va al hospital y como es socio de una mutua es atendido enseguida. "Es algo bueno, da gracias al Señor. Pero dime, ¿has pensado en aquellos que no tiene esta relación con el hospital y cuando llegan deben esperar 6, 7, 8 horas? también por una cosa urgente", se ha preguntado. Y así, el Papa ha reconocido que hay gente aquí, en Roma, que vive así y la Cuaresma sirve para pensar en ellos: "¿qué puedo hacer por los niños, por los ancianos, que no tienen la posibilidad de ser visitados por un médico?", que quizá esperan "ocho horas y después te dan turno para una semana después". "¿Qué haces por esa gente?" "¿cómo será tu Cuaresma?" Por otro lado, ha preguntado si en esta Cuaresma hay sitio en el corazón "para aquellos que no han cumplido los mandamientos", "que se han equivocado y están en la cárcel". Si tú no estás en la cárcel --ha advertido el Papa-- es porque el Señor te ha ayudado a no caer. Finalmente, el Pontífice ha pedido al Señor que nos acompañe en nuestro camino cuaresmal para que la observancia exterior corresponda con una profunda renovación del Espíritu.
El Papa y los obispos de Ucrania
Hace un llamamiento para que se siga la legalidad internacional
El Papa pide ante los obispos ucranianos que se respete "la tregua"
En medio de la crisis armada, recuerda la opción por "los débiles"
Redacción, 20 de febrero de 2015 a las 17:15
Francisco se ha reunido por separado con las tres jurisdicciones eclesiásticas presentes en el país
El Papa ha pedido ante los obispos ucranianos que se respete la "tregua" y los principios que sustentan la "legalidad internacional", al tiempo que les ha invitado a hacer todo lo posible para llegar a la paz en el país.
Así, ha hecho un llamamiento a "todas las partes interesadas" para que se apliquen "los acuerdos" establecidos y se respete la "legalidad internacional", durante la reunión esta mañana en la sala Clementina del Palacio Apostólico con ocasión de su visita "ad Límina".
En concreto, el Papa ha reclamado que "sea observada la tregua recientemente suscrita" y que sean "aplicadas todas las demás medidas que son condiciones para evitar que se retome la hostilidad". El Papa ha dejado claro que no compete a un ministro de Cristo "promover una concreta solución política", pero les ha recordado que su lugar está al lado del pueblo ucraniano.
"Escuchando a vuestro pueblo, los lleváis hacia los valores que lo caracterizan: el encuentro, la colaboración, la capacidad de recomponer las controversias. En pocas palabras: la búsqueda de la paz posible", ha comentado.
Además, ha expresado su dolor por las "incomprensiones" que separan las comunidades eclesiales latina y greco-católica en Ucrania y ha exhortado a ambas a la unidad. El obispo de Roma se ha reunido por separado con los obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana, con el obispo de Mukachevo de rito bizantino y con todos los obispos que conforman la Conferencia Episcopal de Ucrania porque representan a las tres jurisdicciones eclesiásticas presentes en el país. Además, ha entregado a cada uno de los prelados una copia original de su discurso.
El Papa ha lamentado ante los prelados ucranianos la crisis armada que continúa provocando "víctimas inocentes" y causa "grandes sufrimientos a la entera población".
Por otro lado, ha dicho que la Iglesia en Ucrania tiene el derecho de reafirmar "los valores que constituyen el elemento coagulante de la sociedad ucraniana" y ha expresado que la Santa Sede está a su lado, también en las instituciones e instancias internacionales para hacer entender sus "preocupaciones y derechos.
Finamente, el Papa ha sentenciado ante los prelados ucranianos que "el sentido de la justicia y la verdad, antes que político, es moral" al tiempo que les ha invitado a ser "defensores de la familia, de los pobres, de los desocupados, de los débiles, de los enfermos, de los ancianos en pensión, de los inválidos y de los refugiados".
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
San Juan Pablo II (1920-2005), papa Mensaje a los jóvenes para las Jornadas XX de JMJ , 6 abril 2004
“Abandonando todo, se levantó y lo siguió.”
Escuchar a Cristo y adorarlo nos lleva a elecciones valientes, a tomar decisiones a veces heroicas. Jesús es exigente porque quiere nuestra felicidad auténtica. Llama a algunos a dejarlo todo y a seguirle en la vida sacerdotal o consagrada. Los que escuchen esta invitación ¡que no tengan miedo de responder afirmativamente, y que se pongan en camino con ánimo generoso! Pero, fuera de las vocaciones particulares de consagración, hay la vocación propia de todo bautizado: también es una vocación en “alto grado” de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad (cf Novo millenio ineunte, 31). Muchos de nuestros contemporáneos no conocen todavía el amor de Dios o buscan llenar su corazón con sucedáneos insignificantes. Es, pues, urgente, ser testimonios del amor contemplado en Cristo... La Iglesia tiene necesidad de testimonios auténticos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida ha sido transformada por el encuentro con Jesús, hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los otros. La Iglesia tiene necesidad de santos. Todos estamos llamados a la santidad y únicamente los santos podrán renovar a la humanidad.
San Pedro Damiáni
San Pedro Damiani, obispo y doctor de la Iglesia. Memoria de san Pedro Damiani, cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Habiendo entrado en el eremo de Fonte Avellana, promovió denodadamente la vida religiosa, y en los tiempos difíciles de la reforma de la Iglesia, trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida, y para que el pueblo cristiano mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Falleció el día veintidós de febrero en la ciudad de Favencia, de la Romagna.
San Pedro Damiáni, obispo y doctor de la Iglesia (1007-1072)
Al lado de san Romualdo, fundador de los camaldulenses, san Juan Gualberto, san Nilo y del monje Hildebrando, (futuro Gregorio VII) fue uno de los hombres más beneméritos e insignes.
Pedro nació en Rávena en el año 1007 en una familia numerosa y pobre. Fue el hijo último; pronto quedó huérfano y al cargo de uno de sus hermanos mayores que lo trató con dureza extrema, casi como a un esclavo, teniéndolo descalzo y a medio cubrir con andrajos, encargado de cuidar de los animales de la granja.
Visto en esa situación lo tomó otro hermano a su cuidado; era Damián, con corazón bueno; tan grande fue el cambio, que Pedro no olvidará el gesto y añadirá en adelante, como su segundo nombre, el de su hermano Damián.
A la muerte de Landorfo lo eligieron abad. No dejó Regla escrita, pero sí quedó patente entre los monjes su espíritu: absoluto silencio, trabajo manual básico para vivir, mezcla de vida solitaria en celdas separadas y algunos actos comunes, mucha oración y abundante lectura espiritual. Fundó el monasterio de Nuestra Señora de Sitria y otros cuatro centros ermitaños más. La segunda parte de su vida está llena de encargos y legaciones apostólicas; los Papas recurren a él encomendándole asuntos que le llevaron a una actividad incesante para contribuir a mejorar la triste situación de la Iglesia del año 1044. En 1046, Pedro Damián asistió en Roma a la coronación de Enrique III, emperador del Sacro Imperio romano, que puso providencialmente término al actual estado de cosas. En 1047 está presente en el concilio de Letrán que promulgó ya varios decretos de reforma. Al regresar a Fonte-Avellana para recuperar su vida de penitencia y soledad es cuando se hace palpable la influencia de su espíritu y lo grande de su prestigio; escribió al Papa Clemente II para que dé impulso a la reforma, y escribe su libro Gomorriano o de los Incontinentes con el que anima a papas y dirigentes a poner remedio al mal. El Papa Esteban IX (1057-1058) lo nombró cardenal-obispo de Ostia (decano del sagrado colegio de cardenales) en 1057, a pesar de su resistencia; no tuvo el pobre Pedro Damián más remedio que ceder para no incurrir en la excomunión con que se le amenazó si osaba negarse una vez más. Prematuramente muere el Papa y se van al traste las esperanzas de reforma. Hay un intento de renuncia y de refugiarse en Fonte-Avellana, pero el papa Nicolás II, en 1059, lo hace legado para Milán; allí se soporta desde hace tiempo una desesperada situación por la simonía y la lujuria de los clérigos; convocó un sínodo y llegó a restablecerse el orden, terminando con el escándalo.
El Papa Alejandro III (1061-1070) aprovechó su celo y servicios extraordinarios. Pedro Damián sacó abundantes escritos _irónicos, iracundos, anatematizantes y apocalípticos_ a la asamblea de Augsburgo para acabar con el cisma, porque hay antipapa. Otra legación, acompañada ahora por Hugón de Cluny, fue en 1063; debía intentar poner freno a Drogon, obispo de Maçon, y restablecer la justicia lesionada en la abadía de Bourgogne y otras cluniacenses como Limoges, San Marcial y Sauvigny.
Se vio obligado a intervenir ante el joven rey Enrique IV en defensa de los derechos pontificios. No pretendía Pedro llevar una vida de incesante viajar. Pidió un descanso merecido al Papa Alejandro II y que se le aceptara la renuncia a todas sus dignidades; pero Hildebrando, que era cardenal desde que Gregorio VI echó mano de él para que le apoyase en la necesaria reforma. Pedro Damián acepta complacidísimo con tal de retirarse a Fonte-Avellana. En 1066 se le vio, por mandato de la Santa Sede, en Montecasino para solucionar el conflicto con los monjes de Vallehumbrosa. Se desplazó a Alemania porque Enrique IV intentaba su divorcio matrimonial y era preciso dejar claro ante el concilio los principios de moral cristiana. También fue preciso arrimar el hombro para reconciliar a su querida Rávena natal con el Papa, lo hizo como legado, en 1072.
Precisamente cuando iba a dar cuentas a Roma de ésta última gestión se puso muy enfermo en Faenza, lo llevaron al monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles, donde murió el 21 de febrero de 1072.
León XII le declaró doctor de la Iglesia y gracias a su vida ejemplar pudo ser el precursor de la gran reforma llamada gregoriana por llevarla a término feliz el Papa Gregorio VII, desde que lo elevaron a la sede de Pedro en 1073.
El eficaz Pedro Damián, monje como el más enamorado del monacato, sirvió a la Iglesia intentando dar solución a los más enrevesados problemas. Es palpable que la inmensa mayoría de sus contemporáneos seglares no hubieran podido ni siquiera arañar lo que él realizó, aunque ello le llevara a tener que fastidiarse sin poder disfrutar de la soledad que por vocación le hubiera gustado tener.
Oremos. Concédenos, Dios todopoderoso, seguir las exhortaciones y los ejemplos del santo obispo Pedro Damiáni, para que, sin anteponer nada al amor de Cristo nos esforcemos en servir siempre a tu Iglesia y así merezcamos gozar un día de la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
NO TENGO GANAS DE ORAR
Hace días que no rezas. No tienes ganas. Muchas veces has pensado: Debería orar al Señor, aunque fuera de forma esporádica, en cualquier momento del día ... pero no tengo ganas.
No es la primera vez que te pasa. Por el contrario, sabes muy bien que tarde o temprano devuelves a la meditación, a la oración oa aquella conversación de amistad con Dios.
Sabes también que Él, por su parte, está abierto a recomenzar tantas veces como sea necesario.
Verdad que vale la pena reflexionar, sobre esta desgana de orar? Tres preguntas:
1.- ¿Qué impide o dificulta tu oración?
2.- ¿Como lo valoras?
3.- ¿Y si volvieras a renovar la oración?
1.- Las causas de la desgana de orar pueden ser de muchas clases. Unas provienen del ritmo de vida que ahora puertas: cansancio, falta de sueño, problemas personales o familiares, abatimiento, impresión de fracaso ... Otros pueden ser consecuencia de incoherencias de orden ético: descontrol, antipatías, resbalones morales, carencias de sinceridad .. Finalmente la desgana también puede ser consecuencia de muchas dudas de fe, de sensaciones que a Dios no le importas, que no te escucha ... En fin, si no tienes ganas de orar es porque pasa algo. Pregúntate qué pasa.
2.- Sea lo que sea, como lo valoras? ¿Qué opinas? ¿Qué piensas? Vale la pena hacer un breve examen, tratar de valorar esta situación. Piensas que ya pasará porque no tiene demasiada importancia? Crees que primero tienes que resolver otras cuestiones? En el fondo quieres rehacer un ritmo normalizado de oración, pero te gustaría situarte ante Dios con un curriculum más limpio? Quizás ya está un poco cansado de ti, que tantas veces tienes que empezar de nuevo? Como el valoras a Él, concretamente en Jesús? Crees que está molesto contigo?
3.- Si quieres volver a la oración, por favor, no esperes a tenerlo todo claro, no esperes a renovar tu currículum, no esperes a sentir un consuelo interior, o que venga un ángel y te convenci. És muy posible que precisamente en este estado en el que te encuentras sea cuando más falta te haga la oración. Ya lo dijo Él: "Venid a Mí los que estáis agobiados y atribulados ..."
Como un amigo habla con su amigo, como un hijo o una hija habla con su madre o su padre que lo aman ... de pie, sentado o de rodillas, lo antes posible, habla con Dios, desahoga tu corazón, pide o calla en su presencia; tengas o no tengas ganas, que Él te espera con el corazón abierto.
Bergoglio, cardenal
Aquel sábado de hace 14 años recibía del capelo de manos del Papa Wojtyla
Cardenal Bergoglio, con la sotana de su predecesor
"Estoy seguro de que se trata de una especial consideración hacia la sede de Buenos Aires"
No quiso comprar vestiduras cardenalicias e hizo adaptar a su talle las de su antecesor, el cardenal Quarracino, mucho más robusto
Canciller de la Universidad Católica.
La primera y única reacción del futuro cardenal Bergoglio el 21 de enero de 2001, cuando el Papa Wojtyla anunció la creación de 42 purpurados, entre los cuales estaba él, fue un breve comunicado del arzobispado: "Ser cardenal", decía la nota, "es una cercanía mayor con el Papa, colaborando con el Sumo Pontífice en el servicio de la Iglesia Universal. Es el Papa quien los elige y en este caso estoy absolutamente seguro de que se trata de una especial consideración y cariño hacia la sede de Buenos Aires, (...) son todos los fieles de esta ciudad que están bajo la mirada del Santo Padre, y por ser ésta la capital del país, se hace extensiva a todos y cada uno de los argentinos. El Papa Juan Pablo II quiere mucho a la Argentina. Todavía recuerdo su voz vibrante y alentadora durante su visita (al país): ‘¡Argentina, levántate!', y sigue muy de cerca los problemas de nuestra patria con un corazón paterno".
Después de eso, J.M. Bergoglio acentuó aún más su conocida reserva y discreción. No concedió ni siquiera una entrevista y no aceptó festejos o eventos para celebrarlo. Ni siquiera después, cuando volvió al país con el capelo y el anillo recién recibidos. Continuó con su trabajo pastoral como todos los días, sin cambiar ni una letra de su intensa agenda de compromisos.
El futuro cardenal tampoco quiso comprar vestiduras cardenalicias e hizo adaptar a su talle las de su antecesor, el cardenal Quarracino, mucho más robusto que él. A un grupo de fieles que anunciaron su intención de acompañarlo a Roma para el Consistorio del 21 de febrero de 2011, mons. Bergoglio les rogó encarecidamente que no lo hicieran y destinaran el dinero a obras de ayuda a los más necesitados.
En 2011 J. M. Bergoglio era una figura eclesiástica argentina y latinoamericana de gran prestigio y relevancia. Quizás un poco menos en el ámbito internacional, aunque en las esferas eclesiales era muy conocido. Se hablaba de su discreción y sobre todo de su singular capacidad para combinar una severidad tierna con una poco común humanidad y participación. Se recordaba a menudo también su completa y continua cercanía con sus sacerdotes, y en ese sentido hoy se conocen algunos comportamientos suyos más únicos que raros, como visitar de noche a sacerdotes enfermos o moribundos. Incluso después de su nombramiento como cardenal, Bergoglio siguió haciendo lo que hacía siempre.
El kioskero que le vendía el diario -Luis Del Regno- recuerda que todas las mañanas, de lunes a sábado, lanzaba detrás del portón de hierro de la casa donde vivía el cardenal una bolsa de plástico con los principales diarios y revistas sujetas con una banda elástica. "A fin de mes el cardenal pasaba a pagar y me traía exactamente las treinta banditas", cuenta Del Regno, y agrega: "Los domingos, a las 5.30, él pasaba por el kiosco, compraba el diario, charlaba unos diez minutos y se tomaba el colectivo 28 para ir a Lugano a dar mate cocido a chicos y a gente enferma".
El 18 de marzo de 2013 el Papa Francisco hizo un llamado telefónico desde Santa Marta a Luis Del Regno, pero el diariero no se encontraba en ese momento y por eso habló con su hijo Daniel. Éste creyó que la persona que decía ser el "cardenal Jorge" era un amigo que le estaba haciendo una broma.
"En serio, soy Jorge Bergoglio, te estoy llamando desde Roma", escuchó que le decía la voz desde el otro lado, y después agrega: "Me preguntó por nosotros, por cada una de las personas de la familia, sobre todo por papá. Me pidió que rezara por él y al final me dijo que no le lleváramos más el diario porque... vos sabés lo que pasó...".
No he venido a llamar a justos, sino a pecadores
Lucas 5, 27-32. Cuaresma. Nada en la vida, ni placeres, ni riquezas, podrán compararse con el tesoro de encontrar a Dios.
Oración introductoria
Señor, no dejes de sorprenderme y hacer diferente cada uno de mis días. Concédeme iniciar esta oración con la completa disposición de escuchar tu voz y seguirte con el ánimo de desprenderme de mí mismo.
Petición
Dios mío, Tú me conoces y sabes qué fácilmente juzgo a los demás y cómo me cuesta perdonar, ayúdame a ser más misericordioso.
Meditación del Papa Francisco
Los fariseos critican al Señor porque come con los pecadores. Y los publicanos eran doblemente pecaminosos, porque estaban apegados al dinero e incluso eran traidores a la patria, al ser quienes recogían los impuestos de su pueblo para los romanos. Jesús, por lo tanto, ve a Mateo, el recaudador de impuestos, y le mira con misericordia:
Y a aquel hombre, sentado en el banco de impuestos, en un primer momento Jesús lo mira y este hombre siente algo diferente, algo que no sabía -la mirada de Jesús sobre él-, siente un estupor por dentro, escucha la invitación de Jesús: ‘¡Sígueme! ¡Sígueme!'. Y en ese momento, se vuelve un hombre lleno de alegría, pero también un poco dubitativo, porque está muy apegado al dinero. […]Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: ‘¡Sí, voy contigo!’. Es el primer momento del encuentro, una experiencia espiritual profunda. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, en Santa Marta).
Reflexión
Seguramente muchos de los amigos de Leví, no cabrían en su asombro al saber de lo que estaba pasando. Leví, el publicano, ofrecía un banquete de despedida porque iba a dejar todo lo que tenía, para seguir a un rabí llamado Jesús y que no tenía dónde reposar la cabeza. La decisión la había tomado en la mañana, cuando, quién sabe por qué, Jesús había pasado por la recaudación de impuestos y le había invitado a seguirle. “Ven y sígueme”, eso es todo lo que nos dice el evangelio. No sabemos si ya lo conocía, si le había oído en alguna ocasión... nada, tan sólo que dejándolo todo lo siguió. Eran muchas las cosas que Leví debía dejar abandonadas en el baúl de los recuerdos para siempre. Pero Leví no puso cara de camello triste, quejándose y lamentándose, de por qué le había tocado a él. Al contrario de todas las expectativas, organiza una fiesta. Cuánto tenemos que aprender de Leví. Él sí se dio cuenta de que nada en la vida, ni placeres, ni riquezas, ni nada de nada, podían compararse con el Tesoro que había encontrado. Y como buen recaudador supo venderlo todo para adquirir una ganancia infinitamente mayor. Que en esta Cuaresma también nos encontremos nosotros con Cristo y sepamos dejarlo todo para seguir al único por el que vale la pena dejarlo todo: un rabí llamado Jesús.
Propósito
Hacer una oración especial de agradecimiento a Dios por haberme llamado a su Iglesia.
Diálogo con Cristo
Señor, permite que nunca discrimine ni considere a nadie indigno, más bien, que busque construir puentes, principalmente con mis actitudes ante los demás, para acercar a todos a la experiencia de tu amor. No puedo conformarme con vivir para mí mismo y para mis cosas. Dame la generosidad para entregarme incansablemente y hacer todo el bien que esté a mi alcance.
Cuaresma es tiempo de arrepentimiento
Sábado después de Ceniza. Quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios Nuestro Señor.
La cuaresma es tiempo de arrepentimiento. Quizá a nosotros la llamada al arrepentimiento que es la Cuaresma, podría parecernos un poco extraña, un poco particular, porque podríamos pensar: ¿de qué tengo yo que arrepentirme?. Arrepentirse significa tener conciencia del propio pecado. La conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma, tener conciencia de que algo he hecho mal, y podría ser que en nuestras vidas hubiéramos dejado un poco de lado la conciencia de lo que es fallar. Fallar no solamente uno mismo o a alguien a quien queremos, también la conciencia de lo que es fallarme a mí.
Pudiera ser también que en nuestra vida hubiéramos perdido el sentido de lo que significa encontrarnos con Dios, y quizá por eso tenemos problemas para entender verdaderamente lo que es el pecado, porque tenemos problemas para entender quién es Dios. Solamente cuando tenemos un auténtico concepto de Dios, también podemos empezar a tener un auténtico concepto de lo que es el pecado, de lo que es el mal.
La cuaresma es todo un camino de cuarenta días hasta la Pascua, y en este camino, la Iglesia nos va a estar recordando constantemente la necesidad de purificarnos, la necesidad de limpiar nuestro corazón, la necesidad de quitar de nuestro corazón todo aquello que lo aparte de Dios N. S. La Cuaresma es un período que nos va a obligar a cuestionarnos para saber si en nuestro corazón hay algo que nos está apartando de Dios Nuestro Señor. Esto podría ser un problema muy serio para nosotros, porque es como quien tiene una enfermedad y no sabe que la tiene. Es malo tener una enfermedad, pero es peor no saber que la tenemos, sobre todo cuando puede ser curada, sobre todo cuando esta enfermedad puede ser quitada del alma.
Qué tremendo problema es estar conviviendo con una dificultad en el corazón y tenerla perfectamente tapada para no verla. Es una inquietud que sin embargo la Iglesia nos invita a considerar y lo hace a través de la Cuaresma. Durante estos cuarenta días, cuando leemos el Evangelio de cada día o cuando vayamos a Misa los domingos, nos daremos cuenta de cómo la Biblia está constantemente insistiendo sobre este tema: Purificar el corazón, examinar el alma, acercarse a Dios, estar más pegado a Él. Todo esto, en el fondo, es darse cuenta de quién es Dios y quién somos nosotros. Por otro lado, el hecho de que el sacerdote nos ponga la ceniza, no es simplemente una especie de rito mágico para empezar la Cuaresma. La ceniza tiene un sentido: significa una vida que ya no existe, una vida muerta.
También tiene un sentido penitencial, quizá en nuestra época mucho menos, pero en la antigüedad, cuando se quería indicar que alguien estaba haciendo penitencia, se cubría de ceniza para indicar una mayor tristeza, una mayor precariedad en la propia forma de existir. Preguntémonos, si hay en nuestra alma algo que nos aparte de Dios. ¿Qué es lo que no nos permite estar cerca de Dios y que todavía no descubrimos? ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos impide darnos totalmente a Dios Nuestro Señor, no solamente como una especie de interés purificatorio personal, sino sobre todo por la tremenda repercusión que nuestra cercanía a Dios tiene en todos los que nos rodean?.
Solamente cuando nos damos cuenta de lo que significa estar cerca de Dios, empezaremos a pensar lo que significa estar cerca de Dios para los que están con nosotros, para los que viven con nosotros. ¿Cómo queremos hacer felices a los que más cerca tenemos si no nos acercamos a la fuente de al felicidad? ¿Cómo queremos hacer felices a aquellos que están más cerca de nuestro corazón si no los traemos y los ayudamos a encontrarse con lo que es la auténtica felicidad?. Qué difícil es beber donde no hay agua, qué difícil es ver donde no hay luz. Si a mí, Dios me da la posibilidad de tener agua y tener luz, ¿solamente yo voy a beber? ¿Solamente yo voy a disfrutar de la luz?. Sería un tremendo egoísmo de mi parte. Por eso en este camino de Cuaresma vamos a empezar a preguntarnos: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? ¿Qué es lo qué Dios exige de mí? ¿Qué es lo que Dios quiere darme? ¿Cómo me quiere amar Dios?, para que en este camino nos convirtamos, para aquellas personas que nos rodean, en fuente de luz y también puedan llegar a encontrarse con Dios Nuestro Señor.
Ojalá que hagamos de esta Cuaresma una especie de viaje a nuestro corazón para irnos encontrando con nosotros mismos, para irnos descubriendo nosotros mismos, para ir depositando esa ceniza espiritual sobre nuestro corazón de manera que con ella vayamos nosotros cubriéndonos interiormente y podamos ver qué es lo que nos aparta de Dios.
La ceniza que nos habla de la caducidad, que nos habla de que todo se acaba, nos enseña a dar valor auténtico a las cosas. Cuando uno empieza a carecer de algunas cosas, empieza a valorar lo que son los amigos, lo que es la familia, lo que significa la cercanía de alguien que nos quiere. Así también tenemos que hacer nosotros, vamos a ir en ese viaje a nuestro corazón para que, valorando lo que tenemos dentro, nos demos cuenta de cuanto podemos dar a los que están con nosotros. Este es el sentido de ponerse ceniza sobre nuestras cabezas: el inicio de un preguntarnos, a través de toda la Cuaresma, qué es lo que quiere Dios para nosotros; el inicio de un preguntarnos qué es lo que el Señor nos va a pedir y sobre todo, lo más importante, qué es lo que nosotros vamos a podré dar a los demás. De esta manera, vamos a encontrarnos verdaderamente con lo más maravilloso que una persona puede encontrar en su interior: la capacidad de darse. Recorramos así el camino de nuestra Cuaresma, en nuestro ambiente, en nuestra familia, en nuestra sociedad, en nuestro trabajo, en nuestras conversaciones. Buscar el interior para que en todo momento podamos encontrarnos en el corazón, no con nosotros mismos, porque sería una especie de egoísmo personal, sino con Nuestro Padre Dios; con Aquél que nos ama en el corazón, en lo más intimo, en lo más profundo de nosotros. Que el bajar al corazón en esta Cuaresma sea el inicio de un camino que todos nosotros hagamos, no solamente en este tiempo, sino todos los días de nuestra vida para irnos encontrando cada día con el Único que da explicación a todo. Que la Eucaristía sea para nosotros ayuda, fortaleza, luz, consuelo porque posiblemente cuando entremos en nuestro corazón, vamos a encontrar cosas que no nos gusten y podríamos desanimarnos. Hay que recordar que no estamos solos. Que no vamos solos en este viaje al corazón sino que Dios viene con nosotros. Más aún, Dios se ofrece por nosotros, en la Eucaristía, para nuestra salvación, para manifestarnos su amor y para darse en su Cuerpo y en su Sangre por todos nosotros.