"Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."

Francisco, hoy, en Santa Marta

El Papa anima a recordar el primer encuentro con Jesús
"No olvidemos nunca el primer amor"
"Pidamos a Dios la gracia de la memoria"

Redacción, 24 de abril de 2015 a las 16:44

¿Cuándo sentí que debía cambiar de vida, o ser mejor, o perdonar a una persona? ¿Cuándo sentí al Señor que me pedía algo? ¿Cuándo encontré al Señor

Francisco, hoy, en Santa Marta

(RV).- Recordar la primera vez que sentimos a Jesús a nuestro lado y ver en los Evangelios cómo Jesús encuentra a la gente. Reiterando que Jesús nunca olvida el día en que nos encontró por primera vez, alentó a pedir a Dios ‘la gracia de la memoria' para recordar siempre, precisamente, nuestro encuentro con Jesús, que es único para cada uno, es el primer amor.

En su homilía de la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta, el Santo Padre hizo hincapié en que Jesús elige un encuentro, como forma de cambiar la vida de los demás. Juan y Andrés, que pasan con el Maestro toda la velada. Simón que se vuelve la ‘piedra' de la nueva comunidad. La Samaritana, el leproso, que regresa para agradecer por haber sido sanado, la mujer que queda sanada al tocar la túnica de Cristo. Evocando, con la liturgia del día, el encuentro, cerca de Damasco, de Jesús con Saulo, que de perseguidor anticristiano se vuelve Apóstol, el Papa se refirió a los encuentros con el Señor. Encuentros decisivos que deben llevar al cristiano a no olvidar nunca el primer momento en que percibimos la cercanía de Jesús a nuestro lado: «Él nunca olvida, pero nosotros olvidamos nuestro encuentro con Jesús.

Y ésta sería una bella tarea para hacer en casa: pensar en cuándo sentí al Señor cerca de mí, de verdad. ¿Cuándo sentí que debía cambiar de vida, o ser mejor, o perdonar a una persona? ¿Cuándo sentí al Señor que me pedía algo? ¿Cuándo encontré al Señor? Porque nuestra fe es un encuentro con Jesús. Éste es el fundamento de nuestra fe: he encontrado a Jesús como Saulo hoy». Preguntémonos sinceramente, aconsejó una vez más el Obispo de Roma: ¿cuándo Señor me dijiste algo que cambió mi vida o me invitaste a dar ese paso en mi vida?:

«Ésta es una bella oración y les recomiendo que la recen cada día. Y cuando te acuerdas, te alegras con eso, con ese recuerdo que es un recuerdo de amor. Otra bella tarea es la de leer los Evangelios y ver tantas historias. Ver cómo Jesús encuentra a la gente, cómo elige a los apóstoles, cómo hay tantos encuentros con Jesús allí. Quizá alguno se parezca al mío. Cada uno tiene el suyo».

Para Cristo su relación con nosotros es de predilección, es una relación de amor, una relación de ‘tú y yo', volvió a subrayar el Papa: «Rezar para pedir la gracia de la memoria: Señor ¿cuándo fue ese primer encuentro, ese primer amor? Para no escuchar ese reproche que dirige el Señor, en el Apocalipsis: debo reprocharte que hayas olvidado el primer amor»

Evangelio según San Marcos 16,15-20. 

Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación." 

El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán". Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban. 

San Ireneo de Lyon (c.130-c.208), obispo, teólogo y mártir 
Contra las herejías, I, 10,1-2; PG 7, 550-554)

San Marcos transmite la fe de los apóstoles al mundo entero

La Iglesia, diseminada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, recibió de los apóstoles y de sus discípulos la fe en un solo Dios Padre todopoderoso, que “hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen” (Ex 20,11; Hch 4,24); y en un solo Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó por nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, que por los profetas anunció los planes de Dios, el advenimiento de Cristo, su nacimiento de la Virgen, su pasión, su resurrección de entre los muertos, su ascensión corporal a los cielos, su venida de los cielos, en la gloria del Padre, para “recapitular todas las cosas” (Ef 1,19) y resucitar todo el linaje humano, a fin de que ante Cristo Jesús, nuestro Señor, Dios y Salvador y Rey, por voluntad del Padre invisible, “toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame” (Flp 2,10-11) a quien hará justo juicio en todas las cosas.

La Iglesia, pues, guarda diligentemente la predicación y la fe recibida, habitando como en una única casa; y su fe es igual en todas partes, como si tuviera ”una sola alma y un solo corazón” (Hch 4,32), y cuanto predica, enseña y transmite, lo hace al unísono, como si tuviera una sola boca. Pues aunque en el mundo haya muchas lenguas distintas, el contenido de la tradición es uno e idéntico para todos. Las iglesias de Germania creen y transmiten lo mismo que las otras de los Íberos o de los Celtas, de Oriente, Egipto, Libia o del centro del mundo [la Tierra Santa]. Al igual que el sol, criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la predicación de la verdad resplandece por doquier e ilumina a todos aquellos que quieren “llegr al conocimiento de la verdad” (1Tm 2,4).

San Marcos Evangelista

El ilustre predicador Bossuet refiriéndose a lo bien que supo sintetizar la doctrina de Jesús predicada por San Pedro llamó a nuestro Santo «el más divino de los compendiadores». Lo que sabemos de Juan Marcos se resume a cuanto el libro de San Lucas nos dice de él y la rica tradición de los primeros historiadores que gozan de gran autoridad.- Su madre se llamaba María. La vez primera que hablan los Hechos de él es el Cáp. 12 (12-16) cuando relatan la salida milagrosa de San Pedro de la cárcel por obra del ángel que le abre las puertas y se dirige «a casa de María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde muchos hermanos se hallan congregados en oración». Es fácil que la Casa de María fuera una de tantas, que -a partir de la famosa predicación de San Pedro en que se convirtieron más de tres mil a la fe de Jesucristo-, habría en Jerusalén y donde se reunirían los cristianos para hacer la oración, celebrar la Eucaristía y distribuir los bienes a los necesitados... Por ello la casa de Juan Marcos era bien conocida por Pedro. Éste se lo llevará consigo cuando pase algún tiempo. Quizá era un niño o jovencillo cuando Jesús fue condenado a muerte. Dice su Evangelio que cuando Jesús fue apresado en el Huerto de los Olivos le seguía un joven envuelto en una sábana para curiosear a ver en qué paraba todo aquello. Era verosímil que este joven fuera el mismo Juan Marcos. Es fácil que también Jesús tuviera estrecha amistad con los padres de Juan Marcos y que éste escuchara en muchas ocasiones los discursos de Jesús. Uno de los primeros bautizados por San Pedro fue Juan Marcos. El que era un niño el año 30, por el 44 ya era todo un hombre y decidió marcharse con su primo José Bernabé hacia la ciudad de Orontes.

Juan Marcos acompañó a Pablo y Bernabé en sus correrías apostólicas por Chipre y otras ciudades. Quizá añoraba su patria chica, es posible que fuera una realidad lo que San Pablo dirá que ha padecido «peligros de los ladrones», «peligros de los caminos», «peligros de la soledad»... Lo cierto es que abandonó a sus amigos y volvió a Jerusalén. Aquí pasó diez o doce años al lado de Pedro ayudándole en sus correrías y haciendo de «intérprete y consejero». El Señor Jesús no escribió ni mandó a los Apóstoles que escribieran. Parece ser que lo que interesaba era la predicación oral. Pero la memoria es flaca y alguien pensó en tener algunos apuntes de cuanto Pedro predicaba y le rogaron a Marcos que recogiera las predicaciones del Apóstol.

Así lo hizo. Pedro amaba con cariño a Marcos. Le llama «mi hijo Marcos» (1 Pe 5, 13). El evangelista Marcos escribe con fluidez, sencillez, en estilo directo y sólido a la vez. Es el más breve de los Evangelios (16 capítulos) y se propone probar la Divinidad de Jesucristo. Marcos se halla en Roma el año 67 cuando mueren los dos Apóstoles San Pedro y San Pablo. Juan Marcos ha jugado un papel muy importante en la evangelización como lo demuestran estas palabras de San Pablo que el 62 dice a Timoteo: «Trae contigo a Marcos, pues lo necesito para el ministerio evangélico». Después  extendió el Evangelio por diversos países: Egipto, Aquilea, Cirene... Quizá expiró el año 68.

Oremos: Señor, tú que diste a San Marcos el carisma de anunciar el Evangelio, haz que sepamos aprovecharnos de sus escritos y por ellos aprendamos a seguir fielmente a Jesucristo. Que vive y reina contigo.

Calendario  de Fiestas Marianas: Dedicación de la Santa Capilla Menor de París  en honor a Nuestra Señora (1248)

 

Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
Marcos 16, 15-20. Fiesta San Marcos, evangelista. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados.

Para los paises donde no se celebra la Fiesta de San Marcos evangelista:

Reflexión del Evangelio del sábado de la tercera semana de Pascua Juan 6, 60-69 

Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

Oración introductoria
Señor, me llamas a dedicarme a predicar tu Evangelio. ¡Qué privilegio el poder contribuir en la extensión de tu Reino! Para lograrlo, necesito aumentar mi fe y mi caridad, por ello te pido que esta oración sea el medio para fortalecer mi convicción de ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

Petición
Ayúdame, Señor, a saber corresponder, con mi amor y servicio a los demás, el don de tu redención.

Meditación del Papa Francisco
Al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio, san José Vaz, al igual que muchos misioneros en la historia de la Iglesia, él respondió́ al mandato del Señor resucitado de hacer discípulos en todas las naciones. Con sus palabras, pero más aún, con el ejemplo de su vida, ha llevado al pueblo de este país a la fe que nos hace partícipes de “la herencia de los santos”. […]

San José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió́ a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera. San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multireligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de san José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia, que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros.» (Homilía de S.S. Francisco, 14 de enero de 2015).

Reflexión
Nos encontramos en el Monte de los Olivos, en el mismo lugar donde cuarenta días antes, Jesús era entregado por uno de sus discípulos y donde todos los demás le abandonaron. Pero las cosas han cambiado y ya no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha cambiado. Y Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar el evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la salvación mediante el bautismo: he aquí la misión de los apóstoles después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy en día esos apóstoles resucitados.

Es verdad que en nuestras vidas hemos abandonado a Cristo muchas veces, pero eso a Jesús no le importa. Él nos llama a predicar el evangelio con un ardor de caridad que nos oblige a transmitir a los demás la verdad que hemos encontrado; nos dará la fuerza para ser tanto de palabra como de obra un ferviente testimonio del evangelio. Ahora bien, ¿qué nos diferencia a nosotros de los apóstoles? Tenemos la misma fe, la misma caridad, la misma doctrina, el mismo Dios... Pero nos falta su amor apasionado a Cristo, que les llevó a considerar todo basura y estiércol comparado con Cristo.

Hoy es un día de conversión. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados y pidamos esa fe y ese amor que nos convierta también a nosotros en luz y fuego en medio de la oscuridad del mundo.

Propósito
Proclamar el Evangelio con mi testimonio y ayudando a los demás, tomando el ejemplo de San Marcos que celebramos hoy.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, para poder evangelizar necesito tenerte en el centro de mi vida. Y eso, ¿qué implica? Tenerte presente a lo largo de todo el día, en mis diversas actividades, para llegar a ser una persona de oración y de acción, que podrá presentar la belleza de tu amor con naturalidad y alegría, con astucia y constancia, de modo que, sobre todo mi testimonio, sea una ayuda para que otros quieran conocerte, amarte y seguirte.

Fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto. († c.68)

Recordando a un santo evangelista
Marcos, cuyo atributo era el león y su nombre judío Juan, redactó su Evangelio sin transmitir largos discursos.

Posiblemente la festividad de San Marcos no sea un día muy conocido a nivel general, a no ser que en el entorno de la familia exista algún miembro con este bonito nombre. En cualquier caso, el día 25 de Abril, la Iglesia celebra la festividad de San Marcos y con tal motivo se celebra en mi Parroquia una solemne Eucaristía a la que acudimos muchos fieles seguidores del evangelista. Uno, ha ser totalmente honesto y confesar que a pesar de haber oído infinidad de veces, su Evangelio en las distintas celebraciones litúrgicas a las que ha asistido, ha tenido que leerlo y sobre todo reflexionarlo para enriquecerse con él. A través de su prosa narrativa, sencilla y a la vez viva y real, nos ha dejado impresos en nuestro corazón, cuarenta años después de la muerte del Maestro, la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret, al que por cierto al parece ofreció su propia casa para que celebrara su última cena.

Marcos, cuyo atributo era el león y su nombre judío Juan, redactó su Evangelio sin transmitir largos discursos a través de escritos, parábolas y hechos de Jesús partiendo de conversaciones mantenidas en Roma con Pablo y añadiendo muchos detalles que supo por Pedro.

En sus escritos que no nos habla de la infancia de Jesús ni de su vida en Nazaret junto a María y José, inicia la primera línea de su Evangelio afirmando que Jesús era el Hijo de Dios y lo proclama en la última página el oficial romano que vio morir a Jesús (15, 39). Por todo ello Marcos, contesta con hechos a la afirmación de que Jesús era el Hijo de Dios, en los 16 capítulos de que consta su Evangelio. Reúne en su primer capítulo tres hechos importantes que son el punto de partida de la predicación de Jesús: "La predicación de Juan el Bautista", "El bautismo de Jesús por Juan" y "La permanencia en el desierto". Capítulo tras capítulo, el evangelista va desgranando la vida pública del Maestro, llevando la Buena Nueva en la curación del leproso y sanando el paralítico de su pecado y de su enfermedad. No se queda en palabras, sino que trae un cambio. Si quieres puedes curarme. Jesús se compadece y le dice "yo quiero" y le perdona los pecados a ese que pide a Dios con humildad y confiado en su misericordia.

En otro pasaje Jesús nos dice: "He venido a llamar a los pecadores", porque Dios no odia ni a los ricos ni a los mal educados, ni a los de derechas e izquierdas, porque su misericordioso plan contempla la salvación de todos.

El relato del grano de mostaza, demostrándonos que aún siendo tan pequeño al dejarle crecer se convierte en la planta más alta del huerto, el evangelista con esta narración simbólica, intenta hacer saber a los creyentes que no deben encerrarse en sus capillas, sino que han de salir a conquistar almas de buena voluntad, recordando a los Apóstoles que predicaron con humildad el Reino de Dios por todas partes.

En el centro del Evangelio de Marcos, nos encontramos el pasaje de la transfiguración de Jesús que conduce a Pedro, Santiago y a Juan hasta un cerro, al igual que Moisés subió al cerro a encontrar la Gloria de Dios sobre el Monte Sinaí.

La nube luminosa, la luz y la ropa brillante que se encontraron en el cerro, nos describe, signos exteriores que nos indican el misterio del Hijo de Dios, el día que resucite de entre los muertos, que será la respuesta del Padre a los Apóstoles que esperaban su Reino.

También Marcos nos enseña expresiones y costumbres judías (5,41) y nos ofrece formación catequista y pastoral. Y nos anima para cuando cometamos fallos y nos desespere nuestra soberbia, intentar entender que también sus discípulos los cometieron (14,32.40), incluso lo negaron y lo traicionaron

Además la desconfianza de Pedro cuando le dice a Jesús: "Maestro, nosotros hemos dejado todo para seguirte" y Jesús que no solo habla del premio para la otra vida, le contesta con rotundidad: "Ya en este vida el que se sacrifica por el Reino, encontrará amistades, alegría y una superación humana que no podría esperar".

Y nos describe con dolor, la última cena de Jesús, su agonía en el huerto de Getsemaní y finalmente su muerte en la cruz, y con gozo nos anuncia su feliz Resurrección. La última cena de Jesús, nos dice, fue la primera del culto cristiano, donde Jesús se hace pan de Vida. Por ello la Eucaristía instituida por el Hijo de Dios aquel día no es solamente el recuerdo de la muerte de Jesús, sino que nos anuncia el día en que Cristo celebrará el Banquete del Reino con toda la humanidad reunida con El. Pero también significó esta cena, el silencio del Hijo de Dios en ese instante lleno de dolor, en el cual siente que deberá cargar con toda la maldad de los hombres y pagar con su muerte, ante su Padre, justo y amado, la tristeza de su Pasión.

Su muerte, continúa Marcos, comienza con un grito de desesperación: “Dios mío Dios mío, por que me has abandonado? Y termina con la certeza del triunfo, por la reconciliación del Crucificado que moría agotado y asfixiado pero entregando al mundo una prueba más del amor del Hijo de Dios para nosotros que nos empuja por un camino de liberación.

Y termina su Evangelio con las últimas palabras de Jesús después de su Resurrección, que hablan de fe y de milagros y en las que les entrega sus últimas instrucciones: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará (16,15)", mensaje que les acompañaba, en el signo de la semilla que se sembrará en el mundo y producirá frutos a su debido tiempo en todos los campos de la actividad humana. De este modo el Hijo de Dios, después de hablar con ellos fue llevado al Cielo y se sentó a la derecha del Padre. Y sus discípulos saldrían a predicar por todas partes. Los que se salvarán no son almas ni individuos aislados, sino toda la creación que ha sido renovada por el Bautismo, en todas sus actividades y trabajos, siendo el fermento que transforma la historia de la humanidad. Esa humanidad que debe superar esas aptitudes temerosas de tantos "creyentes" que solo buscan en sus devociones un refugio contra las desgracias del tiempo presente. Marcos pregona que estamos en el mundo para sanarlo y santificarlo, no por nosotros mismos, sino por Cristo a través de nosotros. Así las cosas, pienso que lo importante, además de lo que pasó contado por los evangelistas, es lo que está pasando. La venida del Reino nos llega tranquilo, despacio, sin grandes alegorías, porque está claro que el Hijo de Dios quiere que su Reino sea en un mundo nuevo, diferente, libre y verdadero para que pueda producirse.

Por último recordando a San Marcos, me viene a la memoria el gran mérito de Santa Teresa, que hacía las cosas ordinarias, de manera extraordinaria. Y así, con este mismo mérito califico yo el Evangelio de este hombre, que el  25 de Abril, la Iglesia conmemora su festividad.

Fracción de la hostia en tres partes: Corpus Christi triforme

Todas las acciones, gestos y palabras de la Misa están cargadas de profundo sentido.

Fracción en tres partes: Corpus Christi triforme

Todas las acciones, gestos y palabras de la Misa están cargadas de profundo sentido. Así, por ejemplo, la fracción de la hostia consagrada en tres partes: ¡El Corpus Christi triforme!

Luego de la primera fracción del pan consagrado en dos partes, el sacerdote, tomando una de las partes hace otra fracción más pequeña, de tal modo que queda sobre el altar el Cuerpo de Cristo en tres partes fraccionado.

1. Inmixtión o mezcla (o conmixtión)

La última parte más pequeña, el sacerdote, la echa en el cáliz donde está la Sangre de Cristo. Esto se llama inmixtión o mezcla o conmixtión. Al dejar caer una partícula en el cáliz, el sacerdote, dice en secreto: «El cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna».

Así Amalario en un escrito del 813-814 dice que:

1) La partícula mezclada con la sangre alude al Cuerpo resucitado del Señor. En sentido alegórico: desde el siglo IX se solía ver simbolizada la resurrección con creciente unanimidad. Para los antiguos el alma subsistía en la sangre, porque de hecho cuando veían que un animal se desangraba, el animal moría, por el contrario, con la sangre vuelve el alma al cuerpo. En la liturgia: «la unión de las especies, hasta ahora separadas, simboliza que ambas pertenecen a la única persona de Cristo glorioso, que está presente de forma total y viva».

2) La que comulga el sacerdote: alude a su Cuerpo existente en la tierra, es decir, la Iglesia Militante.

3) La que queda para los enfermos: significa su Cuerpo en los sepulcros.

Siglos más tarde esta alusión fue aplicada a la Iglesia celestial o triunfante, peregrinante o militante y paciente o purgante.

El Papa Sergio I, citado y comentado por Santo Tomás dice: «"El cuerpo del Señor se manifiesta en tres formas. La parte que se echa en el cáliz, simboliza el cuerpo de Cristo ya resucitado", y con Él a la bienaventurada Virgen María, y si hay algún santo con el cuerpo ya en la gloria. "La parte que se come significa el cuerpo todavía peregrino en la tierra": los que viven en la tierra son asociados al sacramento y son triturados por el sufrimiento, como el pan comido se mastica con los dientes. "La parte reservada en el altar hasta el fin de la Misa significa el Cuerpo de Cristo yacente en el sepulcro; pues en él están los cuerpos de los santos hasta el fin del mundo", aunque sus almas estén ya en el purgatorio o en el cielo. Este rito de reservar una parte hasta acabar la Misa no se observa ahora; con todo, queda el mismo simbolismo de las partes, expresado por algunos en verso de esta manera: "La hostia se divide en partes: significa la mojada a los totalmente felices; la seca, a los vivos; la reservada, a los muertos".

También hay quien opina que la parte echada al cáliz simboliza a los que viven en el mundo; la reservada, a los que son del todo felices, en cuerpo y alma; y la que se come, a los demás».

2. Unidad del sacramento bajo las dos especies

El sentido primitivo probablemente viene de Siria en el siglo V. Así Narsai (muerto hacia el 502) dice: El celebrante une ambas «para que todos confiesen que el Cuerpo y la Sangre son una misma cosa». Así la liturgia griega de Santiago y la siria oriental.

En algunas épocas hubo hasta tres conmixtiones:

Primera: de ésta muy poco se sabe. (Algunos afirman que se trataba de una partícula de otra Misa anterior, y tendría el objeto de expresar que es una misma la Eucaristía celebrada ayer y hoy. Es parecida a la idea de los nestorianos quienes a la masa con que preparaban el pan, añadían algo de la masa del pan del día anterior.

Segunda: es de la fracción del pan de la propia oblación (En la antigua Misa papal era la partícula que enviaba a los sacerdotes vecinos como expresión de la unidad de la Iglesia y de que estaban en comunión con él. Se le llamaba «fermentum» porque la eucaristía penetra en toda la Iglesia como la levadura en la masa; cfr. Mt 13,33). Sería la que en la Misa papal echaba en el cáliz al momento del Pax Domini, también se la llamaba "sancta";

Tercera: Había una tercera conmixtión antes de la comunión. Eusebio de Cesarea (8) dice que San Ireneo relataba que el Papa enviaba la Eucaristía a los obispos, en señal de que los consideraba dentro de la Iglesia, a aquellos que celebraban la Pascua en la misma fecha que él. Porque la Eucaristía es el sacramento de la unidad y manifestaba simbólicamente la unidad entre las distintas Iglesias y con el Papa.

La fracción del pan y posterior inmixtión, desde el siglo VII, son acompañadas por el canto del Agnus Dei.

3. El misterio de la Misa

Nunca deberíamos olvidarnos de que en la mezcla del pan con el vino se expresaba la acción unitiva de la Eucaristía, por encima de las distancias, y ahora, además, nos debe recordar la unidad interna del sacramento bajo las dos especies y el simbolismo de la unión entre las diversas Iglesias particulares, locales o diocesanas y las iglesias parroquiales.

La Santa Misa tiene una densidad tal de contenido, que desborda absolutamente todo entendimiento creado, que aún, en lo que podríamos considerar un detalle, echar una partícula en el Sanguis, tiene altísimos contenidos teológicos, que van edificando la espiritualidad de quienes participan en la misma de manera activa, conciente y fructuosa.

Y no quiero terminar sin resaltar que, según Santo Tomás, la inmixtión no sólo expresa de maravillas el hecho de que el Cuerpo muerto de Cristo resucita, es decir vive, sino también expresa la misma realidad que experimentan aquellos que ya han resucitado, entre los cuales, en primerísimo lugar, se encuentra el cuerpo glorificado y asunto al cielo de la Santísima Virgen María, la Reina de la Vida.

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