«¿Por qué tenéis miedo?»

¿Por qué somos tan cobardes?

«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?». Estas dos preguntas que Jesús dirige a sus discípulos no son, para el evangelista Marcos, una anécdota del pasado. Son las preguntas que han de escuchar los seguidores de Jesús en medio de sus crisis. Las preguntas que nos hemos de hacer también hoy: ¿Dónde está la raíz de nuestra cobardía? ¿Por qué tenemos miedo ante el futuro? ¿Es porque nos falta fe en Jesucristo?

El relato es breve. Todo comienza con una orden de Jesús: «Vamos a la otra orilla». Los discípulos saben que en la otra orilla del lago Tiberíades está el territorio pagano de la Decápolis. Un país diferente y extraño. Una cultura hostil a su religión y creencias.

De pronto se levanta una fuerte tempestad, metáfora gráfica de lo que sucede en el grupo de discípulos. El viento huracanado, las olas que rompen contra la barca, el agua que comienza a invadirlo todo, expresan bien la situación: ¿Qué podrán los seguidores de Jesús ante la hostilidad del mundo pagano? No solo está en peligro su misión, sino incluso la supervivencia misma del grupo.

Despertado por sus discípulos, Jesús interviene, el viento cesa y sobre el lago viene una gran calma. Lo sorprendente es que los discípulos «se quedan espantados». Antes tenían miedo a la tempestad. Ahora parecen temer a Jesús. Sin embargo, algo decisivo se ha producido en ellos: han recurrido a Jesús; han podido experimentar en él una fuerza salvadora que no conocían; comienzan a preguntarse por su identidad. Comienzan a intuir que con él todo es posible.

El cristianismo se encuentra hoy en medio de una «fuerte tempestad» y el miedo comienza a apoderarse de nosotros. No nos atrevemos a pasar a la «otra orilla». La cultura moderna nos resulta un país extraño y hostil. El futuro nos da miedo. La creatividad parece prohibida. Algunos creen más seguro mirar hacia atrás para mejor ir adelante.

Jesús nos puede sorprender a todos. El Resucitado tiene fuerza para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo. Solo se nos pide fe. Una fe que nos libere de tanto miedo y cobardía, y nos comprometa a caminar tras las huellas de Jesús.

21 de junio 2015 Domingo XII Jb 38, 1.8-11

Job, el prototipo del hombre abatido por el sufrimiento, nos plantea hoy la cuestión de los límites de la naturaleza humana. Demasiadas veces el ser humano es considerado algo natural y bastante, pero en realidad es ilimitado en sus deseos y aspiraciones. La inmensidad del mar, la insolencia de sus olas, hacen ver el poder de Dios y al mismo tiempo la pequeñez humana. Afirmamos que Dios es grande, infinito, inmenso, ¿qué te parece que tenemos que hacer para vivir esta realidad de Dios desde la propia pequeñez? Señor, abre los ojos de mi corazón para que pueda intuir, por lo menos, qué significa vivir en ti.

XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Job 38,1.8-11; Sal 106; 2 Co 5, 14-17; Mc 4, 35-40)
LA TORMENTA

Coincide este domingo con la entrada del verano en el hemisferio norte, un cambio de estación, para muchos un tiempo de descanso, de cambio de actividad, de nuevas relaciones, circunstancias que se han podido desear, pero que cuando llegan, no siempre definen un tiempo sereno y pacífico, sino que cabe, como describe la Palabra de este día, que sobre él se cierna la tormenta, el huracán y la crisis. Los que estudian los comportamientos humanos, suelen ofrecer estadísticas curiosas, en las que se señalan incidencias de violencia, tristeza, hasta depresión, como efecto del tiempo vacacional. No obstante la posible tormenta, la primera lectura afirma que “el Señor habló a Job desde la tormenta” (Jb 38, 1).

¡Cuántas veces un momento recio desahoga la tensión y libera la mente de fantasmas! Además, según la enseñanza que hoy nos ofrece la Liturgia de la Palabra, la secuencia no termina en el fragor del trueno o del huracán, sino que pasa la fenomenología atmosférica y acontece la experiencia del sosiego y de la calma, efecto del poder del Señor. “Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole:-«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» (Mc 4, ) Si observamos otros pasajes bíblicos, el relato parece que obedece a un canon. Así se describe la travesía del Mar Rojo, cuando los israelitas llegaron al borde del mar, al atardecer, vieron venir sobre ellos los ejércitos de Faraón, creyeron morir, y gracias a la intervención divina, se abrieron las aguas, pasaron a pie enjuto, y al amanecer se vieron a salvo a la otra orilla. Si la tormenta puede ser símbolo de crisis, también se puede contemplar como manifestación del poder del Creador, y ver en el rayo, en el trueno, en el relámpago, y en el chaparrón la fuerza divina. El salmista canta: “Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano. Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto” (Sal 106). Más allá de una interpretación referida a efectos atmosféricos, el relato bíblico se puede aplicar a los acontecimientos humanos, a los procesos personales, que tantas veces atraviesan por situaciones dramáticas, en las que se cree que no hay remedio o que acontecerá lo peor, y después todo se resuelve felizmente. Una actitud creyente es saber esperar, y aunque surja de nosotros el grito de auxilio, sabernos acompañados por la Providencia divina, que permite que lleguemos al límite de nuestras fuerzas para que se vea más claramente su intervención, y que no es nuestra pericia la que resuelve la tormenta, sino el favor del Señor.

Duodécimo Domingo - Jb 38,1.8.11; 2 Co 5,14-17; Mc 4,35-41
La travesía del lago hacia la otra orilla.

Las aguas de los lagos y los mares eran, para la mentalidad semita, figuras del caos y del mal, de una manera especial cuando se giraban las tormentas como la que se expresa en el pasaje de hoy. Por lo tanto, tenía una gran significación la presentación de Jesús como quien calma y apacigua la tormenta del lago.

Dice el evangelio que Jesús y los discípulos querían ir a la otra orilla y, por ello deben atravesar el lago. Y pasan por momentos muy angustiosos cuando la barca parece que se hunde por la fuerza del viento y el empuje de las olas. Y Jesús parece que le importa bien poco, ya que descansa tranquilo bien dormido.

La Iglesia hacia la otra orilla

La barca en los evangelios a menudo es la figura de la comunidad cristiana, figura de la Iglesia. La Iglesia, a lo largo de su historia, ha tenido que dirigirse a otras orillas, en otros lugares geográficos, en otros contextos culturales, en los nuevos tiempos. Y esto no ha sido fácil. Ha tenido que pasar por dificultades, persecuciones, incomprensiones que a veces han causado miedos y pánico entre los de dentro de la misma barca, de la misma iglesia. Pero Jesús siempre ha estado presente, aunque, a veces, como impasible en medio de la tormenta; otras veces, como enérgico poniendo paz y dando confianza.

Hoy en día la comunidad cristiana, la Iglesia debe dirigirse a otras orillas. Los tiempos, la cultura, la mentalidad de la sociedad cambia a un ritmo acelerado, y en esta sociedad, con todos sus valores y contravalores, hay que dar un testimonio interpelador y creíble de la buena nueva del Evangelio.

Y por supuesto que tendrá que pasar, como pasa, por momentos de dificultad: de dificultad para encontrar la manera de avanzar con nuevos lenguajes y con nuevas formas de anuncio y de testimonio, distintos de los que fueron eficaces en otros momentos, pero que ahora se muestran inadecuados los nuevos tiempos.

Y siempre se encontrará y chocará con incomprensiones por parte de los criterios materialistas, Tan arraigados en todas las personas, y siempre habrá sectores inmovilistas, así como actuaciones escandalosas dentro de la barca.

Jesús es la Iglesia

Pero, en cualquier hipótesis y momento, Jesús está y nos mueve a la fe y a la confianza en su presencia y en su capacidad de liberarnos del desánimo y de los miedos, y de dar serenidad y paz para seguir adelante en medio de todas las posibles dificultades y contrariedades que nos puedan acontecer.

La guía de Cristo nos hará ir siempre por caminos nuevos. San Pablo nos lo ha recordado ("Los que viven en Cristo es una criatura nueva"). Una iglesia inmovilista, se hunde. La iglesia de Jesús es aquella que partiendo de situaciones pasadas sabe avanzar en el presente preparando un futuro novedoso, como siempre es novedosa la evolución de la sociedad.

Y el Papa Francisco en los momentos presentes está pilotando la Iglesia en esta dirección en sus gestos, en sus actuaciones y en sus documentos "El gozo del evangelio" y en el que acaba de hacerse público "Alabado sea ​​"sobre la ecología.

Jesús, en el pan y el vino de la eucaristía, se hace presente en medio de la barca de la iglesia y en el corazón de cada una de las personas que somos.

Que la comunión con Él nos quite los miedos, las dudas y nos dé paz y serenidad para seguir adelante buscando caminos y maneras nuevas.

Evangelio según San Marcos 4,35-41. 

Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 

Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?". 

Una antigua homilía griega 
Atribuida, erróneamente, a Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo

«¿Por qué tenéis miedo?»

Sus discípulos se le acercan, le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»... Oh bienaventurados, oh verdaderos discípulos de Dios, tenéis con vosotros al Señor, vuestro salvador y ¿teméis hundiros? La Vida está con vosotros ¿y os preocupáis por vuestra muerte? ¿Despertáis de su sueño a vuestro Creador que está junto a vosotros, como si no pudiera, incluso durmiendo, calmar las olas, parar la tempestad?

¿Qué responden a eso los discípulos amados? Somos como los niños pequeños, aún débiles.  No somos todavía hombres valientes... Todavía no hemos visto la cruz, la pasión del Señor, su resurrección, su ascensión a los cielos, la venida del Espíritu Paráclito no nos ha hecho todavía fuertes... El Señor tiene razón cuando nos dice: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» ¿Por qué no tenéis fuerza? ¿Por qué esta falta de confianza? ¿Por qué sois tan temerosos cuando tenéis junto a vosotros aquél que es la Confianza? Aunque la muerte se os acercara, ¿no deberíais acogerla con gran constancia? Yo os daré la fuerza necesaria en todo lo que os pase: en todo peligro, en toda prueba e incluso cuando el alma salga de su cuerpo... Si en los peligros necesitáis mi fuerza para soportar cualquier contratiempo como hombres de fe, ¡cuanto más ésta os es necesaria para no sucumbir cuando se presenten las tentaciones de la vida!

¿Por qué os turbáis, hombres de poca fe? Sabéis que soy poderoso en la tierra, ¿por qué no creéis que lo soy también en el mar? Si me reconocéis como verdadero Dios y Creador de todo ¿por qué no creéis que tengo poder sobre todo aquello que he creado? «Se puso en pie, increpó al viento; el viento cesó y vino una gran calma.»

San Luis Gonzaga, religioso

Memoria de san Luis Gonzaga, religioso, que, nacido de nobilísima estirpe y admirable por su pureza, renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús. Murió, apenas adolescente, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiosos.

El Patrón de la Juventud Católica, San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo de 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su inclinación a la vida religiosa. Su entrega a Dios en su infancia fue completa y absoluta y ya en su adolescencia, decidió ingresar a la Compañía de Jesús, pese a la rotunda negativa de su padre, que soñaba para él una exitosa carrera militar.

Renunció a favor de su hermano al título de príncipe que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma. Cuidando enfermos en los hospitales, contrajo él mismo una enfermedad que lo llevó al sepulcro el año 1591.  Durante los años siguientes, el santo dio pruebas de ser un novicio modelo. Estando en Milán y por revelación divina, San Luis comprendió que no le quedaba mucho tiempo de vida. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo.

Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán a Roma para completar sus estudios teológicos, siendo los atributos de Dios los sus temas de meditación favoritos. En 1591 atacó con violencia a Roma una epidemia de fiebre; los jesuitas abrieron un hospital y el santo desplegó una actividad extraordinaria; instruía, consolaba y exhortaba a los enfermos, y trabajaba con entusiasmo y empeño en las tareas más repugnantes del hospital. San Luis falleció en la octava del corpus Christi, entre el 20 y 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad. Fue canonizado en 1726.

Oremos

Dios nuestro, fuente y origen de todos los dones celestiales, tú que uniste  en San Luis Gonzaga una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, concédenos, por sus méritos e intercesión, que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida lo imitemos en su espíritu de penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Enséñanos a ser buenos

¿Se puede ser bueno hoy, con la que está cayendo? ¿No podemos llegar a convertirse en una especie de justificadores de un sistema intrínsecamente perverso? ¿Qué significa ser bueno? El Evangelio, ciertamente es especialmente duro con aquellos que en tiempos de Jesús se creían buenos, y eso nos debería cuestionar muchas veces nuestra bondad. Mn Jesús Huguet, padre del obispado de Solsona recientemente traspasado tiene este pequeño texto que al menos orienta: "Háganos buenos, Señor. Pero buenos de verdad. Con la bondad del pan, que a todos gusta y nunca cansa. No con una bondad triste y aburrida, sino con una bondad reconfortante, que irradie coraje y alegría y sea para los cansados y agobiados, como un chorro de agua fresca ".


¿Por qué con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?
Marcos 4, 35-41. Domingo Tiempo Ordinario. Cristo nos acompaña en cualquier tempestad de nuestra vida.

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?

Oración Introductoria
Dios, Padre bueno, soy como un niño pequeño que no puede vivir sin tu gracia. Soy como tus discípulos en la barca, dominado por el miedo o la incertidumbre. Creo en tu inmensa misericordia y amor, por eso vengo a buscarte hoy en esta oración. Quiero que el fuego de tu Espíritu Santo transforme mi endurecido corazón para que se abra y se llene de esa paz que sólo Tú me puedes dar. 

Meditación del Papa Francisco
En su amor infinito, Dios está siempre cerca de los que sufren. La enfermedad depresiva puede ser un camino para descubrir otros aspectos de sí mismos y nuevas formas de encuentro con Dios. Cristo escucha el grito de aquellos cuya barca está a merced de la tormenta. Está presente a su lado para ayudarles en la travesía y guiarlos al puerto de la serenidad recobrada.

El fenómeno de la depresión recuerda a la Iglesia y a toda la sociedad cuán importante es proponer a las personas, y especialmente a los jóvenes, ejemplos y experiencias que les ayuden a crecer en el plano humano, psicológico, moral y espiritual. En efecto, la ausencia de puntos de referencia no puede por menos de contribuir a hacer que las personalidades sean más frágiles, induciéndolas a considerar que todos los comportamientos son equivalentes. Desde este punto de vista, el papel de la familia, de la escuela, de los movimientos juveniles y de las asociaciones parroquiales es muy importante por el influjo que esas realidades tienen en la formación de la persona. (San Juan Pablo II, Discurso del 14 de noviembre de 2003)

Reflexión

Han pasado más de dos mil  años desde que Jesucristo fundó la Iglesia. Han pasado más de dos mil años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas religiosas están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así.

La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: ¡No temáis, tened fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios.

Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el timón de nuestra vida.

Además en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo.
Propósito

Aprovechar las actividades dominicales para comentar, en familia, la experiencia de una relación auténtica con Cristo, como marco de referencia para no tener miedo, sino tener fe.

El Papa, en la misa, con la Virgen al fondo

"Corremos el riesgo de dejarnos paralizar por el miedo al futuro"
Misa del Papa en Turín: "Nuestros antepasados sabían bien qué significa ser roca sólida"
"Las familias necesitan sentir la caricia materna de la Iglesia para ir adelante"

José Manuel Vidal, 21 de junio de 2015 a las 11:09

La salvación puede entrar en el corazón, cuando nos abrimos a la verdad y reconocemos nuestros pecados

(José M. Vidal).- Solemne eucaristía y ángelus en Piazza Vittorio, en el corazón de Turín. El Papa preside la celebración revestido de color verde. Día radiante y, en la plaza, no cabe un alfiler. Turín se vuelca con "su" Papa. No en vano los antepasados de Bergoglio son de esta región italiana. Paisanos orgullosos de un Papa como Francisco que, en la homilía, se muestra orgulloso de sus "rocosos" antepasados que no tuvieron miedo a la tempestad de la vida.

Entre los concelebrantes, el cardenal Bagnasco, presidente de la CEI, y el secretario de Estado emérito, cardenal Bertone.
Lecturas de Job y de la segunda epístola de San Pablo a los Corintios. El Evangelio de Marcos de la tempestad en el Lago.

Algunas frases de la homilía del Papa
"El amor de Dios es fiel, recrea todo, estable y seguro"
"Un amor que no desilusiona"
"Jesús no se cansa nunca de querernos, de soportarnos y de perdonarnos"
"Nos ama sin límites y sin medida"
"Cada uno puede decir: ha dado la vida por mí"
"Jesús permanece fiel, incluso cuando nos hemos equivocado"
"El amor de Dios lo recrea todo, hace nuevas todas las cosas"
"La salvación puede entrar en el corazón, cuando nos abrimos a la verdad y reconocemos nuestros pecados"

"Él vino no para los sanos, sino para los enfermos"
"Endosar la túnica limpia de la mansedumbre y de la paz del corazón"
"El amor de Dios es estable y seguro"
"Los discípulos tienen miedo, pero Él les abre su corazón al coraje de la fe"
"Nuestros antepasados sabían bien qué significa ser roca y solidez"
"Uno de nuestros poetas lo expresa bien"

Y el Papa recita un poema de Nino Costa
«Dritti e sinceri, quel che sono, appaiono:
teste quadre, polso fermo e fegato sano,
parlano poco ma sanno quel che dicono,
anche se camminano adagio, vanno lontano.
Gente che non risparmia tempo e sudore
- razza nostrana libera e testarda -.
Tutto il mondo conosce chi sono
e, quando passano... tutto il mondo li guarda».

"Corremos el riesgo de dejarnos paralizar por el miedo al futuro". "En esta tierra han crecido tantos santos y beatos". "Santos libres y testarudos". "Las familias necesitan sentir la caricia materna de la Iglesia"
"¿Creemos que el Señor es fiel?". "¿Cómo vivimos el amor seguro del Señor?". "Amor rocoso, que nos hace firmes y estables". "En el mar de nuestra existencia, Jesús es el que vence las fuerzas del Mal"
"Ayer, habéis festejado la Virgen de la Consolación".. "Que Ella nos ayude a seguir al Señor"

El Papa, con los trabajadores de Turín

Francisco, peregrino a la Sábana Santa de Turín
El Papa, con el mundo del trabajo: "Quiero pedir un pacto social y generacional"
"Ni paciencia ni resignación, sino la osadía de ser artesanos del futuro con la esperanza

José Manuel Vidal, 21 de junio de 2015 a las 09:32

Unos pocos, a pesar de la crisis, se enriquecen, sin reparar en otros que se empobrecen hasta el hambre

(José M. Vidal).- El Papa viaja Turín e inscribe su nombre en la tradición de las visitas papales a la Sábana Santa. El Papa llegó en un Falcon/900 a Turín, en cuyo aeropuerto fue acogido por el arzobispo de la ciudad, Cesare Nosiglia, acompañado por el presidente de la región, el prefecto y el alcalde. Tras los saludos, se subió a un coche con destino a la Plaza real, para reunirse con el mundo del trabajo.
Acogido con grandes aplausos, el Papa sube a un estrado delante del Palacio real, para un encuentro con el mundo del trabajo. Sentado, escucha pacientemente tres testimonios: un empresario, un trabajadora y un agricultor.

El empresario es aplaudido por la gente, cuando confiesa que, a pesar de las ofertas recibidas para instalarse en otros paúses, decidió mantener su empresa textil en Italia.

Tras el empresario, Alexandra, madre trabajadora, que comenzó a trabajar muy pronto y nunca dejó de hacerlo. Pero, ahora, su marido está en paro y ella, con un trabajo alejado de su casa. Apluadida, cuando da las gracias al Papa por valorar el trabajo de la mujer. Y también, cuando alaba el amor incondicional de los abuelos.

A continuación, Fabrizio, un agricultor, que se dedica a cultivar flores.

Algunas frases del discurso del Papa

"Gracias por la acogida"
"Mi visita a Turín comienza con vosotros. Expreso mi cercanía a los jóvenes parados, a las personas con trabajos precarios, pero también a los empresarios y a los artesanos y a todos los que sufren en la actual crisis"
"El trabajo es necesario para la persona humana, para su dignidad y para su inclusión social"
"Turín, polo laboral, se resiente por la crisis"
"Muchas personas se han empobrecido y tienen problemas con la casa, la salud..."
"Los emigrantes son víctimas de la inequidad de la economía que descarta y de las guerras"
"Seres humanos son tratados com mercancías"
"No a una economía del descarte, que pide resignarse a la exclusión de los que viven en pobreza absoluta"
"Se excluyen los niños, los ancianos y, ahora, los jóvenes. Lo que no produce se excluye, a modo de usar y tirar". "Llamados a repetir el no a la idolatría del dinero". "Unos pocos, a pesar de la crisis, se enriquecen, sin reparar en otros que se empobrecen hasta el hambre". "Llamados a decir no a la corrupción, tan extendida, que parece ser una actitud normal". "No a la inequidad que genera violencia". "Don Bosco enseña que el método mejor es el preventivo. Prevenir el conflicto social con la justicia". "El trabajo es fundamental". "Un trabajo digno, que requiere un modelo económico que no sea organizado en función del capital y de la producción, sino en función del bien común". "Que los derechos de las mujeres sean tutelados con fuerza". "Las mujeres siguen estando discriminadas en el trabajo". "Turín está llamada a ser protagonista de una nueva era de desarrollo económico y social". "Invertir con valentía en la formación". "Quiero unir mi voz a la de tantos trabajadores y empresarios para pedir un pacto social y generacional". "Llegó el tiempo de reactivar la solidaridad entre las generaciones, de recuperar la confianza entre jóvenes y adultos"
"No olvidéis la riqueza de la familia: los hijos y los abuelos. Los hijos son la promesa de seguir adelante. Los ancianos son la riqueza de la memoria"
"Una crisis no puede ser superada sin los jóvenes, los niños y los abuelos"
"Fuerza para el futuro, pero memoria del pasado, que nos indica por donde ir"
"No olvidéis esto, por favor, los hijos y los abuelos son la riqueza y la promesa de un pueblo"
"Se necesita confianza en el futuro"
"Valentía, que no significa paciencia ni resignación, sino atreveos, id adelante, sed creativos, sed artesanos todos los días, artesanos del futuro, con la fuerza de la esperanza que nos da el Señor"

Visita a la Sindone
Y tras el discurso, saluda a algunos de los presentes, entre ellos a las familias del empresario y de los dos trabajadores. Tras el aliento a los trabajadores, la visita a la Sábana Santa. El Papa se recoge en oración silenciosa largo rato. En una capilla silenciosa y en penumbra. Con la cabeza baja, concentrado ante la sacra reliquia. ¿Qué le estará pidiendo al Señor?

Tras un largo rato, siempre en silencio, se levanta y se dirige hacia el Santo Sudario, se para otro momento, reza de nuevo, contempla la reliquia de cerca y, por fin, se acerca a ella y la toca con la mano, con unción. El Papa peregrino de la Sábana Santa, postrado ante uno de los grandes misterios de la fe.

Breve visita también al altar del beato Pier Giorgio Frassati, ante la presencia de monjas de clausura, sacerdote ancianos, algunos familiares del beato, el cardenal Poletto y los obispos del Piemente.
Y sale de la catedral, a las puertas le espera el papamóvil, que lo conduce a la Plaza Vittorio, para celebrar la misa

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