Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre

La portada del National Geographic para el Papa

'¿Cambiará el Papa el Vaticano o el Vaticano cambiará al Papa?'
National Geographic dedica su portada de agosto al Papa Francisco
La revista ofrecerá a sus lectores un amplio reportaje complementado por un artículo de opinión
Redacción, 28 de julio de 2015 a las 15:32
En 2013 fue elegido Hombre del año por Time

La edición del mes de agosto de 2015 de National Geographic, publicación mensual especializada en temas relacionados con el medio ambiente y la ecología, dedicará su portada al Papa Francisco.

La revista ofrecerá a sus lectores un amplio reportaje complementado por un artículo de opinión firmado por el periodista Robert Draper en el que plantea una contraposición entre el pontífice argentino y la Iglesia católica. La nota se titula '¿Cambiará el Papa el Vaticano o el Vaticano cambiará al Papa?' ('Will the Pope Change the Vatican? Or Will the Vatican Change the Pope?').

No es la primera vez que Francisco aparece en la portada de una revista. En 2013 fue elegido Hombre del año por Time. En aquella ocasión el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, comentó que no le sorprendía la decisión "teniendo en cuenta la resonancia y la gran atención despertadas por la elección del Papa Francisco y por el principio del nuevo pontificado".(RD/Agencias)

Evangelio según san Mateo 13, 36 -43

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». El les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga! 



Oración Introductoria


Dios mío, Señor de Misericordia, vengo a ponerme en tu presencia para pedirte que pongas tus palabras y tu mensaje en mi corazón para que sepa darte el fruto que Tú buscas en mí. Aumenta mi fe para verte en mi vida y en los demás; aumenta mi esperanza para vivir con alegría deseando estar contigo en la eternidad; y aumenta mi amor para nunca abandonarte ni dejarte solo porque Tú nunca me abandonas ni te apartas de mí.



Petición


Corazón de Jesús traspasado de amor por mí, inflama mi corazón de amor por ti. Dame tu gracia para darte mi vida; dame tus dones para darte mis acciones y darte gloria por siempre.



Meditación del Papa Francisco

En este caso, Jesús no se limitó a presentar la parábola, también la explicó a sus discípulos. La semilla que cayó en el camino indica a quienes escuchan el anuncio del reino de Dios pero no lo acogen; así llega el Maligno y se lo lleva. El Maligno, en efecto, no quiere que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la primera comparación.

La segunda es la de la semilla que cayó sobre las piedras: ella representa a las personas que escuchan la Palabra de Dios y la acogen inmediatamente, pero con superficialidad, porque no tienen raíces y son inconstantes; y cuando llegan las dificultades y las tribulaciones, estas personas se desaniman enseguida.

El tercer caso es el de la semilla que cayó entre las zarzas: Jesús explica que se refiere a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones mundanas y de la seducción de la riqueza, se ahoga. Por último, la semilla que cayó en terreno fértil representa a quienes escuchan la Palabra, la acogen, la custodian y la comprenden, y la semilla da fruto. El modelo perfecto de esta tierra buena es la Virgen María.»(Homilía de S.S. Francisco, 13 de julio de 2014).

Reflexión 


Hay que decirle al Señor que hoy también nos acercamos a su presencia para pedirle que nos explique sus enseñanzas. En nuestra vida muchas veces no podemos ver claro lo que Él pide o no entendemos lo que nos dice. En esta parábola, sin embargo, abre con claridad lo que quiso explicar a la humanidad. Jesús quiere que seamos la buena semilla que pertenece al Reino de Dios. Cuánto duele al Señor saber que muchos eligen el camino del mal y se apartan de Él; a nosotros también nos apena ver que efectivamente muchos se deciden por ser cizaña que ha sembrado el demonio. Satanás está en lucha contra Dios y contra los hombres, que busca constantemente que las almas se alejen de su Creador.

Pero Dios, el creador y dueño de campo que es el mundo, seguirá cuidando con mucha misericordia de su campo y trabajará no por arrancar la cizaña, sino para convertirla en bellas espigas que serán recogidas en la buena cosecha. Aunque en el mundo físico esto no es posible, sin embargo Dios puede hacer esto, pero necesita también de nuestra labor, de nuestras oraciones y nuestros sacrificios para ayudar a convertir a los pecadores.
Para nosotros esto es posible mientras hay vida, y una vez llegado el momento de rendir cuentas, Dios que nos persiguió con su amor infinito, nos evaluará con su infinita justicia. Pidamos a los ángeles, cosechadores del Señor, que ayuden a los seres humanos a obrar el bien y pertenecer al Reino de Dios. Hay que tener fe, porque en nuestra vida muchas veces luchamos por lo que no vemos, pero al final veremos por lo que luchamos: por Dios y su Reino.

El Señor nos dice que el que persevere hasta el fin, ése se salvará (Mt 10, 22). Este es el llamado a la perseverancia en el bien, en ser semilla buena que da fruto abundante en el campo del mundo creado por Dios. Pero la soberbia es la que puede descomponer la buena semilla que Dios ha sembrado, porque es asemejarse al maligno que se ha rebelado contra Dios, o como decía San Agustín, es hacerse perverso e imitador de los errores del diablo.

La cizaña será quemada en el día de la ciega. Este día final se le suele pintar con tintes tremendistas y catastróficos, infundiendo miedos y terrores. Para quien se ha esforzado en seguir la voluntad de Dios, aun a pesar de nuestras muchas deficiencias, debilidades y errores, no puede menos que esperar la misericordia y consideración por parte de Dios. No nos preparamos para un día de temor, sino para un día de esperanza y retribución. Si pensamos más frecuente en este día de la cosecha, sabremos vivir rectamente, incluso en las derrotas si van acompañadas de una sincera lucha y un sincero arrepentimiento. Así brillaremos también en este mundo con el fulgor de los hijos de Dios.



Propósito


Hoy rezaré mucho por la salvación de las almas del purgatorio, para que Dios, en su infinita bondad, mitigue los ardores de la purificación de estas almas que esperan con ansias el momento glorioso de su encuentro eterno con Dios.



Diálogo con Cristo


Señor, tuyo es el mundo porque Tú lo has creado, tuyo es el Reino porque tú lo has instaurado, tuyas son las almas porque Tú las has amado y salvado. Haz, Señor misericordioso, que no nos cerremos a tus palabras y a tu gracia. Transforma los corazones que se han alejado de ti para que no caigan en manos del enemigo que busca perderlos. También concede a mi alma ser la tierra fértil donde caiga la semilla de tu Palabra para que pueda dar fruto, para ayudar a otros y para hacer crecer tu Reino de paz, de vida y de gracia en mí y en el mundo entero.


Jesús nos enseña a ver las cosas con realismo cristiano y a afrontar cada problema con claridad de principios, pero también con prudencia y paciencia. Esto supone una visión trascendente de la historia, en la que se sabe que todo pertenece a Dios y que todo resultado final es obra de su Providencia. Juan Pablo II, audiencia general 25 de septiembre de 1991

Papa San Víctor I

XIV Papa, 28 de julio

(189-198 ó 199), fecha de nacimiento desconocida. El “Liber Pontificalis” lo sitúa como nativo de África y le da a su padre el nombre de Félix. Esta autoridad, tomando como base el “Catálogo Liberiano”, indica los años 186-197 como el periodo de su episcopado. El texto armenio de la “Crónica” de Eusebio (Leipzig, 1911, p. 223) coloca el principio del pontificado de Víctor en el año séptimo del reinado del emperador Cómodo (180-87) y le da una duración de doce años; en su “Historia de la Iglesia” (V, xxxii, Ed. Schwartz, Leipzig, 1902), Eusebio transfiere el principio de su pontificado al décimo año del reinado de Cómodo y dice que duró diez años. Durante los últimos años de Cómodo (180-92) y los primeros de Septimio Severo (desde 193), la Iglesia Romana gozó en general de una gran paz externa. La opinión favorable de Cómodo para con los cristianos se adscribe a la influencia de una mujer llamada Marcia. De acuerdo con el testimonio de Hipólito (Philosophumena, IX, 12) había sido presentada por el presbítero Jacinto y estaba muy favorablemente inclinada hacia los cristianos, tal vez incluso ella era cristiana (Hipólito, loc. Cit., la llama philoteos “Amiga de Dios”). Un día mandó llamar al Papa Víctor al palacio imperial y le pidió una lista de los cristianos romanos que habían sido condenados a trabajos forzados en las minas de Cerdeña para que pudiera obtener su libertad. El Papa le entregó la lista y Marcia, habiendo recibido el perdón requerido del emperador, envió al presbítero Jacinto a Cerdeña con una orden de liberación para los confesores cristianos. Calixto, quien luego sería Papa y estaba entre esos deportados, no volvió a Roma, sino que permaneció en Anzio, donde recibió una pensión mensual de los cristianos romanos. Ireneo (Adv. Haerses, IV, xxx, 1) señala que los cristianos fueron empleados en este periodo como oficiales de la corte imperial. Entre estos oficiales estaba el liberto imperial Prosenes, cuya tumba y epitafio se han conservado. Septimio Severo, también durante los primeros años de su reinado, trató amablemente a los cristianos, así la influencia de los oficiales cristianos continuó. El emperador mantuvo en su palacio a un cristiano llamado Próculo quien una vez le había curado. Protegió a los hombres y mujeres cristianos de rango contra los excesos de la plebe y su hijo Caracalla tuvo una enfermera cristiana (Tertuliano, “Ad Scapulam”, IV). El cristianismo tuvo grandes avances en la capital y también encontró adeptos entre las familias distinguidas por su riqueza y ascendencia noble (Eusebio, “Hist. Eccl.”, V, xxi).

Durante esta época hubo disensiones internas que afectaron a la Iglesia en Roma. La disputa sobre la celebración de la Pascua (ver CONTROVERSIA DE PASCUA) se agudizó. Los cristianos en Roma, quienes venían de la provincia de Asia, estaban acostumbrados a celebrar la Pascua el 14° día de Nisan, cualquiera que fuera el día de la semana en que cayese, tal como lo habían hecho en casa. Esta diferencia inevitablemente trajo problemas cuando apareció en la comunidad cristiana de Roma. El Papa Víctor decidió, en consecuencia, unificar la observancia del festival de la Pascua y persuadir a los Decimocuartianos a unirse a la práctica general de la Iglesia. Le escribió, entonces, al Obispo Polícrates de Éfeso y le indujo a llamar a los obispos de la provincia de Asia para discutir el asunto con él. Así se hizo, pero en la carta enviada por Polycrates al Papa, declaró que él firmemente se adhería a la costumbre decimocuarta observada por tantos celebrados y santos obispos de esa región. Víctor convocó un encuentro de obispos italianos en Roma, el cual es el primer sínodo romano conocido. También escribió a los principales obispos de los distintos distritos, urgiéndoles a llamar a los obispos de sus secciones del país y a pedirles consejo con respecto al asunto de la fiesta de la Pascua. Llegaron cartas de todas partes: del sínodo en Palestina, en el cual Teófilo de Cesarea y Narciso de Jerusalén presidieron; del sínodo del Ponto, sobre el cual presidio Palmas, como el más anciano; de las comunidades de las Galias cuyo obispo era Ireneo de Lyon; de los obispos del Reino de Osrhoene; también de obispos individuales como Basilio de Corinto. Estas cartas unánimemente reportaron que celebraban la Pascua en domingo. Víctor, quien actuó durante todo el asunto como cabeza de la Cristiandad, llamó ahora a los obispos de Asia a abandonar su costumbre y a observar la práctica universal prevaleciente de celebrar siempre la Pascua en domingo. En caso de no hacerlo, los declararía fuera de la hermandad de la Iglesia.

Este severo proceder no agradó a todos los obispos. Ireneo de Lyon y otros escribieron al papa Víctor, le reprocharon su severidad, le urgieron a mantener la paz y la unidad con los obispos de Asia y a tener sentimientos hacia ellos. Ireneo le recordó que sus predecesores habían en efecto mantenido la observancia dominical de la Pascua, como era lo correcto, pero no habían roto las amistosas relaciones y comunión con los obispos debido a que mantuvieran otra costumbre. No tenemos más información con respecto a como siguió el asunto bajo Víctor I con lo que respecta a los obispos de Asia. Todo lo que se sabe es que en el curso del siglo III la práctica romana de la observancia de la práctica se hizo gradualmente universal. En la misma Roma, donde el papa Víctor naturalmente reforzó la observancia de la Pascua en domingo por todos los cristianos en la capital, un oriental llamado Blasto, con unos cuantos seguidores se opuso al Papa y generó un cisma, el cual, sin embargo no creció. Víctor también tuvo dificultades con un sacerdote romano llamado Florino, quien probablemente vino del Asia Menor con San Policarpo y posteriormente fue presbítero de la Iglesia romana. Cayó en la herejía gnóstica y defendió la falsa enseñanza de Valentino. San Ireneo escribió dos tratados contra él: “Sobre la Monarquía [de Dios] y que Dios no es el Autor del Mal” y “Sobre el Ogdoad.” Ireneo también llamó la atención de Víctor sobre los peligrosos escritos de Florino, quien fue probablemente degradado de sus funciones sacerdotales y expulsado de la Iglesia (Eusebio, “Hist. Eccl.”, V, xv, 20).

Durante el pontificado de Víctor, un rico cristiano, Teodoto el vendedor de plomo, vino de Constantinopla a Roma y enseñó falsas doctrinas concernientes a Cristo, Quien, declaró era solo un hombre dotado por el Espíritu Santo, en el bautismo, con poderes sobrenaturales. El Papa condenó esta herejía y excluyó a Teodoto de la Iglesia. Éste, sin embargo, no desistió, sino que, junto con sus adherentes formó un partido cismático, el cual se mantuvo surante un tiempo en Roma. Víctor también puede que haya entrado en contacto con los montanistas. Tertuliano reporta (“Ad Praceam”, 1) que un Obispo romano, cuyo nombre no da, había declarado su aceptación a las profecías de Montano, pero había sido persuadido por Praxeas a retractarse. Duchesne y otros historiadores piensan que Tertuliano se refiere al papa Eleuterio, pero muchos investigadores consideran más probable que se refería al papa Víctor, porque el último había tenido mucho que ver con los habitantes del Asia Menor y, porque entre el 190 y el 200, Praxeas había ido de Roma a Cartago, donde fue opuesto por Tertuliano. La cuestión no puede ser decidida positivamente.

Jerónimo llama al papa Víctor el primer escritor latino en la Iglesia (Chronicon, ad an. Abro. 2209); menciona pequeños tratados (mediocria de religione volumina, loc. cit.; cf. "De viris illustribus", XXXIV: "Victor, decimotercer obispo de la ciudad Romana, el escritor de ciertos opúsculos sobre la cuestión pascual y otros, rigió a la Iglesia diez años bajo Severo”). Además de las cartas concernientes a la controversia pascual, ninguno de los trabajos de San Víctor es conocido. Harnack trató de probar que fue el autor del tratado contra los jugadores de dados (“De alcatoribus”), erróneamente atribuido a San Cipriano. Fue durante la administración de Víctor, tal vez, que el cánon de la Escritura usado en Roma fue redactado. En la nota concerniente a él en el “Liber Pontificalis” (ed. Duchesne, I, 137) la controversia de la Pascua también es mencionada; adicionalmente, la introducción de secuencia entre el clero también se le atribuye a él. No se sabe con certeza a qué se refiere esto, si aplica a los acólitos o a los asistentes que aparecieron posteriormente en Roma dado que dicho clero se encontraba muy ocupado con la administración de sus curas- En cualquier caso la nota es una de esas que el autor arbitrariamente insertó en las biografías de los varios papas y, consecuentemente, no tiene valor histórico. Lo mismo se aplica a la ordenanza concerniente a la administración del bautismo en casos de necesidad adjudicada al papa Víctor por el mismo autor.

La JMJ de Cracovia será un Jubileo de los jóvenes, afirma el Cardenal Rylko

El Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos

Reconciliación y misericordia en el centro de la JMJ

(RV).- “La Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia será un verdadero Jubileo de los jóvenes a nivel mundial”. Lo escribe el Cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, en un Mensaje hecho público a un año de la JMJ, la segunda que se celebrará en Polonia después de la de 1991 que se llevó a cabo en Częstochowa.

El Purpurado subraya que en Cracovia “los jóvenes serán llamados a reflexionar sobre el tema de la ‘misericordia como ideal de vida y criterio de credibilidad para nuestra fe”. Y añade que desde Cracovia “deberá difundirse al resto del mundo este mensaje lleno de esperanza, el del amor misericordioso de Dios por todos los hombres de la tierra”.

Además, el Cardenal Rylko afirma que el centro espiritual de este Jubileo de los jóvenes “será el Santuario de la Divina Misericordia – junto a Santa Faustina Kowalska – que el Papa San Juan Pablo II inauguró en el año 2002”.

El Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos explica que en este Santuario “se organizará también un gran Centro de la misericordia con numerosos confesionarios donde los jóvenes tendrán la posibilidad de acercarse al Sacramento de la Reconciliación en diversas lenguas”. Y, por otra parte, en la JMJ de Cracovia, en el lugar de la gran reunión conclusiva de los jóvenes de todo el mundo, denominado Campus Misericordiae, “se montará una simbólica Puerta Santa, como signo visible del carácter jubilar de este evento”.

Aquí, el Papa Francisco, acompañado por algunos jóvenes, atravesará esta puerta al inicio de la Vigilia de oración del sábado 30 de julio del próximo año 2016, que concluirá con la Adoración Eucarística.

Por último, el Purpurado recuerda que el Santo Padre Francisco, el domingo 31 de julio, después de la Eucaristía, entregará a cinco parejas de jóvenes de los cinco continentes, otras tantas lámparas encendidas, símbolo del fuego de la misericordia que ha traído Cristo, y enviará a los jóvenes a todo el mundo como testigos y misioneros de la Divina Misericordia.

"Nos enseñó a ver la realidad"
Leccciones de la visita papal a Ecuador
"El papa Francisco nos ha sugerido caminos que confirmar y emprender"
Pedro Pierre, 28 de julio de 2015 a las 09:37
Ecuador es y será lo que estamos haciendo, con más ánimo ahora

(Pedro Pierre, en Iglesia de a pie).- Ha terminado la visita del papa Francisco. Han sido 3 días de grandes emociones, alegrías simples y profundas, cercanía con un hombre de intensa presencia. Muchos mensajes hemos escuchado despertadores de esperanza y de ánimo. Cuánta alegría hemos sentido por su sonrisa, su cercanía, su sencillez, su valentía. Pero, ahora que se va, ¿qué quedará de estos días deslumbrantes? ¿Qué lecciones vamos a sacar del paso del hermano y pastor mayor en nuestra tierra? He aquí una clave de lectura para recordar lo más relevante de su visita.

Primero, el papa Francisco nos ha enseñado a ver la realidad en la que nos encontramos. Más allá de la felicidad que hemos podido experimentar, el Papa nos confronta con nuestra realidad ecuatoriana: entre nosotros hay todavía demasiada pobreza, demasiadas desigualdades, demasiado racismo, demasiada desconfianza, demasiada destrucción de la naturaleza... También nos ha ayudado a descubrir las causas de estas situaciones deshumanizadoras y destructoras. No se ha limitado a las causas individuales y espirituales, sino que denuncia una cultura de la indiferencia y todo un sistema de muerte que nos envuelve. Preguntémonos cuál de estos puntos nos parece mayor, cuál de estas causas es la más grande y cómo estamos: responsables, cómplices o encubridores de sus consecuencias.

Luego, el papa Francisco nos ha ayudado a iluminar esta realidad contraria al plan de Dios mediante la Palabra de Dios, principalmente. Nos ha recordado su última carta encíclica sobre ‘el cuidado de nuestra casa común', donde la naturaleza y los pobres son los más perjudicados. Nos ha invitado a testimoniar de la ‘Alegría del Evangelio', según su exhortación publicada el año pasado. Ha agradecido los aportes hechos para el éxito del próximo Sínodo de los obispos en Roma sobre el tema de la familia.

Nos ha invitado a participar activamente del Jubileo de la Misericordia que va a envolver a toda la Iglesia durante el próximo año. Muchas luces hay para nuestro caminar. ¿Cuál de ellas es la más iluminadora para enfrentar los retos que se nos presentan?

Finalmente, el papa Francisco nos ha sugerido caminos que confirmar y emprender: caminos de mayor confianza en nosotros y nosotras, caminos de apego a la Palabra de Dios, caminos de protección y comunión con la naturaleza, caminos de renovación familiar, caminos -sobre todo- de misericordia... a fin de formar comunidades fraternas en su interior y solidarias con los demás, a fin de ser más verdaderamente "una Iglesia pobre y para los pobres", a fin de conformarnos en un pueblo más digno y valiente para hacer realidad el Reino inaugurado por Jesús, a fin de ser personas comprometidas en la construcción de un Ecuador más equitativo, más multicultural y plurinacional. ¿Cuál de estos caminos vamos a recorrer para que las palabras del papa Francisco no se las lleve el viento, para que sus gestos y actitudes no se queden solo en recuerdos maravillosos y pronto olvidados...?

Ecuador es y será lo que estamos haciendo, con más ánimo ahora.

¿Quién es Jesucristo? Y para ti... ¿Quién es...?

Conoce el amor y la misericordia de Dios sobre ti, y no habrá nada más importante en tu vida.

La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo»



Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Ellas; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y El les dijo: Y vosotros: ¿Quién decís que soy yo? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. (Mt. 16, 13-16)



No ha habido en la historia de la humanidad persona tan controvertida como Jesucristo.



Ya se ve claro en la respuesta que dan los discípulos a la pregunta del Maestro: Para unos es un personaje importante: Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otro de los profetas. Nunca ha negado nadie -salvo algún fanático sectario- que Jesús ha sido un hombre importante en la historia humana. Alguien con una personalidad capaz de arrastrar tras sí a la gente, no sólo en su tiempo, sino siempre.



Lo que no todos son capaces de descubrir es la razón íntima por la que Jesús atrae. La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Para ello hace falta -como Jesús le dice a Pedro- que lo revele el Padre eterno. Hace falta la fe, que es un don de Dios.



No se puede entender a Jesucristo si no se cree que ese hombre, que llamamos Jesús de Nazaret, encierra en sí mismo un misterio: La Segunda Persona divina, el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre al asumir la naturaleza humana.



Ya sabemos que en la mentalidad del judaísmo de la época de Jesús se estaba esperando próximamente al Mesías. La mujer samaritana -que no era ninguna mujer culta- le dice a Jesús: sé que está para venir el Mesías. La profecía de Daniel y otras sobre el tiempo de la venida del Mesías coincidía aproximadamente con estos años.



En estas circunstancias aparece en Galilea Jesús de Nazaret. Juan el Bautista, que tenía un gran prestigio entre todos los judíos de su tiempo -hasta Herodes le escuchaba con gusto-, da testimonio a favor de Jesús. Le llama «el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Este es de quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre que es más que yo, porque existía antes que yo Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que ha de bautizar en el Espíritu Santo. Y yo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios» (Jn. 1, 30-34)



Comienza Jesús a predicar y su predicación está llena de misericordia para con todos. Su doctrina es una doctrina de perdón y compasión. Enseña que Dios ama a todos los hombres y que incluso los pecadores pueden alcanzar el amor de Dios, si se convierten. El pueblo piensa y dice de él, que «nunca nadie ha hablado como este hombre» (Jn. 7, 46) porque hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Y es el mismo Jesús quien en la sinagoga de Nazaret, después de leer una profecía de Isaías referente a los tiempos del Mesías, dice: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc. 4, 21) Su doctrina va acompañada de abundantes milagros, movido por la compasión que sentía: sanar enfermedades, resucitar muertos, multiplicar la comida, etcétera.



No es de extrañar, por tanto, que la gente sencilla y los de corazón abierto le tuvieran por el Mesías esperado. Efectivamente, ¿qué mejor rey se podía tener que uno para quien no habrá problema de carestía ni de hambres? ¿Qué mejor rey que quien puede curar a los enfermos y resucitar a los muertos? ¿Quién puede gobernar mejor a un país, que un hombre que da muestras de tal sabiduría? Por todo esto no es de extrañar que en una ocasión, después de haber dado de comer a cinco mil hombres con unos pocos panes y peces, quieran proclamarle rey.



Indudablemente, a Jesús le seguía la masa del pueblo, compuesta en su mayoría por gente sencilla y humilde: ¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? Pero esta gente que ignora la Ley, son unos malditos(Jn. 7, 48-49) Es verdad que también algunos personajes importantes le siguieron, y aunque al principio con miedo, luego no tuvieron reparo en confesarse amigos suyos a la hora de su muerte. Así fueron Nicodemo, José de Arimatea y otros.



Estas gentes sencillas, que frecuentemente eran despreciadas por los orgullosos fariseos, ven con buenos ojos la doctrina de Jesús. Unos le seguían, efectivamente, movidos por su doctrina aunque no la entendían plenamente, como pasó con sus discípulos. Otros le seguían porque les daba de comer; otros porque hacía milagros.



Posiblemente algunos también le seguían por gratitud, al haber sido curados.



Ciertamente su bondad, su trato exquisito para con los débiles del mundo y severo para con los que obraban injustamente, serían motivos para que las masas le siguiesen.

¿Quién es para ti Jesucristo? Hoy te hace la misma pregunta que a los apóstoles y lo único que quiere es oir tu respuesta de amor. Conoce el amor y la misericordia de Dios sobre ti, y no habrá nada más importante en tu vida.

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