“El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”
- 22 Agosto 2015
- 22 Agosto 2015
- 22 Agosto 2015
Recursos para preparar la visita del Papa a EEUU
La Iglesia católica ofrece numerosas guías, catequesis y recursos para aprovechar al máximo el acontecimiento
JAIME SEPTIÉN
ALBERTO PIZZOLI / AFP
La Iglesia católica de Estados Unidos se está tomando muy en serio la próxima visita del Papa Francisco a ese país, a fines de septiembre, tras la visita que realizará a Cuba.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha un amplio programa de catequesis en inglés y español para preparar la visita, atendiendo a los momentos clave de la misma: la canonización de Fray Junípero Serra y el Encuentro Mundial de las Familias, principalmente.
La USCCB, a través del Secretariado para la Evangelización y Catequesis, apoyada por la arquidiócesis de Washington (donde será canonizado Fray Junípero Serra), ha editado un gran cantidad de guías para apoyar el trabajo de profesores, catequistas y ministerios juveniles. También incluye material para adultos.
Para quienes vayan a Filadelfia, al Encuentro Mundial de las Familias, el Secretariado de Laicos, Matrimonio, Familia, Vida y Juventud de la USCCB ha preparado una catequesis especial en la que se ofrecen una serie de reflexiones que toman como base las reflexiones oficiales del Encuentro.
¿Por qué esta visita es importante?
En la página web de la USCCB, los obispos estadounidenses están alentando a maestros, catequistas y ministerios juveniles a usar estas guías para crear planes de lectura “que atiendan las necesidades de aprendizaje de cada grupo, en atención a su edad, habilidades, cultura, religión, conocimiento religioso y conocimiento previo de lo que es el papado”.
Los folletos que se pueden tener ya desde este momento (en español e inglés) son: “El Papa Francisco para niños”; “El Papa Francisco para adultos” y “El Beato Junípero Serra”. En lo que respecta a actividades para niños, destaca el cuadernillo para colorear “Por favor, recen por mí”.
Además, se han editado recursos para la oración de anticipo a la visita papal; informaciones sobre los santos de Estados Unidos; lecciones por grado sobre “¿Quién era Pedro?”; “¿Quién es el Papa Francisco?”; “¿Cuál es la misión del Papa?” y “¿Por qué esta visita es importante?”.
Además, la arquidiócesis de Los Ángeles (California) ha echado a andar una página web sobre el beato Fray Junípero Serra y ha editado una biografía sobre este misionero franciscano nacido en Baleares (España), quien erigió nueve misiones en la Alta California en el siglo XVIII y cuya estatua ha querido ser retirada del Capitolio por algunos grupos radicales que ven en él no el ejemplo de evangelización que ha visto el Papa Francisco, sino alguien que “cambio, con métodos violentos, la religión y la cultura de los nativos”.
Evangelio según San Mateo 23,1-12.
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.
Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.
No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Sobre la naturaleza incomprensible de Dios 5, 6-7 ; PG 48, 745
“El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”
Si uno es pecador, no es humildad reconocerlo. Existe sin embargo humildad cuando quien tiene conciencia de haber realizado grandes cosas no por ello concibe una alta idea de sí mismo; cuando se parece a san Pablo hasta el punto de poder decir: “Mi conciencia nada me reprocha” (1 Co 4,4), o: “Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, y el primero soy yo” (1 Tm 1,15). En esto consiste la humildad: a pesar de la grandeza de nuestros actos, estimarnos en poco en nuestro espíritu.
Sin embargo Dios, por razón de su inefable amor a los hombres, no sólo acepta al que se humilla de esta manera, sino también a los que confiesan francamente sus faltas, y se muestra favorable y benévolo con los que tienen tal disposición. Para que te des cuenta de lo bueno que es no tener una alta idea de sí mismo, represéntate dos carros. Engancha a uno la virtud y el orgullo, al otro el pecado y la humildad. Verás que el tiro del pecado adelanta al de la virtud, no precisamente por su propio poder, sino por la fuerza de la humildad que le acompaña, y aquella se queda atrás no por la debilidad de la virtud, sino por el peso y la enormidad del orgullo.
Oración introductoria
Padre mío, te pido que me libres de toda presunción e hipocresía. Tú sólo debes ser el centro de mi vida. Ilumina mi oración, soy tuyo y por este amor quiero servir a los demás.
Petición
Padre, que nuestro testimonio de cristianos sea coherente entre lo que decimos y predicamos y lo que en realidad ponemos en práctica.
Meditación del Papa Francisco
Nuestro Señor Jesucristo. Él es el único Señor, el “libertador” de todas nuestras esclavitudes y miserias derivadas del pecado. Él es la piedra angular de la Historia y fue el gran descartado.
Él nos llama a vivir la verdadera vida, una vida más humana, una convivencia de hijos y hermanos, abiertas ya las puertas de la “nueva tierra y los nuevos cielos”.
Suplicamos a la Santísima Virgen María, en su advocación guadalupana –a la Madre de Dios, a la Reina, a la Señora mía, a mi jovencita, a mi pequeña, como la llamó san Juan Diego, y con todos los apelativos cariñosos con los que se dirigen a Ella en la piedad popular–, le suplicamos que continúe acompañando, auxiliando y protegiendo a nuestros pueblos.
Y que conduzca de la mano a todos los hijos que peregrinan en estas tierras al encuentro de su Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor, presente en la Iglesia, en su sacramentalidad, y especialmente en la Eucaristía, presente en el tesoro de su Palabra y enseñanzas, presente en el santo pueblo fiel de Dios, en los que sufren y en los humildes de corazón. (Homilía de S.S. Francisco, 12 de diciembre de 2014).
Reflexión
Claras y duras son las palabras de Nuestro Señor en este pasaje. Su estilo transparente puede hacernos sentir algo "incómodos" y es que, no habrá en la historia de la humanidad hombre tan coherente como lo fue Jesús, el único. Que nos puede advertir acerca de la hipocresía con justa razón. ¡Cuántas veces nos muestra a lo largo de los Evangelios su descontento con los hipócritas! ¡Cuántas veces nos exhorta a no ser como ellos! Y es que el Señor sabe muy bien cuánto daño hace la hipocresía en nuestro trabajo con los demás, y cuántas almas permanecen cerradas al amor de Dios porque no ven en nuestro testimonio de cristianos una coherencia entre lo que decimos y predicamos y lo que en realidad ponemos en práctica.
"Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que hacen..." ¡Qué actual es esta recomendación que nos da el Señor! ¡Cuánto nos cuesta a los soberbios aceptar estas palabras! ¿Por qué desoímos tantas veces lo que el Señor nos pide a través de su Palabra? ¿No será para justificarnos en la incoherencia de los demás? "No juzguéis y no seréis juzgados" dice el Señor. Mejor sería que pusiéramos en práctica todo lo que el Señor nos va pidiendo sin esperar nada de los demás, sin olvidar que el instrumento es pequeño.
Así pues, levantemos la mirada del horizonte y miremos en vertical, porque es de Dios y para Dios todo en nuestra vida. No justifiquemos nuestros errores en los errores de los demás, pues nuestro único modelo debe ser Jesús, en Él debemos fijar todas nuestras metas. Ante Él la verdad y la autenticidad permanecen, todo lo demás es desechado. Continúa el pasaje: “uno sólo es vuestro Padre, el del cielo." Dice la canción: "¡Dios es mi Padre, qué feliz soy!"
Realmente es así de sencillo y de maravilloso, pero, ¿cuándo vamos a creer del todo estas palabras? ¿cuándo vamos a interiorizarlas y a asumir la grandeza de este hecho? Porque si Dios es mi Padre, me conoce totalmente, me cuida, se preocupa por mí, le interesa lo que a mí me interesa, vela por mi vida, por mi bien, me da lo que necesito... Con Jesús descubrimos que Dios no es un Padre autoritario ni justiciero, sino amoroso y misericordioso que me ha amado y me ha creado y, así, mi vida cobra un sentido, mi vida no es un absurdo. Podemos llegar aún más lejos: si Dios es mi Padre, entonces Él tiene que encontrar en mí signos de que yo soy su hijo, pues los padres y los hijos se parecen.
Propósito
Que Dios sea todo en nuestra vida. No justifiquemos nuestros errores en los errores de los demás.
Diálogo con Cristo
Jesús mío, meditando tu Evangelio, me doy cuenta de que frecuentemente me preocupo de cosas sin importancia, olvidando lo que debe ser mi principal preocupación: corresponder a tu amor. Mi fe no se manifiesta en ritos o devociones, sino en mis actos concretos de amor a Dios y a los demás. Ayúdame, dame tu gracia, para que sepa amar, dejando a un lado toda vanidad y deseo de aparecer.
María Reina, Santa
María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo, 22 de agosto
Por: Tere Fernandez del Castillo | Fuente: Catholic.net
Reina de todo lo creado
El 22 de agosto celebramos a la Santísima Virgen María como Reina. María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo.
Un poco de historia
La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre.
María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo.
María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría. Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra.
María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.
La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos.
La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males.
El cardenal Prefecto para la Congregación de los Obispos
Ouellet explica por qué la comunión espiritual puede ser un camino para quien no puede comulgar
Marc Ouellet, junto a Benedicto XVI, el Papa que le designó para la Congregación de los Obispos
Luciano Mola / Avvenire
21 agosto 2015
«La misericordia de Dios puede restablecer la comunión espiritual en las almas arrepentidas aun manteniendo un límite a la comunión sacramental, pues esa se adapta a la debilidad de los pecadores sin favorecer esta debilidad a expensas de la fidelidad de los otros miembros del pueblo de Dios».
Para los divorciados que se han vuelto a casar la comunión espiritual, o comunión de deseo, es por lo tanto una práctica no sólo aconsejable, sino deseable. Y la pastoral «debe profundizar aún más la vía de la comunión espiritual poniendo en claro su estrecha relación con la comunión eucarística y con la comunión eclesial».
Así escribe el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, en dos amplias contribuciones inéditas preparadas para "Avvenire" [y de las que ReL ofrece algunos pasajes].
El análisis del cardenal teólogo -ha sido profesor ordinario de teología dogmática en la Pontificia Universidad Lateranense de 1996 a 2002- sobre la comunión espiritual a los divorciados que se han vuelto a casar se articula en dos reflexiones.
En el primer texto, "Comunione spirituale e comunione sacramentale: unità e distinzione" (Comunión espiritual y comunión sacramental: unidad y distinción, ndt)examina lo que la tradición bíblica, patristica y teológica ha dicho a propósito de ladiferencia entre comunión espiritual y comunión sacramental, deteniéndose sobre todo en San Pablo, San Agustín y Santo Tomás y sintetizando cuanto confirmado por el Concilio de Trento.
En el segundo, "Se la comunione spirituale è possibile per i divorziati risposati, allora perché no la comunione sacramentale?" (Si la comunión espiritual es posible para los divorciados que se han vuelto a casar, entonces ¿por qué no lo es la comunión sacramental?, ndt), explica las razones por las que, en su opinión, es justo que la Iglesia siga pidiendo «a los divorciados que se han vuelto a casar que se abstengan de la comunión sacramental, invitándoles sin embargo a practicar la comunión de deseo, la comunión espiritual».
El problema de la oportunidad de continuar aconsejando la práctica de la comunión espiritual a los divorciados que están en una nueva unión -y que según cuanto afirmado por el magisterio de la Iglesia no pueden acercarse a la Eucaristia-, ya se había planteado en el debate sinodal del pasado octubre.
El tema fue posteriormente retomado en la Relatio Synodi de la asamblea extraordinaria (18/10/2014) y después en el Instrumentum laboris publicado el 23 de junio pasado en vista de la asamblea ordinaria del próximo mes de octubre.
Ahora Ouellet retoma el hilo del discurso, desarrollando su tesis en tres líneas. Ante todo explica el valor de la comunión espiritual que en ningún caso puede ser considerada Eucaristia de "serie B". De hecho, la comunión sacramental y la comunión espiritual están profundamente vinculadas.
Haciendo referencia a Santo Tomás, el cardenal explica que «hay un modo perfecto y otro imperfecto de comulgar: el modo perfecto identifica comunión sacramental y espiritual, donde la primera nutre a la segunda; el modo imperfecto es tanto el de la comunión sacramental sin el efecto espiritual por la falta de disposición, como el de la comunión espiritual de deseo sin la comunión sacramental a causa de cualquier impedimento».
El segundo punto concierne el motivo por el cual la Iglesia pide a los divorciados que se han vuelto a casar que se abstengan de la comunión sacramental: «Dado que el matrimonio sacramental es "signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo con la Iglesia", allí donde la alianza conyugal esté rota, el respeto de la Alianza con Cristo impone abstenerse de la comunión sacramental».
Por último, la importante evidencia pastoral que se inclina ante el sufrimiento de las personas, explicando que en cada caso «la misericordia divina sobrepasa el orden sacramental y actúa en los corazones más allá de los obstáculos» que los hombres pueden reconocer.
Para volver a encontrar la gracia de Dios, antes de la absolución de los pecados y de la gracia eucarística, es necesario de hecho «el arrepentimiento sincero y un camino de conversión que tengan un efecto de justificación también cuando las condiciones objetivas de las personas no pueden ser modificadas».
De aquí la conclusión abierta a la esperanza: «También quienes viven en una situación irregular pueden experimentar la divina misericordia en un cuadro sacramental apropiado que respete el misterio de la Alianza: "Lealtad y fidelidad se encuentran, justicia y paz se besan" (Sal 85, 11).
DEL PRIMER ARTÍCULO DE OUELLET
»Antes de entrar en el mérito de la aplicación de esta distinción al caso que nos interesa, recordemos ante todo la tradición de la Iglesia católica a este propósito, que parece haberse hundido en el olvido. La facilidad con la que todos actualmente comulgan ha hecho que en muchos desaparezca el sentido espiritual profundo de la comunión eucarística.
»Un cierto deseo de participación activa en el plano social ha suplantado la exigencia, antes percibida con fuerza, del estado de gracia para acercarse a la comunión. Esta es la razón por la que es necesario recordar la enseñanza de la tradición católica sobre la distinción y la unidad entre la comunión sacramental y la comunión espiritual tal como se ha entendido y se ha transmitido durante siglos.
(...)
»La tradición católica se apoya sobre todo en la doctrina del Concilio de Trento a propósito de la comunión eucarística, en respuesta a las posiciones protestantes. Esa distingue claramente tres casos:
-la comunión sacramental de quien está en estado de pecado, que no es espiritual porque es indigna;
-la comunión espiritual sin alimentarse del sacramento;
-la comunión perfecta, sacramental y espiritual.
(...)
»La unidad y la distinción de las dos formas de comunión no siempre se percibe con claridad en nuestros días a causa de una cierta banalización de la comunión por nosotros recordada al inicio, que es lo opuesto de la imperfecta práctica de la comunión sacramental que duró siglos siglos y que el jansenismo agravó en los tiempos modernos por exceso de moralismo, pero que San Pío X combatió eficazmente promoviendo la comunión frecuente.
DEL SEGUNDO ARTÍCULO DE OUELLET
»Se observa efectivamente la tendencia bastante difundida entre los fieles de acercarse a la comunión sacramental sin una conciencia clara de las condiciones espirituales requeridas para recibir fructuosamente el sacramento.
»Muchos perciben la comunión sacramental como una participación activa a la liturgia más que como un signo de comunión con el Cuerpo de Cristo en cuanto miembros de la Iglesia.Abstenerse de la comunión comporta entonces un vago sentido de exclusión o incluso de discriminación. De aquí un deseo de participación completa que no sea frustrado por una norma heredada de un pasado que ya se considera acabado.
»La posición de la Iglesia católica respecto a las personas divorciadas y que se han vuelto a casar en lo que se refiere a la comunión eucarística sigue siendo a pesar de todo clara y constante en la tradición, si bien su situación irregular no les impide participar en la comunión espiritual del sacramento.
(...)
»La alianza conyugal es efectivamente el signo sacramental del don de Cristo esposo a la Iglesia esposa, don actualizado en la celebración de la Eucaristia y ratificado públicamente al alimentarse con las santas especies en el banquete de la Nueva Alianza: "Tomad y comed, este es mi cuerpo", "¡Amén!".
»Si el signo sacramental del matrimonio indisoluble es destruido por la ruptura de la primera unión y la entrada en una nueva unión objetivamente adúltera, ¿de qué modo las personas divorciadas que se han vuelto a casar pueden testimoniar públicamente y en verdad el significado nupcial de la comunión eucarística?
»Ni siquiera una conversión auténtica fundada sobre un arrepentimiento real puede eliminar el obstáculo de una situación objetiva que contradice la verdad de los sacramentos del matrimonio y de la Eucaristia. Esta es la razón por la que la Iglesia pide a los divorciados que se han vuelto a casar que se abstengan de la comunión sacramental, invitándoles sin embargo a practicar la comunión de deseo, la comunión espiritual en el sentido que hemos definido más arriba.
(Traducción de Avvenire por Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
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