...no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

Fidel Castro y el Papa Francisco

El encuentro duró entre 30 y 40 minutos en un ambiente "muy familiar e informal"
Francisco visitó a Fidel en su domicilio en La Habana
El hijo del comandante, Álex, hizo una fotografía para la historia

Redacción, 20 de septiembre de 2015 a las 21:15

En la reunión, según Lombardi, «hablaron de la problemática mundial de hoy, del medio ambiente»

(J. B./Agencias).- El papa Francisco mantuvo hoy un encuentro con el expresidente de Cuba Fidel Castro, a quien visitó en su domicilio de La Habana, según anunció el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

El encuentro se produjo tras la misa que el pontífice ofreció en la Plaza de la Revolución de La Habana, duró unos cuarenta minutos y se produjo en un ambiente "muy familiar e informal", según Lombardi

Fidel regaló al Papa un libro de Frei Bettotitulado Fidel y la religión, según reveló el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en un encuentro con la prensa. Lombardi explicó que Fidel le pidió a Francisco que le hiciera llegar varios libros. Y así fue. Uno de esos volúmenes que el Pontífice entregó al comandante fue La boca se nos llenó de risas, de un sacerdote italiano. También otro del padre Lorente, jesuita, y profesor de Fidel Castro en el colegio de Belén.

Lombardi avanzó que el Vaticano no distribuiría imágenes del encuentro por respeto a la privacidad del exmandatario cubano. Pese a todo, finalmente éstas trascendieron, gracias a una imagen enviada por el hijo de Fidel Álex, a una agencia.

Explicó, no obstante, que fue una visita «muy familiar», en la que estaban presentes la mujer de Fidel, Dalia Soto del Valle, sus hijos y varios nietos. En la reunión, según Lombardi, «hablaron de la problemática mundial de hoy, del medio ambiente».

Antes de desplazarse al domicilio del comandante y, tras terminar la misa de la plaza de la Revolución, el papa Francisco saludó a los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, entre otras autoridades y personalidades, que asistiereron al oficio religioso. Cristina Fernández llegó el sábado a la isla y presenció la misa ataviada con un conjunto de blusón y pantalón blancos y una gran pamela del mismo color. También asistió a la misa la primera dama de Panamá, Lorena Castilla, con vestido negro.

Francisco, en el rezo de vísperas

El Papa improvisa un discurso ante obispos y religiosos, reclamándoles “pobreza y misericordia”
“Donde hay misericordia está el espíritu de Jesús. Donde hay rigidez, están solamente sus ministros”
A los confesores: “Sean perdonadores. No se cansen de perdonar, como hacía Jesús. No se escondan en miedos o en rigideces”

Los ecónomos desastrosos son la mejor bendición de Dios a la Iglesia, porque la hacen libre, la hacen pobre

(Jesús Bastante).- No hubo que esperar mucho para asistir al primer discurso completamente improvisado de Francisco. A la salida de su encuentro con Raúl Castro, durante el rezo de vísperas con los religiosos y consagrados de La Habana, Bergoglio dobló los papeles que tenía preparados tras escuchar al cardenal Ortega y a una religiosa, "dos profetas que Dios hoy ha puesto aquí, y a los profetas hay que escucharlos", y disertó, sin más apoyo que su propia voz y sus manos, durante una media hora sobre dos conceptos, simples y a la vez intensos: "pobreza y misericordia: ahí está Jesús".

El Papa que arrancó su pontificado pidiendo "una Iglesia pobre y para los pobres", y que ha anunciado un Año de la Misericordia, unió los dos ejes de su pontificado en un parlamento que no dejó a nadie indiferente, y en el que entremezcló -con un cargado acento porteño- bromas con duras andanadas hacia la estructura eclesiástica anquilosada, mas preocupada en acumular riquezas que en alcanzar la pobreza espiritual. "Los ecónomos desastrosos son la mejor bendición de Dios a la Iglesia, porque la hacen libre, la hacen pobre", subrayó Francisco, quien insistió en que "Dios quiere pobre a Nuestra Santa Madre Iglesia. Amen a la pobreza como a la madre"

Sobre la misericordia, el Papa reflexionó sobre la cercanía a los más excluidos, a aquellos que el mundo "quiere ocultar, separar y, si llega a tiempo, acabar con ellos antes de llegar", y recordó que "el más pequeño, es una frase de Jesús, el que está en el protocolo sobre el que vamos a ser juzgados, lo que hiciste al más pequeño de estos hermanos me lo hiciste a mí."


La misericordia con los más débiles, con los últimos, que en el caso de los sacerdotes son los que se acercan a un confesionario. "Ahí, cuando ese hombre o esa mujer te muestran su miseria, por favor no le retes, no lo castigues. Si no tenés pecado, tiradle la primera piedra. Si no, pensá en tus pecados y pensá que vos podéis ser esa persona, y que potencialmente podés llegar más bajo todavía. Pensad que vos, en ese momento, tenés un tesoro en las manos, que es la misericordia del Padre.", señaló el Papa, quien pidió a los curas que "no se cansen de perdonar". "Sean perdonadores. No se cansen de perdonar, como hacía Jesús. No se escondan en miedos o en rigideces. Cuando te llega el penitente, no te pongas mal, no te pongas neurótico, no lo eches del confesionario, no lo retes. Jesús los abrazaba. Jesús los quería".

"Donde hay misericordia está el espíritu de Jesús. Donde hay rigidez, están solamente sus ministros", denunció el Papa, quien pidió a los sacerdotes y a los obispos que "no le tengáis miedo a la misericordia, porque ese o esa que están ahí son el más pequeño, y por lo tanto, es Jesús".

Francisco llegó a la catedral de La Habana tras un breve encuentro con el presidente Raúl Castro. Antes de ello se detuvo brevemente en la iglesia de los jesuitas de La Habana. Una visita breve y fuera de programa, donde pudo saludar a los 24 miembros de la Compañía que trabajan en la capital cubana.

La catedral es un edificio imponente, de una belleza colonial y con cierto toque desvencijado. Allí le esperaban sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas del país. No son muchos, pues no ha sido fácil la búsqueda de vocaciones en la Cuba comunista, pero sí animosos y comprometidos.

Varios cientos de fieles -muchos de ellos pertenecientes a la comunidad de San Egidio, una de las realidades eclesiales que más se está implicando en este pontificado-, esperaban al Papa a su entrada al templo. "Francisco, amigo, Jesús está contigo", le cantaban mientras Bergoglio contemplaba la estatua de San Juan Pablo II. El primer Papa en visitar Cuba.


Francisco depositó flores ante el altar de la Virgen, antes de saludar a algunos religiosos enfermos o impedidos. Tomó la palabra después el cardenal Ortega, el verdadero muñidor de este viaje y ayuda imprescindible para el deshielo en las relaciones Cuba-EE.UU.. "La Iglesia que vive en Cuba es una Iglesia pobre", señaló el purpurado, señalando a los consagrados del país, y de los misioneros que se han hecho uno con los habitantes de la isla.

"No hay aquí espacios fáciles para la competitividad o la emulación que no sea darse a los demás. Debemos ser forzosamente pobres, en recursos pastorales y en el modo de vida cotidiano", incidió Ortega, quien animó a "amar esta pobreza" de la Iglesia en Cuba.

Antes del rezo, Sor Yaileny Ponce Torres, Hija de la Caridad, mostró su experiencia de pobreza y trabajo con los más desfavorecidos, dando ejemplo de esa "iglesia de la Misericordia" de la que tanto habla Francisco y que serán la base del Año de la Misericordia. "Francisco, misionero de la Misericordia", es el lema de esta visita.

Este es un breve resumen de las palabras improvisadas del Papa:

Cuando hablan los profetas, y todo sacerdote, todo bautizado es profeta, vamos a hacerle caso a ellos. Yo le voy a dar la homilía al cardenal Jaime para que se las haga llegar a ellos y después la meditan

Y ahora charlemos un poco de lo que dijeron estos dos profetas

Al cardenal Jaime se le ocurrió pronunciar un apalabra sumamente incómoda, que incluso va a contramano de toda la estructura cultural del mundo. Dijo "pobreza". Y la repitió varias veces. Pienso que el Señor quiso que la escucháramos varias veces
El espíritu mundano la esconde, no por pudor, sino por desprecio. Y si tiene que ofender a Dios para que no le llegue la pobreza, lo hace. El espíritu del mundo no ama el camino del hijo de Dios, que se vació a sí mismo y se hizo pobre, se hizo nada, se humilló para ser uno de nosotros.

La pobreza que le dio miedo a aquel muchacho tan generoso


La pobreza... siempre tratamos de escamotearla. Sea por cosas razonables, pero estoy hablando de escamotearla en el corazón. Que hay que saber administrar los bienes, es una obligación. Pero cuando esos bienes entran en el corazón y te empiezan a conducir la vida, ahí perdiste, ya no sos como Jesús, tenés tu seguridad, donde la tenía el joven triste, el que se fue entristecido
ustedes, sacerdotes, consagrados, consagradas... Les puede servir lo que decía san Ignacio, y esto no es propaganda de familia, no... Él decía que la pobreza era el muro y la madre de la vida consagrada. Era la madre porque engendraba más confianza en Dios, y era el muro porque la protegía de toda mundanidad. ¡Cuántas almas destruidas, que empezaron bien y después se le fue apegando el amor a esa mundanidad rica, y terminaron mal! Terminaron sin amor porque la riqueza pauperiza, pero pauperiza mal. Nos quita lo mejor que tenemos, nos hace pobres en la única riqueza que vale la pena.

El espíritu de pobreza, de dejarlo todo para seguir a Jesús. Esto no lo invento yo, varias veces aparece en el Evangelio. Los que dejaron todo para seguir a Jesús.

Una vez me contaba un viejo cura sabio, hablando de cuando se mete el espíritu de riqueza en el corazón de un consagrado, de un sacerdote, de un obispo, de un Papa, lo que sea... Cuando uno empieza a juntar plata para asegurarse el futuro, el futuro no está en Jesús, sino en una agencia de seguros espiritual

Los ecónomos desastrosos son la mejor bendición de Dios a la Iglesia, porque la hacen libre, la hacen pobre.
Nuestra Santa Madre Iglesia, Dios la quiere pobre, como quiso pobre a nuestra santa madre María.
Amen la pobreza como a la madre. Y simplemente les sugiero, si alguno tiene ganas de preguntarse cómo está mi espíritu de pobreza, cómo está mi despojo interior. Creo que puede hacer bien a nuestra vida consagrada o presbiteral.

Después de todo, no nos olvidemos que es la primera de las Bienaventuranzas: felices los pobres de espíritu, los que no están apegados a las riquezas de este mundo.


La hermana nos hablaba de los últimos, de los más pequeños, que aunque sean grandes uno termina tratándolos como niños, porque se presentan como niños. El más pequeño, es una frase de Jesús, el que está en el protocolo sobre el que vamos a ser juzgados, lo que hiciste al más pequeño de estos hermanos me lo hiciste a mí.

Hay servicios pastorales que pueden ser más gratificantes desde el punto de vista humano, sin ser malos ni mundanos. Pero cuando uno busca en la preferencia interior al más pequeño, al más abandonado, al más enfermo, al que nadie tiene en cuenta, al que nadie quiere... El más pequeño. Y sirve al más pequeño, está sirviendo a Jesús de manera superlativa.

A vos te mandaron donde no querías ir, y lloraste, porque no te gustaba, lo cual no quiere decir que seas una monja llorona. Dios nos libre de las monjas lloronas, que siempre se están lamentando. Eso no es mío, eso lo decía Santa Teresa a sus monjas.
Te mandaron allí donde la ternura y la misericordia de Dios se hacen caricia. Cuántas religiosas y religiosos queman su vida acariciando material de descarte, acariciando a quienes el mundo descarta, desprecia, a quienes el mundo prefiere que no estén, a quienes el mundo hoy día, con métodos de análisis, cuando se prevé que puede venir con una enfermedad degenerativa, se propone mandarlo de vuelta antes de que nazca. Es el más pequeño. Y una chica joven llena de ilusiones, empieza su vida consagrada haciendo viva la ternura de Dios en su misericordia.

A veces no entienden, no saben, pero qué linda es para Dios y qué bien que hace a uno, la sonrisa de un espástico, que no sabe cómo hacerla. O cuando te quieren besar y te babosean la cara. Esa es la ternura de Dios, esa es la misericordia de Dios. O cuando están enojados y te dan un golpe, y quemar mi vida así, con material de descarte a los ojos del mundo. Eso nos habla solamente de una persona: nos habla de Jesús, que por pura misericordia del Padre se hizo nada. Se anonadó, dice el texto de Filipenses.... Esta gente a la que vos entregáis tu vida son como Jesús, no porque quisieran, sino porque el mundo les hizo así
Y se les esconde, no se les muestra, o no se le visita, y si se puede y está a tiempo, se les manda de vuelta. Gracias por lo que hacés, y en vos, gracias a tantas mujeres consagradas al servicio de lo inútil, porque no se puede hacer ninguna empresa, no se puede ganar plata ni llevar adelante absolutamente nada con esos hermanos nuestros, los menores, los más pequeños... Ahí resplandece Jesús, y ahí resplandece mi opción por Jesús.

Padre, yo no soy monja, yo no cuido enfermos, yo soy cura, y tengo una parroquia, o ayudo a un párroco. ¿Cuál es mi Jesús predilecto? ¿Cuál es aquel que me muestra más la misericordia del Padre? ?Dónde lo tengo que encontrar? Obviamente, sigo el protocolo de Matero 25: en el hambriento, el preso, el enfermo... ahí los vas a encontrar. Pero hay un lugar privilegiado para el sacerdote donde aparece el más pequeño, y es el confesionario. Y ahí, cuando ese hombre o esa mujer te muestran su miseria, por favor no le retes, no lo castigues. Si no tenés pecado, tiradle la primera piedra. Si no, pensá en tus pecados y pensá que vos podéis ser esa persona, y que potencialmente podés llegar más bajo todavía. Pensad que vos, en ese momento, tenés un tesoro en las manos, que es la misericordia del Padre.

Por favor, a los sacerdotes: no se cansen de perdonar. Sean perdonadores. No se cansen de perdonar, como hacía Jesús. No se escondan en miedos o en rigideces. Cuando te llega el penitente, no te pongas mal, no te pongas neurótico, no lo eches del confesionario, no lo retes. Jesús los abrazaba. Jesús los quería. Mañana festejamos san Mateo, cómo robaba ése, cómo traicionaba a su pueblo. Y dice el Evangelio que Jesús fue a cenar con él y otros como él.

Donde hay misericordia está el espíritu de Jesús. Donde hay rigidez, están solamente sus ministros.

Hermanos sacerdotes, hermanos obispos: no le tengáis miedo a la misericordia. Porque ese o esa que están ahí son el más pequeño,y por lo tanto, es Jesús. Esto es lo que se me ocurre decir después de haber escuchado a estos dos profetas.
Pobreza y misericordia. Porque ahí está Jesús 


Antes de llegar a la catedral, Francisco se encontró con Raúl Castro en el Palacio de la Revolución de La Habana. Al concluir la visita privada que sostuviera el papa Francisco con el presidente cubano Raúl Castro, ambos líderes intercambiaron regalos como muestra de cortesía y respeto mutuos.

El Sumo Pontífice le entregó al presidente cubano un mosaico de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, confeccionado por artesanos de un taller de arte ubicado en el centro del Vaticano, los cuales utilizaron las mismas técnicas y materiales de los vitrales de la capilla Sixtina.

Por su parte, Raúl Castro le hizo entrega a Francisco de una obra de grandes dimensiones del artista cubano de la plástica, Alexis Leyva Machado, Kcho. La obra, confeccionada con remos, representa la crucifixión de Jesús.

Evangelio según San Mateo 9,9-13. 

Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". 

San Mateo, apóstol y evangelista

Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Levi, que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento.

Sin duda que los estudios críticos de la Biblia, y en especial del Nuevo Testamento, han dado vuelta muchísimas certezas populares en torno a los evangelios, una de ellas es la supuesta existencia de una redacción primitiva del Evangelio de san Mateo en arameo, dato que ya hoy de ninguna manera es aceptable, aunque formaba parte del conocimiento normal, incluso científico, en época de la redacción del Butler que prsentaré. Por no modificar su redacción mantengo el texto exactamente como lo trae, puesto que aporta una narración coherente y tradicional acerca del personaje. Pero debe advertirse que no es posible en la actualidad identificar al autor de ninguno de los cuatro evangelios con apóstoles que hayan escrito, en general se consideran apostólicos por su relación con el testimonio apostólico, porque dependen de la predicación directa e indirecta de los apóstoles, pero no por haber sido escritos por los apóstoles. Sigue a continuación el artículo del Butler-Guinea, con apenas cambios en relación al «martirio» de san Mateo. 

Dos de los cuatro Evangelistas dan a San Mateo el nombre de Leví, mientras que San Marcos lo llama «hijo de Alfeo». Posiblemente, Leví era su nombre original y se le dio o adoptó él mismo el de Mateo («el don de Yavé»), cuando se convirtió en uno de los seguidores de Jesús. Pero Alfeo, su padre, no fue el judío del mismo nombre que tuvo como hijo a Santiago el Menor. Se tiene entendido que era galileo por nacimiento y se sabe con certeza que su profesión era la de publicano, o recolector de impuestos para los romanos, un oficio que consideraban infamante los judíos, especialmente los de la secta de los fariseos y, a decir verdad, ninguno que perteneciera al sojuzgado pueblo de Israel, ni aún los galileos, los veían con buenos ojos y nadie perdía la ocasión de despreciar o engañar a un publicano. Los judíos los aborrecían hasta el extremo de rehusar una alianza matrimonial con alguna familia que contase a un publicano entre sus miembros, los excluían de la comunión en el culto religioso y los mantenían aparte en todos los asuntos de la sociedad civil y del comercio. Pero no hay la menor duda de que Mateo era un judío y, a la vez, un publicano.

La historia del llamado a Mateo se relata en su propio Evangelio. Jesús acababa de dejar confundidos a algunos de los escribas al devolver el movimiento a un paralítico y, cuando se alejaba del lugar del milagro, vio al despreciado publicano en su caseta. Jesús se detuvo un instante «y le dijo: 'Sígueme', y él se levantó y le siguió.» En un momento, Mateo dejó todos sus intereses y sus relaciones para convertirse en discípulo del Señor y entregarse a un comercio espiritual. Es imposible suponer que, antes de aquel llamado, no hubiese conocido al Salvador o su doctrina, sobre todo si tenemos en cuenta que la caseta de cobros de Mateo se hallaba en Cafarnaún, donde Jesús residió durante algún tiempo, predicó y obró muchos milagros; por todo esto, se puede pensar que el publicano estaba ya preparado en cierta manera para recibir la impresión que el llamado le produjo. San Jerónimo dice que una cierta luminosidad y el aire majestuoso en el porte de nuestro divino Redentor le llegaron al alma y le atrajeron con fuerza. Pero la gran causa de su conversión fue, como observa san Beda, que «Aquél que le llamó exteriormente por Su palabra, le impulsó interiormente al mismo tiempo por el poder invisible de Su gracia.»

El llamado a san Mateo ocurrió en el segundo año del ministerio público de Jesucristo, y éste le adoptó en seguida en la santa familia de los Apóstoles, los jefes espirituales de su Iglesia. Debe hacerse notar que, mientras los otros evangelistas, cuando describen a los apóstoles por pares colocan a Mateo antes que a Tomás, él mismo se coloca después del apóstol y además agrega a su nombre el epíteto de «el publicano». Desde el momento del llamado, siguió al Señor hasta el término de su vida terrenal y, sin duda, escribió su Evangelio o breve historia de nuestro bendito Redentor, a pedido de los judíos convertidos, en la lengua aramea que ellos hablaban. No se sabe que Jesucristo hubiese encargado a alguno de sus discípulos que escribiese su historia o los pormenores de su doctrina, pero es un hecho que, por inspiración especial del Espíritu Santo, cada uno de los cuatro evangelistas emprendió la tarea de escribir uno de los cuatro Evangelios que constituyen la parte más excelente de las Sagradas Escrituras, puesto que en ellos Cristo nos enseña, no por intermedio de sus profetas, sino directamente, por boca propia, la gran lección de fe y de vida eterna que fue su predicación y el prototipo perfecto de santidad que fue su vida. 

Se dice que san Mateo, tras de haber recogido una abundante cosecha de almas en Judea, se fue a predicar la doctrina de Cristo en las naciones de Oriente, pero nada cierto se sabe sobre ese período de su existencia. La iglesia le veneraba también como mártir, no obstante que la fecha, el lugar y las circunstancias de su muerte, se desconocen, motivo por el cual en la última reforma de Martirologio ya no se menciona su martirio. Los padres de la Iglesia quisieron encontrar las figuras simbólicas de los cuatro evangelistas en los cuatro animales mencionados por Ezequiel y en el Apocalipsis de san Juan. Al propio san Juan lo representa el águila que, en las primeras líneas de su Evangelio, se eleva a las alturas para contemplar el panorama de la eterna generación del Verbo. El toro le corresponde a san Lucas que inicia su Evangelio con la mención del sacrificio del sacerdocio. El león es el símbolo de san Mateo, quien explica la dignidad real de Cristo, descendiente de David (el León de Judá); sin embargo, san Jerónimo y san Agustín, asignan el león a san Marcos y el hombre a san Mateo, ya que éste comienza su Evangelio con la humana genealogía de Jesucristo. 

El relato sobre San Mateo que figura en el Acta Sanctorum, Sept. vol. VI, se halla muy mezclado con las discusiones en relación con sus supuestas reliquias y sus traslaciones a Salerno y otros lugares. Puede hacerse un juicio sobre la poca confianza que se puede poner en esas tradiciones, si se tiene en cuenta el hecho de que cuatro diferentes iglesias de Francia han asegurado poseer la cabeza del apóstol. M. Bonnet publicó una extensa narración apócrifa sobre la predicación y el martirio de san Mateo, en Acta Apostolorum apocrypha (1898), vol. II, parte I, pp. 217-262 y hay otro relato, mucho más corto, de los bolandistas. El Martirologio Romano se refiere a su martirio y dice que tuvo lugar en "Etiopía", pero en el Hieronymianum se afirma que fue martirizado "en Persia, en la ciudad de Tarrium." De acuerdo con von Gutschmidt, esta declaración se debe a un error de lectura del nombre de Tarsuana, ciudad que Ptolomeo sitúa en Caramania, región de la costa oriental del Golfo Pérsico. A diferencia de la gran diversidad de fechas que se asignan a los demás apóstoles, la fiesta de san Mateo se ha observado en este día, de manera uniforme de todo el Occidente. Ya en los tiempos de Beda existía una homilía escrita por él y dedicada a esta fiesta de san Mateo: véase el artículo de Morin en la Revue Bénédictine, vol. IX (1892), p. 325. Sobre los símbolos del evangelista ver DAC., vol. V, cc. 845-852. 

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Oh Dios, que en tu infinita misericordia te dignaste elegir a san Mateo para convertirlo de publicano en apóstol, concédenos que, fortalecidos con su ejemplo y su intercesión, podamos seguirte siempre y permanecer unidos a ti con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

El papa-móvil rodeado de fieles

Canciones y vítores en la calle junto a la iglesia
El Papa saluda a sus hermanos jesuitas en La Habana
Un encuentro "afectivo e histórico" para la comunidad de la Compañía

Redacción, 21 de septiembre de 2015 a las 10:46

Tres niños dieron la bienvenida a Francisco con un ramo de rosas amarillas

El papa Francisco saludó hoy a sus hermanos jesuitas de la Compañía de Jesús en la iglesia donde esa orden religiosa tiene su sede en La Habana, durante una breve parada que no aparecía en el programa divulgado de su primera visita pastoral de cuatro días a Cuba. Francisco hizo esa parada ante la iglesia Sagrado Corazón de Jesús en el traslado en papa-móvil desde el Palacio de la Revolución, donde se reunió con el presidente cubano, Raúl Castro, hasta la catedral de La Habana, donde ofició las vísperas.

Una entusiasta multitud, entre ellos un grupo de representantes de la Pastoral Juvenil Ignaciana, se congregó en las calles y en los alrededores de la Iglesia, donde aguardó al menos un par de horas por el paso del sumo pontífice, al que recibieron con canciones y vítores.

Tres niños de la comunidad de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola, que está ubicada en la barriada popular de Centro Habana, dieron la bienvenida con un ramo de rosas amarillas a

Francisco, el primer papa latinoamericano, que además pertenece a orden de los jesuitas.

El pontífice argentino se acercó y bendijo a una joven discapacitada, también de esa comunidad católica, que le esperó en su silla de ruedas a las puertas del templo, en cuyos alrededores se reunieron centenares de personas y curiosos, algunos asomados en los balcones de edificios situados enfrente de la iglesia de la calle de Reina.

El jefe de la Iglesia católica se hizo fotos con sus hermanos de orden, departió brevemente con ellos y recibió algunos regalos, según refirió a Efe el superior de los jesuitas en la isla,el padre español Juan Miguel Arregui.

"Fue un encuentro muy emotivo, afectivo, de mucha emoción contenida, aunque fue muy rápido y para la comunidad jesuita fue un momento histórico, y nos animó a la misión de la Compañía en Cuba", señaló el religioso. Algunos fieles católicos como el joven Mario Raúl Arreri se manifestaron "muy contentos y orgullosos" con la visita del papa Francisco a la isla. "Él es un paradigma de la Iglesia católica de los últimos tiempos y todos estamos llenos de esperanza y de misericordia como él mismo viene predicando como misionero", dijo Arreri, arquitecto que participó en la restauración de la iglesia de Reina, como se conoce entre los feligreses la sede de los jesuitas en La Habana.

Por su parte, otro joven católico, Ricardo Pérez, que vino desde la ciudad oriental de Camagüey, dijo que le impactaron algunas de las frases que expresó el papa este domingo en la misa que ofició en la Plaza de la Revolución de La Habana. Francisco asistió después a la Plegaria de las Vísperas con sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas en la Catedral de La Habana, el penúltimo acto de su agenda de esta jornada que concluirá con un encuentro con jóvenes y el claustro del centro cultural "Padre Félix Varela".

No necesitan médico los sanos sino los enfermos
Mateo 9, 9-13. Fiesta San Mateo Apóstol. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y encontró al hombre.

Oración Introductoria
Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para que guíe esta oración y todo mi día.

Petición
Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y generosidad.

Meditación del Papa Francisco
En el desafío del amor, Dios se manifiesta con sorpresas. Pensemos en san Mateo. Era un buen comerciante. Además traicionaba a su patria, porque les cobraba los impuestos a los judíos para pagárselo a los romanos. Estaba lleno de plata y cobraba los impuestos. Pasa Jesús, lo mira y le dice: 'Ven y sígueme'. No lo podía creer. Si después tienen tiempo, vayan a ver el cuadro que Caravaggio pintó sobre esta escena. Jesús lo llama, le hace así, los que estaban con él dicen: '¿A éste, que es un traidor, un sinvergüenza?' Y él se agarra a la plata, y no la quiere dejar. Pero la sorpresa de ser amado lo vence. Y sigue a Jesús.

Esa mañana cuando Mateo fue al trabajo y se despidió de su mujer, nunca pensó que iba a volver sin el dinero y apurado para decirle a su mujer que preparara un banquete. El banquete para aquel que lo había amado primero, que lo había sorprendido con algo muy importante, más importante que toda la plata que tenía.

Déjate sorprender por Dios, no le tengas miedo a las sorpresas. Que te mueven el piso, ¿eh? Nos ponen inseguros, pero nos meten en camino. El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aun a riesgo de quedarte con las manos vacías. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).

Reflexión
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.

Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, como eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡Él sabe lo que hace!"

Propósito. Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi comportamiento y por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

Diálogo con Cristo. Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto a servir y a entregarme a los demás. Gracias porque solo Tu eres capaz de ver más allá de sus pecados.

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