Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican

Admiración, respeto y curiosidad mutuos en las miradas de dos iconos mundiales

Los dos optaron por abrir caminos, asumiendo el riesgo de equivocarse
El Papa con Fidel Castro: dos revolucionarios frente a frente
Ángel y demonio, dirán algunos. Dos grandes líderes latinoamericanos

José Manuel Vidal, 21 de septiembre de 2015 a las 15:34

El Fidel que estudió con sus hermanos jesuitas en La Habana se considera una especie de ateo devoto

(José Manuel Vidal).- Hay curiosidad, admiración y respeto en sus miradas. Dos líderes, frente a frente. Fidel Castro, con sus 89 años a cuestas y retirado de la vida pública, pero siempre consciente de ser un icono mundial. Y Francisco, el Papa de la misericordia, pero también el nuevo líder global, idolatrado por las masas de todo el mundo. El Pontífice que, en menos de dos años, cambió el rostro de la Iglesia, puso en marcha la primavera vaticana y se convirtió en un icono de esperanza para los "descartados".

Dos personas sabias y cargadas de la experiencia vital que dan los años vividos. Seguro que ambos tenían ganas de verse, saludarse y hablarse. Fidel estaría deseando conocer al Papa argentino, al primer Papa latinoamericano, al Papa que está sacando los colores al capitalismo salvaje y que quiere inaugurar una nueva era para la "casa común" basada en la misericordia y en la paz samaritana.

Bergoglio también estaría deseando ver a Fidel, el icono, el comandante, el líder máximo e incombustible, el jefe durante décadas del único país comunista del mundo que no persiguió a la Iglesia católica. El Fidel que estudió con sus hermanos jesuitas en La Habana. Quizás, por eso, los regalos que se intercambiaron apuntaron a esas coordenadas. Fidel le regaló al Papa el libro del dominico Frei Betto, titulado Fidel y la religión, todo un clásico, para explicar la especial religiosidad del líder cubano, una especie de ateo devoto. Y el Papa le correspondió con libros de Armando Llorente, el jesuita fallecido que fue profesor y mentor de Fidel Castro en el Colegio de Belén de La Habana en la década de 1940. Sin que faltase su última encíclica, 'Laudato Si', sobre la ecología integral.

Dos personajes planetarios, uno en su ocaso y otro en su apogeo. Dos iconos de sendas revoluciones. La de Fidel, un intento de socialismo basado en la igualdad con mermas evidentes de libertad, en retirada. La de Francisco, basada en la igualdad de la misericordia, que podría imponerse en la 'aldea global'. Dos hombres de empuje y de carácter. Uno marcó su tierra y extendió incluso su influencia sobre todo por Latinoamérica. El otro, está llegando al corazón de las masas de todo el mundo, con sus gestos y con su discurso basado en la "ternura de Dios" y en la denuncia de las injusticias que provoca un "sistema inicuo". Los dos y, lógicamente cada cual a su manera, lucharon por la dignidad de la persona humana, por los descartados, por los abandonados en las cunetas de la vida, por los parias de la humanidad. Era la foto esperada. Será la foto o una de las fotos de la visita del Papa a Cuba que permanezca en el tiempo y pase a la Historia. Dos luchadores frente a frente. Dos hombres que optaron por abrir caminos, asumiendo el riesgo de equivocarse. Porque, como dice Francisco, "prefiero una Iglesia accidentada que parada" o "prefiero pedir perdón que permiso". Lo de menos es ya de lo que hablaron. Dicen que del medio ambiente. Lo importante fueron las miradas y los sobreentendidos. ¡Quién le iba a decir al viejo comandante que iba a saludar a un Papa de la misma tierra que su amado Che Guevara, que, si hoy viviera, tendría 87 años, y se sentiría feliz con su paisano! Y quizás el Papa pensase, como muchos latinoamericanos, que la "revolución cubana", a pesar de sus muchos defectos y errores, fue un ejemplo de resistencia y, en cierto, sentido, una opción preferencial por el pueblo, por los más humildes. Al estilo de la Teología de la Liberación o de la Teología del Pueblo, que es la que siempre siguió Francisco. Una foto que resume, pues, casi un siglo de historia latinoamericana. Con un comandante, que ya no viste el traje verde-oliva, sino el chandal azul, con la marca Adidas, una de las grandes multinacionales capitalistas. Y con un Papa, llegado del fin del mundo argentino, que ha encendido la llama de la revolución de la misericordia en la Iglesia y en el mundo. Ángel y demonio, dirán algunos. Dos grandes líderes, dirán otros.


 

El Papa anima a los niños del coro de Holguín

El portavoz vaticano confirma que "no estaba ni está prevista una reunión" con las Damas de Blanco
Lombardi admite que hubo un intento "fallido" para que algunos disidentes saludaran "de pasada" al Papa
Tampoco quiso aclarar si el Papa se refería al régimen cuando pidió superar "nuestras resistencias al cambio"

Redacción, 21 de septiembre de 2015 a las 21:53

¿Sabía Francisco que se habían producido estas detenciones? Lombardi no supo qué responder. "No tengo ninguna respuesta... de parte de la Santa Sede", musitó el portavoz

(Jesús Bastante).- ¿Por qué el Papa Francisco no ha criticado a la dictadura cubana? ¿Por qué no se ha encontrado con los disidentes de los Castro? El portavoz vaticano, Federico Lombardi, tuvo que echar mano de toda la diplomacia de la Santa Sede para responder a las insistentes preguntas de la prensa internacional durante la rueda de prensa posterior a la misa papal en Holguín. "No estaba ni está prevista una reunión, en sentido estricto", con la disidencia, admitó el portavoz, quien sí reconoció que hubo un intento "fallido" para que algunos disidentes pudieran saludar "de pasada" al Papa. Algunos de ellos, como Martha Roque, fueron detenidas el sábado, cuando se dirigían a Nunciatura para saludar al Papa a su llegada y, posteriormente, participar en las vísperas de la catedral de La Habana. ¿Sabía Francisco que se habían producido estas detenciones? Lombardi no supo qué responder. "No tengo ninguna respuesta... de parte de la Santa Sede", musitó el portavoz, quien tampoco quiso aclarar si el Papa se refería al régimen cuando pidió en la misa de Holguín a superar "nuestras resistencias al cambio". "Sus discursos tienen muchas dimensiones, cuando habla de cambiar esto puede tener muchas direcciones. La primera cosa es que cada uno de nosotros tiene que cambiar", explicó el portavoz.

Lombardi también aseguró desconocer si el Papa se referirá explícitamente al embargo y al fin del bloqueo de Estados Unidos a Cuba. "No es mi tarea decir lo que el Papa dirá",apuntó. Tampoco sí éste será un tema de debate esta semana en su encuentro con Obama.

Lo que sí quiso aclarar el portavoz es que, definitivamente, la apertura del régimen cubano a la Iglesia parece definitiva. "En sesenta años no se ha permitido construir una sola iglesia en Cuba. Se acaban de autorizar tres", recalcó Lombardi. Y también, que el pueblo cubano se ha volcado en esta visita. Así, fueron más de cien mil los asistentes a la misa en Holguín. Antes de abandonar esta ciudad, camino de Santiago de Cuba, Francisco se dirigió a la Loma de la Cruz, para bendecir la ciudad. El Papa bendijo esta ciudad a los sones del Himno de la Alegría cantado por un coro de niños ataviados con las banderas de Cuba y el Vaticano. "El coro canta muy bien, muchas gracias. No se olviden de rezar por mí". Francisco animaba con las manos a los chicos y chicas, visiblemente contento. En la bendición, Bergoglio rogó por "las familias, los niños y los jóvenes, los enfermos y todos los que sufren, que reciban tu consuelo y compañía".Esta madrugada, ya en Santiago, el Papa se encontrará con los obispos y rezará ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

Evangelio según San Lucas 8,19-21. 

Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte". Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican". 

San Ignacio de Santhià Belvisotti, religioso presbítero

En Turín, en la región del Piamonte, san Ignacio de Santhià (Lorenzo Mauricio) Belvisotti, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, asiduo en atender a penitentes y en ayudar a enfermos.

Nació en Santhia’, diócesis de Vercelli, Piamonte, el 5 de junio de 1686, hijo de Pier Paolo Belvisotti y María Isabel Balocco. En el bautismo le impusieron el nombre de Lorenzo Mauricio, que luego, al hacerse religioso, cambió por el de Ignacio. 

Desde su niñez quedó huérfano de padre y fue educado cristianamente bajo la guía de un piadoso sacerdote. Pronto se distinguió por la integridad de costumbres, por su aprovechamiento en los estudios y por la predilección en el servicio litúrgico como seminarista de la colegiata.

Ordenado sacerdote fue nombrado canónigo de la iglesia colegiata de Santhia’. También le fue ofrecido el oficio de párroco, pero él, contra el parecer de sus parientes, que se prometían para él una brillante carrera eclesiástica, renunció. Poco después, anhelando mayor perfección, dijo adiós a todas las cosas terrenas venciendo toda clase de dificultades, ingresó en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, donde en 1717 emitió sus votos religiosos. Durante 25 años fue confesor asiduo y muy buscado por personas de toda clase, pasaba muchas horas del día en la dirección espiritual y abría a los pecadores los caminos misteriosos de la bondad de Dios. Fue maestro de novicios en el convento del Monte de Turín, haciéndose modelo de todas las virtudes, supo dirigir a los jóvenes franciscanos hacia la perfección seráfica.

En 1743 estalló la guerra y él se distinguió ejemplarmente en la asistencia a los soldados hospitalizados, y en aquel período borrascoso supo ser consuelo y ayuda para cuantos recurrían a él. El resto de su vida lo pasó en la enseñanza del catecismo a los niños y a los adultos con una competencia, diligencia y aprovechamiento realmente singulares. Hizo cursos de ejercicios espirituales especialmente a religiosos, a quienes con la palabra y con el ejemplo supo llevar a la más alta espiritualidad cristiana y franciscana. De él nos quedan las “Meditaciones para un curso de ejercicios espirituales”, que fueron impresas en Roma por primera vez en 1912. A los 84 años, agotado por el intenso trabajo apostólico desempeñado con sencillez y humildad, deseaba retornar a Dios y el 22 de septiembre de 1770 su alma voló de la tierra al cielo.
Fue beatificado por Pablo VI en 1968 y canonizado en 2002 por Juan Pablo II.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sobre la santa virginidad,5

María, madre de Cristo, madre de la Iglesia

Aquel que es fruto de las entrañas de una única Virgen es la gloria y el honor de todas las demás vírgenes santas, porque ellas son también, como María, madres de Cristo si cumplen la voluntad de su Padre. La gloria y la dicha de ser la madre de Jesucristo resaltan en las palabras del Señor: “Quien cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12,50).

Así indica el parentesco espiritual que los incluye en el pueblo que ha sido rescatado. Sus hermanos y sus hermanas son los hombres y las mujeres santos que participan con él en la herencia celestial. Su madre es la Iglesia entera, porque ella, por la gracia de Dios, engendra los miembros de Cristo, es decir, a los que le son fieles. Su madre es también cada alma santa que cumple la voluntad de su Padre y cuya caridad fecunda se manifiesta en aquellos que ella engendra para él, hasta que Cristo quede formado en ellos. (cf Gal 4,19)...

María es, ciertamente, la madre de los miembros del Cuerpo de Cristo, de todos nosotros, porque por su caridad ella ha cooperado en la generación de los fieles en la Iglesia, que son miembros de la cabeza divina, Cristo, de manera que ella es verdaderamente mi madre según la carne.

Francisco reza ante la Virgen de la Caridad del Cobre

Francisco encara la última etapa de su histórico viaje a Cuba, ante de emprender camino a Estados Unidos
El Papa, a la Caridad del Cobre: "Madre de la reconciliación, haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas"

"Que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo", clamó el Pontífice

En su primer discurso en la isla dijo que le pedirá "por todos sus hijos cubanos y por esta querida nación, para que transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación"

(Jesús Bastante).- La lluvia no detuvo al Papa Francisco cuando cumplió uno de sus sueños para este viaje: visitar y rezar junto a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, a la que pidió la reconciliación de esta patria, para convertirla "en un hogar de hermanos y hermanas".

El Pontífice llegó a Santiago de Cuba, el último periplo de su viaje a la isla, tras La Habana y Holguín. Miles de cubanos resistieron al agua, y esperaron a que Francisco concluyera su encuentro privado con encuentro privado con los quince miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en el Seminario San Basilio Magno de Santiago, donde el Pontífice se alojará. A su llegada al aeropuerto internacional Antonio Maceo, el Sumo Pontífice fue recibido por el presidente del parlamento, Esteban Lazo; el presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Santiago de Cuba (Gobierno), Reynaldo García; y autoridades eclesiásticas. Antes de la misa que mañana celebrará en la basílica, Bergoglio no quiso esperar y rezó, arrodillado, ante la imagen de la patrona de la isla, a quien dijo iba a visitar como peregrino y como hijo de la tierra latinoamericana. Se cumplen cien años de su patronazgo, declarado por Benedicto XV. Francisco llegó de noche, en dos furgonetas, acompañado por los obispos cubanos. Quería que se tratara de una visita íntima. Una vez en el templo, casi vacío, el Papa se dirigió con un ramo de flores hasta la imagen, ante la que se detuvo en silencio, en pie, para orar, durante un largo rato. Posteriormente, se sentó frente a ella, antes de ofrecer a la Virgen dos oraciones: una escrita por Benedicto XVI (el cirio que encendió el Papa emérito en 2012 también fue usado hoy) y otra por sí mismo. En un intenso silencio, que permitía escuchar el aguacero que caía sobre Santiago de Cuba. En su oración, Francisco clamó por "la reconciliación", pidió a la Virgen reunir "a tu pueblo disperso por el mundo. Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y de hermanas, para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo".

El primer Papa latinoamericano visitó a la Caridad del Cobre "como un peregrino más, como un hijo que está deseando llegar a la casa de la madre", según dijo Francisco unos días antes de su visita en un videomensaje a los cubanos.

También a su llegada a Cuba el pasado sábado, hizo referencia a esta Virgen en su discurso para recordar que su visita coincide con el primer Centenario de la declaración de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba.

En su primer discurso en la isla dijo que le pedirá "por todos sus hijos cubanos y por esta querida nación, para que transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación". Y no defraudó.

El martes, el Pontífice comenzará su jornada con una misa en el Santuario del Cobre y posteriormente se trasladará a la Catedral de Santiago para mantener un encuentro con familias cubanas. Desde allí bendecirá también a Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla y que en julio pasado cumplió 500 años de su fundación.

Conocida también como la "Ciudad Heróica", esta capital oriental destaca por ser escenario de importantes momentos de la historia de Cuba, entre ellos la única batalla naval en la isla, ocurrida en 1898 entre escuadras de España y Estados Unidos, y en 1953, el fallido asalto al Cuartel Moncada, liderado por un joven Fidel Castro, y considerado el inicio de su revolución.

Con una población cercana a los 500,000 habitantes y ubicada a unos 900 kilómetros al este de La Habana, Santiago recibe al Papa engalanada para la ocasión y remozada tras un proceso de rehabilitación de varios años por los daños que sufrió en 2012 por el azote del huracán Sandy.

Pasado el mediodía del martes, Francisco se despedirá de Cuba rumbo a Estados Unidos, el segundo país de una histórica gira por su papel que ha desempeñado en la reconciliación de ambos países enemistados más de medio siglo.

Raúl Castro en la misa del Papa en Holguín

"Su amor nos precede. Su mirada se adelanta a nuestra necesidad"
El Papa en Holguín: "Compartamos la ternura y la misericordia de Dios con los enfermos y los presos"

"Los conciudadanos no son aquellos a los que se usa y de los que se abusa"

José Manuel Vidal, 21 de septiembre de 2015 a las 17:14

Le pido a la Virgen que mantenga sobre todos y cada uno de sus hijos de esta noble nación su mirada maternal

(José M. Vidal).- Misa del Papa en Holguín, en la Plaza de la Revolución de la ciudad de los Castro y en la ciudad por la que llegó la fe a la isla de la mano de los españoles. Con una nueva homilía nada política. Centrada en la "mirada de Dios" que nos salva, Francisco pide a la gente que "comparta con enfermos y presos la ternura y la misericordia de Dios".

Mientras llega el Papa y saluda, desde el papamóvil, por la megafonía la speaker grita pleno pulmón: "Papa Francisco haznos sentir que Dios es amor". Y añade: "Papa Francisco rezamos por tí y, hoy, venimos a rezar contigo". "Santo Padre eres la foto de la ternura y de la misericordia de Dios".

Altar austero, con una cruz presidiendo y la Virgen de la Caridad del Cobre al lado. La música moderna, pero bien ritmada y acompañada por un gran coro, guitarras, piano e instrumentos de viento.

Entre los asistentes, en primera fila y tocado con un gran sombrero de paja el presidenteRaúl Castro.

Lectura de San Pablo a los Efesios: "Un solo cuerppo y un sólo Espíritu".

Lectura del Evangelio de Mateo, el pasaje en el que cuenta la vocación del propio Mateo: "No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos...YO quiero misericordia y no sacrificios"

Algunas frases de la homilía del Papa

"Celebramos la dfiesta del apóstol San Mateo"
"El mismo nos cuenta cómo fue el encuentro que marcó su vida"
"Un juego de miradas que es capaz de transformar la historia"
"Jesús pasaba, lo vio, ser acercó y le dijo: 'Sígueme'"
"¡Qué fuerza de amor tuvo la mirada de Jesús para levantarle!"
"Mateo era un publicano y estaba mal visto"
"Los publicanos vivían apartados y despreciados de los demás"
"Eran traidores para el pueblo. Le sacaban el dinero a su gente, para dárselo a otros"
"Jesús no pasó de largo, lo miró sin prisa y con paz. Lo miró con ojos de misericordia, como nadie lo había mirado antes"
"Es amirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dió una nueva esperanza"
"Él siempre nos mira primero"
"Les invito a que digan: 'Yo también soy un pecador'"
"Su amor nos precede. Su mirada se adelanta a nuestra necesidad"
"Él sabe ver más alla del pecado, de las apriencias, del fracaso, de la categoría social. Ve más allá de todo eso la dignidad de hijos que todos tenemos"
"Vino precisamente a buscar a todos los que se sienten indignos de Dios y de los demás"
"Dejémonos mirar por Jesús. Que su mirada recorra nuestras calles y nos devuelva la alegría, la esperanza y el gozo de la vida"
"Después de la mirada, la palabra. Tras el amor, la misión"
"Allá atrás quedó el banco de los impuestos, el dinero, su exclusión..."
"Con Jesus tiene que levantarse para dar, para darse, para entregarse a los demás"
"Mateo encontró la alegría en el servicio"
"Los conciudadanos no son aquellos a los que se usa y de los que se abusa"
"Sus conciudadanos son aquellos a quien sirve"
"Mirar más allá, no quedarnos en lo políticamente correcto"
"Jesús va delante y nos precede"
"¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Que un traidor se vuelva un amigo?"
"Su corazón transforma nuestro corazón"
"Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos"
"Aprendamos a mirar como Él nos mira"
"Compartamos su ternura y su misericordia con los enfermos y los presos"
"La Iglesia en Cuba trabaja con esfuerzo y sacrificio"
"Mención especial merecen las llamadas casas de misión"
"Ayuda cotidiana para hacer vivas las palabras de Pablo: les ruego que anden como pide la vocación a la que han sido convocados'"
"Deseo dirigir, ahora, la mirada a la Virgen de la Caridad del Cobre"
"Le pido que mantenga sobre todos y cada uno de sus hijos de esta noble nación su mirada maternal"
"Que ella nos enseñe a mirar a los demás como Jesús nos miró a cada uno de nosotros"


Homilía completa del Papa

Celebramos la fiesta del apóstol y evangelista san Mateo. Celebramos la historia de una conversión. Él mismo, en su evangelio, nos cuenta cómo fue el encuentro que marcó su vida, él nos introduce en un «juego de miradas» que es capaz de transformar la historia.

Un día, como otro cualquiera, mientras estaba sentado en la mesa de la recaudación de los impuestos, Jesús pasaba, lo vio, se acercó y le dijo: «"Sígueme". Y él, levantándose, lo siguió».

Jesús lo miró. Qué fuerza de amor tuvo la mirada de Jesús para movilizar a Mateo como lo hizo; qué fuerza han de haber tenido esos ojos para levantarlo. Sabemos que Mateo era un publicano, es decir, recaudaba impuestos de los judíos para dárselo a los romanos. Los publicanos eran mal vistos e incluso considerados pecadores, y por eso vivían apartados y despreciados por los demás. Con ellos no se podía comer, ni hablar, ni orar. Eran traidores para el pueblo: le sacaban a su gente para dárselo a otros. Los publicanos pertenecían a esta categoría social.

Y Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros. Aunque no nos atrevamos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito a que hoy en sus casas, o en la iglesia, estén tranquilos, solos, hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida.

Su amor nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer. Él ve más allá esa dignidad de hijo, tal vez ensuciada por el pecado, pero siempre presente en el fondo de nuestra alma, es nuestra dignidad de hijos. Él ha venido precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios, indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida.

Después de mirarlo con misericordia, el Señor le dijo a Mateo: «Sígueme». Y Mateo se levantó y lo siguió. Después de la mirada, la palabra. Tras el amor, la misión. Mateo ya no es el mismo; interiormente ha cambiado. El encuentro con Jesús, con su amor misericordioso, lo transformó. Y allá atrás queda el banco de los impuestos, el dinero, su exclusión. Antes él esperaba sentado para recaudar, para sacarle a otros, ahora con Jesús tiene que levantarse para dar, para entregar, para entregarse a los demás. Jesús lo miró y Mateo encontró la alegría en el servicio. Para Mateo, y para todo el que sintió la mirada de Jesús, sus conciudadanos no son aquellos a los que «se vive», se usa, se abusa. La mirada de Jesús genera una actividad misionera, de servicio, de entrega. Sus conciudadanos son aquellos q los que Él sirve. Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto.

Jesús va delante, nos precede, abre el camino y nos invita a seguirlo. Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos. Nos desafía día a día con una pregunta: ¿Crees? ¿Crees que es posible que un recaudador se transforme en servidor? ¿Crees que es posible que un traidor se vuelva un amigo? ¿Crees que es posible que el hijo de un carpintero sea el Hijo de Dios? Su mirada transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón. Dios es Padre que busca la salvación de todos sus hijos.

Dejémonos mirar por el Señor en la oración, la Eucaristía, en la Confesión, en nuestros hermanos, especialmente en aquellos que se sienten dejados, más solos. Y aprendamos a mirar como Él nos mira. Compartamos su ternura y su misericordia con los enfermos, los presos, los ancianos, las familias en dificultad. Una y otra vez somos llamados a aprender de Jesús que mira siempre lo más auténtico que vive en cada persona, que es precisamente la imagen de su Padre.

Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo. Una mención especial merecen las llamadas «casas de misión» que, ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración, de escucha de la Palabra, de catequesis y vida de comunidad. Son pequeños signos de la presencia de Dios en nuestros barrios y una ayuda cotidiana para hacer vivas las palabras del apóstol Pablo: «Les ruego que anden como pide la vocación a la que han sido convocados. Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos, sobrellevándose mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef 4,2).

Deseo dirigir ahora la mirada a la Virgen María, Virgen de la Caridad del Cobre, a quien Cuba acogió en sus brazos y le abrió sus puertas para siempre, y a ella le pido que mantenga sobre todos y cada uno de los hijos de esta noble nación su mirada maternal y que esos «sus ojos misericordiosos» estén siempre atentos a cada uno de ustedes, sus hogares, familias, a las personas que puedan estar sintiendo que para ellos no hay lugar. Que ella nos guarde a todos como cuidó a Jesús en su amor y que ella nos enseña a mirar a los demás como Jesús nos miró a cada uno de nosotros.

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