El agua cambiada en vino
- 17 Enero 2016
- 17 Enero 2016
- 17 Enero 2016
Lenguaje de gestos
El evangelista Juan no dice que Jesús hizo «milagros» o «prodigios». Él los llama «signos» porque son gestos que apuntan hacia algo más profundo de lo que pueden ver nuestros ojos. En concreto, los signos que Jesús realiza, orientan hacia su persona y nos descubren su fuerza salvadora.
Lo sucedido en Caná de Galilea es el comienzo de todos los signos. El prototipo de los que Jesús irá llevando a cabo a lo largo de su vida. En esa «transformación del agua en vino» se nos propone la clave para captar el tipo de transformación salvadora que opera Jesús y el que, en su nombre, han de ofrecer sus seguidores.
Todo ocurre en el marco de una boda, la fiesta humana por excelencia, el símbolo más expresivo del amor, la mejor imagen de la tradición bíblica para evocar la comunión definitiva de Dios con el ser humano. La salvación de Jesucristo ha de ser vivida y ofrecida por sus seguidores como una fiesta que da plenitud a las fiestas humanas cuando estas quedan vacías, «sin vino» y sin capacidad de llenar nuestro deseo de felicidad total.
El relato sugiere algo más. El agua solo puede ser saboreada como vino cuando, siguiendo las palabras de Jesús, es «sacada» de seis grandes tinajas de piedra, utilizadas por los judíos para sus purificaciones. La religión de la ley escrita en tablas de piedra está exhausta; no hay agua capaz de purificar al ser humano. Esa religión ha de ser liberada por el amor y la vida que comunica Jesús.
No se puede evangelizar de cualquier manera. Para comunicar la fuerza transformadora de Jesús no bastan las palabras, son necesarios los gestos. Evangelizar no es solo hablar, predicar o enseñar; menos aún, juzgar, amenazar o condenar. Es necesario actualizar, con fidelidad creativa, los signos que Jesús hacía para introducir la alegría de Dios haciendo más dichosa la vida dura de aquellos campesinos.
A muchos contemporáneos la palabra de la Iglesia los deja indiferentes. Nuestras celebraciones los aburren. Necesitan conocer más signos cercanos y amistosos por parte de la Iglesia para descubrir en los cristianos la capacidad de Jesús para aliviar el sufrimiento y la dureza de la vida.
¿Quién querrá escuchar hoy lo que ya no se presenta como noticia gozosa, especialmente si se hace invocando el evangelio con tono autoritario y amenazador? Jesucristo es esperado por muchos como una fuerza y un estímulo para existir, y un camino para vivir de manera más sensata y gozosa. Si solo conocen una «religión aguada» y no pueden saborear algo de la alegría festiva que Jesús contagiaba, muchos seguirán alejándose.
José Antonio Pagola
2 Tiempo ordinario - C
(Juan 2,1-11)
II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (Is 62, 1-5; Sal 95; 1Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11)
EL PROYECTO DE VIDA DE JESUCRISTO
Aunque ya hemos comenzado el llamado Tiempo Ordinario, la Liturgia nos ofrece los ecos de la manifestación del Señor, y este domingo nos propone el primer signo que hizo Jesús en Caná de Galilea, como muestra de su divinidad.
El día de Epifanía, el canto de Vísperas tiene como antífona del Magnificat la referencia a tres acontecimientos que se unen para expresar la divinidad de Jesucristo. “Veneremos este día santo, honrado con tres prodigios: hoy, la estrella condujo a los magos al pesebre; hoy, el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná; hoy, Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán, para salvarnos. Aleluya”.
En este contexto, el evangelio de las “Bodas de Caná”, colocado por el evangelista San Juan al inicio de la vida pública de Jesús y proclamado por la Iglesia al comienzo del Tiempo Ordinario, nos sugiere una revelación programática de la misión que ha recibido Jesús. Él viene a celebrar el amor de Dios y lo hará, dando su vida por su esposa, la Iglesia.
No es casual que el Cuarto Evangelio nos narre una fiesta nupcial como punto de partida de la acción pastoral del que ha venido a restaurar las relaciones de la humanidad con Dios. El texto narra: “En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda”.
Tan solo te indico que compares el relato de la “Boda de Caná” con el de la muerte del Señor, y contemples el paralelismo entre ambos. Precisamente, la Iglesia ha escogido como primera lectura el cántico de Isaías, que anuncia los desposorios de Dios con su pueblo: “Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo”. Y el salmista nos invita a expresar la alegría: “Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre”.
¿De qué boda se trata? ¿Cuáles son las nupcias que se anuncian? Sin duda que no son otras que las que se celebran con la entrega total de Cristo, cuando en la Cruz mane de su costado agua junto con la sangre y entregue su Espíritu; Espíritu que nos une a todos en un solo cuerpo: “Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común”.
Evangelio según San Juan 2,1-11.
Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. "Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento". Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
San Máximo de Turín (¿-c. 420), obispo CC Sermón 65, p. 273 -74; PL 17, 624-626
El agua cambiada en vino
Cambiando el agua que llenaba las tinajas, en vino, el Salvador ha hecho dos cosas: ha provisto a los invitados a las bodas de una bebida y ha hecho el signo de que, por el bautismo, los hombres quedarían llenos del Espíritu Santo. El mismo Señor lo ha declarado en otra parte, diciendo: "¡A odres nuevos, vino nuevo!" (Mt 9,17). En efecto, los odres nuevos significan la pureza del bautismo, el vino, la gracia del Espíritu Santo .
Catecúmenos, prestad una particular atención. Vuestro espíritu que todavía no conoce a la Trinidad se parece al aguan fría. Es necesario calentarla con el calor del sacramento del bautismo, como se hace con un vino, para transformar un líquido pobre y sin valor en gracia preciosa y rica. Como el vino, adquirimos buen sabor y aroma de dulzura; entonces podremos decir con el apóstol Pablo: "Para Dios somos el buen olor de Cristo" (2Co 2,15). El catecúmeno, antes de su bautismo, se parece al agua que duerme, fría y sin color..., inútil, incapaz de dar energía. conservada durante largo tiempo, el agua se altera, corrompe, se vuelve fétida... El Señor ha dicho: "el que no nazca de nuevo del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos" (Jn 3,5).
El fiel bautizado se parece a un vino vigoroso y rojo. Todas las cosas de la creación con el tiempo se estropean, tan sólo el vino mejora envejeciendo. Pierde cada día de su aspereza, y adquiere una textura llena de suavidad, de un rico sabor. Igualmente el cristiano, a medida que pasa el tiempo pierde la aspereza de su vida pecadora, adquiere la sabiduría y la benevolencia de la Trinidad divina.
C - Domingo 2o. del Tiempo Ordinario Is 62, 1-5; 1Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-12
Nexo entre las lecturas
La imagen de las bodas ocupa un puesto central en la liturgia de hoy. En el Evangelio se habla de las bodas de Caná, pero sobre todo se insinúa a Jesús como esposo. Jerusalén ya no será llamada "Abandonada" ni "Devastada", sino que será llamada "Desposada" y su tierra tendrá un esposo (primera lectura).
La comunidad cristiana, esposa de Cristo, goza de la diversidad de carismas que el único y mismo Espíritu derrama sobre ella para ponerlos al servicio de todos, y que constituyen las arras de Cristo-esposo (segunda lectura).
Mensaje doctrinal
1. La prefiguración esponsal del Mesías. En el Antiguo Testamento se menciona con frecuencia la figura del esposo para hablar de las relaciones de Yahvéh con su pueblo Israel. Dios, en cuanto esposo, se muestra por un lado celoso de su pueblo; celo que se manifiesta como castigo cuando la esposa no corresponde; un castigo purificador y que invita a volver al amor primero. Por otro lado, Dios se revela como un esposo fiel, que mantiene su palabra de alianza, de indisolubilidad y de lealtad a pesar de todo. Finalmente, es un esposo que rebosa de gozo al estar con su pueblo y acompañarlo en sus vicisitudes. Porque Yahvéh es celoso, Jerusalén fue abandonada por Él y devastada por sus enemigos; porque es fiel, volverá a ser llamada desposada. Porque es un esposo gozoso, infunde y derrama ese mismo gozo en todo Israel, como un don precioso y magnífico para la esposa. La figura esponsal de Yahvéh, con las tres características indicadas, prepara la revelación de Jesús como esposo de la Iglesia en el Nuevo Testamento.
2. Ha llegado la era mesiánica. En el Nuevo Testamento el Mesías aparece bajo la figura del esposo. En el texto de las bodas de Caná Jesús es insinuado como esposo en las palabras del maestresala al recién casado: "Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino nuevo hasta ahora". En realidad, el "tú" se refiere no tanto al esposo, cuanto a Jesús. Este texto es importante, dado el carácter programático que posee en la estructura del cuarto evangelio. ¿Hay algo característico en esta figura de Jesús esposo? 1) Ciertamente, el poder de cambiar el agua en vino que alude al incipiente gozo y plenitud de gracia del Reino de Dios. El agua del Antiguo Testamento, del Mesías esperado, se convierte en vino del Nuevo Testamento, del Mesías llegado. 2) La abundancia mesiánica. Jesús no convierte en vino unos pocos litros de agua, sino una gran cantidad (240 litros). La sobreabundancia y generosidad de Jesús al inicio de su vida pública caracterizará el resto de su existencia terrena y la vida misma del cristianismo, del que constituirá un elemento estructurante. 3) El Mesías esposo manifiesta su gloria a sus discípulos, que creyeron en Él. La gloria del esposo es precisamente entregarse en plenitud a la esposa y de esta manera iniciar una nueva era de relaciones de Dios con la humanidad: la era cristiana.
3. Las arras del Mesías-Esposo. Las arras son el símbolo de la alianza entre los esposos. Las arras que Jesús-esposo ofrece a la Iglesia-esposa son los carismas, que otorga mediante su Espíritu. Todos y cada uno de los carismas se los entrega Cristo a su Iglesia para que pueda realizar su vocación esponsal. El Espíritu distribuye estos carismas con gran libertad, pero a la vez endereza todos ellos a la utilidad común de toda la Iglesia. Con ellos, la Iglesia puede garantizar su fidelidad a la alianza esponsal con Cristo. A mayor abundancia de carismas en la Iglesia, mayor posibilidad de realizar con perfección su vocación esponsal y su misión de sacramento universal de salvación entre los hombres.
Sugerencias pastorales
1. La generosidad, virtud cristiana. Dar y darse, entregar y entregarse, donación, generosidad...son palabras frecuentes en el vocabulario de los cristianos. Las escuchamos no pocas veces en las homilías, en la catequesis, en la conversación cotidiana. Gracias a Dios, no son sólo palabras, sino una verdadera realidad en la Iglesia. Está la generosidad en dar parte de los bienes propios. No cabe duda que los cristianos de los países ricos entregan notables cantidades de dinero y otros bienes económicos a los cristianos y no cristianos de los países pobres, o que sufren el flagelo de la guerra o de las calamidades naturales. Es inmenso el bien que hace Caritas internacional, Adveniat, Kirche in Not, Missio, Los Caballeros de Malta, los Caballeros de Colón, y tantas otras instituciones benéficas de carácter nacional o internacional. Está la generosidad del darse a sí mismo. ¡Cuántos misioneros y misioneras, cuántas voluntarias y voluntarios, que entregan su vida, fuera de su patria, en países lejanos, en medio de grandes dificultades, con peligro incluso de acabar la vida acribillado de balas o bajo el filo del machete! Todos ellos han marchado a sus destinos dispuestos a perder la vida, si es necesario, para ganarla de nuevo en Cristo. Está la generosidad interior, la generosidad del corazón para con Dios, para con el vecino, para con el hijo enfermo de Sida o drogadicto, para con el marido en estado terminal, para con la madre anciana y que ya no puede valerse por sí misma. Tantas personas que quizá no dan dinero o dan poco, porque no tienen, ni tampoco se van de misioneras o voluntarias a otros países, pero que se dan a sí mismas, su cariño, su paciencia, su disponibilidad, su tiempo, su virtud, su ciencia...
2. La Nueva Era cumple dos mil años. En estos dos últimos decenios se ha hablado mucho de nueva era (New Age). Es un movimiento cultural y religioso reciente, que se opone como alternativa al cristianismo. Según él, el cristianismo ha cumplido su ciclo vital, escrito en el zodíaco, y está ya a las puertas el nuevo ciclo, el ciclo del acuario que instaurará una nueva era en la historia de la humanidad. Es un movimiento confuso y difuso, sin estructura y sin fuste, pero, que como la neblina, penetra todos los espacios: arte, medios de comunicación, cine, religión, instituciones, etc. Es un nuevo mesianismo con ribetes de científico y espiritual al mismo tiempo. Ante tal situación, someramente descrita, es necesario afirmar que Mesías hay uno solo, y que ese Mesías esperado por el pueblo de Israel y por las naciones ya llegó hace dos mil años con la encarnación del Verbo en Jesús de Nazaret. Que la nueva era comenzó con Jesucristo Mesías y que, después de dos mil años, sigue siendo absolutamente nueva, porque no es obra tanto de los hombres cuanto del mismo Dios.¡Atentos a la moda de la nueva era y a la nueva era de moda!
Hijo, no tienen vino...
Juan 2, 1-11. Tiempo Ordinario. Acudamos a María siempre que lo necesitemos y en todos los momentos de nuestra vida.
Oración introductoria
Espíritu Santo, ilumina mi oración de modo que pueda salir de mí mismo, de mis preocupaciones y problemas, para abrir mi corazón a lo que hoy quieres decirme. Pido la intercesión de tu Madre santísima, que solucionó las necesidades de los demás, poniéndolas en tus manos.
Petición
Señor, así como cambiaste el agua en vino en Caná de Galilea, te pido que transformes mi vida en la clave del amor.
Meditación del Papa Francisco
Las bodas son momentos especiales en la vida de muchos. Para los “más veteranos”, padres, abuelos, es una oportunidad para recoger el fruto de la siembra. Da alegría al alma ver a los hijos crecer y que puedan formar su hogar. Es la oportunidad de ver, por un instante, que todo por lo que se ha luchado valió la pena. Acompañar a los hijos, sostenerlos, estimularlos para que puedan animarse a construir sus vidas, a formar sus familias, es un gran desafío para los padres. A su vez, la alegría de los jóvenes esposos. Todo un futuro que comienza, todo tiene “sabor” a casa nueva, a esperanza. En las bodas, siempre se une el pasado que heredamos y el futuro que nos espera. Hay memoria y esperanza. Siempre se abre la oportunidad para agradecer todo lo que nos permitió llegar hasta el hoy con el mismo amor que hemos recibido.
Y Jesús comienza su vida pública precisamente en una boda. Se introduce en esa historia de siembras y cosechas, de sueños y búsquedas, de esfuerzos y compromisos, de arduos trabajos que araron la tierra para que ésta dé su fruto. Jesús comienza su vida en el interior de una familia, en el seno de un hogar. Y es precisamente en el seno de nuestros hogares donde continuamente Él se sigue introduciendo, Él sigue siendo parte. Le gusta meterse en la familia.
Es interesante observar cómo Jesús se manifiesta también en las comidas, en las cenas. Comer con diferentes personas, visitar diferentes casas fue un lugar privilegiado por Jesús para dar a conocer el proyecto de Dios. Él va a la casa de sus amigos –Marta y María–, pero no es selectivo, no le importa si son publicanos o pecadores, como Zaqueo. No sólo Él actuaba así, sino cuando envió a sus discípulos a anunciar la buena noticia del Reino de Dios, les dijo: "Quédense en la casa que los reciba, coman y beban de los que ellos tengan”. Bodas, visitas a los hogares, cenas, algo de “especial" tendrán estos momentos en la vida de las personas para que Jesús elija manifestarse ahí. (Homilía de S.S. Francisco, 22 de septiembre de 2015).
Reflexión
Recuerdo que, hace algunos años, traía entre manos varios proyectos apostólicos y, para llevarlos adelante con mayor celeridad, necesitaba el apoyo de algunas personas importantes del mundo político y empresarial. Y como no las conocía personalmente, me era necesario contar con la recomendación de otros amigos para que les pidieran su apoyo.
Todos, alguna vez en la vida, necesitamos a algún amigo "influyente" para que nos recomiende con otras personas, sea por motivos personales o profesionales. ¿No te ha sucedido, por ejemplo, que tienes que entrevistarte con el jefe de tu empresa para alguna cuestión laboral o con el presidente de una multinacional? ¿O que, en un viaje a Roma, hayas querido saludar al Papa o acudir a una audiencia general? Dicha recomendación sería muchísimo más necesaria si quisieras una entrevista personal con el Papa o asistir a una Misa en su capilla privada en el Vaticano. Lo mismo si pretendieras un favor especial del presidente de los Estados Unidos o de la reina de Inglaterra.
En la vida espiritual nos ocurre algo semejante. Pero con la grandísima diferencia de que no estamos pidiendo algo a un rey o a un papa, ¡sino al mismo Dios! Gracias al infinito amor que nos tiene y a su inmensa condescendencia, no tenemos necesidad de "intermediarios", pues podemos acudir directamente a Él a través de la oración. Sin embargo, sí necesitamos el apoyo de alguna "palanca" especial para que nos ayude a obtener de Él aquello que le suplicamos.
¡Cuántas veces me han dicho a mí esta frase: "Padre, usted que está más cerca de Dios, rece por esto o aquello", pues creemos que el Señor escucha más a quienes están más cerca de Él. Por eso mismo rezamos a los santos y pedimos su intercesión. Pero si, para las cosas de la tierra, el secretario del jefe, un amigo o una persona de confianza nos pueden ayudar a obtener un favor, ¡con cuánta mayor razón no nos va a socorrer la Madre de Dios, que es también nuestra Madre dulcísima! ¡Ella es nuestra más poderosa y eficaz "palanca"!
Esto es lo que ocurre en el Evangelio de hoy. Se celebra una boda en Caná de Galilea. Jesús y sus discípulos son invitados a la fiesta. Y María Santísima está también allí. Las celebraciones nupciales en el Oriente duraban alrededor de una semana. Eran, como es lógico, días de alegría y de júbilo. De pronto, a mitad de la fiesta, se acaba el vino. ¡Qué tragedia para aquellos jóvenes esposos! Esto sí que iba a ser un "trago amargo".
Pero María, con su exquisita delicadeza femenina y con solicitud de verdadera madre, es la primera en darse cuenta de ello y, para evitar un chasco a esos novios, se acerca a Jesús para decirle: "No tienen vino". Obviamente, ni Jesús ni María estaban implicados en el asunto. Ellos eran también huéspedes e invitados, como los demás. Sin embargo, María no estaba sólo informando algo a su Hijo, sino que era ya una discreta y fina petición de que hiciera algo para solucionar aquella embarazosa situación. El Señor responde como era lógico que lo hiciera: "¿Qué nos interesa esto a ti y a mí?". No era problema de ellos. Y añade un motivo aún más fuerte para no involucrarse en la cuestión: "Aún no ha llegado mi hora". Todavía no era el momento de hacer milagros ni de manifestar al mundo su poder. Todavía tenía que esperar un poco.
Y, sin embargo, María insiste, con gran finura y delicadeza. Ella sabía que su Hijo no se negaría a complacerla en aquel favor que le estaba pidiendo. Por eso, porque conocía el corazón de su Hijo, les ordena con total seguridad a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga". Su Hijo sacaría a aquellos novios de su apuro. Y a continuación nos narra el evangelista cómo sucedió el milagro.
Yo quisiera fijarme ahora, más que en el milagro mismo -que fue maravilloso- en la intercesión igualmente maravillosa de la Santísima Virgen. Todavía no era tiempo de que nuestro Señor hiciera milagros porque el Padre había reservado "su hora". Y María, con su petición, ¡adelanta la hora de Dios! Podemos decir que su súplica "cambió" los planes de Dios. ¡Eso sí que es prodigioso!
Hace algunos días recordábamos que san Bernardo solía llamar a María la "Omnipotencia suplicante" y "la Medianera de todas las gracias". Decía: "La voluntad de Dios es que nosotros tengamos todo a través de María". Por ella nos vienen todas las gracias porque es la más poderosa de las reinas y la más eficaz de las intercesoras. Un hijo bueno no niega nada a su madre. Y Jesús es el hijo más amoroso de la más dulce y bondadosa de las madres. Pero, sobre todo, ¡es Dios todopoderoso! Con esta intercesora, ¿qué no podremos obtener de Dios? Ella no es su secretaria ni una amiga, ¡sino su propia Madre!
Hay un hermoso motete que algunas veces cantamos en el Rosario, que dice así: "Porque eres Madre de Dios, todo lo puedes; porque eres nuestra Madre, siempre nos acoges en tu corazón, María, a Dios y el hombre..." Todos, como hijos pequeños y débiles que somos, necesitamos de una madre, necesitamos de María, sobre todo en las horas de oscuridad y de aflicción.
El santo Cura de Ars solía decir: "Un corazón de madre es un abismo de bondad: ¿Qué tendrá que ser, pues, el corazón de María? El corazón de María es tan tierno para con nosotros, que los de todas las madres reunidas no son sino un pedazo de hielo al lado del suyo". Y san
Bernardo: "¡Oh tú, que caminas por este miserable valle de lágrimas y andas zozobrando entre la tempestad del mundo! Si no quieres verte sumergido entre las olas, no apartes jamás los ojos de esta brillante y luminosa estrella. Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tribulación, mira la estrella e invoca a María".
Propósito
¡Ojalá, pues, que nuestra confianza en la poderosa intercesión de María Santísima sea total y filial, como la del niño pequeño que confía ciegamente en su madre! Acudamos a Ella siempre que lo necesitemos y en todos los momentos de nuestra vida. Ella, como en Caná, arrancará otro milagro de su Hijo cuando nosotros, como aquellos jóvenes esposos, "ya no te tengamos vino" para seguir viviendo con fe, alegría y perseverancia nuestra vida cristiana.
Diálogo con Cristo
Sólo el amor a Cristo será capaz de despertar en mí una mayor entrega, sólo el amor me dará la fuerza para ser santo, sólo el amor me hará obediente y perseverante, sólo el amor a los demás me impulsará a servirles con el ejercicio continuo de la caridad.
Dos grandes secretos
Éstos son los dos grandes secretos, que grandes hombres y santos, a ejemplo de María, tuvieron en la vida para vencer las dificultades.
En la mañana del 13 de mayo de 1981, San Juan Pablo II pasaba por la plaza de San Pedro y recibió tres balazos. Una bala entró directamente en su abdomen, las esperanzas se volvieron angustias al ver la sotana blanca llena de sangre.
El hombre que le disparó al Papa, Ali Agca, arrastraba una vida de asesinatos y pertenecía a grupos terroristas palestinos. No era un simple ladrón, era un tirador profesional que no pudo explicarse por qué el Papa no murió. A penas empezaba el pontificado del Papa, no podía acabar tan rápido. El Papa sobrevivió al atentado porque el tirador se equivocó de día. Sí, el 13 de mayo es día de la Virgen de Fátima, fue ella quién salvo al Papa de la muerte.
Con claridad lo dice el Papa Benedicto XVI, la vida de los santos no se entiende sólo con su biografía, sino con su actuación después de la muerte. Ahí está la protección de María, Ella sigue viva y nos sigue demostrando su amor.
Simplemente basta con ver nuestro país: millones de peregrinos visitan la basílica de Guadalupe, no van por tradiciones o por compromisos, van porque ella es verdaderamente la Madre de Dios. En Francia, millones visitan el santuario de Lourdes. En Portugal, en Italia, en todas partes María se hace presente y quiere guiarnos por el camino de Dios.
Y si nos preguntáramos ¿cuál es el secreto de María?, ¿qué es lo que la ha hecho digna de tanta grandeza?, nos encontraríamos ésta respuesta: María es grande porque quiere enaltecer a Dios en lugar de a ella misma. Ella es humilde, no quiere ser sino la esclava del Señor. En la vida pública de Jesús, María desaparece de los evangelios y es hasta la hora de la muerte, cuando los discípulos huyen, ella permanece al pie de la cruz, enseñándonos a ser fieles hasta el final, y misteriosamente, en este acompañar a Cristo hasta la cruz, está el secreto de su fortaleza.
La vida es difícil, son muchas las batallas y estás no se ganan solas.
María quiere ayudarnos, y con su ejemplo nos da la fortaleza necesaria para salir adelante. Invitándonos a seguir a Cristo como ella lo hizo, quizá de manera silenciosa, pero siempre fiel, hasta la cruz.
Y es en este seguir a Cristo donde nos ha dejado nuestra mejor arma, el mejor apoyo que tenemos para el arduo caminar de la vida, esa gran herramienta que ella espera y quiere que hagamos: rezar el rosario.
No solo para nuestro beneficio, sino como un regalo para ella, refugio de los pecadores y auxilio de los Cristianos, siempre dispuesta a interceder por nosotros para nuestra salvación.
Éstos son los dos grandes secretos, que grandes hombres y santos, a ejemplo de María, tuvieron en la vida para vencer las dificultades, y que todos nosotros también podemos imitar para vencer en la gran batalla de la vida: "Seguir a Cristo hasta la cruz, y rezar el santo rosario para nuestra salvación".
Antonio, Santo, 17 de enero
Abad
Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética. Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, sostuvo a los confesores de la fe durante la persecución del emperador Diocleciano y apoyó a san Atanasio contra los arrianos, y reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes (356).
Etimológicamente: Antonio = florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.
Fecha de canonización: Fue canonizado en el año 491.
Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.
De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.
Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.
Reliquias y orden monástica
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.
Fieles en el ángelus de la Jornada de los refugiados
Pide oraciones por las "víctimas de los atentados de Indonesia y Burkina Fasso"
El Papa a los emigrantes y refugiados: "¡No os dejéis robar la esperanza y la alegría de vivir!"
"Jesús no es un juez pronto a condenar ni un comandante que nos impone seguirle ciegamente"
José Manuel Vidal, 17 de enero de 2016 a las 11:56
Jesús nos busca y nos invita a hacerle sitio en lo más íntimo de nuestro corazón
(José M. Vidal).-Ángelus del Papa en la Jornada mundial del emigrante y del refugiado. Francisco les saluda a los presentes en la Plaza de San Pedro y les pide que, a pesar de las dificultades de su camino vital "no se dejen robar la esperanza ni la alegría de vivir". También solicita oraciones por las víctimas de los atentados terroristas de indonesia y Burkina Fasso, al tiempo que recuerda que Dios "no es un juez pronto a condenar ni un comandante que nos impone seguirle ciegamente".
Algunas frases de la catequesis del Papa
"El evangelista subraya que 'éste fue el inicio de los signos realizados por Jesús', el de la boda de Caná"
"Los milagros son signos extraordinarios que acompañan la proclamación de la Buena noticia"
"En el milagro de Caná, hay un acto de benevolencia, un signo de la bendición de Dios sobre el matrimonio"
"El amor entre hombre y mujer es un buen camino para vivir el Evangelio"
"El milagro de Caná se refiere también a todas las personas"
"La fe es un don que recibimos con el bautismo y que nos permite encontrar a Dios"
"la fe atraviesa tiempos de luz y de oscuridad, como en toda bella experiencia de amor"
"Jesús no se presenta como un juez pronto a condenar ni como un comandante que nos impone seguirle ciegamente"
"Se manifiesta como Salvador de la Humanidad, como hermano, como nuestor hermano mayor, Hijo del Padre"
"¿Conozco al señor así? ¿Lo siento cercano a mí, a mi vida? ¿Le respondo en esa misma longitud de onda?"
"Jesús nos busca y nos invita a hacerle sitio en lo más íntimo de nuestro corazón"
"Las grandes ánforas son signo del paso de la antigua a la nueva alianza"
"Que los sacramentos nos permiten saborear la misericordia infinita de Cristo"
"Enamorarnos cada vez más de Cristo"
Palabras del Papa en los saludos del ángelus
"Hoy celebramos la jornada mundial del emigrante y del refugiado"
"Contento de saludar con gran afecto a las comunidades étnicas aquí presentes"
"Cada uno de vosotros lleva una historia, una cultura, valores preciosos y, a veces, experiencias de miseria, de opresión y de miedo"
"Vuestra presencia aquí es signo de esperanza en Dios. No os dejéis robar la esperanza y la alegría de vivir"
"Dar las gracias a los detenidos de la cárcel de Opera, por el don de las hostias confeccionadas por ellos. Los saludamos con un aplauso"
"Oración por las víctimas de los atentados en Indonesia y Burkina Fasso. Que el Señor los acoja y sostenga a la comunidad internacional en su empeño por construir la paz"